☁️Capítulo 8☁️
El viernes por la noche llegó, Jungkook sostenía a Jimin por la cintura para ayudarlo a cruzar el balcón, él invadido de dudas e incertidumbre intentó retroceder a la seguridad de su habitación arrepentido por querer salir de casa. Jungkook sonrió significativamente soltándolo, después suspiró y dijo:
—Si quieres conocer lo desconocido, ven conmigo. Pero si quieres seguir en la seguridad de lo conocido, entonces vuelve adentro. —Lo miró esperando que tomara una decisión.
Jimin regresó a su habitación dejando a Jungkook en el balcón, él bajó del balcón dirigiéndose a su auto con los ánimos por los suelos, no cuestionaría la decisión de Jimin, la aceptaría, después de todo: ¿Quién era él para exigirle hacer o no hacer cualquier cosa?
Jimin se paró frente al espejo del baño mirando la camisa blanca y lisa que Jungkook le llevó más temprano para que luciera como una chico normal ya que él usaba únicamente pijamas en casa, bajó la mirada observando los pantalones de mezclilla y los zapatos tan divinos que aún le incomodaban. Tragó saliva y se mordió el labio pensando en lo decepcionada que estaría su madre, en las ganas que tenía por salir a descubrir el mundo. Luego de un par de segundos le asintió a su reflejo armándose de valor optando por tomar el riesgo y adentrarse a lo desconocido. Corrió al balcón, mirando a Jungkook a punto de subir a su auto mientras era iluminado por la luz de la Luna y de las lámparas de la calle.
—¡Espera! —gritó. Jungkook se estremeció quedando estático sin voltear para atrás, pues creía que se trataba de su imaginación—. ¡Quiero conocer lo desconocido!
Jungkook sonrió esperanzado girando el rostro para ver a Jimin intentando cruzar el balcón con sus piernas torpes. Antes de que sucediera algún accidente fue hacia él ayudándolo a bajar. Cuando Jimin tocó el piso del exterior sintió que un aire de libertad lo invadió, un cosquilleo apareció en su interior provocando inmensa alegría y carcajadas llenas de inocencia.
Ambos avanzaron hasta el auto, él abrió la puerta para Jimin. Con dudas se sentó en el asiento del copiloto, luego de acomodarse, Jungkook le colocó el cinturón de seguridad pues no sabía utilizarlo. Cerró la puerta y se subió al asiento del piloto, al encender el auto Jimin soltó un pequeño grito por la sorpresa. Jungkook volteó a mirarlo, tomó un mechón de su cabello colocándolo detrás de su oreja y mirándolo a los ojos le dijo:
—Es un automóvil, estoy seguro de que en el diccionario que leíste venía la definición.
—Máquina, vehículo. Que es capaz de generar su propia fuerza motriz para funcionar y se desplaza guiado por alguien —contestó en un murmuro y él asintió.
—Esto nos va a transportar al parque de diversiones. No te asustes y disfruta del camino.
Jungkook condujo despacio hasta el parque de diversiones, Jimin observaba el exterior con los ojos amplios y una enorme "O" en la boca, cada pequeña cosa la emocionaba, llevaba las manos pegadas al vidrio de la ventana del auto, deseando tocar cada cosa nueva que veía. Luego de veinte minutos llegaron al parque de diversiones. Estacionarse fue un caos, sin embargo Jungkook tenía experiencia conduciendo, por eso se le hizo fácil aparcar cerca de la entrada. Al bajar del auto le abrió la puerta a Jimin, le ayudó a quitarse el cinturón de seguridad y lo tomó de la mano para darle confianza y seguridad. El ruido de los juegos, animadores, gritos y música se escuchaba hasta donde ellos se encontraban, causando que Jimin se sintiera un poco desorientado porque no sabía a qué se debía.
—La gente está gritando...
—Es parte de la diversión —dijo al cerrar la puerta del auto.
—Parecen gritos aterradores... —Pegó su cuerpo al auto abrazando la puerta, deseando poder abrirla y entrar de nuevo.
—Ven, averigua junto conmigo que los gritos del parque de diversiones se deben únicamente a que los visitantes se divierten. —Lo tomó de la muñeca con delicadeza.
—Bien. —Jimin avanzó a la par de Jungkook, tenía el cuerpo rígido debido a los nervios y el temor a lo desconocido.
Ambos se formaron para entrar, Jungkook le entregó el dinero al hombre de la entrada y este le dio el par de boletos Premium que garantizaban un pase para todos los juegos del lugar.
—¡Que tengan linda noche!
—Gracias —contestó Jungkook.
Al cruzar la caseta de entrada, se encontraron con varios puestos de seguridad. Distintos oficiales de policía revisaban que no llevarán armas o drogas al interior de la feria. Por eso tenían que poner sus pertenecías en una caja transparente para que las revisaran, después pasar por unas barras que detectaban metales.
—Por fortuna no traes bolso. Vas a pasar por ahí —dijo señalando las barras—. Son protocolos de seguridad.
—Tengo miedo, Jungkook. No me quiero separar de ti. —Lo tomó del brazo encajándole las uñas, él hizo una leve mueca de dolor.
—Iré yo primero. ¿Va? De esa manera sabrás qué hacer. —Jimin asintió nervioso.
Al llegar su turno Jungkook cruzó las barras de metal sin ningún problema, después animó a Jimin para que hiciera lo mismo. Dudoso cruzó las barras sin problemas. Al estar ante Jungkook se aferró a su brazo al mismo tiempo que cerraba los ojos aturdido por la multitud del lugar.
—Tranquilo —susurró a su oído—. En lugar de tener miedo observa tu alrededor, ¿ves cómo todos se divierten?
Jimin elevó la vista parpadeando varias veces, lo primero que vio fue la luminosidad de los juegos mecánicos, eso lo dejó maravillado, miró el martillo, la rueda de la fortuna, la montaña rusa, etc. También observó niños y niñas acompañados de sus padres juguetear mientras sostenían brochetas de carne, juguetes con luces y peluches de diversos colores. Habían parejas enlazando sus manos mientras comían conos de nieve, y por supuesto: Todos se divertían.
—¿Qué es eso? —preguntó señalando un algodón de azúcar púrpura que sostenía una niña entre sus manos.
—¿Quieres uno? —Jimin enmudeció.
—Jimin, puedes pedirme lo que quieras. Vinimos a eso; para que te diviertas y descubras que no eres...
—No lo digas, Jungkook. —Lo soltó del brazo para pararse frente a él—. Olvidemos mi estado, será difícil adaptarme al ruido, a las personas y a todo esto que no conozco, pero no quiero que menciones que soy...
—Entiendo —lo interrumpió, después sonrió de oreja a oreja—. ¿Vamos? —Extendió la mano y Jimin la tomó.
Juntos fueron al puesto de algodón de azúcar, compraron uno pequeño porque Jimin no podía comer mucho. Pero lo poco que comió le encantó, después entraron a la cabina de los espejos, no paraban de reír al verse de distintos tamaños y formas. Jimin le pidió a Jungkook un helado y él con gusto se lo compró. Seguido de eso se formaron para subir a la rueda de la fortuna, aunque Jimin seguía teniendo miedo y veía con temor a las personas se sentía seguro estando con Jungkook.
—Ya veo porqué nunca me llamaste —dijo un joven de cabello castaño, medía más de uno ochenta de estatura, tenía la piel ligeramente bronceada, unas piernas y cuerpo para morirse, vestía unos jeans de mezclilla, ugly shoes y un top que decía "King" en letras cursivas.
—Hola Namjoon —Jungkook levantó la mano saludándolo y Jimin se escondió atrás de él.
—No te escondas lindo —Namjoon se dirigió a Jimin y él salió de su escondite—. Jungkook y yo solíamos ser compañeros en la preparatoria. ¿Quién eres tú? —Jimin amplió los ojos sin saber que responder.
—Él es mi... Amigo. —Jungkook rodeó los hombros de Jimin con su brazo.
—¡¿Oh, pero qué te sucedió en el brazo?! —Namjoon chilló al ver las gasas del brazo de Jimin.
—Los accidentes suceden, Nam.
—¿Él no habla? Digo, no ha dicho palabra alguna.
—Sí hablo —dijo con esa voz dulce e inocente. Namjoon sonrió con amplitud al escucharlo hablar.
—¡Pero eres adorable! ¡Estás para comerte!
—Ya casi es nuestro turno —dijo Jungkook, pues la rueda de la fortuna se detuvo y estaban bajando los pasajeros para que subieran ellos.
—Vine con mis amigos de la facultad, Hobi y Seokjin también están aquí, incluso Tae. Dijeron que estarías ocupado y por eso no pudiste venir. Ahora veo que tan ocupado estabas. —Le guiñó el ojo, después se giró desapareciendo entre la multitud.
—¿Todavía quieres subir a la rueda de la fortuna? —le preguntó a Jimin.
—Tengo miedo, pero sería divertido.
Jungkook temía que sus amigos los interceptaran al bajar de la rueda, por eso quería marcharse en cuanto antes. Pero el inconveniente era el dueño de ese par de ojos negros inocentes que le pedían a gritos cumplirle cada uno de sus caprichos.
—Vamos, es nuestro turno.
Ambos avanzaron sentándose en un cubículo que se movía con el viento. De poco en poco subieron, Jungkook ya estaba acostumbrado a los arañones que Jimin le hacía cuando tenía miedo, por eso ya se esperaba esos últimos al subir a la rueda de la fortuna. Con el aire golpeando el rostro de Jimin se veía incluso más hermoso. Su cabello que era negro y brillante, provocaba que su piel blanca pálida resaltara más ante la luz del juego mecánico, piel que parecía suave y tersa, unos labios gruesos, pero pequeños, nariz pequeña, respingada, rostro diamante y orejas pequeñas. Sus pestañas eran largas y pobladas, el crecimiento de sus cejas era natural aún así no necesitaba modificaciones, ni depilaciones porque en ese tiempo las cejas pobladas estaban en tendencia. Pero lo que más lo enloquecía eran sus ojos grandes, redondos y negros que parecían dos faroles en medio de la oscuridad.
—Estoy mareado —dijo de pronto, Jungkook dejó de admirar su belleza para rodearlo con su brazo y colocarle la cabeza en su pecho.
—Seguramente viste para abajo. —Le acarició la cabeza y el cabello, Jimin sonrió al sentir la calidez de su pecho.
—Lo hice, es hermoso, pero espantoso.
—Tu helado se está derritiendo —La mano libre de Jimin estaba embarrada de nieve derretida.
—¡Con el temor de caer se me olvidó el helado! —chilló asustado.
—Déjame ayudarte.
Jungkook tomó el helado lamiendo para quitarle toda la parte derretida, después con una servilleta que les habían dado previamente limpio la mano de Jimin, le devolvió el helado, pero él lo miró con el ceño fruncido. «¿De verdad espera que coma después de haberlo lamido?». Se preguntó asqueado.
—¿Por qué no comes?
—Nunca he... Bueno, tú lo... —Jungkook soltó una carcajada al comprender la situación.
—Bajando te comparé otro.
—¡No, no, no! —De inmediato chupó el helado de vainilla haciendo de lado sus perjuicios y enseñanzas. Porque no quería darle más molestias a Jungkook.
—Eres un encanto —murmuró—. Con todo esto del helado ya hasta se te olvidó el temor a las alturas.
—Es una buena distracción.
Minutos después bajaron de la rueda de la fortuna, Jungkook observó a lo lejos a Namjoon acompañado de sus tres amigos, sin saber qué decir lo primero que soltó fue:
—¡Mierda!
—¿Ah?
—Mis amigos, ellos... ¡Ya me vieron!
Seokjin señaló a Jungkook, en seguida sus amigos se acercaron a ellos. Pero él fue más listo, tomó a Jimin del brazo arrastrándolo entre la multitud, él dejó caer el helado lamentándose por lo sucedido, con preocupación giró el rostro mientras veía como las personas pisaban el cono que tanto le había gustado. Los amigos de Jungkook los persiguieron, pero él era astuto así que logró escabullirse entre la multitud hasta esconderse atrás de unos puestos que ya estaban cerrados, entre la oscuridad le tapó la boca a Jimin, pegando su cuerpo contra el de él, sintiendo como ambas respiraciones se aceleraban.
—Ellos no pueden conocerte, no ahora. Te atacarían con preguntas innecesarias... —le explicó agitado.
—Ebebo. —Jungkook no entendió lo que dijo, entonces quitó la mano de la boca de Jimin—. Entiendo —dijo con claridad.
—Voy a presentártelos, lo prometo. —Lo tomó de las mejillas.
—Jungkook... Me dijiste que podía pedirte lo que quisiera. ¿Verdad? —Jimin lucía más nervioso de lo normal.
—Sí. ¿Qué es lo que desea bellissimo giovane?
—Cuando era niño mamá me leía cuentos de princesas todas las noches antes de dormir. En esos cuentos las princesas conocían príncipes y... —Jimin se ruborizó quedando en silencio mientras veía la luz de la lámpara golpear directamente los ojos color miel de Jungkook.
—¿Ajá?
—Tú te has comportado como un verdadero príncipe, excepto por una cosa... —Jimin cerró los ojos de vergüenza, al mismo tiempo que decía—: ¿Me puedes dar un beso de amor?
El corazón de Jungkook pareció detenerse por un milisegundo, miró a Jimin cerrar los ojos mientras sonreía, desde que lo subió al auto quiso darle un beso, pero no quiso aprovecharse de la situación, luego cuando lo abrazó después de pasar la seguridad del parque, también cuando estaban arriba de la rueda de la fortuna, incluso instantes atrás cuando cubría sus labios con las manos para que sus amigos no los encontraran. Todo el tiempo quiso besarlo, sin embargo no quería parecer un aprovechado porque su intención no era esa. Que Jimin le pidiera el beso lo conmovió porque de esa manera supo que los sentimientos de ambos eran uno mismo.
—¿Un beso de amor? —Jungkook susurró al acercar sus labios hacia Jimin.
—Sí. —Jimin seguía con los ojos cerrados, incluso las manos le estaban sudando.
—¿Puede ser un muy largo beso de amor? —murmuró a escasos centímetros de sus labios.
—Mjm...
Con delicadeza tomó las mejillas de Jimin, después sucedió: Él le dio un besó.
Traducción del italiano a Español.
Italiano: bellissimo giovane
Español: Bello jovencito
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