capitulo 23

Toc, toc, toc.

—Adelante·Una dulce voz provino del otro lado la puerta.

—Señor Declan Grimaldi, mi maestro lo espera en el comedor.

—Dile que bajo en un momento—Su mirada verde esta en la foto que sostiene su mano.

El que parecía ser su mayordomo, un anciano canoso con rasgos italianos, salió de la habitación.

Declan se puso de pie, aguardo esa fotografía en un pequeño cofre, lo cerró con llave la que coloco en su bolsillo.

Salí de mi habitación, este lugar es como un castillo, tiene demasiadas habitaciones. Le diré a mi esposo que es hora de volver a casa.

—Esposa—Lo sostuvo en sus brazos, lleno de besos la cara de Declan—¿Otra vez estas triste?

—No estaré feliz hasta que lo encuentre—Hundio su rostro en el cuello de ese elegante, fornido, hermoso, alfa de cabellera negra, ojos azules.

En la poblada ceja izquierda del alfa, tiene una pequeña cortada, eso lo hace lucir más atractivo, al igual que esa sonrisa diabólica.

—Cariño—Abrazo con más fuerza la esbelta figura de su esposo.

—¡Maestro, señor!—Entro corriendo.

—¿Qué sucede? Flavio—Preguntó el alfa, bajando a Declan de sus brazos.

—Miren esto—Colocó la iPad enfrente de ellos dos.

Cuándo Declan miro a la persona en la pantalla, sus gemas se llenaron de lágrimas.

—¡Es el!—Hablo con seguridad—Nicolás, esa persona es tu hijo__Lloro de felicidad.

—¿Por qué estás tan seguro? Lo vistes solo cuando recién nació—No quería que su amado esposo se llevara otra decepción, ya tuvo demasiado.

—Mira—Se colocó a lado de la iPad, su parecido era casi iguales—Lo vez, es nuestro hijo.

—Pero dijiste que tenías un hermano, ¿El puede ser tu sobrino?—Aun no puede estar convencido.

—Mi hermano que es menor por seis años es estéril, el mas menor murió hace 15 años. Si se parece es porque después de todo somos familia—Apreto sus puños.

Estuvo tan secar, ¿Pero como es que no sabía que existía?mi hermano si que lo subo ocultar bien, mierda, soy tan incompetente. Si tan solo hubiera buscado ahí desde el principio.

—No quiero que vuelvas a desilusionarte, no quiero que pasemos por el mismo dolor—Nicolás lo abrazo.

__Prometo que esta será la última, así que solo por esta vez, vayamos a mi país de origen.

—De acuerdo, solo espero que nuestro hijo pueda entender la situación por la que pasamos antes de encontrarlo.

—No importa, tendremos que ganar su perdón—Nunca quise dejarlo, me lo arrebataron después de casi matarme.

—Otis—Llamo al mayordomo.

—¿Si? maestro.

—Prepara nuestro equipaje.

—Enseguida.

—Flavio, ve a decirle ha los demás que se preparen, que tengan listo el Jeep.

—Como ordené—Se retiro.

—Vamos por nuestro hijo—Expreso Nicolás, Declan solo asintió con su cabeza.

Después de veintidós años, por fin podré volver a verlo

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—Hermano, ¿estás bien? Puede que estés resfriado.

—Estoy bien, solo fue un poco de alergia quizás.

—Tal vez, tu nariz está un poco roja.

—Es por el cambio de clima—Estaciono el Ferrari—No salgas a fuera sin tu abrigo.

—Asi lo haré, ten cuidado a ese gimnasio al que irás—Salio del auto.

—No te preocupes, de seguro mi Rottweiler enviará uno de sus guarudas a protegerme desde la distancia—Aunque no los necesito, pero el que cuida a mi hermana, con ese si estoy de acuerdo.

—Eso me tranquiliza—Entro al colegio.

Joe puso en marcha su Ferrari, directo al gimnasio que Ted le recomendó, el también lo estará esperando allí.

Me acomode el audífono de manos libres, Aarón me estaba llamando.

—Mi pequeña parca.

—¿Que quieres? No llevo ni dos horas que sali de tu mansión, ¿Quieres ser castigado?

—Si el castigo es agradable, me sacrificó.

La secretaría que le esta pasando papeles para que los firme, lo mira un tanto sorprendida. Es la primera vez que su jefe tiene esa aura rosa a su alrededor.

—Un mes de abstinencia—Sonrio con burla.

—¡No!—Ese gritó le había sacado un buen susto a la pobre secretaria—eso no, esa idea retirarla de tu lindo cerebro.—Aarón volvió a poner su semblante de Ceo dominante.

—Depende de como te comportes.

—¿Quieres venir conmigo al festival de las linternas?

—Dimelo cuando estemos de frente, por celular no puedo lanzarme sobre ti y llevarte a la cama para festejar mi respuesta—Hablo de una manera seductora, una que logró que Aarón dejara salir sus feromonas sin querer.

—¿Sigues ahí?—Joe tenía una sonrisa triunfante, había logrado lo que quería, ponerlo caliente.

—Si, aun sigo aquí. Eres malvado—Joe sabia que me podría excitado al solo escuchar la manera en que lo decía.

Me castigo de esta manera por verle puesto escolta, y llamarle tan rápido.

—Pero se que eso te encanta~.

—Te amo—Lo dijo de una manera dulce, la frase fue sincera, sin burlas de por medio.

Bastardo, sabes cómo usas tus cartas—Te amo, te espero en el restaurante cerca de tu oficina para almorzar__Finalizo la llamada. Joe estacionó el Ferrari, Ted levanto su mano.

—¿Llevas rato esperando?

—No, como dos minutos.

Los dos entraron al gimnasio, era muy grande, limpio, con excelente calidad, no creí que hubiera tantas personas, la mayoría son alfas, sus apestosas feromonas las puedo oler a kilómetros.

—Ted—Hablo un hombre de 1.78 metros de alto, piel canela, cabello negro, unos bonitos ojos grises—¿El es?

—El es Joe, un amigo. Joe, el es Angelo. Uno de los dueños de este lugar.

—Mucho gusto, ¿Aún hay espacio disponible?

—El gusto es mío—Se saludaron de manos.

Seguro que es Omega, es muy varonil, fornido. No estoy juzgado, solo que por más que intente encontrar un ragos distintivo de Omega, no lo encuentro. Bueno, no me importa, con tal que no se meta conmigo, todo estará bien.

—Si, todavía hay espacio, puedes pasar a registrarte ahí—Apunto lo que parecía ser la recepción, el joven de ahí es muy hermoso.

Joe se fue directo a ese lugar, Angelo lo observo en todo momento.

—Y Joe, este es primó de los dos hermanos—Aclaro Ted, Joe solo asíntio.

—Al instante supo que no soy un Omega—Hablo Angelo—¿Que tan bueno es peleando?—Preguntó en un tono curioso.

—Si, a mi también me descubrió al instante de que no era alfa, el camuflaje del que tanto estás orgulloso, lo descubrió muy rápido.

—¡Encerio! Vaya, sus sentidos están muy despiertos.

—Sobre pelear, no podría ganarle. Y eso que aún no se cuánto es su potencial.

—¿Ya te dió una paliza?—Sonrio con burla.

—¿Concideras paliza que te apuñalen?

—¡Pero que mierda! ¿Cómo es que se hicieron amigos?

—Que importa como fue, el es una excelente persona cuando no tienes malas intenciones—Advirtio.

—¿Yo que hice?

—Crees que solo yo noté en la manera que lo veías, tus frases dulces no causarán efecto en alguien como Joe—Aún recuerdo como me veías a mí y intentastes hablarme, solo recordar me causa escalofríos.

Ted caminó en dirección a Joe, el ya había terminado de registrarse, Angelo lo siguió.

—Si necesitas un entrenador, puedo ayudar con eso—Sugirio.

—Gracias, pero estoy bien por mi cuenta, si necesito ayuda, se lo pediré a el—Apunto el entrenador que le está ayudando a una señorita de unos 20 años.

—Estaria encantado—Comento ese entrenador.

—Yeimy ya tiene mucho en sus manos.

Yeimy es un beta muy bien parecido, su color de cabello es de un color chocolate, ojos color miel, su piel morena es bella.

—Angelo, ponte a trabajar.

—Auch—Ese golpe en la cabeza había dolido mucho, maldito Armando, como es que ese delgado cuerpo tiene tanta fuerza. Tks, envidio esa belleza, ese cabello grisado está más sedoso que el de una mujer.

—Me disculpó si le incómodo, es un poco estúpido, pero no es mala persona.

—Deja de ofenderme, soy mayor que tu.

—Si, si, como sea. Mucho gusto, soy Armando el tercer dueño de este lugar—Ted tenía razón, es muy guapo. Si fuera alfa o beta, también estaría detrás de él.

—Ted dijo que son mejor de lo mejor, quisiera un día tener un encuentro amistoso con el más fuerte de este lugar—La mirada de Joe no es la de un aficionado por las luchas, más bien es para derrivalor y decir que no hay nadie por encima de el.

—Esa es una petición tentadora, tendré que preguntarle a mi hermano—Para ver si está dispuesto a perder su título de Campion, este Joe no es una persona normal, puedo notarlo—Bueno ya no los interrumpimos, vámonos—Se llevó consigo a, Angelo.

—Entonces preparemonos.

—¿Eh?—Ted está confundido.

—Para pelear en el ring, quiero saber que tan oxidado estoy.

Los dos fueron a los vestidores, se pusieron ropa más cómoda, Joe llevá mallas cortas, sus suaves piernas se ven sexis, las señoritas que lo veían envidian ese redondo trasero.

—Cierra la boca—Armando le dio un manotazo a su primo.

Ted tampoco se quedaba atrás, se veía como un modelo en pasarela.

De seguro ese guardespaldas que me protege, ya le informo Aarón lo que estoy haciendo, de solo imaginar su cara roja por la molestia, de que haya usado está ropa, me causa gracias, ese perro en celo es celoso como el demonio. Pero sabe que tiene que guardarlos porque si no, le toca dormir en el piso.

Ted y Joe subieron al Ring, hicieron un poco de calentamiento, para no tener nigún calambre.

—No voy a tenerte compación—Comento Joe—Es mejor que dejes esas emociones a la basura.

—No es como si fuera una lucha de verdad.

—Ese es el problema, yo todo lo tomo muy en serio, no vaciló, ni cuando tengo una pelea amistosa con mi perro Rottweiler.

—Bueno, entonces me pondré serio.

—Yeimy, ¿Puede ser el árbitro?

__Seguro—Subio al ring—¿Listos?

—Si—Respondieron al unísono.

—3.2.1. Comiencen.

Ted lanzó el primer derechazo, Joe lo esquivó a la vez que contrataco, Ted había recibido el primer golpe.

Por amor a dios, tiene tantas aperturas, ¿cómo es que llegó hacer un guardespaldas? Lancé otro derechazo, esta vez la esquivó con dificulta.

Para Joe era fácil leer los movimientos, desde los 17 años fue entrenado como burro, con métodos nada ortodoxos, para ser un miembro del grupo Demonio Rojo, debías de ser un demonio como lo decía el título de su grupo, sin debilidades, sin miedo, sin cobardía.

—Te dije que no te tendría compación—Lanzo dos derechazos seguidos, Ted cayó al suelo.

Joder, quién le enseño a pelear así, sus puños son como recibir rocas con la piel desnuda, todo da vueltas, creó que me voy a desmayar.

—Me riendo—Simuló tener una bandera blanca—Si sigo luchado, no podré levantarme mañana, me duele todo.

—Deja de ser llorón, ¿no me digas que los golpees de este flácido cuerpo te dolieron?—Eso solo es la mitad de mi fuerza.

—Flácido mi culo, mirá—Se levantado la camisa, su abdomen estaba muy magullado—Eso es lo que tus flácidos brazos causan.

—¿Tienes flácido el trasero?—Preguntó Angelo.

—Es un decir, ¡¿Cuando llegastes aquí?!—No era solo Angelo, todos los que estan en este gimnasio, se habían reunido al rededor del cuadrilátero.

—Mejor devuélveme mi dinero, aposté por ti.

—¿Apostar?

—Si, lo siento Ted, aposté por Jeo—Armando anda recogiendo sus ganancias.

—Que gran amigo—Ted se sintió indignado.

—Tendre que entrenarte mejor, si no lograste resistir la mitad de mi fuerza, no podrás cuando esté al cien por ciento—Se bajo del rign.

—¿Dijistes al mitad? ¿Que clase de Demonio eres?—Lo siguió a los vestidores donde tomarían un ducha (Separados) para volver a ponerse la ropa que traían anteriormente.

Angelo y armando también están sorprendidos, se preguntaban ¿Que tan fuerte puede ser ese Omega?

Después de que me duche, observé la hora, ya eran las 11 de la mañana, prometí almorzar con mi perro Rottweiler. Esté día Jenny sale más tarde del colegio.

—¿Vienes? Estará Hansel—Aguarde mi celular.

—No, estoy demasiado adolorido, y mi rostro no se ve nada elegante—Tomo su mochila.

—Como compensación, te invito a la mansión de Aarón Reshly, mañana que es sábado.

—¿Hora?—Se sintió renovado.

—Para la hora del almuerzo.

—Ahí estaré.

Los dos se despidieron de Angelo, y armando, ambos abriero las puertas de sus respectivos autos.

Cuando estaba por subir a mi Ferrari, pude sentir una mirada desde una distancia considerable, lleve mi mirada hacia esa dirección, ahí estaba un auto negro, ¿Quién es? Al diablo, si vienen con intenciones nada gratas. Sus cabezas rodarán por el suelo.

Joe subió al Ferrari. Manejó a toda velocidad, paso muy rápido junto a ese auto que lo había estado observando.

El guardespaldas que fue designado por Aarón, ya le había informado de tal situación, el alfa le ordenó que no hiciera ningún movimiento hasta que tengan todo bajo su control, un control dónde Joe no salga lastimado.

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