Extra 2: Guerra Antigua
Habitación de Ivanna, Reino de Moria.
Yaryna desconoce en demasía muchas cosas previas de su nuevo cuerpo, específicamente, el del Balrog que ahora ella controla desde que terminó en este mundo magico.
Si bien es autentico que no tiene alguna duda acerca de cómo es que concluyó ahí o del hecho de cómo emplear varias de sus habilidades, tampoco es cono si fuese una pródigia en ese campo, en todo este tiempo, apenas y logró rascar un poco la superficie.
Sin embargo, estos día empezó a tener sueños pesados o más bien, pesadillas, desde que proclamo a Balín como en nuevo gobernante de Moria, siendo en esencia, una marioneta que hace todo lo posible para su nueva ama, quien esta atrapada en el cuerpo de un demonio de fuego y que logra cambiar a voluntad con la anatomía de una elfa oscura.
Aquellas escalofriantes visualizaciones son de otro tiempo, uno muy alejado a su época actual, quizá estando hace casi 5 o 6 milenios aproximadamente o incluso más al del presente.
Ella, mientras esta en el cuerpo de Ivanna, yace acostada boca arriba en el colchón de su cama y con la sábana tapandola hasta la parte interior del cuello, su rostro expulsa bastante un sudor frío desde la frente y la cercanía de sus orejas, las microexpresiones de sus ojos cerrado están fruncidos tanto desde la parte infeiorncomo la superior, presionando desde ambas partes.
A la par, sus mandíbulas están apretandose mutuamente y por momentos ella deja de hacerlo para expulsar suspirantes jadeos producto del miedo o del temor que aquella revelación influye en su ser, su cabeza se voltea de izquierda a derecha en un corto plazo, exactamente un par de veces, con tal de salir de esa pesadilla, de su ojo izquierdo, aún cubierto por su párpado, expulsa lágrimas de el mientras se sumerge en un sollozo más que forzoso.
Varios milenios y acontecimientos atrás.
Hace un largo tiempo ya que finalizó la primera edad del sol, todo inicio con la escapada de Melkor a la tierra media y el punto culmen de esta época da con esta última gran confrontación, la batalla final en Angband, la fortaleza de Melkor, el Ainur y Valar más poderoso de aquella época, y porque no, el primer y original señor oscuro.
En un pasado distante fue la creación más poderosa de Ilúvatar, su padre y hacedor, asi como el supuesto creador y protector de ese universo, una entidad divina de poder bastante formidable, uno que si se podría describir, almenos en teoría en comparación con sus creaciones, era infinito o almenos imposible de calcular para los seres de categoría menor.
Melkor se corrompió dada su necesidad de destacar, más no fue la causa, su interpretación de la vida era simple, ser el mejor al costo que sea necesario, considerando a Eä, el universo físico que su padre formó atraves de una melodía sinfónica y armónica cuyo nombre fue la gran música, como su patio de juegos personal y el propio reino en el que debía dominar o por lo menos, destruir.
No cabe dudas que al ser una criatura de poder superior al promedio y de paso, tener el privilegio de formar parte de las entidades más prominentes de su cosmos local, le hizo creer que la existencia le debía algo por su simple y mera presencia, fomentando un orgullo que si se hace alarde en una vulgar paralelismo, es casi como si un prodigioso niño al darse cuenta que nadie le superase, comience a pensar que solo por esa fortuna genética y deber de nacimiento, exije el derecho de hacer y tomar lo que se le dé la gana o darle tiempo a un burdo berrinche cuando no obtiene lo que desea.
Bueno, quien sabe, tener inmortalidad espiritual de facto no te hace sabio con la información, quizá haya sido el comportamiento de un joven arrogante y petulante, añadiendo además, a uno muy imprudente.
Habian ocasiónes en la que tras liberar el caos, y ser apresado por sus acciones, fingió arrepentirse profundamente una y otra vez disculpándose, siendo liberado indefinidas veces, únicamente para continuar incordiando.
Por si su insistencia no fuese hastiante, busco persuadir a los Valar para que lo nombraran y convirtieran en su señor en Eä, negandoselo debido a que el puesto pertenecería a su hermano Manwë, alguien casi tan poderoso como en algunos detalles, furioso, desató una guerra plenamente innecesaria contra los Valar, con una duración en eones hasta que el Valar Tulkas descendió a Arda, el planeta donde Yaryna sería reencarnada más tarde, y donde ambos seres divinos se disputaron en un combate singular de proporciones tiranicas y bíblicas, siendo esta la primera gran derrota de Melkor, siendo forzado a exiliarse de Arda por un tiempo prolongado.
El tiempo transcurrió y Melkor, quien en el futuro se autoproclamado dios del mal, retorno a Arda y secretamente dio forma a la fortaleza de Utumno, su primera capital y base de operaciones en el planeta, desde donde formó una gran conspiración, destruir las grandes lámparas que iluminaban el mundo.
Estos artefactos de origen mágico, fueron auténticamente lámparas que daban iluminación a la existencia en el mundo, otorgando la primer primavera asi como la vida, ambas estaban sostenidas por 2 pilares y con su destrucción, sus hermanos se retiraron y le dejaron momentáneamente como el amo y señor de la tierra media. Todo esto en la edad que llevaba su mismo nombre, la edad de las lámparas.
Tras el despertar de los elfos y su encadenamiento, el cual fue mucho más severo que las anteriores ocaciones, le obligaron a permanecer 3 edades confinado gracias a una cadena especial llamada Angainor, el objetivo fue hacerle reflexionar y que meditara en solitario, pero en lugar de eso, solo se encerró más y más en sus ideales.
Hay una frase que se le aplicaba y aún se formenta entre los hombres de este mundo, el cual dice: "dale a alguien poder y te demostrara como se comporta".
Como Valar, a Melkor se le conocía como un persuasor casi excelente, con una sabiduría más que amplia y también como un estratega habilidoso, un consejero en todo reglamento para cualquier gobernante, por no decir que con guía y entrenamiento, quizá haya sido un líder más que excepcional.
Pero en la otra cara, Morgoth, su naciente alter ego arrogante, seguía gobernando su vida sin ton ni son, sin nadie más que su ego con el que hacer dialogo, el joven Valar empezó a profundizar más y más su propia tumba.
Tras ser liberado después de pedir clemencia de su castigo, se le permitió vagar por el supuesto hogar de los elfos y Valar, Valinor, ubicado en las "tierras imperecederas".
Supuestamente un lugar donde la muerte nunca alcanzaba, una reverenda fachada, pues si bien es cierto que aquel pequeño continente era muy encantador, la mitad de las cosas dichas sobre ese sitio, por no decir casi todas, fueron una mentira muy elaborada por los Valar, quienes manipularon la conciencia de los elfos para que estos, en su credulidad e inocencia, tuviesen la sensación de que este lugar era un paraíso casi idílico.
Manwë fue quien solicitó esta petición, la cual fue concebida, como una forma de poner a Melkor a prueba y evidentemente, la fracaso de manera rotunda y volteandole la tortilla a sus "hermanos" y a su muy sorprendido padre, quien también puso mano ahi, dado a que se le colmo la paciencia con el carácter de Melkor.
Habian 4 razas de elfos en la isla y Morgoth convivió con ellos, y solo unos le hicieron oídos abiertos dada su reputación pasada, con paciencia depredadora, este les instruyó en la guerra y atiborro sus oidos con falsedades.
Cuando las mentiras salieron a la luz, Tulkas fue a buscarle al norte, pero en cambio, este se trasladó al sur para buscar a la encarnación del vacío, un lugar oscuro y terrible, aquel ser fue una bestia voraz que había existido desde antes que Eä fuese sido creada, Ungoliant.
El viaje fue largo y tras un convenio más que ajetrante e intenso, el valar logró convencer a dicha aberración de la naturaleza que tomó la forma de una gigantesca araña, esta insólita alianza retorno a Valinor tras bambalinas, apuñaló con su lanza sobre los 2 grandes árboles de Valinor y tras esto, su aliada engullo todo lo que estos tenias hasta desecarlos, después fue hacia donde se encontraba un talentoso elfo llamado Finwë y tras matarlo, tomó una jollas llamadas Silmarils, así como otras de menor tamaño.
Todo salió de acuerdo al plan. Sin embargo eso se esfumó cuando la gran araña, quien había absorbido toda esa energía y creció de manera gigantesca, optó por traicionar su promesa y empezó a glotonizar todo lo que se averiguó en su paso dentro de aquel continente, los Valar en coalicion combatieron como única oposición real y sin anticiparlo, ambos contendientes le otorgaron la exclusiva oportunidad a Melkor de escapar hacia la tierra media sin ser detectado.
Si bien la araña fue contenida y termino siendo expulsada del continente, los Valar y Manwë, concientes de que Melkor, ahora llamado Morgoth por ellos, fue el titiritero detrás de ese desastre, decidieron no tolerar más sus pretensiones y menos el intentar disuadirle de su mal encaminamiento, por lo que se optó por ir a la guerra contra el.
Este fue el inicio de la primera edad del sol, una época donde las fuerzas de los Valar y los Maiar leales a estos, se enfrentaron a Morgoth y sus distintos secuaces, entre ellos se encontraba su lugarteniente más poderoso y el encargado en jefe hasta la llegada de su mentor, Sauron en ese entonces decidió seguir a Morgoth y junto a Gothmog, el comandante supremo de los Balrog, mantuvieron en orden una masiva armería la cual se convirtió en la segunda y última fortaleza de Morgoth, Angainor.
Aquí se fabricaron armas de gran calibre y se dio a la crianza de los dragones, a la par de que se formento un crecimiento sin fin de orcos, algo lento pero sobre seguro para eludir la vigía de los Valar.
Algo que ninguno de ellos sabía, es que las repercusiones de las acciones de Morgoth ocasionaron que Ilúvatar, tras el encierro de su hijo, tuviese que aumentar el tamaño de Arda en un 40%, y sin que nadie más se diera cuenta, se fomaron 4 nuevos contienentes mientras que los anteriores o desaparecían para dar más lugar a los nuevos o eran destruidos por el irreversible daño.
Aquellos enormes paisajes de tierra permanecieron ajenos a todo este embrollo, tanto por la brutal influencia de Ilúvatar, como por la necesidad imperante de su insurrecto hijo de enfocarse únicamente en tomar algo injustamente que según el, le pertenecía, sin contar de su desconocimiento total de ese tema.
Aquellos lugares se conocerían más tarde con distintos nombres y debido a que fueron ocultados totalmente dada la existencia de una barrera mágica, se desarrollaron de forma completamente independiente y apartada de la Tierra Media, el último de los continentes originales en permanecer en pie, junto a un lugar que más tarde emegeria de las aguas y se llamaría Númenor.
Confrontaciones ocurrieron en toda esta temporalidad hasta el inevitable enfrentamiento final que duró casi 50 años, los últimos de la primera edad, la Guerra de la Cólera, y es aquí donde el actual cuerpo de Yaryna toma parte de la historia.
Para la batalla final en el asedio de Angainor, los Balrog se dividían en 2, los menores y los 7, estos últimos ganaron un renombre amplio durante todos los enfrentamientos y se convirtieron en los coroneles de Gothmog, quien era el general de los Balrog, alto capitán de Angainor, el encargado del ejército personal de Morgoth así como el miembro lider de su guardia pretoriana.
Un balrog de tamaño envidiable de casi 6 metros y que siempre cargaba consigo una gran hacha negra con propiedades ígneas, fabricada con magia y digna de ser llamada armamento demoniaco, así como una armadura natural de fuego, sombras, mithril y obsidiana, el único en su tipo.
Con un extraño yelmo con 2 grandes cuernos de hueso en los costados que se inclinaban en direcion frontal, además de cubrir sus ojos a excepción de sus flamantes cuencas, la cuales rebosan de un inmenso odio.
Pero eso, fue hace mucho, Gothmog falleció luego de un embate mutuo con uno de los elfos más poderosos de su época.
El elfo Ecthelion, señor de las fuentes de Gondolin, batió su espada contra aquel inmenso y feroz demonio, al notar que ninguno podría sobreponerse al otro sin morir, este decidió el llevárse consigo al propio general, hundiéndose ambos en las aguas de la fuente del rey.
El liquido solo hubiese apagado las flamas de su cuerpo si fuesen corrientes, pero al estas ser agua sagrada, el daño fue irreversible e infinitamente más peligroso, por lo que la pérdida de ambos fue una derrota total para el ejército de los Valar pero también le disminuyeron la fuerza a Morgoth para las defensas contra su asalto final.
En aquella ofensiva contra su fortaleza, apenas quedaban 2 millones y medio de orcos, casi 5600 de los primeros dragones de Morgoth, apenas 2000 de los casi 60,000 balrogs originales, por no decir que apenas y quedaban algunos hombres y enanos a su servicio que se contabilizaban en un poco estimable número de 100,000 entra ambas partes dentro de su ejército.
De los comandantes, excluyendo al propio Morgoth, se encontraban 3 que en este tiempo destacaron más que el resto.
Ancalagon el Negro, amo y señor de los dragones así como el temblor toprosferico. Un reptil alado con la capacidad de volver una espléndida mañana en una absoluta nube de terror y de un tamaño casi monstruos, rozando casi los 700 metros con toda su anatomía. Siendo la envidia de sus compañeros de la misma raza.
Su piel fue literalmente, casi imbatible y apenas recibió algún daño en combates, incluso ante centenares de grandes águilas que buscaron su derrota solo para sucumbir ante el y aún más de que se gastaron infinidades de flechas negras para la epoca, casi 7,000, todas en un extremo fracaso, y estas son un tipo de munición especial con la capacidad de atravesar las escamas de dragones.
El segundo, quien más tarde se convertía en su sucesor y el más poderoso de sus súbditos, Sauron. Un Maiar que en contraposición a los Balrog o Valaraukar, opto por una forma más elegante pero no por ello, menos malévola.
Su remarcado casco de 6 picos que destacan por la parte superior, eran para anular la vista de un carnoso rostro sin piel de color rojo purpúreo con coral claro, cuya maléfica sonrisa auténtica y ausente de labios, da un contraste tétrico con el único ojo de su centro, un gran globo ocular con una pupila de serpiente y la su iris siempre esta en un contenido voluble que refleja el interior de su alma, atestiguando auténticamente una serie de guirlandas de fuego.
Su apariencia siempre delató en ese ejercito que el es un ser superior a casi todos, incluso entre sus iguales, pues el no era un demonio menor o mayor como lo fue Gothmog, era y es, el diablo encarnado.
El sirviente y aprendiz más idóneo de un dios del mal.
Por último, el tercero de los 7 Balrogs Mayores, siendo ahora en ese entonces, apenas 5 de los 7 originales que habían existido previamente.
Tomando una disparidad con el anterior alto capitán, este ocupa una armadura plenamente hecha de mithril con una aleación especializada en ser inmune al calor, confiriéndole de ese modo, un tipo de yelmo ajustado en su rostro de la que sobresalían casi 16 púas inclinadas en direcion hacia atrás, con una disparidad de tamaño, aveces siendo medianas, pequeñas o grandes, siendo la única en la zona central, directamente en medio de la frente, un pinchó elevado de morfología peculiar, le da una característica propia que le hace destacar sobre el resto.
El nombre de este Balrog Mayor es Khāmuvīz, dada su extrema antipatía por todo lo que las razas de menor rango representaban para el, Morgoth le exigió que se impusiera con los de su propia especie y tomara el mando de los Balrogs restantes.
Dehecho, decidió hacerlo con un amplío disgusto pero tampoco es que pudiese elegir en perspectivas reales aún con su ya demostrará reticencia.
Todo este enfrentamiento precursor ocurrió en Beleriand, un subcontinente al oeste de la tierra media, el cual hoy en día, esta sumergido por las aguas del océano y olvidada por el tiempo.
Gracias a la fiereza de Ancalagon, la astucia de Sauron y el poder bruto de Khāmuvīz, lograron hacer retroceder al ejército de los Valar hasta las costas del continente en un contrataque exitoso pero que empezó a mermar poco a poco sus fuerzas, perdiendo el 34% total del ejecito como repercusión.
La desesperada medida de expulsión fue parcialmente efectiva hasta que Ancalagon perecio al momento en que Eärendil, un gran medio elfo al igual que Elrond, lanzó una gran batalla aérea comandando a las grandes aguilas de Manwë contra los dragones, una refriega muy igualada por parte de ambos grupos y en medio de la lucha, el comandante junto a su gran y mágico barco volador, el Vingilot, se sacrificó al acelerar a una funesta y suicida velocidad para literalmente estrellarse en el pecho del gran dragón, matándose en el proceso pero condenando a su oponente a descender sin parar mientras expulsaba sangre atravez del gorgoteo de su garganta y cavidades nasales, producto de la pulverización de sus pulmones tras las onda expansiva que vino en un daño cinético demoledor.
Mientras tanto, Sauron buscó el reorganizar las fuerzas terrestres y tomar el mando de los restantes sirvientes aerodinámicos de su maestro, salvo que estos al decaer sin la guia de su líder, con pérdida de moral y el acumulado desgaste fomentado por la estrategia de punta de lanza, llevo a que los pocos dragones, apenas unos 560, eligieran tomar una retirada definitiva y solo bastó para que fuesen eliminados uno por uno hasta el numero de unos 100, siendo estos afortunados, los de menor tamaño y que apenas sobrepasaban los 50 o 70 metros.
Sauron concluyó en una retirada y abandonó a su mentor a su suerte, quien fue vapuleado por todos los Valar, recibiendo una paliza grupal en la que ninguno de sus hermanos atendió a sus ya evidentes llamados de piedad, los cuales fueron denegados en acto.
Le encadenaron nuevamente con Angainor, la cual ya estaba mucho más mejorada para inmovilizarle del todo, cubriendo con cadenas sus piernas, antebrazos, brazos, el torso y el cuello, siendo arrojado al vacío intemporal, una prisión hecha exclusivamente para el, en la que no solo estaría condenado en cuerpo fisico, sino en espíritu y alma también.
En comparación con dragones, quienes aún podían reproducirse entre si, a los Balrog les fue mucho peor, casi todos ellos sucumbieron en la batalla concluyente y apenas unos 30 lograron esfumarse con vida, teniendo que retroceder y usar sus habilidades para convertirse, literalmente expresaso, en un humo negro y cenizo que cruzó las profundidades de toda la tierra media, muchos de ellos prefirieron irse más lejos y se ocultaron en distintas regiones del mundo, debido a que la barrera mágica no afectaba tanto el subterráneo más recóndito, así como un paulatino sorteo de los puntos más vulnerables, su dirección transcurrió sin problema alguno hasta la posterior perfección de dicha barrera, impidiendo que se reencontraran todos en un solo sitio.
10 de ellos, liderados por otro Balrog, uno de los 7 y en singular, uno de los 3 que quedaron con vida, se esfumaron a toda velocidad a un lugar de consistencia mágica al este de la tierra media, un continente desconocido para ellos y que fue el trayecto de 11 demonios de poder.
9 se fueron a 2 continentes más al sur, quedando separados, pues 3 se quedaron en uno que se encontraba en medio de la tierra media y los otros 6 siguieron su camino.
Otros 4, incluidos otro de los Grandes Balrog, fueron atrapados en el Sureste, casi todos en ruinas o en recónditos paisajes donde hasta hoy, continúan en su ininterrumpida siesta.
Por último, Khāmuvīz y 5 Balrogs menores se quedaron vagando en la tierra media hasta encontrar distintos destinos en los que asentarse e hibernar para más nunca despertar, almenos hasta que los codiciosos enanos de Khazad-Dûm hollaran su morada y le interrumpieran de su letargo.
Los dragones poco a poco se fueron extinguiendo y algunos sobrevivieron atravez de sus descendencia, entre ellos, Smaug, el último de ellos.
De ahí, el resto es historia, pero durante ese tiempo, la barrera ya estaba debilitándose gradualmenre hasta que se esfumó al iniciar la guerra de la última alianza.
La tierras imperecederas quedaron como un mito y esperanza para la mayoria de las razas, a excepción para los elfos de la tierra media, quienes ya habían aceptado su destino, y no les quedó de otra que asumir su rol en este mundo.
Actualidad.
Yaryna se levanto con un terrible espanto, con sus ojos fijos en el la parte superior de la recamara y el sudor frio deslizándose en la piel de su frente.
La pesadilla de vino en una visión del pasado bastante cruda, antes ya no había sentido y experimentado, pues retorno una serie de pensamientos fuera de su lugar, ideas que no eran suyas, como si.....ella no fuese la única con conciencia ahí, quizá había una más, aún dormida pero todo podría cambiar si algo le hacía perder el control o peor, si aquello volvía a salir, quedándose como una espectadora más de algo que jamás había pedido.
Nadie en la tierra media estába consciente del resto del mundo hasta hace unos cientos meses, les guste o no, deberían lidiar con nuevos amigos tan benignos como esta chica o amenazas externas que quizás hagan dejar al Rey brujo como un mero niño mimado.
Tras estar así por 10 minutos, ella dejó de ahondar en sus pensamiento tras sentir una presencia familiar, una que hace tiempo ya asociaba con un aura y momentos alegres. Tras lograr propulsar su torso hacia adelante con el resto superior de su cuerpo, lo noto.
Su maestro esta parado enfrente suyo, y no se encuentra nada feliz.
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