«Extra 02»

—Oh, mierda. — se quejó Kudou, haciendo una mueca inconforme en sus labios.

Él y su pareja estaban tranquilos en el sofá descansando. Mientras uno se entretenía enterrando su nariz en el cuello del otro, el más pequeño leía un libro, como suele ser del género de misterio. Esta vez se trataba El Doctor de los sueños.

—¿Y ése vocabulario? ¿Qué sucede?— preguntó depositando un beso en el hombro desnudo de su Omega. Rodeándolo hasta el punto de poder acariciar su abultado vientre, queriendo volver a escuchar las pataditas de sus cachorros.

—Mis pechos duelen, y mucho.— habló con cierta vergüenza. Incluso se podían notar lo inchados que están a través de la tela de la camisa sin mangas que está usando.

Kuroba sin previo aviso, alzó el camisa y acarició los pechos de su pareja, causando desconcierto y más vergüenza en el Omega.

—Es porque están creciendo. — objeto, recostando su mentón en uno de los hombros de Kudou, observando con atención su pecho desnudo.

—Lo se pero, uhm. . . — gimió, al sentir como su Alpha acaricia sus pezones, a la vez que los apretaba haciendo que escurriera un hilo de su leche, la cuál usará para alimentar a sus hijos. No evito sonrojarse mucho por eso.

—Sólo déjame seguir.

—Alpha. — balbuceó. Que Kaito esté tocando esa zona sensible y dolorosa a la vez, aparte de que estando embarazado tiene el libido tan fuerte como cuando está en celo, es algo que no le ayuda mucho.

—¿Ves? Ya están produciendo la leche para alimentar a los cachorros. Están redonditos por la inchación.— comentó para cambiar de posición y estar a la altura del pecho de su Omega, deposito unos suaves besos en esa zona que hicieron estremecer al Omega.

—Oh, osea que d-debía exprimirlos para que saliera un poco. Además se me mojara cualquier prenda que use.— añadió mirando a su Alpha con interés, esté no dejaba de exprimir de poco a poco sus pezones.

—No necesitan salir Shinichi, necesita que lo saquen. Déjame ayudarte.— sonrió con perspicacia, succionando uno de estos con cierta gula y lujuria.

—E-Eres un Alpha pervertido.— se quejó acariciando los cabellos de Kuroba, retorciéndose ante las lamidas y mordiscos de su Alpha en dicha zona sensible.

—Pero así te gusto, ¿No?

—Asi te amo, Kaito.— le sonrió para acercarlo a sus labios y así fundirse en un largo y apasionado beso. Ninguno de los dos quería separarse, ninguno de los dos podía vivir ahora sin la compañía y el amor del otro.

Al día siguiente, 21 de noviembre; el Omega se encontraba en un grata visita con su amiga Sonoko, quién ya tenía un poco más de experiencia en eso del embarazo, cuidar a un bebé y más porque ya fue primeriza.

Entre el grupo de parejas, Ran con Aoko, Makoto con Sonoko, Kaito y él, la Omega de cabellos claros y ojos verdes fue la primera en dar a luz un fuerte y saludable bebé hace ya varios meses.

Incluso muchísimo antes de su cumpleaños, la mujer ya se le notaba su pansa, además de que su esposo siempre estaba muy feliz por la noticia. Aunque no fue algo que hayan mencionado mucho en su momento.

—¿Cuántos meses tiene el pequeño Hikaru?— preguntó Kudou mirando al bebé de su amiga, con admiración. El ya quería tener a sus bebés en sus brazos. Su instinto Omega se regocija por tenerlos cerca de él.

El bebé de su amiga Sonoko tenía pocos cabellos, pero eran de un color castaño claro, casi rubio como los de su madre. Y sus ojitos también son verdes. Si que heredó varios rasgos de ella.

—Dentro de unos tres cumplirá apenas su primer año. Es muy lindo. Oh, pero escuché que tú y tu Alpha van a tener gemelos, ¿Es cierto?— sonrió divertida, acariciando los claros cabellos de su bebé.

—Efectivamente. Aún no sabemos su sexo, sólo que son dos cachorros.— sonrió con ternura, su aroma delata con facilidad su mar de emociones. Felicidad, nervios, inquietud y entusiasmo.

Todavía le parecía increíble que haya encontrado a alguien quien amar y que ahora, estén por formar una cálida familia.

—¿Ya pensaron en los nombres?— preguntó con tranquilidad y felicidad Sonoko, al notar lo radiante que se ve Shinichi. Su felicidad lo hace ver más bonito, el anhelo de saber que pronto dará a luz a dos bebés le llena de emoción.

—Si, tanto si son gemelos o gemelas.

—Que bien, a mi igual me gustaría tener un embarazo múltiple, pero a la vez me da miedo.— comentó, poniendo un poco tenso al detective. La oji verde decidió cambiar de tema para alejar el incómodo ambiente que se iba a formar. Queriendo omitir que hay más peligro en un embarazo múltiple.— En fin, ¿Cuántos meses es que llevas? Parece que vas a reventar.— añadió divertida señalando su ya abultado vientre.

—Ayer cumplí seis meses. De echo, veré a Kaito en el hospital dentro de una hora para mí revisión, y saber si me pueden adelantar el parto. — respondió encogido de hombros pero dándole la razón a su amiga. Se tocó su muy abultado vientre de ya seis meses, parecía como un gran globo que en cualquier momento parecía que iba a reventar.

Desde hace varios días se le dificultaba caminar, debido a los dolores de la espalda y que su pansa se volvió más pesada. Ni hablar de cuánto tenía mareos, vómitos y un cansancio excesivo. Fue horrible. Oh, y los antojos que de repente le daban.

—¡Shinichi!, Ya está a nada de que los bebés nazcan. ¿No sientes contracciones? No sé que haría si la fuente se te rompe justo ahora. — confesó nerviosa, recordando cuando a ella se le rompió la fuente hace varios meses.

Sonoko tuvo su bebé antes de los seis meses, pero nació saludable. Aún así, recordó el rostro de su esposo Makoto cuando le dijo "el bebé va a nacer" llena de dolor. Algo entre divertido y alarmante ese momento.

—Todavía no la siento, por eso iremos con el doctor. — recordó, palpando su pansa. Prosiguió.—Oye, ¿Ran y y Aoko aún no están. . .?

—Esas señoritas se quieren esperar más tiempo para el primer bebé. Uno o quizás dos años más. Y la verdad una sabio decisión, cuidar al bebé es muy agotador. — admitió la Omega. Si bien tener a su hijo en sus brazos le alegra la vida, le hace sentir tan feliz saber que ella y su Makoto crearon vida. Pero hasta lo más hermoso tiene sus desventajas. Ha perdido el sueño en varias ocasiones.

—Jajaja, parecemos viejas contando el chisme.

—Oye. — se quejó, fingiendo estar altamente ofendida y enojada con él.

—Sin ofender.

—Solo te recuerdo que tú formas parte de esté club.— agregó riéndose, entonces al notar que su bebé se quedó dormido en sus brazos decidió dejarlo descansar más cómodamente en su mini recámara. Asegurándose de que estuviese bien, regresó con Kudou.

—Y dime, ¿Makoto y tú quieren otro bebé?

—Por supuesto que sí, pero ahora no. Quizás cuando Hikaru tenga tres años, tal vez será tiempo de tener otro bebé.— respondió la chica, a veces (varias) no entendía el afán de los Alphas por dejar mucha descendencia. ¿Acaso querían ser como los Chinos con la sobrepoblación? Aunque tomando en cuenta que gozan de buena económica para cuidar niños, es comprensible. Y más por que ellos fueron hijos únicos.— Si es así, quiero una niña en esta ocasión. ¿Y tú quieres más bebés?

—Con estos dos pequeños me bastan.— se apuro a decir. Estaba muy seguro que con estos retoños que vienen en camino está perfectamente bien. Su familia incluso ya la sentirá llena. Suspiró nostálgico, recordando cuando le contó la noticia hace meses a sus padres. La emoción y ganas que ellos tenían de viajar desde donde estaba hasta Japón sólo para visitarlo y ver su abultado vientre. — Tendré mucho tiempo para entretenerme. Cuando nazcan, no quiero más bebés por un largo, pero muy largo tiempo.— rió junto a Sonoko, ambos estaban de acuerdo que con los primogénitos que tienen es perfecto para una familia.

—Ya que estás en tu sexto mes, y si hoy no nacen, yo que tú aprovecharía para investigar el sexo de los bebés. Estás a buen tiempo.

—Tienes razón.— asintió con ilusión. Por una parte quería que fuese sorpresa, aunque también quería saberlo si es posible antes de que nacieran.

Hace alrededor de un mes, sus padres y su otra «madre» Chikage le dieron obsequios. Cuna, una recámara para los cachorros, doble carriola, biberones, chupones y juguetes. Mientras que él y su Alpha se encargaron del ropa, la decoración de la habitación de los niños y unos peluches extras.

Incluso pusieron a los chibis peluches de Kaito KID y de el detective Shinichi que regalaron al otro en su tiempo.

—¿Si son niñas como le pondrán?

—Mitsuki y Aoi. — respondió después de pensarlo un poco. Dando un sorbo al té que su amiga le sirvió hace unos segundos. Había estado tan sumido en sus pensamientos que no lo notó. Fue tan rápida y silenciosa.

—¿Niños?

—Bueno, pensaba llamar a uno Hikaru pero tú te me adelantaste.— agregó, fue casi una sorpresa cuando Sonoko les reveló el nombre de su hijo.— No sería extraño, más bien confuso que le ponga a uno de mis retoños si es que alguno es varón el mismo nombre que el de tu hijo.

—El significado es hermoso.— sonrió victoriosa por haberse adelantado. Aunque en cierta parte le echa la culpa a Makoto. Quién de los dos parecía ser quien más le gustaba la idea de ser «padre joven» y aparte también le gustó el nombre. — Entonces, ¿Cuál otro nombre escogerías?

—Quiero que uno tenga el nombre del padre de Kaito. — respondió poniéndose algo melancólico. Kaito le había contado ya sobre cómo fue la muerte de su padre, lo que lo conectaba a porque hacía robos para encontrar a Pandora. La cuál Kuroba al final no decidió destruirla. Sólo la guardó. Nunca le preguntó que le hizo cambiar de opinión.

Y por su "seguridad", no le dijo exactamente dónde la escondió. Aunque Kudou sospechaba de varios lugares, decidió mejor no seguir con ese tema. No quería crear una discusión por eso.

Ese atardecer, aunque Kuroba se veía neutral y sereno, su olor y lazo con él lo delataban. Sabía lo afligido que estaba, tanto que no resistió en abrazarlo y decirle palabras más relajantes.

Si, seguía sintiendo tristeza y furia por lo que pasó. Su padre no merecía ser asesinado. Desde de que él murió su infancia le fue más difícil.

“Pero ahora yo seré tu familia Kaito. Jamás estarás solo.” le había dicho, dejando que el mago lo abrazara con fuerza y enterrara su nariz en su cuello para oler profundo, su aroma siempre lo calmaba y más cuando estaba en cinta, sólo olor se volvía más dulce. En ese entonces apenas tenía un mes de gestación, poco antes del cumpleaños del mago.

—¿Ósea de su abuelo? ¿Cómo era su nombre?— arqueó la ceja curiosa. Notando lo nostálgico que se puso de repente Shinichi.

—Toichi. — respondió con una leve sonrisa suave.

—Wow, es muy conmovedor. ¿Tu esposo está de acuerdo?

—Es una sorpresa. Le dejé fantasear con nombres por si son niñas, y yo me quedé con los niños. — respondió, había sido un trato justo. Se relamio sus labios y prosiguió con su idea.—Además, si nacen varones estoy seguro de que si a uno le pongo Touchi, le gustará. No me lo negará.— río para sus adentros.— O eso espero.

—Eres tan tierno Shinichi. ¿Y cuándo harán la boda?— preguntó emocionada. Su boda con Makoto había sido hace tres meses. Le gustaba hablar mucho con el Omega con el que en secundaria y preparatoria casi no simpatizaba tanto al parecerle alguien engreído y un gran obsesivo en los asesinatos. Por algo se juntaba muchísimo más con Ran.

—Queremos esperarnos hasta que los gemelos nazcan. Uno o dos meses después.— respondió tranquilo, recostando se un poco en el sofá, ya se había cansado de estar sentado de esa forma.

—Oye, ¿has sabido algo de Hattori? ¿Ya dejó de molestarte?— preguntó, a lo que Kudou asintió con una sonrisa suave. Sin preocupaciones. —¿ Enserio?

—Si, desde mi último cumpleaños. Me dejó una carta.

—¿Y qué decía?— no evito sentirse muy curiosa.

Shinichi lo pensó un momento, intentando recordarla.

—Decía algo como: Te deseo toda la felicidad del mundo, Shinichi. Me será difícil olvidarte. Si Kuroba no te hace feliz, siempre estaré para ti. — relato.— Decía algo más pero la verdad ya no recuerdo.

Sonoko carraspeo un poco. Kudou al notar que se notaba nerviosa decidió cambiar de tema. Hablar de Hattori ya no era tan complicado como antes, pero al parecer seguía siendo un tema del cual no agrada mucho. Lo último que supo de él es que regresó a Osaka. O que quizás se fue a Inglaterra.

—¿Y porque hasta hace pocos meses nos enteramos del bebé? Si había nacido mucho antes.

—Oh eso, realmente se nos olvidó.— respondió nerviosa.

—¿Cómo se te puede olvidar algo tan importante como decirles a tus amigos que tenías un bebé?— preguntó sin poder creerlo. La mujer sólo río tontamente. Sin saber que decir. Solo suspiró, no se sorprende en cierta forma.

—¿Pensaste en quien será los padrinos de tus hijos?

—Ran me rogó.— sonrió levemente.

—Bueno, técnicamente la cosa está así: Ustedes son los padrinos de mi hijo, yo seré de los de Ran, y ella será de los tuyos. Es un círculo, ¡Ja!— comentó entre risas.

Shinichi le siguió enseguida.

X

Más tarde al reunirse con su prometido y hacer la revisión, todo marchó perfectamente bien y el doctor dijo que quizás sólo sea cuestión de días — no más de ocho días—, para que los bebés nazcan, ya que están en posición para nacer. Incluso les dijo que podían hacerlo de una vez ya que es cesárea, Kudou acepto pero primero quería almorzar antes que nada.

También aprovecharon para preguntar el sexo de sus niños, llevándose una linda sorpresa.

Porque realmente no sé esperaban ello. De echo, lo estuviesen hablando durante toda la merienda y de regresó al hospital.

—Son mellizos Shin-chan, tendremos un niño o un niña.— contó emocionado el Alpha, su mano rodeando la ancha cintura de su Omega. Ambos padres desprendían por medio de su olor su radiante felicidad y nerviosismo. Haciendo girar a más de una persona su atención a ellos, al verse tan relajados y emociones a la vez. —Me parece un regalo equitativo.  ¿Entonces como quedarán sus nombres?

—Tu escoge el de la niña, y yo el del niño, ¿es justo no?— sonrió, con el cosquilleo en su pecho.

—Entonces, yo quiero que mi pequeña se llama Mitsuki. — se detuvo esperando la respuesta de su pareja, quién asintió contento. Entonces preguntó:—¿Cuál será el del niño?

—Oh bueno, justo de eso quería hablar. Pensé que sería genial que se llamase. . . — comenzó a decir, hasta sentir unas fueres contracciones y cómo algo se rompía.— Oh no. . . Mierda.

—¿Qué ocurre?— lo tomó con fuerza la notar que Shinichi casi se cae al suelo sobre sus pies.

—S-Se me rompió la fuente cariño.— murmuró cerca del oído del Alpha, quién casi le da un infarto al escuchar eso. Notando como su Omega empezó a sudar.

Por lo menos estaban muy cerca del hospital, por lo que no les fue difícil caminar un poco más y pedir socorro de alguna enfermera para que trajeran alguna silla de ruedas para llevarlo más rápido a la habitación de parto.

—Le avisaré a todos que estás por dar a luz. — dijo acompañándolo. Por suerte al ser su Alpha lo dejaban pasar.

Mientras le indicaban que se acomodara en la camilla y le ponían un camisón, las enfermeras iban por el doctor. Kaito se quedó junto a su detective en todo momento con su celular en mano, mandado varios mensajes y llamadas.

—N-No te alejes Alpha. — le pidió el Omega con sus ojos cristalinos en medio de un gemido, a Kaito se le rompe el corazón verlo tan necesitado y dolido. Es obvio que Shinichi lo necesitaba cerca, más cerca que nunca en una labor tan difícil.

Kaito entendió que alejarse aunque sea un centímetro sería un crimen. Su Omega necesitaba de él, su compañía y calor. Su Alpha le gruñía por estar cerca de su Omega, de sus cachorros que pronto nacerán.

—Claro que no, mi Omega. Estaré contigo, en todo momento.— le beso su nudillo de su mano, luego su frente y por último sus labios. No podía responder los mensajes o contestar ahora las llamadas que le llegaban. Si lo hacía tenía que alejarse, y eso es lo que menos quería o podía.

Cuando el doctor llegó, tocó el vientre del Omega y después habló con sus colegas. Regresó a ellos.

—¿Seguro que quiere que sea cesárea?

—¿N-No es lo mejor?— cuestionó sin comprender aquella pregunta.

—Usted había dicho que al ser múltiple era necesario.— dijo está vez Kaito.

—No siempre es malo que sea natural en un embarazo múltiple.— comenzó a decir el ginecólogo, mientras se ponía unos guantes y un cubre bocas junto a sus asistentes, no eran tantas. — En la revisión que le hice hace no más de dos horas antes de que se pusiera así, me di cuenta de las posiciones de los bebés. El primero está bien colocado, en posición cefálica y el segundo en posición de nalgas.— hizo una breve pausa. Mientras se ponía a una distancia necesaria de entre las piernas del Omega, que ya vestía su bata. Kaito sabía que ésto era necesario, pero no evitaba gruñir bajo ante la cercanía.

A veces de decía que debió estudiar para doctor.

Aún así tanto él como su Omega siguieron escuchando.

—Si los bebés hubiesen sido grandes prematuros, osea nacidos mucho antes del sexto mes hubiese requerido cesárea. Ya que el parto natural hubiese sido muy estresante para ellos. También si el segundo bebé hubiese sido más grande que él primero o si hubiesen compartido la bolsa amniótica.— explicó.

—¿Bolsa amniótica?

—Es la bolsa interior. O si hubiesen tenido defectos congénitos hubiese sido mejor y forzoso una cesárea. Pero sus bebés están perfectamente bien, por lo que opinó que sería mejor un embarazo natural.— se relamio los labios examinando la parte íntima del Omega. — Además ya está lubricando aquí, y saben que significa cuando un Omega lubrica en esté estado.— agregó, notando la vergüenza en la pareja. Más en Kaito.

—Pero él es un Omega hombre, ¿No será más complicado y doloroso? En especial por qué estamos hablando de dos bebés. ¿No sufrirá algún riesgo?— cuestionó llenó de preocupación y angustia.

—Su entrada se está lubricando. La anatomía del Omega le permite esto, recuerde el útero conectado a su canal. Y, —

—¡Ya entendí! ¡Sólo apurese por Dios!— gritó Kudou harto de tanta palabrería interrumpiendo al doctor Rumpelstinski. Quería que sus hijos nacieran, YA.

Tanto él como Kaito se miraron, y decidieron que sería mejor que el Omega decidiera.

El Alpha no evito preguntarse al acordarse, que nombre iba a sugirir Shinichi para el niño.

X

Realmente no sabe cuántas horas paso durmiendo. Sus ojos aún los sentía cansados. Le habían aplicado o inyectado algo para calmar el dolor, sin embargo aún podía sentirse que con algún movimiento brusco se le saldrían las tripas por ahí.

Estaba exhausto, sediento, pero sus ojos buscan a su Alpha. Pero no está en la habitación, y eso le inquieta. Más ve cerca una enfermera.

—¿D-Donde están mis bebés?— le preguntó con miedo, uno irracional. No debía desconfiar pero, su instinto Omega le obligaba a ello.

—Su Alpha los trae. Están bien. ¿Quiere que lo llame?— preguntó amable, comprendiendo el estado del hombre. Ya está acostumbrada a la desconfianza en los Omegas en su condición, que sólo quieren buscar a sus cachorros y desconfían de ellos.

—Si, por favor.— soltó, suspirando lleno de alivio.

En pocos minutos, su Alpha acompañado de su madre traían a sus bebés. No evito quedarse maravillado, son hermosos. Envueltos en sus mantitas y pequeños, tan frágiles que teme romperlos con solo abrazarlos.

Su mamá le dio el que cargaba, la niña. O como desde ahora se llamaría, Mitsuki.

—Los dejaré solos.— dijo Yukiko saliendo junto a la enfermera que solo dio una pequeña y rápida recomendación al Omega, el cual seguía agotado.

Kaito se acomodó lo mejor que pudo a un costado de su Omega, quién cargaba a su pequeña niña que estaba dormida.

—Quizás no te acuerdes, pero lloraron mucho. No pararon hasta sentir con sus pequeñas manitas tu rostro. Tuvimos que acercalos hasta que se quedarán dormidos.— comentó Kuroba. Notó como Shinichi quería llorar de felicidad.

Realmente estaba feliz, su aroma en la sala es tan cálido y protector, además de un dulzón agradable. Tan suave y lindo.

—Quiero cargarlo a él también.— pidió refiriéndose al niño.

—¿Podrás con los dos?

—Soy su madre, claro que sí.— dijo amenazante y haciendo un mohín en sus labios.

Kaito rió y se lo acomodó en su brazo libre. Ver a su Omega con sus dos retoños en cada extremo le estremecía el corazón, por tan bonita y familiar escena. Jurandose que los iba a proteger.

Shinichi observo a sus dos bebés, sus arrugitas y sus pequeñas narices. Estos tenían unos gorritos encimas de sus cabecitas que se le hacía tierno.

—Casi lo olvido. Entonces, ¿Cómo le pondremos a nuestro otro bebé?

Hubo un pequeño silencio, no incómodo, sólo tranquilizante.

—Toichi, quiero que mi hijo se llame así.— le dijo con una gran sonrisa, más no niega sentirse nervioso al esperar la respuesta de su pareja. O su reacción.—¿Te molesta?

Kaito sólo contesto con un beso en sus labios, negando.

—Te amo.— le murmuró a su mundo, acariciando con mucho cuidado las mejillas de sus bebés, quienes bostezan dejando ver su boquita careciente de dientes.— Los amo.— se corrigió.

No pudieron pedir más amor y felicidad  ahora. Un agradable y fuerte sentimiento que les llena en su pecho. Sincero y reconfortante.

X

Un tiempo después

Los pequeños mellizos con apenas dos meses de edad, estaban vestidos con un mameluco que tenía cierta similitud con unos pequeños trajes para la ocasión. A pesar de ser muy pequeños y no estar bien orientados con lo que sucede a su alrededor, en todo momento estaban mirando a sus padres quienes estaban en un altar.

Los mellizos estaban en brazos de sus abuelas, Chikage y Yukiko. Con ellas apenas se mantenían un poco tranquilos, pero prefieren estar en brazos del Omega que les dio la vida.

Esté es uno de los días más felices para la joven pareja. El día de su casamiento. Y digo uno de los días más felices, ya que los que ocupan los primeros dos puestos es cuando hicieron el amor enlzandose y cuando sus cachorros nacieron, para alegrar más su vida de prometidos.

¿Qué quizás fue muy rápido? Les da igual, ellos así lo quisieron y no se arrepienten de haber traído al mundo a sus retoños. Dos preciosos y únicos retoños. No podían pedir más.

Kuroba vestía un elegante traje blanco, al igual que sus zapatos debajo del chaleco una camisa de tono crema. Mientras que Kudou vestía uno casi igual, a excepción de que traía un velo y en la parte trasera de su traje estaba cosida una tela con bordes que hacía similitud a un pequeño vestido corto. Cargaba también su ramo de flores.

Ambos al estar frente del otro, se miraron con tanto amor y cariño. Por un breve momento miraron al público, sus amigos, sus familias, sus pequeños bebés, y no evitaron ser más felices mientras le ponían el anillo al otro, y decían el sí, acepto. Para después unir sus labios en muestra de su amor y fidelidad.

Habían estado preparando su luna de miel, la cuál debían llevar a sus hijos sí o sí. No pueden separarse de ellos cuando son aún tan pequeños, necesitan del aroma y protección de sus padres.

Al acercarse a sus hijos, los abrazaron llenos de felicidad.

—Entonces, ¿Será Francia?— preguntó el Alpha, Kudou asintió contento. Imaginándose a él, su ahora esposo y a sus bebés tomándose fotos con el escenario se atrás de la bella y gran torre Eiffel.

X


En una ocasión mucho después de la luna de miel, la joven y nueva familia iban de compras todos al súper mercado de una gran plaza. Aprovechando que tenían libre el día y así poder ir juntos.

En aquel entonces, los pequeños Mitsuki y Toichi estaban a menos de una semana de cumplir un año.  El primogénito, o en este caso primogénita es Mitsuki, quién le ganó a su hermano por cinco minutos. A ambos les había crecido un poco su cabello, lo tenían castaños. Y poseían los ojos de su padre Alpha, violetas. Hermosos e hipnotizantes. Shinichi se sentía encantado con esto, tan preciosos y adorables.

Cómo el cumpleaños del los pequeños se acercaba, decidieron hacer una gran despensa. Después le habían prometido a Sonoko y Makoto ir a visitarlos para que los pequeños se conozcan.

Suzuki Hikaru — así es, la pareja tomó el apellido de la Omega—, al ser varios meses mayor que sus hijos, cumpliría dentro de tres los dos años.

—Uhm, la fila es algo larga. Todas en realidad. — se quejó Kuroba. Ya habían terminado sus compras, y el carrito estaba lleno.

Kaito usaba un rebozo canjuro para bebés, el cuál le permitía tener a su bebé enfrente, en su pecho. Kudou tenía uno igual, a excepción que esté lo prefería atrás. De todas formas, el uno al otro podían ver a sus hijos que estuviesen bien y cómodos, seguros.

—Oh no.

—¿Qué sucede?— arqueó la ceja Shinichi.

—¿Hueles eso?— dijo olfateando y haciendo un mal gesto. Luego miró a su hijo quién alzó su cabecita mirando en confusión a su padre.— Esté bebé se cago.

—No suena lindo sí lo dices así. — soltó con cierta gracia.

En poco tiempo, el pequeño Toichi se echó a llorar. Empezando a ser algo molestoso e incómodo alrededor.

—Hay que ir a cambiarle al pañal. Dámelo e iré yo.— dijo Shinichi, así para no salir de la fila y hacer tiempo.

—No, tú siempre le cambias el pañal a nuestros hijos. Déjame hacerlo yo.— pidió Kaito, no quería dejárselo todo a su esposo. — Tu cuida del carrito y de nuestra Mitsuki. No tardaré tanto.

El Omega no terminó por convencerse, luego miró la fila. Más el bebé llorando lo desconcentraba.

—Esta bien. Si por alguna razón salgo primero, te esperaré afuera de los baños. ¿Si?

—De acuerdo querido.— se acercó para darle un tierno y corto beso, después se acercó a su pequeña. — Cuida a mami por mi, ¿Si?— le dio un suave beso en su nariz, la pequeña balbuceó algo e hizo un gesto con su manita, en señal de despedida. Kaito no evito llenarse de ternura.

—No olvides el pañal. — le recordó. Sacando de la pañalera que ya traían, un pañal y talco para bebé.

Kaito entonces tuvo que salirse de la fila, y salir de la sección de la plaza donde está el super, caminar un pasillo hasta llegar a los baños. Durante el recorrido intentó calmar a su hijo, quién cada vez más se incomodaba por tener popo en sus nalgas.

Un poco indeciso al principio al no saber si entrar al de los Alphas, terminó por hacerlo.

Y tuvo su primer gran problema, causándole que frunciera el ceño.

En los baños de los Alpha, no hay cambiadores para bebés.

¿Ahora que mierda hacia? Considero algo ofensivo ello.

—Piensa Kaito, piensa.— se repitió. Mordiéndose levemente el labio inferior.

Entonces una idea se le cruzó por la mente.


Palabras: 4,612
Fecha de publicación: viernes 06 de diciembre del 2019.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse
Historia: "El Omega"- Extra 02.
Nota del escritor:

No pensaba publicar esto antes del domingo 08, porque hasta apenas el miércoles no tenía mucho de esté capítulo. Así que me puse editarlo dos veces, ayer en la noche y hoy en la mañana antes de irme a la escuela. Puf, que bien.

Al principio sólo iban a ser dos extras, pero como me di cuenta que me falta aún ciertas cosas, es que ahora él One-Shot especial se dividió en tres extras.

Cosas a mencionar:

•Aqui el padre de Kaito si murió.

•Yo ya tenía el nombre de los bebés antes de publicar el primer extra. Y los cambie por completo al leer los comentarios. No pensé que comentaran demasiado cuando al final del extra uno hubo una pregunta. Osea esa pregunta era retórica xd.

Ah tranquilos, si los nombres que sugeriste no son de los mellizos van aparecer como los nombres de los hijos de Ran/Aoko y Sonoko/Makoto. Por algo también estará el tercer extra.

•Originalmente estos iban a ser los nombres de los mellizos:

Hajime para la niña.
Hikaru par el niño, aunque terminé por ponérselo al hijo de Sonoko.

•Significado:

Hikaru brilla con luz propia. - hijo de Sonoko.

Mitsuki Luz de luna.

Y respecto al nombre de Toichi:


Me debati mucho en ponerle el nombre del padre de Kaito. En fin, esto es todo por ahora.

El último extra no será cuando será publicado, quizás hasta enero.

Nos vemos~

Ah, una última cosa que casi se me olvida.

Estoy escribiendo un One-Shot que se divide en tres partes, es Kaishin y es Omegaverse :v está hasta la mitad de terminado (el borrador)


:v esté no se cuándo lo publicaré, quizás hasta que terminé de publicar el último extra de está historia.

Que opinan de la nueva historia?^^

Les gustó este nuevo extra? •∆•

Pronto veremos más niños (en especial de Ran y Aoko)

Hasta la próxima

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