•18

El Omega despertó con cierta pereza, acurrucandose más en aquel cuerpo grande que lo llena de calidez y protección. Además de un aroma encantador sin ser muy fuerte, un olor agradable por la mañana. Abrió sus ojos para encontrarse con la imagen del bello rostro de su Alpha durmiendo plácidamente mientras lo abrazaba. Shinichi no se resistió y se acercó lo suficiente para depositar un suave beso cerca de la comisura de sus labios.

De Inmediato, Kuroba reaccionó para abrazarlo más, apresando lo y acariciando sus cabellos. Hablando medio dormido, diciéndole lo suave que es. Mientras le seguían otros besos en los labios del contrario.

El día apenas empezaba, y Kudou nunca dejó de pensar seriamente sobre asistir al lugar en que lo citó Hattori.

—Lleva gas pimienta.— le aconsejó su novio que, aunque parecía broma estaba hablando muy enserio. También le comentó rechazar si se le ocurre llevarlo a un lugar privado. Es mejor que vayan a un lugar público. Como una biblioteca o un restaurante.

Shinichi asintió diciéndole que estaría bien. Aunque para seguridad de su novio, llevaría el gas pimienta. Ambos se alistaron para ir a la facultad.

Al salir de la universidad luego de un par de horas, Kudou miró la hora en su reloj de muñeca. No faltando mucho para su encuentro. Se sentía inquieto, y en su mente flotaban las preguntas que le haría al moreno de Osaka.

Debía ser profesional. Hattori le aclarará que es inocente (probablemente) y que alguien más le ha tirado falacias para arruinar su relación. Sólo eso, no debía tomarse demasiado personal ya que podría temer caer por sentimientos enterrados y confusos. No puede sentir algo más que amistad por Heiji, se repetía el Omega.

X

—¿Por qué siempre aparecemos en un Herbalife?— preguntó un tanto paranoico el azabache de mirada de reptil.— ¿Aristóteles está aquí?— preguntó con cierta pena por la próxima pareja o las víctimas del albino. Se interrumpió así mismo observando a su acompañante tomar su malteada de vainilla.— No, a él no le gustan los Omegaverse. — recordó.

—Exacto. Luego quiero hablar contigo sobre un tema importante relacionado con él.— comentó encogido de hombros, dando otro sorbo a su bebida.— Cambiando de tema, adoro estás malteadas. Una vez a la semana me gusta venir a uno de estos lugares donde las preparan.

—¿De eso querías hablar conmigo, Rumpelstinski? ¿De malteadas?

—Debido a que Aristóteles no le gusta visitar este mundo, y ni señales de la mariposa hay por aquí, necesito un buen villano en éste momento.— respondió con cierta emoción en sus ojos.

—¿La organización que mató al señor Kuroba? ¿Un hombre despechado? ¿Al moreno que lo engañaron?— mencionó mientras pedía su malteada de sabor chocolate a una de las personas que atienden en el local. — ¿Vas a matar a alguien?

—No lo sé aún. Pero para no aburrirte más con esto, pienso en un final,— fue interrumpido por el contrario.

—¿Un final trágico o donde los protagonistas no se queden juntos?— hizo una breve pausa arqueando una ceja.— Rumpelstinski, ¿No puedes hacer un final feliz y ya?

—Hacer demasiados finales felices es cliché, no aburrido pero, no me causa mucha emoción o adrenalina.— suspiró.

—Los finales felices igual causan emoción. En especial a los nuevos que no nos conocen.— sonrió con malicia.

—Hablando de nuevos... Ya llegaron.— avisó para indicar con la mirada a Helios, que a unas mesas de ahí estaba un Omega de ojos azules junto a un Alpha moreno de ojos verdes sentándose en sus respectivas mesas, ambos pidieron un café para después, iniciar su charla.

X

Momentos atrás:

Cuando Kudou llegó al lugar citado por Heiji, esté lo invitó a un lugar no muy lejos de ahí donde preparan malteadas, café o capuchino, y alguno que otro postre.

Tomaron asiento cerca de la ventana, se miraron esperando a ver quién iniciaría.


—Buenas Tardes, Hattori. — dijo primero cordialmente el Omega, demasiado formal y con una mirada neutral mirando apenas al moreno.

—¿Deseas pedir algo? No seas modesto, puede que tardemos mucho.— comentó soltando un suspiro. Manteniéndose igual que el Omega —al recordar lo impulsivo y grosero que fue ayer,— bastante  profesional. Aunque en su mente deseaba llevarse al nipón de piel nivea a un lugar mucho más privado con una cama de por medio. Desnudar lo y dejarle marcas. Hacerlo completamente suyo y que el Omega caiga ante sus caricias. Que la pasión y el amor que se tuvieron venza y dejé al otro.

—Sólo quiero una taza de café.

—Dos tazas de café, uno completamente cargado sin azúcar y el otro con leche y azúcar. — le pidió la mesera quién anotó la sencilla orden para marcharse de ahí.—Al menos te sigue gustando lo amargo.

—No he venido para hablar de mis gustos. Estoy confiando en tí después de la manera en la que me trataste ayer.— soltó sin mucho tacto, tan inexpresivo. Su aroma ya no era dulce, carecía de un olor agradable, más tampoco es asqueroso. Sólo neutral, como el agua.

—Perdón, fui muy grosero e inmaduro de mi parte. Realmente no pensé bien... Simplemente me sentí furioso él pensar que te entregaste a alguien más. No sólo en cuerpo, también en mente y corazón. De que te engañaron de la misma manera que a mí, o similar. — respondió realmente arrepentido. No podía evitar actuar sin pensar. Prácticamente había estallado.

—¿Engañarme? Me gustaría que iniciarás desde el inicio, Hattori. — recomendó soltando un suspiro.

—Si.

Hubo un pequeño silencio. La mesera regresó con sus órdenes y las entregó despidiéndose con una sutil sonrisa para luego marcharse. Meneando sus caderas donde su falda se movía dejando ver más sus piernas en señal de coquetería que fue completamente ignorado.

El Omega y el Alpha le dieron un sorbo al café, Shinichi se sintió más calmado al beber de el.

—Cuando te fuiste, y llegaste a Osaka. Dejaste de mandarme mensajes o llamarme al séptimo día estando allá. Esperé, y nunca recibí una respuesta tuya. — comenzó primero el Omega. Prosiguió con su explicación.—
Según recuerdo... Me dijiste que tratarías de no tardar más de una semana, pero aclaraste que si algo surgía, a lo máximo sólo serían dos semanas en Osaka. ¿Qué pasó que te atrasas te y no respondías tu celular? Después de esa semana ni siquiera te llegaban. Y en otro número, terminaste conmigo.

—La última vez que hable contigo, al día siguiente me vi con mi amiga Kazuha o mejor dicho, ella me acompañó para un caso importante que involucró a mi familia. No entraré mucho en detalles sobre éste tema. — comentó sin titubear.— La cosa es que pensé haber traído mi celular conmigo para que en un pequeño tiempo te enviará al menos un mensaje, pero al parecer lo olvidé o alguien lo sacó de mi bolsillo sin darme cuenta. Después de terminar de arreglar unos asuntos, unos delincuentes iban tras nosotros. En especial tras mi amiga que la querían dañar. — confesó recordando aquel fatídico día donde todo se volvió turbio. Con cierto rencor y dolor en su mirada. Shinichi al notar su sinceridad se ablandó un poco.—Nos defendí, a pesar de que me superaron en número. Uno de ellos me jugó sucio y me golpeó dos veces con fuerza para dejarme inconsiente. Supongo que habrá sido con algún tubo. Y cuando desperté, al parecer no le hicieron nada a Kazuha ya que ella llamó una ambulancia.

—¿Inconsiente?— arqueó su ceja mostrando su gran interés.

—Si, me preocupe por si le hacían algo a mi amiga. No desperté hasta casi tres meses después que fue cuando me enteré que Kazuha estaba sin daño alguno. — suspiró exhausto. Sacó una carpeta marrón con unos papales dentro, se le entregó a Kudou.—
Aquí traigo los documentos y demás cosas del hospital, números de los doctores y enfermeras que me atendieron para que confirmes y sepas que no estoy mintiendo. Además están sellados y firmados.— aclaró con seriedad a lo que Shinichi asintió inspeccionando los apenas. Mientras le daba otro sorbo a su café al igual que Heiji.

—¿Estuviste más de dos meses en coma?— preguntó asombrado. Tomándole foto a los documentos rápidamente al terminar su taza de café.

—Si, se que suena poco creíble pero yo no miento. Al despertar me enteré de otras cosas que yo mismo tuve que averiguar. No me dejaban salir de ahí hasta darme de alta en cinco días. Decían que fue un alivio que consiguieran atenderme a tiempo. El golpe fue más grave de lo que se pensó. Incluso dijeron, que pude haber perdido la memoria.— añadió acariciando sus cien, tocando por inercia su cabeza en la parte del golpe. Aún tenía un leve bulto ahí. Que con las semanas se había desinflamado poco a poco.

—¿De que te enteraste?

—Que todo fue obra de Kazuha y mi padre. — soltó con amargura, cerrando su puño totalmente furioso y agachando la mirada. Shinichi lo miró incrédulo, pues no podía creer lo que acaba de decir.— Aunque ninguno quiso que estuviese en coma o al menos no por ese tiempo, ellos lo hicieron para que yo no regresará a Tokio. Incluso tarde tanto en resolver el asunto que mencioné que involucraba a mi familia en Osaka, por qué de alguna manera lo alargaban a propósito. Y cuando me di cuenta, fue que mandaron a unos hombres a golpearnos, pero no eran asaltantes o violadores que se querían propasarse con Kazuha, ellos veían por mí para golpearme lo suficiente para llevarme al hospital.— concluyó tronando sus nudillos.

—Me cuesta creerlo de Kazuha pero no me parece imposible, en cambió un padre dañar a su hijo... ¿Por qué no querían que regresaras a Tokio?— preguntó el Omega lleno de intriga. Entendía cada vez más la frustración del Alpha moreno. A pesar de no estar en sus zapatos, la frustración y decepción de haber descubierto todo ello y que la confianza se fue perdiendo.

¿Por qué el señor Hattori lo hizo?

—Por tí.— respondió volviendo alzar su mirada. Ahora, la rabia fue reemplazada por tristeza y melancolía. El dolor que si bien no fue cambiado del todo, ya no era por tanto por la traición de su propio padre, ahora es un dolor por qué su progenitor no quería que se casará con Shinichi.

X

Kaito estaba nervioso, sólo tenía el consuelo de estar en la cama donde su Omega había dormido y dejado parte de su olor por un buen rato, aparte de entregarle una copia de las llaves.

Aoko le había comentado que ella, su novia y la amiga de su novia Sonoko estarían vigilando en "cubierto" lo que pasará, aquello no lo tranquilizaba del todo. Aunque si bien recibió algunas fotos de ella sobre cómo iban en su misión.

Miró la hora, apenas había pasado cuarenta minutos desde que se separó de Shinichi. Decidió salir de aquellas cuatro paredes para tomar aire fresco e intentar relajarse un poco. Otra cosa que también lo molestaba es que poco después de que su novio se haya ido, le llegó un mensaje alarmante de su madre relacionado con su padre. Además que empezaba a entender los riesgos de ser KID y que una organización tan peligrosa te siga. Ahora entendía a su padre de haberlos dejado a él y su madre para protegerlos. Después de todo, Kaito haría quizás lo mismo. O quizás no, por qué no querrá separarse de su Omega. Por qué lo ama tanto y están malditamente egoísta que se lo llevaría con sigo hasta el fin de mundo donde nadie los conozca mi moleste. Le haría una enorme casa y se casarían. Una pequeña boda con seleccionados invitados, pero un pastel enorme. Luego de ello, le haría el amor. Descargando todo en él.

¿Qué tan hermoso se vería Shinichi embarazado? Por qué la sola idea lo satisface, le encanta y sonroja con fuerza. Le haría tan feliz que podría llorar. Quería darle un final feliz a su hermoso Omega.

X


—Por tí.— respondió con demasiada seriedad pero tristeza, mirando fijamente con esos bellos ojos verdes primavera al Omega, quien se removió de su asiento al sentir la intensa mirada del moreno sobre él. Sobre su cuerpo. Un ligero escalofrío recorrió su espalda.

—¿P-Por mí?— cuestionó sin comprender, un poco confundido. Tan incrédulo.

—Luego de los cincos días, me retuvieron unos tres días más. Yo apenas salí del hospital, quice tomar el primer vuelo hacia Tokio sólo por tí.— hizo una pequeña pausa, recordando con cierta coraje todo los obstáculos que su papá junto con Kazuha le pusieron apenas salió del hospital. —Mi celular jamás lo encontré. Pero sabía que debía arreglar las cosas rápido contigo en persona. No sabía exactamente si te dijeron algo de mí, o que pensabas tú. Lo único que sabía es que te enviaron mensajes falsos, supongo yo para arruinar nuestra relación. Ella no entró en más detalles.— suspiró frustrado, queriendo tomar las manos de Kudou para sentir su tibia u suave piel, besar sus nudillos para calmarse. Sin embargo y con dolor, esté rechazó el contacto. Ignorando su gesto para sólo centrarse en la conversación. Kudou sólo buscaba saciar y darle punto y final al problema.

Heiji no quería mencionar por el momento que por accidente, uso su voz de Alpha para que ella por fin revelera lo esencial. El moreno esperaba no volver a utilizarla, al menos no adrede.

—¡No puedo ser!  ¿Tú papá cree que soy mala influencia para tí? ¿Nunca le agrade?— cuestionó con intriga y desdicha. Las pocas veces que consiguió hablar con el señor Hattori, creía haberle caído bien. Lo trataba amable y siempre tenía una gentil y deslumbrante sonrisa. Quizás se veía cansado por los años. Había pensado que él le tenía grandes expectativas, a lado de su hijo Heiji.

—Aunque no hayas sido tú, cualquier otro u otra que no sea Kazuha... — mencionó frunciendo el ceño, apretando sus puños nuevamente y terminando de tomar su taza de café y de inmediato, pidió otra. Su aroma delataba su rencor y desconfianza. Pero intento calmarse para no incomodar más el ambiente. No sólo por Shinichi, también por los otros comensales y trabajadores del local. Continuó con su explicación.—Mi papá desde que éramos niños me metió sin mi consentimiento, en un compromiso con ella.

—Si, me habías comentado algo de eso hace años. Lo recuerdo. Pero pensé que me aceptaba y había dejado eso desde que me presentaste formalmente con él hace más de un año. Y que lo único que faltaba era que mis padres hablarán con él sobre lo nuestro.— argumentó Shinichi pensativo. Aún con cierta duda en la palabra del Alpha moreno pero, tampoco le parecía que esté mentía. Lo conocía lo suficiente para saber si miente y aún así, esperaría alguna otra prueba de Hattori más que su palabra.

—Yo igual, me enteré todo de ésto cuando investigué por mi cuenta y un descuido de Kazuha. Mi padre quería que estuviese con ella, y como antes me había negado él decidió recurrir a su última opción.

—No puedo creerlo.— suspiró con cierta decepción.

—Toma. — Hattori sacó un sobre con algo dentro, entregándose lo a Kudou.

—¿Qué contiene? — preguntó tentativo a abrirlo, hasta que el contrario le dio a entender con un ademán que lo hiciera.

—Pocas horas después de despertar, ella me dio ésto diciendo que tú me lo habías enviado semanas atrás. Yo desperté del pequeño coma el jueves primero de abril.— añadió observando como el Omega abría la carta dándole una mirada rápida antes de leerla con atención.

Recordando que pocos días después de que Heiji despertará del supuesto coma, pasó lo del festival de la fertilidad.

Shinichi leía con atención la carta, hasta caer en cuenta de algo.

—Esta carta... Hattori, está sí la escribí yo.— confesó, recordando que efectivamente la escribió y envío luego del viaje a Sapporo. Fue algo que nadie supo, tan discreto y que guardó todos sus recuerdos del moreno queriendo no volver a pensar en él. Causando un gran aturdimiento por parte del moreno por la respuesta de Shinichi que había esperado, que la carta haya sido falsa.

En ese tiempo, Shinichi no esperaba una respuesta. Quería confirmar que estaba de acuerdo en su rompimiento, que jamás lo volvería a buscar ni quería saber de él que no sea tal vez, por algo de trabajo. Y cómo pensó que a Heiji le llegó su carta y no recibió una respuesta, pensó que el Alpha si había terminado definitivamente con él.

—¿Sí la escribiste?— su voz salió casi quebrada. Realmente no quería creerlo, pero el Omega le estaba diciendo la verdad. No que quedó más que continuar con su explicación, cada ves más dolido y decepcionado. Kudou no evitó sentir pena y angustia por el Alpha moreno debido a su sufrimiento. Sabiendo que Hattori no es mala persona.— Ellos me vieron la cara de estúpido, y lo más doloroso no es tanto que fuera mi amiga de la infancia, sino mi propio padre.— enojado, estresado y dolido por la traición de alguien de su misma sangre. Se lo podía esperar difícilmente de Kazuha, pero su padre sin duda fue algo que le marcó.

—A mi igual me engañaron.— contestó un poco incómodo.  Explicándole la conversación y foto que ya eliminó desde hace varias semanas. Detallando mucho como pasó. Diciendo la hora aproximada y la fecha en que fue enviada.

—La foto apuesto que me la sacaron desde el hospital. Si me dices que estaba muy centrada en nosotros y no en lo que hay alrededor. Kazuha seguramente hizo la movida. Lo que me sorprende es que hayas creído tan fácil que yo te haya terminado.— admitió. Suspirando con cierto aire incrédulo. Como recriminando le nuevamente su falta de confianza. Obvio Shinichi entendió, no evitó sentirse muy ofendido.

—No me lo creía. Me decía que había algo mal ahí pero, aún así a los días decidí olvidarte. Perdón por no haber confiado en tí lo suficiente como para irte a buscar.— dijo con cierta tristeza. Su corazón le había dicho que él fuese personalmente a Osaka a buscarlo sin importarle si faltará a la Universidad. Pero su mente le dijo que mejor no, y prefirió seguir a la razón que al sentimiento. Su cerebro que el corazón.

Quizás si hubiese hecho caso, se hubiese enterado de todo y ahora seguiría con Heiji. Pero ahora, Kudou le costaba imaginarse sin estar con Kuroba. No podía evitar la fuerte necesidad, conexión que ahora tiene con Kaito.

—... Cuando llegué, estuve un día entero buscándote hasta ir con Mouri. — dijo después de un pequeño silencio para cambiar ligeramente de tema.—Me golpeó, insulto, me volvió a golpear y advertirme que no me acercara a tí sin siquiera escucharme. Al final me dejó hablar poco y me dijo que habías viajado a Kawasaki por el festival de la fertilidad. Y que aún seguías ahí. Pero cuando fui allá, supongo que tú ya,— inmediatamente fue interrumpido. Estaba tan estresado por los viajes que hizo y las discusiones que ha tenido.

—Yo ya estaba en Tokio. — aclaró. Recordando el festival con cariño, pues ahí Kaito se le había confesado de la manera más hermosa que se pudo haber imaginado, algo que fue hace algunos días. Incluso su olor cambió, Hattori lo notó pareciéndole curioso y cuestionando se por que el repentino cambio de aroma dulce, suave y embriagante que desprende el contrario. Aunque tampoco se dio muchas vueltas al recordar con amargura que Shinichi, ya tiene pareja y quizás el olor del Omega se deba a algo que recordó en Kawasaki con ese otro Alpha.

—Me la pasé cinco días buscándote allá, en Kawasaki. — añadió, la mesera regresó y le entregó su taza de café.

—¿Tanto te esforzarste?

—Yo solo quería estar contigo Shinichi, y arreglar las cosas. Al final de unas búsquedas e investigaciones regresé a Tokio. Descubrí que sí habías estado ahí, en Kawasaki por el festival junto a otras personas como Ran y Sonoko, pero me engañaron por qué ya no seguías ahí y estabas de vuelta en Tokio. —hizo una breve pausa relamiéndose los labios. Kudou le había devuelto la carta.— Luego pase otros días buscándote pero Mouri y sus amigas trataban de alejarme de tí. Cuando iba a tu casa, no estabas o en la universidad no me dejaban pasar. Fui a la comisaría pero me dijeron que desde hace días ya no ibas por ahí. — explicó, la vida al parecer no quería juntarlos hasta tiempo después cuando ya fue demasiado tarde. Pero Hattori jamás se rendiría. Por qué tenía la idea de que el Omega es su destinado y que sólo están pasando por un obstáculo o mala racha de pareja, una muy injusta por supuesto.

Shinichi apreció el gesto, incluso le pareció bastante lindo y por lo tanto comprendía por todo lo que el moreno paso, las injusticias y obstáculos que enfrentó para llegar hasta él. Le parecía increíble todo en el moreno. Sin embargo, recordó que lamentablemente llegó tarde y ya no podía hacer mucho por recuperar algo que al Omega ya no le pertenece, por qué ahora su corazón lo tiene alguien más.

Quizás si hubiese llegado a hablar con él antes de los sucesos del festival de la fertilidad en Kawasaki, quizás ahora ya no sería pareja de Kaito. De aquel Alpha que remueve todo dentro de él y se controló pero ayudó en su bochornoso celo.

—Entiendo por todo lo que pasaste, te creo. No merece todo ésto.— comentó Kudou mirándolo comprensivo. Hattori suspiró de alivio. Aunque seguía sintiéndose agotado.

—Me alegro que me entiendas, pero... Sólo te quiero pedir algo.

—¿Qué cosa?

Hattori terminó su segunda taza de café, tomando de las manos al Omega que por esta ocasión no las apartó y sólo se limitó a escuchar la petición de Hattori que parecía muy urgente.

—Que termines con ése otro Alpha. Quiero que regreses conmigo, Shinichi. — respondió Heiji sin titubear, esperanzado.

El nombrado sólo guardó silencio por unos momentos. Llenó de confusión a pesar que hasta hace solo unos minutos, estaba tan seguro de no abandonar a Kaito.

¿Acaso Hattori no piensa rendirse? Ahora mismo, no evita compararlo con el Kaito de hace meses que igual estaba de insistente con él. Pero, de alguna forma fue diferente.

De alguna forma, prefiere a Kaito.

Palabras: 3,704.
Fecha de publicación: martes 03 de septiembre del 2019.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse
Historia: "El Omega".
Nota del escritor:

Hace unas horas que vi el nuevo capítulo de Ladybug

MisterBug me recordó a capitán América XD

Me imagino un Kaishin así.

En fin, el siguiente capítulo no sé hasta cuando será publicado. Ahora mismo me iré a mi siesta de la tarde.

Corrí algunas escenas para el otro capítulo para que esté no estuviera demasiado cargo y largo.

Datos de vital importancia:

•Helios rompe la cuarta pared (solo pocos saben ésto) cuando dice nuevos.

Rumpelstinski y Helios son personajes que hacen mucho Crossover en mis historias (como Aristóteles).

Aristóteles ya ha salido en mis historias Kaishin. Ejemplo:

•"Shinichi"

•"Guarda Silencio".

Ya sea en su forma adulta, paloma o su forma de ciego.

En fin, ésto es todo.

¿Shinichi tiene más dudas sobre sus sentimientos, que ustedes con la historia?

Hasta la próxima lectores.
Zzzzzz

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top