No te voy a dejar caer.
Narra Serena.
«Concéntrate, yo sé que tú puedes...» Delphox destrozó el Giro fuego de Blaziken con un blandir de sus garras y el tablero con una barra circular debajo del rostro de May cambió un poco de su tonalidad amarillenta por un color mucho más apagado, al tiempo que el público estallaba elogiando la acción de mi zorra ígnea.
Yo estaba muy nerviosa; a pesar de que no era mi primer concurso, combatir contra una amiga no era la mejor manera de llevarlo adelante, pero estaba segura que la castaña no se contentaría con saber que la dejé ganar. Después de todo ella ya tenía todos los listones necesarios. Puse mis ojos en Delphox consciente que íbamos perdiendo para verla evadir mares de fuego y golpes interminables... Si tan sólo lográramos concretar este ataque, aún si no alcanzábamos la victoria yo podría salir de ese lugar convencida de haber hecho nuestro mejor esfuerzo.
«Vamos, tú puedes, debemos darles un espectáculo.» Mi pokemón concentró su poder y en un estallido de tonalidades rojizas y amarillas arrojó su mejor Llamarada, lo cual en verdad no era lo que yo esperaba. Blaziken imitó mi último movimiento partiendo a la mitad el fuego de mi Delphox para luego acercarse a gran velocidad e intentar conectar uno de sus golpes corporales para ser recibido por el Poder oculto de mi compañera, movimiento que sin embargo no logró igualar el marcador. Ya sólo quedaban escasos segundos y la presión sobre nosotras dos era avasallante. ¿Acaso nadie piensa en lo duro que es el hecho de que dos compañeras se deban enfrentar en una competencia? ¿Qué debía hacer?
May se veía tan confiada que hasta lograba despertar un poco de envidia en mí. Nos habíamos vuelto grandes amigas desde que Satoshi le pidió que me acompañara en mi viaje. Ella sabía todo sobre los concursos y también sobre las ciudades de esta región por lo que su compañía me resultaba invaluable y no me sentía bien al pagárselo de esta forma... No quería ganar, o mejor dicho, no quería que ella perdiera.
«¡Concéntrate Delphox, ya no nos queda nada de tiempo!» Entonces, mi zorra pokemón fue alcanzada por mis sentimientos y logró corresponder a ellos dejando salir una hermosa Llama embrujada que al desprenderse de su boca se convirtió instantáneamente en cientas de mariposas las cuales revolotearon al rededor del cuerpo del confundido Blaziken para luego estrellarse contra él sin permitirle programar defensa alguna. Ese momento, ese mínimo instante que transcurrió entre que Delphox logró al fin concretar en un concurso el fruto de horas y horas de trabajo duro y el momento en que un sonido ajeno indicó que el tiempo del combate había terminado, fue simplemente mágico para mí y para mi pokemón.
Nos miramos asombradas una a la otra sabiendo que ya nada importaba, que después de todo lo habíamos logrado juntas y que eso valía más que cualquier listón, llave o aplauso que provinieran del exterior porque este premio de crecer unidas era solamente nuestro, no obstante a lo cual el marcador nos quitó de nuestra órbita al anunciarnos como la dupla ganadora.
Enmudecí al instante, ¡me sentía feliz!... realmente feliz. Apreté mis manos contra mi pecho forzando mis emociones a acallarse para no hacer que mi maestra derrotada se sintiera mal, ella había estado fabulosa. Ambos pokemóns combatientes se saludaron con una sonrisa y la ex compañera de Satoshi en Hoenn junto a quien lo acompañara en Sinnoh corrieron a mi encuentro emocionadas por esta nueva victoria.
Era asombroso para mí ver como las personas podían felicitarse, saludarse y tratarse como amigas tras cada competencia pokemón, independientemente de si se tratara de un concurso o un combate. Ellos simplemente fortalecían sus lazos con cada enfrentamiento y a menudo surgían vínculos de los más variados entre quienes compartían su vida con pokemons de especies diferentes. De algún modo los vínculos entre humanos y pokemóns hacían que ambos crecieran así como le había sucedido al Greninja de Satoshi.
Mi premiación fue breve y emotiva, cosa que realmente agradecí puesto que estaba muy cansada, luego nos dirigimos a un café cercano a compartir un helado y relajarnos tras toda la presión de salir ganadoras.
—Guau, hoy estuvieron fantásticas —comentó Dawn mientras esperábamos nuestros pedidos sentadas afuera del local.
—En verdad no esperaba ganarte —meditó May a manera de respuesta—, Piplup me parece más poderoso cada vez que lo enfrento. ¿Cómo es que un pokemón tan pequeño puede ser tan fuerte?
—Mi Piplup es pequeño porque no evoluciona, pero llevamos tanto tiempo viajando juntos que ha ganado mucha experiencia.
—No lo quisiste evolucionar, ¿cierto? —inquirí ahogando una risotada al ver al pequeño pingüino pararse de manera presumida en el camino de los transeúntes para luego asustarse al escuchar al mozo llegar con nuestros pedidos y pegar un salto intentando esquivarlo.
—Lo siento —se disculpó la entrenadora del pokemón de agua—, él es muy travieso a veces.
—Está bien, no lo vi por cargar con la bandeja —respondió el muchacho dejando las tacitas junto a una gran rebanada de pastel de crema de chocolate con naranjas sobre la mesa.
—¿Entonces? —retomé mi pregunta cuando el empleado del bar se retiró.
—Tienes razón, Serena. Él no quiere evolucionar aún, y yo lo amo como es. No lo voy a obligar a hacer algo que no quiera.
—¡Eso es hermoso! —comentó May emocionada— Un pokemón y su entrenadora que se quieren y se respetan es la mejor demostración de amor sobre este mundo... después de la de Serena por Satoshi, obvio. —Sabía que May no perdería oportunidad de intentar ponerme nerviosa, siempre era igual.
Ambas muchachas comenzaron a improvisar chistes por montones, repitiendo religiosamente sus favoritos sobre mi último encuentro con el entrenador azabache hasta que se nos hizo tarde y decidimos regresar al centro pokemón. Caminamos entre bromas, empujones amistosos y chistes que ahora se centraban en May y Drew hasta que de pronto algo grande salió de entre las sombras y me golpeó repentinamente.
—Serena, ¿estás bien? —preguntó preocupada May mientras que Dawn intentaba detener a la criatura.
—¡Tiene mi bolso! —acusé logrando que ambas chicas olvidaran asistirme y salieran disparadas tras aquel ser cuya identidad no habíamos podido adivinar.
Me levanté de un salto y corrí tras ellas. Sólo lograba ver la espalda de May escabulléndose y reapareciendo entre árboles y hojas, troncos caídos, rocas y demás elementos del bosque. Una manada de Zigzagoons salvajes me hizo frenar en seco, pero la desesperación me obligó a saltar sobre ellos y seguir mi marcha a toda velocidad. Al llegar a un claro me encontré a May y a Dawn rodeando a una chica de pelo rosa y a su pokemón el cual sostenía mi bolso con un gesto de enfado.
—Ríndete, esas cosas no te pertenecen —exigió la peliazul. De pronto yo reconocí a la muchacha.
—Oye, tú estabas en el concurso ¿no es así? ¡¿Qué pretendes robándote mis cosas?!
—¡Tú no te merecías este listón, yo sé que ustedes hicieron trampa! —gritó la chica enfadada. Su voz sonaba al borde del llanto dándome a comprender que, en realidad, no sabía lo que estaba haciendo.
—¿Por qué lo dices?
—Las tres se conocían, ustedes la dejaron ganar —respondió recuperando de a poco la confianza hasta parecer amenazante—. Es obvio que eres la peor, convenciste a tus amigas expertas de eliminar a otras competidoras para que luego te dejaran a ti el título, ¿no es así?
Las tres la miramos confundidas, no sabíamos si lo correcto sería sacarla de su confusión o sólo darle una patada en las costillas.
—Somos amigas, pero también coordinadoras. No dejaríamos que una de nosotras obtuviera premios que no mereciera, nos apoyamos para crecer—explicó Dawn—. Serena lo ganó dignamente
—Yo realmente quería ganarle —confesó May llevándose una mirada furiosa de mi parte.
—¡Ella no me ganó límpiamente! —se quejó la otra muchacha— Seguramente los pokemóns que usó eran de ustedes.
—Delaphox es mi compañera, es un pokemón de Kalos, ¿ves? Igual que yo.
—Eso no significa nada, cualquiera puede transportarlo.
—¡Si quieres quedarte con el listón, hazlo, pero por favor, devuélveme mi bolso ahora!
—Oblígame.
Mis compañeras se sorprendieron a sobremanera frente a mi petición, pero yo sabía que lo que llevaba en el bolso era lo más importante, mucho más que cualquier concurso, mucho más que mi sueño inclusive.
—¡Ya basta! —gritaron Dawn y May casi al mismo tiempo. La castaña prosiguió— Vas a devolverle ese bolso a mi amiga por las buenas o por las malas.
—Pues entonces que sea sólo por las malas ¡Ambipom, cola de hierro!
Pensé que debería pelear para vencerla, lo cual me hizo sentir muy nerviosa, pero mis amigas fueron más rápidas y ordenaron a Blaziken y a Buneary que sostuvieran al primate pokemón y a su entrenadora inmovilizándolos sin mayor confrontación.
—Dame eso —refunfuñó Dawn mientras que le sacaba el bolso al pokemón de un arrebato—. Ten, Serena.
—Muchas gracias.
Ambas sonreímos al ver que el problema estaba resuelto y luego nos pusimos a deliberar qué deberíamos hacer con aquella entrenadora.
—Escuchen esto: puede que tengan todos los listones pero nunca serán buenas coordinadoras si no aprenden a forjarse solas como lo hemos hecho cada una de nosotras.
Nos reímos inconscientemente al oír aquel comentario. Yo fui la que se adelantó a disculparse.
—Perdón, pero cada una de nosotras desarrolló su experiencia en los concursos al estar juntas. Viajar con amigas siempre es mejor y además puedes aprender mucho más —ella giró su rostro rechazándome nuevamente pero no me rendí—. Si quieres puedes entrenar con nosotras. Te Ayudaremos a mejorar.
La entrenadora al fin atendió a mis palabras volteando la vista hasta encontrarse con la mía.
—¿Y me enseñarán todas esas combinaciones y bailes asombrosos que utilizaron?
—¡¿Tenemos que hacerlo?! —protestó May— Esta chica me cae mal.
—¡Será divertido! —esta vez fue Dawn quien habló— Yo también hubiera querido tener algo de ayuda de los que ya pasaron por varios concursos cuando era una novata.
—¡Si! —asentí yo. De alguna forma le estaría devolviendo a alguien todo lo que yo recibí de aquellas dos coordinadoras.
Nos pasamos el resto de la tarde practicando diferentes combinaciones tal como se lo habíamos prometido. Al final de la jornada todas acordamos volver a vernos al otro día en aquel claro a la misma hora. La noche pasó y tras el almuerzo, antes de salir a ver a la entrenadora, May al fin se atrevió a preguntarme algo que venía guardando desde el día anterior.
—Oye Serena, cunado reclamabas por tu bolso no pude evitar notar que lo que más importancia tenía para ti no eran los listones sino lo que llevabas dentro. ¿Qué es esa cosa tan importante que llevas ahí, eh?
La miré divertida mientras que ella clavaba su mirada sobre la mía sin dejar de manifestar la seriedad de su pregunta en el rostro.
—El otro día, en ciudad Malvalona, antes de que ustedes llegaran Satoshi me encomendó que cargara con un objeto muy importante.
—¿A qué te refieres? —Esta vez fue Dawn la que se acercó a preguntar. Yo le respondí.
—¿No te resultó extraño que Satoshi y los líderes de los gimnasios les asignaran una misión a cada uno de sus compañeros menos a nosotras?
—Pues... Si, pero... —Quiso contestarme May pero yo la interrumpí.
—Lo que pasa es que en realidad él nos asignó la misión más importante, y ésta estaba oculta justo en este bolso.
Mientras decía esto extraje del interior de mi mochila un objeto sólido, como si fuera la caparazón de un caracol de mar repleta de desembocaduras y de un color violeta apagado con detalles en rojo. El artefacto parecía muy antiguo.
—¿Eso es un adorno? —quiso saber Dawn pero yo lo negué con un gesto de la cabeza.
—No precisamente. Este objeto se llama Flauta azur, y si cayera en malas manos sería muy, muy peligroso.
—¿Por qué lo dices? ¿Para qué sirve?
Yo estaba emocionada por responderle a mis amigas, pero cuando estaba apunto de hacerlo algo llamó poderosamente nuestra atención.
—Oiga enfermera ¿podría subirle el volumen de las noticias? —dijo Dawn. Joy cumplió con la amable petición y pudimos escuchar los últimos lapsos del noticiero de la tarde.
«Las autoridades están desalojando todas las poblaciones aledañas puesto que el peligro que representa la destrucción de Yveltal avanza en dirección al sur por la ruta número uno, tras haber evadido ciudad Verde. La policía junto a un grupo de entrenadores intenta hacer frente al legendario pokemón de Kalos, pero éste los evade sin dejar de...»
En ese momento no pude seguir escuchando las palabras de aquel reportero. Algo en la pantalla del televisor me dejó anonadada al tiempo que la figura heroica de Satoshi era enfocada persiguiendo al amo de la destrucción. Mi corazón se paralizó, una sensación de miedo y desesperación me invadía haciendo que sintiera mis manos sudadas mientras que el frío erizaba mi piel. No sabía qué hacer, cómo ayudarlo... La voz de Dawn me hizo reaccionar de mi letargo.
—Serena...
La observé aturdida por mis propios pensamientos.
—Sé cómo te sientes, pero no podemos hacer nada. Debemos confiar en ellos.
Miré la pantalla de la tele como quien observa un restaurant desde afuera, sin tener un solo billete en el bolsillo. Lo miré como un ave tras las rejas apreciando el cielo sin poder unírsele, como un Romeo a su Julieta desde abajo del balcón, sin escaleras ni medios para trepar, con el temor de no volver a verla nunca y la esperanza de encontrar alguna manera de hacer algo... lo miré como aquella vez antes de empezar mi viaje, cuando veía a Satoshi saltar desde la torre de ciudad Luminalia al encuentro con su Pikachu. Aquella vez no pude hacer nada, al igual que ahora. ¿Cuántas veces me vería a mi misma como detrás de alguna pantalla, codiciando el sostener la vida en peligro de aquel entrenador de pelo alborotado, siempre en riesgo porque no podía estar sin jugarse todo por los demás? ¿Acaso era egoísta al desear encerrarlo entre mis brazos y no dejar que se soltara, o al fin acompañarlo en la caída sin importar si un mega Blaziken acudía a nuestro rescate o alcanzábamos el vacío con lagrimas de amor derramadas sin pensar en nada más? Me sentía débil, pero definitivamente no lo dejaría irse así, no permitiría que el horrible rayo de Yveltal lo apartara una vez más de mí.
—Si Dawn, es verdad que debemos confiar en ellos, pero no todo lo demás. Yo puedo hacer algo.
Enfrenté mis miedos y abusé de mi confianza para ir a su encuentro. Aquí estoy, alma de mi alma. No te voy a dejar caer.
Nota de autor:
Hola a todos! Espero estén disfrutando esta obra que ya casi se termina. Tuve que cambiar la descripción porque la idea original era que Satoshi recorriera todas las regiones, pero se me hace muy pesado y sin querer la trama avanzó hacia otro lado, cosas de la vida. En fin, esta semana subo el prólogo de mi nueva obra donde narre las aventuras de Serena en Hoenn hasta llegar a este capítulo, estén atentos. También quiero agradecerles por todo el apoyo recibido, me emociona ver cada voto y comentario, de verdad, gracias por todo eso. Por fin quisiera recomendarles obras que a mi me encantaron sobre pokemón como lo son "es como verme en un espejo" de fei222, "Tu cambiaste mi vida", gran obra de DiegoHernandezSanch4 que por algún motivo no está continuando, pero que de verdad vale la pena, "verano azul, invierno rosa" de xAngyLopez (ojalá pudiera escribir como ella, los fanáticos de las tramas románticas la van a amar), "lo que siento por ti" de virgifedeli, una de las mejores autoras con muchos más fics en otras plataformas y por último "¡De vacaciones con los Ketchum!", obra de AltairTheAssassin subida hace mucho a la plataforma fanfiction que kengi-shimura copió como propia en un acto repudiable.
Éstas son solo algunas de las que más me gustaron, pero por el momento no se me ocurren otras. Ojalá nos encontremos nuevamente en el final de esta obra y también en las que le sucedan. Gracias una vez más!
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