Capítulo 30. El espíritu de la Navidad

¡Este y ya, lo prometo! Pfghjdks. Lo siento, es que proclamo el capítulo 30 oficialmente MI CAPÍTULO FAVORITO DE ESTE FIC.

Lo prometido es deuda. ¡Hoy es viernes y el ChanBaek lo sabe!

¡A leer!


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— ¡Estoy en casa!

Exclamó Kai ingresando. Tras de él Sehun se sacudía los zapatos en la alfombra antes de cerrar la puerta tras de sí.

— ¡Hola hijo! —Se acercó su padre haciendo un saludo de manos que solo ellos conocían.

— Qué onda pá.

El padre de JongIn un hombre no muy alto, de tez un poco oscura. Su cabello medianamente canoso pero con un cuerpo bastante bien trabajado. Los años no eran una amenaza para él.

— ¡Sehun! Es bueno tenerte de visita.

Ambos se saludaron con un apretón de manos y unas palmadas en la espalda.

— Es bueno verlo, tío.

JongIn no había permitido que mantuvieran una charla más extensa cuando ya estaba jalando el brazo de su amigo escaleras arriba.

— ¡Kim JongIn! ¿No piensas darle un beso a tu madre? —Gritaba desde la cocina.

Su papá hizo una seña con la mano como que estaba caliente para ser retado por la patroncita.

— ¡Te amo má! —Fue lo único que respondió para perderse junto con su amigo por los escalones.

— La juventud... —Suspiró aquel canoso hombre, para acercarse a su esposa y abrazarla cariñosamente por la espalda.

Una vez estuvieron en la planta superior, el moreno hizo entrar al otro con prisa. Este se encontraba algo embobado porque nunca comprendía los arranques de su mejor amigo. Simplemente era más facil seguirle la corriente.

Ambos ingresaron y Kai no perdió tiempo en empujar a su compañero de espaldas a la pared. Se estiró hacia él, rodeándole el cuello con ambos brazos y capturó en un beso sus labios.

Esta acción lo tomó por sorpresa, pero no escatimó al respecto, cerrando los ojos y dejándose llevar. Posicionó ambas manos en la curva baja de su columna para apegarlo más contra su cuerpo.

JongIn sonrió entre aquellos labios, ladeando el rostro para intensificar más el acto. Fue correspondido por el más alto quien sin pudor alguno deslizó las manos hasta sus muslos, de donde lo alzó encontrándose ahora entre esas piernas que lo apresaban por la cintura.

Lentamente y sin desperdiciar ningún ósculo, se acercó a su cama y lo depositó en ella, situándose sobre él. El moreno aprovechó para soltar su cuello y comenzar a desabrochar los primeros botones de la camisa ajena.

Sehun le tomó la muñeca y se separó ligeramente solo para hablarle.

— ¿Vamos a hacerlo justo en estos momentos?

— ¿Por qué no?

— Tus padres están allá abajo.

Kai hizo una cara de perrito, cosa que provocó que el menor le robara un fugaz beso en los labios, cautivado por esa expresión. Luego retó.

— No hagas eso.

El otro soltó una carcajada.

— Al menos déjame tocarte un poquito —Pidió con confianza, pasando una mano por dentro de su camisa a medio desabotonar, acariciando su pecho y abdomen.

— ¿Por esto estabas tan desesperado de irte? —Cuestionó con una voz ronca que empleó contra la piel de su cuello, lo que estremeció al mayor.

— Oye, me quedó super genial esa actuación. Nadie sospechó nada. —Contenía una risa por las cosquillas que le causaban los besos tras la oreja.

— ¿Qué te hace creerlo?

— Que pareció como si quisiera hacerle la segunda a Baek con ChanYeol. —Sonrió astuto encogiéndose de hombros, orgulloso de su buena jugada. Era matar dos pájaros de un tiro.

— ¿A Baek le gusta ChanYeol? —El muchacho descubrió su rostro para mirar al moreno.

Recibió un golpe.

— Se GUSTAN. —Le miró con los ojos entrecerrados. —. Hola, tierra llamando a Sehun. ¿En qué mundo estás?

— En el tuyo, por supuesto. —Respondió como si nada y volvió a inclinarse para repartir besos por toda la línea de su quijada.

Éste rió.

Para cuando Sehun se había despojado de su camisa y Kai se hallaba sentado a horcajadas del menor, el moreno interrumpió los besos en su pecho.

— Comienzo a preocuparme, bro. ¿Crees que alguien sospeche algo?

El rubio negó.

— A ambos se nos da muy bien ser idiotas. Nadie tiene la más mínima idea de lo nuestro.

Ante la mirada lejana que Kai mantenía, Sehun chasqueó los dedos frente a su rostro despertándolo.

— ¿Qué te inquieta?

— No lo sé... Me siento mal por ChanYeol. El nunca nos oculta nada, y ahora nosotros tenemos este secreto. —Lentamente se inclinó para depositar la mejilla sobre el pecho foraneo, siendo acurrucado ahí por los brazos del más alto.

— ¿Deberíamos decírselo?

Kai negó rotundamente.

— ¿Entonces quién te entiende, hombre?

— ¡Tsk! —Gruñó—. Sabes que Chan siempre ha sido... el padre del grupo... Así como tu eres el idiota y yo el guapetón... él siempre ha sido quien nos orienta y mantiene derechos.

El otro asentía casi convencido de los roles.

— ¿Te imaginas el sermón que nos dará cuando se entere que tenemos algo? O peor aún... Que no somos nada y aún así hacemos este tipo de cosas. —Se incorporó para mostrarle su expresión aterrada.

— O peor aún... —Corrigió Sehun —. El simple hecho de haberselo ocultado.

El otro asintió.

— Ahora comprendes.

— Si.

El más alto suspiró.

— No le demos tanta importancia. Lo hemos estado haciendo bien hasta ahora. —Sehun ingresó sus manos por dentro del pantalón del muchacho, justo apretujando entre sus manos los gluteos del mayor con fuerza. Aquello causó que Kai se ruborizara y callera ligeramente hacia adelante, sosteniéndose con las manos puestas sobre la almohada a cada lado del rostro de su amigo—. A demás, hace mucho tiempo que no encontrábamos un momento para nosotros. Hay que aprovechar.

JongIn le miró con rencor.

— ¿No que mis padres están ahí abajo? —Levantó una ceja.

— Uh... cierto. —Se maldijo desviando la mirada. Para empezar, él era quien había sido provocado, y ahora con las mismas le abandonaban a su suerte.

El anfitrión se inclinó y dejó un tierno y lento beso en sus labios, cautivado por el puchero que inconscientemente su amante había hecho. Se incorporó bajando de la cama y comenzó a desnudarse, dejando un rastro de ropa que se dirigía hasta el cuarto de baño adjunto. Sehun no le quitó los ojos de encima ni por un momento.

— Te espero en la ducha. —Sonrió bribón, perdiéndose en el baño.

El otro se colocó de pie rápidamente. No iba a desaprovechar la ocasión.

— ¿Puedo demorarme una hora entonces? —Cuestionó ingresando junto a él y cerrando la puerta tras de sí.

— Solo si es conmigo.

El tiempo pasó sumamente rápido para ellos. Dicen que cuando estás con la persona indicada el tiempo se detiene porque disfrutas cada segundo que pasas a su lado, al punto de exprimir y sacar provecho de los mejores momentos.

Una ducha larga de dos, un terrible vapor que empañó incluso el vidrio, y por si fuera poco los besos continuaron hasta que cayeron sobre la cama, semi desnudos a penas con la toalla medio tapando sus partes íntimas y una fina capa de agua sudorosa en sus cuerpos.

— Quítate, quítate, quítate... Hemos tardado un montón en la ducha. Mis padres pueden aparecer por aquí en cualquier momento. —Trataba de escapar de Sehun, gateando por la cama hacia la otra orilla para correr hacia el armario, pero sus planes fueron frustrados cuando el menor le sujetaba de los tobillos y jalaba de regreso por sobre el colchón—. ¡Ah! Maldito... ¡Ya déjame ir! —Trataba de gruñir, pero le era inevitable no reír.

— ¿No le pasaste pestillo a la puerta?

— No. —Ya había sucumbido bajo el cuerpo del otro, pero se mantenía inexpresivo mientras era besado hasta la coronilla.

— Entonces es tu culpa.

— Solo creo que una aventura es mejor si huele a peligro —Volvió a intentar hacer uso de su fuerza—. ¡Pero esto es suficiente!

Adoraba esa actitud de su amigo, debía admitir. Cada vez que lo provocaba terminaba él perdiendo bajo su cuerpo. Sehun no tenía límites ni se cansaba de probarlo. ¡Pero, carajo! Ni si quiera la adrenalina de ser pillados podía romper esa extrema despreocupación que lo caracterizaba.

— ¡Shh!... Solo disfruta.

Lo tenía apresado boca abajo, sosteniéndole firmemente las muñecas a los costados sobre el colchón, conforme le besaba la espalda.

— No me chites. Soy mayor que tú, deberías guardarme más respeto. Mocoso insolente —Ruborizado intentaba zafarse del agarre con todas sus fuerzas, pero la posición tampoco le favorecía. Era imposible. Se le escapó un jadeo que pronto calló—. Sehun, nos van a atrapar...

— Chicos, les traje un batido de chocolate... —Entró su madre a la alcoba sin pedir permiso ni perdón.

Al verlos se quedó petrificada, con las manos apenas sosteniendo débilmente la charola con las bebidas.

— ¿Que están...?

— Ah... Hola mamá. —Sonrió Kai quedándose estático en su posición.

Kai se encontraba de pie en la cama con un palo de hockey ya en posición para batear. Al otro extremo de la alcoba Sehun sostenía un condón inflado cual globo, que simulaba la pelota de baseball. Había un montón de cosas regadas en el suelo, ropa, cuadernos, alguna almohada, la cama semi desvestida.

— ¿¡Qué es este desastre JongIn!? —Exclamó la señora enojada, ingresando a la alcoba para dejar la charola sobre alguna mesa, pateando en su camino un libro que estaba tirado en el suelo.

— ¡Mamá! ¡Esa era la segunda base!

— ¡Segunda base el coño de tu padre! —Dejó la charola sobre la mesa auxiliar con un fuerte sonido—. ¡Mira este campamento de gorilas! ¿No te da pena con Sehun?

— Verdad... ¿No te da pena conmigo? —Cuestionó el aludido negando desaprobatorio con la cabeza.

Kai lo fulminó con la mirada.

— Má, deberías ver su habitación. ¡Es peor que la mia!

— ¡Me importa un choto! ¡Debería darte vergüenza!

— Si. Debería darte vergüenza.

— Tú cierra el hocico, imbécil. —Saltó de la cama hacia Sehun para caerle a palazos.

Pero sus intentos fueron frustrados por el agarrón en la oreja que le propinó su madre.

— ¡Ay, ay, ay!

— Uy, así decías anoche... —Se burló el menor, abrazando el condón mientras observaba la divertida pelea entre su amigo y aquella señora.

— De aquí no vas a salir hasta que tu cuarto quede impecable. ¿Entendido?

— Auch... ¿Sehun puede ayudarme?

— Me niego. —Hizo una equis con sus brazos.

— Para amigos como tú, ¿para qué enemigos?... ¡Auch! —Fue callado por otro jalón de oreja.

Y ahí se encontraban en la alcoba a esas horas de la noche, cuando ya el festival había dado inicio y la familia Park-Byun estaba a su espera seguramente. Kai ordenaba perezosamente su habitación mientras Sehun lo observaba desde la cama, con una pierna cruzada sobre la otra bebiendo educadamente de aquel vaso.

— ¿En serio no piensas ayudarme? —Le miraba de soslayo cada vez que pasaba frente a él.

— ¿Cómo podría quitarte el honor de acomodar tu habitación?

— Vaya honor —Puso los ojos en blanco.

— ¿Sabes algo?

— ¿Hm?

— Estoy pensando en finalmente decirle a Tao lo que siento.

El moreno dejó de acomodar para mirarlo con incredulidad y luego soltar una burlona carcajada.

— ¿¡Hablas en serio!?

El rubio se ruborizó y desvió la mirada, sin dejar de succionar de la pajilla. JongIn se incomodó ante esa reacción.

— Esto es increible. ¿Vas en serio con Tao?

Sehun lo pensó demasiado y su amigo lo miró desaprobatorio.

— Creo que quiero intentarlo.

— Sehun, todo este tiempo he admiro tu voluntad con respecto a la idea de conseguir una pareja. ¡En serio! —Trató de no parecer sarcástico—. Eres un hombre muy guapo y cualquiera caería embobado por ti —Tomaba asiento a su lado luego de ir por su bebida—. Pero esa actitud tan desgraciada tuya es lo que termina alejando a tus posibles pretendientes.

— ¿Desgraciada?

— Si. Eres un completo pendejo que no mide sus palabras. Y por si fuera poco esa expresión tuya de "Me vale verga" no ayuda.

— No es cierto. Soy todo un caballero.

— ¿Recuerdas a tu última cita? Le dijiste a esa chica que te gustaba todo de ella... incluyendo el sucio entre sus dientes.

— Soy muy sincero y puro.

— Mis inexistentes pelotas.

— ¿Cual es el punto a todas estas? —Le miró de soslayo. Se inclinó hacia él y habló tan cerca de su oido que casi le muerde la oreja con sus palabras—. ¿No me digas que estás celoso?

— ¿Por qué lo estaría? —El moreno ni si quiera se inmutó, estaba concentrado en su merienda.

Eso ofendió al menor.

— ¿Entonces cual es el problema de que quiera intentarlo con Tao?

— ¡Precisamente que se trata de Tao! —Exclamó—. No me malentiendas, no tengo nada en contra de él. De hecho creo que es un muchacho muy admirable y con un caracter fuerte, tan orgulloso y capaz.

— Sí, sí. Es precisamente lo que me gusta de él.

— Pues es precisamente lo que me preocupa —Hizo una breve pausa—. Sehun, Tao no está para tus juegos. Es un chico bastante serio con sus decisiones. Un paso en falso y te enviará a comer mierda. ¿Entiendes la magnitud de lo que quieres?

— No pierdo nada con intentarlo —El moreno no se notó muy convencido de esas palabras—. Seré cuidadoso.

JongIn suspiró. Dejó el vaso vacío a un lado y habló.

— ¿Por qué me cuentas todo esto?

— Porque quiero que me ayudes.

— Haz lo que quieras, pero esta vez no voy a ayudarte. Actúa bajo tu propio riesgo. Lo lamento.

— Entonces estás celoso.

El otro tomó una almohada y se la lanzó a la cara, casi haciendo que Sehun derramara la bebida sobre su ropa.

— Hey. —Gruñó.

— ¡Ahora ven y haz que valga la pena que me acueste con un tipo como tú!

— ¿Quieres que te ayude?

— "¿Quieres que te ayude?" —Repitió con voz de retraso mental—. ¡De bolas!

Le dio la espalda para recoger una ropa que había dejado tirada cuando sintió cómo Sehun le tomaba por las caderas con ambas manos y le daba un empujón en el trasero con su propia pelvis. Kai perdió el equilibrio y le metió la cabeza al estante de enfrente.

— ¡HIJO DE P...!

[...]

— Lamentamos llegar tarde. —Saludó Sehun ingresando a mi casa.

— Si. Mamá me obligó a recoger mi habitación para poder salir. —Apareció el moreno, con una bandita en la frente.

— Kai ¿estás bien? —BaekHyun fue el primero en notar la herida del mayor.

— Ah ¿esto? —Soltó una risa—. Me tropecé y me caí.

— Si. Se tropezó con una cáscara de banana. La tía Kim tenía toda la razón, su habitación era un campamento de gorilas. —Participó un inexorable Sehun.

JongIn le miró de soslayo.

— Creí que eso solo ocurría en las caricaturas. —Participó Suho.

— Si... La pisé tan, pero tan fuerte... —Hizo una mímica pisando con fuerza y luego moviendo la suela del zapato contra el piso insistentemente—. ...Que la dejé hecha trocitos.

A Sehun le vibró todo el cuerpo de solo recordar la paliza que había recibido y cómo accidentalmente se había estrellado el pie del mayor contra su entrepierna, una, y otra, y otra, y otra vez.

— Pobre bananita. —Se entristeció Luhan, cubriéndose la boca con las dos manos como si estuviese a punto de llorar por ella.

— Oh por dios, bebé Kyung, si estás guapísimo con ese overol —Se acercó a él cuando Tao lo tenía en brazos—. ¡Y mira sus botitas!

— ¡Sí, sí, está precioso! —El hermano mayor también estaba enamorado de ese conjunto.

Lo dejó en el suelo y este caminó lejos de Kai, quien no perdió el tiempo en perseguirlo.

— Oye, ven, vamos juntos al festival. ¡Tengamos una cita! —Iba tras de Kyung.

— Sehun... —Habló Luhan jalando un poco de su brazo. Este bajó la mirada hacia el pequeñín—. Yo te guardé la mitad de mi pastel para ti... en mi cajita del almuerzo. —Levantó entre sus manos un envase lila semi transparente con cerradura de goma a los lados.

— Oh... no tenías que hacerlo. Creo que voy a explotar de todo lo que he comido —Sehun lo destapó, percibiendo un olor ha guardado—. Vaya. Hasta tiene restos de pollo, arroz y ensalada...

El pequeño lo miró apenado por ese detalle, pero el alto solo depositó una mano sobre su cabeza.

— Muchas gracias, Lú. Voy a disfrutarlo.

El aludido sonrió.

— Listo, encontré suficientes bolígrafos —Bajé de las escaleras con cierta prisa. Cuando levanté la mirada me percaté de que habían llegado mis dos mejores amigos—. Hey, ¿por qué demoraron tanto?

— La mamá de Kai lo obligó a hacer su cuarto. —Habló masticando del pedazo de pastel y sacándose un pequeño hueso de pollo de la boca.

— Tiene sentido —Volteé a ver al moreno—. ¿Y qué con tu frente?

— Un zancudo ninja —Me respondió—. ¿Y donde están los demás? —Levantó a KyungSoo entre sus brazos, el cual se hacía el peso muerto con medio cuerpo arqueado hacia fuera de los brazos de su cuidador, fastidiado, a ver si eso lograba hacer que lo soltaran.

— Ellos ya se fueron, no quisieron esperarlos más. —Tao observaba como BaekHyun peinaba dulcemente los cabellos de Suho para hacerle un lindo peinado y que se viera tan decente como el pequeño lo deseaba.

— Muy bien. Andando.

No tardamos en llegar a la calle principal, esa desde donde comenzaba el recorrido de luces navideñas y puestos ambulantes: habían algunos donde vendían bebidas, dulces, comida rápida, otros con artesanía y muñecos de navidad, algunos otros con minijuegos...

— Wow... Es precioso todo esto... —Musitó Tao encantado, mirando hacia todas partes mientras caminábamos a través de la calle.

— La gente está tan feliz. —Opinó BaekHyun con una amplia sonrisa y unos ojos que brillaban de emoción.

— ¡Luces! —Brincoteaba Luhan.

— Es muy lindo...

Al final del recorrido llegamos a un parque con un área verde inmensa justo delante de donde quedaba un pequeño bosque no muy profundo. En ese sitio había una enorme hoguera, donde mucha gente hacía una especie de picnic nocturno a su alrededor.

Una vez ahí no demoramos en encontrar a los nuestros.

— ¡Chicos! ¡Por aquí! —Chen nos hizo señas.

Parecía desesperado porque Xiumin no se soltaba de su brazo. "Ayuda" me pareció verlo gesticular en mudo.

Junto a ellos estaban Lay, y mi madre jugando cartas con algunas de sus amigas. Nos acercamos, saludando cortésmente a aquellas señoras y evitando interrumpir su juego. Todos tomamos asiento sobre el césped, fuera del mantel.

— Qué bueno que llegaste... —Habló mi hermano con desespero ronco en su voz, jalando del brazo de Tao—. Por favor quítamelo de encima.

— Tú te lo buscaste, por no querer esperarnos. —Se burló.

— Por favorrrr... —Estiró la palabra a punto de desfallecer.

En ello Luhan no podía quedarse quieto. Estaba tan emocionado que incluso desde ahí permanecía mirando las luces de la calle y todos los adornos.

— Quiero ir. Quiero ir allá. —Suplicó dando saltos y tratando de controlarse. Pero le era imposible.

— Primero deberíamos hacer nuestros deseos —Sehun sujetó al inquieto niño y lo sentó entre sus piernas—. Luego iremos y probaremos todos los juegos a ver si nos ganamos algo.

El chiquillo asintió entusiasmado.

Saqué entonces los lápices para comenzar a repartirlos.

— Yo iré a solicitar las hojas. —Se apresuró Chen para zafarse de su tormento y salir corriendo en busca de lo mencionado.

— ¡Espera, mi amor, te escoltaré! —Xiumin iba a ponerse en pie pero Tao lo detuvo con una mano en el hombro y una mirada asesina.

El pequeño se cruzó de brazos enfurruñado y se quedó en su lugar.

— ¿Vamos a pedir deseos? —Cuestionó BaekHyun curioso.

— Así es...

— Pero ya nosotros pedimos nuestros deseos al pesebre. —Comentó Lay.

— ¡Si! Yo pedí un monopolio.

— ¡Yo un PS4!

— Unicornio.

— No, chicos, estos no son deseos materiales. —Explicó Kai.

— ¿Entonces qué? —Cuestionó el gemelo mayor.

— Cada uno tendrá dos hojas. En una escribirán las cosas malas que les sucedieron este año, esas cosas que desean olvidar. Entonces luego quemaremos ese papel en la hoguera. En el otro papel pediremos los buenos deseos que queremos que se cumplan para el año siguiente. Este lo vamos a guardar y atesorar. Y el año siguiente, si tenemos la oportunidad de venir nuevamente al festival del Espíritu de la Navidad, quemaremos ese papel, como una etapa que ya se ha cumplido. Y repetiremos el proceso que estamos haciendo hoy.

La mayoría entendió, pero los pequeños como Luhan y los gemelos aún estaban en trance.

— Nosotros, que ya hemos venido cada año, trajimos nuestros buenos deseos del año pasado. —Saqué un papel doblado y algo viejo de mi bolsillo.

Kai y Sehun imitaron mi acción.

— Pero ustedes no se preocupen por eso en estos momentos. Comencemos a escribir nuestras peticiones.

Dicho esto Chen ya estaba repartiendo las hojas a cada quien. En silencio todos comenzamos a escribir en nuestros papeles. Estuvimos al menos treinta minutos, sino más, escribiendo todas las peticiones. El que iba finalizando, iba directo a la hoguera y lanzaba su papel donde estaban escritas las cosas malas.

Fui casi de los últimos en terminar, y mientras estaba de pie frente al fuego observando como se chamuscaba mi hoja, Baek se posicionó un poco más atrás de mi.

— ChanYeol... ¿Puedes? —Me extendió su hoja doblada.

Volteé a verlo y arqueé una ceja.

— ¿Qué pasa? ¿No vas a hacerlo tú? Es muy satisfactorio hacerlo uno mismo, créeme.

Apenado dudó un poco.

— Tengo miedo de quemarme.

— No vas a quemarte. Acércate —Le invité, pero este solo se quedó mirándome sin moverse ni un poco—. Vamos, ven aquí... —Le ofrecí mi mano.

El la miró y lo pensó un poco, pero efectivamente cedió sujetando mi mano y dejándose llevar por mí. Lo atraje a mi costado.

— Ahora lanza el papel desde aquí.

Baek tomó una bocanada de aire y apretó la carta entre sus manos.

— Piensa en todo eso que te ha causado inquietud, malestar, zozobra, y que ahora te das cuenta que no es nada. Son solo un montón de letras trazadas en un papel que pronto estará ahí... —Señalé—. Haciéndose nada hasta perderse en un montón de cenizas. Ya no existirán más, y le abrirá lugar a nuevas cosas buenas que llegarán a tu vida. Es como si... le hicieras un funeral a la desdicha. Un adiós y un gracias a todo lo malo que nos ha ocurrido y nos ha enseñado, y que ahora nos hacen ser la persona extraordinaria que somos hoy en día.

Apreté su hombro en mi mano y observé su mirada perdida en el color naranja brillante frente a nosotros. Esa lejana mirada de pronto enfocó y aseveró. Se le vio tan decidido que me hizo pensar que parecía otra persona.

Entonces finalmente lo lanzó, sin el mas mínimo temor, y el papel comenzó a chamuscarse a una gran velocidad.

— Muy bien hecho. —Celebré revolviéndole los cabellos.

Él volteó a verme como un cachorrito: "¿Viste lo que hice? ¿Lo viste? ¿Lo viste?". Yo le sonreí y él me devolvió el gesto.

—Ahora no pierdas la carta de los deseos.

Baek la miró y luego comenzó a desdoblarla.

— ¿Quieres ver qué deseé?

— ¡No! —Lo detuve antes de que me la mostrase—. No puedes contarle tus deseos a nadie hasta que se cumplan.

Él asintió

— Cuando mi deseo se cumpla, voy a contártelo.

— Bien... —Reí enternecido—. Cuando el mío se cumpla también te lo diré.

— Es una promesa.

— ¡Pensé que no vendrías! —La voz de una chica interrumpió el momento.

Quise darme con una piedra en la cabeza hasta desfallecer. Pero volteé con una sonrisa antipática.

— Hola.

— ¡Uy! ¿Interrumpo algo? — Cuestionó a un par de pasos de nosotros.

¡Pues sí! Pero BaekHyun negó fuertemente con la cabeza y me sentí herido. A veces quisiera que no fuese tan bondadoso e ingenuo, pero luego pensaba que ese era su más grande encanto, y que si él era el policía bueno, entonces yo sería el policía malo.

— De hecho, estábamos por volver con los demás. —Lo tomé del antebrazo y lo invité a caminar conmigo.

Confundido pero dócil él me siguió.

— Tu debes ser BaekHyun. —Volvió a atajarnos.

Yo me paralicé, un frío corrió por mis venas. Estaba dispuesto a ignorar eso y seguir con nuestro camino, pero Baek fue quien se soltó ágilmente de mi agarre y se posicionó frente a ella.

NO JODAS...

Pensé. ¿¡Qué era ese cambio de actitud tan repentino!? ¿¡Desde cuando se había vuelto un chico tan desafiante!? Comenzaba a aterrarme lo que pudiese salir de eso.

— Hola. Es un placer —El chico hizo una leve venía—. Soy Byun BaekHyun. —Le ofreció su mano.

NaYeon rió confundida.

— Si. Lo sé. Eso fue justo lo que dije —La estrechó cortésmente—. Yo soy Im NaYeon. Pero puedes decirme Nana, o como gustes. —Sonreía.

BaekHyun lo meditó un poco.

— Zorra maldita...

— YAAAAAAAAAAAAAAAA TENEMOS QUE IRNOS —Le cubrí la boca al chico con toda mi palma—. Prometimos pasar esta velada en familia, así que lo lamento. Adiós.

Me lo llevé de ahí rápidamente, antes de que pudiera hacer o decir algo más. No iba a dejarlo escapar.

NaYeon se quedó estupefacta en su lugar.

— Esas son palabras que solo Chen usaría. — La chica sonreía con maquiavelismo.

[...]

— ¿Qué hay de la grabación? ¿Aún la conservas?

— Por desgracia sí —Chen y Tao hablaban en un tono de voz prudente—. La tengo muy bien guardada. Si eso sale a la luz no creo que tenga los resultados que esperamos.

— ¿Por qué? Después de todo el hombre hizo exactamente todo lo que necesitabas para la evidencia.

Chen le miró receloso, sin poder creer la totenría que decía. ¿Es que no recordaba la super metida de pata que hizo?

— Te refrescaré la memoria: cuando ingresaste al almacen y viste... lo que viste... soltaste una asquerosa carcajada, me señalaste, y dijiste algo como "Ahora entiendo por que eres el mejor estudiante. Moviendole el culo a los profesores cualquiera pasa las materias" —Burló con una exagerada voz femenina y odiosa. Tao quedó en el sitio—. Luego el profesor tomó tus palabras como un puente y se hizo la víctima, dejandome peor frente a ti y frente a la grabación. ¿Tienes idea de cuanto lloré de frustración ese día... y los siguientes? —Sonrió con palpable hipocresía—. En la grabación no hay NADA que indique que puse resistencia. Es basura.

— Mierda... —Se apenó Tao desviando la mirada. ¿Qué podía decir al respecto?

— Es por eso que hoy he decidido volver a escribir este mal entendido en mi carta —Cortó el mal ambiente con una expresión más despreocupada, y comenzó a trazar en la hoja—. Guardar rencor solo envenena el alma.

El mas alto se le quedó mirando unos instantes, y luego centró su atención nuevamente en su propio escrito.

— Yo también voy a escribirlo. Hay que quemar esto.

Chen esbozó una sonrisa esquimal.

— ¿Puedo preguntar...? —Chen volteó en dirección hacia su interlocutor cuandoe ste volvió a tomar la palabra—. Lamento seguir tocando el tema, pero siento curiosidad. ¿Cómo te enteraste de que el profesor hacía ese tipo de cosas?... No me digas que presenciaste algo... desagradable. —Hizo una mueca preocupado.

El otro agachó la mirada, sin saber exactamente cómo explicar semejante cosa. Siempre trataba de cuidarse las espalda con respecto a ese tema, porque no siempre era bien recibido. Y si ya de por sí estaba haciendo cosas locas, no quería que lo vieran como un verdadero demente. Pero después de todo se sintió en confianza con Tao, así que tomando valor impetuoso decidió explicarle.

— Tuve una... visión —No levantaba la cabeza pues estaba avergonzado—. Siempre he podido ver cosas que los demás no —Pausó—. Había una mujer. Cada vez que tenía clases con ese sujeto, podía observarla junto a él. Ella no le apartaba la vista de encima ni por un segundo. —Tao permanecía callado escuchándolo atentamente, y por esa razón el muchacho aún no quería cruzar miradas con su compañero—. Un día ella notó que yo podía verla, y desde entonces comencé a tenerla cerca de mi: en el baño, por los pasillos de la universidad, en la calle, e incluso en mis aposentos —Se llevó una mano a la cabeza, preocupado—. Me transmitía una sensación de rabia y compasión. Así que intenté pedir por ella una y otra vez, pero no lograba hacer que viera la luz. Finalmente terminé armándome de valor para inmiscuirme en asuntos ajenos de los que, la verdad, no me agrada mucho participar.

Hizo una pausa y trató de seguir explicandose lo más entendiblemente posible.

— Ella era su difunta esposa. Él la asesinó luego de que ella lo descubriera teniendo relaciones con una de sus estudiantes. Ella también era profesora, de música, de nuestra universidad. Se hizo ojos ciegos y lo intersectó cuando iban de regreso a su hogar. Lo amenazó e insultó. Él terminó matándola a golpes en un oscuro callejón, solo para callarle la boca —Miró al chico a su lado, con una inmensa impotencia reflejada en sus orbes—. ¿Sabes qué fue lo peor? Fue declarado inocente por la muerte de su esposa, y el muy maldito no escatimó al respecto: sigue cometiendo sus asquerosos actos —Hizo una pausa—. Yo pienso que, si no puedo mandarlo a la carcel por el asesinato de su esposa, entonces utilizare los abusos que comete para hacerlo pagar por lo que hizo.

El otro estaba estupefacto, observando en silencio, casi pudiendo sentir toda esa cosmosidad de inquietudes.

— Uhg... Se que es dificil de asimilar todo eso. No te culpo si no me crees —Rió nervioso—. Está bien, solo olvídalo. El punto es que me ha demostrado ser el viejo verde que sospechaba.

— No —Por fin habló—. Lo entiendo completamente, Chen —Se encogió de hombros—. Es lo que mi hermanito menor ha estado padeciendo todo este tiempo, una capacidad tan elevada que parece increible para las otras personas. Pero no para mi, creo que es un don increible, y eres muy valiente al enfrentar semejante situación. Es muy bondadoso de tu parte, siendo que no obtendrás ningún tipo de recompensa por vengar a esa mujer, ninguna satisfacción que no sea la tranquilidad espiritual —Sonrió—. Y eso es admirable, Chen. Te respeto.

El otro se ruborizó de la alegría. No hubiese pensado jamás que esa persona con la cual había tenido una enorme diferencia, ahora era quien le decía esas palabras tan acertivas. Le hizo sentir que podía ser él mismo sin importar donde o con quien estuviese. Era muy problema de las otras personas el cómo lo vieran a él. Siempre haría lo correcto porque estaba en él la justicia.

— ¡Tú! —Interrumpí agarrando el rostro de mi hermano con una mano de modo que mis dedos le apachurraran las mejillas, viendose sus labios deformados por la presión.

Él me miró sorprendido y confundido.

— ¿Qué mierdas le estás enseñando a BaekHyun? —Gruñí.

Chen desvió la mirada hacia el chico a mi lado, y luego volvió a observarme.

— Yo no hice nada. —A penas pronunció con dificultad.

— No digas tonterías. Le enseñaste a maldecir a NaYeon. —Dije esto con un tono de voz bajo.

Hizo un intento de "O" con los labios y rápidamente —me pareció que muy emocionado— se safó de mi agarre y le dirigió la palabra a BaekHyun.

— No me digas que insultaste a NaYeon en su cara. —Sonreía.

Tao también volteó a ver a su hermano, sin poder imaginarlo.

— ¿Zorra Maldita? —Cuestionó Baek desubicado.

Me llevé las manos a la cabeza y mi hermano soltó una estruendosa carcajada.

— Nunca había estado tan orgulloso de ti, hermanito —Tao fingía limpiarse las lágrimas—. Ven aquí. —Le invitó y el bajito fue a sentarse junto a ellos.

— ¡Kai! ¡Tienes que escuchar esto!

Entusiasmado el moreno se apresuró hacia ellos. Como casi no le gustaba enterarse de los chismes...

— ¿Y bien? Cuéntanos... ¿Qué cara tenía NaYeon?

Yo puse los ojos en blanco y me sentí culpable. ¿Cómo podía permitir que estos mequetrefes le evenenaran la cabeza a mi chico?

Bueno, no era mi chico... aún, pero... Me sentía responsable de su educación. Sí. Eso.

[...]

Luego de que todos estuvimos al día con los escritos, decidimos ir a pasear por la calle para disfrutar de la fiesta, los colores y los juegos. Nos detuvimos primero a por unos extravagantes vasos de tizana que no podían faltar en una noche como esa. Era una tradición el degustar un vaso de jugo abarrotado de frutas en el festival del espíritu. La festividad no estaría completa si no probabas esa delicia.

Al principio todos estabamos disfrutando juntos, pero al tiempo comenzamos a separarnos por grupos ya que teníamos intereses diferentes a otros.

Luego de que KyungSoo armara otro berrinche en brazos de Kai, este desistió y lo dejó en brazos de BaekHyun donde efectivamente el bebé finalmente se calmó un poco y se acurrucó en su cuello. El moreno, herido, fue consolado por Chen quien sugirió que fuesen juntos a probar suerte en una mesa de apuestas, seguidos por Xiumin quien claramente no iba a perderse un reto como ese.

Lay se ofreció a llevar a Suho y Luhan al parque ante la insistencia del pequeño por lanzar a su nuevo peluche —mismo que Sehun había ganado para él en un juego de disparos— por el tobogán, pero Tao no tenía planeado dejarlos solos, y Sehun se ofreció a hacerle compañía también.

Yo me detuve en un pequeño bazar donde un brazalete llamó mi atención. Era una cuerda larga de color turquesa que llevaba un ancla al final. Me recordó instantaneamente a mi padre. El ancla era su amuleto de la suerte. Sonreí y me la probé. Esta daba al menos tres vueltas al rededor de mi muñeca hasta que la cuerda se enganchaba en el ancla. Me la llevaría sin duda alguna.

Ojeé un poco más la cantidad de artesanías que estaban expuestas y divisé un brillante brazalete de liga roja que poseía como dije a un bujo plateado bastante delicado. Era sencillamente perfecto. Y solo pude pensar en una persona al verlo.

BaekHyun.

Volteé con rapidez para ver en donde se había metido. Esperaba que no estuviera solo, ni se hubiera perdido entre la multitud. Y para mi suerte logré ubicarlo. Estaba caminando calle abajo, a paso lento y relajado. Su fobia humana o lo que quedaba de ella había quedado en segundo plano. Su mirada estaba perdida en remotos destellos mientras por inercia su mano ofrecía delicadas caricias a la espalda de su hermanito menor quien yacía dormido abrazado a su cuello.

Las personas que pasaban a su lado eran nada más que pétalos de Sakura que acariciaban lejanos la brisa que rozaba su piel y caminaban en dirección contraria a él haciéndolo destacar hermosamente.

Interrumpí su ensimismamiento cuando notó que yo había comenzado a caminar a un metro de distancia tras de él. Me miró sorprendido.

— ¿Por cuanto tiempo me has seguido?

Lo alcancé sin esfuerzo alguno y me detuva su lado.

— Acabo de llegar —Le sonreí—. ¿Caminamos juntos?

No lo pensó dos veces para asentir con la cabeza. Entonces nos pusimos en marcha sin prisa alguna.

— ¿Qué te ha parecido el festival?

— Es hermoso. Muy agradable —Volteó a verme—. Quiero venir el próximo año.

— Vendremos la proxima vez —Aseguré—. ¿Has podido disfrutar de las... 'atracciones'? Has pasado el mayor tiempo cuidando de tus hermanos.

— Oh, bueno, es que KyungSoo seguía fastidiado.

Fruncí los labios. BaekHyun era tan maternal. Cuando pensaba en ello la idea de que creciera sin su verdadera madre pasaba por mi mente, y entonces me preguntaba, ¿de donde había sacado este chico un corazón tan puro? Era como si cada golpe que recibiera solo hiciera que su amor incrementara. Pensé que alguien así normalmente almacenaría odio y resentimiento, pero resultó ser todo lo contrario.

¿A qué se debía ese resultado tan inusual?

— Permíteme ayudarte con Kyung. Debes tener los brazos cansados, su peso no es ninguna broma. A demás es mi deber cuidar de... —Me paralicé al tocar con mis manos su pequeño cuerpo. Estaba caliente por sobre la ropa—. ¡BaekHyun! KyungSoo está hirviendo. —Toqué su frente y luego me incliné hacia él para depositar mis labios sobre la piel de su brazo—. Tiene mucha fiebre.

El hermano mayor se notó muy preocupado y culpable.

— Yo no tenía idea...

— Eso explica lo fastidiado que se ha sentido hoy. Hay que ver cuantos grados tiene. Pero a juzgar por lo caliente que se encuentra debe estar ya por los 39.

— ¿Eso es mucho?

— Es peligroso. Hay que llevarlo a casa —Dentro de mi preocupación traté de mostrarme tranquilo, ya que el muchacho había comenzado a alterarse—. Adelántate, voy tras de ti.

Miré hacia todos lados. Estábamos lejos de la hogera pero esperaba encontrar a alguno de los muchachos por ahí cerca. Exitosamente di con Chen y los otros dos, y me aproximé hacia ellos para explicarle los acontecimientos. Necesitaba que no se alarmaran demasiado porque era una situación controlable, pero que mantuvieran al tanto a los demás. Me despedí con prisa y fui corriendo para alcanzar a BaekHyun.

[...]

Luhan y Suho daban vueltas en una ruleta mientras Lay la empujaba.

— ¡Más rápido! ¡Más rápido!

— ¡Chicos! ¡Si vomitan les haré tragar sus propias regurgitaciones! —Advirtió Tao mirándolos desde su sitio.

Él y Sehun estaban sentados platicando en los columpios, a penas empujándose suavemente con los pies sin despegarlos de la tierra.

— Te decía... —Prosiguió con su plática—. Entonces en esa época descubrí que tenía un don para la actuación. Se me daba bastante bien, la verdad, y me mantenía alejado de quien yo era realmente. Me gustaba leer, perderme en letras e historias, pero definitivamente interpretar a los personajes era mucho más emocionante.

— Pero es dificil también ¿no? He escuchado que dicen cosas como que... a veces los actores entran tan de lleno en una personificación que terminan convirtiéndola en su verdadero yo.

Tao asintió pensativo.

— Eso depende de la persona. Nunca he permitido que el personaje se apodere de mi verdadero yo, y espero que nunca me llegue a suceder algo como eso.

— ¿Qué hay del papel de los antagonistas? Supe de un actor que interpretó a un desciquiado asesino. Tuvo que practicar durante mucho tiempo cada una de sus expresiones, sentimientos y pensamientos, hasta que casi llegó al borde de la locura. Incluso se encontró haciendo muecas desorbitadas en su vida cotidiana, tal como el personaje.

Le corrió un escalofrío y se abrazó a si mismo.

— Por dios, Sehun, ¿qué clase de plática tan aterradora es esta? Me erizas la piel.

— Lo siento. —Habló sin la más minima expresión.

Tao rió algo incómodo.

— Me pareció una envoltura interesante de ti. Creo que es admirable lo que haces.

— ¿Tu crees? —Le miró algo estupefacto.

— Si. Es lindo ver como te brillan los ojos cuando hablas de tus pasiones. Creo que es el aspecto que más hace atractiva a una persona.

El muchacho se ruborizó ante las palabras del otro.

— Nunca nadie se había expresado así de mi —Sonrió torpemente y desvió la mirada—. No suelo recibir muchos cumplidos así que agradezco que me veas de ese modo. —Se encogió de hombros.

— ¿Y eso a que se debe?

— ¿El hecho de que no me halaguen mucho? —El otro asintió—. Creo que la gente suele tener una imagen muy ruda de mi. Y no es falsa en realidad, pero eso aunque no lo creas hace que la gente piense que no necesito palabras de afirmación. Me parece.

— Comprendo. Eso tiene mucho sentido, pero carece de razón. Todos necesitamos que nos levanten el ánimo de vez en cuando —Pausó—. A veces soy muy idiota, como seguramente ya me conoces, y aunque me importa muy poco lo que la gente dice sobre mi, no soy de hierro. Unas lindas palabras siempre alimenan el alma.

Tao rió. El adverso le miró extrañado.

— Sehun, eres más tierno de lo que pensé.

— Gracias.

Hubo un pequeño silencio.

— Agradezco que notes mis buenos aspectos. —Mantuvo la mirada en el suelo.

— No los hubiese notado si no te hubieses abierto conmigo de ese modo. No soy adivino, así que a la distancia no podría darme cuenta de esa cantidad de aspectos encantadores que guardas detrás de tu antifaz.

Tao se llevó una mano a la mejilla, colorado por eso.

— A veces hay que dejar a los demás entrar un poco en nuestros corazones. Es imposible que sepan que piensas o que quieres si no les das una oportunidad —Volteó a verlo—. Es por eso que yo soy quien está agradecido de poder mantener esta agradable plática contigo.

El cabecilla de los Byun tragó en seco. Siempre se quedaba sin palabras cuando lo acorralaban de esa manera. ¿De que iba todo eso? ¿El rubio le estaba coqueteando o algo? Nadie había coqueteado nunca con él. ¿Por qué un chico tan guapo se mostraba tan interesado? No sabía si salir corriendo o aprovechar la oportunidad.

— Espero que me permitas conocerte mejor en algún otro momento. Eres bastante agradable.

— ¡Podemos platicar siempre que quieras! —Se apresuró a decir Tao, nervioso.

Sehun volteó a verlo, sereno.

— Conozco un lugar muy argadable. ¿Quisieras acompañarme algún día a por un café?

Aunque el pelinegro se demoró en responder, no necesitó pensar la respuesta.

— Eso me encantaría.

Cerca del lugar donde ellos se encontraban, tras una especie de cúpula con huecos, Kai aguardaba en silencio, escuchando toda la conversación. Había ido de inmediato a avisarles el percance que Baek y ChanYeol habían tenido con el bebé, pero su amigo se encontraba en pleno apogeo con la persona que le gustaba. No quería por nada del mundo interrumpir aquella charla. Así que esperó agachado en la arena, abrazando sus piernas con el mentón recargado sobre sus rodillas, haciendo figuras tontas con el dedo en la tierra.

Por supuesto que no estaba celoso, eso era completamente imposible. Sehun, ChanYeol y JongIn eran amigos desde los inicios de la creación del universo. Eran practicamente hermanos. No guardaba ningún tipo de sentimiento hacia Sehun que fuese más allá de la amistad, un poco de atracción carnal y confidencia.

¿Cuando habían comenzado a tener esos encuentros pasionales? Había perdido la cuenta de los meses, pero podía jurar que su relación pasaba del año. Y en todo ese tiempo jamás habían tenido un solo percance con respecto a su vínculo. Una amistad con derechos, sin ningún sentimiento de por medio mas que el fingido romanticismo en la cama.

Ambos estaban hartos de buscar a la persona indicada y nunca dar con ella o él. Así que sellaron un pacto silencioso entre ambos, en el cual se comían a escondidas pero no dejaban de ser los mismos mejores amigos de siempre. Una relación donde incluso se ayudaban mutuamente a conseguir aún ese alguien especial, y que cada vez que acababa mal, terminaban consolando el otro con un poco de sexo de reconciliación. Era una relación tóxica, pero hasta ahora nunca les había salido el tiro por la culata. ¿Por qué tenía que ser él quien viniese a dar la noticia? Ahora Sehun podía pensar cosas que no son.

Se colocó de pie agarrandose los cojones para deshacerse de sus estúpidos pensamientos sin sentido, y caminó directamente hacia ellos. Por supuesto, tratando de mostrarse calmado para no alertar demasiado a Tao.

— ¡Hey chicos! —Se detuvo junto a ellos. Voltearon a mirarlo—. Lamento interrumpirlos. Solo pasaba para notificarles que Yeol acompañó a BaekHyun de regreso a casa. KyungSoo tenía fiebre.

El mayor de los hermanos se preocupó, cubriendose un poco los labios.

— Con razón mi pobre bebé ha estado todo lloroso hoy. —Se colocó de pie—. Iré a ver cómo está.

Kai desvió la mirada hacia Sehun quien ahora lo observaba confundido. Su rostro siempre era muy inexpresivo, pero podía leer sus ojos. Sabía que estaba haciendose falsas ideas sobre las intenciones del moreno. Eso le crispó.

— No, Tao. No es necesario que vayas. —Trató de detenerlo.

— ¡Pero se trata de mi hermano! Está enfermo.

— Los chicos lo tienen bajo control. KyungSoo estaba tranquilo, solo un poco agotado por el fogaje. Deja que ellos se encarguen. —Le sonrió guiñándole un ojo.

Tao comprendió el punto, pero no retrocedió a sus palabras.

— Bueno, en un rato iré a ver cómo está. —Exhaló controlando sus nervios y volvió a tomar asiento en el columpio.

— De acuerdo. Yo me retiro ya —Se despidió con prisa y una mano en alto—. ¡Nos vemos al rato!

— ¡Si!

Sehun no había dicho ni una palabra cuando Kai estaba con ellos. Había asegurado que no iba a ayudarlo con Tao, pero definitivamente sus planes tampoco era interferir. Realmente esperaba que su amigo no lo odiara por ello.

[...]

Llegamos a casa con la mayor rapidez posible. Por suerte el festival estaba 'a la vuelta de la esquina'. Solo nos tomó al rededor de diez minutos y ya estabamos empujando la puerta de entrada. Baek se notaba agitado, todo producto de la preocupación y la inexperiencia. Él realmente no sabía que hacer, lo supe cuando se mantuvo ahí con el bebé en brazos y su inquieta mirada puesta sobre mi, a espera de que yo hiciera o dijera algo. Alguna orden.

Por favor, no me mires así.

Sujeté sus mejillas con ambas manos. Él tenía que levantar ligeramente el rostro para poder observarme.

— Escuchame. KyungSoo va a estar bien. Tu y yo lo cuidaremos esta noche. ¿Entendido? —El bajito asintió—. Estamos juntos en esto, así que nada malo va a sucederle —Volvió a asentir, más convencido—. Ahora andando.

Subimos las escaleras sin demora y sin prisa, directo hacia mi alcoba.

— Hay que darle un baño para bajar la fiebre.

Expliqué mientras iba directo al armario de mi baño para sacar el botiquín y hallar el termómetro. Mientras tanto, Baek acostaba en mi cama al pequeño KyungSoo con cuidado, comenzando a quitarle poco a poco la ropita. 

— Kyung... Vas a estar bien ¿si? —Le sujetó el rostro con ambas manos, tal como yo había hecho con Baek momentos atrás. Él también quería transmitirle seguridad y tranquilidad a su pequeño hermano, quien permanecía dormido a pesar del agite de nosotros. Luego prosiguió desvistiéndole.

Me acerqué a ellos e introduje el termómetro bajo la axila del niño, manteniéndolo ahí por medio minuto, hasta que un pitido avisó que el registro de temperatura había finalizado. Lo extraje y miré el número en la pantalla digital.

— 39.8... Demonios. 

A mi lado el chico se me quedó mirando nuevamente.

Antes de que pudiese alegar algo, ya yo estaba sacándole el pañal, y tomándolo en brazos para dirigirme al baño. Su hermano mayor me siguió. Entré a la ducha y abrí la regadera. Baek me ayudó regular la temperatura del agua. Fría, pero no en extremo. Así estaba bien.

El agua comenzó a empaparme a mi primero, no quería a KyungSoo recibiera de golpe esa temperatura en su cuerpo, así que era mejor irlo acostumbrando. Mojando su cuerpo poco a poco con pequeñas cucharadas de agua. El niño comenzaba a reaccionar, quejándose fastidiado y tiritando de frío. Yo trataba de calmarlo acariciando su espalda y abrazándolo contra mi pecho, pues él tampoco se soltaba de mi cuello.

— ¿Esto funcionará? —Preguntó BaekHyun con un evase en su mano.

Sonreí aliviado por tal solución.

— Es perfecto.

Mientras yo tenía a KyungSoo en brazos, Baek se encargaba de llenar el envase de agua y vaciarlo con cuidado desde los cabellos del bebé. Yo estaba empapado de piez a cabeza, descalzo y con toda mi ropa puesta, pero aquello no me importó ni si quiera desde el primer instante en que tomé la decisión.

Mi compañero seguía vertiendo agua y acariciando los bracitos del bebé. Este no dejaba de tiritar y de llorar, pero no de manera estruendosa, ni si quiera tenía fuerzas para ello. A penas y abría los ojos de vez en cuando para mirarnos suplicante. Eso nos partía el alma a ambos.

— Tranquilo, cariño, te sentirás mejor pronto. —Musitaba dulcemente su hermano, pasando una mano por sus húmedos cabellos.

— Aguanta un poco más Kyung, ya casi terminamos... —Dejé un beso sobre su coronilla.

Estuvimos treinta minutos, sino más, en el baño bajandole la fiebre. BaekHyun buscó una toalla para él y lo envolvió en ella, ahora teniendolo en sus brazos. Con las mismas salió del baño y cerró la puerta para que yo pudiera deshacerme de mi ropa húmeda. Comenzaba a darme mucho frío. Me desvestí, me di una ducha rápida y salí atando la toalla a la cintura.

Mierda, olvidé la muda. 

Medio abrí la puerta del baño y me asomé. BaekHyun se encontraba sentado a la orilla de mi cama con el bebé aún abrigado en la toalla, ya seco, y el termómetro bajo el brazo. El pitido sonó y chequeó la temperatura. Sonrió aliviado, entonces supe que había bajado exitosamente la fiebre. 

— ¿Cuanto? —Pregunté.

— 37.8 —Levantó la mirada hacia mi y a penas notarlo se cubrió los ojos con una mano.

Recordé que me encontraba desnudo —aunque cubierto por la toalla cintura abajo— y entonces me apené.

— Lo siento, lo siento, lo siento. —Traté de esconderme un poco más tras la puerta, aunque el bajito ya no estaba viendo—.  ¿Puedes mantenerte así un instante? Cruzaré a buscar mi ropa rápidamente —El chico asintió—. No tardo.

Como alma que lleva el diablo fui casi corriendo hasta el armario, tomé una sudadera y un pantalón, sin olvidarme de mi ropa interior, y luego me apresuré de regreso al baño. Cuando se escuchó la puerta cerrandose tras de mi, Baek separó dos de sus dedos para echar un vistazo, y finalmente suspiró aliviado. Fue entonces cuando el color se le subió hasta las orejas. ¿Tal vez también había contraido fiebre?

Cuando por fin salí del baño bajé en busca de una medicina para infantes. Sabía que aún conservabamos de esas. Los medicamentos no se vencían tan facilmente. Encontré una para la fiebre y el malestar gripal, con sus respectivas indicaciones en la caja que la contenía. Procuré leerla completa, hasta la última palabra, tomé una cuchara y subí nuevamente, con la pañalera de KyungSoo guindada a mi hombro.

Llegué a la habitación y mi compañero no demoró en quitarme el bolso de encima, comenzando a hurgar entre las pertenencias para vestir a su hermano. Mismo que yacía en la cama durmiendo, esta vez se le veía más sereno, y eso era realmente un alivio. Lo tomé en mis brazos con cautela para darle la medicina, y luego Baek me pasó su taza entrenadora para que bebiera agua. Estaba semi despierto en ese momento pero no demoró en caer dormido nuevamente.

— Vaya, debió haberla pasado muy mal. —Comenté.

Lo dejé nuevamente sobre la cama y su hermano se encargó de vestirlo.

— Lamento no haberme dado cuenta antes. —Tenia una expresión nostalgica y apesadumbrada. No lo culpaba.

— Baek, todo este tiempo KyungSoo se sintió a gusto entre tus brazos. Cada vez que lloraba y tú lo acunabas, él finalmente lograba calmarse y dormía placidamente. Algo en ti debe haberle dado la suficiente calidez y fuerza para tolerar el malestar —Me observó aún triste. Mis palabras no cambiarían el hecho de que no logró identificar a tiempo cómo se sentía su hermanito. Y tal vez eso estaba atormentando su conciencia—. Es un niño fuerte... —Acaricié los cabellos del bebé—. Y si está contigo creo que el es capaz de afrontar cualquier cosa —Le sonreí—. Ahora el está agradecido contigo porque fuiste su refugio todo este tiempo.

Sonrió apenado. Esperaba lograr disipar sus crueles pensamientos. Estaba siendo demasiado duro consigo mismo.

— Quiero dormir con Kyung esta noche.

Su deseos fueron escuchados. Le presté mi cama para que durmiera junto a él. Me encargué de arroparlos, y Baek estaba bastante cansado porque también cayó rendido al instante, con un brazo sobre el cuerpo del pequeño.

Me quedé ahí un rato más solo para observar la preciosa escena frente a mis ojos. Ese día, KyungSoo nos había enseñado algo a ambos...

QUE ESTAMOS LISTOS PARA SER PADRES.

Bueno, no...

Tosí ruborizado.

Con cuidado me recosté a la orilla de la cama, y permanecí de medio lado en dirección a ambos, para poder contemplarlos por un rato. Estaba agradecido y aliviado de que todo saliera bien.

— ¡Coño! —Di un respingo demasiado evidente para mi gusto en cuando noté unos ojos felinos firmemente direccionados hacia los míos. Me llevé una mano al pecho y suspiré—. ¿Estuviste despierto todo este tiempo? —Que verguenza.

—No podía conciliar el sueño.

— Ah... Lo siento. Yo ya me iba.

Hice una demán para levantarme de la cama, pero sentí su mano sobre mi brazo, deteniéndome. Volteé a verlo.

— Quédate —Con sus pupilas dilatadas me suplicó— ...Por favor. Solo un poco más.

-Sí...

Mi respuesta había salido inerte de mis labios. Estaba perdido en su mirada, y con las mismas volví a recostarme en la cama: el codo apoyado en la almohada, y la mejilla en la palma de mi mano. Estaba algo inquieto, así que entretuve mi mirada en el bebé. Para mi sorpresa, Baek fue quien rompió el silencio.

— Está durmiendo muy tranquilo.

— Es un alivio que su temperatura esté descendiendo. —Toqué con mi mano su frente.

— Hicimos un buen trabajo ¿verdad? —Me miró sonriente y sereno.

Me sentí más tranquilo.

— Somos un gran equipo.

Le mostré la palma de mi mano desocupada y él no tardó en colocar la suya junto a la mía, en un choque suave para no hacer demasiado ruido. Cuando nuestras pieles se tocaron, sentí una corriente cálida viajar por todo el ege central de mi cuerpo. Fue como si despertara nuevamente en mi esa impulsividad posesiva. Así que con miedo a errar, entrelacé mis dedos con los suyos lentamente.

Le miré a espera de una reacción de su parte. Él estaba embobado en nuestro agarre, pero lentamente correspondió a la par que el carmesí pintaba sus pómulos. Pensé: que cursi eres, ChaYeol. Pero lo cierto era que no me apetecía soltarlo.

Desvié la mirada y permití que nuestras manos entrelazadas descansaran con suavidad sobre el cuerpo del bebé.

— ChanYeol...

— ¿S-Sí?

— ¿Te irás a Canadá?

Nuevamente me atajó desprevenido.

— ¿Qué?... ¿Cómo lo...? —Recordé que BaekHyun merodeaba cerca de mi cuando conversaba con Nayeon esa tarde, y su incómoda reacción cuando notamos su presencia. Sabía que él más que yo no quería que me fuese. Pero ya no tenía que preocuparse por eso—. No lo creo.

— ¿Por qué no? ¿No quieres estudiar?

Me miraba curioso. Manteníamos una charla a medios susurros para no entorpecer el sueño de KyungSoo. Por lo tanto nuestros rostros estaban bastante más cerca de lo que la distancia de nuestras posiciones nos delimitaban.

— Si quiero estudiar, pero no lo estoy considerando en estos momentos. A demás... —Agregué— Es muy lejos. ¿Cómo podría irme del país?

Agachó la mirada y asintió pensativo.

— ¿Y no hay modo de que puedas estudiar aquí?

Negué.

— A penas logré terminar la escuela. Desde que era muy pequeño debía ayudar a mi familia, así que siempre me mantuve laborando para ganar algo de dinero. Cuando me gradué, sabía que solo uno de los dos podría ingresar a la universidad —Me refería a mi y a mi hermano—. Así que, digamos... sacrifiqué mis estudios por los de mi hermano. Y no me arrepiento de mi decisión. Chen tiene un futuro brillante. —Sonreí para mi mismo.

— ¿Chen también tiene que trabajar?

— El también ha trabajado siempre, me ayuda con los gastos. Actualmente creo que escribe artículos para una revista digital.

Se mostró acongojado.

— ¿Es tan costosa la universidad?

— Para alguien que no tiene ahorros, ni un trabajo con más del salario mínimo... Las probabilidades son casi nulas. Pero, la única razón por la cual yo consideraría estudiar, sería por estar becado. De resto no es posible a menos hasta que tenga... —Estuve unos instantes sacando algunos cálculos breves en mi cabeza, un poco imprecisos—. 29 años. Para cursar solo un primer semestre.

— ¡Eso es demasiado! —Se exaltó y cubrió su boca por la repentina exclamación.

Ambos bajamos la mirada hacia KyungSoo. Este solo se removió un poco y buscó el calor de mi cuerpo, así que ambos tuvimos que soltarnos las manos pues comencé a repartir suaves caricias en su espalda.

Miré sonriente a mi compañero.

— Lo sé. Es por eso que ya no me preocupo.

— Claro que debes preocuparte. Es una oportunidad que no puedes desaprovechar —Me retó—. El tren está justo frente a ti, y tu tienes el último boleto. ¿Lo dejarás ir?

Lo único que podía ver frente a mi no era un maldito tren. Eran esos hermosos ojos los que no planeaba dejar ir.

Volví de mi trace para negar con firmeza.

— No voy a dejarlos, Baek. No quiero dejarte.

Y nuevamente, como si no fuese suficiente haberme ya sorprendido bastante con su encantadora actitud, volvió a sonreirme. Tan tiernamente que de no ser porque estaba acostado mis piernas hubieran flaqueado.

— Yo estaré bien sabiendo que haces lo correcto para ti.

— Yo... No estaré bien sabiendo que los abandonaré... otra vez.

Creo que ya muchas personas importantes, en la vida de estos chicos, los habían dejado a su suerte en numerosas ocasiones. Yo no quería ser parte de ese montón. No lo era. Yo no iba a desampararlos.

— Ahora somos una familia. —Agregué.

— Lo somos. Es por eso que debes ir.

Me sentí un poco desplazado. Pensé que Baek sería la primera persona en pedirme que me quedara, que permaneciera junto a él. Y ya estaba totalmente preparado para convencerlo de que esos temores nunca se haría realidad. Porque yo estaría siempre a su lado.

— Te amamos, ChanYeol —Le miré estupefacto—. Es por eso que no queremos ser un obstáculo en tu vida...

— ¡No lo son!

— ...Sino quienes te apoyen y celebren tus logros contigo.

Me sentí como un completo perdedor, un tonto, un inmaduro. Las palabras del menor carecían de dudas y me plasmaban la pura realidad. Yo no quería verlo. Me negaba a aceptar la verdad. BaekHyun me estaba dando una buena bofetada. Pero no una tan dolorosa, sino más tierna, como una mano tersa y condescendiente que palpaba mi mejilla.

Cuando me percaté de ello, logre sentirlo en la piel de mi rostro. El estaba acariciandome e invitandome a levantar el mentón. Iba a continuar sermoneándome, y era sumamente necesario mirarme con el alma en ese preciso instante.

— Nosotros vamos a estar al final del camino para cuando cruces la meta. Porque sé que correrás hacia nosotros. Vas a regresar a donde perteneces, con la mirada en alto —Sonrió con una dulzura tangible—. Esperaremos por ti.

Cerré los ojos y me sumergí en la calidez de su mano. Él lo notó porque acunó mi mejilla.

— Regresaré. Yo siempre regresaré.

Asintió con energía, casi apenado por esa dura decisión que habíamos tomado juntos, pero firme al fin.

— Este es tu hogar después de todo.

Abrí los ojos por fin y le sonreí.

— Tú eres mi hogar.

Como si hubiera presionado un botón, el cuerpo de BaekHyun se tensó, y con la emoción efervescente repentinamente se aproximó a mi y chocó sus labios con los mios. En un torpe beso fugaz que me dejó aún procesando el momento.

Él notó el cómo yo me había petrificado y creo que esto lo perturbó demasiado porque se puso pálido.

- Yo... Lo siento mucho. Me dejé llevar...

Escogí callarlo esta vez siendo yo el que efectuaba el beso. Mi mano en su nuca con los falanges enredados en sus hebras, atrayéndolo contra mi rostro para que esas carnosidades no se escaparan. No quería oir que se disculpara por hacerme tan feliz.

Él se dejó llevar por aquel lento ósculo, con torpeza. Finalmente succioné su labio inferior y me separé con parsimonia. Me pareció sentirlo tiritar bajo mi mano, o tal vez era yo que no cabía en la euforia.

Volvimos a cruzar miradas, cómplices de nuestros sentimientos, y fue inevitable no reir antes de volver a besarnos.


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¡ESTOY FLIPANDO WNES!

Ya po. Ahora me toca redactar una parte bastante interesante y un poco compleja, así que tengo que autoleerme por milésima vez para empaparme bien, comenzar a hacer mapas mentales sobre todo lo que ha ocurrido y va a acontecer, y así. Jajaja. Es demasiada información. Toy loca, debo organizarme más. Espero mantener el ritmo.

Me dan cancer los primeros capítulos de este fic, debo admitirlo. Escribía como el orrrrrrto. Pero aunque me den tanta verguenza, también me demuestran lo mucho que me he esforzado y he progresado. Soy MUY crítica conmigo misma, pero hoy me digo: "Estoy orgullosa de mi misma". Ggg... Recuerdo que comencé a escribir este fic cuando tenía 17 y hace dos días recién cumplí los 21. Es mucha la diferencia de edad y de experiencia así que no debo ser tan dura conmigo misma.

Y eso es algo que les comparto porque quiero que lo apliquen con ustedes mismas. Todo lo que hagan, si lo hacen con toda su pasión y amor, será excelente. A su medida, dentro de lo que ustedes pueden dar, serán los mejores en eso. Porque siempre van a superarse a si mismos. Así que sientanse orgullosos de quienes son y quienes fueron, porque todo es un constante aprendizaje. Siempre, siempre ámense con todo el power. xD


PD: Perdón si se me escapó un acento Chileno, es que estoy practicando el idioma(? para cuando me vaya. En tres meses emigraré a Chile. ¡Deséenme suerte! *Haciending el ekipaje*

Los amo inmensamente. Les mando un abrazo de oso y un agarrón de nalga. <3

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