Prologo
Suspira con nerviosismo, su pierna derecha se movía de manera rápida hacía arriba y abajo. Su vista estaba perdida en algún punto de la habitación. El matrimonio Dupain-Cheng tampoco se encontraban en optimas condiciones, estaban igual o peor que ella.
Marinette llevaba ya varias horas internada, la habían dormido y les informaron que ella no estaba en condiciones de ver gente, ¿la razón? Es la preocupación de los médicos por el estado neuronal que presentó ella mientras hacían las radiografías.
En términos que los doctores les informaron que no podían verla hasta hablar de manera directa con ella, esto era debido a que sospechaban que podía llegar a padecer Amnesia, perdida parcial de varias partes del cuerpo, y lo que temían todos, era que entrara en un coma vegetativo, o en pocas palabras, que su cerebro deje de funcionar, pero su cuerpo no.
Los tres tenían el corazón en la boca, no podían comprender porque tuvo que acabar todo así, todo pasó tan rápido. Alya podía jurar que en un principio todo era risas, bromas y alegría, pero ahora, todo era una amarga sensación que crece por su estomago y le irrita la garganta. El escozor en sus ojos no la dejaba tranquila, no había dormido desde la noche anterior. Tampoco pudo comer algo, quizás unas tazas de café y ya.
Entonces, las imperturbables puertas blancas que dirigían al ala de neurología. Aquella parte donde Marinette se encontraba internada, sin capacidad de poder hablar con ella o verla. El medico a cargo abrió las puertas.
--¿Familiares de Marinette Dupain-Cheng? --Preguntó el hombre, de quizás, cuarenta, cuarenta y cinco años.
Los tres se acercaron con rapidez hacía él.
--¿Cómo ésta mi niña? --Sabine fue la primera en acercarse. Tom y Alya le siguieron el paso. Tenían el corazón en la boca, cualquier mala noticia podían recibir ahora.
--Marinette se encuentra bien ahora --Afirmó. Haciendo que todos se sintieron más calmados sus acelerados corazones-- Sin embargo, Marinette sufrió severas contusiones en el glóbulo frontal. Tuvo un derrame cerebral en la corteza motora.
Silencio, nadie logró entender con exactitud.
--¿Podría explicarnos doctor?
--A lo que deseo llegar, es que Marinette tuvo un desgarre de nervios en la parte donde se almacena los recuerdos a largo plazo. No podemos determinar ahora si esto afectara severamente en su memoria a largo plazo --El Doctor suspiró-- en pocas palabras, quizás Marinette no podrá almacenar nuevos recuerdos.
Eso sólo hizo que su corazón se hundiera dentro de su pecho. No sabían que sentir en este momento. La tensión era palpable.
--Marinette puede recibir gente ahora, pero deben saber que ella, no posee ninguno de sus viejos recuerdos, no logra reconocer siquiera su propio nombre, por lo que les pido, que sean pacientes, ella es como un niño pequeño ahora, necesita ayuda y mucha atención.
La habitación quedo en silencio. Había mucha tensión en el aire, la presión en los pechos eran insoportables y ahora incluso costaba respirar. Sus ojos picaban con ganas de soltar lágrimas, no quería ahogarse con ellas, pero también quería ser fuerte, pero era muy difícil.
--¿Podemos entrar a verla? --El medico asintió.
--Pero deben hacerse la idea, de que ella no los va a reconocer, no la sobre carguen con información.
Los tres asintieron, con un pesar en el alma.
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El dolor de ver a Marinette en aquella camilla recostada, con su frente empapada del color rojizo de la sangre, era mucho para ella,pero verla ahora, con su porte tan calmado, tan natural. Tan anormal de ver en ella. En esa chica animada, entusiasta y muy activa.
No podía decir que imagen le dolía más.
--¿Marinette? --La nombrada volteó, quizás porque reconocía su voz, o tal vez por curiosidad.
--¿Hola? --Se quiso golpear por como sonaba aquel saludo, pero los nervios recorriendo su cuerpo, y la angustia clavada en su garganta, no podía culparse.
--Hola --Una gran sonrisa surcó sus finos labios. Su mirada estaba llena de paz. Mientras ella y los padres de su mejor amiga, tenían el miedo y la tristeza instalados en sus ojos-- ¿Cómo están? ¿Cómo se llaman?
Silencio, eso es lo que hubo por un largo periodo de tiempo. Nadie se atrevía a soltar palabra alguna, pensando como debían proceder, que debían decir. Como tenían que reaccionar.
--Yo soy Tom --Empezó con un ligero temblor en la voz, pero aun así fue el único que tomó palabra-- Estoy bien, Marinette, ¿tu cómo te encuentras?
--Un gusto conocerlo señor Tom --Su expresión tan tierna, como si fuera una niña pequeña de nuevo. Dolía, dolía demasiado estar ahí.
--Yo soy Sabine.
La pobre mujer temblaba, luchaba contra las crueles lágrimas que ansiaban salir de sus ojos grises. Le partía el corazón lo que sucedía.
--Un gusto conocerla señora Sabine.
Entonces, aquellos ojos azabaches se posaron sobre ella. Hecha un manojo de nervios y dolor, suspiró ansiando aligerar la carga y el espesor de su corazón.
--Y yo soy Alya.
Aquellas palabras eran como pequeñas dagas incrustadas en su pequeño corazón. Duele. Duele mucho.
--Un gusto conocerte Alya --Y esas palabras sólo ayudaron a romper un poco más, su pobre y débil corazón.
Todo el ambiente era tenso, pero afortunadamente Tom decidió salvar la situación.
--El doctor nos informó que sufres amnesia Marinette.
--Si --Murmuró ella, se la notaba apenada-- ¿Les molesto si les pregunto de que me conocen? --Se la notaba tan tímida, tan distinta a la chica que ellos conocían.
--En lo absoluto querida --Dijo rápidamente Sabine, tomando asiento en la camilla donde estaba postrada su hija, justo a su pies-- yo soy tu madre.
--Y yo tu padre --Informó rápido. No quería dudar ni permitir que su voz temblara.
Entonces su ojos tal zafiros la miraron otra vez.
--Y yo soy tu mejor amiga --Murmuró. Con calma, tragando sus lágrimas y la impotencia.
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La mañana no podía ser más insufrible. Era demasiado difícil querer asistir a la escuela, pero su madre fue clara con que no podía faltar, además de que le ayudaría a Marinette a ponerse al día. Aunque no recuerde absolutamente nada, le serviría como excusa para poder acercarse a ella.
Apenas había podido dormir un par de horas, el insomnio le jugó una muy mala noche, pensando en lo ocurrido, en el accidente, en como Marinette acabó en el hospital...
¿Ya habrán ido los Dupain-Cheng a avisar el por qué Marinette no asistirá por un tiempo? No lo sabe, pero espera que si, no desea ser ella quien tenga que contestar esa pregunta.
--Alya, hola --Esa voz era de Nino, quizás en otras circunstancias estaría feliz por oír su voz, pero ahora.
--Hola Nino --Una pequeña sonrisa fue la que se posó sobre sus labios.
--¿Qué pasa Alya? ¿Marinette como se encuentra?
Eso es lo que ella no quería escuchar, no quería que le preguntaran de ella. No por favor.
--Marinette se encuentra bien --Logra decir, prestando atención a que su voz no tiemble, eso sería lo último que necesita.
--Es bueno saberlo --Comenta con una sonrisa su moreno amigo.
Al menos no preguntó más. Eso es un alivio, no quisiera ponerse a llorar ahí en medio del patio, con tanta gente cerca.
--Buen día chicos --Les saluda Adrien, acercándose a paso lento. Se le veía preocupado-- ¿Cómo se encuentra Marinette, Alya?
--Se encuentra bien.
--¿Tu crees que pueda volver pronto a la escuela?
No podía confirmar eso con seguridad, ella tiene tanto que conocer ahora. Tanto que aprender.
--Lo dudo --Decide responder, sintiendo un nudo en su garganta y un picor en sus ojos. No quiere seguir hablando. No por favor.
Y parece que Adrien lo nota, Nino igual.
--Entiendo --Responde, tartamudeando un poco por los nervios. Ambos amigos están preocupados por sus amigas.
Tienen dudas, pero temen empeorar la situación.
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