Capitulo Dieciocho.

-Stiles-

Dos semanas. Ese era el tiempo que llevaba esquivando a la manada. No tenia ni idea de porque había llegado a ser tanto tiempo pero tenia la teoria de que ellos aún pensaban que estaba castigado y estaban intentando no causarme problemas, eso o se dieron cuenta de que necesitaba espacio. Papá había quitado mi castigo y devuelto mi celular hacia una par de días pero había estado demasiado ocupado golpeandome mentalmente o sintiendome mal como para hacer algo más que vivir como un zombie.

Derek había venido un par de veces y golpeado el cristal de la ventana pero ni siquiera me molestaba en mirar en esa dirección. Si lo hacia, cederia a él y volveria a actuar como un idiota caliente. Había estado sintiendome mal casi toda la última semana, pero supuse que era culpa del celo de los lobos del cual Deaton me había hablado así que no le preste atención.

Luego de pensar sobre la respuesta de Derek, había decidido apegarme a mi idea original. Volver a ser un chico normal que no supiera nada sobre las cosas sobrenaturales. No parecia una mala idea, estaba funcionando para mi.

Gea tampoco había hecho acto de presencia lo que me daba una pequeña esperanza de que se hubiese olvidado de mi. Eso hubiese sido grandioso.

—¡Stiles, levantate! —papá golpeo mi puerta—. Se te hace tarde para ir al instituto.

—¡Ya estoy levantado! —grité de vuelta, aunque era una gran mentira ya que estaba acostado y enroscado bajo las sabanas.

Papá volvio a azotar sus nudillos contra mi puerta antes de finalmente marcharse. Revolviendome, quite las sabanas de mi cuerpo y miré el techo por un momento, esperando. Mi nuevas amigas, las nauseas, no tardaron en hacer aparición haciendome correr al baño y abrazar al Dios Inodoro. Mataria a Derek por esta mierda, era culpa de su maldito celo que estuviese de esa manera.

Una vez que me encargue de vaciar lo poco que quedaba en mi estomago. Me levante con un poco de esfuerzo, cerrando los ojos un momento para espantar el mareo repentino antes de arrastrar mi lastimoso culo a la ducha. Mis ojos estaban medio cerrados mientras me lavaba rapidamente y me envolvia en una toalla. Volviendo a la habitación, tome lo primero que vi del closet y me lo puse, gruñendo entre dientes cuando vi que las mangas de la camiseta cubrian mis manos.

Había dejado de encogerme finalmente hacia un par de días pero mi anterior 1.80mts. ahora eran 1.65mts. Quince centimetros. ¡Quince putos centimetros se habían ido! Eso era una gran y pesada mierda. Tomando mi mochila y mi celular, sali de la habitación y baje las escaleras, gritando un saludo de despedida a papá mientras salia de la casa. No habíamos arreglado nuestra relación, apenas hablabamos pero al menos no había vuelto a gritarme y recordarme que era su gran decepcion.

Mi jeep encendio al primer toque y sali de la vereda frente a casa, encendiendo la radio mientras tomaba la carretera para ir al instituto. La musica en la radio cambio por musica clasica, como lo hacia cada mañana desde mi encuentro con Gea en el bosque. Tenia la sensación de que era ella quien lo hacia pero preferia pensar que era casualidad, una extraña casualidad.

Entrando al estacionamiento del instituto, estacione y miré por el parabrisas haciendo una mueca. Tarde otra vez, como siempre. Tome mi mochila y abri la puerta para bajar pero en vez de caer sobre el pavimento fui a parar directo a unos fuertes brazos.

—Al fin logro atraparte, pequeño. —musito Derek en mi oido.

No me movi, ni siquiera hice el intento de soltarme de sus brazos. En vez de eso, voltee la cabeza hundiendo mi rostro en su cuello e inhalando su olor. Lo había extrañado, podia intentar negarlo pero aunque Derek no me quisiera de verdad, yo si había comenzado a querer al lobo amargado.

—Hola, Derek. —susurre, pasando mi nariz por la suave piel de su cuello.

—¿Hola, Derek? —gruño—. ¿Eso es todo lo que vas a decirme? Haz estado evitandome por dos semanas, ¿y lo unico que me dices es "hola, Derek"?

—¿Lo siento?

—No, eso no es suficiente —beso mi mejilla suavemente antes de obligarme a sacar el rostro de su cuello y besarme. Se separo y me miró—. ¿Por que has estado escapando de mi?

—No he estado escapando de ti. —aseguré, pegandome más a él y sintiendo como mi determinación se iba a la mierda.

—Stiles. —gruño.

Riendo entre dientes, subi la cabeza y lo miré—. Extrañe ese sonido.

—Eres tan raro. —susurró, besando el borde de mis labios.

Senti mi mundo balancearse y perder su foco por un momento, por lo que me aferre a la camiseta de Derek cerrando mis ojos con fuerza para que la sensación desapareciera. Derek me abrazo más fuerte. Su mirada preocupada se encontro con la mía cuando abrí los ojos nuevamente.

—¿Estas bien? —preguntó—. ¿Que sucede?

Me encogi de hombros—. Es un pequeño mareo, me ha pasado seguido ultimamente.

—¿Mareo? —su ceño se fruncio—. ¿Que otro sintoma has tenido?

—Nauseas y mareos, solo eso —espante mis palabras con mi mano—. Seguro es tu estupido celo o algo así.

—Puede ser —acepto antes de cargarme en sus brazos y cerrar la puerta de mi jeep—. Pero por las dudas, voy a llevarte al hospital para que te hagan algunos examenes.

—No quiero que me pinchen. —me queje.

—Si, por eso mismo llame a Scott para saber si su madre estaba de turno —me informo—. Estaba seguro de que no habías ido a hacerte la revisión como Deaton te pidio.

—Estoy bien. —aseguré cuando me metio en la puerta del acompañante de su auto y abrocho mi cinturon.

—¿Estas más pequeño? —preguntó, mirandome a los ojos.

—Sip —acepte—. Pero ya me detuve, no seré un gigante pero tampoco un enano. ¿No es cool?

—Si, si es cool. —medio sonrio antes de dejar otro beso en mis labios y salir del auto, cerrando la puerta antes de rodear el capó y entrar detrás del volante. Saliendo del estacionamiento, me miró—. ¿Como te sientes?

—Bien. —aseguré, lo mire—. ¿Que han sabido del demonio que los ataco?

Se encogio de hombros—. No mucho —acepto—. No ha vuelto a aparecer y tampoco hemos podido seguir ningun rastro.

—Tal vez se fue. —musite.

—O esta esperando algo —razonó—. No sé que era esa cosa realmente pero tenia todas las armas para hacernos pedazos, Stiles, pero solo nos arrojo a un lado como muñecos y se fue. Es extraño.

Pensé en ello por un momento—. Gea dijo que esas cosas estaban detrás de su raza, tal vez se cruzaron en su camino cuando estaba detrás de una de sus presas —aventuré—. Puede que solo los hiciera a un lado para seguir cazando su verdadero objetivo.

—Tiene sentido. —asintió.

Observando por la ventana lo deje pensar en ello por un segundo mientras me distraia mirando los edificios pasar rapidamente por el otro lado del cristal.

—¿Stiles? —la voz de Derek logró que abriera los ojos que ni siquiera me di cuenta que había cerrado.

Lo miré confundido—. ¿Que sucede?

—Te quedaste dormido —me informo, desabrochando mi cinturon y jalandome fuera del auto hacia sus brazos—. Vamos, Melissa debe estar esperandonos.

Arrastrando mis pies, me dirigi junto a él hacia la entrada del hospital. En efecto, Melissa estaba de pie en la sala de espera cuando entramos y se dirigio hacia nosotros en cuanto nos vio.

—Hey, Stiles, ¿como estas? —saludo con una sonrisa—. Derek me dijo que te estabas sintiendo mal.

—Solo fue un simple mareo —rodé los ojos—. Exagera. Ahora, ¿donde esta la nueva maquina expendedora que pusieron?

—Tiraste la ultima, tienes prohibido acercarte a la nueva. —hizo un gesto sobre su hombro—. Tengo una sala lista para ti, así que sigueme así puedo hacer esa revisión.

Rodando los ojos, la seguí con paso lento. Derek colocó una de sus manos en mi espalda baja, empujandome suavemente detrás de la mujer. No me gustaba esto, odiaba las agujas y estaba seguro de que Melissa tenia un par listas para mi. Un escalofrio me recorrio de solo pensarlo.

—Sientate en la camilla —pidio apenas entramos. Derek tuvo que ayudarme al ver que tenia dificultades para subir a la misma, ¿cuan patetico era eso?. Melissa se giro a mirarme con confusión—. ¿Estas más pequeño?

—No preguntes, no te va a gustar la respuesta. —aseguré, tirandome en la camilla y cerrando los ojos—. Despiertenme cuando esto haya terminado.

—No te duermas. —la mujer palmeo mi pierna—. Debo hacerte un par de preguntas.

Gruñendo, esperé con paciencia a que esperara y conteste a cada pregunta. La mano de Derek estuvo en la mía todo el tiempo, lo que me sirvio de mucho cuando Melissa anuncio que debia sacarme sangre para hacer algunos analisis.

—Esto aprieta. —me queje cuando puso el elastico en mi brazo.

—Se supone que debe estar apretada, Stiles —palmeo mi mano lejos cuando intente aflojarla. Miré la aguja con los ojos enormes cuando la saco, mi mirada se dirigio a Derek y estaba muy seguro de que el hijo de perra estaba intentando no reirse.

—¿Como es que una aguja te asusta más que el saber de la existencia de los hombres lobo? —preguntó.

—Porque los hombres lobo no tienen agujas. —razone aunque no tenia ningun tipo de sentido, por su mirada de confusión supuse que él pensaba lo mismo.

Melissa eligio ese mismo momento para clavar la aguja en mi brazo haciendo que mi atención volviera ella. Antes de que me diera cuenta, la había sacado y tenia un frasco con mi sangre en su mano.

Apreto un trozo de algodon en mi brazo—. Deten esto aqui. —pidio antes de colocar una cinta encima del mismo. Volvio a mirarme—. Me dijiste que tuviste vomitos. ¿Sientes algun dolor en tu estomago o algo?

Pensé en ello un minuto y asenti—. Mi estomago se siente raro.

—¿Raro? —fruncio el ceño.

—Si, raro. —afirme.

Soltando un suspiro irritado, subio mi camiseta y observo mi abdomen antes de comenzar a esculcarlo con cuidado. Me miro con el ceño fruncido un momento. Alejandose, trajo una maquina cerca de nosotros y arrojo algo frio en mi abdomen.

—¿Que haces? —Derek me quito las palabras de la boca.

—Su abdomen esta hinchado —nos informo—. Quiero ver si es algun problema interno, voy a hacerle una ecografia —me dio una sonrisa tranquilizadora—. Seguramente no sea nada pero no esta demás prevenir.

Asentí suavemente, sintiendo como el frío liquido era esparcido por mi abdomen antes de que apoyara el pequeño objeto parecido a un microfono en mi estomago y comenzar a moverlo, mirando una pequeña pantalla cercana.

—¿Que diablos? —musito, la miré alarmado.

—¿Que sucede? —pregunté. Ella se aparto un momento, encendiendo algo en la maquina antes de que un sonido parecido al de una carrera de caballos hiciera eco en la habitación—. ¿Que es eso?

Ella parpadeo hacia mi—. Tu corazón.

—He estado escuchando el mismo sonido todo el camino aquí —acepto Derek con el ceño fruncido—. Pero no suena como su corazon, por eso lo traje.

—Eso es porque no es solo su corazon —negó con la cabeza—. Stiles, sé que esto es imposible pero... hay dos corazones más latiendo en tu interior.

—¿Tengo tres corazones? —pregunté con los ojos enormes.

—¡No, idiota! —rodó los ojos—. Suena loco pero creo que estas embarazado, Stiles.

La mano de Derek se zafo de la mia seguida de un golpe sordo, me giré sobre la camilla viendo con el ceño fruncido el grande cuerpo del lobo tirado en el suelo. ¡Se había desmayado! Miré hacia Melissa—. Okey, eso es nuevo. 

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