Capítulo 7

Tenía al omega, su omega, entrando en celo en su habitación, este lo miraba cual depredador a su presa. por no contar las partes de su cuerpo que no estaban precisamente quietas, la parte inferior del menor recién marcado aguaba el parador del cenizo quien no dudó en dejar su hazaña arreglando el nido y se abalanzó hacia su pareja.

tenerlo entre sus brazos fue mucho mejor de lo que pensaban, y notaba como todo el calor de su cuerpo empezó a disminuir con su toque, y katsuki, bueno, él parecía explotar en cualquier momento.

el cenizo movía sus posesivas  manos sobre su cuerpo, como si quisiera grabar a fuego en sus manos cada centímetro de piel del pecoso. Por muy extraño que sonara, delicadamente, sus manos eran movidas de arriba abajo por su espalda y cintura. Sus miembros, duros, presionaban en el abdomen de ambos ante el respingo del peliverde, ocasionando que se pegaran aún más.

las manos impacientes del cenizo se colaron entre las telas del pecoso, soltándolo del interior del pantalón y permitiéndolo tocarlo piel con piel. Ante el escalofrío que le recorrió por todo el cuerpo rasgó la camisa sin ningún miramiento.

Ambos ya se encontraban totalmente perdidos en su instinto. Solo veían pequeños fragmentos, al contrario que sus lobos quienes guiaban y dominaban en ese momento, era suyo su espacio y tiempo ellos si se reconocían como pareja sin ponerse a razonarlo. El instinto lo marcaba y pautaba, no iban a ponerlo en duda, solo iban a satisfacer los deseos de ambos fundiéndose con el contacto entregándose al placer de las caricias y fundiéndose en sus sentimientos.

-Ah- después de soltar el vergonzoso sonido y colorar su rostro al máximo, volvió un tanto de su lucidez, encontrándose completamente desnudos sobre el colchón y con el cenizo sobre él con solo una pequeña pieza de ropa interior cubriendo su parte inferior, la cual parecía querer liberar en cualquier momento.

Por si no podía caber más vergüenza en su pequeño cuerpo, este se hallaba bastante entretenido saboreando y mordisqueando su pequeño pezón. Otro gemido ahogado retumbó de su pecho al sentirse completamente succionado por el joven. había perdido la cuenta de estos desde hace bastante tiempo, solo se dejaba llevar. El dolor que normalmente le aparecía en su ciclo no estaba en ninguna parte, era como si el tremendo hombre enfrente suyo fuera la solución a sus problemas. La nuca le ardía, pero no mucho como para preocuparse, y el dorso de su mano parecía estar vendado y ya desinfectado.

Había sido marcado, aunque sabía que no fue por los hombres que invadieron su habitación horas atrás. Las suaves caricias en su piel le hacían impacientarse ¿Acaso era un bebé? Por favor, su trasero estaba empapado desde hace horas, vale que él actuara de lo lindo, pero no era muy tonto para saber el resto, por algo era curioso, no había que ser muy tonto para saber lo que estaban a punto de hacer. Porque si, él ya sabía sobre lo que hacían un Alfa y un omega juntos y el resultado final acabaría en un precioso y pequeño bebé.

Por una razón esa idea no le desagrado por primera vez, es más, estaba impaciente por ello. Lo quería ya. Y lo iba a tener.

-Más rápido- la mirada en el cenizo chocó con la suya, los colmillos de este se hallaban fuera, como si estuviera soportando una tortura, y era bastante obvio el por qué, los dos querían lo mismo, pero por razones qué Izuku aún desconocía el alfa un no procedía. ¿Es que quería verlo rogar? sus manos fueron a parar el rostro de este para que lo mirara frente a frente - ¿Quieres hacerme ya un cachorro? - el gemido disuelto aún nubló más la vista de su compañero. -Cómo no me folles en este instante voy a buscarme a otro que lo haga – Listo, seguro y con aquella amenaza no iba a tener por esperar más por su merecido nudo.

-¿pero tú que no eras demasiado inocente?- unas manos invadieron el pequeño miembro del pecoso directo acariciando los de arriba abajo mientras lo instaba a contestar.

-ser inocente - se detuvo para jadear haciendo sonreír al Alfa - y aparentarlo, son dos cosas completamente diferentes.- su espalda se arqueó bruscamente mientras se venía por primera vez, sin provocárselo él mismo. En cuanto su aliento y respiración se normalizaron, su cuerpo fue girado boca abajo del colchón bruscamente, provocando qué un quejido saliera de su boca.

Su bien formado trasero se encontraba a la vista y una gran y preciosa pecas se hallaba en uno de los glúteos, una pequeña imperfección que para cierto Rubio iba a ser marcado a fuego en sus ojos posesivamente al ser tan hermosa. Clavó sus dientes alrededor de ella para dejar una mordida en el esponjoso lugar

Izuku no pudo quejarse de la nueva herida en su trasero cuando una superficie húmeda raspo en su ya húmeda entrada, provocándole su primer orgasmo anal de la noche, obligándolo a agarrar la almohada en frente suyo fuertemente mientras se volvía a correr Y las sabanas se volvía a manchar con su aumento de lubricante.

-Eres tan hermoso - le susurró haciéndolo estremecer ante su cálido aliento. - y tan mío, mi omega, de nadie más. - mencionaba concierto recelo en su voz. La cálida sensación de estar con su destinado y, recién marcado omega, le nublaba el pensamiento.

Sus respiraciones se entrelazaban junto a sus aromas fuertemente. Sus instintos, a flor de piel, los llevan en el maravilloso proceso de fundirse en uno solo.

No fue hasta después de ver a Izuku venirse por segunda vez, que decidió unirse con él. El ojijade pegó sus intimidades mientras no dejaba de besarlo y acariciar su piel. Izuku no podía pensar con claridad, nos motas de gloria que saboreaba el ser atendido en su celo era demasiado satisfactorio. Siempre pasaba este proceso con gran dolor y angustia, nada con comparación con lo que sentía en estos momentos, y por lo que podía rogar por mantenerlo infinitamente.

El vaivén de estocadas vino después junto a un apuesto rubio frente él. había perdido la cuenta de todas las veces que llegó a lo alto de su clímax. Sólo podía mantener su vista y concentración en los hermosos ojos rojos con motas doradas de enfrente suyo, no tenía nada más importante a lo que responder, que, a sus qué caricias y roces en ese momento, no había nada más que ellos en su pequeña burbuja de deseo y amor. Porque si, eso no era sólo provocado por su celo, eran sus verdaderos sentimientos siendo llevados por sus caricias, aunque claro está, eso aún no lo notaban, porque sus orgullos seguramente les impedirían afirmarlo, aunque lo más seguro es que no tardarían mucho en darse cuenta.

Una luz lo cegó en el momento en el que sus párpados se abrieron, la luz de la mañana era odiada por todos, a nadie le gustaba que le despertarán con ella y, el pequeño omega, no iba a ser la excepción.

Cuando se revolvió para girar su cuerpo y dejar de lado la molesta luz, su rostro choco inmediatamente con el pecho del alfa cenizo uno bastante bien formado y bastante desnudo, no tardó mucho tiempo más para recordar de golpe lo sucedido las noches anteriores, donde tuvo fecha su celo.

Éste llegó, y a consecuencia de ello tenía una mordida en su cuello y a un alfa su lado. No obstante, se sentía seguro con este, y por mucho que lo negara, había confirmado fielmente que este era suyo.

No tardó en iniciar su inspección para saciar su curiosidad, y menos cuando no hacía nada malo, solo admiraría a su alfa. Sus pequeños dedos empezaron a descender por el duro abdomen de este, delineando cada cuadradito a la vista. El propietario de estos solo soltó un gruñido que le provocó un respingo, pero la buena suerte estaba de su lado, mas Katsuki no despertó.

Sus dedos ahora delineaban el rostro de este, acariciando la marcada mandíbula y rozando los labios de este, los cuales, por impulso, no pudo evitar besar.

El cálido y pequeño roce fue interrumpido por el bajo gruñido de cierta persona, había que admitirlo, el alfa no era madrugador.

-¿Qué haces despierto tan temprano?- abrió un ojo para localizarlo frente suyo, sin intenciones de abrir el otro. Como si aún tuviera intenciones de dormir. -vuélvete a dormir. - arropa el peliverde de nuevo entre las sábanas, abrazándolo, para conseguir de nuevo esa tranquilizadora fragancia.

-llevamos tres días en la cama, por favor vayamos fuera. - un pequeño puchero se instaló en su rostro. Después de apaciguar el cielo de su amiga y tener la marca en su cuello junto a su alfa en el proceso, Le hizo volver a sus sentidos. despertando su racionalidad y su carácter, él quería ver el castillo, y lo iba a ver.

Era imposible para el cenizo resistirse a sus peticiones, aunque quisiera dormir más, su lobo no parecía pensar lo mismo, puesto que este, por primera vez, se hallaba bien activo y dispuesto a cumplir todos los antojos y deseos del pecoso frente a él, por una parte, él también quería hacerlo, pero a poder, ser un poco más tarde.

-¿Estás seguro que no quieres dormir un poco más?- éste negó de nuevo moviendo su rostro de lado a lado, frotándose contra su pecho. - llevamos tres días aquí por tu celo follando como conejos ¿y no estás cansado? - no perdía nada por volver a intentarlo. No obstante, ya se encontraba entrando al baño junto a su pequeño omega cargado cual princesa para alistarse.

El agua de la gran bañera, más parecido a una pequeña piscina, chapoteo en el repentino movimiento de meterse en ella. Los ojos del cenizo no se apartaban del cuerpo de su pareja, no cuando éste parecía jugar en el agua, nadando en ella cual alberca y, sacando a relucir tal perfecto y redondo trasero a la superficie.

Su mirada de posesividad no se alejaba de su autoproclamada posesión, puesto que ese trasero ahora le pertenecía. E Izuku lo sabía, es más, no iba a mentir, provocar esas reacciones a su pareja le encantaba, podría volverlo su afición tan tranquilamente.

Sin alertar al cenizo, el peliverde le rodeó el cuello sentándose en su regazo, eso podría considerarse una osadía para cualquier otra persona. No obstante, si se trataba de cierto peligro de revoltoso, por no decir, su compañero, no iba a quejarse. Podía monopolizarlo si era lo que quería.

-Alfa - porque sí, en los 3 días que estuvieron queriéndose, mostrándose afecto mutuamente, habían descubierto muchas cosas del contrario, y una de ellas era que, decirle "Alfa" al cenizo con una voz dulce como él sabía hacer, le volvía loco y lo ponía sus pies de inmediato, sin miramiento alguno.

-¿Qué quieres ahora?- su mejilla fue acariciada concierto cariño mientras éste sólo se apoyaba en la callosa mano.

-¿Puedo ver a mi mamá?- lo soltó, estaba claro que esa petición iba a ocurrir tarde o temprano, pero no esperaba que tan pronto.

-Sí ella viene al palacio, sí.- la tranquila voz del alfa era sorprendente de escuchar.- aunque también puedo mandar a que le avisen o la traigan.- eso le hizo temblar

- ¿traerla? Pero no le harás daño ¿verdad?-el recuerdo del día que lo trajeron y separaron de su madre aún permanecía vigente.

-claro que no, es más puede hasta vivir con nosotros en este palacio- claro está este no se refería a que viviera precisamente al lado suyo el Palacio era suficientemente grande para meter a su futura suegra en la otra punta del edificio. donde iban normalmente los invitados ya que su territorio era salvado para él y sólo podría ser invadido por su pareja. también estaba el tema de qué le aterraba un tanto el pensar que Izuku querría o podría escapar de allí dejándolo solo, la única solución viable era vivir con Inko muy a su pesar.

-eso me encantaría, alfa. - ahora este se abalanzó, fundiéndose en un abrazo, desde luego el haber sido marcado le afectaba de sobremanera, se comportaba totalmente tierno, cariñoso y amable y, él sabía perfectamente que aunque ahora ya tuviera más racionalidad consigo, no era así, el efecto aun tardaría unos días en salirse del cuerpo y mente.

-Muy bien, ahora hay que prepararse porque te voy a enseñar nuestro hogar. - el lobo de este aullaba en alegría al poder por fin poder llamar hogar a algún lugar donde por supuesto no estuviera solo y por lo tanto no sólo le pertenecería él sino que era un lugar para compartir con amor y cariño, una cosa que desde luego le hacía falta.

El palacio era enorme sólo llevaban cuatro habitaciones vistas y aún le faltaban por ver los jardines y las áreas comunes donde según katsuki se llevan sus criadas ¿Criadas? Eso lo sorprendía, ya que no podía asimilar que ese portento de hombre sigue resueltos Rey.

tampoco tenía razones para mentirle, pero pensaba que se hacía el interesante con él o alguna cosa similar ya que no se esperaba que de verdad fuera el rey de la nación Bakugo donde vivían.

Mientras su ahora pareja le enseñaba las habitaciones y áreas comunes, empezaron a charlar como cualquier persona normal haría con otra, y gracias a eso Deku pudo asimilar mejor cómo era el mundo ya que, se podía dar bastante cuenta, que su madre le escondió varias cosas. No era como para insultar a su madre o regañarla por ello, pero agradecía que alguien se lo explicara.

No podía creerse que hubiera una prohibición de omegas sin marca y él no la supiera, es más, le rondaba muchísimo por la cabeza la extraña idea de investigar por qué su madre lo había ocultado en el bosque, podía entender que a lo mejor era porque no quería que se lo llevaran al prostíbulo como dijo el hombre que entró hace unos días en la habitación de su compañero, y ahora también su habitación. Por otra parte el recuerdo vagamente historias de su madre sobre su padre y si no recordaba mal él no pertenecía biológicamente a la región donde se hallaba ahora, tenía que hablar con su madre y debía dejar de intentar imitar a un tierno y dulce niño, ya tenía pareja y era hora de madurar. tampoco es como si fuera un crío ya que tenía dieciséis años y su celo llegó hace ya bastante tiempo quitándole lo infantil a su vida.

no puedo pensar más en ello cuando su madre ya llegó al Palacio según los guardias que tenían alrededor.

Antes de que pudiera pensar siquiera donde debía ir fue arrastrado por el cenizo hasta una sala vacía rodeada de jarrones, lo más probablemente la mar de costosos, junto con una silla cubiertas de un material que parecía aún el triple de costoso qué los jarrones. No había que ser muy listo para adivinar que esa silla seguramente le pertenecía al rey, y por alguna razón acabó el sentado encima del regazo de su pareja quien ahora estaba sentado en el tremendo sillón.

No hubo mucho tiempo después cuando un guardia entró y anunció la llegada de alguien. Los lisos cabellos verdes de su madre se asomaron por la puerta entrando a la sala.

-Izuku, cariño ¿estás bien?- su madre no pudo contenerse mucho al verlo es más parecía preocupada después de tres días sin ver a su cachorro. por muy grande que fuera si estaba acostumbrada a verlo cada día con ella viviendo en la pequeña casita era un gran cambio no tenerlo porque alguien los secuestro y se lo llevo consigo. Aunque claro está, el ojijade no tenía ningún remordimiento.

el peliverde intentó bajarse de sobre el cenizo, pero este le agarró antes de poder escaparse sí quiera.

este hecho no pasó desapercibido por la peliverde.

-¿majestad?¿por qué llamó por mí? acaso decidió devolverme a mi hijo.- el rubio le iba a contestar por la insolencia hacia su persona, pero su hijo ya se encargó de hablarle a ella misma.

-mamá, hay que llevarnos bien, somos familia. - el cariñoso me va aún seguía afectado por las feromonas de cierto alfa, y aunque hiciera ponerse muy orgulloso a éste a su madre no le hizo un pelo de gracia lo que escucho.

-¿familia? ¡pero si él te secuestro!- ya había levantado la voz cosa que juro que no haría nunca.

-Pero ahora él es mi alfa no podemos cambiar ese hecho.- el rubio estaba desubicado de la conversación sólo hablaban madre e hijo y este solo le acariciaba el rostro cada vez que hablaba sobre su persona .- y ahora somos familia - Saborear esas palabras en su boca le hacía perfectamente feliz al ojiverde sobre todo después de haber descubierto que su sufrimiento tras cada celo y el no aceptar su propio nido en la casa pequeña donde vivía con su madre, era debido a que tenía el cenizo a pocos metros de su existencia.

-bueno - el cenizo tomó la conversación tosiendo un poco para llamar la atención.- no voy a dar mis razones por lo que he hecho ya que soy el rey y hago lo que quiero.-sonrío de lado .-si tiene alguna queja se la guarda, está enfrente de la reina por mucho que sea su hijo sigue siendo mi pareja, de ahora en adelante vivirá en el Castillo con él ya que requiere de su atención por algunas razones. además algo que nos está ocultando sobre él y que él tampoco sabe me podría firmarlo después de los tres días qué ha pasado conmigo. y esperamos a que nos contestes nuestras dudas.- sonaba tranquilo a decir verdad, normalmente hubiera sido mucho más agresivo y lo más probable es que hubiera gritado como hizo con Kirishima cuando intentó acercarse al omega cuando este le enseñaba el Castillo, suerte para el pelirrojo que pudo salir corriendo antes de que un poco más y se quedará sin cuello.

-no me gusta explicar esta historia, pero ya que usted ha iniciado lo que yo intentaba detener, creo que necesita una explicación.- la regordeta mujer frente a el cambio de actitud de repente mostrándose seri al momento, había acertado como recientemente sabía y le estaba ocultando algo.

- ¿A qué se refiere? ¿Qué es lo que ha iniciado? - sonaba cada vez más dudoso sobre qué decir no sabía nada sobre lo que estaba ocurriendo en esa sala la mujer empezaba a divagar antes de empezar a hablar correctamente.- explíquese, tenemos todo el tiempo del mundo.

-Existe una leyenda...-

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top