Capítulo 21

Bright giró en la esquina justo para ver cuando Fiat se precipitaba dentro de la recién instalada sala de operaciones de su hermano. Él escuchó los gritos de reclamos de Tong ante Fiat, apurando sus pasos, Bright también entró al lugar con su pistola en alto, buscando alguna amenaza.

—¿Qué demonios? ¿Qué en el infierno les pasa a ustedes dos? —Tong rugió en su dirección.

—Tong, sigue a Fiat fuera de la sala —Bright le dijo con un tono que no daba cabida a reclamos.

Tong frunció el ceño, pero sabiamente dejó de luchar contra su hermano menor y se acercó a la puerta, Fiat prácticamente le empujó fuera del lugar.

—Estoy caminando mocoso, no tienes que empujarme. —Tong se sacudió, gruñéndole a su hermano.

—Imbécil, estoy salvando tu vida —Fiat le murmuró por lo bajo.

—Fiat, nombres —le pidió, el no estaba escuchando a sus hermanos discutir en un momento como ese.

—Ayutthaya y Paterson —Fiat dijo.

Ayutthaya y Paterson, quiero que den un paso atrás y mantengan sus manos donde pueda verlas, el resto de ustedes, salga jodidamente de aquí. —Bright  se aseguró de usar su voz alfa, solo por precaución, no quería que ninguno de ellos se atreviera a hacer alguna estupidez y alguien saliera lastimado.

—¿Bright? ¿De qué se trata todo esto? —Tong exigió, mas Bright le ignoró, vigilando atentamente cada mínimo movimiento de los dos hombres, mientras los otros tres ayudantes de su hermano salían de la sala—. ¡Respóndeme!

Bright gruñó a su hermano, pero como era de esperarse, aquello no movió ningún hueso en él, Tong era en realidad el hijo mayor después de todo.

—Fiat, encárgate de ellos, no necesitamos que esto sea ventilado de ninguna forma hasta que nos encarguemos de lo que ya sabes.

—¿De lo qué ya sabe? —Tong cuestionó, mas fue ignorado de nueva cuenta por ambos de sus hermanos.

—Ahora ustedes dos, quiero que lentamente se lleven las manos tras sus cabezas, caminen hasta el centro de la sala y se acuesten boca abajo en el suelo —Tong ordenó, ambos hombres se miraron entre sí—. ¡Ahora!

Ellos se estremecieron y comenzaron a hacer justo lo que les dijo, lo que fue una sabía decisión.

—¿Alfa? ¿Qué es esto? ¿Qué fue lo que hicimos? —Paterson preguntó.

—Oh, ¿no lo saben? ¿Tal vez deberíamos llamar a Nadech Kugimiya para que les aclare la memoria? —Bright gruñó.

Los ojos de ambos hombres se agrandaron y ellos se lanzaron una mirada fortuita el uno al otro. Bright supo que iban a hacer algo estúpido un segundo antes de que en realidad lo hicieran.

Ellos bajaron sus manos y buscaron en su espalda lo que debía ser su arma, Bright disparó justo en la cabeza de Ayutthaya, el hombre se derrumbó en el suelo y Bright apuntó en dirección a Paterson, quien se había quedado congelado con su arma a medio camino.

—Si eres lo suficientemente inteligente, vas a dejar esa arma en el suelo y la patearas lejos de ti, vas a tenderte allí y no te moverás mientras te revisamos y esposamos —le dijo lentamente.

Paterson pareció sopesar sus opciones por un momento, pero para el alivio de Bright y su propia seguridad, dejó el arma en el suelo e hizo exactamente lo que Bright le dijo.

—Tong, quítale las esposas y pónselas —Brigth ordenó a su hermano, quien no necesitó que se lo dijeran dos veces antes de acercarse al tipo.

Entrando a la sala, Tong pateó el arma aún más lejos del alcance de Paterson y procedió a revisarle, tomando las propias esposas del que se suponía era su guarda espaldas, para colocárselas. Una vez Bright estuvo seguro de que el hombre estaba bien sujeto, bajó el arma.

—¡¿Estás bien?! —Fiat se precipitó nuevamente dentro de la habitación, luciendo alarmado—. Mierda —maldijo en cuanto vio el lío en la sala.

La sangre había bañado el piso y había salpicaduras en algunos lados, Bright hizo una mueca.

—Llama al departamento de policía, por favor —pidió, guardando el arma en su cinturón antes de ir a ayudar a Tong a poner de pie a Paterson.

—Estoy en eso. —Fiat sacó su celular del bolsillo de su pantalón y salió de la sala marcando a emergencias.

—Tienen que explicarme qué infiernos es todo esto, dos de mis hombre estuvieron a punto de atacarte hace un momento y hablaste de Nadech Kugimiya, ¿cómo es que está él relacionado? ¿Son traidores?

—Lo son —Bright confirmó y el semblante de Tong se ensombreció aún más—, y lamentablemente, no son los únicos.

—¿Cómo es posible que esto sucediera en nuestras narices y no tuviéramos la más mínima pista? ¿Cómo se las arregló Kugimiya para llegar tan lejos en nuestras filas? —Tong negó con la cabeza con frustración—. ¿Al menos sabemos quiénes son los demás?

Murmullos comenzaron a escucharse fuera de la sala y Bright frunció el ceño, lanzando una mirada al cuerpo de Ayutthayan en el suelo y luego a un muy callado Paterson.

—Hablaremos de eso después —finalmente dijo a su hermano—. Por ahora llevemos a Paterson a una celda y cerremos el lugar hasta que la policía llegue, no podemos darnos el lujo de que esto llegue mucho más lejos y de alguna forma el resto de ellos sea advertido.

—¿Cuál es el plan? —Tong preguntó.

—No hemos llegado tan lejos, Fiat corrió hacia ti en cuanto se dio cuenta que dos de ellos estaban trabajando contigo. —Bright ladeó la cabeza y entrecerró los ojos en dirección al hombre esposado—. Lo que me da qué pensar, ¿tienen ellos que ver con el hecho de que Kugimiya se nos siga escurriendo de entre los dedos?

Los ojos de Tong se agrandaron y él soltó un gruñido que rozó lo animal.

—No me sorprendería, siempre hay al menos uno de ellos a donde sea que vaya y comenzaron a seguirme incluso dentro de la propiedad desde que iniciaron los ataques.

—Por lo que, mucha de nuestra información pudo haber sido filtrada. —Bright se sobó la frente con la palma de su mano cuando el dolor comenzó a formarse tras sus ojos—. Hay que movernos, tenemos que tener a cada uno de ellos para más tardar esta noche.

Cuando salieron de la sala, se encontraron con un pequeño tumulto de personas a las que Bright espantó, por supuesto, no sin antes ordenar que no dijeran una sola palabra a nadie más de lo que había ocurrido.

Les tomó horas el finalmente tenerlos a todos, ellos incluso pusieron bajo custodia a aquellos quienes estaban previstos para hacer contacto. Usaron como excusa la situación con Ayutthayan y Paterson para que se presentaran voluntariamente a un "interrogatorio de comprobación", donde procedieron a encerrarlos.

Para cuando terminaron, eran alrededor de las diez de la noche, Mile se había retirado horas antes y Bright no podía estar más cansado y estresado.

—Déjalo, Fiat —resopló hacía su beta—. Si hacemos eso, solo crearemos revuelo y desconfianza entre el resto de nuestros hombres, recuerda que dos de los principales centinelas fueron parte de esto.

—Ellos eventualmente preguntarán —Fiat señaló.

—Y todo lo que le diremos es que es clasificado. —Fiat se enderezó en su asiento y se frotó los ojos—. Dejémoslo por hoy, le diremos eso y confío en que lo aceptarán por un tiempo, no digo que se lo ocultaremos por siempre, pero ahora no es el momento de decírselo.

—Si crees que es prudente —Fiat finalmente aceptó, aunque no parecía demasiado conforme.

—Bien, esto debería ser todo por hoy, ha sido un largo día, muchachos, vayan a su habitación y traten de descansar, en especial tú, Bright, puedo decir que tu dolor de cabeza solo ha empeorado —su padre les despidió. Bright arqueó las cejas hacía él.

—¿Cómo sabes que...? No importa —negó, poniéndose de pie—. Llamaré a Mile y le preguntaré sobre... —Bright se vio cortado por el sonido de su celular—. Vaya, hablando de él —Bright contestó la llamada—. ¿Mile? Estaba a punto de llamarte.

—Los encontramos. —Fue la respuesta inmediata de Mile. —Logramos ubicar donde tienen a Jumpol.

—¿Cuánto tiempo?

—Treinta minutos exactos —Ja contestó, echándole un vistazo a su reloj de muñeca.

Welasmongkonchai asintió e hizo señas a varios de sus hombres, quienes con un asentimiento comenzaron a movilizarse.

—¿Estás listo, Phachara? —El alfa líder Chai preguntó.

—Más que nunca.

—Entonces, vamos por Jumpol.

Su desplazamiento fue rápido y preciso, ellos rodearon el almacén en donde sabían mantenían al alfa y la luna de su manada, no preocupados por las cámaras de seguridad, pues el hombre de informática de Chai ya se había hecho cargo de ello un par de minutos antes.

Ja se agazapó al lado de una de las columnas, Chai se mantuvo justo tras él. Solo un par de minutos después, hubo uno de los guardias de Kugimiya doblando en la esquina y Ja extendió las manos y lo sujetó, asegurándose de cubrir su boca para que no alertara al resto.

Haciendo una llave alrededor de su cuello, Ja le asfixió hasta la inconsciencia y Welasmongkonchai señaló a uno de sus centinelas para que se hiciera caro de él. Una vez comprobó que el área estaba despejada, continuaron moviéndose.

—¿Qué hay del equipo dos? —Ja preguntó a Chai en su segunda parada, esta vez fue el alfa líder quien se encargó del siguiente guardia.

Chai presionó el intercomunicador en su oreja. —Equipo dos, ¿cuánto antes del contacto?

Debido a su buen oído, Ja fue capaz de escuchar cuando este respondió que lo harían dentro de los próximos cuarenta segundos.

—Listo, Phachara, cuarenta segundos y contando —Chai confirmó, Ja alzó su mano y miró el reloj en su muñeca.

Exactamente cuarenta segundos después, hubo un potente estruendo en la parte delantera del almacén, en lo que debía ser la explosión que el equipo dos provocaría para derribar las puertas.

—¡Las puertas han sido derribadas! —Les llegó el informe a través del intercomunicador.

Ninguno de ellos necesitó escuchar nada más, todos se colocaron su máscara y corrieron a través de la última esquina. Ellos lanzaron las bombas de gas lacrimógeno e irrumpieron dentro del lugar no mucho después.

Según informes del informático de Welasmongkonchai, había quince hombres en el almacén, sin contar a su desertor, a Khaotung Thanawat y si tenían la suficiente suerte, Nadech Kugimiya.

Ja sabía que Ohm había muerto a manos de Off y que el tal Khaotung Thanawat había sido severamente herido, de Fluke no sabía mucho, pero era seguro de que el hombre vivía.

Ja se sentía culpable de que su alfa hubiera sido capturado, si él hubiera llegado lo suficientemente rápido, los suyos habrían sido capaces de hacerle frente a la emboscada de Kugimiya. Aunque por supuesto, nadie se había esperado que el propio Nadech Kugimiya participara en ella.

No obstante, Off sabía que aquella emboscada sucedería y por eso le pidió a Net que lo enviara, el alfa contaba con él y Ja le había fallado. Si algo le llegaba pasar a este o Gun, nunca podría perdonárselo.

Concentrándose nuevamente en el presente, Ja disparó a todo aquel que se acercara y no identificara como a uno de los suyos. Con ayuda de Chai y su gente, no le tomó demasiado el reducir a los lacayos de Kugimiya, mas no lograron ubicar a Off o Gun por ningún lado.

—¡¿Dónde están?! —Ja gritó, mas nadie respondió.

Aullando, él alcanzó al primer prisionero con el que dio y le sostuvo por la garganta, él no tenía tiempo para perder y no estaba aceptando el silencio de nadie, si no hablaban, iban a morir.

—Habla, ¿dónde están? —Ja gruñó en la cara del tipo, colocando el cañón de su arma en su sien.

—No voy a decirte nada. —El hombre le escupió y Ja jaló del gatillo.

—¡Phachara! —Chai le reprendió, pero Ja dejó caer el cuerpo sin vida del lacayo y se limpió la sangre de la cara con el dorso de la mano, antes de ir por el siguiente—. Ja, nosotros no trabajamos así.

—Por esta noche, lo estamos haciendo. ¿Qué hora es, alfa?

—Cinco para las doce.

—Lo que significa que solo tenemos cinco minutos antes de que el alfa Off y su compañero embarazado sean asesinados —Ja masculló, colocando el cañón de su arma en la sien del siguiente tipo—. Habla —le ordenó.

El hombre se orino en los pantalones, si el olor agrio que picó en su nariz significaba algo. Ja miró abajo a los pantalones del tipo y chistó su desagrado.

—¿Terminaste? —Cuestionó, alzando una ceja. Los ojos del hombre se llenaron de lágrimas—. Comienza a hablar.

—Y-Yo... e-ellos...

—¡No digas nada! —Unos de ellos gritó y Ja movió su arma, apuntando a su pecho y disparando dos veces, él miró alrededor.

—¿Alguna otra objeción con que el caballero aquí me diga algo? —Preguntó. Nadie habló—. Eso creí, entonces, ¿qué decía? —Devolvió su vista al hombre en su mano.

—E-Están en el almacén de al lado. —El tipo sollozó, estremeciéndose cuando Ja puso el cañón de la pistola bajo su barbilla.

—¿Estás completamente seguro? —Preguntó de nueva cuenta, apretando su arma contra la carne del lloroso hombre.

—Completamente, completamente seguro —afirmó efusivo.

—No fue tan difícil, ¿verdad? —Ja le soltó y palmeó su hombro—. Encárguense de él —dijo a uno de sus propios hombres—. Alfa Welasmongkonchai.

—Nos estamos moviendo —Chai contestó, presionando el botón de intercomunicador antes de comenzar a gritar una orden tras otra.

Ja solo esperaba que no fuera demasiado tarde y que los bastardos no hayan logrado escapar en medio del disturbio. Ellos corrieron hacia el otro almacén.

Tres días, habían pasado tres días desde que Win había mandado el mensaje a Bright. Kim YoungNam, el guardia que le había ayudado, quien por cierto tenía descendencia coreana, le había conseguido lo que le pidió para la mañana siguiente y para la noche de ese mismo día, el mensaje había sido entregado.

Win esperaba que Bright estuviera tardando por organizar todo lo que conllevaría su rescate y no porque en realidad no hubiera creído la veracidad de su mensaje.

Win le había proporcionado la ubicación exacta del lugar gracias a YoungNam, también había tomado cuidado en explicar su situación y asegurarle que no estaba siendo obligado a escribir aquello, así como la vital importancia de que pusiera bajo resguardo a la pequeña hermana de Kim y la dirección de la misma.

Sabía que tenía que ser paciente, que Bright nunca se precipitaría al lugar sin ningún tipo de precaución, pero él estaba comenzando a desesperarse. Piya Vimuktayon se había puesto especialmente sádico en su última sesión de tortura y en ese momento Win apenas podía mantenerse consciente.

Win no podría aguantar por mucho más tiempo, lo sabía. Su cuerpo había dejado de intentar mejorar por el constante abuso y algunas de sus heridas comenzaban a infectarse. La fiebre había llegado junto con la infección, Win necesitaba salir de allí y tratarse si no quería morir.

La puerta chirrió mientras se abría y a como pudo, Win se enderezó. Suk estaba ahí, Win había aprendido su nombre, era el compañero habitual de YoungNam. Si lo que Kim decía era cierto, entonces este hombre pertenecía al grupo de los desagradables.

—Ponte de pie, el jefe quiere verte. —Suk se acercó y tiró de su brazo.

—¿Por qué? Me vio hace solo una hora. —El Hombre se había pasado el día teniendo su sádico juego con él hasta entonces.

—Eso no interesa, te quiere allí y yo te llevo hasta él, eso es todo lo que importa.

Win casi cayó de boca al suelo con el siguiente tirón que el tipo le dio, él interpuso las manos antes de que su rostro golpeara el suelo y solo por eso se salvo de una nariz rota.

Quejándose, porque sus muñecas estaban débiles después de que él mismo tuviera que recolocárselas hace poco más de media hora, después de que Piya volviera a desviarlas por no sabe qué vez desde que está allí, Win se acomodó sobre su trasero y se llevó las manos al pecho.

—Vas a lamentar esto. —Le fulminó, el hombre le arqueó las cejas.

—¿Estás amenazándome estúpida puta? —Suk tomó un puñado de su cabello y tiró de él hasta que Win se puso sobre sus pies—. ¿Quién te crees que eres?

—Mucho más que una basura como tú, por supuesto —escupió, gruñendo cuando un nuevo tirón fue dado, Win se llevó las manos a la cabeza e hizo fuerza para que el dolor amainara.

—Voy asegurarme de que el jefe me deje tener un momento divertido contigo. —El tipo rastrilló los dientes.

—Suerte con eso, imbécil.

Suk alzó la mano y Win mantuvo la barbilla en alto, él no se amedrantaría ante este tipo, no importaba cuantos golpes eso le ganara.

—¿Por qué tardas tanto, Suk? —La voz de otro guardia llegó hasta ellos, Win lo reconoció como uno de los que solía tomar turnos de vigilancia cerca de su celda—. El alfa está impaciente.

—Estamos yendo —Suk contestó al tipo—. Esto no termina aquí —susurró cerca de su oído. Win se aseguró de darle una mirada altanera.

Win terminó siendo arrastrado con nula delicadeza hasta lo que identificó como un comedor, que por cierto, estaba lleno hasta el tope de comida, Piya estaba sentado en la cabecera de la mesa, sin embargo, lo realmente impactante fue ver quien estaba al otro lado de donde Win fue bruscamente sentado.

—Luna Jumpol —Win jadeó—. ¿Cómo...? ¿Por qué...? ¿Está usted bien? —Que este estuviera allí no podía ser nada bueno, Win recordaba que él estaba embarazado, ¿qué si le lastimaban y perdía al bebé?

—Soy quien debería hacer esa pregunta, ¿Win? —Win asintió—. No te ves... no luces bien.

Win resopló, sinceramente divertido, sabía que "no lucir bien" era un eufemismo, Win tendría que verse como la mierda, con su cara hinchada, los ojos negros y su toda su piel luciendo entre un color verdoso, amarillento y purpura.

—Que amable —murmuró, Gun le miró con mayor preocupación.

—Lo siento, no quería, uh, no trataba de ofender. —Win le hizo un ademán.

—No lo hace.

—Basta de su parloteo. —Piya golpeó la mesa con la palma, sobresaltando a ambos omegas—. Aparentemente, Suppasit, conoces a tu nuevo compañero de celda, buena cosa —dijo, dándole esa sonrisa desagradable que Win tanto odiaba—. Eso nos ahorra muchos inconvenientes.

—De todas formas, ¿qué es todo esto? ¿De qué se trata este espectáculo? —Jumpol preguntó, señalando con desagrado la mesa—. ¿Y por qué demonios está él en ese estado? —Esta vez señaló a Win, quien hizo una mueca.

—Cuide su boca, luna Jumpol, recuerde la posición en que se encuentra ahora mismo —Piya advirtió, Gun alzó el mentón en un claro gesto de "¿o si no qué?" que le sacó una sonrisa a Win—. Queda advertido.

—No te tengo miedo, Piya. —Gun pronunció el nombre con total desprecio.

—Pues debería, no olvide que ahora no es solo su vida por la que tiene que velar. —Vimuktayon le dio una mirada a su abdomen y Gun se rodeó el lugar con un brazo.

Win juraría que escucho que este masculló un "bastardo".

—De cualquier forma, estamos aquí para celebrar, por lo que por hoy, les estoy permitiendo comer cuanto quieran, y yo que ustedes aprovecharía la oportunidad, porque quién sabe, podría ser la última comida decente que tengan en mucho tiempo. —Vimuktayon tomó una copa con lo que debía ser vino y bebió de ella, Win rastrilló los dientes.

—No puedes hacer eso, él no puede pasar hambre —reclamó, Vimuktayon le fulminó.

—Cierra la boca, Suppasit, no hagas que me arrepienta de permitirte sentarte en mi mesa.

—No es como si disfrutara de ello.

—Tal parece que no terminas de aprender tu lección, me pregunto, ¿estoy siendo demasiado suave contigo? —Piya entrecerró los ojos hacia él y Win inhaló.

—Imbécil.

Piya perdió los estribos, claramente no soportando que una puta como él fuera capaz de insultarle. El hombre se movió más rápido de lo que Win recordaba que pudiera hacer y de repente se encontró con su cara siendo estampada en la dura madera del comedor.

Win gimió, sacudiéndose, aunque su lucha solo provocó que la furia de Piya aumentara. Él le barrió a través del comedor, pasando a llevarse cualquier plato o copa que hubiera en la mesa, muchos de los cuales cayeron al piso.

Win podía escuchar a Gun gritarle que se detuviera y él solo pudo rogar porque la luna no fuera a interponerse en el camino del furioso alfa. Piya lo sostuvo del cabello y estrelló su cabeza en el comedor unas tres veces más, aplicando tanta fuerza que su frente se abrió y Win comenzó a ver borroso.

Él le lanzó al suelo y Win se encogió sobre sí mismo, haciéndose una bola en el lugar mientras Vimuktayon descargaba su rabia a patadas.

—¿Qué pasa, puta? ¿Te volviste muy valiente porque piensas que tu estúpida nota traerá al imbécil Vachirawit hasta aquí? —Le gritó entre patadas, Win estaba demasiado adolorido como para reparar seriamente en lo que el hombre decía—. ¡No tienes idea! ¡Vachirawit estará muerto para mañana!

—¡Basta! ¡Basta! ¡Vas a matarle! —Jumpol luchó contra el agarre de los dos guardias que le sostenían—. ¡Detente!

—¡Eres una puta muy crédula, Suppasit! Un par de palabras de simpatía y tú mismo hiciste que Vachirawit viniera a nuestras manos. —Piya dejó de patearlo, solo para volver a sostenerle del cabello y obligarle a mirarle—. ¿Realmente creíste toda la mierda que Kim te dijo? —Se burló—. Vachirawit irá directo a nuestra trampa y una vez allí, morirá.

—Te aseguro que tú lo estarás mucho antes que él. —Win escupió la sangre que se había acumulado en su boca en la mejilla de Vimuktayon, quien gruñó, alzando el puño y golpeándolo en el centro de su cara, Gun seguía gritando a por él.

Win gritó, intentando alejarse sin éxito. Vimuktayon le enterró los dedos en la barbilla.

—¿Sabes qué, Suppasit? Acabas de darme una mejor idea, creo que puedo dejar a Vachirawit vivir un poco más y permitirle ver como cada uno de mis hombres se turnan para violarte. —La respiración de Win se enganchó y Piya le dio una sádica sonrisa—. ¿Qué pasa? ¿Ya no te sientes tan valiente?

—Te lo juro, Piya Vimuktayon, voy a matarte aunque sea lo último que haga.

Piya se rio de él.

—Quiero verte intentarlo, Suppasit. —Vimuktayon le soltó, propinándole una última patada antes de alejarse hacia la puerta—. Llévenselo y no le den nada de comer o beber hasta que me acuerde. —Él apuntó a dos de sus hombres, quienes asintiendo, se acercaron hasta él y le arrastraron hacia su celda.

Gun entró un minuto después y se arrodilló junto a un magullado Win en el suelo, sosteniendo su rostro entre sus manos con extremada delicadeza; los ojos de la luna de Bangkok estaban repletos de lágrimas.

—Eres un tonto, Win, lo que hiciste allí fue extremadamente estúpido, —Gun le reprendió—. ¿Valió eso la pena?

—L-Lo hizo. —Win tosió, mostrándole el cuchillo que había mantenido todo el tiempo apretado contra su abdomen, ese que había tomado en cuanto Piya le lanzó contra la mesa—. Ahora, no estaremos tan indefensos y solo será cuestión de esperar.

—Por la luna, niño —Gun pronunció con reproche, mas también le mostró a Win su nueva adquisición—. Si estabas haciendo eso, no podía dejarte solo en ello. —Él le sonrió entre lágrimas y aunque adolorido, Win le devolvió la sonrisa, mirando la navaja en manos de la luna Jumpol.

—Ahora, solo roguemos porque Vimuktayon haya estado equivocado y Bright pueda ver a través de sus planes. —Win se dejó caer completamente contra el suelo—. Supongo que tendré que agregar a Kim YoungNam a mi lista —murmuró para sí mismo, aunque, siendo sincero consigo mismo, Win no estaba sorprendido.

—Tienes que contarme sobre eso.

—Por supuesto, solo... necesito un minuto. —Win cerró los ojos y tragó, tratando de llevar el oxigeno suficiente hacia sus pulmones.

Stars_Of_Saturn.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top