Las cuatro estaciones: Primavera- 4
Lo observaban como un pequeño lirio. Como si se tratara de una bella flor; la cual había volvido a florecer después de pasar sobre el crudo dolor que había experimentado por tantos años.
Lo miraban con una gran sonrisa llena de cariño y dulzura; sin mostrar ningún rastro de morbosidad o perversión, por el momento.
El pequeño azabache seguía paseando por aquel enorme castillo, teniendo curiosidad de como es cada rincón del lugar donde se estaba quedando, claramente por orden de príncipe de las pesadillas. Aquello no le molesto, al contrario, le agradaba la idea de lograr convivir con demas personas físicas que solo con voces. Y no lo pensaba de mala manera, el realmente amaba al fandom; pero su ausencia al momento de querer interactuar con el, le era algo incomodo y extraño. A pesar de haber perdido la memoria, no podía evitar sentir aquellas necesidades de querer interactuar con alguien mas que solo voces omni conscientes.
Empezó a dar saltitos, miraba el piso muy atento de no querer pisar las rayas de cada cuadro del suelo. No sabía muy bien el porque lo empezó a realizar, pero en verdad le divertía hacer aquello, más con la adrenalina que sentía al momento de fallar. Le era totalmente agradable.
Dejó de dar los saltitos al notar que se encontraba en frente una puerta muy descuidada. Con mucha curiosidad se acercó a esta y la fue abriendo delicadamente. No quería romper la puerta, o eso era lo que pensaba aquel estado tan dañado de la tabla que lo conformaba. Al abrirla ya por completo fue entrando de manera silencioso; por su pequeña mente pasaba ideas de lo que se podía encontrar dentro de aquella habitación: Tal vez habría armas, o tal vez muebles descuidados. Quizás encuentre algo mágico, o quizás cadáveres, como decía el de las cuencas vacías. Al lograr prender las antorchas, logro divisar mejor el lugar, notando que solo se encontraba algunas grandes cajas y uno que otro vial roto en el piso.
Se acercó aún más intrigado por lo que estaba observando. Tal vez no era lo que esperaba, pero tal vez encuentre algo que quisas lo sorprenda en verdad. Empezó a retirara el polvo de encima de una de las cajas, sacandolo en un espacio más abierto para lograr abrirlo.
Al abrirlo, acercó su rostro curiosamente dentro de la caja. Empezó a retirar las prendas y objetos que iba encontrando mediante seguía sintiendo cómo su curiosidad seguía aumentando. Cuando ya había terminado, empezó a inspeccionar cada objeto que había sacado.
Tomo en manos aquella bella y maltratada corona. Paso delicadamente su tendones por el borde de la corona, remarcando por encima los rasguños y aquella marca de luna creciente que llevaba; dejó de lado la corona para ahora sostener un cinturón de cuero, de color negro y con algunos detalles dorados, este también se encontraba descuidado; Tomo ahora aquella camisa violeta, acariciando con suavidad la tela de los pliegues que este tenía.
Desde las sombras, unos ojos turquesas lo observaban, unos ojos llenos de perversión y de una gran maldad; ojos llenos de deseos, pero a la vez de necesidad. Aquel ser empezaba a moverse entre las sombras, queriendo observar mucho mejor al azabache.
- ¡Error! ¡¿Error, donde estas?! - La voz grave, pero a la vez compasiva, del esqueleto del cráneo se empezó a escuchar. Su voz retumbaba por lo pasillos y dentro de cada habitación del largo pasillo.
El alma del azabache dio un vuelco por los inesperados gritos de Horror. Algo alterado fue guardando aquellos objetos que habia encontrado, teniendo miedo que algo suceda si se enteran que empezó a husmear objetos ajenos sin permiso de alguno de los mayores, y mas de la pesadilla. Al terminar, salió de la habitación y salió corriendo por el camino opuesto de donde creía que estaba aquel caníbal, pero aquello que creía terminó siendo una idea errónea.
- Oh, aquí estás, pequeño. - Mencionó de manera amigable, mostrando una gran sonrisa.
Un chillido habia escapado del pequeño destructor, no se esperaba que así de la nada apareciera el caníbal, pero tampoco podía quejarse, el no prestaba totalmente atencion al camino que tenía por defrente.
- Horror. . . que-e haces por aquí¿ - menciono algo confundido.
- Vine a buscarte para que vayamos ya a comer. Dust cocino hoy, así que hoy toca muy buena comida. - Menciono con gran ilusión de "banquete" que lo esperaba en el comedor.
El canibal cargo al azabache y comenzó a caminar. Error no se lo esperaba, por lo cual dio un pequeño brinquito desde su lugar. Aquello lo noto Horro, el cual al salir de su mundo de fantasías, noto cierto nerviosismo y alteración de parte del pequeño destructor.
- ¿Todo en orden? Te noto algo alterado. - Pregunto con claro interés.
El azabache solo negó con la cabeza y lo abrazo por el cuello, ocultando su rostro en medio de su hombro y cuello. Aquella acción causo un pequeño cosquilleo en su cuello, al igual que aquel color carmín de sus pómulos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top