Capítulo 21

John ya había perdido mucho tiempo en ese maldito hospital, así que no estaba dispuesto a perder más. Al día siguiente, se dirigió otra vez a la casa del buen Mal. Tenía que ir desapercibido, no quería llamar la atención de nadie, fuera buena o mala persona.

—Dime una cosa, Mal... ¿Por qué no me pones un contexto de todo lo que han pasado mis amigos durante mi ausencia? —Preguntó con interés mientras encendía un cigarrillo.

—Mmm... ¿Ha pasado algo interesante? No lo creo. Desde que te fuiste, el grupo no ha hecho más canciones y han estado en un largo hiato, porque no sentían la capacidad de seguir sin ti.

"Esto huele más a una propuesta de George o Ringo... ¿O Faul? No lo sé, ese tipo es impredecible". Pensó John, con interés.

—Me alegra mucho, por lo menos son leales—respondió, con su interés de hacerse el educado—. Dime ¿Y Ringo?

—Todo bien, está cuidando a sus hijos.

—¿George?

—Bien, se ha hecho amigo de Eric Clapton, el guitarrista de Cream.

—Ya veo... ¿George Martin?

—Ha estado ayudando a otros grupos, como Pink Floyd.

—Excelente... ¿Y Paul?

Mal hablaba sobre los anteriores con una gran sonrisa, por lo menos con una grata explicación, pero cuando escuchó ese nombre, se puso nervioso y sudoroso. Sin embargo, tuvo que mantener la compostura.

—Él... está bien. Sólo que, el año pasado, terminó formalmente su compromiso con Jane.

—Oh... Ya veo...

"Esa traidora finalmente pudo escaparse."

—Pero ya sabes que Paul no es de esas personas que suela estar solo, no está acostumbrado. Lleva un tiempo siendo novio de una fotógrafa neoyorquina, Linda Eastman. La conociste ¿No?

—Sólo un poco.

—Ahora son pareja, están muy enamorados y se casarán muy pronto.

—Ya veo—John se levantó y miró a través de la ventana.

"Debe haber algo detrás... Aquella mujer también logrará su objetivo de ser famosa. Me da asco."

—Entonces—dijo John—, ¿ya no se están viendo? Me gustaría mucho volverlos a ver. ¿Puedes reunirlos en los estudios EMI Esta misma tarde, les dices que es algo de ti, por ti, no por mí. ¿Comprendes? Quiero darles una sorpresa.

—¡Claro! Les diré que George Martin quiere verlos—tomó su teléfono—. Se pondrán muy felices cuando te vean libre.

—Ya lo creo—sonrió de oreja a oreja.

Las horas pasaron, Mal Evans pidió a "Paul", George y Ringo, que se reunieran en los estudios 3 de EMI, en Abbey Road. Al usar el nombre de su ingeniero de audio, los tres-Beatles pensaron que se trataba de algo importante.

—Hola Mal ¿Has visto a George Martin? —Preguntó Ringo, llegando acompañado de sus compañeros.

—No... No creo que vaya a venir—dijo Mal, sin soportar las ganas y emoción.

—Pero... Tú dijiste que era urgente y que él nos había llamado—George temió.

—Es que tengo una sorpresa mejor... ¡Miren!

Y por la entrada principal del salón, se abrieron las dos puertas. Triunfalmente, John Lennon entró, sintiéndose más poderoso que nunca. No se afeitó la gran barba ni se cortó el largo cabello, pero entró con un estilo inigualable. Su traje blanco que combinaba con su cinturón café, relució por el brillo natural y su limpieza. Los ojos de los tres muchachos destellaron, y más los ojos verdes de Paul, quien recordaba que el doctor Waggels le había informado que Lennon no saldría.

"¡Fue una estafa! Me engañó". Pensó Paul, temeroso.

—¡Hola! ¿Me extrañaron? —Preguntó John, sintiéndose como el emperador de algún reino antiguo.

Hubo algunos momentos de silencio incómodo. John quería romperlos con su gran sonrisa y su nariz fruncida por el uso de sus nuevos lentes. Ringo tuvo que actuar.

—¡John! Mi amigo... ¡No sabes lo feliz que nos hace verte! —Le dio un abrazo.

—Sí, esperemos que ya estés más sano—dijo George e imitó la acción anterior.

—Paul me vio, ¿verdad? Me viste...

—Sí, pero pensé que...

"Faul... Tienes más operaciones, tu cara se ve derretida como si fuera mantequilla. Cubres tus orejas con un absurdo peinado en forma de casco de motocicleta, y esas arrugas se ven estiradas... No eres ni la sombra de lo que fue Paul." Pensó John, esperando la respuesta.

—¿Qué pensaste? —dijo para provocarlo.

—El doctor Waggels me había dicho que no saldrías...

—¡Ah! Una pequeña broma, le dije que lo hiciera. Ya saben, para mantener la sorpresa. ¿Qué no te parece esto un regalo? Finalmente ¡Todos los amigos juntos!

John celebró con grande escarnio, típico de su humor. George y Ringo soltaron algunas sonrisas decadentes y Paul no podía evitar esconder su miedo. Se dio la espalda, sólo para que se notara erguida y llena de tensión. Obviamente, John se dio cuenta.

"Puedes engañar a todos, pero no a mí. Ahí radica mi majestuosidad."

—Paul, amigo—le dijo y se acercó lentamente a él—. Sé que me comporté como un verdadero idiota. Pero ahora estoy libre, estoy limpio, he dejado las drogas de una buena vez. Sé que todas las tonterías que dije anteriormente eran producto de mi adicción con el ácido, pero ha terminado. Te lo prometo.

Hizo que lo viera de frente, pero Paul mantenía la mirada baja.

—Vamos—dijo John, fingiendo comprensión—. No te sientas así, te prometo que no pasará nada malo. Es más...—se acercó con los otros— ¡Esto es para todos! Prometo que trabajaré mejor, tengo mucho contenido, muchas canciones que hablan sobre flores, días de campo, sentimientos sanos y vida plena. ¡Sé que las grabaremos! Volvamos a sacar el bote en marcha, a dominar y a sentirnos los reyes del mundo. ¿Les parece?

—¡Yo sí! Siempre contarás conmigo, John—Ringo lo abrazó.

—Cuenten conmigo—se añadió George.

Un indeciso Paul aún se veía nervioso, pero la sinceridad grata de John le hizo bajar la guardia.

—Bien, yo también—se unió.

—Recuerden chicos... ¿A dónde vamos?

—¡A la cima! —dijeron George y Ringo, al unísono.

—¿Y dónde está la cima?

—¡En la cima de la cima! —respondieron los mismos.

Juntaron sus manos y luego las alzaron en forma de agradecimiento. Los tres sabían muy bien su viejo saludo, excepto el doble, que nada más los miró con confusión. Recibió el rechazo de George y Ringo, pero John le dio una divertida mirada.

(...)

Estuvieron platicando durante el resto de la tarde y cuando fue la noche, John regresó a Montagu Square, sintiéndose lleno de victoria y éxito. Entró y no tardó en llamar a su nueva novia:

—¡Yoko! ¡Oh! ¿Dónde estás, Yoko? ¡Ven, ven!

—¿Qué pasa? ¿Cómo salió todo? —dijo ella, mientras bajaba de las escaleras.

—¡Mejor de lo esperado! Creyeron ciegamente en mí. Soy un estupendo actor. Creen que estoy "curado", que he dejado atrás mis pensamientos "locos" y que estoy desintoxicado. Bola de idiotas. Me duele por George y Ringo, pero se lo sacaron por darme la espalda. En fin, hablamos toda la tarde, se volvió ese buen "ambiente" y todo lo demás. ¿No crees que es maravilloso?

—¡Sí! Lo manejaste muy bien, estoy muy orgullosa de ti.

—Gracias, sin ti, esto no habría sido posible.

—Pero John, esto apenas es el comienzo. Sé que piensas que ya has hecho mucho, aunque no sea así.

—¿Qué? Pensé que ya habíamos llegado al final.

—¡No, tonto! Esto se debe manejar con delicadeza y, por lo tanto, es necesario que me lleves contigo a los estudios. No, no sólo eso, que no nos separemos. Tenemos que estar juntos todo el tiempo—definió ella, con seriedad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top