capitulo 1
Voy caminando a ciegas tengo qué encontrar un lugar para poder procesar toda la información qué está llegando a mi cerebro, y mierda si que duele.
Las personas qué trabajan aquí me observan como si fuera un animal en el zoológico, pero sus miradas no son de ternura. Son de odió, asco, enfado. No saben nada de Joe pero lo señalan con el dedo como si fuera una cosa repugnante. Si estuvieran en mi ciudad ya les hubiera cortado el cuello.
—¡Oh, Joe! Al parecer hizo enojar de nuevo a nuestro Ceo—Lo dijo en un tono burlón.
¿Y esta cacatúa de dónde salió? la observo de pies a cabeza, no era para nada elegante, su vulgaridad se notaba desde lejos, para ser una secretaria llevá demasiado escote suelto. parece una de esas qué se venden por una moneda....No, Comprarlas es faltarle el respeto esas señoritas, ellas tienen más clase qué está.
—¿Te conozco? ¿Por qué dejan entrar a cualquiera? Señora, los burdeles quedan al otro lado. Tks, tks, está empresa no es nada profesional.—Movi mi cabeza con una mueca de disgusto. Podía ver cómo el rostro de ella se volvía verde, los que presenciaban tal acto solo susurran o se ríen.
Seguí mi camino ignorando a todos pero siempre hay alguien qué quiere ser jodido. Esa mujer me había empujando, no tuve tiempo de sostenerme de algo por lo que caí al frío piso.
—¡Oh, lo siento! Es mentira no lo siento, eres un sucio Omega entonces comporta como tal.
¡Omega! ¿Qué es eso? ¿Se puede comer? ¿De que está hablando está enferma mental?
—No se porqué los omegas tienen que existir si solo sirven para seducir a los alfas con sus asquerosas feromonas—El veneno que escupía esa mujer era pero que del una víbora.
—¡CALLATE MALDITA PERRA!—Perritos lamento ofenderlos, me levanté del piso, caminé hasta dónde estaba ella. La tomé por el cuello contraminandola en la pared.
—No creerás qué por ser una mujer no me atrevería a golpearte—Puse más fuerza en ese agarre, ella se estaba poniendo un poco roja por la falta del aire.
—Eres una simple secretaria actúa como tal—Los ojos de Joe estaban rojos, ella sintió miedo era como estar viendo al mismísimo Satanás.
—A-ay..u.da.—Lo dijo con mucha dificultad, las demás personas querían ayudarla pero las feromonas de Joe eran demasiado para ellos.
—Sabes como me llamaban en mi antigua ciudad—Ella negó—La parca, no me dicen así solo por decirlo—Susurre.
—JOE, ¿QUÉ DIABLOS ESTAS HACIENDO? ¡SOLTARLA AHORA!
De nuevo ese maldito mapache, solté a la estúpida secretaria ella tosía y tosia respirando pesadamente. Giré mi cuerpo para encontrarme con el mapache, aún no se su nombre. Así que le dejaré ese por ahora.
—Tan luego vienes a pedir la cancelación del divorcio—sonrei con malicia, sus ojos habían vuelto ser de un marrón claro—Pero ya es tarde, tu tren ya partió.
Sentí como un asqueroso aroma a madera revuelta con aserrín invadía mi olfato, con ambas manos me cubrió la nariz—¿Que es ese asqueroso olor? Odio el maldito aserrín.
Odiaba el olor aserrín más que la madera, me hacía sentir náuseas aveces hasta me mareaba, aún recuerdo cuándo mi vecino creo su propio local para vender muebles que el mismo creaba, pase una semana con asco por ese olor. Me tocó mudarme a otro lugar.
Los empleados estaban con la boca abierta, nadie se había atrevido a decirle tal cosa a su presidente, las feromonas de un alfa son su orgullo, no hay Omega que se niegue a ellas. Pero ahora Joe le estaba diciendo que eran asquerosas.
Se podía ver cómo nuestro presidente estaba rechinando sus dientes, estaba molesto se acercó a Joe. Lo quiso tomar por el cuello pero este le dio un manotazo.
—No te atrevas a ponerme una mano encima por qué juró que cortaré esa parte de la que estás orgulloso—Sus ojos volvieron ser de un rojo carmesí, Joe para ser un Omega era tan alto como su ex esposo.
—No me amenazes—Los ojos verdosos se volvieron como los de un reptil, está emanado feromonas para someter a Joe. Lo cuál no estaba resultado a su favor.
—No es una amenaza es una advertencia—Joe apretó con mucha fuerza el miembro de su ahora ex esposo, sacándole un gruñido de dolor. Eso lo había tomado por sorpresa.
Cómo fue que el tímido, adorable, sumiso Joe, se convirtió en una fiera salvaje.
—¡Crei que sería más grande! Qué decepción—Solte esa cosa, me limpie la mano en mi ropa—Ahora solo somos completamente desconocidos actuemos como tal, Ceo... como quieras que te Llames—Lo último lo susurro.
—Espero y cumplas tu palabra porqué no quiero darle de comer a los abogados.
Subí al elevador, antes que las puertas se cierren dije unas últimas palabras—Por cierto pareces un Mapache—sonrei mientras las puertas se cerraban.
—Jajajaja, me voy a divertirte en este lugar—Los orbes marrónes se estaban cristalizado por tanto sonreír, la expresión de Zac había sido única.
Se recostó en el elevador. Cerró sus ojos para poder procesar mejor todo esos recuerdos qué aún no paraban de llegar, eso le estaba comenzando a fastidiar
El elevador se abrió alguien había entrado pero ni aún así , Joe no quiso abrir sus ojos. No le interesaba quién haya entrado a el le daba igual.
Cuándo el elevador se detuvo Joe sabía que esa era su parada, salió sin mirar a los presentes. Quería llegar rápido a su auto.
—¿Quien era el?
—El era Joe River, el esposo del presidente Zac.
—¡Pero no lleva sortija! Tampoco una marca.
—Segun los rumores el presidente Zac, está en los procesos de divorcio. A el nunca le agrado ese joven de la familia River, se casó para no desobedecer a su abuelo, pero ahora que murió ya no hay motivo por el cual seguir con el.
—pobre chico es tan joven, con un matrimonio fallido es una gran mancha, las personas lo señalaran más si es un Omega.
—Si señorita, este mundo es muy cruel con ellos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top