Problemas en ciudad Azulona.

Narro yo   :D


"Te extraño."

"Yo también. ¿Cómo estás?"

"Muy bien. Estoy muy emocionado, quise volver a intentarlo en la liga pokemon de kanto y ya tengo tres medallas."

"¿Tan pronto? ¡Genial! Yo me enteré que en los concursos pokemon de Hoenn los entrenadores deben combatir entre ellos. Nunca tuve una batalla individual con buenos resultados, así que decidí retar a muchos entrenadores para hacerme más fuerte."

"¡Lo lograrás! Esfuérzate mucho"

"No puedo evitar pensar en ti en cada combate. Eres mi inspiración..."

Gary estalló en un grito de sorpresa y alegría que llamó la atención de Satoshi.

—Demonio, tarado ¿cuándo me quitaste el celular?

El castaño se encogió de hombros y luego intentó seguir leyendo los mensajes entre su compañero y la chica misteriosa, pero éste se adelantó a arrebatarle el apatato.

—Así que al final no desperdiciaste tu tiempo, mostaza —se burló el nieto del profesor Oak— "esfuérzate mucho, lograrás todo", "Oh, te pienso cuando pateo traseros de novatos. Tu trasero me inspira" —remedó Gary mientras colocaba ambas manos trenzadas al costado de su cara como imitando una almohada en un gesto de doncella. Satoshi lo golpeó con fuerza en el hombro.

—Ya cállate.

—¡Picarón!

—Si vuelves a tocar mis cosas te bajaré los pantalones en público.

—Tú solo quieres verme los chones, deja de inventarte excusas.

—Eres un tarado. Apúrate, ya casi llegamos.

El azabache giró en una esquina desde la cual pudieron ver un edificio con forma de flor de Villeplume. El gimnasio era lo más destacable de esa ciudad, más allá de sus famosos perfumes.

Tocaron el timbre y una puerta mecánica separó sus hojas para darles espacio, permitiéndoles llegar a la bella recepcionista que los observaba con una sonrisa falsa de vendedora impresa en su rostro. Gary tomó la iniciativa adelantándose a Satoshi.

—Hemos venido a retar a la líder del gimnasio.

—Por supuesto, yo iré por ella —respondió la recepcionista—. Pero mientras esperan, ¿gustarían unas muestras gratis de perfume?

—¡Si, nos encantaría! —Se apresuró a decir Satoshi por si las dudas de que su compañero se negara al ofrecimiento. La muchacha los roció con una fragancia el roble y la menta y con una gran sonrisa en el rostro les preguntó.

—¿Les gusta?

Ambos chicos asintieron sin decir una palabra. Ella se retiró unos minutos tras los cuales regresó precedida por Erika, la líder del lugar.

—Tú eres el nieto del profesor Oak —lo reconoció de inmediato—, y tú ya habías estado aquí. ¿Volverás a enfrentar la liga?

—Así es.

—¿Sabes que solo tienes una semana para el inicio de la liga pokemon?

—Soy conciente.

—Entonces espero que estés preparado para este desafío. Déjame decirte que en este gimnasio no toleramos que un entrenador novato presione a sus pokemons solo porque no se levantó a tiempo para obtener las ocho medallas. Espero que estés a la altura de lo que pretendes.

—Lo está —intervino Gary, lo cual sorprendió a todos, en especial a Satoshi.—. Créeme, él te sorprenderá.

—Me puedo fiar de la palabra del nieto de la eminencia en pokemons. Muy bien, al campo de batallas.

Erika caminó adelante acompañada por Gary mientras que el azabache iba detrás meditando lo que ella le acababa de decir. ¿En verdad no estaría siendo duro con píkachu al exigirle tanto?

Cruzaron un pasillo con muros de cristal desde los cuales podía ver múltiples jardines repletos de pokemons de tipo planta hasta llegar a una arena de combate simple e indecorosa. Erika se posicionó del otro lado del campo y una de las muchachas del lugar auspició el oficio de referee.

—Muy bien, ésta será una batalla pokemon de tres contra tres.

—¿Puede ser seis contra seis? —interrumpió Satoshi descolocando a Gary que sabía que él solo contaba con píkachu y Pidgeot.

—Lo siento, éstas son las reglas. ¿Entrenadores, están listos?

—¡Erika, espero que vengas con todo! —exigió el mostaza.

  —Por supuesto —gritó la líder del gimnasio.

—¡Muy bien, comiencen!

Erika eligió a Tangrowth, y la rata amarilla fue la elección del chico de pueblo Paleta. Tangrowth comenzó utilizando poder pasado, lo cual píkachu interceptó con una electriball. A continuación un ataque rápido de Pikachu fue detenido por el látigo cepa de Tangrowth, pero la rata se libró rápidamente utilizando su cola de acero y liberando un ataque de electriball múltiple. tres esferas de energía hicieron blanco en el cuerpo de Tangrowth el cual reaccionó utilizando campo de hierba, un movimiento que debería devolverle algo de salud, pero Píkachu no le permitió continuar con su estrategia y, acertando un bestial cola de acero, derrotó al enorme pokemon dejando con la boca abierta a la líder del lugar.

—Debo admitir que la relación que tienes con tu píkachu es fenomenal, nunca antes alguien había venido aquí a salirse con la suya utilizando a un pokemon eléctrico. Eres bueno, pero es mi deber como líder de gimnasio ser mejor. ¡Vileplume, te encargo a ti esa tarea!—bramó la líder Erika, extasiada por la pelea. El ícono del gimnasio hizo acto de presencia y se vio inmediatamente fortalecido por los efectos de campo de hierba que aún seguía activo. — Mega agotar.

El Píkachu sufrió los efectos del ataque a cambio de acercar un furioso impac trueno continuado como el que había utilizado en gimnasio de ciudad Plateada. Las esporas de Vileplume volaban por todos lados inundando de aromas y sensaciones el ambiente, pero Píkachu no se rendía.

—¡Ácido! —ordenó la chica, pero cuando su pokemón se disponía a obedecer, algo lo hizo detenerse— ¡Vileplume! —gritó Érica, aunque el susodicho no reaccionó, solo se arrodilló y con lo úlitmo de sus fuerzas intentó efectuar la orden recibida de parte de su entrenadora. Píkachu no se preocupó mucho por éste último movimiento, solo lo destruyó utilizando cola de hierro.

—¡Vileplume no puede continuar! —anunció asustada la referee.

Érika estaba preocupada. Sujetó una pokebola temblando por la duda que la poseía y, aún sin resolver si hacía lo correcto o no, la arrojó gritando el nombre de su último pokemon.

—¡Venasaur, yo te elijo!

Satoshi no comprendió por qué el gesto de terror expreso en el rostro de la joven, más, desde su sitio le gritó para darle ánimo.

—¡No temas a tu poder! Yo quiero ser un maestro pokemon y no lograré crecer como entrenador si no vienes a mi con todo.

El comentario logró su objetivo tranquilizando a la líder. Erika sonrió y acarició la pokebola de la cual había salido Venasaur. Había algo raro en ella.

—Recibe el poder de nuestros vínculos profundos. ¡Venasaur, mega-evoluciona!

El asombro se apoderó del rostro de Gary y de Satoshi mientras que lazos de energía salían de la key stone incrustada en la pokebola haciéndo reaccionar la megapiedra que se encontraba oculta debajo de la planta de Venasaur. El enorme ser incrementó aún más su tamaño y la planta de su lomo se desarrolló. Docenas de látigos salieron de su lomo e impactaron en diferentes zonas del gimnasio. Píkachu los esquivó como pudo acelerándose con un ataque rápido infructuoso el cual nunca logró acercarse a más de cinco metros del mega venasaur y fue intervenido por un látigazo. Los truenos no demostraban tener ningún efecto y el tiempo que dedicaba a elaborarlos lo convertían en blanco fácil.

Venasaur comenzó a cargar un rayo solar mientras intentaba inmovilizar a su presa utilizando los látigos, pero Píkachu se defendía blandiendo su cola de acero a manera de espada. No había estrategia eficiente, el pokemon de tipo planta tenía la habilidad de preparar ese potente ataque mientras efectuaba una lluvia de lianas que atentaban con terminar con la carrera de su Píkachu. La emoción del combate había llegado a tal punto de adrenalina que Satoshi había olvidado que aún le quedaban otro pokemon, sentía que ésto era un todo o nada.

El rayo solar se disparó. En ese momento el éxtasis de la batalla había nublado los corazones del entrenador y su roedor eléctrico generando un pequeño instante en el cual ambos fueron uno. Un potente ataque eléctrico brotó del interior de Píkachu resistiendo la descarga violenta de Venasaur y frenando completamente su ataque.

Satoshi sentía la energía correr por su cuerpo, se sentía más unido a Píkachu de lo que había estado en años. Ordenó un ataque rápido para engañar al pokemon mega evolucionado el cual intentó detenerlo nuevamente con sus látigos cepa interminables, pero esta vez la velocidad del pequeño roedor fueron superiores esquivando cada golpe hasta posicionarse frente a Mega Venasaur el cual recibió un golpe doble, mezcla de ataque rápido y cola de acero.

Erika no quería perder. Su pokemon inició un último ataque de hoja afilada y el del azabache contra atacó con un increíble atack trueno, el cual chamuscó las hojas abriéndose camino hasta llegar al Mega Venasaur, derrotándolo finalmente.

Los entrenadores se observaron en el más profundo silencio mientras que Mega Venasaur regresaba a su forma normal, tendido en el suelo y la referee declaraba la victoria del mostaza el cual bajó el rostro, sonrió y se acercó a su Píkachu para felicitarlo por la victoria.

—¡Has estado increíble! Juraría que tu pokemon y tu eran uno solo.

—Yo también lo sentí.

—¡Te movías como un Píkachu! —Se burló Gary.

—¡No hacía eso! —Trató de defenderse el mostaza, pero...

—De hecho, si lo hacías. Su sincronía era perfecta, parecía que peleaba contra algo fuera de mi alcance. Nunca antes alguien había vencido a Mega Venasaur. Reconoceré tu superioridad en batalla y el vínculo que te une a tu pokemon con esta medalla arcoiris.

El chico tomó la medalla con delicadeza, la observó lleno de alegría y agradeció haciendo una reverencia.

—Muy bien, ya no nos queda nada más por hacer aquí. ¿Gary, nos vamos?

El susodicho se rascó la cabeza y apartó la mirada antes de contestar.

—De hecho mostaza, hay algo de lo que te quiero hablar... Bueno, es que... Hablé con Erika unos momentos antes de que empezaras tu batalla y la verdad es que vendría muy bien a mi investigación el poder pasar un tiempo con alguien que pueda megaevolucionar a su pokemon. Sé que me necesitas, pero yo necesito esto. ¿No te ofendes si me quedo aquí por un tiempo? Sé que me extrañarás, pero tienes todo lo que hace falta para ganar la liga en ti y en ese pokemon, y eso quedó más que demostrado en esta última batalla.

—Yo... —respondió Satoshi confundido— Comprendo. Esto es importante para ti, nunca interferiría. Cuida bien a Fearrow, ¿quieres? Y no te rindas. 

—Si.

—Estaré esperando por noticias de tu investigación. Yo también tengo la mía por delante. Adios, amigo.

—Adiós, mostacilla.

Los eternos rivales se despidieron chocando sus puños. Satoshi cruzó las puertas del gimnasio convencido que ellos dos se volverían a ver, y que por ahora ambos estaban en el camino correcto.



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Nota de autor: Este capítulo va dedicado a JonathanCurivil por ser el primero (y el único) en votar (hasta ahora). Espero que lo estén disfrutando mucho! Un saludo para todos ustedes y no se olviden de votar y comentar :)

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