Capitulo Veinticinco.
-Stiles-
—Wow.
Miré a Allison con los ojos entrecerrados mientras caminaba hacia el grupo reunido frente a mi casillero. Mis manos estaban escondidas dentro del bolsillo de la ancha sudadera que llevaba, intentando disimular mi abdomen cuando la chica me observo de arriba abajo.
—No te atrevas a hacer algun comentario, morena. —gruñi.
—No iba a decir nada —negó, aún mirando mi abdomen—. Es solo que estas...
—Di gordo y te arranco las extensiones. —musité mientras abria mi casillero.
Allison levanto las manos en señal de paz—. No dije nada.
—Bien. —solté, girandome hacia los demás que tambien me miraban como si fuese una especie de mono verde con platillos—. ¿Que me ven? Estoy un poquito gordito, ustedes se convierten en perros y yo no les digo nada.
—Vives fastidiandonos con ello —apunto Scott, copiando el gesto Allison cuando lo miré mal—. Pero creo que deberias de dejar de venir al instituto, Stiles, las personas comenzaran a darse cuenta.
—Solo subi un poco de peso. —me encogi de hombros, intentando pasar entre ellos solo para ser detenido por el brazo de mi amigo y volteado, enfrentandome nuevamente al grupo.
—Stiles, no solo subiste un poco de peso —musitó en mi oido—. Estas embarazado y se nota que no es una gordura normal. No estas gordo, tienes panza, lo que es muy distinto.
—La sudadera lo tapa. —aseguré, intentando zafarme.
—La sudadera lo tapaba —corrigio—. Pero ya no lo hace. Nosotros nos dimos cuenta de ello, en esta ultima semana has aumentado mucho.
—Con todo el pastel de fresas que come, es increble que no haya rodado hasta aquí —comentó Isaac, logrando que lo fulminara con la mirada—. ¿Que? Era solo una observación.
Rodé los ojos, mirando hacia Scott—. ¿Que pretendes que haga?
—No lo sé —se encogio de hombros—. Dile a tu padre que escriba una carta como que vas a hacer un viaje por unas semanas.
—Faltan tres semanas para que nazcan, Scotty —señale—. No puedo faltar tanto.
—Podriamos llevarte los apuntes y rendirias solo el examen a fin de mes —ofrecio Allison—. Podria funcionar.
La miré un segundo, sopesando mis opciones. Era verdad que estaba cada vez más gordo, hasta estaba dispuesto a admitir que Isaac tenia razón sobre el pastel ya que parecia haberle tomado un cariño especial a la cosa, pero, ¿faltar tanto a clases? No era el más brillante del salón pero me iba bien, tal vez no me iria mal si solo me tomara un par de semanas hasta que mis hijos nacieran.
Suspiré, tomando mi decisión pensando en mis bebes—. Supongo que podria funcionar.
—Bien —Lydia hizo chocar sus manos suavemente, mirandome con una gran sonrisa que nunca antes había visto dirigida en mi dirección—. Entonces... ¿cuando podemos ir a comprar la ropita de tus bebes?
La miré y palmee mi frente, intentando no rodar mis ojos. En serio, nunca entenderia a las mujeres y su locura por la ropa.
-Derek-
—Necesito hablar contigo, lobo.
Me voltee con mis garras fuera cuando Gea aparecio detrás de mi. El chico levanto las manos, dando un paso atrás mientras me miraba con cuidado—. ¿Que quieres? —gruñi.
—Es sobre Stiles y los bebes. —dijo suavemente—. Tenemos un problema.
—¿Que clase de problema?
—Uno que no resolveremos sino guardas tus malditas garras y me escuchas. —gruño.
Lo medi por unos segundos, sin dejarme engañar por su pequeña complexion. El chico podia hacer levitar las cosas con solo mover sus manos, no confiaba en él para nada. Sin contar con el hecho de que había estado jugando con nuestra mente desde que le había dado el obsequio a Stiles, sin decirnos que era exactamente lo que le sucedia al chico.
—Habla —cambie mis ojos y demás pero mantuve mis garras.
Él miró mis manos con desconfianza por unos segundos antes de asentir—. Stiles me comento sobre la visita misteriosa que le dejo los peluches y las paletas.
Frunci el ceño, cruzando mis brazos sobre mi pecho—. ¿Cuando se vieron?
—Ayer —dijo, mirando a su alrededor con el ceño fruncido—. Sabes, deberias pensar en comprar una casa. Esto no es espacio suficiente para dos niños.
—Estoy en eso y no te metas con mi casa —bufé—. Dime lo que me viniste a decir y desaparece.
—Bien —gruño—. El chico que lo visito es lo que se conoce como un Xavea.
—¿Un qué?
Él suspiró y se apoyo sobre una pared cercana—. Xavea. Es una raza de hadas, la cual hasta el dia de ayer había pensado que era solo una historia de mi tribú.
—¿Hadas? —musité—. ¿Que es lo que sigue? ¿Unicornios?
—¿Hombres-lobo? ¿Que es lo que sigue? ¿Vampiros? —bufó imitandome. Le gruñi abalanzandome hacia él y llegando un segundo despues de que desapareciera, reapareciendo al otro lado de la habitación—. ¿Puedes parar y simplemente escucharme?
Respiré hondo, recordando a Stiles y diciendome a mi mismo que debia controlarme por él y los bebes—. Bien, habla de una vez.
—Este tipo de hadas son muy especiales y es muy dificil que se dejen ver —explico—. He estado hablando con algunas personas de mi tribu y me dijeron algo que me dejo pensando.
—¿Que? —dije impaciente.
—Mira, estos seres al parecer se encargan exclusivamente del cuidado de los niños pequeños —me miró—. Es extremadamente extraño que se dejen ver por un adulto.
—Stiles lo vio —apunté—. ¿Por que?
Se encogio de hombros—. Es lo que quiero que me ayudes a averiguar.
—¿Como quieres que haga eso? Estoy tan perdido aquí como tu.
—Si, pero tu tienes algo que yo no tengo —lo miré, esperando que siguiera—. Una manada capaz de capturar a este ser.
—Hasta ahora no hemos podido hacerlo. —apunté—. El lobo que esta con él se encarga de nublar su olor siempre, es imposible seguir un rastro cuando esta tan mezclado con otro.
—¿Un lobo? —se separo de la pared, mirandome con los ojos enormes—. Stiles no dijo nada de un lobo.
Asentí—. Él no se ha acercado a Stiles —dije—. Solo el chico lo ha hecho pero siempre que vamos detrás de él, el lobo se encarga de marearnos.
—Un lobo —musito mirando el vacio por unos segundos antes de mirarme—. Esto cambia mucho las cosas, debo investigar. Te informaré si sé algo —inclino la cabeza a un lado y medio sonrio—. Es mejor que vayas por Stiles, no creo que se este divirtiendo mucho.
Antes de que pudiese preguntar a que se referia, desaparecio. Gruñí en voz baja, alcanzando mi celular y marcando el numero de Stiles. Ni siquiera llego a sonar dos veces antes de que la voz angustiada del chico chillara mi nombre.
—¿Que sucede? —dije, alcanzando rapidamente las llaves de mi auto para salir a buscarlo—. ¿Donde estas?
—En el centro comercial —musito—. Debes venir por mi, Derek. Lydia y Allison me arrastraron hasta aquí para comprar la ropa de los bebes, me estan volviendo loco.
—Espera un jodido minuto —gruñi, corriendo fuera del edificio hacia mi auto—. ¿Estan ustedes tres solos en el centro comercial? ¿No deje claro que siempre tenia que haber un lobo contigo?
—No, pero si hay un animal pertenciente a la familia de lo canidos —aseguro—. Lo que no estoy seguro es de si es un lobo o un cachorrito entrenado.
—¡Te escuche! —la voz de Scott hizo eco desde algun otro lugar.
—Pues deja de comportarte como un cachorrito asustado. —bufó Stiles.
—Stiles, cariño —le llame la atención—. Dime donde estan para poder ir por ti.
—Gracias, gracias, gracias —musitó antes de indicarme donde estaba exactamente la tienda donde se encontraban.
Cortando la llamada, me subi a mi auto y acelere con dirección al centro comercial. Odiaba ese tipo de lugares, jamás iba a ellos por diversión ya que me veia obligado a interactuar con personas pero siendo que Stiles parecia a punto de una crisis nerviosa no tenia otra opcion.
Me costó más encontrar un lugar donde estacionar que la tienda misma cuando entre. La cosa estaba plagada de ropa de bebé, todas las paredes estaban empapeladas con fotos de niños y ropa pequeña, colgada en ganchos, de todos colores.
—Hola, ¿puedo ayudarlo en algo? —un chica menuda, de oscuro cabello y brillantes ojos azules se paro frente a mi con una gran sonrisa. El uniforme que llevaba me dijo que era una vendedora.
—No, gracias, estoy buscando a alguien. —aseguré, mirando sobre su cabeza en busca de Stiles.
—Oh —asintió sin quitar la sonrisa—. ¿Quiere que lo ayude o...?
Ignoré completamente a la chica cuando vi la castaña cabeza de Stiles apresurandose entre los estantes. Una vez que el chico me vio, se dirigio rapidamente en mi dirección con una gran sonrisa. Lo atrape en mis brazos en cuanto estuvo cerca.
—Vamonos de aquí antes de que nos vean —musitó, tomando los bordes de mi chaqueta—. Esas dos estan completamente locas.
—Estas exagerando nuevamente —aseguré, quitando el cabello de su rostro y besando su frente. La vendedora desaparecio por mi izquierda mientras rodeaba el chico con mis brazos y ponia una de mis manos en su abdomen—. ¿Como estan?
—Bien —aseguró—. Pero en serio, Lydia y Allison van a volverme loco. Eligieron mucha ropa y ahora estan descartando, ¡Discutieron conmigo por un par de malditos escarpines! ¿Sabes lo que es eso? Soy su padre, puedo ponerles lo que me guste.
—Claro que puedes, cariño —aseguré, miré a mi alrededor—. ¿Por que no tomas lo que te guste y nos vamos de aquí?
—¿En serio? —asenti—. Genial, iré por lo que yo elegi y nos vamos.
Miré a mi alrededor, notando a varias vendedoras mirandonos—. ¿Sabes que? Mejor voy contigo.
Stiles siguio mi mirada y les fruncio el ceño, pasando sus brazos a mi alrededor—. Si, mejor quedate donde te vea —pidio, logrando que riera suavemente. Me miró—. Scott dice que debo dejar de ir al instituto porque estoy muy gordo.
—Tu no estas gordo —aseguré—. Solo estas... ¿ancho?
—Eres un asco en esto —sacudió la cabeza, tomando mi mano y llevandome entre los estantes—. De igual manera, llame a papá y dijo que no seria buena idea que me quede en casa ya que alguien podria verme —me miró—. Yo... estaba pensando en si... ¿puedo quedarme contigo?
—Por supuesto que puedes. —aseguré, tirandolo a mis brazos y besandolo suavemente, recibiendo una sonrisa sonrojada cuando se alejo.
Eso tambien me daria tiempo para averiguar sobre la extraña hada y me ayudaria a mantener controladas todas las posibles amenazas sobre mi familia. Era perfecto.
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