A la caza de Zekrom
Narra Iris.
La llamada de Dento había sido algo extraña. Según él, Satoshi nos pidió custodiar el orbe negro porque el equipo roquet estaba tras los pokemons legendarios de nuestra región, pero todo esto sonaba tan alocado como lo sería la fantasía de un niño pequeño -cosa que no me extrañaría de parte de Satoshi-. De no haber sido porque Aroe se había involucrado en el asunto francamente no me lo hubiera tomado en serio.
En ese momento las dos estábamos atendiendo el gimnasio de ciudad Esmalte cuando unos entrenadores extraños cruzaron el pórtico para encarar a la líder. Eran demasiado altos para ser de los jóvenes entrenadores que solían venir a desafiar a Aroe, su ropa parecía inadecuada para el clima veraniego de la región e incluso venían en un número de aproximadamente quince personas, algo realmente raro en alguien que viene a desafiar un gimnasio. Uno de ellos se dirigió a la arqueóloga y, olvidando completamente las formalidades del saludo, le dijo en tono desafiante.
—Sabemos que usted tiene en su poder el orbe negro. Entréguenos el artefacto y nadie saldrá herido.
La líder respondió proponiéndoles que se retiraran ya que no pensaba ceder a sus extorsiones y ellos no querrían verla enojada, pero los soldados del equipo roquet se tomaron en broma su advertencia y sin ánimos de seguir platicando arrojaron sus pokebolas de las cuales un grupo de Gengars, Houndooms, Scizors y algunos Slowbros fueron apareciendo hasta cubrir gran parte del área de combate. Aroe y yo enviamos a todos nuestros pokemóns a la batalla y nos preparamos para hacerles frente, pero ellos hicieron algo malo... algo que jamás había visto en mi vida y que definitivamente no tenía sentido para mi. Tocando unos cristales raros sus pokemóns comenzaron a gritar de dolor mientras que cambiaban de forma como si estuvieran evolucionando, pero yo sabía que todos ellos estaban en sus últimas etapas. Incluso Gengar que ya era una tercera etapa mutó volviéndose una versión monstruosa de si mismo.
Nos preparamos para una pelea llena de sorpresas negativas. Lillipup y Herdier descargaron unas poderosas Bolas de sombras que fueron fácilmente bloqueadas con el mismo ataque utilizado por los Gengar. Atacktrueno de Watchog, Rayo de hielo de Dragonite, Poder oculto de Emolga, Furia dragón de Kibago y el Ataque centrado de Excadrill se fusionaron buscando generar un golpe capaz de cargarse a varios de nuestros adversarios, pero con el ataque de apenas tres de ellos nuestros golpes se anularon. Gible salió detrás de un Slowbro golpeándolo con Escavar seguido de su poderoso Mordisco, pero otro Slowbro lo congeló con su Rayo derrotando a mi pokemón de inmediato.
El rugido de Lillipup hizo retroceder a los Scizors que avanzaban a enorme velocidad hacia nosotros y Dragonite buscó terminar de sumirlos con su Lanzallamas lo cual extrañamente resultó apenas eficaz. Eran demasiado fuertes y resistentes, no tenía sentido, ¡parecía que enfrentáramos a pokemóns legendarios! La mezcla de ataques y evasiones que realizaban desentonaban con mi idea de esos pokemóns en estado salvaje.
Traté de debilitar a un Slowbro atacándolo con Golpe de trueno y Descarga pero parecía que redireccionara la electricidad al suelo y aprovechando la distracción un Houndoom golpeó con su Llamarada a Emolga arrojándolo en medio de los enemigos. Dragonite intentó recuperarlo pero fue tarde, al menos cinco ataques oscuros impactaron contra mi pokemón dejándolo inconsciente al instante.
Observé a Aroe dar órdenes en una sintonía que no podía igualar, ella y sus pokemóns eran uno solo formando un equipo digno de admirar por su coordinación y efectividad. El Giga impacto de Herdier junto a una patada baja de Watchog lograron atravesar la defensa armada de aquel grupo al que nos enfrentábamos para humillar a un Scizor haciéndolo caer como la primera víctima del combate en las líneas enemigas. Su pequeño Lillipup rugió ahuyentando a los Houndoom que intentaron agredir al dúo de Aroe. Yo quise hacer lo mío por defenderlos usando la Garra metal de Excadrill, pero Gengar fue más rápido y lo gopeó de frente dejándolo fuera de combate.
Yo ya había perdido tres pokemóns, a la líder le quedaban tres más mientras que nuestros oponentes aún continuaban con catorce de sus mutaciones. Rápidamente Draginite atrapó a uno de nuestros adversarios sosteniéndolo para utilizar su Lanzallamas de frente debilitándolo con gran esfuerzo mientras que otro Scizor trataba de atacarlo por la retaguardia, pero Herdier vino en nuestra ayuda utilizando su Protección. Kibago y Watchdog buscaron un golpe directo al Scizor el cual fue bloqueado por uno de los Gengar que quiso contraatacar con Golpe bajo, pero Dragonite utilizó su Carga dragón la cual logró entrar primero. Luego, Lillipup golpeó a Gengar con su Bola de sombras y éste devolvió el mismo ataque aventando al cánido contra uno de los muros, borrando su nombre de la lista de combatientes.
Yo estaba aterrada, pero me armé de valor para ordenar a Dragonite que vengara al pequeño pokemón y la mezcla de Rayo de hielo y Bola de sombras hizo que Gengar se debilitara. Pronto un Houndoom ocupó su lugar atacándonos con brutalidad de manera que no teníamos opción más que defendernos y postergar los golpes para más tarde. Kibago logró posicionarse debajo del cánido infernal para elevarlo por los aires con su Gigaimpacto, ataque que Herdier imitó con presura para golpear al perro antes de que éste cayera al piso. Watchog fue quien puso a dormir a ese Houndoom al golpearlo con un perfecto Atacktrueno. En ese momento de distracción un Scizor golpeó con su pinza a Kibago y por poco lo debilita del brutal ataque. Mi corazón se paralizó, mus músculos se tensaron, sentí como si todos los ataques que volaban hacia nosotros de cada pokemón en el arena de combate fuera cosa de poca importancia en la medida que corría hacia mi pokemón herido para tratar de socorrerlo cuando de pronto la luz de la evolución me hizo detener mi carrera en seco. Kibago estaba evolucionando y se había convertido en un Fraxure.
La emoción de ver a mi pokemón crecer de esa manera me tenía desconcentrada, ocasión que fue vilmente aprovechada por un Houndoom para intentar liquidarme, pero Fraxure se lo impidió con un golpe potente, sus ojos brillaban en un rojo intenso, estaba Enfadado. Watchog acompañó los ataques de mi dragón menor al tiempo que Herdier y Dragonite los defendían como podían haciendo frente a varios ataques enemigos a la vez. Cuando el brillo del enfado desapareció, Houndoom había caído debilitado mientras que Fraxure entraba en estado de confusión, atacando sin miramientos a todo ser que se le acercara. Herdier lo quiso controlar, pero él reaccionó de mala manera y lo estampó con su Gigaimpacto, eliminando al cánido para sorpresa de Aroe y mía.
Intenté calmar a Fraxure, pero estaba incontrolable. Atacó a un Slowbro de frente con su arañazo y éste lo golpeó con un terrorífico rayo hielo que por poco lo debilita. El pequeño dragón se irguió orgulloso para regresar a la contienda, pero Dragonite llegó primero a utilizar puño de trueno contra Slowbro, el cual al no esperarse aquella intervención sucumbió ante la fuerza bruta de aquel golpe. Fraxure atacó a Dragonite con Furia dragón repetidas veces y éste no podía hacer frente a todas las Bolas de sombra, Rayos de hielo y las Llamaradas que le venían de diestra y siniestra hasta que su velocidad fue insuficiente dando por terminada su participación en la contienda.
Sólo nos quedaban Watchog y un Fraxure que comenzaba a despabilarse y al notar el daño causado se asustaba de su nuevo poder. Entonces los enemigos se organizaron más y atacaron en conjunto al dragincito recién evolucionado el cual no sabiendo cómo reaccionar, se cubrió el rostro con los brazos preparándose para su final, pero Watchog se interpuso salvándole el pellejo y sufriendo él todos los daños eventuales. Ya sólo nos quedaba uno, pero los movimientos en conjunto no habían terminado, Fraxure vio brillar una decena de ataques combinados que le iluminaron las pupilas.
*****
Mientras tanto...
Mi combate en cuartos de final fue bestial. Todos esperaban que utilizara a S-Pikachu, pero me lo tenía reservado para el enfrentamiento contra cualquiera que mostrara pertenecer al equipo roquet.
El otro entrenador no era un niño rata que se vendiera a las filas enemigas, sino un viajero de Jotho con muy buenos movimientos, aunque sin embargo no lograron ponerme en jaque... al menos no por esta vez.
Muchas cosas pasaban por mi mente: la final contra aquel monstruo que maltrató a Giselle, el avance invisible del equipo roquet, el bienestar de mis amigos defendiendo a los pokemóns legendarios... mis amigos... mi concentración estaba turbada al no lograr contactarme con Sabrina, pero el saber que el mismo Pluvio había ido en a aquella ciudad a averiguar qué sucedió me daba algo de paz.
Pronto sentí la caricia cálida y suave del cuerpecito de mi roedor compañero que intentaba darme ánimos fregándose contra mi.
—Ya sólo falta uno, Pikachu —Le planteé para no enalienarlo de mis emociones—, mañana se termina todo.
*****
Nota de autor: Hola a todos, felices fiestas! Gracias por acompañarme este año con la historia, con sus lecturas, votos y comentarios. Espero que el final, que ya se acerca, sea de su agrado. Aprovecho para contarles que ya tengo más o menos planeada la trama de cómo será el nuevo proyecto donde narraré lo que le pasó a Serena mientras que todo esto ocurría. Saludos a todos, y muy especialmente a María Lucía García que siempre me comenta incentivándome a seguir!
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