Capítulo 12

"Un suicidio, doctor.

De tantas formas de morir, Brian tuvo que elegir eso.

Un maldito suicidio."

—¿No crees que estás exagerando? Digo, pudo haber...

—¡No! —Gritó John, furioso— ¡Nada de exageraciones! Ellos mataron a Brian, yo lo sé. Dijeron una absurda explicación.

—¿Cuál?

—Disque se había tomado barbitúricos y los combinó con alcohol. Sus empleados domésticos tocaron la puerta y lo encontraron así.

—¿En serio? ¿Esto pasó después de la última conversación que tuviste con él?

—Unas semanas más tarde. Brian propuso que fuéramos a la India, para que él pudiera preparar todo y confesar la terrible verdad detrás de la muerte de Paul. Luego, nos llamaron e informaron del hecho. Sin dudarlo, George, Ringo, Faul, nuestras parejas (excepto Jane) y yo, regresamos a Inglaterra. Todos estuvimos desconcertados, Faul fingió tristeza, pero vi a través de sus ojos que estaba más que feliz.

—¿Y qué pasó cuándo llegaron al funeral?

"No fuimos. Sólo atendimos una misa de despedida y ya, pero enviamos algunas flores. Ya no podíamos ir a ningún lado porque la gente nos seguiría y eso afectaría la privacidad para los Epstein.

Al principio, no querían decirnos las causas de la muerte de Brian, no permitieron a nadie ver el féretro. Era sólo la caja vacía, el ataúd cerrado... Nos dieron muchas vueltas al asunto. Ni siquiera especificaron que barbitúricos utilizó, o si es que había dejado una nota de suicidio. Su muerte fue tan extraña y no me quedan dudas de que fue planeada.

Pero en público no debía decir eso. Entendí, a la mala, que debía manejar más la discreción, no ser tan impulsivo, no pelear con Faul cada cinco minutos. Frente a las cámaras, nos notábamos como un grupo normal y tranquilo, teniendo que aceptar la versión de este supuesto suicidio y manteniéndonos lo más neutrales.

Toda la situación se volvió caótica. Comprendí que podían matar a quién fuera y de las formas que quisieran. Aunque lo había negado anteriormente, yo entendí que no quería morir, no quería que Julian o Cynthia murieran. Supuse que debía dejar atrás la idea y acoplarme lo mejor posible a Faul.

Aceptado y derrotado, me dispuse a dormir, pero descubrí que ni en mis sueños tengo tranquilidad:

—¿Qué estás haciendo?

Mi invitado especial en mis sueños recurrentes era Paul, el verdadero, mi amigo, aquel compañero de banda que conocí.

—¿Disculpa? —Pregunté.

—¿Qué estás haciendo?

—Dormir, soñar, supongo.

—Y ¿Qué más?

—¿Se supone que debo hacer algo más?

—Decirle al mundo sobre mi muerte.

—¿Brian no está contigo?

—Sí. Míralo.

Y los dos se aparecieron frente a mí:

—Hola John.

—Oh Eppy, lamento mucho lo qué pasó. Pensé que podríamos...

—Yo también. Pero ellos me mataron, John, ellos lo sabían.

—Corrige, Brian—dijo Paul—, nos mataron.

—Eso sí.

—¿Y por qué no buscan un doble Epstein?

—Porque no. Ahora, todo el mundo va a cazarlos. El grupo más importante y popular del mundo, los Beatles, están ahora sin asesoría, sin comando ni mando. Todos van a querer adueñarse de ustedes.

—No, no Brian, no lo permitiré.

—Y hay muchos lobos buscando el mayor de los premios.

—¡No somos ningún premio!

—Van a buscarlos y los van a exprimir hasta que saquen la última gota de sangre.

—¡Jamás!

—Y ¿Sabes una cosa? Tal vez no sea ningún manager involucrado con la mafia o corrupto hasta le medula. Tal vez... sea un ex policía canadiense.

—¿Qué?

—Tal vez, Billy Shears busque ganarse el premio mayor.

—¿El doble? —Preguntó Paul— ¿El doble querrá quedarse con los Beatles?

—Oh sí. Porque no será suyo, sino de ellos.

—Epstein, no entiendo ni media palabra de lo que dices.

—Faul querrá adueñarse de ustedes, hacerse el líder. Pero no es porque lo sea, sino porque ellos lo serán.

—¿Ellos?

—Tú sabes a lo que me refiero, John.

—Y si no eres astuto, estarán fritos—dijo Paul.

—¿Y qué? ¿Pretendes que salve al grupo, a mi familia, pero al mismo tiempo decir que los mandaron a matar? ¡No hay equilibrio en esta maldita balanza!

—No, pero tienes que ser más inteligente. Si logras salir con vida de todo esto y destapar la verdad, no habrá dudas y todo señalará que eres el más grande... ¡El más grande de este mundo, y del siguiente, y del siguiente! —Alzó sus manos.

Paul y Brian desaparecieron al igual que mi sueño. La voz del primero que dictaba el más grande, el más grande se difuminó gradualmente. Yo me desperté de un golpe, sudando y sin saberlo.

Paul tenía razón, si era capaz de hacer todos sus pedidos y de impedir que Faul o e Mi5 se adueñaran de mi Beatle... ¡Yo sería el más grande! No sólo en la música. Sería fantástico, tan genuino y maravilloso. ¡Hasta podrían hacerme santo!

Debía pensar en la forma de cumplir con todos mis objetivos, pero ya no podía conversar con Cynthia ni con George. La única salida viable que encontré, fue el LSD.

Y bajo sus efectos, se me ocurrieron ideas únicas, mensajes subliminales en las canciones que escribía. Seguí experimentando con el famoso backmasking, las imágenes, lo que evocaban realmente. Empecé a escribir una película llamada "Magical Mistery Tour", donde la gente viajaba en un extraño autobús en la búsqueda de "aventuras". En realidad, todo se tenía que ver desde un enfoque metafórico y simbólico.

En realidad, la gente en el autobús está muerta y durante todos los viajes y pasajes están en cada uno de los círculos del infierno. La película, en primera instancia, no tiene sentido. Pero si ve detalladamente cada una de sus escenas y la vincula con pecados, podrá entenderlo. Por ejemplo, en la famosa escena de "los magos", era una señal de alquimia, otro pecado. Cuando la tía de Ringo come, representa la gula. La pequeña guerra que hay, es un símbolo de la tierra y su infinita estupidez.

Y finaliza con nuestro famoso baile de "Your Mother Should Know", nuestros trajes son blancos, y simbolizan la entrada al más allá. Ringo, George y yo usábamos una flor roja, pero Faul usaba una negra, en señal de que ya estaba muerto.

El que más me gusta, es el mensaje de "la morsa". Si ves la portada, te darás cuenta que la morsa es el único animal vestido de negro. He investigado mucho, y sé que para los vikingos, esta era una señal de mal augurio... de muerte.

La morsa era Paul, aunque las fotos y la canción decían que yo era la morsa, pero era una mentira, lo hice para despistar a los demás.

Cada uno de los mensajes son piezas de un rompecabezas mayor, y ese mismo da la clave única: Paul murió.

Me pasé de la raya porque fui capaz de combinar fotografías del cadáver en medio de los vídeos musicales, como el de Blue Jay Way. Si ve ese vídeo en menor velocidad, podrá notar esto. También, si escuchas esta canción al revés, comprobarás que dice Paul is blody, o sea, Paul sangra, Paul está sangrando... ¡Y más!

A primera vista, el disco parecía un sin sentido, algo absurdo, estúpido tal vez. Pero si uno piensa en todo esto que yo he dicho... Encontraría una respuesta clara."

—Un momento—interrumpió el doctor Waggels—. Todo eso suena bastante coherente y tiene gran sentido, John. Pero debes responderme una cosa.

—¿Cuál?

—Supongo que para hacer todas estás locuras, George, Ringo y "Faul" debían participar. ¿No?

—Sí.

—Entonces ¿Cómo permitieron que hicieras tantos mensajes?

—Oh, doctor, es fácil. George, Ringo y nos comunicamos por clave morse. Aparentemente, ninguno hablaba sobre Faul, ya era un tema pasado. Pero en realidad, nosotros tres sabíamos exactamente cómo actuar. Claro, que yo lideraba y coordinaba los movimientos.

—O sea que los tres estaban fingiendo.

—Exacto.

—¿Y Faul? ¿Cómo lo tomó?

—Fue sencillo engañarlo. Dejé de temerle y tomé el control. Una vez que no tiene a su precioso Mi5, él es débil y un cobarde. Le di las canciones y le dije la forma en cómo cantar, igual que en la película. Yo me volví el increíble líder y tenía que hacerlo para no perder el control de MI GRUPO.

—¿Y no sospechaba?

—No. Es muy tonto, él creía que todo se trataba de una estupidez, de un juego vano y nada más.

—Interesante...

—Y nadie sospechó, porque dejé que se quedara con los créditos de las canciones. Es más, si usted se dio cuenta, la mayoría de las canciones de Magical Mistery Tour, son de él, acreditadas a él. Cuenta con mucho de "Paul McCartney".

—Y permitiste eso.

—¡Claro! Para no levantar sospechas de la gente ni del Mi5.

—A decir verdad, John, es un plan muy bueno—dijo Waggels.

—Oh, le agradezco, doctor. Pero era sólo el primer paso. Lo mejor estaría por surgir—dijo John, con una gran sonrisa de mejilla a mejilla.

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