•05
No quería seguir llorando y estar triste por él. Pero tampoco podía controlar del todo sus emociones y pensamientos que lo hacían más mierda con cada minuto que pasaba. Una parte de él quería aceptar que Heiji ya no era suyo, que no ya no son nada y ahora debía pensar en otras cosas más importantes que estar con alguien.
Pero por otro lado, no quería resignarse. Incluso volvió entrar al chat que ocultaba su hora de última conexión pero no la foto de perfil que es de su casa —probablemente— de los padres de Hattori en Osaka.
Siguió viendo esa foto. Quizás todo era falso, quería creer que así es. Qué todo fue un montaje de alguien que quiere lastimarlo. Cómo en esos Doramas que su mamá veía cuando él era un niño de diez u once años.
Incluso tuvo el impulso de ir a Osaka para que Heiji se lo dijese frente a frente. Pero... ¿Qué tal si al final si era cierto? ¿Qué tal si Hattori decidió por eso mismo decirlo en mensaje? Para no sentir pena de él. Sólo se humillaria y lastimaría aún más si va y el moreno de ojos verdes le confirma públicamente que todo fue cierto, que ya no quería estar con él.
Shinichi se percató de que en la foto aunque no se veía precisamente quien la tomó, quizás alguno de los dos lo hizo.
Miró la hora en el reloj.
—Todavia es muy temprano...— dijo con desgano. No quería salir a ningún lado. Incluso faltaría por primera vez a la Universidad. Lo cuál le parecía estúpido que faltará sólo por qué emocionalmente se sentía mal, pero no tenía ganas de hablar con nadie y no cree poder concentrarse en las clases ni mucho menos en ser amable con sus compañeros. Siendo brutalmente realista, realmente lo que le acaba de suceder le dolió mucho, no podían culparlo de sentirse tan mal como para no asistir a la facultad.
Tampoco pensaba soportar a su amiga Ran si lo llegase a ver de esa manera. Por qué eraas que obvio que no podía ocultar todo ese dolor que siente. Esa tristeza. Quería pasar todo el día de hoy, mañana y si se puede el domingo también en casa. Sólo salir si es totalmente urgente para comprar algo. Aunque tampoco tiene ganas ni de comer por el momento.
Pero tenía antojo de ver un maratón de algún Dorama de samuráis mientras comía helado de sabor a chocolate o menta con chispas.
Perfecto, ahora será un Omega soltero con el corazón destrozado, con varios gatos y gordito de tanto comer helado. Aunque desde su punto de vista tampoco suena muy mal.
No, prefirió dormir un poco más. Quizás así dejaría de pensar tanto en el moreno. Ya luego si aún tenía ganas comería ese helado. Preguntándose si de verdad tenía un bote en la nevera o debía salirse —para las muy casi inexistentes ganas que tiene— a la tienda.
Cuando volvió despertar, miró el reloj digital que poseía encima de una mesita de noche a lado de una lámpara, se percató que durmió alrededor de cuatro horas más.
Nunca había tenido la oportunidad de dormir ni siquiera las ocho horas completas debido a la misma universidad, proyectos y su trabajo como detective. Ésto último incluía no sólo los casos de homicidios a los que ya está acostumbrado a frecuentar, también a los atracos, atentados y secuestros.
Pensando en ésto último le dio por leer una novela que su madre le envío hace meses pero no había tenido la oportunidad o las ganas de leerla por su temática.
Trata sobre el síndrome de Lima y Estocolmo. Con esto dicho es fácil adivinar que es de un secuestro y un amor entre la víctima y su secuestrador.
Se hizo un sencillo desayuno que fue un par de sándwiches y jugo de uva. También quiso probar un rame con camarón.
Mientras absorbía los fideos humeantes, aún con esa expresión cargada de tristeza, alguien entró a su casa alertando lo un poco.
—¿Un ladrón? Justo ahora que no estoy de ánimo.— dijo secamente para sí mismo, ya que a menos que fuesen sus padres de visita nadie más qué el tenía la llave de la entrada.
Suspiró agotado al ver que se trataba de la persona que menos deseaba ver. Aunque en realidad, él no quería ver a nadie ahora. Cabe decir que no tiene ganas de resolver algún misterio, cosa que es demasiado extraño viniendo de él y por lo tanto preocupante.
—¡Shin-chan! ¿Por qué no fuiste a la universidad? ¿Qué te pasó? ¿Te dormiste? Te ves algo... Pálido y con los ojos llorosos.— preguntó el oji violeta como Juan por su casa, cerrando detrás suyo la puerta. El Omega se hacía una vaga idea de cómo fue que entró a su casa.
—¿Qué quieres Kaito? La verdad no estoy de humor para tus bromas.— dijo de mala gana suspirando al notar que sólo era aquel Alpha irritable y acosador. Entonces decidió regresar al sofá para seguir viendo el Dorama que dejó en pausa.
—Solo quería ver cómo estabas y si tenía suerte, invitarte a salir. Quiero estar con el Omega al que quiero cortejar.
—Ya viste como estoy. No tienes suerte así que te pido que me dejes solo.— respondió muy cortante y distante, sin mencionar esa fría mirada dirigida al más alto, mientras que seguía comiendo su pote de helado. Agregando totalmente despreocupado:— No olvides volver a cerrar la puerta cuando te vayas.
—... De verdad estás mal.— opinó después de un breve silencio. No pensó realmente encontrar así al Omega. Ya de por sí la conocía un tanto reservado y serio. Hasta cortante a veces con gente extraña. Pero sin duda verlo así era otro nivel.—¿Qué te ocurrió?— preguntó con seriedad, tomando asiento a su lado. Al ver que el Omega no le hizo caso prosiguió.—Shinichi no pienso irme de aquí hasta que me digas y sabes que soy muy persistente.
—...— la respuesta del Omega no fue solo aquel rígido silencio, también su cabeza en dirección al suelo, su flequillo cubriendo su frente para así tapar sus ojos, mientras sollozaba en silencio. Apretando con fuerzas los labios para no dejar salir un llanto audible. Lentamente seguía comiendo sus fideos esperando que Kuroba no se diera cuenta.
—¿Shin-chan? ...¿Por qué estas llorando? ¿¡Alguien te hizo algo!?— hablando de Kaito, fue más que obvio que el Alpha iba a darse cuenta. No solo por la posición en la que se encontraba, también por su olor. El cambio de ambiente a su alrededor. Aunque Kaito debía admitir, que se sorprendió todavía más al ver como el Omega seguía llorando. Y parecía no querer hacerlo, no querer desmoronarse enfrente de él.
Kaito tenía tantas ganas de abrazarlo, consolarlo mientras le acariciaba su espalda y peinaba de cabellos; pero no lo hizo.
—Se acabó...—murmuró después de lograr que su voz no sonará tan quebradiza.
—¿Cómo?
—Heiji me terminó.... Su razón fue inesperada y... Fue tan extraño todo. Me cambió por alguien más y dijo que por favor no le mandara mensajes o volviera hablar. — respondió casi tan rápido que parecía que las palabras se corrían con la otra. Dejando su plato donde estaba el rame en la mesita. Aún sin mirar a Kaito.—Él h-había viajado a Osaka hace días.— apretó sus puños, pensativo.
—Oh, Shinichi... Sé que mis palabras no pueden ayudarte mucho, pero de verdad pienso y quiero hacerte sentir mejor. No me gusta ver a la persona que me gusta así.
—¿Qué acaso no es lo que tanto querías?— formuló con dolor y rencor.
—¿Qué?— dijo expectante y confundido Kuroba.
—Que él y yo termináramos. De seguro tú planeaste ésto. ¿Ya estás feliz?— por primera vez, alzó su mirada para verlo con recelo. Con dolor. Literalmente empezando a hecharme toda la culpa a él.
—Shinichi, solo estás afectado por eso. No saques conclusiones apresuradas sin comprobar primero. Además no puede ser que piensas eso de mí.— le dijo realmente ofendido, le lastimaba que el Omega pensará eso de él.
—No quiero salir con alguien ahora. No quiero verte más Kaito. — añadió, intentando alejarlo de él. Ahora está tan dolido, que le da igual cortar conexiones. Sin importarle si después se puede arrepentir.
—Comprendo que te sientas así, pero deja de verme como si fuese mi culpa. Admito que yo quería que no anduvieras con él pero no de esta forma, tampoco permitiré que pienses eso de mí. Te quiero, quiero que seas mi novio pero no de esta manera.
—Ahora resulta que ya nadie me quiere.— dijo restregando sus ojitos.
—¿Espera que? No quise decir eso.
—Por eso Heiji me terminó. Soy aburrido, feo y... Horrible. O quizás también por qué soy un flacucho, los o
Omegas muy delgados no son adecuados para un emba...— empezó a decir de cosas un tanto paranoico, de por qué el moreno lo habrá terminado realmente. Siendo interrumpido por el contrario.
—¡Tonterías! Te seré sincero, quizás si estás muy delgado.—le dijo para llamar su atención.— Pero es por qué tú mismo a veces te saltas comidas muy importantes o comes poco debido al escaso tiempo que tú te das. He visto tu basura llena de envolturas de rame.
—¿Revisas mi basura?
—Ejem, como decía...— se rascó la nunca un poco nervioso, para después cambiar de tema sonando convincente.— Estés gordo o flaco, tú eres hermoso.— le sonrió confiado, Shinichi no apartó la mirada de él, dudando de sus palabras.— No creo que seas aburrido, ambos son detectives así que supongo que se deben entender mejor. De seguro tú eres muy cariñoso y lindo con ese otro detective...— suspiró, realmente le gustaría que Shinichi fuese su novio. Pero ahora, sabía que no era momento de lamentos, si no de animar al Omega.— Si yo fuese él no sería capaz de ver a alguien más que no sea tú y estar todo el tiempo posible contigo.
—... ¿Debo comer más?— dijo después de pensar en las palabras del mago, intentando ignorar el leve rubor que protagonizó sus mejillas ante las últimas palabras de Kaito. Otra razón por la cuál no quería llorar en brazos del Alpha para "desahogarse", es porque no quería verse sumiso, débil o un llorón. No quería la lástima o pena de alguien, que se aproveché de él por estar herido. Aunque su Omega interno le decía otra cosa.
—Si, de hecho yo mismo me encargaré de eso. ¿Dices que tú rompimiento con él fue..?— preguntó, al recordar lo que el Omega dijo momentos atrás.
—Sospechoso. Extraño. Él me rompió por mensaje de texto. Ni siquiera me llamó.— contestó con ganas de hablar con alguien para decir sus ideas conspirativas.— Quizás tengas razón y la verdad, no quiero creer todavía que él terminó conmigo. Pero dejando eso de lado, no estoy de humor Kaito.— hizo una leve pausa, pensando en que más decir.— Por primera vez no quiero hacer nada. Extraño los mimos de Hattori. Sé que no debo depender de él. No debo depender de un Alpha pero... Yo de verdad lo quería muchísimo. Me había ilusionado con...— se explicó, de tan solo mencionar o recordarlo le dolía demasiado. Y claramente Kaito notó ésto, a él igual le entristecía ver al Omega así por alguien más.
Ni siquiera quería oír que iba a decir, por qué sabía, estaba muy seguro que Shinichi quiso decir era ilusionado con tener una familia. Al Alpha también le dolía escuchar sus planes de futuro con otro, pero como se había propuesto, él está ahí para animarlo aunque sea un poco. Para ser la persona con la que se desahogara, hablará y consolará.
—Entiendo tu dolor, Shinichi. En este momento me duele verte sufrir, me duele verte llorar por alguien y escuchar tus sueños con otro Alpha. Pero ahora no pienso cortejar te o intentar ligarte. Lo que busco y me importa es ayudarte, aconsejarte como amigo, si puedo animarte y que lo olvides por tu propio bien. Si Heiji fue serio contigo sobre lo de terminar, mínimo te lo hubiese dicho en la cara.— le dijo rodeándolo de los hombros para demostrar todo su apoyo, siendo brutalmente honesto con él. Y en cierto modo, dijo algo que Shinichi quería escuchar o pensó.
—Yo igual pienso lo mismo...
—Lo siento si te ofende, verte triste me cohibio el corazón. Pero ese imbécil no sé qué demonios pensó en dejar a un inteligente Omega, por no decir también muy bonito, con quien llevaba años de noviazgo. — frunció el ceño. Ahora estaba decepcionado y enojado con aquel Alpha de piel morena. ¿Por qué había terminado con alguien como Kudou Shinichi? Literalmente el Omega tenía mucho que ofrecer. Mucho que dar.— Además su relación parecía bastante estable, ¿No?— preguntó a lo que el oji azul sólo asintió un tanto decaído.— ¿Puedo saber por qué terminó?
De nuevo aquel silencio frío, Shinichi volvió a sentir sus ojos picar que Kaito se dijo así mismo idiota por haberlo preguntado. Y cuando estaba apunto de decirle que no era necesario responder, el Omega le respondió.
—P-Por que prefirió estar con otra persona.— tragó saliva. Su voz sonaba rota, realmente Kaito le partía el alma escucharlo así.— Con su amiga de la infancia, Kazuha.
Si bien el Alpha no tenía ni idea quién era la mujer, asintió comprensivo pero aún molesto.
—Con que esa fue la razón. — hizo un gesto pensativo, realmente era muy sospechoso. Y quería indagar más, incluso ver la conversación pero temía romperle aún más el corazón el Omega.
—S-Si... Iré por helado. ¿Quieres?— dijo para cambiar el tema.
—Me quedaré contigo. Y sí, si quiero. Sé que quieres estar solo por un tiempo, pero ahora me preocupa mucho tu salud y estado. Y pienso mimarte.
—¿Mimarme?
—¿Extrañas los mimos no? No deseó que lo recuerdes, pero me gustaría mostrarte mi afecto.— le sonrió con cariño y comprensión. Quería hacerle saber al Omega que tenía todo su apoyo incondicional, que podía contar con él.
—Supongo que gracias.— respondió distante, para ir por el bote de helado y dos cucharas. Sentándose nuevamente a lado del Alpha, abriendo el bote de helado sabor a chocolate.
—¿Alguien más sabe sobre que terminaste con él?
—Eres el primero en contárselo. — respondió intentando no darle importancia, aunque eso no es fácil. Entonces para cambiar definitivamente de tema se acordó de algo.—Oye, ¿y tu mamá?
—De visita con unas conocidas. Estuvo a punto de acompañarme. No hubiera sido bueno, no querrías que te viera así y tampoco podrías fingir sentirte bien.— respondió para luego darle la primera probada al helado.
—Gracias por haberme escuchado Kaito.—ahora fue él quien dio un par de cucharadas al helado.
—¡Ya se!
—¿Hum?— pronunció al tener su boca llena del frío producto.
—Te compraré un perrito. Dicen que son muy buenos para la compañía y que dejes de estar triste.— volvió a dar otra cucharada escuchando lo que el Omega iba a decir una vez se tragó lo que tenía en la boca.
—Parece bueno. Pero no quiero tener un perrito. Con trabajo puedo cuidarme yo mismo. Y como ves no muy bien.
—Hm... Entonces un bebé.
—¿Un bebé?
—¿Te gustan los bebés, no?
—En un futuro quiero tener hijos, pero no ser niñero cuidando los hijos de alguien más.— aclaró, pensando en que Kaito le iba a dar de cuidar a un bebé de alguna tía o vecina.
Shinichi a veces se sentía en un gran conflicto interno, por qué los bebés le irritaban y a veces no le gustaría cuidarlos. Pero por otro lado, realmente le gustaría tener un hijo suyo en brazos, un recién nacido y sentir la dicha de ser padre.
—No, no. Me refiero a que ¿Y si hacemos un bebé?— propuso sonriendo juguetón. Haciendo que el Omega de atragantará con el helado.
—... ¡Desvergonzado!— le gritó con sus mejillas encendidas.
—Admítelo Shin-chan. La idea es muy tentadora. Vas a estar gordito por un cachorro justo aquí. Aw, serías aún más adorable de lo que ya eres.— opinión con un tono de voz meloso y coqueto, señalando su vientre. Empezando a fantasear con aquella imagen del Omega.—Me imagino como serías siendo padre. Demonios, ¡¿por qué eres tan hermoso?!— exclamó sintiendo algo escurrir por su nariz, un hilo de sangre. Se había emocionado de más.
—¿Estás sangrando?— preguntó, no sabía si estar preocupado o asustado. A veces le daba miedo la forma de pensar de Kaito, pero de una manera chistosa.
—Nada, nada.— negó mientras se limpiaba el hilo de sangre con un pañuelo que sabrá Sácate donde lo habrá sacado. — Esta noche me voy a manosear.
—¡Puerco!— le dijo sonriendo de medio lado, ante la actitud de Kaito.
—Casi conseguí hacerte sonreír. Pero hablo enserio. Si quieres puedo ayudarte.
—¿A qué?
—A hacerte un bebé. Mejor padre no puedes encontrar.— le guiñó sonriendo ladina mente. Puedo que solo diga las cosas en broma, pero en el fondo realmente quería formar una familia con Shinichi.
—Pervertido.
X
Lo bueno es que es sábado. Pensó Kudou. Y aunque las ganas de estar sin hacer nada todo el día no le faltaron, debía adelantar algo que habían dejado en la Universidad. Para su suerte es sólo una prueba de estadísticas que sólo se puede resolver leyendo un libro con más de trescientas páginas que trata de la carrera de criminalogista.
Shinichi Kudou es de esos muy pocos estudiantes que no necesita hacer un trabajo o proyecto social sobre la profesión que quiere ejercer. Ya que debido que literalmente desde que estudió el último año de secundaria comenzaba hacer conocido como un detective juvenil, no hacía falta pues él ya tiene la experiencia y habilidad de sobra. Lo único que le faltaba eran los estudios y el reconocimiento como tal.
Lo bueno de leer el libro titulado Criminaslistíca Forense, es que lo distrae por unos momentos de su aún existente problema emocional.
A las cinco de la tarde apenas se acordó que debía comer algo que no fuese helado, por lo que de inmediato frió algunas salchichas y coció el arroz con unos elotitos. De beber prefirió un jugo de uva. Era poco menos agrio que la limonada.
Encendió el televisor que se encontraba en la sala y el comedor en la misma habitación.
Primero buscó algun canal que llamará su atención, lo dejó en mil maneras de morir. Hasta que llegó la parte de los comerciales que casualmente pasó un anuncio de noticias de que por algún medio se filtró que la policía recibió otra nota de Kaito Kid. Habían pasado semanas desde la última.
Las noticias no dieron más detalles, pero que tendría mas información hasta el noticiero de las nueve de la noche que sería la noticia principal y que grabarían en vivo—o tratarían— el espectáculo del mago ladrón conocido internacionalmente.
Shinichi bufó cansado. No tenía ánimos ni ganas para ir personalmente a ayudar. Es más, ya había decidió no asistir al atracó. Nadie lo puede forzar.
¿En que podría afectar a la policía o al mismo Kid en no ir? Si al final y aunque sea muy pesimista de su parte, no lo atraparía si fuera. Por alguna razón, no quiere ir a denunciarlo o llevarlo con la justicia, lo cual lo ponía en un nuevo —ni tanto— conflicto interno.
Su presencia no la considera totalmente necesaria, después de todo está en una incrucigada pues sabe quién es Kid en realidad. Aunque ahora que lo pensaba, quizás debía preguntarle al mago sus razones de robar para después devolver la joya.
Hasta entonces, se alejaría sólo un poco del peligro. Sólo unos días hasta que se sintiera medianamente mejor.
Su móvil sonó, no se sorprendió al ver que el identificador de llamadas dice Ran, por lo que se preparó para contestar las preguntas de la Alpha que tenía que decirle.
Será una larga llamada sin lugar a dudas

Palabras: 3,314.
Autor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: viernes, 24, mayo, 2019.
Au: Omegaverse
Fandom: Detective Conan & Magic Kaito.
Historia: "El Omega"
Nota del autor:
Algo me dice que tardarán en ver la actualización ya que gaypad no te envía la notificación. Por ahora.
Esté capítulo ya lo tenía escrito desde el 15 de abril. Sólo me faltaba revisarlo y editarlo que hice apenas ayer en la noche. Y eso que apenas el 4 de mayo publiqué el capítulo anterior. Lo que sucede es que yo adelantó los capítulos y espero semanas para publicarlo, todo depende de las visitas y votos que reciba el capítulo anterior.
Otra cosa es que en borrador tengo escrito hasta el capítulo 09, todavía no estoy muy seguro cuánto durará la historia.
Ahora, hago los capítulos largos para compensar un poco el tiempo en que no publicó. También disculpen si tengo alguna falta de ortografía por ahí que trato de que sean mínimas.
Realmente no pasó mucho tiempo. Sólo tres semanas exactas desde la última actualización, y eso que esté capítulo pensaba publicarlo en una o dos semanas más. Sólo que lo pensé mejor al leer los comentarios.
¿Próxima actualización? Quién sabe. Puede que la publiqué pronto como dentro de una semana, o un poco tarde dentro de dos-tres semanas. En fin; espero que realmente estén disfrutando de este fanfic al que le dedicó tiempo y esmero. Cuando tengo inspiración disfruto de escribirlo.
Finalmente, en el próximo capítulo les daré una noticia que vengo planeando desde que publiqué el tercer capítulo del fanfic, pero me he querido esperar para decirselas. Para no alargar más ésto, nos vemos en la próxima actualización.
Puede que a comienzos del mes de junio haya actualización así que estén se muy atentos; los quiero y disfruten para lo que se aproxima.
Fin de la quinta parte.
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