07
— ¡Mark! ¡La colonia! —Ordenó Dereck ante la distracción del mencionado.
— ¡Ah, si!
Presionó la botella sin darse cuenta de que ésta apuntaba al lado contrario, cayendo directamente en sus ojos.
— ¡Ah ¿Quién me ha perfumado los ojos?! ¡Si estaba bañado!
—Kendall le propina un golpe en la nuca. — Tu mismo, idiota.
— No pos, si cierto.
Hoy Joe tendría otra cita con la rubia de ojos avellana, por lo que Dereck al descubrir la manera de vestir con la que pensaba presentarse el varón, decidió corregirlo con ayuda de los muchachos eligiendo su atuendo, preparándolo psicológicamente para una noche de sexo y dándole toques como colonia, peinado, entre otras cosas.
— ¿Y enserio es necesario todo esto?
— Aprende; las mujeres aman el peligro, y la colonia de hombre. Obviamente con esto ella encantada te abrirá las piernas. —Responde Kendall.
— Pero yo no quiero tener eso con ella... Aún. —Reprende el ojos azules, con disgusto.
— No todo en la vida son buenos sentimientos.
— Y no todo en la vida son vaginas.
— ¡Como sea! —Dereck levanta la voz. — Hacemos esto para que aprendas a ser hombre, no para que te conviertas en el perrito faldero de West.
— ¡Bien, bien! Como ordene, su majestad. —Dice Joe con sarcasmo al mismo que rueda los ojos.
Dereck apretó la mandíbula, a veces este chico soltaba mucho la boca. Ya era hora de darle una lección.
Camino a él con paso seguro y apenas se plantó ante Joe, le propino un golpe a puño cerrado en la mejilla derecha.
— ¡Mierda! —Gritó Mark.
Kendall sólo atinó a estar serio, sabía que la paciencia del pelo negro no dudaría. Así que lo dejó ser.
Joe pasó un dedo bajo su nariz, sangraba, al igual que su labio y la mejilla, dolía, punzaba, casi suelta lágrimas si no fuera porque McDonell lo tomó por las solapas.
— ¿Vas a llorar? ¿No te defenderás? ¡Responde, Harrison! ¡¿Así piensa que ganarás a la rubia?! ¡¿Llorando?!
Entre tanto zarandeo, Joe dirigió sus nudillos directo a la nariz de Dereck, una vez que estuvo libre, propinó un gancho al estómago finalizando en patearlo en el pecho, haciéndolo que el equilibrio del pelo negro se fuera al suelo.
Mark y Kendall no sabían qué hacer.
— ¡¿Qué carajo te pasa?! —Quiso saber el ojos azules.
La habitación quedó en silencio hasta que la ronca voz de Dereck se presentó en risas.
— ¡No pude haberlo hecho mejor! Creo que hubiera sido mejor cobrarte por esto.
— ¿De qué hablas? —Cuestiona Mark, anonado.
— Joe, mi amigo —Se levantó. Y palmeó el hombro del mencionado. —, ve con esa rubia, te la mereces.
— No entiendo nada. —Admite.
— Nunca lo haces, y es mejor así —Negó divertido. —. Ahora, andando, a coger.
Kendall tomó la cazadora para entregársela a Joe con una sonrisa de aprobación. Por fin el nerd se convirtió en hombre.
Mark apretó la mandíbula, sacó un balde de pintura azul debajo de la cama y caminó decidido al trío.
"Por el amor... Y por mis testículos, no quiero que me castren." Pensó.
Y con esa idea en la cabeza, y cerrando los ojos, habló.
— ¡Miren lo que encontré-!
No pudo terminar la frase, pues tropezó con la pata de la cama, por lo que el envase de pintura voló por los aires.
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