•13

Jueves 1 de abril, Osaka.

Su cuerpo está entumecido, ¿Cuánto tiempo lleva ya dormido? Tiene la mente en blanco y poco a poco los recuerdos llegan a su cabeza. Siendo el último lo que vivió una escena peleando contra unos delincuentes, para después caer incosiente por tiempo indefinido.

Ve a los alrededores, donde se da cuenta estar en la habitación de un posible hospital. A un costado suyo se encuentra una enfermera que justo salió para avisarle al doctor de su despertar.

Después de una revisión y preguntas, entre las visitas, entra una chica. La cual ha estado siempre a su cuidado. Él recuerda que desde hace años su padre ha querido que se casé con ella o sea su pareja ya que siente mucha empatía por la joven, lástima que él prefirió a alguien más.

Hablan un poco, él está desconcertado por la sucesos que han pasado. Sin mencionar un poco enojado sospechando de casi todos los que lo rodean, ardido por no poder capturar a esos hombres malos. Su oficio como detective lo ha hecho desconfiado. Incluso aunque se trate de su mejor amiga que siente que siempre tragó algo entre manos, formando una alianza con su papá Beta.

La chica se veía muy emocionada por el despertar del moreno, sus ojos brillaban, con sus pupilas dilata y un rubor tenue en sus mejillas como chica enamorada.

—Oh si, ten.— dijo ella al recordar algo en un tono inocente, entregándole un sobre sonriendo le amable.

—¿Una carta? — preguntó mirando confuso al sobre, preguntándose que contendrá su contenido. Por el momento sigue procesando todo, la pelea que tuvo, y que antes de ello se quedó demás tiempo en su ciudad por el trabajo.

Justo cuando pensaba regresar a Tokio por su novio, fue que tuvo esa sospechosa pelea contra seis tipos, los define como delincuentes. Y para su gran sorpresa, se acaba de enterar que estuvo casi tres meses inconsiente y siendo tratado en el hospital hasta que despertará, por suerte no tardó mucho como algunos doctores especularon. Ya que en casos más graves, el paciente tarda hasta un año en levantarse y recuperarse. También le comentaron que hasta que lo den de alta, se iría del hospital. Mínimo debía quedarse cinco días más ahí.

—Te llegó hace unas semanas, como no habías despertado la guardé y no la abrí por qué va dirigida para tí.— contestó ella encogida de hombros, sonriendo le con nostalgia. Recordando todo ese tiempo que estuvo ahí con él a pesar de que esté estuviese por un tiempo inconsiente, que fueron largos y críticos meses.

—Entiendo... ¿De quién es, Kazuha?— arqueó la ceja, sin leer el remitente. Pero intuía que adentro debía estar la firma de la persona quién le escribe.

—De Kudou Shinichi. Será mejor que la leas, creo que es muy importante.— contestó con seriedad. El contrario la miró de nuevo desconcertado y con dolor, oír el nombre de su pareja hace recordar cuánto lo ha extrañado y anhelado. Por lo que ansioso y emocionado, abre la carta para leer lo que su amado Omega le escribió. Pensando en disculparse una vez estuviese en su panorama.

Sin imaginar lo que le espera por leer.

X


Domingo, 4 de abril, Kawasaki.

—¡Shinichi! Ya deja de moverte.— regaño su amiga Sonoko, el pobre Omega estaba harto de él cambio de look o como ellas dicen, "transformación fashion" que le están dando.

Lo tienen sentado en una silla, mientras ambas lo arreglan enfrente de un tocador —frente del espejo—, de su habitación del hotel. Donde ahí tenía perfumes, libros, bolígrafos regados y carpetas de casos. Los cuales fueron tirados o guardados para que la zona este llena de maquillaje, accesorios, acondicionador y otro tipo de perfume.

Del otro lado de la habitación, esta Ran sentada mientras lee una revista sobre trajes de novias, mirando de reojo con cierta diversión el sufrimiento de su pobre amigo. Aunque realmente se ve tierno.

—Por favor Shinichi-kun, ¿Acaso no te quieres ver más hermoso de lo que ya eres?— cuestionó Aoko en un tono amable y persuasivo.

—¡Pero tampoco me gusta maquillarme!— reclamó el amante de los misterios.

Luego de varios días desde que le regaló a Kaito un peluche Chibi de él mismo, ambos seguían teniendo un par de salidas causales, conviviendo y lanzándose miradas entre sí comprometedoras. Divirtiéndose y conociendo más cosas del otro. Shinichi tuvo que confesarle vergonzosamente que es lo que su padre Yusaku quería hablar con él después de haberse aquella tarde en que conoció a sus padres.

Simplemente su padre tuvo una charla seria pero a la vez, extraña con él. Sobre que ya es un Omega adulto, responsable y lo suficientemente maduro para tomar decisiones por si solo. Qué algún día dejaría el nido de pájaros para tener su propia casa o mansión y estar con su pareja. Qué es cuestión de tiempo para que él quiera tener hijos. Agregando que entenderían si él quería tener relaciones sexuales antes del matrimonio que no es muy bien visto.  También dijo otras cosas que prefirió omitir, ya que incluirían a Kuroba.

Regresando a la realidad:

—¿Qué piensas? ¿Una Yukata o un kimono?— preguntó Aoko a la otra Omega de ojos verdes, sacando de unas bolsas y con ayuda de su novia ambos atuendos.

Ambas omegas desean ayudar a Shinichi en esta ocasión "tan especialmente importante", de hecho la idea fue de Ran. Ya que consideró necesitar refuerzos cuando apenas ayer en la madrugada su amigo Shinichi le llamó diciendo que era una urgencia pues tenía una cita con Kuroba, por qué acordaron ir al festival de fertilidad.

Todas ellas y sus respectivas parejas se unieron al viaje, más para unir a la parejita que el festival en si —a excepción de Sonoko, ella de por sí había planeado hace varias semanas ir con su novio Makoto—. Y prácticamente ayer en la noche ya habían llegado al hotel donde se hospedan. El grupo cuenta con Shinichi, Kaito, Ran, Aoko, Sonoko y su novio Makoto.

Dos habitaciones diferentes, en cada una tres camas.

—Es el festival de la fertilidad. Es muy especial.— añadió Sonoko pensativa y admirando ambos vestuarios. Quería que Kudou se viese espléndido, pero no mejor que ella sin duda. Sin embargo tomar la decisión de que va a llevar puesto es realmente complicado.

—Pero habrá calor, en ese caso usaria la Yukata. — le comentó Aoko, ambas ignorando las quejas del Omega quien les veía un poco irritado. Por dentro se sentía tan ansioso. Habían pasado varios días desde que Kaito conoció a sus padres, luego de ese suceso no fue la primera vez que visitó su hogar.

Y digamos que por el momento, parecía que sus progenitores les cae bien Kuroba, cosa si no sabe si es bueno o malo. El caso es que, el tiempo pasa increíblemente volando. Tanto así que ya ni le afecta lo de Hattori, por qué ni siquiera piensa en él. Por su bien, por querer avanzar y olvidar lo que le hace daño en su vida. Sabe que Kaito es alguien bueno para él. Y literalmente, no puede evitar en no pensar en ese Alpha.

—Pero irán de tarde y posiblemente se queden hasta noche donde empezará haber fresco. — comentó esta vez Sonoko.

—A puesto a que Kaito irá con ropa normal, ¡Por favor! Tampoco es como que me fuese a casar o ir a una boda.— les interrumpió Shinichi haciendo un mohín en sus labios ya cansando de la discusión de ambas omegas. Luego miró a Ran suplicando por ayuda, la cual la Alpha fingió no verlo.

—Quien sabe, Shinichi. — dijo la Mouri.

—¡Ran!

—Ellas son más exigentes de lo que yo creí que soy.

—Esta noche es especial para ti. Para ambos.— dijo Sonoko tomándolo de los hombros mirándolo con seriedad, lo cual asustó por un momento al joven detective de aún veintidós años. Realmente la de cabellos corto hablaba como si Kuroba y él fuesen a casarse.

—Con cuerdo con Sonoko, necesitas verte glamuroso, muy lindo y ser el centro de su atención, aunque siempre lo seas.— dijo la amiga de Kaito, Aoko dejando a un lado la Yukata que alzaba, dándose la a su novia.

—¡Si voy con el kimono se verá muy especial y obvio! Creerá que yo...— no terminó por definir debido a la vergüenza en admitirlo ante las tres mujeres, con sus mejillas sonrosadas. Para después cambiar de tema ya que ellas lo miraban mucho y no decían nada.—¿¡Para que es el maquillaje!?— se paró, pero fue sentado de nuevo al ser empujado por ambas quienes seguían arreglándolo.

—Un poco de rubor para tus mejillas, marcamos más tus pestañas y humectante para tus labios. Tranquilo, no tiene brillo. A lo mucho sólo resaltara el color de tus rosados labios.— explicó Aoko con una sonrisa triunfante. Aplicándole cada una de las cosas que mencionó con ayuda de Sonoko. — Wow, tienes la piel muy suave Shinichi-kun. — agregó impresionada.

—El kimono es muy largo y más pesado.— soltó acompañado de un bufido desesperante.

—Pero mejor, el diseño es cautivador. Sin duda Kaito no te quitará la mirada de encima.— agregó Aoko intentando convencerlo.

—Quizás nadie lo haga... — murmuró para así mismo, rindiéndose con ellas.

—No te preocupes, no creo que seas el único que llegue un kimono. Quizás solo sean muy pocos, pero no serás el único.

—Además demostrarás lo serio que eres.— dijo esta vez Sonoko terminando de aplicarle el humectante en sus labios, realmente se notaba la diferencia. Odiaba pensarlo pero, Shinichi es muy encantador. ¿Cómo es posible que el tarado de Hatorri haya hecho tremenda estupidez como terminar con él? No tendrá perdón de Dios.

—En eso tienen razón.— dijo Ran cansada de cargar con ambas prendas, por lo que las dejó en la cama bien extendidas.

—¿No puedo ir vestido de forma normal, con ropa no tradicional? O al menos prefiero la Yukata que es más ligera y menos llamativa.— suspiró, hasta sentir como empezaban a jalar su precioso cabello. Con un sujetador o broche de cabello que tenía el adorno de una flor grande color azul, arrastrando su flequillo que cubría un poco su frente para que no lo molestará llevándolo hacia atrás.—¿¡Qué hacen con mi cabello!?

—Un adorno lindo, ¿no? — sonrió Sonoko suspirando contenta, ver al Omega así dan ganas de abrazarlo por lo bello que se ve. Y eso que todavía no trae puesto el atuendo.

—No se por que, pero me recuerda a Mulan. La princesa de Disney. — comentó la Omega de cabellos azabaches al ver en el espejo del tocador del hotel.

Shinichi pensaba internamente el "Lo hago por Kaito, lo hago por Kaito. ¿Por qué demonios estoy aguantando ésto por él?"

—No soy de usar ésto, respeto a quienes les gusta pero...— dijo decidido.

—Oh vamos, este adornito es lo menos vistoso de todo el atuendo.— dijo Sonoko restándole importancia, mientras proseguía a hechar le un poco de aceite de coco en el cabello al hombre.

—Lastima que el kimono no resaltara tu esbelta figura.— suspiró con fingida lástima Aoko.

—Recuerda Shinichi, si Kaito quiere esto.— hizo una breve pausa dándole un pellizco en una de sus nalgas dando a entender a que se refería con "quiere ésto".

—¡Haaa!— chilló el Omega de la sorpresa y dolor. Mirando a la actriz con enojó y acusadora mente. Queriendo explicaciones de por qué hizo eso. Obvio ella lo ignoró y siguió con lo suyo.

—Dile que primero quieres el anillo, sin anillo no hay pastel.— terminó de aclarar la de orbes verdes con seriedad y firmeza. Pensando que quizás, mejor debió estudiar licenciatura en derecho por si las moscas.

—E-Estan locas...— gimió asustado el de orbes azules por las cosas que hacen y se les ocurren a ese par de Omegas con pareja. Aunque definitivamente entendió el mensaje, no evitó avergonzarse en pensar en una escena fugaz que pasó por su mente, maldiciendo la calentura.

Él entregándose al Alpha usando el kimono que sus amigas le tienen preparado. Cómo esté acariciaba sus muslos haciendo lo gemir bajo mientras dejaba besos húmedos por sus hombros y pecho hasta descender. Fue ahí que decidió alejar esos pensamientos de pervertido, que él no es. Eso se lo deja a Kaito. Sólo no evitó en pensar en ello.

—Sólo quiero que terminen juntos. ¿Verdad, Sonoko?— dijo la Nakamori, con sus ojos azules turquesas un poco dilatados por el placer y gusto de poder ayudar a su amigo a estar con él que le gusta, además de ser el amigo de la infancia de su novia. Se siente como una madre orgullosa. No evitó lanzarse encima de su novia por la emoción quién soltó un jadeo repentino por la sorpresa y brusquedad en la que su dulce Omega lo hizo, desprevenida mente. Aún así le dio un beso en sus labios disfrutando del dulce y acogedor aroma que Aoko le brinda a su Alpha.

—Yes. — contestó ella encogida de hombros, ignorando la cursi escena de Aoko y Ran. Sintiendo cierta nostalgia, ya que recordaba que desde niñas se conocían, se había enamorado de la Alpha de ojos violetas y cabello oscuro. Pero por ciertas circunstancias no quedaron juntas aunque tuvo muchas oportunidades. Aún así está feliz si Ran lo está junto a Aoko.

—Pero me da vergüenza ir con esto... ¿Y si Kaito me mira raro?— soltó su inseguridad, haciendo que las tres mujeres le prestarán total atención. Pensativas ante su pregunta.

—Quizás se extrañe, pero que te miré raro, no. — dijo Ran para animarlo.

—Chicas y chico, ¿cómo que ya es hora, no?— dijo Sonoko mirándolo la hora en su teléfono. Que marcaba las 5:45 de la tarde. Se supone que se debe ver con Kaito a las seis con treinta en un lugar en específico.

—¡Todavía no terminamos de vestirlo! ¡Apúrate!— dijo alarmada Aoko, ¡El tiempo si que había pasando volando!

Debían ponerle las sodis —sandalias bajas usadas con un calcetín especial—, las dos fajas anchas, obi de las cuales una se coloca en forma diagonal casi cruzando el cuello y la otra alrededor de la cintura. El kimono está confeccionado de tela de seda, a comparación de la Yukata que es tela de algodón. Y tenía un diseño único.

Las mujeres igual tenían pensando en usar uno, pero eso sería hasta más tarde. A ellas a un les quedaba tiempo, a Kudou no mucho.

Shinichi seguía las indicaciones de Sonoko y Aoko, quien Ran también ayudaba a ponerse el kimono y las sandalias así para terminar rápido sin arruinar el "maquillaje" o peinado. Nervioso y odiando tener que llegar a algo tarde. Siendo la tercera vez que usa un kimono, aunque ha pasado muchísimo tiempo desde la última vez.

X


Kuroba se encontraba debajo de un árbol cerca de unos establecimientos donde venden comida con forma de vagina o pene, ya sean desde salchichas hasta dulces. Cosa totalmente normal en éste festival donde se ora por una buena vida, la familia y evitar las enfermedades de transmisión sexual.

Según una leyenda, ésto inició por una prostituta o gesha como le dicen, que quería protegerse de un demonio. O algo así entendió.

Un tanto inquieto miró la hora en su teléfono, marcando las 6:24 de la tarde. Aunque aún no daba indicada, esperaba que el Omega llegase incluso antes. Kaito miró como la gente se aloca por la gran estatura de hierro en forma de pene y no sólo japoneses estan celebrando con sus parejas o amigos, también turistas. Desde Americanos hasta Mexicanos.

—Me preguntó por qué tardará tanto... — murmuró para así mismo, nervioso. Pero para entretenerse se imaginaba como iría vestido Shinichi, y esperando que no se burle de su atuendo.

Kaito traía puesto un kimono formal —Montsuki,— de tres camons o crestas familiares en el pecho, hombro y espalda. De un blanco con estampados negros de garzas en todo el vestuario. Esté resultaba ser un poco menos formal que el de cinco camons o crestas, ya que esté último es más para bodas. Y como aún no se está casando pero quería que la ocasión fuese especial y mostrará lo enserio que va, es que vino vestido así. Y no olvidemos las sandalias con calcetas negras especiales.

Aunque por otro lado esperaba no ser el único que llevara puesto esté atuendo, ya que la gran mayoría de japoneses vestían ropas casuales y modernas, nada tradicional, algunos pocos traían yukatas. Quizás él sea el único que se ponga algo tan pesado como un kimono, hasta daba la impresión para la demás gente que lo veía, que quizás se viste así por qué pedirá matrimonio a su pareja al usar algo formal en esa ocasión. Es eso o que se toma muy enserio el festival de la fertilidad o pene de hierro.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de alguien más que para su decepción, no era Shinichi. Aún así le sonrió cordialmente, hasta darse cuenta de quién era tomándolo de sorpresa ya que había pasado varios meses desde la última vez que la vio.

—¿Solo, Kuroba?— cuestionó la pelirroja con una sonrisa traviesa, burlándose con la mirada por el atuendo que trae puesto.

—Oh, Hola Akako. — saludó ignorando su pregunta anterior. Viendo que la mujer Alpha vestía un vestido corto color escarlata con zapatillas oscuras. Su cabello planchado, uso delineador de cejas y algo de color en sus párpados, un tono morado.

—¿Esperas a tu novio?— preguntó poniéndose a un costado de Kuroba, mirando a la gente amontonarse. Como en carnaval, aparecían en medio de la calle el personal que forma parte del show cargando sus representaciones de penes, en el fondo.

—Aun no es mi novio... ¿Y tú qué haces por aquí?

—Pensé que vendrías con Aoko. — suspiró con decepción.

—Ella ha de estar con su pareja haciendo quien sabe qué. Quizás vengan al festival pero ellas saben que quiero estar a solas con Shinichi por lo que tomaran un rumbo distinto.— contestó encogido de hombros. Pensando en comprarle a Shinichi un gorro con forma de pene, seguro se vería muy tierno por qué esté estaría demasiado avergonzado.

—Oh... Me preguntó si seguirá pensando en mí.— agregó Akako con cierto tono engreído y un gesto prepotente.

—Akako, creo que de verdad debes dejar de intentar recuperarla. Ella ya tiene y quiere a alguien más.— añadió Kuroba con seriedad, esperando que la bruja no se meta en su relación. Cree que la pelirroja es capaz de hacerle daño a Ran para tener a Aoko sola.

—Ho~ sabes que nunca me rindo, Kaito.

—Te rendiste conmigo.

—Eso fue por Aoko. — dijo frunciendo el ceño virando los ojos irritada al recordar eso. Por qué sí, al principio le gustaba Kaito. Hasta que pasó más y más tiempo con su amiga Nakamori, tan tierna e inocente quedó encantada con ella. Su forma de ver el mundo y lo linda que es. Olvidando al Alpha.

—C-Como digas...— dijo mirándola incrédulo, sabía que no debía meterse con esa mujer. Le daba algo de miedo a veces.

—Bien, Adiós...— se despidió, no sin antes acercarse peligrosamente a su oído, poniéndose de puntitas sujetándose de su hombro ya que Kaito es más alto que ella.— Sólo te quiero decir que si en los próximos cinco minutos sigues solo, Hakuba vendrá hacerte compañía — le susurró al Alpha de cabellos castaños oscuros quien la miró sorprendida.

—¿Hakuba está aquí?

—Ya sabes cómo es él. Quiso aprovechar también.— río burlona, para cambiar su expresión a una más neutral.

—Agh, que molesto. — bufó suspirando pesadamente.

Su relación con el rubio es medianamente rara. El Beta según sus palabras, quería dominarlo a él pero a la vez, ser dominado por Kuroba. Es bastante versátil por lo que pudo percibir. Respeta sus gustos, sólo que Kaito ya está hostigado de Saguru, por qué ya lo ha rechazado de varias maneras y esté no se rinde.

—Si no te va bien con ese Omega, él estará ahí. En fin, suerte.— soltó encogida de hombros para darle unas palmadas en su hombro y alejarse de la escena. Rápidamente había desaparecido entre la gente.

—Il istiri ihi, in fin, sirti.— imitó burlonamente con una voz super chillona, por no decir que hasta emitió la de Akako.— Puf, que irritantes. Debo apartarme. — se dijo así mismo para irse, aprovechando para mirar disimuladamente a los lados para encontrar al detective de Inglaterra.  Sin embargo se detuvo en seco.—Pero prometimos vernos justo por aquí, ¿Dónde estará? ¿Y si me deja plantado? ¿Y si sabe de mis intenciones y quiere evitarme para evitar el momento incómodo? O si,— murmuró todos los terribles escenarios, nervioso. Hasta ser interrumpido por la voz angelical del Omega de sus sueños.

Lo cuál lo salvó de varias formas.

—¡K-Kaito!— gritó el de orbes azules acercándose con la respiración agitada pues casi corrió hasta allí ya que se le hacía tarde. Además pasar por la multitud de la gente tampoco fue fácil. Sin mencionar el bochorno. La brisa de la noche aún no está en su punto.

Hace unos dos minutos; Kudou a lo lejos alcanzó a ver a Kuroba hablando con una mujer pelirroja, quien le susurró algo. Extrañamente y cosa que él jamás admitirá en voz alta, se puso celoso. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué demonios le susurró? ¿Por qué Kaito no la apartó? Le daba mala espina, pero tampoco le iba a reclamar algo a Kuroba ya que no debía y aparte le daba vergüenza. Pero le picó en su corazón verlo tan cercano y relajado con alguien más.

No percibió que la pelirroja es un Alpha, y tampoco le importaba. Actualmente las parejas pueden variar. Desde Alpha con Alpha hasta Omega con Omega. Aunque sinceramente son muy pocos los casos de estás relaciones, no son imposibles.

—¿¡Shinichi!?— exclamó el Alpha al tener frente a frente al nombrado, totalmente deslumbrado. Ya que el Omega traía un hermoso kimono color azul con algunos estampados de flores negras y blancas. Si mencionar que su flequillo que siempre cubría parte de su frente no estaba y en vez de eso, había un broche de flor completamente azul metálico.

Shinichi tenía sus mejillas rojas, quizás por el cansancio o el esfuerzo de correr aparte del calor. También notaba sus pestañas más destacables de lo normal. En resumen, se veía realmente hermoso.  Su aroma tampoco se quedaba atrás, está ocasión tenía un olor más a fresa con coco. ¿Será por qué está demasiado emocionado y nervioso? Por qué duda que sea algún perfume de marca. Ya que el aroma natural del Omega lo opacaria por completo.

Kudou por otro lado al estar más cerca del Alpha pudo notar que él igual llevaba un kimono. Cosa que no pasó desapercibido por varias personas a su alrededor.

—¿Q-Qué tanto murmuras? Llevo tres veces hablándote y no me oias.— dijo el Omega cruzado de brazos lanzando un bufido.

—¡Perdón! Me perdí entre mis cosas. — se disculpó rascándose la nuca nervioso. Pensando en si tomar su mano o tomarle de la cintura para tenerlo más apegado a él. Quería que todos vieran que Shinichi está con él, sólo con él.—Te ves... Hermoso. — admitió con un rubor en sus mejillas, causando el mismo efecto en el más bajito que odiaba que se le notará tanto su sonrojo.

—Tu también. Pensé que sería el único exagerado en llevar un kimono.— confesó intentando sonar de lo más natural y confiado. La verdad jamás se esperó que el Alpha fuese igual vestido de kimono, aunque lo hacía sentir en más confianza al no ser el único. Sentía menos pena por así decirlo. Ya de por sí odiaba que la gente en medio de su camino para reunirse con Kuroba, se le quedarán viendo por su atuendo.

—Para mi, la ocasión es especial.— dijo mirándolo con adoración, sorprendiendo a Shinichi.

—Kaito...— balbuceó sin dejar de mirar al Alpha maravillado. Kaito río enternecido por su adorable reacción, ¿Cómo no enamorarse de Shinichi si es tan adorablemente tierno? Sus labios entre abiertos, sus preciosos y brillantes ojos, hasta su pequeña nariz y sus largas pestañas que adornan ese par de joyas zafiros que tiene. Shinichi se ve precioso, y más por el escenario de atrás del atardecer.

Kaito reaccionó recordando que aún hay mucho que hacer, quiere tomarse varias fotos con Shinichi y dar el siguiente paso en su "relación". Quiere dejar de ser un amigo.

—¿Vamos?— preguntó Kaito tomando la mano de Shinichi quién lo tomó desprevenido al estar en su mundo. Donde el protagonista de él es el Alpha que toma su mano haciéndolo sentir cálido y más seguro.

Desde lejos, unos ojos los ven ocultó gracias a la cantidad de gente en el lugar. Un tanto decepcionado y triste por ver qué el Alpha ya tiene compañía.

—S-Si. — afirmó apretando más el agarre, avergonzado se por ello al instante.  Aunque en verdad, le gusta sentir su mano enlazada con la del Alpha que desde hace varios días le ha hecho sentir cientos de cosas que lo habían dejado confundido al principio.

Kaito solo atinó a sonreir encantado, para guiar al Omega y pasarla bien juntos.

Palabras: 4,176
Fecha de publicación: sábado 03 de agosto del 2019.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse
Historia:  "El Omega"
Nota del escritor:

Está parte ya llevaba diez días en borrador, y no era tan larga como cuando a media noche empecé a editarla. (Ahora claro, ya son más de 1:15 am). Paso de tres mil y ciento tantas palabras a cuatro mil ciento setenta y seis.

¿Qué les pareció?

¿Apoyan a Hattori?

¿Qué dice la carta que recibió?

¿Kaito y Shinichi serán al fin novios?

Lo sabrán hasta el próximo capítulo donde averiguaran por qué es mi favorito hasta ahora.

•Dato:
El festival de la fertelidad en realidad se celebra de mañana o tarde. Yo lo hice en la noche.

En fin, hasta la próxima actualización.

Está estimado que publiqué el capítulo 14 el domingo 25 de agosto.

Hasta la próxima lectores.

Fin de la tercera parte.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top