Capítulo 6

Una vez sus labios se separaron Izuku se alejó del cenizo posicionándose en la otra punta de la alcoba a la velocidad de la luz siendo observado por una mirada profunda y hambrienta que actuaba sobre él.

Los instintos de él mismo le estaban invadiendo, su omega le dictaba que el joven frente a él era su alfa, pero él no podía aceptarlo tan fácilmente, no después de haberlo visto a punto de matar a su madre.

-Yo no puedo ser tuyo, estuviste a punto de matar a mi madre- el peliverde flaqueó y perdió la fuerza de su cuerpo al escuchar la grave risa de Katsuki.

-no iba a matar a tu madre, todo lo que dije era mentira. Un omega mercado no muere si algún otro alfa le muerde. - definitivamente la inocencia de su omega le hacía volver loco.

-eso no puede ser verdad -un mohín se extendió por su rostro

-¿y por qué ibas a hacer eso sí no?- la curiosidad le ganaba, y usted aún no había escuchado el dicho de que la curiosidad mató al gato, en este caso sería el omega el afectado.

-Fácil, necesitaba que saliera de su escondite y con decir eso era bastante seguro que saldrías rápidamente- el omega no le creía ¿todo era mentira?

-¡pero.. ibas a morder a mi mamá! - al pequeño le iba a costar olvidar la imagen de su madre siendo sujetada por varios hombres y a su vez a punto de ser agredida.

-No iba a hacerlo, ni siquiera mostré mi dentadura -Eso en parte era cierto, no había sacado sus colmillos ni nada por el estilo, sólo abrió su mandíbula simulando hacerlo.

-¿Dentadura?¿De qué estás hablando?- aún no comprendía del todo la reciente situación, acababa de ser besado, no iba a negar que no le agrado ese hecho, pero no iba a darle la razón así como así.- ¿tú abriste tu boca y ibas a morder a mi madre!- El joven rey empezó a molestarse un poco ¿Cómo demonios su omega no sabía nada sobre los géneros ni, en general, el orden del mundo?

Bufó para iniciar su explicación, una que estaba claro que se alargaría. - los Alfa, tenemos una dentadura que suele usarse para dominar sobre otros o marcar a nuestra pareja.- sus dientes sobresalieron para salir a flote y mostrarse ante la persona frente suyo.

Ahora estaba asustado, eso podría matar a alguien si era mordido con esos colmillos y, si no había escuchado mal, él pretendía morder a su pareja, y no había hablado muy discretamente de eso, sabía que se refería a él y aunque su amiga estuviera la mar de feliz y no le desagradara nada el hecho de ser mordido su racionalidad aún no podía aceptar ese hecho del todo, él no podía dejar de mirar tan asombrosa dentadura parecida a la de un gran carnívoro en su etapa más violenta.

Katsuki se levantó del nido dejando un hueco vacío en él. - Voy a salir un momento, no puedes salir sin mi permiso de la habitación, voy a traer comida no tardaré mucho. - también iba a mandar por cierta curandera para que le explicase cómo funcionaba el mundo con sus diferentes géneros, y sobre todo cómo funcionaba el rol que iba a tener ahí.

Lo que más prisa le urgía, era una buena explicación sexual, no iba a resistirse mucho tiempo ese rostro lleno de dulces pecas en las mejillas y tan tiernas como el mismísimo azúcar, ese hombre era un peligro para su libido, y más si este no sabía nada sobre los placeres de la vida.

Antes de abrir la puerta inquirió su última pregunta - ¿Cuándo será tu próximo celo? - uno que iba a esperar con ansias para poder llegar a reclamarlo.

-En tres meses - eso sonaba como unos tres blades de agua fría a diario para poder llegar a reprimirse durante tanto tiempo. No confía en sí mismo ni en el revoltoso, que seguro intentaba escapar de él. Un recuerdo le vino a la cabeza. El mismo momento en el que captó el aroma del dulce omega.

-Perdón, he utilizado unas palabras erróneas mi bonito omega ¿Cuándo acabará el efecto supresor de lo que esa curandera te dio? -Porque sí, Un omega reaccionaba con su destinado y no era otra manera que entrando en celo hasta que fuera marcado y tomado. Eso solo eran buenas noticias para el rubio.

-No lo sé -porque sí, ya se le había escapado de su celo sin pensarlo, no iba a revelar aún más información sobre él. - pero te puedo asegurar que no fue ayer de madrugada. - el omega era demasiado tierno y honesto, no sabía mentir y no se había dado cuenta que acababa de hablar dándole toda la información que él buscaba.

Por otra parte, esos solo indicaban buenas noticias para el joven rey, los supresores de la época en la que estaban no duraban más de dos días, y si había escuchado bien, estaba seguro de que esta noche lo iba a pasar bien.

Dejo su alcoba con su pareja dentro, no sin antes revisar que no hubiera nadie a su alrededor o acechando por el ala donde estaba su habitación. Se dirigió a la cocina del Palacio para ordenar traer definitivamente a la curandera, una cierta beta que estaba seguro solucionaría sus problemas.

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Cuando katsuki volvía, y bastante contento hasta su alcoba, junto con una bandeja repleta de alimentos que, según su instinto, servirían para cortejar a su preciado lindo omega, su reina.

Al acercarse a su destino, unos sonidos y gritos de lo alertaron. Su privado lugar estaba abierto de par en par, soltando unas dulces feromonas un dato asustadizas y, algunas otras un tanto dominantes, estas no le harían el mínimo efecto al joven rey, pero no era lo mismo para el lindo pecoso de su habitación. La bandeja plateada tocó el suelo al segundo causando un pequeño estruendo metálico, los alimentos de esta, esparciéndose por el suelo, desperdiciándose, y provocando una mancha imborrable que a la larga no podría desaparecer. pero bastante poco le importaba el cenizo, quien llegó en menos de un aliento hasta su destino

- ¿Qué se supone que estás haciendo, abuelo? - su voz Alfa se activó sin pensarlo siquiera provocando temblores a los intrusos ahí presentes.

-estoy aplicando la ley, un omega sin marca no puede estar aquí .- su abuelo señaló al lloroso peliverde -Guardias ¡háganlo!- junto a las voz dominante del señor y antiguo rey el guardia soltó su mandíbula junto a una potente y digna dentadura de un Alfa mostrando total intención de obedecer órdenes y proceder a marcar al pequeño, dejándole una marca imborrable a lo largo de su vida.

El cenizo entró en pánico volviéndose un tanto irracional. Iba a lanzarse contra ellos y retarlos No obstante no llegaría a tiempo a salvar al omega y eso era lo que más le carcomía.

milagrosamente uno de los brazos del pecoso se liberó, llevando la palma de su mano hacia su nuca impidiendo la marca a tiempo, pero recibiendo la mordedura en el dorso de su mano. Una herida que no desaparecería fácilmente. Gotas carmesíes brotaban de su ahora herida nublando la vista de cierto alfa enfurecido.

-Duele -el omega no pudo con el peso de su propio cuerpo ante la herida ocasionada, su cuerpo estirado en el suelo era visible, aunque se encogía intentando aliviar su dolor mientras este intentaba detener su sufrimiento, katsuki ya se encontraba lanzando, literalmente, a los intrusos ahí presentes por la puerta. Esos simples guardias no le llegaban ni a la suela de los zapatos, y aunque hubieran estado obligados por su abuelo, no iban a librarse de lo que habían hecho.

Volvió junto a la futura reina, su pareja, abrazándolo y rezando porque sus guardias cumplieran sus órdenes y trajeran a la beta médico del peliverde, era necesario si quería cerrar esa herida.

Se iba a asegurar de que aquello no volviera a ocurrir con el omega, uno que estaba en sus brazos gimoteando y aferrándose a él, no podía aguantarlo más, descubrió su dentadura y la incrustó rápidamente en el cuello de este, sin dejarle tiempo a aceptarlo antes, enredando definitivamente sus destinos y uniéndolos a lo largo de toda su vida. Ya no se iban a separar, no iban a apartarlo de él, iban a formar su vida juntos y felices con total tranquilidad, al menos era lo que pensaba el Alfa, quien no sabía lo que se le venía encima.

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La curandera, y casi mejor amiga del pecoso llegó, parándose frente la entrada de la real habitación, encontrándose con su amado pecoso, inconsciente, en los brazos de un alfa, quién lo acunaba posesivamente y, a la vez, delicadamente. Había perdido la total racionalidad de su cuerpo, portando unos ojos completamente dorados. Tocó la puerta tres veces para atraer la atención del cenizo

-Su majestad, usted mandó a traerme- la beta sonaba profundamente respetuosa, y más al tener enfrente a ella a tal alfa dominante que, aunque ella era beta, era perfectamente capaz de sentir sus feromonas.

-Entra - el pequeño seguía apretado entre los brazos y por sus expresiones y gestos no parecía que iba a soltar lo pronto -serás curandera oficial de la reina ¡ahora cúrale! - por lo visto solo iba a ser amable con su pareja ya que su actitud demandante y egoísta no parecía desaparecer.

-¿Qué le sucedió?- no iba a poder empezar sin saberlo aunque eso no era un tanto entrometida -Puedo ver que fue marcado, pero ...- en un lento y gentil movimiento el rey movió la mano de su pareja mostrándole a la morena la horrenda herida que sobresalía de su mano. -¡oh Dios mío!¿qué le han hecho a Izuku?-acabo de revelarse a ella misma pronunciando el nombre del omega.

la mirada desconfiada del Alfa era asombrosa. rápidamente la vida sin prestar mucha atención a la mirada de los hijos de desinfectar la herida con sumo cuidado y aunque el joven presente allí le gruñó también limpió la herida del cuello, una que en unos días o semanas ya no sería una herida en una cicatriz qué permanecería con el de por vida trayendo problemas y dificultades de ella.

-¿Te dio su consentimiento?-la beta empezó una conversación sabiendo que no iban a acabar precisamente bien .

-¿Perdón?- el Alfa no se creía la osadía de la morena frente a él ,qué le hubiera convertido en curandera real para la reina no significaba un "iniciemos una amistad "como para que ahora le hablara tan confiablemente.

-Ya sabes, por mucha ley que tengamos en este país los omegas son personas iguales a los demás, excepto por un periodo de celo. Aunque le negaréis los derechos, no tendrían que ser marcados y encadenados de por vida por vuestro egoísmo. - dictaba sus principios mientras envolvía de gasas y vendas la menuda mano del pecoso.

-¿Quién se cree usted? ¿le recuerdo qué se dirige a su rey?-la poca paciencia que podía albergar se agotaba rápidamente

-Lo sé muy bien su majestad -movió la mano burlandose claramente del saludo apropiado hacia a su persona y a la familia real.- pero ante todo soy médico no soy tan tonta como para no saber que usted me investigó soy curandera de omegas ilegales del Reino ¿y qué? el omega que tiene entre sus brazos no es una cualquiera y usted no informado antes de actuar cual perro en celo. usted debería ser conocedor de ello ¿ahora me dirá que aún no se ha acostado con él?-el cenizo Lo gruñó.

-Yo no mande a traerla para curarle la mano, quería que le enseñara sobre las castas del mundo, ya sé que usted trata a omegas sin marca y esa ley no se puede revocar tan fácilmente.-Porque entre otras cosas katsuki odiaba más que nadie sale y ya que estaba seguro que fue la principal razón por la que no encontró a Izuku antes aunque su abuelo también era partidario de ello .- ¿y por qué mi omega es especial? ¿a qué se refiere con ello?-

-Esa respuesta no recae sobre mí pregúntele a su suegra- sí, puesto que se dio cuenta que había revelado información que no debía decir, salió como alma que le llevaba el diablo no iba a contestarle sus dudas, la única que debía explicarles era Inko, y seguramente no tardaría de ser llamada a Palacio como a ella misma le llamaron -¡sobre el tema de explicarle las castas a izuku te encargarás tú mismo! en cuanto despierte los supresores dejarán de funcionar y lo más probable es que entre en celo -le chillo desde la puerta para después desaparecer.

esta curandera le había dejado un sabor agrio en la boca, aunque también un tanto dulce al saber que iba a poder probar a su presa antes de lo esperado.

decidió dejar a su pareja en el lecho mientras él intentaba arreglar el destrozado nido sin obtener buenos resultados el aroma del peliverde empezado a expandirse en la habitación.

-¿Kacchan?-El pecoso se encontraba despierto y un tanto activo en otra parte de su cuerpo sólo podía significar una cosa la Beta tenía razón aunque a este le pesara en gran parte.

No iba a quejarse ni por el apodo puesto hace unos segundos por su pareja, su mente se nublaba viendo esta escena frente a él.

tenía a su omega, al cual acababa de marcar apenas hace unas horas, entrando en celo en ese mismo momento en su habitación, esa era su única preocupación.

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