Capítulo 17

Piya se alejó de la mesa y tomó el paño que había en el fregadero más allá para limpiarse la sangre de las manos y poder atender la llamada entrante en su celular. Él discutió durante unos segundos con la persona al otro lado, antes de lanzarle una mirada y salir de la sala.

Win se permitió relajarse, al menos tanto como podía acostado casi desnudo en la fría cama de metal con todas sus extremidades atadas incómodamente. No obstante, Win no estaba a punto de quejarse, era su momento de paz.

Win había sido cortado, golpeado, tenido sus dedos y muñecas dislocadas, recolocadas y vueltas a descolocar tantas veces en los últimos tres días, que ya no sentía muchas partes de su cuerpo como propias.

Para entonces, todo él debía estar de un tono morado y verdoso, cubierto de sangre que se derramaba de sus brazos, piernas, pecho y abdomen. Eso era el frente, Win no quería ni pensar cómo debía estar su espalda.

Le habían azotado tantas veces, que la piel se abrió y se desprendió casi en cada golpe, era agónicamente doloroso mantenerse tendido sobre las heridas, Piya lo sabía y por eso le ataba a aquella cama de metal después de cada sesión de azotes, donde continuaba entonces con su tortura, usando sus propias garras para cortarle la piel.

¡Oh sí!, porque el bastardo disfrutaba viendo cómo la piel de Win se abría y la sangre brotaba tras el rastro de sus garras hundidas en su piel.

Win odiaba al bastardo enfermo con cada fibra de su cuerpo, ¡él iba a matarlo! ¡Pobre de él cuando Win finalmente tuviera la oportunidad de alcanzarlo!

—Te vas a arrepentir —murmuró, tan bajo que fue menos que un susurro.

Contrario a lo que el hijo de puta de Piya Vimuktayon creía y debía confesar que a lo que él mismo llegó a pensar que pasaría, lo que el hombre le hacía, no estaba rompiendo su voluntad, solo la fortalecía, porque Win nunca tuvo una resolución más grande que en la que ese momento poseía.

Win se aferraba con todas sus fuerzas a ella, porque él no estaba muriendo allí, ¡no sin darle a Piya Vimuktayon un pase directo al infierno!

La puerta volvió a abrirse y Win apenas pudo girar la cabeza para ver a través de las muy delgadas rendijas que sus hinchados y magullados ojos le permitían, quién estaba entrando.

—Wow conejito, no puedo creer que continúes viéndote tan apetecible incluso en ese estado. —Win se tensó, entonces, había sido Khaotung quien entró—. No puedo creer que el alfa haya arruinado tu bella cara así, que jodido desperdicio —Khaotung bufó, acercándose hasta que estuvo parado junto a la cama metálica en la que estaba acostado, él se inclinó por encima de Win—. ¿Me extrañaste?

Win le ignoró, girando la cabeza para posar sus ojos en la pared del otro lado, el alfa soltó un gruñido de inconformidad, entonces el dolor explotó en su cráneo cuando Khaotung tomó un puñado de su sucio cabello y tiró con lo que tenía que ser toda su fuerza.

Su cuello tronó cuando se estiró y retorció con brusquedad, Khaotung le enseñó los dientes, colmillos llenaban su boca.

—Sabes que odio cuando me ignoras, Win —dijo con una voz más animal que humana, usando su otra mano para tomarle de la barbilla y hundir dolorosamente sus dedos en su ya de por sí magullada piel. La boca de Win se llenó de sangre—. Definitivamente, es hora de que te disciplinen.

Khaotung lo dejó, alejándose un par de pasos solo para comenzar a soltarse el cinturón de sus pantalones. Win se puso rígido en su lugar, el pánico comenzando a formarse en el fondo de su mente, odiando la cínica sonrisa que se formó en el rostro del hombre.

No, no era solo la despreciable forma en que sonreía, Win odiaba al hombre, todo de él y sería otro a quién se encargaría de mandar al infierno. Win ya no era el pequeño y asustadizo niño del que él y sus amigos una vez abusaron.

Win empujó su pánico hacía abajo, justo como había estado haciendo cada vez que quería invadirlo en los últimos tres días. Khaotung desabrochó sus pantalones y se acercó nuevamente hasta la mesa, él comenzó a trabajar en las cuerdas de sus piernas.

Win se sacudió.

—No me toques —siseó, su voz era débil y poco entendible.

—¿De verdad crees que estás en posición de exigir cualquier cosa? —El alfa burló—. Mírate conejito, no hay nada que puedas hacer.

Khaotung se rio, deslizando una de sus manos por su pierna, Win se sacudió aún más y Khaotung le apretó el muslo, obligándole a quedarse quieto.

—Si quiero tocarte, lo haré, si quiero golpearte, lo haré y si quiero violarte hasta que esté harto de escucharte lloriquear por lo desgarrado que vas a estar, entonces también lo haré, ¿entiendes?

—Voy a matarte.

Khaotung le arqueó las cejas y una profunda carcajada se escapó de sus labios, él miro a Win como si fuera la persona más estúpida que había visto en su vida.

—Quiero verte intentarlo.

—¿Sí? Pues termina de desatarme —le retó, los ojos del hombre brillaron rabiosos ante su desafío y él se adelantó, dándole una bofetada con sus uñas convertidas en garras.

La piel de su mejilla se abrió y Win lanzó un grito que fue una mezcla de sorpresa y dolor.

—Me hartaste, Win, voy a enseñarte la forma correcta en que un omega debe comportarse. —Entonces él se alejó, terminando de desatarle las piernas y aflojando las cadenas en sus brazos para poder girarlo.

Win intentó levantarse, pero Khaotung plantó una mano en el centro de su desgarrada espalda y le empujó con fuerza hacía abajo. Win gritó de dolor una vez más y se desplomó en la cama metálica, lo que solo causó que un nuevo grito escapara de sus labios.

—Mírate, ¿esta es la forma en que me mataras? —Khaotung rio con sorna, Win gruñó.

—Vas a morir por mi mano, Khaotung Thanawat, eso te lo juro, seré quien se encargue de mandarte al infierno. —Win se retorció una vez más, sin embargo, Khaotung lo mantuvo sometido contra la cama.

Subiendo a la cama de metal y ubicándose entre sus piernas, el alfa se inclinó sobre él, acercándose hasta que Win pudo sentir su aliento rozarle la mejilla que él mismo había desgarrado. Khaotung sacó la lengua y lamió la sangre que se derramada de las cortaduras.

Algo ácido subió por la garganta del omega, él se estremeció del asco, mientras el alfa dejaba salir un suspiro de satisfacción.

—Esperaré ansiosamente por ello, conejito. —Él pronunció el nombre de su especie con desdén, pasando su lengua por su oreja después, Win apartó la cabeza y él dejó salir una risita—. Adoptaste un muy mal comportamiento en el tiempo que tuviste en Phetchaburi, pero curiosamente, es más divertido jugar contigo ahora.

—Eres un puto degenerado —escupió.

—Tal vez —él aceptó con un tono tan plano e indiferente, que de no saberlo mejor, sería difícil pensar que el hombre estaba aceptando ser un desalmado.

Una mano alcanzó el trasero de Win y lo estrujó, el omega se quejó y le siseó, pero el alfa le ignoró, empujando su cuerpo con el propio hacía abajo en la cama de metal, de forma que no pudiera alejarse por más que se retorciera.

—¡Te he dicho que no me toques!

—Y yo te he dicho que me importa un carajo lo que sea que tú quieras —Khaotung respondió y tomó el borde de su bóxer, que era la única prenda que aún cubría su cuerpo y los bajó. Win sintió el aire frío en su trasero desnudo.

—¡No te atrevas, bastardo! ¿Cómo si quiera puedes querer tocarme de esta forma cuando estoy así? ¿No te doy asco? —Win empujó.

—Hum, sí, luces asqueroso, conejito, pero lo único que realmente me molesta de ello, es que no fui yo quien te dejó así. —Khaotung inhaló—. El olor de tu sangre es simplemente exquisita.

—Eres un, ¡no! ¡No, no, déjame! —Win luchó con más fuerza cuando sintió los dedos del hombre meterse entre las mejillas de su trasero, su corazón latiendo frenéticamente, el pánico en el resurgiendo con toda su fuerza y empujándose en grandes y abrumadoras oleadas fuera de su cuerpo.

Win se sintió frenético cuando un dedo bordeó su entrada y comenzó a empujar contra los fruncidos músculos.

—¡Suéltame! ¡Voy a matarte! ¡Te mataré! ¡Déjame! —Win pataleó y se sacudió con todas sus fuerzas, lágrimas de impotencia y rabia se desbordando de sus ojos cuando el dedo finalmente lo penetró.

—Eso es conejito, lucha, amo cuando te resistes a mí —el alfa alentó con voz ronca, el olor de su excitación picó en la nariz de Win.

—Eres asqueroso, repugnante. —Win lloró. Khaotung rio acercándose para lamer las lagrimas y sangre de sus mejillas al mismo tiempo que empujaba un nuevo dedo dentro de él—. V-Vas a arrepentirte de esto, te juro por lo más sagrado que tengo, que lo harás.

—Por supuesto, conejito —burló, sacando sus dedos con tanta brusquedad que Win gimió de dolor.

Win le sintió retorcerse, entonces el peso se asentó en su espalda y algo húmedo rozó su trasero. El omega tembló y trató de alejarse, mas Khaotung le agarró la cadera y lo mantuvo en su lugar, alzándolo y abriendo las mejillas de su trasero con su mano.

—Si intentas cualquier cosa, voy a hacerte más daño del que podrás soportar y luego dejaré que el resto de los guardias se turnen para tener un agradable tiempo contigo, ¿entendiste? —Él amenazó y Win se estremeció de miedo.

La cabeza del pene del alfa rozó su entrada y Win sollozó, diciéndose a sí mismo que él podría soportar esto, que no dejaría que el hombre volviera a quebrarlo sin importar lo que hiciera.

Cerrando los ojos con fuerza, Win dejó de luchar, evocando los recuerdos de su dulce y comprensivo alfa para tomar fuerzas. Khaotung comenzó a empujarse dentro de él y su entrada comenzó a ceder a la presión.

La puerta se abrió con un chirriante sonido.

—¿Quién en el infierno...? Señor. —Khaotung se cortó a sí mismo al percatarse de que quien había entrado no era más que Nadech Kugimiya.

—¿Qué demonios estás haciendo? —El lobo gruñó.

—Yo, ah... señor. —Khaotung se alejó, liberándolo de su agarre y se bajó de la metálica cama, comenzando a acomodarse a sí mismo con rapidez—. L-Lo siento, ¿n-necesita algo?

Nadech entrecerró los ojos hacia el hombre.

—Piya te está buscando, necesita que te encargues de algunas cosas por él —Nadech dijo—. ¿Qué? ¿Estás esperando una invitación para irte? —Le pregunto cuando Khaotung no hizo ningún movimiento para salir del lugar.

—No señor, lo siento, iré ahora. —Khaotung se giró y le dio una retorcida sonrisa, Win captó a la perfección el mensaje de "esto aun no termina", en su mueca, justo antes de que saliera.

Win se quedó allí, temblando, no bajando la guardia ni por un momento, después de todo, Nadech era parte de todo aquello, no importa que en realidad nunca antes se hubiera encontrado con el hombre.

El lobo se acercó hasta él y Win no pudo evitar encogerse, había algo siniestro alrededor del alfa.

—Me pregunto, ¿qué es lo que todos ven en ti? —Nadech le miró de arriba abajo y una mueca de disgusto se implantó en su rostro—. ¿Qué es lo que tienes que hace que todo el mundo se obsesione contigo, chico?

Win no respondió, solo se quedó mirando al alfa con cautela. Nadech suspiró con aparente exasperación y se acercó al fregadero en el otro lado de la habitación, él tomó un par toallas limpias y un llenó un cubo con agua, acercándolas para dejar el cubo a su lado.

Él sumergió la toalla en el agua y luego la exprimió en su espalda. Win gimió y se encogió ante el escozor. Nadech repitió el proceso a lo largo de toda su parte trasera, antes de comenzar a pasar una tolla seca alrededor de las heridas. Sorprendentemente, el lobo lo hizo con bastante cuidado.

—Estúpido Piya, ¿en qué demonios estaba pensando al hacer esto? —El alfa gruñó y sorpresa tiñó la expresión de Win ante la molestia que el hombre mostró ante su maltrato, mas esta se evaporó rápidamente con sus siguientes palabras—. Si mueres por una jodida infección, ¿de qué mierda nos serviría haber pasado por todos estos problemas para capturarte?

Por supuesto, eso tenía mucho más sentido que el hombre teniendo real simpatía por lo que le hicieran.

—Ni siquiera tenemos al omega Kanawut porque uno de sus inútiles centinelas le disparó con el Contritionem. Es que no pueden hacer una jodida cosa bien —Nadech murmuró, Win se estremeció y se apartó cuando él alcanzo su trasero con una de sus manos. El lobo le blanqueó los ojos—. Solo estoy tratando de limpiarte, no me siento atraído hacia a ti de esa forma, niño.

Por su tono, pareciera que le estaba regañando, Win le frunció el ceño y se alejó una vez más cuando este volvió a hacer el amague de agarrarlo.

—No —se quejó, Nadech gruñó.

—Niño, no tengo el tiempo ni la paciencia para esto, así que quédate quieto y déjame terminar, deberías estar agradecido con que al menos este limpiándote. —Nadech estiró la mano y le agarró por la cintura, mirándole directamente a los ojos con una mirada de atrévete-a-moverte-y-verás. Win se quedó quieto—. Sabia decisión, chico.

Entonces, el lobo hizo que volviera a recostarse sobre su pecho y llevó una mano hasta su trasero, separando sus mejillas para limpiar con una húmeda toalla entre ellas y luego secar.

—No parece que estés desagarrado. —Él asintió.

Win no podía sentirse más impotente y humillado, teniendo que quedarse allí para que el hombre que quería hacerles daño, le revisara incluso en sus partes más intimas.

—Gírate —ordenó, Win lo hizo—. Piya no se contuvo contigo, ¿eh?

—¿P-Por qué hace esto? —Win preguntó en cambio, Nadech apenas le dio una mirada.

—Necesito que estés presentable.

—¿Por qué?

—Porque, niño conejo, vamos a enviarle un regalito a Phakpun y a Vachirawit. —Nadech sonrió y una vez más, Win pensó que había algo siniestro alrededor del hombre.

El rugido rabioso de Bright retumbo en todas las paredes de la casona y muchas de las personas en los alrededores del lugar se estremecieron al escucharlo. Empujando su silla hacía atrás, Bright se puso de pie tan abruptamente, que la misma terminó cayendo al suelo.

—¡Lo mataré! ¡Lo juro! ¡Voy a matarlo aunque sea lo último que haga! —Bright gritó.

Su padre se acercó hasta él y puso una mano en su hombro.

—Sé que es difícil hijo, pero cálmate, debes tener la cabeza fría para poder pasar por esto —él le dijo—. Si queremos recuperar a tu omega, entonces debemos hacer nuestros movimientos bien, si pierdes el control ahora, Win no estará de regreso más rápido.

Bright rastrillo los dientes y tuvo que amarrar una pesada cadena alrededor de su león para poder mantenerlo controlado, el animal había estado tratando de empujarse fuera de él todo el tiempo en los últimos cuatro días.

Estaba mentalmente cansado de la contaste lucha, él no estaba familiarizado con ello, su animal siempre había estado en completa sincronía con él, ahora pareciera que tuviera mente propia.

—Tenemos... tenemos que hacer esto rápido, no puede permanecer en manos de esos bastardos por mucho más tiempo —dijo entre dientes—. Me temo que podría pasar lo peor si no lo hacemos.

A su lado, Mew se puso de pie, los ojos del conejo chocaron con los suyos un momento y Bright pudo ver las lágrimas a punto de desbordarse en sus ojos. Suppasit se giró y caminó con pasos furiosos fuera de la sala, sus hombros tensos y sus puños tan apretados, que la piel de sus dedos se habían vuelto blancos.

No era de extrañar, el menor debía estar sintiéndose incluso peor que ellos después de ver el vídeo donde su hermano era azotado en su nombre. Lo peor era que la espalda de Win ya había estado en mal estado cuando le quitaron la camisa.

La forma en que Piya la señaló y dijo que Win ya había recibido parte de su castigo y que como Mew no estaba, Win recibiría el castigo que le tocaba por él. Win estaba tan magullado que apenas y era reconocible.

El impacto que le provocó el ver su rostro completamente cubierto de tonalidades verdosas, amarillentas y purpuras, la extremada hinchazón en sus ojos, los tres arañazos profundos que había en una de sus mejillas, Bright casi lo pierde.

Él no había querido imaginarse cómo debía estar el resto de su cuerpo, mas sus sospechas fueron rápidamente confirmadas cuando Piya desgarró la playera que le cubría y reveló la magullada piel, justo antes de decirle que lo castigaría a nombre de Mew y comenzara a azotarle.

Los gritos y el llanto de su omega le habían rasgado el corazón. Bright había estado apretando los bordes de la mesa con todas sus fuerzas mientras el vídeo se reproducía, en un intento de no destrozar la pantalla del monitor. Bright nunca había sentido tanta furia e impotencia.

—Y lo haremos, Bright —Mile dijo desde su asiento una vez el cuerpo de Mew hubo desaparecido por completo—. Pero como tu padre ha dicho, debemos pensar con la cabeza fría, no podemos dejar a Win allí, pero tampoco podemos cumplir con las absurdas demandas de Kugimiya y Vimuktayon. Debemos planear cuidadosamente nuestro próximo movimiento.

—Lo sé, pero... ¿Win podrá aguantarlo? —Bright expuso su preocupación.

—No seas pesimista, Bright —Mile regañó—. Tu omega es mucho más fuerte de lo que podrías pensar.

Bright sabía, sin embargo, la forma en que este se veía en aquel vídeo, tan derrotado y aparentemente desesperanzado... no, Bright no debía pensar así, él no podía perder la fe en su compañero, no importa lo mal que las cosas se vieran, Win aguantaría, él resistiría hasta que pudiera llegar hasta él.

Por favor aguanta, Win, por favor.

—Tienes razón. —Bright asintió—. Debo confiar más en Win, él lo hará bien, él ya l-lo está haciendo bien. —Bright carraspeó cuando su voz pareció fallar—. ¿Has tenido noticias de Off?

—Nada muy alentador. —Mile negó con un suspiro—. Tengo entendido que Gun sigue atrapado en ese campamento con Ohm y su centinela Fluke. Eso, junto con la depuración que ha tendido que hacer entre sus hombres, parece estar consumiendo bastante de él. También está el hecho de que Kugimiya no ha mandado a que Gun sea trasladado ni se ha presentado ante él.

—¿Cómo es que todo pudo tonarse de esa forma?

¿Cómo pudimos permitir que todo aquello sucediera?

—Hay cosas que aunque no queramos, se pueden salir de nuestras manos, hijo, no siempre las cosas saldrán como planeamos, el truco está en saber devolverlas a su cauce. —Su padre le palmeó la espalda suavemente y volvió a sentarse junto a Fiat y Tong—. De nada sirve reprocharse o lamentarse, en lo que realmente debemos concentrarnos, es en hacer que suceda.

—Aún sigo intentándolo —Tong dijo—. Creo que podría estar cerca de ubicarlos otra vez, solo necesito que se vuelvan a dejar ver aunque sea una vez más, entonces los tendré.

Tong había averiguado la primera ubicación donde Win había sido llevado, poco más de veinticuatro horas después de que sucediera, mas para cuando Bright y sus hombres llegaron al lugar, Vimuktayon y su gente ya se habían trasladado y desde entonces, no habían podido dar con ningún rastro de Piya o alguien de su gente.

—Lo que me recuerda —Tong agregó—. Bible finalmente se comunicó conmigo hace unas horas.

—¿Sí? ¿Qué dijo? ¿Está volviendo ya? —Mile preguntó un poco más animado.

Por lo que Bright sabía, Bible había estado en una misión de rescate por una semana, ya. El beta de Mile había tenido que ir a rescatar a Build Jakapan, el ejecutor del consejo que se había infiltrado en la manada de Phatthaya, después de que la tapadera de este fuera volada.

—Lo siento, pero no, me dijo que le tomaría más tiempo del estipulado. —Tong lucía preocupado por ello, lo que llamó la atención de Bright.

—¿Qué fue exactamente lo que sucedió? —Preguntó, agachándose para recoger la silla que había tirado.

—Según explicó, fueron emboscados anoche por Perth y su gente, Build apenas fue capaz de salvar la vida de Jakapan, pero terminaron llevándose al chico que el hombre protegía.

—¿Capturaron al compañero de Jakapan? —Mile preguntó con sorpresa.

—¿Perdón? ¿Su compañero? ¿De qué hablas?

—¿No dijiste que atraparon al protegido de Build? —Mile cuestionó con aparente confusión—. ¿No era el hombre su compañero?

—No sé de qué estás hablando, pero Bible dijo que Jakapan no estaba dispuesto a volver sin recuperar al niño y que por consecuente, él tampoco podía abandonar a su compañero a su suerte —Tong terminó—. Que le ayudaría a recuperar al niño antes de volver.

—¿Niño? ¿Su compañero? ¿Qué? —Mile no podía estar más desconcertado y sinceramente, Brigth tampoco estaba entendiendo demasiado.

—Por lo que entendí —Fiat interrumpió—. El ejecutor Jakapan es el destinado de Bible y la persona a quién está protegiendo, es en realidad un niño que supongo debió haber conocido en Phatthaya y del cual se encariñó lo suficiente como para no querer dejarlo atrás, ¿me equivoco?

—De hecho, es exactamente lo que yo entendí. —Su padre asintió—. De todas formas, dejando la parte de destinados a un lado, ¿es realmente prudente que permanezcan en Phatthaya por más tiempo? Casi mueren anoche, si se quedan mucho más allí, solo aumentan las probabilidades de que Perth y su gente los atrape.

—Es lo que Bible dijo. —Tong se encogió de hombros—. Ellos no están volviendo hasta que recuperen al niño.

—Bien, Bible sabe lo que hace, confío en que estará bien. —Mile suspiró—. Vaya circunstancias en los que todos alrededor parecen estar encontrando a sus destinados.

Bright hizo una mueca, ciertamente, la Diosa Luna parecía estar dándose una fiesta alocada con ellos.

—Pero volviendo al tema principal, tengo los papeles de las autopsias sobre la muerte de nuestros hombres. —Mile les acercó una carpeta con los mismos—. Aquí, el nivel de toxinas en su sangre, era simplemente alarmante, además, habían inexplicables y extrañas mutaciones en sus cadenas de ADN.

Bright leyó con cuidado cada papel, sus cejas arqueándose con sincera sorpresa al leer lo que estos planteaban.

—Sus genes shifter fueron completamente destruidos, esto es... nunca había visto algo así, esta toxina, o cóctel de toxinas más bien —se corrigió cuando leyó el listado de las mismas y algunas de ellas aparentemente ni siquiera lograron ser identificadas—. Esta cosa los ataca directamente y los destruye sin dejar rastro, es como si simplemente dejaran de ser cambiaformas.

—¿Personas no cambiaformas? ¿Cómo es posible? —Su padre inquirió.

—No estoy seguro, pero como supusimos, esto es sumamente peligroso. —Bright frunció el ceño—. Lo curioso es, que aparentemente no mueren por perder el gen shifters en ellos, sino por envenenamiento severo, es... complicado, me gustaría indagar más en esto.

—Eso fue lo que le inyectaron a Gulf, también. —El semblante de todos en la sala ensombreció ante la mención de este—. Apo está... él no está bien, casi no habla y parece perdido la mayoría del tiempo.

—Eso es algo comprensible después de todo lo que ha pasado.

—Supongo que así es, sinceramente ni siquiera sé cómo ha podido arreglárselas para organizar el entierro de todos y...

—¡Señor! —Unos de sus centinelas corrió dentro de la sala—. Nosotros, uh, ¿podría venir? Hay una situación con el señor Suppasit, ha perdido completamente los estribos y está destruyendo todo en el gimnasio del ala sur. Intentamos detenerlo, pero golpea a todo el que se le acerca.

Bright se puso inmediatamente de pie, él pensaba que su cuñado había aguantado bastante antes de finalmente romperse.

—Estoy yendo hasta él.

Stars_Of_Saturn.

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