•24

Capítulo censurado



—¿Crees que lo estén haciendo ya?— preguntó con bastante interés la Omega de orbes azules.

Apenas había terminado la fiesta en la residencia Kudou, la Mouri le preguntó si podía quedarse en su casa para así, ambas dormir juntas. Aprovechando que el señor Nakamori no se encontraba presente y hacerle una agradable compañía a su linda Omega. Ahora mismo, se encontraban en la habitación de la Nakamori.

—Supongo que sí. ¿Por qué estás tan preocupada, amor?— cuestionó la Alpha sin comprender el ensamble para nada relajado de su novia. Ambas habían tomado asiento en la cama, vestidas con prendas ligeras. Shorts cortos y unas livianas blusas.

—Pues. . .— jugó con sus dedos tímidamente. Su olor delataba la inseguridad y lo nerviosa que se encontraba. Pero quizás, no tanto por la otra pareja.

—No creo que Shinichi le haga algo malo a Kaito. — la rodeo de sus hombros para sonreírle comprensiva.

—No me preocupa Kaito, si no el mismo Shinichi. ¿Y si mi amigo es muy rudo con él?

—¿Y si a Shinichi le gusta que sea rudo con él? Para gustos hay colores.— sugirió riendo con picardía, Aoko rió de igual manera por la opinión de su pareja. Imaginándose más o menos dicha escena.

—Hum, tienes razón.— suspiró aliviada, de repente se sentía más segura. Tanto así que comenzó a quitarse su blusa de mangas cortas para quedar en su brassier.

—Bien cariño.— hizo una breve pausa y se puso nerviosa al ver cómo Aoko se le veía su sujetador color celeste.—¿Q-Qué haces?— sorprendida, la Omega se le puso encima mientras le sonreía con dulzura.

—Tambien quiero divertirme, amor.— contestó con cierto toque de inocencia, para proseguir a besar a Ran quién la sujetaba de su cintura.

Ambos comenzaron a desvestirse. La noche sería igual de placentera para ellas, como para Kaito y Shinichi.

X


Estaba nervioso a pesar de confiar en su Alpha quién seguía observando cada parte del hermoso cuerpo de Kudou. De su Omega.


Su tersa espalda, su piel nivea y suave, al contacto tibia. Su pequeña cintura pero anchas caderas que a cualquiera le darían envidia. Sin duda, ya no estaba tan delgado como hace un par de meses. Ya que Kaito siempre se había asegurado que comiera las tres veces al día, que no se saltará sus comidas y aparte, que comiera algún tipo de postre —no necesariamente azucarado—. Por lo tanto, ahora esta relleno lo de algunas partes de su cuerpo, donde está un poco gordito. Cómo sus muslos o el vientre bajo. Ah, y un poco sus piernas.

—¿Estás bien?

—S-Si, sólo nervioso. — respondió Kudou suspirando ante las agradables caricias de su prometido.

—¿Seguro que quieres continuar? No podré aguantarme y no habrá marcha atrás, Shin-chan. — aclaró con un tono de voz bastante persuasivo. Le parecía tan lindo que Shinichi estuviese demasiado avergonzado porque lo viera desnudo, cuando hace varios días lo vio así debido a su celo.

—¡Quiero hacerlo!, Y-Yo, quiero hacer el amor contigo, Kai. — admitió intentando ocultar su rostro en el peluche cerca suyo.

—Oh mierda, eres tan tierno y hermoso.— sonrio, para empezar a restregar su hombría ya desnuda en los muslos de su Omega, sacándole más de un suspiro.— ¿Sientes ésto? Es la erección que provocas con tu hermoso cuerpo, tu rostro enrojecido y esos bonitos ojos tuyos. Y ni hablar del seductor aroma que desprendes. — le susurró al oído, oliendo más de aquel cautivador aroma. El cuál desea ser el único en poder olerlo.

—A-Ah,— gimió bajo, realmente le excitaba sentir tan de cerca el pene de Kuroba restregando se tan cerca de su entrada.— ¿Compraste preservativos?

— . . .

—¿Kaito?— el silencio del contrario le pareció intrigante.

Como respuesta, sólo recibió un azote en su trasero causando que grite/gima con fuerza. Una de las manos de Kaito se deslizó hasta su miembro y empezó a masturbarlo con lentitud, después aumento el ritmo quitándole varios suspiros y jadeos que aumentaron cuando sintió la lengua de su novio en esa zona "prohibida".


Sus manos viajaron a su cintura mientras seguía devorándose a su novio. Ambos ya pedían unirse, ser uno solo y entregarse al contrario. Sea por lujuria o amor. Sean destinados o no. Lo único de lo que están consientes, es que el amor que se tienen es mutuo y que nada ni nadie más importa en esos momentos, que al terminar jamás se arrepentirán de entregarse al otro.

Shinichi fue puesto boca abajo de nuevo, según él sería más cómodo por el momento si lo hacían de esa forma. El Omega a pesar de no estar en celo, podía sentir su entrada mojada, aparte del fuerte hormigueo que le removía, le inquietaba todo su ser. Como si quisiera tener algo adentro, ahora.

—Quiero a Kaito dentro de mí. — pensó con su vista en la cabecera de la cama, mirando de reojo detrás suyo.

—¿Estás listo, Shinichi?

—D-Deja el parloteo. . . — apretó sus labios antes de dejar salir cualquier quejido.

—Por favor, no te calles. —
A fuerza comenzó a oírse relámpagos. Dando señal que unos minutos una fuerte llovizna iniciaría. Pero los amantes les daba igual, ahora mismo solo podían seguir con su "nido de amor".

—¿Q-Qué estás haciendo?— preguntó un poco alarmado al sentir la húmeda lengua de Kaito en un costado de su cuello. Y digo poco porque está más centrado en otra cosa. Cómo en dejar tantos chupetones en el cuerpo de su Alpha como le sea posible, al igual que el contrario hacia lo mismo con él.

El Omega quería también marcarlo de alguna forma como suyo. Porque Kaito es de él y de nadie más. Se permitió ser un poco posesivo en ese aspecto.
 

—¿Puedo marcarte?— le preguntó en un tono bastante amable y considerado.

—No lo se. — respondió, sin duda la pregunta fue desprevenida. Aunque por otro lado, es algo que debió plantearse antes de iniciar con ésto. Ambos no estaban cegados por completo o a control de sus instintos que tienen al estar en celos. Por lo cuál ir al otro paso no sería consecuencia de un celo o de sus internos Omega y Alpha, sería porque ellos mismos querían. No tanto por lo calenturiento, si no por su que se aman y siguen lo suficientemente cuerdos como para decidir si quieren o no hacerlo. —N-No te corras dentro.

—¿No te gustaría que te dejará preñado de mis cachorros?— aquella pregunta hizo que algo en el interior de Kudou se removiera con fuerza. Un fuerte cosquilleo en su pecho que bajó hasta su espalda y vientre. No podía negar que de tan sólo escuchar a Kaito decir eso, le excita. — Dios, te amo Shinichi. — le dio un beso rápido en su frente, al ver el bello rostro del mencionado sonrosado y sus orbes tan dilatados, haciendo una expresión adorable en su cara.

, si quiero. Pensó Shinichi, más no lo dijo por la vergüenza. Abrazándose a su novio.

—¡Ah! Kaito, también te amo, p-pero no estoy seguro. . .— habló entre gemidos. Aún debía graduarse de la universidad, y después seguiría su vida convirtiéndose en el mejor detective del mundo. Un bebé no estaba en las cosas que quería para dentro de unos meses.

Pero, pensar en tener una familia ahora con Kuroba, es un deseo que de repente le hace tan feliz. A pesar de que literalmente sería muy pronto. ¡Aún no se han casado! Sólo están comprometido para dentro de un año. Y además Kuroba quiere ir muy enserio con él a tal punto de marcarle, lo que conlleva una gran responsabilidad, ya no solo para Shinichi, también para Kaito.

—J-Jamas te haría daño, quiero que sepas cuánto te amo todos los días de nuestras vidas.— ronroneo en su oído, para seguir aumentando sus embestidas.
Esto no es solo sexo, se recordó Kudou.

Shinichi no respondió la pregunta de Kuroba sobre si podría marcarlo, sólo sintió como Kaito relamia su cuello, justo en la parte de atrás donde sería complicado de verlo para él. Y cuando menos se lo espero, sintió los dientes del Alpha enterrarse en su carne dónde comenzó a escurrir pequeñas gotitas de su sangre.

—D-Duele. . . Kaito. — dijo abrazando con fuerza a su pareja, cerrando sus ojos con fuerza mientras le raguña la espalda al mayor debido al dolor que siente en esos momentos.

—Dejara de doler. Todo estará bien.— le acaloro mientras relamia esa zona recién marcaba que comenzaba a dolerle un poco a Shinichi. — Porque ahora solo somos tú y yo, y eso basta. Soy tuyo, y tú eres todo mío.— le tomó del rostro, de ese rostro angelical todo sonrosado y cansado. Le dio un beso en toda su carita.

—Soy tuyo Kaito. Ah, se siente aún aquí. . . Puedo seguir sintiéndote.— suspiró Shinichi pues Kaito todavía no salía de él. Hasta después sentir justo en ese momento el nudo bajar.

—Mi aroma estará en ti, es lindo. Jamás pensé que me llevarías al paraíso.— le dijo con coquetería para proseguir a salir lentamente del sensible interior de su amor.

—E-Exagerado. Estoy muy cansado.— suspiró bastante exhausto, lanzado le una almohada.

—Realmente te amo.— se acomodo a un lado de su Omega.

—Yo también. Pero. . .— hizo una breve pausa, reflexivo se relamio sus labios.— Si quedo embarazado, yo escogeré el nombre del bebé. — aclaró para poder acurrucarse en el pecho del mayor. La sensación de sentir la semilla de Kaito escurrirse entre sus piernas todavía lo inquieta y pero gusta.

Ante la declaración del Omega, el Alpha hizo un gesto dramático en su cara.

—No es justo Shinichi. —bufo fingiendo molestia. Acariciando los azabaches cabellos de su pareja. En especial aquel remolino que sobre salía de su cabeza.

—Lo es. Ahora déjame dormir.— dijo mientras intentaba cubrir su cuerpo con las sábanas, podrá estar sudado pero seguía sintiendo bastante fresco por el lugar. Al final Kaito le ayudó para cubrir a los dos.

—Descansa mi flor de loto.— le dio un beso en su mejilla y sin molestar más el sueño de Kudou, el igual cerró su párpados para poder dormir con calma.

Ahora solo ellos podrán sentir en su máximo esplendor el aroma del otro. Ahora que están unidos.

X


—¿Te inquieta?— preguntó Kaito al notar como el semi desnudo cuerpo de su pareja se veía al espejo, y trataba de ver usando el reflejo de otro portátil, la marca en su cuello.

La mañana por fin había llegado, aunque los tórtolos se despertaron casi al medio día. Apenas se dieron tiempo de darse un buen baño para limpiarse de todo el sudor y fluidos, cambiar las sábanas y darse unos bonitos buenos días. Ahora solo debía desayunar, porque si que tenían bastante hambre.

—No se, estoy unido a ti. Ahora puedes ser el único que me huela , los celos cesarán, y sabré cómo te sientes y que tan cerca estás de mí.— respondió bastante tranquilo, sintiendo a su pareja detrás rodeando su cintura y besándole el cuello, justo en su marca.

—Es maravilloso, ¿No? Sabré cuánto me quieres, y tú también.— sonrió para seguir dándole mimos a su pareja. Shinichi pensó lo infantil que puede ser su pareja, y muy meloso. Lo cuál no le molesta para nada, en especial si están solo ellos dos. También podía darse el lujo de admirar los chupetones que le dejó en el cuerpo de Kaito, y el pequeño rasguño en su ancha espalda cuando esté lo mordió.

Shinichi no se quedaba muy atrás, el igual tenía varios de estos en casi todo su cuerpo. Sabrá Sácate como hizo varias de esté Kaito sin recordarlo.

—Pero si uno de los dos nos es infiel, dolerá mucho. ¿Lo sabes, no?

—No hay que preocuparnos de eso. Te lo dije, ¿No? Jamás sería capaz de dañarte. De ninguna forma. — mencionó aquel recordatorio de hace varias horas. Cuando seguían haciendo el amor. Continuó.—Se la magnitud, riesgo y virtud lo significa marcarte. Me perteneces, yo te pertenezco a ti. Juntos saldremos de los problemas, la medicina es el amor y la fidelidad.

—Te quiero Kaito. Te quiero tanto pervertido, ¿Cómo es que no me di cuenta antes? Eres el amor de mi vida.— dijo para voltearse con un fuerte rubor en sus mejillas y darle más besos a su pareja. Quién lo abrazo con fuerza y lo alzó un poco. Ambos realmente podían afirmar, que encontraron la felicidad en el otro.

—Me harás sonrojar Shinichi. — susurró realmente asombrado por la sinceridad y amor que desprendía el nombrado. Ahora más que nunca, podía sentirlo.—
Aún sigues cansado, ¿No? ¿No fui rudo contigo ayer, verdad?— preguntó con cierta preocupación que hizo reír al más bajito.

—No, no tanto.— contestó hasta por fin sentir sus pies en el suelo.—Muero por presumir a mis compañeros de trabajo y estudio que estoy comprometido con el mejor mago. Con el mago del siglo.— agregó con cierto tono fanfarrón.

—No te quedarás atrás, mi pequeño detective.

Hacía tiempo que no le decía así.

X

Esa misma noche, en la cantina del Rebaño Ovejas:

—Duele, ¿No?— cuestionó el beta de rubios cabellos, mientras se tomaba una copa de whisky. Sin mirar a su acompañante imaginándose su expresión triste y pensativa.

—Como no tienes idea. Sigue siendo difícil olvidar cada hermoso momento que pase junto a él. Pero ahora se, que debo seguir adelante y olvidarlo. Es lo mejor para ambos. Para que ya no sufra tanto.— soltó un largo suspiró, mirando al cantinero de un lado a otro. Ya sea limpiando o atendiendo a otros clientes.

El lugar no estaba ni vacío, ni lleno.

—En especial para ti.— añadió Saguru perdido en sus pensamientos. Ya había escuchado por Akako varias cosas de la noche de ayer, del cumpleaños de Kudou Shinichi.

—Si olvido, dejará de doler sin duda. Ahora solo me centraré en terminar mis estudios y continuar mi trabajo como detective.— al terminar su copa, empezó a tantear un poco con ella. Realmente fue extraño volverse a reunir con el beta de cabellos claros. No fue planeado, sencillamente se lo encontró casualmente en ese lugar y esa hora. Aunque Hakuna aseguraba a ver estado ahí desde hace más rato con una amiga, la cuál se retiró hace poco.

Heiji sacó una cajita de tercio pelo oscura que tenía guardada en un maletín que traía. Entonces la deslizó en la barra hacia el beta que estaba sentado a medio metro de él, quién la tomó al llegar hasta él.

—Eso es. . . — dijo con sorpresa tomando la cajita y observando su contenido con admiración. Volvió a su vista en el Alpha moreno a su lado.

En el fondo se podía escuchar la canción de Whatever It Takes de Imagine Dragons.

—No me acuerdo bien a quién se lo comenté o si lo hice. Quizás fue a Kazuha, pero había dicho que cuando regresará de Osaka, antes que pasará el accidente y el enorme mal entendido, iba a regresar a Tokio para proponerle matrimonio a Shinichi. Literalmente ya había comprado las argollas. Estaba tan seguro y enamorado.— explicó un tanto resentido, y alzando un poco más su voz para que el contrario lo escuchará debido a la música del fondo.

Quería darle esa sorpresa a su novio cuando regresará, y si no fuera por ese accidente donde quedó en coma por un par de semanas, las cosas serían bastante diferentes ahora. Aún le seguía pareciendo un gran injusticia lo que le pasó, pero se dio cuenta de lo cruel que es el destino en ocasiones y que aunque lo deseé con toda buena intención, ya nada se puede cambiar.

La canción realmente les parecía interesante, quizás hermosa por su letra.

—Tenias mucha fe e ilusión. ¿Serán un desperdició?— dijo para cerrar la cajita donde estaban los anillos. Devolviendola a su dueño. Heiji le sonrió divertido, dejando su tristeza de atrás.

—¿Cuál es tu talla de dedo?— preguntó medio bromeando. Hakuba por un leve instante se sonrojo, hasta caer en cuenta que no hablaba enserio, así que intento aparentar que le daba igual.

—Ja, ja, ja, muy gracioso. Dejando eso de lado,¿Qué paso con Kazuha?— cuestionó para cambiar de tema. Heiji comenzó a mirarlo de manera un poco diferente. Quizás para ocultar su tristeza, se divertía con su agradable compañía. Tampoco tenía muchas opciones, a Hakuba le daba igual la cercanía del contrario.

Ninguno de los dos se sentía listo —especialmente Hattori— para comenzar algo nuevo. Con Saguru es que él si estaría listo para una relación, el problema es que para que se enamore de alguien más que no sea Kaito, será inclusive más complicado que Hattori.

—Desde que hicimos alianza hace varios días, dejó de molestarme. Incluso regreso a Osaka. No sé que planea, pero ya no volveré a caer en sus engaños, ni en los de mi padre.— comentó encogido de hombros, para voltearse en dirección del beta. Comenzaba a conocer en qué personas podía confiar. Y también entendió pero no justificó, porque su padre prefería a Kazuha en vez de Shinichi. Sencillamente fue por una promesa del pasado y que a ella la conocía más que al propio Kudou. Nada que ver las clases sociales o popularidad de uno.

—Me parece excelente.

—¿Y cómo estás tú? ¿Dejaras en paz a Kuroba Kaito?— preguntó bastante intrigado y curioso el moreno.

—Ya lo veremos Alpha, ya lo veremos.— respondió para pedir otra ronda. Heiji se asombró cuando escuchó decirlo Alpha.

X


Varias semanas después. 21 de junio.

Aprovechando que su madre decidió dejarlos solos —regreso desde Nueva York sólo para el cumpleaños de su único hijo y felicitar a la pareja—, aparte de celebrar el cumpleaños en la mañana con los amigos de Kaito y su madre, en el resto de la tarde y noche sólo estaban ellos dos.

Shinichi estaba casi tan emocionado, como nervioso y un poco inseguro. No sabía si su novio le iba a gustar su regalo. Anteriormente ya le había comprado un par de camisas formales para su trabajo y aparte del pastel favorito de su novio, de helado de Chocolate de tres pisos.

Kaito se sorprendió porque le diera un tercero, si se le podría decir así.  Era una caja mediana, no se sentía pesada. Cuando la abrió, lo primero que vio fue un folio con, posiblemente algún documento adentro. No lo movió, sólo se quedó pensativo e intentando adivinar que habrá dentro de aquel folio y las intenciones de su Omega, que lo veía con cierta emoción y chispa en sus ojos. Pero también se notaba lo tenso y nervioso del ambiente.

Aunque si se ponía a pensarlo mejor, desde hace como dos semanas comenzó a notar a su novio un poco mal de salud, o al menos la mayoría de las veces que pasaba tiempo con él —al final luego de discutirlo por mucho, Kuroba se mudó a la mansión de Shinichi antes de que su primera discusión de pareja fuese grave—. Sin mencionar su aroma, era ligeramente distinto porque sentía el suyo y el de Shinichi mezclados. Y lo raro es que eso sólo sucedió en su primera vez. Pero de eso ha pasado varios días.

—No es por ser mal agradecido, pero ojalá lo que haya aquí no sea mi único regalo. A menos que adentro haya lencería para ti. ¿Sabes? De pensarlo creo que se me— comenzó a decir para aligerar el ambiente, y no estaba jugando. De echo, quería creer que en esa folio de alguna forma escondía lencería para su novio. Y efectivamente, de tan sólo imaginarlo babeaba. Sus palabras fueron interrumpidas por el contrario.

—¿Cómo sacas esas conclusiones tan pervertidas, Kaito?— lo interrumpió dándole un suave beso en sus labios, cruzándose de brazos al tomar su postura anterior, parado enfrente suyo. Kaito estaba sentado en el sofá mirando la caja con el folio dentro.— Tu solo abre el folio y quizás luego veremos lo de la lencería.— agregó haciendo un puchero en sus labios.

—¿Quizás?— arqueó su ceja, sonriendo como pervertido bastante interesado en la propuesta.

—Tal vez.

—Probablemente.

—Abre el bendito obsequio, Kaito. — viró los ojos irritado ante la insistencia de su Alpha. Quién desde hacía varios días quería volverlo hacer con él, pero Shinichi sólo le permitía llegar hasta besos y caricias por encima de la ropa. Agregando que quería esperar un poco más para volverlo hacer.

—Tranquilo Omega. Ya lo abro de inmediato y. . . — al momento en qué Kaito sacó el folio de la cajita y antes de abrirlo, se quedó mudó y bastante sorprendido al ver lo que había debajo de ese folio. Ya que, debajo de esté, había unas botitas de bebé junto a un mameluco celeste con estampado de palomas blancas. Sin duda, eso lo impacto. Y Shinichi por otro lado, su corazón sentía que se le iba a salir de su pecho al ver cómo Kaito quedaba embobado con lo que encontró bien tapado por el gran folio.— E-Esto es. . .— balbuceó dejando el folio a un costado y sacando las prendas de bebé.

Shinichi le pareció tan tierno que sólo atinó a sonreírle con dulzura, su Alpha seguía procesando todo esto así que volvió a decirle que abra el folio antes de que lo golpeara.
Kaito por fin lo hizo, sacando una hoja por lo que supuso que es del hospital, del laboratorio. Una analisis de sangre.

—Me hice los analices,  aparte la prueba de embarazo y bueno. . .— empezó a explicar observando a Kaito tan sumido en lo que leía, pero lo hacía varias veces. A la par que seguía mirando de reojo las botitas de bebé.

—Shin-chan. — alzó su mirada a su novio el cuál tembló por la forma en cómo dijo su nombre. Al final, se sentó encima de sus piernas mientras lo abrazaba. Su Alpha no pudo contener su emoción así que lo cargó y lo lleno de besos. Queriendo escucharlo de su Omega.

—Feliz cumpleaños Kaito, vas a ser papá.— le sonrió con ternura y apegándose más a su futuro esposo.

No sabían que cosas les prepara el futuro, pero harían lo posible para que su familia esté llena de amor y felicidad. Por más difícil que sea.

—Te amo, Shinichi.

«Fin de la historia»

Palabras: 4,900.
Fecha de publicación: jueves 24 de octubre del 2019.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse
Historia: "El Omega"
Nota del escritor:

Han pasado poco más de dos semanas desde la última actualización, algunos ya sabrán porque no había subido capitulo. Aparte de que aún no lo tenía del todo terminado, me faltaba revisar errores ortográficos entre otras cosas.

En fin, como todo está historia ya ha llegado a su fin. Creo que en cuánto Kaishin, es la historia con más capítulos que he escrito. Ya que duro 24.
Me despido, dentro de poco se subirá las curiosidades. Hasta luego.

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