•03
¿No les pasa qué cuando planean algo, al final sale una cosa totalmente diferente?
Shinichi dejando parte de su estrés por la universidad, el trabajo, y que pronto vendrían sus padres de visita aunque no sabe exactamente en qué fecha; había planeado en su tiempo libre y entusiasmado una salida con su novio. Sólo ellos dos.
Habían pasado un par de meses desde la última vez que tuvieron una cita real. Y los casos de la policía en colaboración no contaban para él, aunque la mayoría de las veces amaba hacerlos con el moreno.
En fin; regresando a lo de su cita, Heiji tenía que salir de viaje de regreso a Osaka. ¿El motivo? Aparte de pasar tiempo con su familia, también es por un asunto de trabajo. Dio aviso en la universidad y cómo él tiene cierta fama por ser uno de los cuatro detectives juveniles —estando también su novio, el detective de Inglaterra Hakuba y otra persona misteriosa más—, inteligentes y populares del país, se lo dieron. Los cuatro chicos genios.
Heiji le dio la invitación de que si quería, él podía acompañarlo. Shinichi pensó alarmante en estar con sus "suegros", pero desechó esa idea muy desilusionado. Rechazando la tan tentadora oferta.
El viaje de su novio sería alrededor de dos semanas. O quizás poco más.
Debía quedarse por lo de sus padres, y tampoco le parecía conveniente ir de viaje con su novio debido a la universidad. Parecía que se iban de vacaciones, a los demás estudiantes no les parecería justo. Y no es que le importará mucho lo que los demás dicen de él, simplemente no podía. Además él tenía otros asuntos pendientes ahí.
El vuelo de su novio sería temprano. A las siete despeja su avión. Por eso se encontraba veinte minutos antes en el aeropuerto despidiéndose de su pareja.
Con él es muy cariñoso. Todo lo que Shinichi jamás sería sino fuese por qué lo adora y se tienen la suficiente confianza. Por eso tiene la pequeña idea que al final se quedaría con Heiji, se casaría con él en un futuro. Ambos se quieren demasiado, se entienden y se tratan bien. Seguros de que pueden solucionar cualquier problema que les venga.
¿Qué pasa cuando el destino ya tiene algo planeado para tí, qué aunque te niegues no puedes resistir en caer?
Muy pocas personas que lo rodean saben sobre que la Muerte rodea al detective Shinichi. Cómo la saga de películas de Destino Final. Algo casualmente parecido.
Rebobinando al tema del destino, desde mucho tiempo atrás siempre existió la creencia o leyenda de los destinados. Las almas gemelas ya están destinadas desde su nacer. Es el propio destino quién se encarga de ponerlos juntos justo en el momento y tiempo preciso.
Algunas parejas lo saben con tan solo verse. Un amor a primera vista demasiado fuerte, la conexión en sus miradas y el deseo de querer estar a lado del otro a pesar de quizás, nunca haberse visto. En cambio en otras es más complejo. Deben tratarse más. Pasar más tiempo juntos, desenvolverse. Pero al final siguen teniendo el mismo resultado. Sus instintos terminar por unirlos por completo.
Con los Betas es más difícil, ya que ellos no tienen esos instintos ni distinguen a los Alphas y Omegas por los olores que estos mismos expulsan. Más no es imposible que tengan o encuentren a su soulmate.
Aquello vino en la mente del detective de ojos azules. Apenas acababa de salir del aeropuerto donde su novio se fue, para dirigirse a la comisaría de policía a ver si algo nuevo le daban, que recordó eso de los "predestinados". Lo que le dijo Kaito la vez anterior en el aula, lo dejó muy pensativo. Ni mencionar que terminó por hacer con el ramo de rosas.
"Tonterías." Se convence plenamente. Él ya tiene novio, y es plenamente feliz con él. Sea o no su destinado, no cambiará su relación con él a menos que sucedan ciertas circunstancias que lo hagan tomar esa decisión, cosa que duda.
Para su mala suerte, no hay nada que capte su interés en la comisaría de policía. Últimamente las cosas han estado relativamente calmadas. Y no es que no esté feliz por que haya paz en la sociedad, pero por otra parte es su vocación, se siente muy aburrido. Más cuando no tiene a Heiji o Ran que le hagan compañía, y terminó su proyecto de Literatura.
Decidió ir al banco para hacer un depósito. Nada del otro mundo. Al salir vio a un círculo de gente rodeando algo. O alguien.
—Que raro, no estaban cuando entré.— murmuró para acercarse curioso. Hace quince minutos que entró al banco. Y el lugar no estaba lleno para sus sorpresa.
Entonces abrió los ojos en grande cuando vio de quién se trataba.
La gente seguía murmurando. Se escuchaban las frases de "Quizás fue un asalto", "una pelea", "un accidente."
Nadie hacía nada importante o que salvará a la víctima.
—¿Cuánto lleva así?— preguntó preocupado, sacando su móvil llamando una ambulancia. Algo que al parecer nadie hizo.
—Apenas unos cinco minutos.— respondió una señora, una Beta rechoncha muy maquillada que parecía estar interesada en el chisme.
—Es increíble que nadie haya llamado a la policía o a la ambulancia.— bufó molesto, haciendo callar a la demás gente haciéndoles sentir un poco culpables.
Se agachó para tocar su pulso, por suerte seguía respirando. Costosamente, pero lo hacía. Examinó rápidamente la escena del crimen, dónde y que tan profunda parece ser la apuñalada, manteniendo el móvil en línea.
—Hay un joven Universitario inconsiente frente del banco Shiō, cerca del parque Sakura. Calle 13. Tiene una apuñalada cerca del tórax. Parece profunda...— informó escuchando del otro lado de la línea a la mujer que le dijo que enseguida va la ambulancia para allá.— Si, gracias.— colgó la llamada después de que le confirmarán.
El joven parecía removerse poco a poco.
—Oye, ya viene la ambulancia en diez minutos.— le dijo, no sabía si al menos lo escucharía. Aparte de la apuñalada, tampoco parecía estar grave de alguna otra cosa.
• • •
—Que bueno que no fue tan grave.— suspiró el japonés Omega que vestía con su ropa casual de esa mañana. Con su perfecto y característico peinado, solo dos copetes fuera de su lugar y un cerquillo de lado cubriendo parte de su frente.
Se había quedado todo el tiempo dentro del hospital. También había notificado a la policía sobre lo que sucedió. Hace rato que habían llegado para interrogar a la víctima cuando está se sintió mejor.
Y en cuánto a la "víctima", ósea el paciente, yacía en la camilla con una sonrisa ladina despreocúpante, nada común en alguien que acaba de ser apuñalado. Aunque no fuese algo tan grave. Sin embargo, Shinichi pensaba que Kuroba podía defenderse fácilmente del agresor. No olvidemos que su otra personalidad es Kaito Kid. ¿Por qué no lo hizo?
—Gracias por salvarme, mi precioso detective.— elogió el Alpha de mirada violeta muy agradecido.
Lo habían dejado a solas con el Alpha, la enfermera salió por un momento atender otro asunto de un paciente y de pasada saber si ya pueden dar de alta a Kuroba.
Shinichi se sintió irritado. Casi se cagó del susto cuando vio a Kaito tirado en el suelo a fuera del banco hace algunos momentos con una herida que parecía más grave de lo que en realidad fue. Esa ansiedad y preocupación fue descomunal que ahora mismo, se avergonzaba y sorprendía en tan sólo pensar en cómo se había sentido por el mago. Aunque quiere seguir pensando que es muy normal.
—De nada. Y no me digas así.
—Que lindo el haberte quedado esperando una hora en el hospital hasta que saliera y ofrecerte en acompañarme a casa. — dijo ignorando el comentario anterior de su detective favorito.
Kaito pensaba que No era tan molestoso o su persistencia no lo agobiaba como otros detectives, específicamente Hakuba Saguru. Un Beta de cabellos claros. Qué a pesar de ser un Beta como ya se mencionó, anda detrás de él. Y no solo de manera profesional. Kaito ya lo ha rechazado de varias formas. Pero el amante de Sherlock Holmes no se rinde, y más por que sabe que el Alpha no tiene pareja, aún.
—Me quedé por qué necesitaba rellenar unos papeles, además de responder unas preguntas sobre la escena del crimen.— respondió, naturalmente. Agregándo:—Y no me ofrecí, me obligaste ha acompañarte hasta tu casa.
Shinichi de todas formas no es como si quisiera o pudiera negarse, también accedió por cortesía más que nada. Y quizás muy en el fondo, preocupación. Posiblemente seguía temiendo un poco sobre lo que le pasó al contrario. Algo que no piensa admitir fácilmente.
—Jajaja, mi futuro esposo llevándome a nuestro posible futuro hogar.— río nervioso, la neutralidad en el rostro del Omega y su frialdad a veces le ponía ansioso y cómo si lo mandarán directo a la zona del amigo.
—Tsk. Cómo sea, — se cruzó de brazos haciendo un mohín en sus labios y desviando la mirada. Gesto que le pareció tan bipolar y tierno a Kaito de parte del testarudo detective. Todo un tsundere.—¿Me puedes explicar bien que te paso? Me refiero a lo de la apuñalada. — no pasó mucho para que volviese a dirigir la mirada al de orbes violetas. Él más alto asintió.
Dejaron la conversación para más adelante, después de que dieron de alta a Kuroba cuando regresó la enfermera; salieron del hospital, tomaron un taxi y así hasta llegar a la entrada de la no tan pequeña casa de Kaito.
—Quizas dramátice un poco lo de el desmayo. Pero necesitaba hacerle creer la culpable que me dejó inconsiente y muy lastimado.— empezó a contar el mago, llamando la atención de su amor no tan secreto.
—¿Por qué?¿Para qué?¿Quién es?— preguntó sin ocultar su gran curiosidad, haciendo reír levemente al más alto para proseguir su anécdota. Confiado.
—Nada importante realmente.— hizo una breve pausa para sacar las llaves de la casa, abrir la puerta, invitar a Kudō a pasar y por supuesto, cerrar la puerta una vez ya adentro. Prosiguió. —Un asunto que puedo arreglar yo. No sólo soy Kaito Kid, ladrón fantasma. También puedo ser un increíble mago detective. — presumió con encanto.— Necesito resolver ciertos casos personalmente. En esta ocasión no se trató más que de un hombre que acosa a una amiga mía.
—¿Aoko?— mencionó, al ser el único nombre de chica cercana a Kaito que puede recordar. El Alpha negó.
Shinichi paseó su mirada por el lugar. Nada fuera de lo normal. Parecía ser una casa muy amplia, bonita, acogedora, pero también solitaria. Veía uno que otro porta retrato de Kaito con sus padres, pero sólo cuando esté era un niño.
Kuroba lo invitó a sentarse en el sofá de la sala principal. De tres comportamientos de cuero negro.
—No, no. Otra. Ya le vi bien la cara y comprobé mis sospechas. Sólo necesitaba ese pequeño encuentro para presentar todas mis pruebas mañana. Pero dejando eso de lado, ¿Quieres agua?¿limonada, té?— ofreció sin dejar de sonreír sentándose a su lado. Shinichi se pregunta que estará planeando ahora el mago.
—Bueno en realidad no... Tengo que...— quiso rechazar amablemente su oferta. Por una parte ya quería irse, y por otra quedarse un poco más. Todavía tenía mucho que pensar ahora que sabe la identidad del ladrón fantasma. Ni el mismo sabía por qué no ha ido a la policía para notificar esto. Sin embargo, sus planes fueron cambiados al sentir cómo el Alpha derepente cayó medio inconsiente sobre al sofá. Parecía no tener energías.— ¿¡Kaito!?— exclamó sorprendido. Acomodando al mayor en el sofa.— ¿Qué te ocurrió?
El mago apenas pudo responder.
—Supongo que es el cansancio de la universidad, trabajo, lo del acosador. Mucha azúcar en mi sistema.— respondió en un intento de sonar chistoso para no preocupar a Shinichi. Quién pensó en la posibilidad del celo.
Los Alphas y Omegas seguirán teniendo su celo hasta el día en que se unan con alguien. Hasta que exista la marca. Qué es casi literalmente cómo si fuese una pedida de matrimonio. Una fuerte unión.
Pasó su mano por la frente de Kuroba. Para así comprobar su temperatura, y es de cierta forma, lo que sospechó.
—¿¡Tienes fiebre!?
—Wow, hace mucho que no tengo fiebre. No te preocupes, puedo andar solo. Tengo unas pastillas. Con que descanse en mi cama estará bien. — dijo para ponerse de pie y con un gran sobre esfuerzo, andar hasta la cocina sacando de unos cajones un frasco de pastillas y sirviéndose agua. Parecía luchar contra el cansancio.
—¡No estás bien! Déjame ayudarte.— pidió siguiendole. Descansar y tomar pastillas no le ayudarían de mucho. También debe estar checandose la temperatura cada cierto rato, los paños de agua fría, y la sopa de pollo.
Shinichi recordaba con nostalgia la sopa de pollo que su mamá le preparaba de pequeño cuando era más constante en enfermarse. Desde que estaba en secundaria muy rara fue la ocasión en que logró enfermarse.
La reacción de Kaito ante la preocupación y cercanía del Omega fue de una gran sorpresa pero a la vez quedó encantado. Normalmente, en ocasiones suele ser algo (muy) descuidado con ciertas cosas. Ya sea por su dieta o su cuidado. Aoko al ser su amiga de la infancia siempre era quien lo ayudaba. Y nunca la dejó de ver cómo una hermana.
El caso, es que se sentía en el mismo cielo al imaginar tan solo a Kudō cuidando de él.
Cómo una pareja.
—Aww, te preocupas por mí.— dijo melosamente, molestando al contrario. Eso no evitaba que siguiera ardiendo en fiebre.
—Solo calla. Dime dónde está el baño.— dijo entrecerrando sus ojos, ya empezaba arrepentirse. Pero regresar y no tener nada que hacer le molestaba todavía más. Kaito es solo un amigo. Los amigos hay que ayudarlos, ¿No?
Aunque estar solos en la casa del Alpha, ahora que se lo pensaba ya no le parecía buena idea.
De cualquiera forma, tenía gas pimienta en su...
Perfecto, su maletín lo dejó abajo en el sofá de la sala. Y ahora están en la puerta del baño que Kaito le acaba de indicar.
—Ve a tu habitación. Yo haré los paños de agua.— le ordenó.
—Shin-chan, de verdad no es necesario todo ésto. Puedo estar bien solo...— siguió insistiendo con una sonrisa decaída, algo no muy usual en él.
El nombrado hizo una mueca de negación.
—Tonterias. Tú de alguna extraña forma me has cuidado también. ¿Crees que nunca lo noté cuando eras Kaito Kid en esas misiones que teníamos?— dijo llevando sus manos a los costados de su cadera, en forma de reproche. Aunque también recordaba que en una ocasión lo raptó y obligó para que lo ayudará.
En ese entonces, Kid sabía que no podía contar con mejor ayuda que su pequeño detective.
—Oh, entonces no eres tan despistado como pensé. Aún así, Un Alpha y un Omega sin marca, solos en casa es muy peligroso, ¿no te parece?— insinuó haciendo dudar al Omega. Kaito desprendía un olor abrupto, sin embargo, Shinichi no sabía si era una colonia o el mismo olor natural del Alpha, pero olía ligeramente a gramos de café y chocolate. Con algo de menta.
Shinichi ama el café.
—Tengo novio, aunque todavía no estoy marcado. El Alpha está enfermo.— lo señaló desprendiendo un dulce aroma de determinación y confianza. Qué representaba un olor a coco.— Además no mal intérpretes mis intenciones, hago ésto por que somos amigos. ¿Entendido?
—¿Escuchaste eso?— cuestionó Kaito. Shinichi hizo una mirada extrañada y empezó a lanzar miradas por todos lados en busca del supuesto ruido.
—¿Qué cosa?
—Fue mi corazón quebrándose en mil pedazos. Cómo la canción de mil porqués.— dijo haciendo una pose de dolor. Cómo si le hubiesen tirado un balazo en la zona del corazón.
—Ve a tu cuarto ya. — le dijo virando los ojos para ver cómo el mago iba a su habitación e ingresaba en está. Una vez le quedó claro cuál es, él entró al baño.
Por suerte no olvido sus pastillas para el celo. No vaya hacer que casualmente le venga o adelanté en el momento menos indicado. Debía tener sus precauciones.
Ahora sí, prosiguió a lo que venía.
Miró su reloj de muñeca, le sobraba mucho tiempo.
En todo el rato, no evitó pensar en que estaría haciendo Heiji en su viaje. El moreno era más enfermizo que él o que Kaito.
—Kaito...— murmuró para sí mismo. Mientras llenaba un pequeño traste de plástico de agua fría y buscaba los paños.
Hay algo que no le agradaba de Kaito, fuera de que tiene una doble identidad; no le gustaba el hecho de que se esté volviendo cercano a él.
Aunque no evitó en pensar, Si Hattori y él no fueran novios y por lo tanto ningun amorío surgió entre ambos, ¿Se hubiese enamorado de Kuroba Kaito?
Palabras: 2, 813.
Fecha de publicación: martes, 23, abril, 2019.
Autor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse.
Historia:"El Omega".
Fandom: Detective Conan & Magic Kaito.
Nota del autor:
Publique mucho antes de lo planeado.
Siento que en algún punto más adelante se me irá la inspiración para seguir escribiendo el fanfic.
Segundo, si no les gusta como escribo o la historia, tienen total libertad de abandonarla. Si es lo contrario me apoyarían y animarán con su voto.
Hasta la siguiente actualización.
Fin de la tercera parte.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top