capitulo 6
Mejor pongo música, este silencio es muy incómoda.
Yo solía gobernar el mundo, los mares se alzaban cuando yo lo ordenará. Ahora en la mañana duermo solo, barro las calles qué deberían ser mías.
Yo solía tirar los dados sentía el miedo en los ojos de mis enemigos, escuchaba cómo la gente cantaba. "Ahora el viejo rey ha muerto, ¡Larga vida al rey!"
—H-Hermano—Ella tenía sus rostro agachado, con sus dedos jugaba con las hebras de su cabello. No sabía cómo seguir una conversación con Joe.
Por un minuto, yo tenía la llave. Al siguiente las paredes se cerraban sobre mi, y descubrí que mis castillos estaban construidos.
—Solo dilo—Apague la música.
—Lo siento.
—¿Por qué te disculpas?
—Por lo de hace un momento.
—Eso no fue tu culpa, ellos son los equivocados. Tú, no.
Tendré que llevar a mi hermana al gimnasio para que aprenada como defenderse, y yo para ganar más músculos.
—Hoy almorzaremos a fuera.
—¿Nuetros padres ya saben que vendrías por mi?
—Si, ya lo saben—Quisiera ver su rostro enojado cuando se enteren de el teatrito qué monté fuera del colegio, ellos estarán verdes.
—Entonces vamos.
Joe aceleró más rápido su Ferrari, en unos cuantos minutos ya habían llegado al restaurante más cercano, se estacionó. Bajaron, Joe le dio la llave a uno de los empleados para que lo moverían de la entrada.
La decoración del restaurante era muy bonita desde el color hasta los muebles.
—Por aquí señor River—El mesero los llevo a la mesa asignada, la cual estaba algo retirada de los demás. Estaba muy claro la discriminación, pero medio igual.
Estar retirado de las demás personas es mucho mejor que estar ahí escuchado los susurros. El camarero le pasó el menú, ellos eligieron. Costillas de cerdo agridulce, ensalada, Joe quería vino pero tendría que manejar asi que pidió dos vasos de jugo de naranja.
—Joe, ahora te vez distinto—Jennifer lo veía muy detenidamente.
—¿Diferente cómo?—No sé, como si fueras otra persona.
—Asi es—susurró.
—¿Disculpa?
—Es porqué me divorcie está mañana.
—¡¿Qué?!—
—Baja la voz—Jennifer se cubrió la boca.
—¡Encerio! Te divorciastes—joe asintió
Ella estaba asustada por sus padres, ellos iban a volver a golpear a su hermano. Hasta dejarlo medió muerto como la última vez.
—P-pero..papá, el..
—No te preocupes por eso, ya lo solucione apartir de ahora viviré de nuevo en la mansión. También hablé encerio al cambiarte de colegió.
Siempre había querido hacer eso pero tenía miedo de decirle a mis padres, porque sabía que ellos solo me golpearían por eso decidí mejor cayar. Aunque en el colegio era peor qué el infierno de su casa.
El mesero trajo las órdenes que habían perdido los hermanos River—Buen provecho, que lo disfruten—despues de decir eso el se retiró.
—Me alegró que te hayas divorciado—Susurró, después procedió a disfrutar de su comida, Joe la escuchó muy bien, el solo sonrió. Jamás tuvo hermanos de sangre, se sentía bien tener uno.
No se dieron cuenta qué desde muy lejos alguien los estaba observando.
Una botella de vino fue puesta en la mesa, arruinado su bonita atmósfera—¿Yo no ordené eso?
—El maestro de allá se la envía.
Mi mirada fue a donde el camarero a puntaba, Aarón levantó su mano para saludar. Deje de verle para dirigirme al camarero.
—Digale que no lo necesito puede llevársela, gracias—Me puse de pie.—Jenny, vámonos—page la comida y salimos del lugar.
El auto ya estaba a fuera, subimos y salimos lo más rápido posible. No quería involucrarme con esa familia.
—Lo siento por no dejarte terminar de comer.
—No, no te disculpes—Ella movía sus manos—yo tampoco quería estar más ese lugar, las personas qué nos veían nos desnudaban con la mirada fue algo desagradable. Y más ese maestro Aarón y su comportamiento extraño.
Si yo también te entiendo Jennifer, tener tantos ojos sobre ti es horrible así era en mi tiempo cuando entre por primera vez al grupo.
—Que tal si vamos por un helado.
—¡Si!—Jennifer sonrió mostrado un pequeño hoyuelo qué compartían en común con su hermano, ella en la mejilla derecha y el en el izquierdo.
Después de comprar el helado, se fueron a la playa qué estaba muy cerca. Bajaron del auto el sol ya comenzaba a esconderse mostrado los primeros rayos de la atardecer.
Los dos se sentaron en la arena bajo unas grandes palmeras, disfrutado de su helado y el mar azul era muy silencioso ya que no habían personas a parte de ellos dos.
—Joe.
—Dime.
—¿Crees que algún día seremos felices?—Su voz estaba llena de tristeza—Somos aves enjauladas en un mundo donde si escapas te vuelven atrapar, cortan tus alas para que no lo intentes nuevamente.
Para ser una niña de tan solo 15 años, esta demasiado herida tan rota como el mismísimo Joe. Un mundo donde te defines por el género no por lo que hacés o tengas que ofrecer.
—Lo seremos, ya verás que sí.
Ella se recostó en el hombro de su hermano, sintiéndose más segura, este Joe le trasmitía seguridad sus palabras no sonaban vacías.
—Caminemos—Se quitaron los zapatos, sus pies se hundían en la arena. Jennifer subió su Pans hasta las rodillas, quería mojar sus delicados pies.
—¡Ah, esta fría!—Su rostro se fruncia, el agua llegaba a sus pantorrillas, pero estaba feliz—Hermano, sumerge tus pies.
—No quiero mojar mi ropa—Ella se cruzó de brazos a la vez que hacía un puchero—Joe se subió un poco el jeans, se a cerco a su hermana pero no se sumergió tan profundo. Solo hasta los pies.
Jennifer lo veía, una sonrisa se formó en su labios, como Joe estaba distraído ella aprovechó ese momento sumergió sus manos en el agua, de un momento a otro ella le estaba tirando agua ha Joe.
—¡Jennifer!—El agua estaba fría sentí mi cuerpo temblar
—A que no me atrapas—Ella corrió por la orilla de la playa.
—¡Si te llegó atrapar, te arrojare al mar para que nades con los peces!—Los dos corrían por todo el lugar, sus sonrías en sus rostro era hermosa. Por primera vez estaban felices sin estar escuchando a cada rato eres un Omega comportarte como tal.
Ambos eran observados desde la carretera, había un hombre con tres guardespaldas.
—Las fotos ya están tomadas, maestro—El hizo un gesto de que le pasaran la cámara, el subordinado la entregó. En las fotos aparecía un Joe sonrió de oreja a oreja, en otras triste, pensativos, todas eran solo de Joe.
—Aun recuerdo cuándo lo vi por primera vez, me sorprendió su enorme parecido con mi querido Adam, odie que tuviera su rostro por un momento quise martalo. Más cuando se caso con ese imbecil, pero desistí porque sabía que no era el.
—Pero ahora, ya no estoy seguro. ¿Acaso mi querido Adam también llegó a aquí?
__Maestro...
—Lo entiendo, Hansel. Se que no es el...pero odio que tenga su rostro.
Sus miradas fueron a dónde aquellos jóvenes, que se tiraban agua y la vez corrían.
Nota🤍
La canción se llama, Viva la vida de coldplay.
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