capitulo 8
El rojo se hacia presente cada vez que la aguja tocaba la piel clara de Joe, eso se veía muy doloroso pero mi hermano ni siquiera fruncia el ceño.
El había decidido tatuarse cinco pequeñas golondrinas en pleno vuelo, una fecha qué no se que significa, qué consta desde su cuello hasta la parte baja de la espalda, solo faltan dos para poder terminar, siento que me duele más a mí que a él.
—¿Encerio no te duele?—Son pequeñas pero eso no cambia el dolor.
—¡Esta es la cuarta vez que preguntas! Ya dije qué estoy bien.
El tatuador era una mujer beta de unos veintisiete años, cabello rojo con rasgos hermoso tenía un piercing en la nariz, en su oreja derecha no había espacio para otro arete.
Ella solo escuchaba la conversación del par de hermanos, le sorprendió que quisieran un tatuaje viéndose tan jóvenes, tuvo que pedirles ver la identificación ya que no quería problemas.
—¿Puedo preguntarte algo?—La voz de la mujer era muy bonita.
—Holly, adelante pregunta lo que quieras—Joe no podía verla a la cara, ya que estaba acostado boca abajo, mirado el piso.
—¿Por qué elegistes qué las golondrinas estuviera en tu cuello?—Ella tenía curiosidad ya que cuándo tenga a su Alfa, ese lugar será mordió.
Adam, tu cuello es blanco, liso como el jade, hermoso, unas golondrinas volado quedarían perfectas. Sabías que ellas tienen solo una pareja para toda la vida, qué tal si nos tatuamos cinco, prometiendo que seremos uno para toda la vida.
¿Por qué Cinco? Con una basta.
Cinco, porque son los años qué llevamos en una relación o quieres diez ya que ese es el tiempo en conocernos.
—¡¡Joe!!
—¡Que!
—Por fin reaccionas, ¿en qué piensas? Holly te hizo una pregunta.
—Oh sobre eso...bueno es una promesa qué hice con alguien muy importante para mí—La tristeza en su voz se hizo presente, ambas entendieron el porque por un momento se perdió en su mundo.
—Pero hermano sabes que ahí están las glándulas, y cuando tú pareja te muerda. En la mordía quedará una golondrina encerrada.
Claro que lo sabía, es por eso que me las hice cerca de ahí, porqué no quería ser mordido por un alfa. Puedo tener relaciones con alguien que me guste, pero solo hay a una persona muy importante y ese lugar siempre será de el.
—No presecisamente quedará encerrada, ya que por eso las hice un poco abajo del cuello, deje ese espacio libre—Respondio la beta.
—Que considerada, Holly—Un servicio que no pedí, pensó Joe.
Quién será esa persona de la que mi hermano habla con tanta nostalgia, el me cuenta toda pero jamás había hablado así de alguien, ni de Zac hablaba así con tanto anheló.
Cuándo encuentre el momento adecuado le voy a preguntar, quiero conocerlo, saber cómo es porque no está ahora con mi hermano.
—Yo quiero hacerme un atrapasueños—susurró, Jennifer.
__No, tienes qué esperar hasta que cumplas 18 años—Jennifer hizo un puchero—Jenny, después de aquí iremos al gimnasio—Ella arqueo una ceja con algo de con función—Ire ha sacar una membresía, tengo que ejercitar este flácido cuerpo.
—Pero eres un Omega—me arrepentí al segundo, había dicho lo que siempre nos decían.
—J-Joe..yo..lo siento—soy tan estúpida.
—No te preocupes, se que no lo quisistes decir de esa manera, solo estás preocupado por mi.
Dicen que los omegas son débiles que no pueden usar ni un martillo, su pensar esta más haya de la salvación quien diablos no puede usar un pequeño martillo. No se cual es el afán de hacerlo lucir tan débiles.
—Saben nadie me preguntó pero Joe no aparenta ser un Omega cuando los vi por primera vez, creí que era un alfa ya qué su altura y su figura no están a la par de los frágiles o delicados omegas que he conocido—Son difícil oler las feromonas de Joe, sin que el no lo permita.
—¡Encerio! Pero si mi cuerpo es delgado.
Ambas chicas sacudieron su cabeza en desacuerdo, el cuerpo de Joe era demasiado caliente.
Ding dong, Ding dong—El timbre sonaba, ella ya había puesto lo que indica que está cerrado porque no quería qué algún estúpido viniera y comenzará acosar a su clientes, la mayoría que visitaban su lugar eran alfas, con un ego demasiado estúpido.
—Al parecer no sabe leer—comento con mucha inocencia, Jennifer.
Ding dong, ding dong—Que persona más insistente, pensaron ambos hermanos.
—Holly, es mejor que vayas a ver que quieren, no vaya a ser que rompan la puerta—Ella asintió.
Dejo la máquina de tatuar a un lado de la mesa, se levantó, con grandes zancadas llego a la puerta, observo por la rejilla para saber quién era el que molestaba tanto.
Pero no podia saber quién era porque estaba con la mirada al suelo, solo dejaba ver su cortó cabello dorado. No era uno de sus habituales clientes.
—Esta cerrado, si quiere hacerce algún tatuaje venga mañana—Ella no abrió la puerta, no quería qué ese par de chicos tuvieran algún accidente. Ya que al lugar llegaban desdé mafiosos hasta personas elegantes, ella era bastante famosa.
—Soy David, vengo desde muy lejos, mi primo me recomendó este lugar. Estaré solo una semana en la ciudad Hass. No podrías hacer una excepción—El levantó su rostro, era un joven bien parecido, sus rasgos fáciles hermosamente definidos y ese par de ojos color avellana.
—¿Quien es tu primo?
__Hansel.
—Con que fue ese tipo, entonces este David no es tan inocente como aparenta ser—Susurró—Ella abrió la puerta, era bueno que los dos omegas estuvieran en la habitación.
—Quedate aquí, puedes sentarte en el sofá y ver alguna película o serie que se yo, ahorita estoy ocupada con dos clientes, no fisgones en donde no te llaman no importa si eres amigo de Hansel.
—Tan importantes son eso clientes para la gran Raven (cuervo.)—Holly lo tomo por el cuello.
Era tan ridículamente fuerte que lo levantó del suelo contraminandolo a la dura pare, ese golpe casi le rompe las costillas. Los ojos de David se estaban tiñendo de color rojo por la falta de oxígeno.
—Si vuelves a mencionar ese nombre, te arrancaré la cabeza.—Ella lo soltó—Cof, cof.
Holly regreso al habitación dejado a un David con dificulta para levantarse. Solo esperaba que no hayan escuchado esa pequeña discusión, lo que Holly no sabía era qué Joe desde hace mucho había sentido el olor a sangre en ella, sus instintos se lo hicieron saber, solo que ella no era peligrosa para el y su hermana.
—¿Era importante?—Pregunto Jennifer.
—No—Ella se sentó, tomo la máquina de tatuajes para terminar la última golondrina.—Solo era un joven que quiere un tatuaje, dice de venir muy lejos.
—¿Lo dejastes entrar?—Lo que escuche fue más que solo un tatuaje, pero no lo diré en voz alta ya que no era de mi incumbencia.
—Si, no podía negarle un favor a un viejo amigo.
—Yo también quisiera tener amigos—Susurre a la vez balanceaba mis pies.
—En tu nueva escuela tendrás amigos, ya lo verás.
—Yo también puedo ser tu amiga, podemos hablar sobre cosas de chicas cuando tú quieras. Solo anota tu número ahí—Ella a punto su celular personal.
Jenniffer dirigió su mirada a la nuca de su hermano pidiendo su opinión y como si este también la estuviera viendo, el levantó el pulgar dando su aprobación.
Ella con una sonrisa anotó su número en el celular de Holly, dejando una llamada perdida en el de ella para poder aguardalo.
—Listo ya puedes sentarte—El tatuaje estaba terminando.
—Por fin, ya no aguantaba estar acostado de esa manera.
Holly saco un espejo del cajón para enseñarle como había quedado, las cinco golondrinas estaban perfectamente dibujadas tres vuelvan hacia riba dos hacia los lados en dirección a sus hombros.
—¡Se ven tan realistas, Holly hizo un trabajó fenomenal!!—Jennifer alzó su pulgar con una gran sonrisa qué resaltó su hoyuelo.
—Jenny, tiene razón esto está más haya de mi imaginación—Me sorprendió lo realistas qué se pueden ver, no se compara en nada a mis viejos tatuajes de mi anterior vida, esto es más magnífico.
Joe se puso la camisa negra qué era de una tela especial para no dañar el tatuaje, se puso de pie para estirar el cuerpo ya qué lo sentí entumido.
—¿Cuanto tiempo a pasado?
—Son las 10:30 a.m. vamos a comer algo, para luego seguir nuestro plan establecido—Respondio Jennifer. Joe solo asintió.
Joe le pasó la tarjeta de crédito a Holly, Ella la deslizó en la máquina, para volver a dársela a Joe.
—Gracias Holly, tal vez algún día de estos vamos por un café.
—Lo estaré esperando.
—Cuando termine nuestro recorrido te enviaré un mensaje—Jennifer se despidió de ella con un abrazo.
Los hermanos River salieron de la habitación, solo para ver en la sala a David, sentado como si estuviera en su casa. Ellos solo saludaron con un asentamiento para abrir la puerta y salir del lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top