40
Junio de 1919
-Cuéntame qué ha pasado, Newtie- dice Thomas mirándolo triste.
-Estábamos...- Newt se detiene para respirar y prosigue- primero me obligó a leer los libros. Leímos La Sirenita y Cumbres Borrascosas. Después me hizo releer varias frases hasta memorizarlas y...
Cuando las lágrimas de Newt vuelven a salir, Thomas lo abraza con fuerza.
-Dijo más frases de él. ¿Desde cuando las mujeres no son trabajadoras? ¿Desde cuando creer es malo, Tommy?- moquea en los brazos de su novio- y me obligó a romper los libros, a pisarlos, a...
-Ya está, Newtie. Ya está. Ya pasó. Sabes que son todo mentiras- trata de consolarlo Thomas.
-¿Cómo sabes que son mentiras?- lo mira Newt con los ojos rojos- él es doctor. El doctor Uribe tiene que saber más.
Thomas lo mira serio.
-¿A ti te parece que la señorita Daisy no sea trabajadora? O Sofía, que prácticamente trabaja aquí y en la panadería. ¿Y que hay de eso que siempre le decías a Gally? Que no lo veas no significa que no exista- pregunta Thomas casi con miedo.
Newt calla y baja la cabeza.
Thomas lo mira y suspira.
-Mira, da igual. Ven aquí- dice antes de comenzar a besarlo con ganas.
Pero Newt se separa.
-¿Qué te han hecho a ti?- pregunta.
-Nada, Newtie. Charlas estúpidas. ¡Oye!- comenta Thomas- ¿por qué no le pides a Tiana dos chocolates calientes mientras nos abro la cama? Nos podemos echar una siesta y luego si quieres...- se acerca a su cuello y lo besa ronroneando.
Newt se ríe encogiendo del cuello y levanta la cabeza para besar a su novio.
-Me parece muy bien- sonríe y se levanta para salir.
Thomas se levanta detrás de él y cierra la puerta. Se quita la camiseta con cuidado haciendo una mueca.
En el espejo de la pared se da la vuelta viendo los latigazos de su doctor por negarse a dejar de hablar con Newt y de darle la razón a su médico.
Coge el plato con los paños mojados tratando de darse en las raspaduras de la espalda.
(...)
-Nuevo día, chicos- dice el señor Vernon moviéndolos un poco.
-Ya vamos, señor Vernon.
Los niños se desperezan y desayunan para después salir al médico.
-Bueno, señorito Newt. Hoy seguiremos con sus libros, pero primero vamos a comprobar su evolución.
-¿Cómo se sintió ayer?- pregunta el doctor Uribe.
-Mal, doctor Uribe. No creo que haya funcionado mucho- comenta el niño triste- yo admiro mucho a la señorita Daisy y no cero que el señor Vernon funcionase tan bien sin ella.
El doctor Uribe se pone serio.
-Vamos a tener que cambiar eso, señorito Newt. Coja el segundo libro que más le gusta.
Así repitieron el mismo proceso de ayer, pero en lugar de escoger una frase, a cada frase que terminaba de leer, Newt recibía un latigazo descargado con furia.
Este se dobla de dolor a cada golpe y llora de dolor, de rabia, de tristeza. ¿Por qué hace esto?
-Veamos- se sienta de nuevo en su silla ayudando a Newt a sentarse en frente- ¿cómo se siente ahora?
-No muy bien, doctor- responde Newt débil.
-Vaya... siento escucharlo- responde el doctor cogiendo el poemario de Safo- vayamos con su favorito.
Se lo alcanza y Newt tiembla anticipadamente.
-Comience con lo mismo.
-(Penosa es ya mi edad y a) piedad (mueven)(mis miembros) temblorosos (y el cabello) (que fue negro y es blanco y cuantos males) la vejez (trae)...- lee Newt con cuidado tratando de que los latigazos no duelan tanto como de verdad lo hacen- ... (Pero aún la) noble (Cipris me acompaña). Toma (Pa dulce péctide, Girino), (y) canta para mí (a la diosa) ornadade violas en su seno.
-¿Sabe por qué debería estar prohibida esta autora, señorito Newt?
-No, señor- contesta Newt serio tratando de ignorar de nuevo los ardores de su espalda.
-El ''amor'' del que habla está enfermo, señorito. ¿Sabe por qué está enfermo?
Newt niega con la cabeza mordiendo su labio que empieza a temblar junto el resto de su cuerpo a causa del terror. El doctor Uribe se acerca peligrosamente a la cara de Newt.
-Porque las mujeres están hechas para cuidar la casa, al marido, a los niños, a sus padres y suegros. Porque los mujeres deben de preocuparse por la cocina no por buscar amoríos. Dos mujeres juntas en un sentido amoroso es totalmente inhumano y antinatural. ¿Sabe que quiero decir con esto, joven?
Newt niega con la cabeza sin más.
-Que con dos hombres pasa igual. Es antinatural desear los labios y las carnes de un compatriota. De un compañero de armas. Hay mujeres demasiado sumisas y bellas como para querer entrar o dejarse entrar por un hombre que debería estar buscando esposa y trabajando. Ese tipo de personas es gente enferma. Gente que algo le falla en el cerebro y que- anuncia orgulloso- en cuanto la ciencia descubra que hace de diferente a esos cerebros, podremos erradicarlos. Mientras tenemos estos métodos para estas desviaciones, ¿comprende, señorito Newt?
Newt mira perdido a la nada, levanta la cabeza algo desorientado y con los ojos rojos. Asiente lentamente al ver que lo mira fijamente.
-Muy bien- dice el doctor Uribe apretando el látigo- con esto, prosigamos con la sesión. Siga leyendo a esa- dice con desprecio- y repita conmigo: ''ser un desviado es estar enfermo y quiero curarme''. Una y otra vez.
Ser un desviado es estar enfermo y quiero curarme. Ser un desviado es estar enfermo y quiero curarme. Ser un desviado es estar enfermo y quiero curarme. Ser un desviado es est...
Al salir de la sala, el señor Uribe acompaña a Newt junto Thomas y el señor Vernon. Thomas aguanta sus propias cicatrices para analizar a Newt, pero al ver que viene con el doctor se asusta y trata de no lanzarse encima.
No quiero pensar lo que nos harían si nos vieran besarnos delante de ellos.
-Esté tranquilo, señor Vernon. Hoy hemos dado un gran avance y creo que ya va captando el mensaje- comenta el doctor Uribe acompañándolos a la puerta.
-Me alegro de escucharlo, doctor- finge el señor Vernon poniendo a Newt a su lado.
Y Newt, a pesar de sentir toda la carne al rojo fuego, se deja llevar por el señor Vernon, pero en cuanto Thomas le toca la espalda para acercarlo a él por el camino a casa, siente todo el dolor emocional y física que lleva guardando desde la segunda tanda de latigazos.
Thomas se da cuenta de la mueca porque es la misma que pone él cuando sale de sus citas con su doctor. Le levanta la camiseta de golpe y Newt se arquee con dolor ya que la tela se le había pegado a la sangre.
-Newt...- susurra Thomas horrorizado- Newt, por Dios.
Al darle la vuelta, Newt tiene los ojos anegados de lágrimas poniéndose la camisa de nuevo con lentitud.
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