capitulo 2
Estoy en un mundo omegaverce, ¿que rayos es eso? pues yo también me preguntaba lo mismo. Según los recuerdos de este cuerpo este mundo tiene tres clases de género, alfas los lideres, omegas los que pueden dar a luz ya sea mujer o hombre, ellos son discriminados "según solo tienen un propósito y ese es dar a luz." Qué pensamientos mas estúpidos y retrógrada.
Por último están los betas, ellos vendrían siendo personas comunes nada de especiales, a mi parecer ellos deberían ser los más alavados porqué no entran en modo animal ni andan violando a la zar como los malditos alfas.
Para mí desgracia yo soy Omega, mi familia es de clase alta no tanto como la de Zac pero tenía su fortuna, más dos resort cerca de la playa, eran muy codiciados. Mi ahora familia consta de una madre alfa, padre alfa, hermana Omega, ellos estaban decepcionados al tener dos hijos de de ese género.
Ellos solo nos ven como mercancía los cuales puenden vender aquíen les dé más, ya que provenir de una familia adinerada te vez obligado a casarte por conveniencia.
Ese fue el caso de Joe, el se sacrificó por su hermana. El no quería que ella se casara con Zac, primero porqué no quería verla sufrir y segundo el estaba enamorado de él.
Al ver qué la familia de Zac no le importaba si era hombre o mujer el aprovechó esa oportunidad, estaba feliz de cumplir sus sueños el casarce con el hombre qué amaba, se había enamorado de él desde que tenía 13 años, el siempre lo protegió de los que lo acosaban en la escuela, pero no todo era color de rosa como el pensaba.
El conoció el lado oscuro de Zac, algo que Joe jamás había visto. Mejor dicho nunca lo conoció, el solo conocía una máscara que usaba para su conveniencia.
Zac era despiadado, lo golpeaba por nada, lo engañaba con cada mujer o hombre qué lo seduciera, aveces hasta llegaba con diferentes parejas a la casa donde ambos vivían.
Joe solo sufria en silencio no podía divorciarse aunque quisiera porqué le tenía miedo a su padre. El no quería que le hiciera algo a su hermanita de tan solo 15 años.
Lo bueno de toda esta desgracia es que Zac, jamás tomo a Joe durante estos tres años de matrimonio, ni lo marcó. Hizo algo bueno ese maldito bastardo, retorcer su miembro fue muy poco para lo que se merece.
—Vaya lío en el que estoy—Joe sostenía el volante de su auto el que aún no había encendido—Pobre Joe, debió sufrí un infierno en vida.
—¿Ahora que hago?—Con su mano peinó hacia trás su ondulado cabello, tenía un hermoso color cobrizo resaltaba con el contrates de su piel clara, se quitó la corbata tirándola en la parte de atrás del auto—Si los mato a todos y lo hago aparecer un accidente, soy experto en eso, me haorraria estrés innecesario. Si es una excelente idea.
Pero con lo que sufrió Joe eso seria demasiado piadoso de mi parte, tengo que hacerlos sufrir hasta que rueguen qué los mate solo así me sentiré a gusto.
Joe no se percató que al tener las ventanas abiertas cualquiera podía escuchar sus maléficos planes, y una persona en especial estaba disfrutando de su discurso.
Debería irme a mi nuevo hogar, tengo qué conocer al par de víboras qué dicen llamarse mis padres. Encendí el auto, salí a una velocidad alta, la qué baje muy rápido. Se me olvidaba qué está ya no era mi ciudad, donde podía hacer y deshacer a mi antojó. Será frustrante no matar a quién me saque de quicio.
Tengo qué ir aún gimnasio lo más antes posible, quiero qué mi cuerpo este de vuelta, hacerlo más masculino. No estoy en contra de los niños bonitos solo que para poder vivir en un mundo donde solo hay hienas uno tiene qué estar fuertemente, tanto mental como físicamente.
Con un par de puñetazos puedes arreglar un pequeño problema, más ahora que soy Omega mi crisantemo corre el peligro de ser desflorado sin mi consentimiento.
Este mundo está más desarrollado eso grandes rascacielos no se parecen en nada a los pequeños edificios de su anterior vida.
Por fin había llegado a la mansión de la familia River, si que era lujosa, el gran jardín, esa gran piscina es magnífica sería agradable nadar en Ella.
Baje del auto, los empleados me veían con esos ojos de disgusto—¡Si me vuelven a mirar así les sacaré los ojos, un buen perro no debería mirar feo a su amo!—El lo dijo con una voz algo elevada.
Entré a la casa, al parecer no estaban los señor River. Es mejor así no quería verlos.
—Señor.
Esta debe de ser la beta ama de llaves, la que cuidó de Joe cuando era bebé, me recuerda a mi difunta abuela con su cabello lleno de canas y esa bonita sonrisa.
—Soy solo Joe, Cristin—Me senté en el sofá.
—No puedo faltarle el respeto cuando ya está casado.
—Dejame decirte qué eso ya se terminó, hace poco firmé el divorcio—Tome una manzana de la canasta de frutas, le dí una gran mordida, no quería prestarle atención a una cristin atónita.
—¿Los señores ya saben de esto?
—No, y ni me importa ya ganaron suficiente con mi matrimonio, ya era hora que todo esto se terminará. Ya tengo 22 años, puedo firmar sin que ellos estén presentes—Si, Joe se había casado a los 19, quién en su sanó juicio se casa a esa corta edad.
—¡Joven maestro, ellos se van a enojar! ¡Lo volverán a golpear como la última vez!—Ella sonaba muy preocupada.
Cómo olvidar esa golpiza, Joe había pasado tres días con gran fiebre los moretones le costaron que sanará, y todo fue porqué el quería divorciarse de Zac.
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