•23
Por suerte suya, no fue un accidente tan grave donde hubiese sangre o el coche se volteara como en las películas o series que pasan en la televisión. Seguía casi intacto, no salió volando gracias a que uso el cinturón de seguridad. Sin embargo se había dado un fuerte golpe contra el volante. Causando que aquella zona, su nariz comenzará a escurrir sangre. Pero a comparación de otros accidentes que ha tenido, no es nada que le preocupase.
De repente, un pensamiento fugaz paso por su cabeza. Imaginándose a Shinichi preocupado por él y curando le él mismo su no tan grave herida. Si hubiesen seguido siendo novios. Pero ya no es más la pareja de aquel lindo chico.
No evitó suspirar frustrado por el accidente y el hecho de que nada funcionó para volver a estar con su amado, pero a la vez se sentía aliviado de que siguiera con vida y el auto sólo salió afectado de la parte delantera debido al árbol con el que chocó, y empezará a salir humo de éste. Miró a los lados, es increíble que el conductor del tráiler con el que casi chocó no se detuviera a ver si estaba bien.
—Maldición. — salió del coche para ver qué tan grave es la situación, y mirar a los alrededores para saber dónde está. Solo podía distinguir árboles, oscuridad y a unos metros la carretera vacía donde de vez en cuando, pasaba alguna motocicleta. Sacó su móvil para llamar a quien lo socorra en estos casos. Después volvió a entrar a su coche.— ¿Pero que demonios fue eso? ¿Estoy alucinando ahora? Mierda, mierda.— soltó frustrado recordando aquella alucinación de hace unos minutos que prácticamente, lo hizo chocar.
El silencio sepulcral fue roto debido a una voz detrás de él.
—No alucinaste nada, Hattori. — dijo en tono serio y calmado. El mencionado vio al hombre en el retrovisor y de inmediato se volteó para confirmar lo que sus ojos veían.
—A LA MIERDA UN FANTASMA. — gritó por la apariencia y presencia del hombre en su coche. Para salir de su auto casi cayéndose al suelo y sin alejarse mucho, esperando que no estuviese en alguna clase de bosque embrujado. Volviendo a su creencia de la secundaria en que los seres paranormales son reales.
Comenzó a sudar frío, angustiado y con miedo ante aquel ente "disfrazado" de persona.
—Soy una persona de carne y hueso.— comentó mientras de igual manera salía del coche como si de una persona normal se tratara. Sólo que con elegancia.
El hombre misterioso debía tener más de veinte años sin duda, pero no pasaba ni se acercaba a los treinta. Vestía con un traje de gala color platinado, corbata roja con franjas negras y un calzado oscuro. Su piel tan blanca como la nieve. Y no hablar del color de sus ojos y cabello.
—¿¡Cómo sabes mi nombre y cómo llegaste hasta aquí!? ¿¡Quién eres!?. . .— soltó intentando guardar distancia y mirando a los lados para saber si aquella persona no venía solo. Podría ser un secuestro o asesinato. Y ante el silencio del extraño hombre, se le vino algo a la cabeza.— ¿Es por culpa de esa bruja pelirroja?— frunció el ceño, ya sin estar demasiado aterrado como hace unos segundos.
—No tengo nada que ver con ella. Sólo quice intervenir un poco. — contestó encogido de hombros, a la vez que sonreía con sutileza divertido.—Es triste cuando te arrebatan el amor de tu vida por una horrible injusticia. ¿No lo crees?— se fue acercando más al moreno, quien retrocedió hasta chocar contra el árbol. Teniendo al misterioso hombre a medio metro de él.
Aunque le parecía gracioso y tierno que ese hombre fuese más bajó que él. Por al menos unos siete o nueve centímetros.
—. . . Lárgate. — dijo amenazante, desconfiando totalmente de las intenciones de aquel adulto joven. Sospechó de que podría tener su edad.
—¿Seguro que no quieres vengarte?— propuso haciendo un gesto tentador. Convencido de que el contrario aceptaría.
Siempre lo hacen.
—¿Vengarme?
—De esa tal Kazuha y deshacerte del novio de tu ex. Nada de lo que ése tal Hakuba te dijo, funcionó.
Heiji estaba expectante. No entendía como aquel hombre conocía a los otros. Seguramente debe haber alguna relación con alguno de su círculo social. Pero sin duda adivino sus pensamientos, y eso le ponía más nervioso.
—He visto suficiente televisión para saber que sigue. ¿Eres un demonio?— frunció el ceño, para no dejarse intimidar.— ¿Qué quieres a cambió, eh? ¿Cómo sabes mi nombre?— se imaginaba que el tipo de traje elegante y caro le pidiera su alma, sangre, robar o el cuerpo de un virgen.
—Se muchas cosas. Soy un ente sobrenatural.— fanfarroneo. Dejando al moreno estupefactado por su confesión tan natural. Prosiguió.—¿A cambió? Busco a Pandora. Una cosa se relaciona con otra. Por eso buscó ayudarte. Necesito a aquel Omega lejos de ése Alpha. Ya que sé que ese Alpha solo, puedo descubrir donde escondió a Pandora. — explicó brevemente. Estaba casi seguro que esa joya es una de las suyas que perdió hace varios años.
Pero seguía estando débil, y más en su estado. Por lo tanto, necesitaba a esos dos —Kaito y Shinichi— separados. Al menos hasta tener esa joya entre sus manos. Ya no tenía tanto ánimo para asesinarlos como en un principio hubiese querido. Y al saberlo casi todo, buscó ayuda en el Alpha moreno que se lo quedó inspeccionando con la mirada.
Ya no parecía un fantasma, de hecho, hasta lo veía lindo. Incluso más cuando comenzó a notar su olor.
—¿Eres un Omega? Pareces uno a simple vista. Sin mencionar tu aroma.— dijo Hattori curioso, perdiendo el miedo que antes poseyó. Sabía que no debía fijarse en la apariencia, pero estaba totalmente seguro que ese hombre es un Omega.
—Eso no importa. ¿Qué haces?— soltó ofendido al sentir que el más alto lo tomaba de su mejilla. Después la apartó de un manotazo. Detestaba que le dijesen que es un Omega, cuando claramente no es así. Según él.
—Quiero saber si eres real y no que me morí. No entiendo nada de lo que está pasando.— suspiró cansado, sentándose en la tierra con el árbol detrás suyo. La ayuda todavía no venía y su única compañía es aquel hombre misterioso con aires de belleza. Claramente, aún no se fiaba de ese extraño.— ¿Estoy siendo egoísta por querer a Shinichi a mi lado?— cuestionó rogando algo de atención por primera vez con su mirada esmeralda.
El contrario como no quería ensuciar su traje, sólo se puso de arcadas enfrente de él. Ambas miradas, verde y carmín miel estaban puestas una sobre la otra.
—No. Si la situación fuese al revés, si el otro fuese el ex y tú su actual novio, ¿Crees que Kuroba se rendiría por la felicidad de Kudou? Simplemente hay favoritismo en todo ésto. Una horrible injusticia.— dijo frunciendo ligeramente el entrecejo. Sintiendo un poco de empatía. Él sabía lo que es vivir un gran injusticia, desde su nacimiento.
—¿Favoritismo?— repitió sin entender al contrario.—¿Crees que Kuroba sea su destinado?
—Esas cosas no existen. Son cuentos de hadas. — respondió con seguridad. Aunque debía admitir que la situación le es bastante incómoda, a pesar de ya estar acostumbrado a manipular a la gente, pero nunca a alguien "homosexual".—Tienes que decidir si seguir luchando, o rendirte y ser infeliz mientras Kudou es feliz con alguien más.
Ante las palabras del Omega, Hattori se puso pensativo. El fresco de la noche lo helaba, pero no le afectaba gracias a la compañía del "fantasma". Se sentía raro ante la extraña mirada de aquel sujeto.
—Si él es feliz, yo también lo sería.— sonrió de lado.
—Si eso crees. . .
—Muchas gracias.— lo tomó de los hombros para abrazarlo agradecido. Causando estupefacción en el contrario.
Heiji se puso de pie para inclinarse, haciendo una reverencia. Al igual que el contrario se ponía de pie.
—¿Por qué?— contestó sin entender, no le gusta que se le acerquen y menos lo abracen. Se siente demasiado extraño.
—Hacerme recapacitar. Entendí por fin que está bien. Debo dejarlo ir. ¿Verdad?
—En realidad yo nunca,— intentó decir, eso no estaba en sus planes sin duda. ¿Todo le salió al revés? No pudo terminar su oración al ser interrumpido por el Alpha, lo cuál lo irritó bastante.
—Es por eso que estás aquí. Eres como mi ángel de la guardia.— le sonrió. El contrario estaba aturdido por lo que dijo. Sin duda Heiji no había entendido nada de lo que realmente quiso decirle.—No sé quién te contrato, pero entendí que mi vida no puede girar siempre entorno a alguien más que ya ni ama. Shinichi ya no es mi mundo.— dijo con pesar. Estar en compañía y a solas de ése misterioso "Omega" que lo mira como si fuese un loco, le había hecho pensarlo mejor. Por fin pudo entender, que debía dejar de insistir y ser una molestia para Kudou. Por más que le doliera hacerlo o admitirlo.—En serio, gracias. No sé cómo hiciste esto. ¿Me puedes decir por lo menos tu nombre?— dijo bastante encantado con el Omega de hermosos y profundos ojos carmín miel.
Alrededor de estos, se posan unas pestañas blancas. El mismo color de su pelo que le llega a mitad del cuello.
—¿Mi nombre? No creo que nos volvamos a ver. Al menos no en esta vida.— respondió con un cambio de mirada radical, indiferente. Bastante irritado por qué su plan no haya funcionado. Sintiendo por un momento, algo revolverse en su estómago.
—No importa. Quiero saber tu nombre.— insistió Hattori sin dejar de sonreír le amable. Estaba casi seguro que aquel Omega albino, no era de Japón. Es más, no era asiático. Pero hablaba tan bien el japonés, tan fluido que no se le notaba el acento de algún otro país. Hablaba con tanta naturalidad, familiaridad.
—Me llamó Aristóteles. — su ensamble por fin se volvió sombrío. Causando un escalofrío en el contrario, y extrañado por el gran cambio de mirada en el albino. Pero seguía viéndose lindo.
—¿Aristóteles?— pronunció con un poco de dificultad. El contrario asintió.— Inusual nombre. ¿De dónde eres?
—Olvídame.— sentenció casi en un susurro, y con ésto último varias plumas de paloma blanca volaron a su alrededor como si de un show de magia se tratara. Desapareciendo con ellas y dejando a un Hattori bastante confundido.
—¿Ha?
¿Qué acababa de ocurrir? De pronto escuchó a lo lejos la ayuda que tanto había pedido.
X
En la torre más grande de Tokio, se encontraba un pensativo albino analizando lo que acaba de ocurrir. Y como uno de sus planes, no había dado fruto.
—No funcionó. Supongo que hay ir al otro plan. A la matanza.— se dijo así mismo, incluso comenzó a emocionarse un poco, había pasado tanto tiempo desde la última masacre que hizo. Se quejó cuando sintió un dolor en su vientre. — Mierda, ahora no.
—¿Qué crees que estás haciendo?— escuchó una voz profunda y grave detrás suyo haciéndolo temblar hasta casi caerse de su lugar.
—¡H-Hades!— soltó alarmado.
—¿Mataste a alguien?— entre cerró sus ojos, conociendo perfectamente los hábitos de Aristóteles quién se quedó petrificado ante la profunda mirada del mayor, de sus ojos grises como la tempestad. Un tanto hipnotizantes.
—T-Todavía no. — respondió un poco nervioso, cruzado de brazos.—¡Pero...!, Necesito a Pandora, puede ser una de mis gemas. Ya sabes, esas que perdí.
—Hay otras formas de tenerla sin ser tan destructivo y sangriento, Aristóteles. Además debes descansar. — lo rodeó con su brazo. Prosiguió en un tono preocupado al notar algo un poco diferente en el albino.—No sé exactamente cómo hiciste para ocultar tu pansa pero necesitas estar de regreso conmigo, en el inframundo.
—Es una ilusión. — dijo mirando su vientre.—Y no puedo estar siempre ahí. — extrañamente y sin darse cuenta hasta ahora, su dolor en esa zona desapareció. Pero realmente estaba enojado, no quería regresar de nuevo aquel lugar.
—Pero por lo que acabo de oír, tu plan no funcionó.
—Necesito matarlos a todos. Necesito a Pandora. — esa sed de sangre regresó.
El recordar cuánto poder podía reunir, como su último plan salió casi perfecto.
—Por mí, pensé que habías dejado eso. Ya vámonos. — dijo mientras abría un portal de regreso a su castillo.
—Carajo. — soltó con frustración.
X
En la madrugada del viernes 30, Hattori estaba en el departamento de cierto detective amante de Sherlock Holmes.
—¿Te estás echando para atrás?— se cruzó de piernas bastante enfadado por lo que le acaba de decir el Alpha.
—Lo reflexioné, y la verdad es mejor que ambos dejemos de traerle problemas a Kudou y Kuroba.— sonrió, aunque más bien parecía un mueca cansada en sus labios.
—¿Es enserio? Pensé que no eras de esas personas que se rinden fácilmente, Hattori. — dijo el Beta soltando un suspiro.
Estaba en un caso muy importante que se quedó leyendo hasta muy tarde, siendo la una de la madrugada. Traía puesta su pijama y a lado de su escritorio, una taza de café cargado.
—No niego que será muy difícil olvidarme de todo lo que compartí con él, y estos sentimientos tardarán en desaparecer. — confesó el moreno, sin olvidar el aroma y rostro de Shinichi. Pero recordó aquella extraña plática que tuvo con Aristóteles.—Pero debo dejar de ser egoísta. Y tú también, Hakuba. También deseó ayudarte.— le sonrió, dejando estupefactado al Beta.— Kuroba nunca fue tuyo, si no hubieses tardado tanto en mostrar interés en él, las cosas hubiesen sido diferentes. O quizás no.
—¿Quizás no?— arqueó la ceja, esperaba que Hattori viniera a darle buenas noticias. No una discurso que no le interesa.
—Quizás Kuroba de todas formas se hubiese enamorado de Shinichi. — dijo encogido de hombros.—En fin, me retiro. Nos veremos en algo laboral, si es que no quieres tener alguna cita conmigo.— volvió a sonreír pero esta vez con más coquetería.— Ya conoces mi número. Hasta luego, Saguru. — se despidió para salir por dónde vino. Dejando de nuevo solo a Hakuba quién estaba procesando todo lo que acaba de oír cautelosamente.
—. . . ¿Me llamó por mi nombre? Agh, que importa. Necesito desestresarme.— prefirió no tomar su taza de café y prepararse un té de manzanilla para irse a dormir.
Pensando seriamente en su próxima decisión.
X
Martes 04 de mayo.
Por fin el día habia llegado. Era un martes, más no cualquiera. No sólo se cumple un mes de aniversario como pareja, también es el cumpleaños del detective. Y obviamente, a pesar de tener clases en la universidad, apenas salieron y terminaron algún trabajo que tuviesen, iniciaron la fiesta que habían estado organizado desde días atrás en secreto. Lo hicieron con tiempo ya que sabían que el "grupo" podría estar ocupado por la Universidad, trabajo o algún asunto familiar.
El "grupo" de amigos está conformado por: Ran, Aoko, Sonoko, Makoto, de último momento se unió Akako y por supuesto, Shinichi y Kaito. Tampoco fueron los únicos, también ayudaron algunos compañeros de trabajo de Shinichi.
Se hizo una pequeña reunión y festín en el área laboral de Kudou, después se hizo una fiesta más grande en su Mansión.
—Shinichi, te llegó ésto en el correo.— dijo Ran entregándose lo. Acababa de salir con su novia para estar un momento a solas y vieron al cartero justamente.
—¿Un paquete?— miró que no tenía carta alguna. A su lado estaba su novio comiendo del pastel de helado que se dio en la fiesta, en realidad se compró dos. Mientras que al otro costado, Akako intentando pasársela bien. Pues aún le es algo duro ver a su tierna ex novia con alguien más. Y aparte de Hakuba que por obvias razones no se encuentra presente, sólo conocía y se divertía con su amigo Kuroba.
Shinichi abrió el paquete bastante intrigado. Parecía bastante simple, pero el contenido es hermoso. Ahora entendía la extraña forma que poseía el arreglo dentro del paquete.
—Es un tulipán blanco.— dijeron al unísono Kaito y Shinichi, llamando la atención de todos.
—Oh, los tulipanes blancos significan paz y perdón.— comentó Akako sonriendo como si nada. Todos la miraron con expectativa.— ¿Qué? Se mucho del lenguaje de las flores. Aunque en ciertos países varían el significado.
— Al final si tenía una carta, adentro.— murmuró el Omega guardando la. Y poniendo el hermoso tulipán blanco en un jarrón delgado con agua. Para que no se seque tan pronto.
—Bien, ahora abre el mío. Ya abriste el de todos.— sonrió Kaito para entregarle su regalo.
—Ow Kaito, es hermoso.— dijo contento Shinichi, había una cajita de tercio pelo rojo con dos hermosos anillos dorados.
—¿No son aquellos de compromiso?— preguntó Ran quien estaba detrás suyo sorprendiendo lo.
—Me parece que sí. Recuerdo cuando Makoto me dio el mío hace un año.— suspiró enternecida. — ¡Es muy lindo, Shinichi!— halagó la mujer bastante emocionada.
—¿C-Compromiso?— balbuceó sonrojado. Y nervioso, más porque todos derepente le ponían demasiada atención. Debería ser normal al ser el cumpleañero, pero no. La atención también era por el regalo de Kuroba a su novio.
—Ahora no claro. — respondió rascándose la mejilla un poco nervioso.— Aún hay estudios, debemos ahorrar. Quizás para dentro de un año. Pero por mientras, te quiero regalar esto. — dijo mientras le ponía uno de los anillos en su dedo anular. Sonrojando todavía más al Omega, si es posible.— Te quedó muy hermoso.
—G-Gracias.— respondió apenado. Y más cuando se escuchaba a sus amigos felicitándolos en el fondo.
—¡Que siga la fiesta!— se animó a decir Aoko.
—De hecho ya es tarde. Son casi las once, y mañana todavía tenemos que ir a la Universidad.— recordó Ran, siendo apoyada por Kudou.
—Yo me quedaré con mi prometido. — rió para sí mismo. Pues esa noche iba a ser especial, y le daría su segundo obsequio al Omega.
X
Al terminar ambos de despedir a los invitados y acomodar algunas cosas, el ambiente se fue tornando extraño. No era precisamente incómodo, pero tampoco del todo alegre y calmado.
Ya que los dos encontraban en una remolino de emociones en sus cuerpos. Nerviosos, emocionados, felices pero a la vez, preocupados.
—Y, uhm... ¿Qué dice la carta?— preguntó Kuroba en un intento de sacar tema de conversación. Mientras subían las escaleras para dirigirse a la recámara de Shinichi.
—A-Apenas la leeré. — respondió, ¿Por qué es tan difícil?
Apagaron todo, dejando sólo la luz del pasillo encendida y la de la habitación donde dormirán. Shinichi sacó la carta sin muchas ganas de leerla, prefería dejarla para mañana.
Se encontraba en su escritorio, donde en uno de los cajones guardó la carta que venía con el tulipán blanco. Tomó aire para reunir valor.
—¿Sabes? Me gustó mucho tu regalo.— confesó, intentando calmarse. No quería arruinar ese momento especial para ambos. Miró su dedo donde descansaba el significativo anillo. Realmente se encontraba un tanto desesperado, no quería parecer un urgido pero tampoco un inexperto.
Aunque en realidad, es totalmente inexperto. Si todo sale bien, ¡Sería su primera vez!
—¿Puedo darte el segundo regalo?— cuestionó detrás suyo, muy cerca de él. Rodeando su cintura y frotando su entrepierna en su muslo. Causando un temblor en el Omega, que realmente se sintió nervioso pero encantado con las nuevas sensaciones que recorren su cuerpo. Tener el cuerpo de Kuroba de esa manera tan morbosa detrás del suyo.— Estás frío, Shinichi.— le murmuró enterrándose en su cuello, dejando un par de besos en su piel un tanto fría, un poco descubierta en esa zona. Seguramente por el aire de allá bajo.
—E-Entonces calienta me, Kaito. — respondió, siendo llevado a la cama matrimonial por su pareja quién lo miraba con deseo y amor.
Fue en ese momento, donde Kaito comenzó a despojarse de sus ropas.
Palabras: 3,274
Fecha de publicación: martes 08 de octubre del 2019.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse.
Historia: "El Omega".
Nota del escritor:
¡Hey! Ya está cerca! Qué cosa? El final de esta historia:D
Disculpen si se encontraron alguna falta de ortografía.
Ahora, se supone que el próximo capítulo es por fin el final. Qué será acompañado junto a las curiosidades de la historia. Lo que aún no sé, es si habrá algún Extra. Actualicé hoy y temprano porque no tuve clases ni trabajo. Me llamaron para que no fuese a mi área laboral por un problema que hubo en la zona. En fin. Lo mejor es que iré a la casa de la abuela a comer Chilaquiles!!! Son una de mis comidas favoritas después del Taco y La Pizza.
La parte donde se dice del pastel de cumpleaños es un pastel de helado, es basado en mí. Por qué en mi cumpleaños me compraran uno :v es este domingo. Un día después del estreno de Kwami Buster, de Ladybug.
No hace falta recordar que el próximo capítulo tendrá Yaoi Hard, Lemon, sexo gay, como le digan :v
Por si tienen una mínima curiosidad.
Aristóteles es así:
Pero con el pelo más largo y ojos más rojos, así:
Y para los que no lo conozcan, ya salió en otras historias mías Kaishin. Cómo:
•"Shinichi"
•Guarda Silencio.
Sólo que a veces, cambiando de forma humana.
Nos vemos en la próxima!
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