•01
El bento que le había preparado a su pareja no le satisfacía del todo. O puede que sea por qué está nervioso y él no es de cocinar mucho.
Cómo vive solo, siempre suele prepararse cosas sencillas o come en algún local de comida rápida. O a veces incluso se salta las comidas por estar muy ocupado. Ya sea por la Universidad o su trabajo como detective. Apenas y tenía tiempo para estar con su novio.
Kudō Shinichi, con la reciente edad de veintidós años y en el último año de su carrera Universitaria. Un hermoso Omega de largas—no exageradas— pestañas negras como el carbón al igual que su cabello. Poseedor de ojos azules, unos adorables hoyuelos que puedes percibir cuando sonríe. Y sus gruesos labios de un rosa pálido. Mide alrededor de 1.70 cm.
Sale con otro famoso detective. Hattori Heiji. De Osaka. Piel morena y ojos verdes, cabello de un castaño muy oscuro. Un Alpha atractivo y a veces torpe que mide aproximadamente 1.78 cm.
Se conocen desde secundaria, han sido amigos-rivales por un buen período. Hasta que su amigo se declaró hace tiempo.
Cuentan con tres bellos años de relación.
Heiji a pesar de ser un grado menor que él poseen la misma edad.
Justo ahora, lo esperaba en la salida. Ya que tenía que practicar con la katana y él acaba de salir de su práctica de fútbol soccer. Para su suerte, están en una época donde ya no discriminan en demasía a los Omegas, donde no los dejaban practicar deportes para verdaderos "hombres" por qué piensan que son delicados. O sencillamente por qué creen que no vale la pena que sepan eso.
Qué los Omegas y betas mujeres debían saber cómo criar a los niños, satisfacer a su Alpha o Beta hombre y el cuidado de la casa. Algo que ahora se considera sexismo y machismo.
Si, las cosas han cambiado mucho en las últimas décadas.
Lleva esperando media hora. Son las 5:30 de la tarde cuando a lo lejos ve a un moreno sudoroso con ropa civil. Se nota que apenas terminó el entrenamiento se cambió de ropa y corrió lo más rápido posible para ir con él. Son pocas las veces que termina y si tiene tiempo se da una ducha para no ir tan sudoroso.
—Lo siento amor, trate de llegar rápido para no hacerte esperar.— dijo para abrazarlo y recibir un beso de parte de su Omega. Este le sonrió un poco incómodo mientras lo apartaba poniendo sus manos en su pecho y con suavidad lo detenía.
—Te quiero y todo, pero estás muy sudado.— dijo risueño. Su novio lo comprendió y sonrió algo avergonzado.
—¿Al menos un beso de piquito?— rogó el moreno. Shinichi suspiró para asentir, proseguir y unir sus labios con los del mayor y apartarse rápidamente.
—Ten.— dijo sonrojado mientras entregaba el bento envuelto en un pañuelo azul con estampados de aviones blancos.
Heiji sonrió enamorado, su novio es el mejor.
Kudō no le importó quedarse ahí hablando con su novio un poco más mientras esté comía. Y quince minutos después de terminar, se despidieron pues tomaban rumbos diferentes y la casa del otro quedaba muy lejos.
Apenas daban las seis de la tarde, cuando recibió una notificación. Un casi largo mensaje del inspector Megure.
Suspiró un poco estresado.
—Otra vez ese mago tonto.— bufó. No podía llegar temprano a su casa para estudiar, hablar con su novio y dormir temprano por qué debía asistir a uno de sus atracos.
Kaito Kid.
Famoso mago ladrón fantasma. Se creía muerto pero regresó hace apenas tres años para seguir con su legado. Portaba un elegante traje blanco con un sombrero de copa y un monóculo.
Desde hace casi un año que empezó asistir a sus atracos o casos relacionados de alguna forma con él. Cuando dejó de asistir hace dos meses, él mismo mago ladrón mostraba su descontento e incluso llegó amenazar a la policía diciendo que no devolvería la joya como suele ser si su detective favorito no se presentaba en los atracos. Por lo que ya era algo obligatorio y no quería quedar mal ante la policía.
Dejó de asistir por qué él solo los veía como un juego para entrenar su mente, entretenimiento temporal. Ya que él prefiere los casos de homicidio.
Lo que los policías sabían, es que Kid tenía algo raro con el Omega.
Lo lleva acosando desde hace meses de manera más obvia.
Y su relación que mantenía con Heiji dejó de ser secreta desde hace algunos meses. Ocultaban su noviazgo por razones personales.
Shinichi se preguntó que, si Kaito gustase de él ya debería haberse rendido por el simple hecho de que ya tiene novio.
Otra cosa que nadie sabe de él aparte de su identidad y edad, es su casta. Omega, Alpha o Beta. Usa unos parches para que su olor sea neutral por lo que fácilmente muchos creen que es beta.
Aunque bueno, el tampoco había sido del todo inocente.
Desde hace casi un año había jugado con Kid. Haciéndole creer otras cosas. Es normal que el ladrón piense que tiene alguna oportunidad con el Omega, claro, en el retórico caso de que Kid sintiese algo por él. Más gracias a éste contacto y cercanía, Shinichi supuso que aquel hombre no debía tener más de veinticinco años. Lo cuál quiere decir, que no es el Kaito Kid de hace varios años. El original. Tal vez esté, sea un sucesor del antiguo. Alguien que puede con facilidad cambiar su voz, disfrazarse, hacer increíbles trucos de magia y salirse siempre con la suya.
Y en ocasiones, logra ver el color de sus ojos. Claro, suponiendo nuevamente que Kid no usa otra máscara debajo del monóculo.
Son unos intensos violetas.
No conocía a una persona con ese color de ojos, hasta el momento.
Por lo que su identidad seguía en secreto.
Cuando el atraco inició él siempre estaba listo para todas las situaciones posibles.
Muchos de los oficiales creían por ello que si utilizaban a Shinichi no solo por su inteligencia, sino por qué creen que Kid no le pone trampas a él. Empezando a sospechar ligeramente de que le atrae el oji zafiro.
Aunque Kudō se excusa con que él las esquiva, obviamente.
Llegó el momento, donde siempre los policías se perdían o eran engañados por el mago, también algunos otros inspectores quedaban atrapados por sus trampas.
Y hacen que solo queden Shinichi y Kid solos en alguna parte de la escena del crimen lejos de todos. Lo Típico.
En este caso, fue un sótano que tiene el Museo. Dónde Kudō estaba más que listo para dejar de jugar al gato y el ratón y de una vez llevar a Kid tras las reglas para así solo centrarse en casos de homicidios.
—Mi crítico favorito se presentó esta vez.
—Para atraparte otra vez.— le contestó frunciendo el ceño.
—Ho~ si nunca me atrapas, ¿Por qué crees que está vez será diferente?— dijo en un tono divertido. Llevando sus manos a su cintura.
—Tal vez sea por que esa joya que tienes es una imitación y la verdadera...— comentó el detective orgulloso, siendo interrumpido por el mago.
—La tienes tú. ¿Crees que no me di cuenta? ¿Por qué piensas que te he acorralado aquí?— dijo acercándose lentamente hacía él.
—¿Disculpa?
—Estamos solos y puedo atraparte cuando yo quiera. Pero en fin, quisiera hablar contigo un poco antes de llegar a eso. — sonrió con malicia, relamiéndose los labios levemente y dejar sin salida al detective. Ahora es Shinichi el atrapado.—He tenido ciertas sospechas sobre tú género. He pensando que puedes ser un Beta con actitud de Alpha. Tengo entendido que pocos saben tu información personal.— comenzó a explicar ganándose la atención de esos encantadores orbes azules quien se sentía sofocado por aquel ambiente caluroso.— Cómo tu pareja, tu amiga Ran de la infancia junto a su padre, y alguno de los jefes de policía que guarda la información de algunos de sus trabajadores muy secretamente.
—Ni tan secreta al saber eso que acabas de mencionar. ¿Podrías alejarte, Kid?— pidió intentando alejarlo, desviando un poco la mirada. Extrañamente se sentía cohibido. Él nunca se había dejado intimidar por alguna otra persona, ya sea del sexo masculino o femenino o de alguna de las tres castas ya antes mencionadas.
Su respiración chocaba con la suya, y una necesidad que desconocía hasta entonces se hacía presente, el raro impulso de tener más contacto con él.
¿Qué mierda le sucedía? Él no debería pensar cosas indicentes y mucho menos si ya tiene una pareja a la que quiere y aprecia mucho.
—Hace semanas escuché el rumor de que sales con otro detective. Él de Osaka sino me equivoco.— añadió con una ligera mueca de desagrado.
—¿Qué tiene que ver mi vida personal con que te voy a detener o con el robo?— dijo irritado de la actitud del otro. ¿Por qué los policías tardaban tanto en salir de las trampas del mago?
—Shinichi, eres un Omega. ¿Cierto?— cuestionó con seriedad. El mencionado se quedó en silencio un rato, a pesar de que se esperaba que alguien como Kid podía descubrir esas cosas sin mucho problema, seguía siendo una sorpresa para él que ya supiera.
—¿Qué te hace pensar ello?— contestó con otra pregunta. El mago sonrió.
—Puede que tú olor esté bien escondido, sin mencionar tu terca y valiente actitud. Pero recuerda, que te acoso. Sé cómo actúas con personas cercanas a tí. Y en tu mirada, si me fijo bien de cerca, puedo detectar rasgos propios de un bello Omega como tú. — comenzó a decir sin separarse ni un centímetro de él. Sin desaparecer aquella sonrisa burlona y seductora.—¿O realmente me equivoco? ¿Tan malo es ser un Omega que no quieres aceptar?
—No es malo, no me avergüenzo de lo que soy y no debería. Simplemente es algo que no veo que sea necesario que todos sepan. Lo que importa es mi persona, mis acciones y mis sentimientos. Tampoco he mentido. Nunca confirme que fuese Beta.— respondió con seguridad y sin titubear, aquella que tanto ama el ladrón.
—Pero tampoco lo negaste.— comentó.
—Si soy un Omega, Kaito Kid. ¿Contento?
—¿Por qué con Heiji?— dijo con cierta rabia.
—¿Qué?— preguntó confuso. ¿De cuando pasó hacer una persecución a preguntas personales y poco espacio entre ambos? Él también es un tonto. Por alguna razón se le olvida hacer alguna movida para atrapar al ladrón de una vez por todas.
—¿Por qué aceptaste estar con él? ¿Es por ser un Alpha?— dijo no muy contento con el asunto pero, que debía sacar para aclarar muchas cosas.
—No por que sea un Omega deba quedarme con un Alpha. Simplemente las cosas pasaron. Sí él hubiese sido un Beta u otro Omega como yo, lo hubiese aceptado. Por qué me gusta.
—¿De verdad lo quieres?— lo tomó con delicadeza de su mentón, con su pulgar acarició sus labios ruborizándo un poco al Omega quién a la perfección disimuló su nerviosismo ante esa acción. El mago tenía cierto gesto satisfactorio por la cercanía entre ambos y el acariciar sus labios aunque sea a través del guante blanco.
—¿A que quieres llegar, Kid?— preguntó incómodo. Ignorando las emociones que empezaban a surgir por el ambiente.
—A tí.— le susurró algo ronco, causando un escalofrío que viajó a su espina dorsal ante esas dos palabras. Podría jurar que Kid estaba apunto de besarlo. Y realmente, no evitó pensar que no se hubiese sentido culpable o no lo hubiese rechazado de ser así.
Antes de que pudiera darse cuenta, el contrario le había tomado algo de su bolsillo para después hecharse a correr. Y eso que Kudō había estado al tanto al conocer la habilidad del ladrón de quitarte cosas sin que te dieras cuenta.
El Omega no se quedó atrás, mala suerte del contrario pues él hace ejercicio por lo que correr, se le da bastante bien. Incluso le llegaba casi a los talones del ladrón quien subio las escaleras sin parar hasta llegar a la azotea del edificio de cinco pisos.
Kid se puso encima, de pie sobre el barandal, balanceándose peligrosamente con una sonrisa cínica. Shinichi estaba a medio metro de él, intentando recuperar la respiración. Pues aquella persecución fue agotadora, ha de admitir.
—Un momento, todavía tengo la joya verdadera.— dijo al darse cuenta al revisar de sus bolsillos y sacarla.
—Solo te hice creer que la había intercambio en ese momento, y ante la desesperación de verme huir me perseguirse sin revisar siquiera si de verdad tome la tuya. Hasta traerte acá.— le respondió calmado.
—No Entiendo, ¿Para qué?
—Para llevarte conmigo.— dijo para, de un rápido movimiento cargarlo como doncella en esos cuentos, acercándolo a su pecho.
Kid debía admitir que es más liviano de lo que pensó, cosa que lo preocupaba un poco. Sabía que el detective a veces se salta a sus comidas, eso no le gustaba.
—¿Qué demonios haces? ¡Sueltame idiota!— dijo dándole unos golpes apunto de alejarse de él, hasta caer en cuenta en algo.
—¿Seguro?— inquirió, para que Shinichi se diera cuenta sobre la situación en la que está. Abajo había más de diez metros de altura. Estaban en la azotea, una muerte segura. ¿Cómo es que Kid podía cargarlo tan tranquilamente en un lugar así de peligroso?
Shinichi se aferró por reflejo al cuello del mago no dejaba de sonreír por la reacción del detective.
—Mierda, aún así creo que podría...
—Wow, es increíble que incluso así pienses arriesgar tu vida. Pero demasiado tarde, te llevaré conmigo.— dijo para que su capa se convirtiera en su ala delta, y así despejar. Tomando con una mano la cintura del detective y con la otra dirigiendo el ala delta.
—¿¡A dónde!? Mierda, no me puedo soltar.— dijo un poco asustado sujetándose bien del mago quien lo iba a llevar a quien sabe dónde.
—Conmigo.— le respondió Kid.
—¿Sabes lo peligroso que es llevarme a tu casa? Sabré dónde vives.
—De hecho, pensaba llevarte a tu casa.
—¿Ah? Espera, ¿sabes donde vivo?
—¿No te quedó claro lo de acosador?— respondió divertido.
—Cierto. Kid, si sabes que tengo pareja para que—
—Por que te quiero. No me importa si ya tienes a otro, haré que te enamores de mí y seas mío.— le interrumpió. Sin mirarlo, dejando medio embobado por un segundo al Omega quién negó.
—Muy conmovedor. Pero la única razón por la cuál jamás saldría contigo es por qué eres un criminal. Tendrías una pequeña posibilidad si no lo fueras y te conociera en tu forma civil.
—Todavia no quiero mostrarte mi forma civil hasta estar seguro. Has jugado conmigo haciéndome creer que te gustaba. ¿Acaso pensaste que no me di cuenta? Era muy obvio desde que la noticia o el rumor de que tienes pareja se exparsió.
En ese momento, no pensaron en los demás. En los civiles, en los policías, no. Solamente ellos volando por encima de las casas. Solo dos almas que apenas estaban conociendose más.
—Uh... De acuerdo, admitió que eso no fue honesto y justo de mi parte. Pero tampoco debiste ilusionarte tanto. ¿De verdad pensaste que tú y yo podríamos serlo? Aunque me gustaras mucho, sería imposible que aceptara ser tu pareja. Tengo una moral y sentido de justicia.— respondió un tanto hiriente.
—¿Importa más eso que lo que dicta el corazón, tus emociones y gustos?— frunció el ceño. Shinichi es alguien muy difícil de cortejar. Pero sin duda es el Omega con quién desea estar y pasar toda su vida, hasta la muerte.
—... Eres un criminal Kid, lo siento.— desvío la mirada. No debía sentirse culpable, Los hace cosas malas. Él ya tiene a Hattori. Él puede ser feliz con él.
—Eso significa, ¿que hay posibilidades de poder enamorarte pero no quieres aceptarlo por qué soy un criminal?
—No quice decir eso. Kid, tengo novio.— le recordó
—Y yo un corazón que estoy dispuesto a entregarte. Shinichi, desde que supe mis sentimientos hacia tí, entendí lo que eso conllevaría. El posible rechazo, mi doble identidad, que eres un detective y yo un ladrón. El tiempo. Los riesgos.— empezó a nombrar con una seriedad e intriga que parecía atractiva para Kudō.
—Entonces, ¿por qué sigues con esto?
—Pero también sabía, que me sentiría feliz a tu lado. Eres único, seas Omega o no, te amaría. Vi una vida contigo, tus bentos, nuestros hijos...— empezó a decir con exagerada ilusión destacable en su tono de voz. Shinichi no sabía si conmoverse más o parecerle ridículo.
—Oye amigo, es bueno imaginar pero tampoco exageres.— dijo con un toque gracioso. Al darse cuenta, Kid al parecer había terminado por escoger llevarlo a su casa. Justo en su balcón. Dónde se detuvo.
—Hemos llegado.— avisó depositando con cuidado al Omega. Aunque si fuese por el mago, él lo tendría entre sus brazos por siempre.
Kid no se olvidó de su trabajo, al final le quitó la joya al detective para que la luz de la luna le diera. La ala delta volvió a ser su capa.
—¿Qué harás con la joya?
—Ver si es la que necesito. Al parecer debo entregarla a la comisaría mañana. O devolverte la.— dijo decepcionante después de haberla inspeccionado. Mientras habría el gran ventanal con uno de sus trucos y entrar a la habitación del detective.
—No me siento muy cómodo con que Kaito Kid esté en mi habitación. En mi casa, solos nosotros dos.— se cruzó de brazos insatisfecho. No hace falta mencionar que quería correrlo.
—Yo quería esperar hasta el matrimonio, pero si insistentes.
—No seas idiota.
—¿Cenaste?— preguntó, tomando de sorpresa al menor.
Y Kid como si fuese Juan por su casa, fue hacia su cocina revisando algunas cosas.
—Todavia no.
—Entonces a comer.— dijo mientras sacaba unos fideos instantáneos y ponía a hervir el agua.
—¿No es incómodo cenar con eso puesto?
El mago se quitó su capa poniéndola encima de la silla. Esperó unos minutos para hechar el agua caliente a la sopa instantánea, o también conocida como rame, y esperar un poco.
—No puedes ver mi identidad.
—Uh, claro...— dijo, hasta que el tiempo de espera acabo y ambos tomaron asiento con unos palillos de madera.— Gracias por la comida.— agregó, su estómago rugió de tan solo oler el Ramé avergonzado lo. Kid río enternecido.
—Provecho.— dijo el mago que, a comparación de Kudō no poseía tanta hambre pero lo hacía más por pasar tiempo con Shinichi.
Al terminar, Kid sin hacer esta vez tantos rodeos prosiguió al tema de conversación de su interés.
—Shinichi. Habló seriamente cuando te digo, que quiero que seas mi Omega.— comentó captando el interés del otro.
—Sabes que no es fácil lo que me pides.— dijo severamente serio.
—Me gusta lo difícil. ¿Por qué crees que me enamoré de tí?
—No sería justo para Heiji, ¿si? Son tres años juntos. Me siento cómodo con él, nos tenemos mucha confianza. Estamos satisfechos. ¿Entiendes? Eso sin mencionar que no estoy metiendo el desfortunio de que eres un ladrón.— opinó extraño por aquella situación en su comedor. Pensando también, ¿Qué habrán hecho los policías ahora? ¿No lo estarán buscando? O quizás creyeron que se había ido.
Con suerte, nadie de la prensa había visto el codiciado ladrón fantasma Kaido Kid secuestrando al famoso detective Kudō Shinichi. Mucho de los fans de Kid se pondrían muy celosos.
—Y si huyes conmigo, ¿haríamos una nueva vida?— sugirió, provocando que oji azul se atragantara hasta con su propia saliva por la estupefacción al oír lo que el mago le acaba de proponer.
—¿Qué dices?— preguntó incrédulo. Esperando que Kid lo dijese como una broma.
—Lo que escuchaste. Una vida juntos, olvidemonos de todos. No soporto no estar contigo. ¿O el problema es que tienes miedo de que no te quiera por qué ya no eres puro?
—¡idiota!— golpeó la mesa, entre enojado y apenado.— Todavía sigo... Siendo un Omega puro...— dijo mordiéndose levemente el labio inferior por aquella bochornosa situación. ¿Qué hacía él explicándole ese tipo de cosas íntimas al ladrón?
—Eres tan adorable.
—Agh, bueno, lo pensaré. Dame un mes.
—Tres días.— propuso.
—Una semana, o nada.
—Esta bien. Que ofertón.— sonrió con toque sarcástico.
—¿Cómo llegamos a esto?— suspiro cansado. Miró el reloj, dentro de media hora darían la doce de la noche.
—Somos almas gemelas o destinados, como dicen. Ya sabes lo del hilo rojo.— dijo encogido de hombros. Aunque si algo tienen e común ambos hombres, es que realmente no creen en esas cosas.
—No es justo, sabes que soy Omega. Quiero saber que eres tú. Tú casta.
—Eso sería riesgoso. Si me das un beso tal vez...— dijo juguetón, sabiendo que sería algo casi imposible que Kudō accediera a ello. Más grande fue su sorpresa, cuándo el detective se acercó rápido para darle un beso en la mejilla, cerca de sus labios. No evitó realmente sorprenderse. Sintió como los latidos de su corazón se aceleraron al sentir los suaves labios contra su piel.
—¿Contento?— bufó volviendo a su lugar intentando verse como si aquello no fuese la gran cosa.
—¡Si! Ah, soy Alpha.— se apresuró a decir.
Es increíble o quizás algo cruel, como el Omega que sin darse cuenta, estaba robándole su corazón. Cómo lo ponía todo bobo o como un adolescente hormonal.
—Te quejas de que salgo con un Alpha.— recordó Shinichi.
—Que no soy yo. Pero me gustó tu respuesta. Ahora que lo pienso, somos como Romeo y Julieta.— dijo haciendo una pose dramática.
—¿Así?
—Un amor prohibido. Con mucho misterio. Solo espero que ninguno muera y podamos felices.— sonrió. Hasta darse cuenta de algo. Suspiró.— Ya es hora de irme. Nos vemos después, mi querido detective.— dijo haciendo una reverencia, tomando su mano para depositar un beso que hizo ruborizar un poco al Omega.
—Entiendo, hasta luego.— fue lo único que dijo, observando como Kid se iba, regresando a su habitación y salir por el balcón.— Que idiota, parece que no puede usar la puerta como una persona normal.— hizo una breve pausa para pensar.— Aunque, creo que no es una persona normal.— agregó riendo un poco por la actitud del Alpha.
• • •
Algo que lo dejó desconcertado en los siguientes días era encontrar obsequios románticos ya sea dentro de su casa o en el casillero de su escuela. Al principio creía que se trataba de su novio Hattori, más al ver la tarjeta que la persona dejaba en los regalos comprendió que estaba equivocado.
Ahora, siempre trataba de esconderlos de su moreno novio para no evitar problemas. Aunque el oji verde ya estaba sospechando un poco de algo le sucedía. Ya sea por su olor que cambia ligeramente al estar nervioso y siempre pendiente de algo, o el hecho de que también es un detective.
Las cosas dieron un giró drástico al séptimo día.
Dónde Kudō Shinichi fue secuestrado por un criminal que a cambió buscaba mucho dinero y un helicóptero para salir del país. Lo típico.
Antes de aquel horrible suceso, el Omega le había pedido varios minutos antes a su novio que lo acompañará para el caso, pero éste tuvo que negarle apenado debido a una importante competencia que tenía de Kendo. El nipón de ojos azules entendió, como siempre comprensivo. Pero le hubiese gustado ser acompañado. Ya que en muy rara ocasión acepta los casos con ayuda.
Y por si la cosa no puede empeorar, cosa que si se puede, el maldito criminal Beta que es un hombre de casi cuarenta años quería propasarse con él. De rehén amenazado al parecer también sería violado si seguía permitiendo aquello y no encontraba una forma de liberarse rápido de ahí.
—Sabes, no me importaría llevarte conmigo en el helicóptero.— río malicioso el hombre que lo tenía amenazado con una pistola.
El Omega estaba por ignorar ello, hasta sentir como el desgraciado acariciaba descaradamente una de sus nalgas causándole total repulsión. Por lo que terminó por golpearla en la entrepierna, causando que esté cayera adolido al suelo. Shinichi aprovecho ésto para arrebatarle la pistola. Al fin se había zafado de ése imbécil.
—Hijo de puta.— insultó. Hasta sentir un olor peculiar. Alguien estaba detrás de él o venía hacía ellos.
—Ho~ ¿Llegue algo tarde?— preguntó cierta persona que reconoció al instante.
—¿¡Kaito Kid!?¿Qué hace aquí?— exclamó aturdido pero aún adolorida en aquella zona.
—Aleja tus sucias y asquerosas manos de mi crítico favorito.— dijo con su tono de Alpha causando miedo en el hombre. La mirada del mago a pesar de estar oculta por el sombrero, sus cabellos y el monóculo se podía distinguir o adivinar que estaba muy molesto. Es un milagro que no se haya acercado a golpear al criminal que sus planes fueron arruinados por no pensar que el joven detective tenía la suficiente fuerza y agilidad para ello.
El mago vestido de blanco se las ingenio para inmovilizar al hombre y atarlo como debe ser. Así solo la policía una vez llegará y viera en qué condiciones está lo arrestarian.
No es difícil suponer como Kid se pudo enterar del secuestro de Kudō y donde estaba escondido junto al depravado criminal.
—Que simple fue todo ésto.— opinó
Kid sacudiéndose las palmas de su mano y traje.
—Dilo por ti.— dijo haciendo alguna mueca de asco al recordar lo que tuvo que vivir. Sin mencionar que el aliento de aquel hombre es horrible.
—Shin-chan.— llamó el mago con un tono afectivo.
—¿Cómo me dijiste?— arqueó una ceja ante el honorífico. No es que le molestará, más bien le sorprendía de parte del ladrón.
El ladrón se arrodilló tomándole su mano para besarla, después con un truco de magia apareció una rosa del color de los ojos del Omega.
—Te quiero, mi bello detective.— admitió con una sonrisa honesta, sorprendiendo a Shinichi.
—K-Kaito...— balbuceó sin saber cómo reaccionar, aceptando al final la rosa.
—Me gusta que me llames así. Y también... Lo siento.
—¿Por qué te disculpas?
—Por que te voy a secuestrar.— lo cargó como costal de papas, avergonzado al detective por tener la cara del ladrón justo cerca de su retaguardia.
¿A dónde demonios planeaba llevarlo el mago? A lo lejos, podía escuchar la sirena de la policía.
—¿¡Qué!? ¡Sueltame!
—Ne, Shin-chan. Sabes que cuando pasas tiempo con una persona puedes llegar a desarrollar ciertos sentimientos.— comentó naturalmente mientras se lo llevaba a la parte de atrás de la bodega abandonada antes de que la policía viniese.
—¡Pero no de una persona que te está secuestrando! En ese caso sería Estocolmo.
—¿Qué dices entonces? ¿Aceptas a éste sensual mago como tú novio?
—No.— respondió secamente y sin luchar más para escaparse. Él es fuerte, sí. Pero Kid es más fuerte así que gastaría fuerzas en vano.
—¡Shin-chan!— dijo como cachorro abandonado. Agudizando su voz ridículamente.
—Dime una buena razón para que te prefiriera a tí en vez de a Heiji con quien llevo mucho más tiempo de relación.— se cruzó de brazos, cansado de estar en esa posición en que lo cargaba el Alpha.
—Por que nuestros hijos saldrán más hermosos.— presumió con una deslumbrante sonrisa que Kudō si bien no podía verla, fácilmente podía adivinar de esa expresión.
—¿En serio Kaito?— hizo un gesto crédulo.
—Tú no me conoces bien, Shin-chan. No conoces mi parte más oculta de mi persona.— aclaró de una forma siniestra que extraño más al detective. Por una parte, sentía que no hablaba con el mismo Kaido Kid bromista y despreocupado, que nunca le haría daño a una persona.
Eso, le llegó a terrorizar por un momento.
Palabras: 4,584
Autor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: viernes, 08, de marzo, 2019.
Au: Omegaverse.
Historia: "El Omega"
Nota del autor:
Disculpen si hay alguna falta de ortografía, no lo chequé bien por andar a las prisas de publicarlo antes de salir al cine.
No sé cuántas partes tendrá ésto. Mi intención es que sea un two-shot o máximo Three-Shot. Pero ahí veremos más adelante.
Ojalá les guste.
Nos vemos en la próxima actualización.
Fin de la primera parte.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top