La chica de la destrucción

—¡Satón! —gritó el pequeño genio apenas ver al entrenador confundido que protegía con su propio cuerpo a sus pokemóns al borde de caer debilitados.

—Serena... —susurró éste casi ignorando a Hoopa—. No debiste venir hasta aquí, es muy peligroso. —La chica no le hizo caso. ¿Qué le importaba a ella el peligro si el chico que la cambió la vida estaba a punto de perder la propia?

—Vaya manera de agradecérmelo, te volviste descortés —comentó ella a fin de no dejarlo hablando solo—. Veamos, un Yveltal, cinco Houndoom, tres Gengar, un Tiranitar, tres Absol... Si, es todo un arsenal, y todos están mega evolucionados. Hoopa, ¿me haces los honores?

El pequeño pokemón asintió para luego elevar sus manos generando anillos en el aire de los cuales un grupo de legendarios comenzaron a aparecer como por arte de magia a fin de enfrentar al regimiento de pokemons malvados controlados por el equipo roquet.

—¡Entei, Raycou, Suicun! —gritó el joven al ver a los primeros en aparecer desde los aros

— ¡Rayquaza, Articuno, Zapdos! ¡¡mi Moltres!! —Este último en verdad lo emocionó. Poco a poco las cosas se iban volviendo más parejas para el equipo de Satoshi. Serena se acercó a él y lo ayudó a levantarse tendiéndole una mano, la cual el azabache aceptó con gusto. Trató de acercarse a ella, pero un disparo los hizo saltar hacia lados opuestos.

—¡¿Vine hasta aquí sólo para poder estar con él y tú lo arruinas?! —gritó la pelimiel enfurecida con el Absol autor de aquel Tajo umbrío—. Esto no te lo perdonaré. ¡Charizard, yo te elijo!

Satoshi observó feliz como si viejo compañero emergía desde la pokebola en las manos de su amiga para hacer frente a aquel pokemón siniestro.

—Serena, yo me encargaré de él. Déjame pelear con Charizard.

—Si no te molesta, creo que él está mejor conmigo.

—¿A qué te refieres?

—Ya lo verás —respondió la muchacha para luego dirigir toda su atención hacia el lagarto naranja que se esforzaba por evadir los disparos del mega pokemón rival—. En estos últimos días él y yo nos volvimos muy unidos, me salvó de muchas amenazas y nuestro vínculo se volvió cada día más fuerte —La voz de Serena sonaba encantada, como si lo que decía formara parte de un hechizo capaz de borrar todo el panorama crítico en el que se encontraban—. Charizard, mostrémosle la potencia de nuestros lazos, ¡mega evoluciona!

Ante la mirada atónita del muchacho, Charizard recibía unos hilos de luz que emanaban desde la piedra llave que Serena llevaba adornada por el lazo azul de su pecho, aquella que en otra oportunidad él le había mencionado tras verla a través de la pantalla del holovisor, y al unir su poder al de la performer su anatomía variaba ligeramente hasta alcanzar la forma de su mega evolución Y. Una mezcla de sensaciones raras se apoderó del entrenador; por un lado estaba feliz de ver el vínculo que ella había desarrollado con aquel que fuera uno de sus primeros acompañantes —Serena tenía un don especial para vincularse con los pokemóns, aún los más austeros o tímidos— pero por otro lado, ese no era un pokemón cualquiera, era Charizard... su Charizard.

 Al verlo mega evolucionar correspondiendo al vínculo que había formado estos meses con ella se sintió un poco disminuído, pero acabó por aceptarlo como algo normal. Después de todo, Charizard había compartido demasiado con Satoshi. No era raro que pudiera vincularse de una manera profunda con aquella mujer puesto que él mismo sentía esa conexión con Serena.

Una batalla pareja se entretejía entorno a ambos entrenadores mientras que luces de todos los colores chocaban desparramando humo y destellos hacia todas direcciones, purgando de calor ciertas zonas y llenando del mismo otras tantas. El azabache distraído tenía su mirada fija en la entrenadora que viniera a salvarlo; sabía que ella era fuerte, sabía que estaba ahí por él, sabía que si no hubiera venido probablemente él estaría muerto desde hace varios minutos, pero también sabía que ella corría peligro, que Yveltal era de temer y que no podía permitir que la lastimaran. Se acercó a la adolescente ignorando los estallidos a su al rededor, con la intención firme de sostenerla entre sus brazos para sentir que podía protegerla cuando unas voces conocidas lograron despertarlo del trance en que se sumergía cada vez que se encontraba con la imagen de la muchacha.

—Prepárense para los problemas.

—Y más vale que teman.

—Oh, no... —susurró el muchacho al divisar las figuras de Jessie, James y Meowth volviéndose cada vez más nítidas entre el polvo, el humo y el vapor generado por las colisiones del conflicto en desarrollo. Pikachu se levantó tambaleando y Greninja lo imitó de inmediato. El muchacho ordenó a su Moltres que los enviara a volar con su Lanzallamas y éste obedeció a su entrenador, pero el efecto no fue el esperado puesto que de la shadowball de James el robusto cuerpo de Regirock apareció convirtiéndose en un moro imposible de atravesar el cual cubrió a los soldados del ataque del pokemón flama.

Hoopa trataba de traer a más amigos a ayudarle pero ellos se negaban a dar una mano: eran conscientes del daño que puede provocar Yveltal y no estaban dispuestos a arriesgar sus vidas por una causa humana. Serena controló junto a mega Charizard Y y a algunos legendarios más a mas de la mitad de los pokemóns del equipo roquet mientras que Satoshi enfrentaba solo a todos los soldados que intentaban atacarla por la retaguardia. Ellos dos, espalda con espalda, codo a codo, eran insuperables. Dos entrenadores experimentados luchando por sus vidas como así también por la de toda la región contra la organización criminal más grande de Kanto, valiéndose no de un grupo de legendarios cualquiera, sino de un grupo de pokemóns amigos que compartían su causa y llevaban con ellos un vínculo que los motivaba a defender a aquellos entrenadores desatando su poder en pos de la justicia y de la libertad de sus pares legendarios. En el fondo sabían que si no los detenían ahora pronto irían por ellos.

—Satoshi —Lo llamó la muchachita. Su voz sonaba aguerrida como cuando combatieron al team Flare en Kalos, hecho que le resultó exrañamente atractivo al chico—, toma esto —Serena le tendió un par de botellas del tamaño de un biberón a su compañero el cual cuestionó con la mirada la naturaleza de tal objeto—. Es Leche Mu-mu, pondrá en forma inmediatamente  a tus pokemóns.

El chico agradeció logrando que Serena se sintiera útil. En realidad no estaba segura de salir entera de esta, ni siquiera podía concentrarse del todo en controlar a Charizard en esa forma, mucho menos controlar todo un campo de pelea donde las fuerzas se equiparaban y de momento a otro el balance se perdía para regresar a él aleatoriamente. Extrañamente el único que parecía saber lo que hacía era Satoshi; tantos años de vivir sólo para idear estrategias de combate pokemón daban imagen de haberle asentado bien puesto que podía manejar el campo, las ventajas y desventajas, cada situación que se le presentaba consistía para él en una oportunidad para alcanzar su objetivo, ¡parecía concentrado en una sola cosa!

Ojalá la muchacha también lo hubiera estado. Ojalá el chico del cabello alborotado hubiera sido capaz de concentrarse no en una, sino en varias situaciones al mismo tiempo porque de ser así, habría advertido que el equipo roquet no estaba completo, faltaba uno.

Desde las sombras, Malamar, quien antes fuera el Inkay de James, apareció al lado de la muchacha para reclamar su consciencia y recobrar el control sobre el campo de batalla. Todo ocurrió tan rápido que casi no les dio tiempo de reaccionar, pero para cuando lo hicieron ya fue demasiado tarde. Malamar tomó a Serena y la llevó consigo mientras que Satoshi perdía el control de su mano soltando la botella vacía de la leche Mu-mu que había suministrado a sus pokemóns y veía a Charizard romper el lazo que llevaba con la muchacha, regresara  su forma original y volar hasta posarse al lado de su entrenador primario. El equipo Rocket reía con malicia.

—¡Devuélvanme a mi Serena! —gritó el joven sin pensar lo que decía.

—Ay, ya se puso sentimental —respondió Jessie en tono de burla—. No te preocupes, pronto te unirás a ella. ¡Mimikyu, Garra de sombras!

"¿Qué demonios es esa cosa?" Pensó Satoshi mientras que ordenaba a su Moltres volar para esquivar aquella técnica. Parecía que ellos habían ampliado su staff al estar en Alola.

Los cruces de ataques continuaron y pronto Greninja se incorporó asumiendo el poder del fenómeno lazo mientras que Pikachu lo hacía bajo su forma habitual para no sobre exigir la resitencia de su entrenador al realizar una doble sincronización. En ese momento una idea loca cruzó la mente de Satoshi: "Pero si yo también tengo una piedra llave y un vínculo inquebrantable con mi pokemón", y haciendo uso de dichos elementos la megaevolución regresó al cuerpo de Charizard aumentando nuevamente el poder de ataque del entrenador, el cual ahora sólo tenía un objetivo en mente: Recuperar a Serena.

 Malamar era consciente de ser el centro de interés del muchacho puesto que si lograban golpearlo romperían su control sobre la chica y la poca ventaja que había conseguido obtener de aquella situación se perdería al instante, por esto se sumergió entre las líneas de ataque del equipo roquet, las cuales intentaban reafirmar su control sobre Yveltal mientras que combatían contra el fuego de Satoshi.

Era imposible llegar hasta ella, los Houndoom formaban una línea imposible de atravesar, los Gengar aparecían y desaparecían complicando arduamente la situación, los ataques eran impredecibles y saber a ciencia cierta cuál de ellos pertenecía a una mega evolución violenta y cuál pertenecía a Yveltal era algo imposible de calcular. Todo ese aire de incertidumbre sobre si el golpe sería doloroso o letal tenía los nervios de punta en el muchacho el cual no dejaba de trazar ideas y estrategias para llegar a ella. Ya una vez un Malamar la había tomado presa por no querer permitir que Meowth (ese malvado traidor al cual no le importó el momento de intimidad compartido) rascuñara sus hermosos ojos color mar. Satoshi estaba desesperado, ideaba sus movimientos tratando de mantener la mente fría pero cada segundo que pasaba hacerlo le resultaba más dificil. Agredió a todos los Houndoom al mismo tiempo con las llamas de Moltres, la Cola dragón de Charizard y los potentes Shurikens de agua que emitía Greninja logrando reducir a la mitad el número de agresores. Entei atravesó aquella barrera recién debilitada e intentó cargarse a Yveltal, pero éste contra atacó con su ala mortífera derrotando al perro legendario, hecho que enfureció a sus compañeros.

Pronto un mar de espuma y truenos inundaron el campo de batalla clamando venganza por la caída de aquel hermoso pokemón. Satoshi se unió al reclamo agrediendo a todas las mega evoluciones pero derrotarlos parecía imposible.

—Hoopa, ¿puedes acercarme a ella?

—Saton, es demasiado peligroso...

—¡¡Serena puede morir ahí, por favor, sólo acérmame!! —gritó el entrenador desesperado y con la voz entrecortada por sus lágrimas. Hoopa lo observó entristecido e indeciso, sin saber si lo que le exigía era lo correcto hasta que de pronto sus ojos brillaron por algo que sorprendió al mismo pokemón dueño de la fama de ser uno de los más sorprendentes.

—Satón, mira...

El elegido obedeció de inmediato y al dirigir su mirada hacia Yveltal se encontró con una muchacha sostenida por las garras de aquel pokemón. Serena estaba sobre el ser del caos, ella era su rehen. No podía acercarsele o él los aniquilaría.

—No... Traela, ¡Traela! —Había perdido el control, corría en dirección a Yveltal gritando desesperado en un acto de inconsciencia que casi le costó la vida, pues justo antes que el ataque calcinador del último mega Houndoom en pié lo alcanzara, Graninja puso su cuerpo para soportar el golpe en lugar de su entrenador. Satoshi notó que la rana no estaba en su forma perfecta. Habían estado perdiendo el lazo por causa de su distracción.

—Muy bien chicos, no permitiré que nadie más sufra por mis descuidos —aseveró el muchacho mientras que retomaba su actitud combativa. En ese momento pudo ver a lo lejos como una camioneta frenaba a varios metros y de ella bajaban Blaine, Joy y Giselle—. Ella no está perdida, sólo debemos esforzarnos por poderla alcanzar. Yo no permitiré que nada le pase.

Nota de autor: Hola! no iba a cortar el capítulo acá, pero se me hace demasiado largo, ya van más de 2000 palabras. Perdón por dejarlo tan inconcluso, espero que estén disfrutando el leerlo tanto como yo al escribirlo. Los invito a leer el otro fic en mi perfil (Alcanzaré mi objetivo) que narra cómo Serena llegó a este estado. Saludos! y no se olviden de compartir la historia, voltarla y comentar si creen que lo vale :)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top