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Junio de 1919

A la mañana siguiente Newt se despierta con besos y risas de Thomas sobre él.

-¡Venga, Newtie! Sé que estás fingiendo que duermes- se ríe para después ponerse encima y hacerle cosquillas.

Newt se retuerce debajo de él, mientras su novio disfruta de verlo sonreír, tratando de evitar las cosquillas.

-Tampoco llevaba tanto haciéndome el dormido- protesta Newt sonriendo una vez se detiene Thomas.

-No, no... Tampoco tanto. Unos... ¿10 minutos?- pregunta el castaño con una sonrisa.

-¿Solo 10?- se ríe Newt- me parecieron eternos.

-¡Confiesas, entonces!- grita Thomas de repente.

-Demonios- murmura Newt- de acuerdo. Quería que siguieses con los besos- pone un puchero y Thomas sonríe inclinádose hacia él.

-¿Desde cuando no puedes pedirme que siga con los besos?- pregunta en un susurro.

Newt se encoge levemente de hombros.

-Buena pregunta, ¿desde cuando tenemos que ir al médico por querernos?- pregunta de vuelta.

-Buena pregunta, pensemos en el médico después y disfrutemos ahora, ¿vale? Por lo mucho que te quiero y por el médico que piensa que puede curarme- le responde Thomas.

Lo iba a besar cuando Newt lo para.

-¿Piensas que el médico podría tener razón?

-No sé- contesta Thomas sincero- pero yo no podré olvidarte nunca, Newt. Y si realmente esto es una enfermedad, no quiero curarme nunca.

-Te quiero, Tommy- sonríe antes de besarlo.

-Y yo, bebé- devuelve entre beso y beso.

Con más y más besos que casi llegan al calor de querer quitarse la ropa, entra Chuck.

-Chicos, el desayuno está listo y el señor Vernon dice que apuréis.

-Ya vamos, Chuck- ríe Thomas al ver a Newt resoplar- diles que ya bajamos.

El niño asiente sonriendo y Newt se levanta.

-¿Me dejas alguna camiseta? Quiero ir con algo tuyo- se sonroja Newt.

-Te doy el armario entero, Newtie- sonríe Thomas levantándose.

-¿Sabes? Si estuviésemos juntos en la misma sala me daría menos miedo- confiesa Newt vistiéndose con la camiseta de Thomas y las demás cosas que le dejó la señorita Daisy ayer de noche.

-A mí también me daría menos miedo si te tuviese al lado- le dice Thomas terminando de vestirse.

Se quedan callados hasta que están listos y han dejado todo ordenado.

-Tommy...- lo llama antes de salir- que te amo mucho, de verdad. Que siento haber sido tan tonto durante tantos años. Siento que he desperdiciado mucho tiempo de estar contigo.

-El tenerte un segundo compensa todos esos años, Newt- sonríe Thomas- te amo.

Lo agarra por la cadera y lo pega a su cuerpo. Suspira antes de deslizar su lengua en los labios ajenos, brillante y suave, que sabe a despedida. Largo y húmedo por las lágrimas que han empezado a caer de los ojos de Newt.

Caliente y tranquilo. Con el simple motivo de decirse te quiero con algo más que las palabras.

Al separarse, Thomas lo hace muy lentamente mientras besa las lágrimas de Newt. Bajan al salón donde les esperan todos sus amigos.

-¿Nos contaréis al volver?- pregunta Minho sonriendo al lado de Scott.

Thomas asiente sin decir mucho más. Ambos niños no quieren hablar porque sienten un peso a sus espaldas que parece que les dice en susurros cómo les va a ir la visita al médico.

Sin embargo, por fuera, durante todo el desayuno hay risas y bromas que amenan la espera hasta salir.

Cuando les llama el señor Vernon perfectamente vestido y peinado, el miedo sube por la garganta y se les anuda el estómago sin saber por qué.

La señorita Daisy los espera en la puerta.

-Volved pronto- les susurra a ambos antes de besarlos a cada uno en las mejillas y en la frente. Los abraza con fuerza y el señor Vernon se queda quieto mirándolos.

El camino es en silencio hasta llegar a un edificio donde se supone que es la consulta. Primero llaman a Thomas.

-Yo no puedo entrar con ninguno de los dos, pero os esperaré aquí hasta que salgáis. No os preocupéis, ¿de acuerdo? Todo saldrá bien- le consuela el señor Vernon.

-Os veo después- sonríe Thomas levemente.

-Te quiero- dice casi en un murmuro Newt.

-Yo también- deletrea Thomas sin hablar antes de entrar.

El señor Vernon mira para todas partes y suspira. Pasa un brazos por los hombros de Newt y trata de consolarlo.

-Solo es una hora y media, Newt. Se te pasará muy rápido.

-Eso espero, señor Vernon- dice Newt justo antes de que lo llamen a él.

-Suerte- le sonríe el señor Vernon.

Newt asiente y entra mientras que el señor Vernon se levanta para dar vueltas por la sala de espera, nervioso.

-El señorito Newt, ¿verdad?- pregunta el doctor- soy el doctor Uribe.

-Sí, señor- contesta el rubio.

-Siéntese, por favor- le pide el médico.

Newt hace lo que le piden y el médico lo observa.

-¿Sabe por qué está aquí?- pregunta con cuidado.

-Bueno, señor, me han dicho que querer a Tommy está mal.

-Tommy, ¿ah? ¿Quién es ese Tommy?- pregunta.

-Doctor Uribe, con perdón, solo yo le llamo Tommy. Su nombre es Thomas- reclama Newt en bajo.

-Ajá, el señorito Thomas. Está en la otra consulta si no me equivoco. Los dos por el mismo motivo, ¿verdad?- Newt asiente- ¿podría hablarme del señorito Thomas?

-Tommy es...- Newt suspira y espera- ¿físicamente o psicológicamente?

-Ambas, señorito Newt- pide el doctor.

-Tommy es bueno, es amable, tiene un corazón enorme y siempre se preocupa por todas las niñas y los niños del orfanato. Se preocupa de que nadie esté solo o se sienta solo. Trata de hacer reír a todo el mundo y me trata muy bien, me cuida más que a nadie. Es alto, más alto que yo, color castaño y ojos color miel, con muchos lunares y un pelo muy suave. Su piel también es muy suave. Menos sus manos, que son algo ásperas. Son manos grandes, manos de hombre aunque es unos meses más joven que yo.

El doctor Uribe apunta algunas cosas y después mira a Newt a través de sus gafas. Es algo bajo, medio calvo y ciertamente regordete.

-Señorito, Newt. Hoy solo vamos a hablar de sus preferencias, ¿de acuerdo? Mañana a la misma hora lo quiero en la consulta con ciertos deberes que le voy a mandar.

Newt asiente confundido, pero un poco aliviado.

-¿Cómo definiría sus sentimientos y su relación con el señorito Thomas?- pregunta el doctor.

-Somos novios y lo amo. Desde que lo conocí hace tantos años.

-Lo ama. ¿Sabes usted lo que es el amor, señorito Newt?

-Cambia para cada persona supongo. Yo lo veo como un sentimiento de afecto extremadamente fuerte que te hace poner a la persona que amas por delante de todo. Incluso de ti mismo.

El doctor Uribe apunta más cosas en sus hojas y vuelve a mirar a Newt.

-¿Puede describir su rutina en el orfanato de las niñas donde estuve hasta que el incendio acabó con él?

Newt aprieta las manos con fuerza.

-Me levantaba al rededor de las 11, desayunaba con Tiana o alguna de las chicas que trabajan en el orfanato, iba con las niñas a dar clases básicas de estudio y comíamos juntos. Por la tarde cada uno podía hacer lo que quisiera. Yo solía leer cuentos con mis amigas y las demás niñas jugaban a diferentes cosas. Los fines de semana era igual, pero con la visita de los niños por la tarde, siempre sobre las 5.

-¿Que leía?

-De pequeño, cuentos. De mayor, literatura más avanzada. Libros que había por la biblioteca del orfanato.

-¿Qué cuentos? ¿Puede nombrarme algún autor de esos?

-¿Cuentos? Peter Pan, Blancanieves, La Sirenita... Los hermanos Grimm son maravillosos- contesta Newt- ¿solo puedo decir hombres? En su mayoría he leído mujeres, pero supongo que Shakespeare me gusta. Romeo y Julieta es muy emocionante.

-¿Algunos más de Romeo y Julieta? Dígame algunos de mujeres entonces.

-El rey Lear me gustó también- se encoge de hombros Newt- me gustan mucho las hermanas Brönte, Virginia Woolf, Jane Austen. El faro es una de las que más me gustó. Mary Shelley es bastante increíble también. He leído algo de Safo.

El doctor parece apuntarlo todo y Newt se agarra a la silla.

-¿De verdad no ha leído ningún libro de crímenes, de misterio, de aventuras?

-Recuerdo uno de aventuras- menciona el niño.

-¿Cuál es su nombre?- pregunta el doctor.

-Zalacaín el aventurero, pero no era de un autor de aquí.

El doctor asiente de nuevo y mira al rubio.

-Mañana quiero que me traigas varios libros de los que me has mencionado hoy. De los que más te gusten.

Newt asiente y espera en silencio unos minutos.

-Puede irse, muchacho. Mañana a la misma hora, acuérdese de los libros- recuerda el doctor.

-Sí, doctor Uribe- sale de la habitación y va hasta el señor Vernon que ya está con Thomas.

Por el camino ambos niños les cuentan al señor Vernon que les ha pregunta. Thomas más consciente de Newt de por donde iban los tiros de esas preguntas. Para ambos.

-Ese estúpido doctor... solo me han dado ganas de amarte más si pudiese y demostrárselo a todo el mundo- resopla Thomas cuando están solos.

Lo besa con enfado que siente y lo coge en el colo.

-Tommy- ríe Newt- vamos, no ha sido tan malo. Solo nos han hecho preguntas.

-Vamos a pedirle a Tiana un chocolate caliente- sonríe Thomas con Newt en abrazado a su cuerpo.

Al bajar a la cocina, Tiana y Sofía está besándose. Thomas tose y ambas chicas se separan sonrojadas.

-¿Qué queríais, bonitos?- pregunta Sofía con una pequeña sonrisa.

-Dos chocolates calientes, Sofi- pide Newt sentándose en la silla.

-Marchando, Newt- responde riendo y haciendo sentar a Tiana- tú descansa, llevas todo el día trabajando.

Le da un beso y se separa poniendo la leche a calentar.

-¡Tú también!- protesta Tiana yendo detrás de la chica- dos tazas, dos chicas. Una cada una- le propone abrazándola por atrás.

-Eres demasiado lianta, Tiana- resopla Sofía.

Tiana sonríe y deja un beso en los labios de Sofía.

Delante de Newt y Thomas, que las miran maravillados, son los únicos momentos que no están solas y se comportan como si lo estuviesen. Por la confianza y la similitud, suponen.

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