Capítulo 28. Rencores
Volví, prras.¿?
De antemano disculpen algún horror que se me pueda haber escapado pues tuve que aprovechar mi arranque de motivación y comencé a escribir del celular. Fue horrible pero espero que haya valido la pena.
Cuenta la leyenda, que una vez cada seis meses, los niños de la familia Byun son iluminados por la luz invisible de la tercera luna de Júpiter. Y entonces... Son obedientes.
Ese fue el día. El día más feliz desde que comencé con ese trabajo.
Si acaso mi única responsabilidad fue preparar la comida y limpiar un poco.
Los niños hicieron sus respectivas habitaciones. No hubieron peleas de segundo grado, solo pequeñas diferencias de opinión que resultaban pacíficas, en las cuales no me fue necesario intervenir.
Tao estuvo practicando sus actuaciones, y aunque Xiumin se involucraba representando cualquier personaje y saboteando la escena, el mayor se limitaba a improvisar, como si se tratara de algún obstáculo que pudiera aparecer en el escenario.
Esta vez Luhan no ingirió grandes cantidades de dulce. Al contrario, se comió todas las verduras a la hora del almuerzo y mere do sólo una galleta. Kyung Soo, igual. No hubo gruñidos, ni rabietas, ni juguetes siendo lanzados con ira. Comió, tomó su siesta, y jugó tranquilamente con Lú.
Suho me entregó algunos de sus ahorros para comprar lo que hiciera falta. Aunque por supuesto, no lo acepté. Él no insistió demasiado de todos modos, así que lo regresó a su alcancía. El resto del día se la pasó platicando con Lay sobre ciencias, mitología, teología, astronomía y cosas de sus intereses cientificos.
Por su parte, Lay me ayudó con los quehaceres de la casa: sacar la basura... Y eso fue todo.
Dijo que había quedado exhausto, pero se propuso no dormir hasta que fuese de noche. Por lo cual se entretuvo platicando con su hermano o leyendo un libro. No un libro de misterio y asesinatos como solía hacer, sino uno de romance.
BaekHyun estuvo cantando Karaoke en la sala, siendo seguido por sus hermanos menores, inundando el living de alegría con aquellas voces desentonadas. Y a pesar de que Baek era enormemente introvertido, esta vez me tomó por sorpresa con aquella iniciativa. Al principio se notaba incómodo, lo que resultaba más evidente cada vez que yo estaba cerca. Pero luego de cantar una canción con él, la timidez fue pasando a segundo plano.
Debo admitir que el joven tenía una voz hermosa.
Luego de la cena cada quien se individualizó en sus actividades, la mayoría en su habitación. Lo mismo hice yo. Tenía un par de procesadores por revisar y una laptop que desarmar. Así que instalé mi 'campo' y me acomodé en el suelo mientras oía algo de música con un volumen moderado.
Mi frustración fue grande cuando unos minúsculos tornillos se me habían extraviado, encontrándolos luego de casi una hora de búsqueda y frustrándome a continuación porque no lograba hacer encender la portátil. Tuve que desarmarla de nuevo e inspeccionar cual era el problema.
Me llevé una mano a masajear mi nuca y luego me estire para acomodar mi columna. Me sentía un poco saturado. Ya el reloj marcaba la media noche y en lugar de descansar como bien merecido lo tenía, estaba ahí rompiéndome el casco.
Me recosté un instante en la cama, tratando de relajarme y pensar con mayor claridad, pero solo conseguía más frustración. A veces sentía que el día no me era suficiente para el montón de cosas que necesitaba hacer. Era como si la tierra rotara el doble de rápido.
Ladeé mi cabeza exhalando un hondo suspiro mientras mi mente estaba en blanco. De esas veces que te duermes con los ojos abiertos. Pero esta vez, algo captó mi atención.
Me incorporé lentamente y me acerqué al escritorio para tomar el álbum que me había traído de casa. Lo miré unos segundos, dudoso sobre si debía abrirlo o no.
Podría decirse, que esa era mi caja de pandora. Pero si no la abría yo mismo, y la enfrentaba, seguiría siendo vulnerable ante los demás.
Bajé las escaleras con ella en mano. Me preparé una taza de manzanilla y me instalé en el suelo del living.
Entonces abrí el álbum y traté de sumergirme en los recuerdos más felices de mi infancia. Hacía un montón de años que no revisaba ese libro. Siempre lo había tenido a la mano, pero el temor de mirar a aquel chico fracasado podía más que mi curiosidad.
No fue tan malo como pensé, después de todo, salvo por las fotos en las que salgo desnudo mientras me bañaban en una ponchera al aire libre.
Habían otros recuerdos como mi primer cumpleaños, la caída de mi primer diente de leche, probándome la ropa y los zapatos de mi padre, acampando, durmiendo con una pijama de piesitos, aquella ocasión en la que me subí a un árbol y luego estaba llorando allá arriba porque no podía bajar... O aquella vez en la que Chen y yo discutimos y mamá nos obligó a quedarnos una hora abrazados en un pequeño puente sobre un riachuelo. Todo el mundo nos estaba viendo. Fue vergonzoso en aquel entonces, pero ahora sólo me acusaba gracia y nostalgia.
Entre viejos recuerdos acabé llegando al final, donde encontré una pequeña bolsa de plástico que guardaba otra pila de fotos sin pegar. La destapé para revisar su contenido.
Eran fotografías notoriamente antiguas, la mayoría sin color, y algunas más desteñidas que otras. No lograba identificar a nadie. Cantidades de niños, adultos, jóvenes... Las volteé tratando de hallar algún escrito que hayan dejado y efectivamente encontré una fecha: "1978", pero lejos de eso, nada. Ni si quiera lograba identificar a las personas retratadas.
Pasando las fotografías comenzaron a tener color. Estas debían ser mas nuevas que las anteriores. Calculando 1989. Fue entonces que logré distinguir el rostro de mi padre, Park ChanHyun. Estaba con una joven y hermosa mujer de cabello largo y tez blanca. Al principio creí que se trataba de mi mamá cuando joven, pero luego de ver otras fotografías encontré otra joven que tenía facciones más semejantes a la de mi madre.
Eran ellos cuando amigos, novios, en fiestas, compartiendo ropa, disfrazados, en la boda bebiendo champan, cuando mamá estaba embarazada, con sus amistades...
Mas fotos sobre grandes grupos de personas, en los que traté de identificar a alguno de mis padres. Parecían jóvenes graduados, así que debía ser la promoción de alguno. ¡Ahí está! Reconocí al sonriente ChanHyun, con cada brazo sobre los hombros de dos de sus compañeros. Uno de ellos, era el doctor Ah Ram.
Mi cabeza quiso hacer corto circuito, pero en pro a ello pareció comenzar a procesar a mil por hora hasta que algo encajó y todo frente a mi comenzaba a esclarecer.
Retrocedí y volví a sujetar la imagen en la que se encontraba aquella desconocida mujer junto con mi padre.
La había visto en otra parte, y ver nuevamente el rostro de AhRam me hizo estar seguro de ello.
Me apresuré al armario de mi pieza para sacar la caja que contenía los documentos del doctor. Ahí estaban las fotos que Baek había visto en aquella ocasión, por lo que la usé para comparar.
Existían tres fotografías que se conectaban de alguna manera. Dos de ellas contenía la misma mujer: en una compartía con el doctor, y en otra compartía con mi papá. La tercera era una captura grupal de egresados, donde Byun AhRam y Park ChanHyun sonreían como grandes amigos.
Para entonces ya había regresado al living por inercia. Cayendo sentado en el suelo sin poder dejar de mirar esas imágenes.
Esos tres estaban relacionados. Una mujer entre dos hombres. No pude evitar concluir que ella tenía algo que ver con la desaparición de mi padre. Solo de pensar que un par de buenos amigos se guardaron rencores por un mismo amor, me hacían llegar a la conclusión de que el doctor había asesinado a mi papá. Y de solo imaginarlo una opresión amarga se instalaba en mi pecho.
Posterior a ello, e igual de intrigante aún, ¿quién era esa mujer? Quizás... ¿Kwon BoAh?
— ¿Qué haces despierto tan tarde?
La voz que cortó el hilo de mis pensamientos me hizo asustar, y levanté la mirada hallando la de BaekHyun.
— ¿ChanYeol? ¿Qué pasa? ¿Por qué tienes esa cara? — Se aproximó hacia mí con preocupación.
Lo que menos quería era involucrarlo. Así que con disimulo y rapidez guardé las fotografías en su respectivo envoltorio, y cerré el álbum con él entre sus páginas. BaekHyun desvió la mirada hacia mis acciones y asintió comprendiendo dentro de su entendimiento que yo estaba afligido por mis recuerdos de infancia.
Tomó asiento a mi lado en completo silencio, siendo yo quien tomó la palabra próximamente.
— ¿Quieres que te prepare una manzanilla? —Negó— ¿Tienes insomnio?
— Llevé a KyungSoo a su habitación y vi la luz de abajo encendida. —Flexionó las piernas y abrazó contra su pecho—. No esperaba verte despierto tan tarde. Tú más que nadie debe aprovechar sus horas de sueño.
— Si, bueno... Necesitaba despejar la mente.
Me miró con ironía, luego al álbum de recuerdos y de nuevo a mí. Sonreí victimizado y cogí la taza de manzanilla para beber un sorbo, mismo el cual provocó en mí una mueca de asco.
— Ahg... Se enfrió.
— ¿Quieres que vaya a calentarla por ti? —Cuestionó de forma maternal, y sin ser necesaria alguna respuesta, le entregué la taza.
— Gracias.
Lo observé hasta que se perdió en la cocina, pensando en el avance que el joven había tenido y, reparar en el hecho de que, en parte de ello yo había contribuido de alguna manera, me hacía sentir enormemente orgulloso. No solo de mí, sino de él, de las circunstancias, y de nosotros mismos. Poco a poco BaekHyun me había abierto las puertas. Y aún con temor por ambas parte, nos habíamos arriesgado a intentarlo. Conocernos y compartir pequeños momentos que atesorábamos como inexpertos tortolos.
Ya hacía varios días que teníamos oportunidades como estas para estar juntos. No solo por las noches como dos amantes fugitivos, también en distintos horarios en los que coincidíamos y los niños nos daban tregua.
Como a la hora del almuerzo cuando me ayudaba con la comida. Viendo una película por la tarde junto a los demás, pero estando cerca uno del otro. Entre otros momentos favorables durante el día.
— Aquí tienes.
— Gracias.
Acepté la taza de regreso, mirándole sonriente mientras él volvía a tomar posición junto a mí. Pensando todo aquello, me hizo sentir un poco más enamorado. Cada vez descubría aspectos de BaekHyun que hacían moverme el suelo. Y no importa si ya lo había visto sonreír. Para mí, siempre era como la primera vez.
Él se dio cuenta de la insistente mirada que mantuve sobre su perfil todo ese tiempo, así que me miró confundido y al hacer contacto visual, su vergüenza reapareció, reflejándola en un torpe acto como lo era acomodar un mechón tras su oreja. Se encogió de hombros volviendo a abrazarse a sus piernas.
— ¿Qué ocurre? ¿Está muy caliente?
— Está perfecto.
Me hice el tonto y di un largo sorbo conforme mi vista se mantenía clavada en sus facciones. Lo noté encogiéndose de hombros.
— ¿Entonces por qué me miras tanto? —Frunció un poco el entrecejo.
— Ah... ¿No puedo mirarte? —Cuestioné con serenidad tratando de contener una risa.
Negó efusivamente para enfatizar su enfado.
— ¿Por qué no?
— Porque no.
— Eso no es una respuesta. —Eso siempre alegaba Xiumin, y agradecí que me enseñara a usarlo.
— No eres un niño, así que no necesitas una.
Abrí mis labios y ojos con sorpresa fingiendo una indignación un tanto exagerada. Él se enfurruñó un poco más.
— ¡Ya! Deja de jugar conmigo. —Me miró ceñudo y yo solté una carcajada inevitablemente.
— Es que eres adorable.
— No es cierto. —Rápidamente volvió a esquivar mi mirada.
— Si lo es.
— No lo es.
— ¿Entonces que eres?
— Soy una persona madura.
— ¿Y eso que tiene que ver?
— Que no me trates como un niño. Soy casi un adulto. No adorable. Sino alguien serio y juicioso.
— ¡Ohh...! —Exclamé con ironía ganándome una mirada de reproche— Está bien, hagamos una... tregua —di otro largo sorbo y deposité el vaso sobre la mesa bajo la curiosa mirada de mi acompañante—. Si logro hacerte reír en menos de cinco minutos, tendrás que dejar que te mire, y... —lo medite mejor— sostenerme la mirada mientras lo hago. —Pareció disgustado.
— ¿Y si no me río?
— Entonces...
— ...Puedo ver tu álbum de fotos.
Me quedé pasmado. Él lucía serio pero afligido. No era algo que yo deseara revelar, pero ahora que yo lo había abierto por mí mismo, creo que podía cederlo a otra persona. Más aún si esa persona se trataba de BaekHyun. Yo confiaba en él.
Ante mi silencio se sintió apenado. Pero antes de que pudiera retractarse, asentí con una sonrisa.
— Trato.
— Esto no es una tregua. Estás apostando conmigo.
Me encogí de hombros con fingida inocencia.
— Si es así como quieres llamarlo...
Su mirada recelosa puesta en mí.
— Bien... El tiempo corre. —Vehemente se cruzó de brazos.
— De acuerdo. Ahm... Te contaré un chiste —lo pensé un instante—. ¿Por qué la gallina cruzó la carretera?
— Hm.... No lo sé. —Enarcó una ceja, ciertamente asustado por la respuesta que pudiera darle.
— Para ir a la casa de un idiota —amplié mi más estúpida sonrisa bajo su seria mirada—. ¿No?... —Mantuve mi expresión, aunque no por mucho tiempo pues inmediatamente me desanimé. No era muy bueno contando chistes—
De acuerdo... ¡Toc-Toc!
— ¿Quién es?
— ¡La gallina!
Solté una fuerte carcajada que lo tomó por sorpresa, para luego recibir un par de manotazos en mi hombro como forma de reproche.
— ¡No grites! ¡Despertarás a los niños!
Me cubrí la boca conforme continuaba carcajeando. Él solo me miró aún más enfurruñado si es que era posible.
— A conciencia... estuvo genial... ¿no? —Cuestioné entre risas tratando de contenerme.
— No, no lo estuvo. El idiota eres tú.
— Anda... No trates de parecer serio. —Me burlé.
— No da risa. —Cruzado de brazos trató de ignorarme.
— Ah, vamos... Me esforcé tanto. —Con dos de mis dedos apretujé su brazo para llamar su atención logrando que diera un respingo y volteara a verme sorprendido.
— ¡No... no hagas eso! —Se encogió de hombros.
— ¿Hm? ¿Por qué? —Volví a repetir mi acción y él trató de esquivarme con agilidad—. No me digas que te da cosquillas...
Se ruborizó con nerviosismo y antes de que pudiese escapar de mi, lo alcancé presionando con mis dedos lugares estratégicos de su cuerpo que le sacaron unas cuantas carcajadas.
— Ah... Así que era eso. —Comenté burlón sin detenerme.
— ¡No! ¡No se vale tocar! ¡No es justo!
— No hablamos nada de eso.
— ¡Ya! ¡Basta! ¡ChanYeol!
Exclamaba entre risas y manotazos en los cuales intentaba apartar mis manos, pero la diferencia de fuerzas era notoria. A demás que la actividad de por si lo agotaba y poco a poco comenzaba a rendirse siendo que le faltaba el aire para gritarme.
Como soy un buen hombre, me detuve para dejar que respirara. Me incorporé mirándole victorioso mientras él acababa recostado en el suelo, con ambas manos en el pecho. Jadeante y de mejillas coloradas me miraba con reproche.
— Tramposo... —Exhaló cansado.
— Ah... ¿Tramposo yo?
Tras ver mi aire amenazante se preocupó por ser atacado de nuevo. Y así como temía, ocurrió. Esta vez sostuve con fuerza su talón para hacerle cosquillas en la planta del pie. Eso lo desesperó más. Suplicando que me detuviera y riendo desesperado mientras se removía para que le soltase.
Todo era risas y juegos hasta que en la misma agonía BaekHyun golpeó mi nariz con su pie libre, logrando efectivamente que me detuviera.
Me cubrí el rostro con inmediatez absoluta retrocediendo y encogiéndome de hombros para soportar el dolor.
— ¡ChanYeol!
Baek al percatarse, se incorporó rápido, preocupado por la situación.
— ¿Estás bien? —Depositó las manos en mis hombros— Lo siento mucho, Chan. No fue mi intención. ¿Te golpeé muy fuerte? —A todas estas yo me mantenía encorvado sosteniendo mi tabique. Sentía que de lo contrario la nariz se me caería—. Déjame ver.
Prácticamente me obligó a mirarlo, sosteniendo mi rostro con ambas manos y volteando en su dirección. Descubrí mi cara y dejé ver cómo resbalaba sangre de mis dos fosas nasales. El menor al verme, se cubrió su boca ahora lleno de sorpresa y culpabilidad.
— Santo dios. ¡Lo siento tanto!
— Ya, descuida... No es tu culpa. —Sonreí enternecido.
Podía sentir la sustancia caliente ir bajando hasta mi boca, así que saqué la lengua y relamí el labio superior.
— ¡No hagas eso! —Me regañó tomando mi rostro y ahora obligandome a mirar hacia el techo— Mantente así. Ven acá.
Me ayudó a levantar y juntos nos dirigimos hasta el baño adjunto a la cocina. Ahí tomé asiento sobre la taza de baño sin agachar la cabeza por nada del mundo. Por otro lado Baek sacó la cajita de primeros auxilios y con una toallita húmeda comenzó a limpiarme la sangre.
— Cuando se ríe mucho siempre algo sale mal. —Comenté molesto porque el momento se había arruinado.
— Debiste haberte detenido cuando te lo pedí. —Me retó sin un ápice de molestia. Más era su preocupación en esos momentos.
— Lo lamento.
Él detuvo sus acciones mirándome en silencio, y yo hice lo mismo, curioso por saber si agregaría algo. Pero solo continuó. Esta vez fui yo quien lo detuvo sosteniendo con cuidado sus muñecas e hicimos contacto visual nuevamente.
Suspiró regalándome una dulce sonrisa que me contagió, y acarició mi mejilla con sus delgados dedos.
— Eres tan tosco para hacer las cosas.
Sonreí ampliamente como un niño juguetón.
— Ahora quédate quieto. —Aseveró introduciendo dos cilindros pequeños de algodón en mi nariz, uno en cada fosa nasal para detener la hemorragia.
— ¡Auch!
— Eso te pasa por meterte con un hombre maduro como yo.
Valió la pena el dolor y el esfuerzo, pues al final, aceptó su castigo. Ambos sentados en el suelo con la espalda recargada al asiento del sofá. Yo acariciaba su cabello acompasadamente mientras le observaba en silencio, con una torpe sonrisa que me costaba un mundo disimular. Él mantuvo el contacto visual, de vez en cuando desviando la mirada pero volviéndola a mi al fin. No podía quejarme, lo estaba intentando.
— No puedo tomarte en serio con eso en la nariz.
— Shh...
[...]
— ¡Yo no lo hice! No puedes probar nada —se defendía Xiumin cruzado de brazos—. A parte... lo regresé a su lugar.
— Así que fuiste tú.
— ¡Te digo que yo no he sido!
Solté un hondo suspiro ante esa lucha sin sentido. Resultaba fehaciente el crimen de las revistas, sobre todo por el hecho de que el nerviosismo de Xiumin lo delataba evidentemente.
Estábamos en mi casa todos reunidos, pues habíamos quedado en poner la navidad ese día y pasarla en familia. Los niños estaban muy entusiasmados al respecto, mi madre lo estaba el doble. Así que muy temprano había salido con Chen para hacer unas compras. Nosotros llegamos antes, por lo cual tocaba esperarlos.
Mientras, había llegado el momento de tocar 'ese' tema. Era la primera vez que me enfrentaba a este fenómeno, y aunque tarde o temprano debía hacerlo, no esperaba que fuese antes de tener a mis propios hijos. Esa charla de hombre a hombre, sería ahora o nunca. Así que me armé de valor.
— Xiumin, sabes sobre lo que tenemos que hablar ¿no?
— ¡No! No más sermones. ¡Ya no soy un niño...!
— Tienes diez años.
— ¡...He entrado a la adolescencia!
— Un prepuberto. Y por eso es altamente necesario que tengamos una charla de hombres. Estás en la edad adecuada para saberlo...
— Ah, aquí vamos de nuevo. —Rodó los ojos.
— Verás, nosotros lo humanos tenemos ciertos instintos primitivos. Como la necesidad de comer, deponer, dormir... y la necesidad sexual. Es algo totalmente normal — me apresuré a recalcar—. Sobre todo cuando estamos alcanzando la etapa de la adolescencia, ya que el organismo comienza a dar un lento cambio que va desde la niñez hasta la adultez, llamada pubertad.
— Ya lo sé.
— Bueno... —hice una pausa— es esta etapa cuando el cuerpo de las niñas y de los niños comienzan a tomar caminos diferentes. Entre esas diferencias, los hombres tenemos una particularidad en cuanto al instinto sexual. Y es que mientras ellas son más emocionales y sensibles, nosotros los chicos... nos basamos en cosas superficiales como la estética. En otras palabras... 'comemos con la vista'.
— Espera ¿¡Qué!?...
Sonreí con ironía.
— Aguarda... no vayas a malentender... —Lo veía venir.
— ¿¡No volveré a comer con la boca!?
— Estoy hablando metafóricamente. Que nos estimulamos a través del sentido visual.
— ¡Pero yo no quiero comer con mis ojos, ChanYeol! —Se colocó rápidamente de pie—. Lo siento. No estoy preparado para esto.
— Enano, escuchame...
— Me niego. ¡Me niego, ChanYeol! —Masajeé mi cien mientras el niño hacía un terrible escándalo, gritando a los cuatro vientos mientras golpeaba su pecho con propiedad—. ¡Yo soy un niño! ¡No tengo edad para ese tipo de cosas!
Observé su escena tranquilamente... con la diestra en mi rostro a espera de que acabara su auforia.
— Y... Y... ¿...Y qué tal si no hago ese cambio?... ¿Eh? Significa... ¿Significa que me convertiré en mujer?... ¿¡COMO TAO!?
— ¡Oye! —La simple mención de ese nombre lo hizo invocar. No sabía en qué momento acechaba nuestra plática—. ¿Qué vergas estás hablando de mí, mocoso?
Fue directo a pellizcar a Xiumin de las mejillas cuando tuve que interceder. Bien, no era la conversación sensata que tanto había ensayado en mi mente, y peor ahora que todo estaba fuera de control.
El más pequeño no solo se quejaba del agarre, sino que le causaba gracia, y eso hacía enojar aún más a su hermano mayor, quien sin misericordia alguna hacía más insistente del pellizco.
— ¡Ay, ay, ay! ¡Sehun! Controla a tu hembra.
El aludido se limitó a levantar la mirada un instante hacia nosotros y luego volvió su atención al cuento cuyas ilustraciones Luhan le mostraba.
— ¿¡A quien le dices hembra...!?
— Tao, es suficiente.
Forcejeamos un poco los tres entre jalones y manotazos hasta que logré hacerlos separar. Xiumin se acariciaba su enrojecida mejilla mientras Tao lo fulminaba con su mirada.
— ¡Deja de estar diciendo calumnias sobre mí! ¡No te sabes ni limpiar bien el culo, niño!
— ¡Hey! —Se quejó Xiumin, pero pronto bajó la guardia musitando para sí mismo—. Al menos no escupo mierda cada vez que estoy hormonal.
— Hasta aquí llegaste...
Lo detuve antes de que se abalanzara de nuevo hacia el menor y lo moliera a golpes. Es que... ¡Joder! Xiumin realmente se las buscaba. Tenía una sinceridad palpable y poco le importaba decir justo lo que pasaba por su mente, así hiriera a quien se atravesara.
Xiumin le sacó la lengua a aquel azabache quien le devolvió un gesto... bastante obsceno con su dedo.
— ¿Deben pelear por todo? —Los miré a ambos con el ceño fruncido—. Xiumin, respeta a tus mayores, y modula tu vocabulario. Y tú, Tao... —En ese momento me miró de manera intimidante, pero yo fui más astuto y mantuve mi severa expresión—. Deja de rebajarte a su nivel. Si eres el hermano mayor, actúa como tal. —Desvió la mirada cabizbajo.
— Tsk...
Miré al pequeño quien mantenía una expresión victoriosa. Hasta a mí me sacaba de quicio a veces lo petulante que resultaba ser.
— ChanYeol... —Una cuarta voz hizo presencia en el acto.
Volteamos a ver a Lay quien se acercaba hacia nosotros algo apenado.
El muchacho fue hasta ubicarse a mi lado. En ningún momento haciendo contacto visual conmigo. Solo de pie, con la cabeza gacha, queriendo decirme algo pero a la vez dudoso en hacerlo.
— ¿Qué ocurre, Lay?
Demoró en responder, pero tomando una bocanada de aire lo hizo al fin, con su rasposa y sutil voz.
— Yo... fui quien tomó esas revistas. No Xiumin.
Sehun estuvo al tanto de la conversación, desconectándose un momento de lo que Luhan le contaba. Kai abrió su boca con asombro, el bebé mirando curioso sus dientes.
El resto, neófitos al fin, guardaron silencio.
Estaba atónito, porque ciertamente era la persona de quien menos lo esperé. Jamás se me había pasado por la mente que Lay hiciera algo así. No porque estuviese mal, sino porque no se me ocurría que tuviera ese tipo de intereses. Lo esperaba de cualquier otro niño, incluso de KyungSoo.
— Ahm... Bueno... Lay... —Mierda. ¿Qué iba a responder? Los demás estaban mirándonos.
— Fue... mera curiosidad, ChanYeol. No volveré a hacerlo.
Todos regresaron a sus asuntos porque la charla ya no era más de su interés. No había emoción. No amenazaba muerte...
— No. Está bien —esbocé una ladina sonrisa cómplice colocando una mano en su hombro. Él me miró sereno, un poco apenado—. Solo esperaba no las hubiesen encontrado los más pequeños.
— ¿De qué revistas están hablando, ChanYeol?
La voz a mis espaldas me hizo dar un escalofrío por toda mi columna vertebral. Incluso por un momento la sombra de Tao se hizo más grande que la mía.
Traté de voltear en su dirección pero mi cabeza se mantenía demasiado rígida, tanto, que al intentar moverla creí oírla crujir.
Para mi sorpresa, antes de que el pelinegro pudiese actuar en mi contra, BaekHyun se interpuso en nuestro camino, de espaldas a mí cual escudo humano. Aquello nos tomó por sorpresa a ambos, y más aún sus posteriores palabras.
Tragó en seco antes de hablar.
— A... A partir de ahora solo yo puedo retarlo.
JongIn abrió la boca y la rutina se repitió. KyungSoo curioseando su cavidad bucal. Sehun volvió a desviar su atención hacia nosotros y el pequeño Luhan cerró su libro, cruzándose de brazos enfurruñado por no poder obtener la atención del pasante.
El resto, neófitos al fin, guardaron silencio a espera de una reacción.
Tao frunció el ceño, pero pronto una sonrisa irónica apareció en su rostro.
— Me parece bien —se cruzó de brazos fulminando a su hermano con la mirada antes de retirarse hacia el sofá para revisar su movil—. Asegúrate de propinarle una buena lección.
Tanto como yo, todos quedamos perplejos. BaekHyun se había atrevido a desafiar a Tao y exitosamente había ganado la contienda. El bajito, también exhausto por sus repentinos minutos de valor, y sin poder creer en sus hazañas, se mantuvo en la misma posición, controlando su ritmo cardiaco.
— ¿Baek?
Ultimamente había logrado apreciar una actitud en el joven que había estado adoptando de su hermano mayor. Esa faceta madura, severa y un poco insensible. No obstante, no dejaba de ser BaekHyun, el chico introvertido, caritativo, cariñoso y fraternal. En otras palabras... conservaba su esencia.
El volteó lentamente a verme, mantenía su ceño fruncido, aunque se notaba forzado. Desde mi vista, unos estratos más alta que él, me parecía más adorable que imponente. Aun así, hice una expresión acongojada.
— ¿Crees que no me he dado cuenta de nada? —Me señaló con su dedo índice. Por un momento me pareció verlo flaquear pero reparé más en su mirada que con fervor mantenía contacto con la mía— Se lo que están tramando tú y Kai. Y... Y que ahora intentan culpar a mis hermanitos de sus fechorías. Ustedes...
Comencé a preocuparme. No pensaba que BaekHyun comprendiera el asunto. Es más, creí que ni si quiera sabía de lo que estábamos hablando pero al parecer era consiente de todo. Tragué en seco y me mantuve en silencio.
— Si ellos lo encontraron no es su culpa. ¡Es culpa de ustedes dos por no haberlo escondido bien!
Mi cuerpo se tensó tanto como el de JongIn, quien desvió la mirada tarareando una canción para hacerse el desentendido y escapar con proximidad. Claro que BaekHyun no le caería a él, sino a mí. Ahora si estaba completamente victimizado. ¿Qué podrá pensar? Que soy un completo...
— Pervertido... —Musitó Tao sin despegar su furibunda mirada de mí, aún desde su asiento.
— Así que no saques conclusiones apresuradas, ni culpes a nadie más que a ustedes mismos. ¿Entendido? —Asentí con la cabeza bastante avergonzado. Él comenzó a relajar lentamente su musculatura al verme, volviendo a su estado natural. Dio un paso al frente para acercarse más a mí, así que volví mi mirada a él. Fue entonces cuando susurró— Eres... lindo... Chan. No tienes que avergonzarte de tus fotos.
— Mis fotos...
Algo hizo click en mi cabeza. Me quedé petrificado.
— Sé que te avergüenzan mucho tus fotos de infancia, pero no tienes por qué esconderlas. Después de todo, te hacen ser la estupenda persona que eres ahora. A mi parecer eras el niño más lindo del planeta, y pues... —con las mejillas coloradas había comenzado a jugar con sus manos— cuando pequeños... ya sabes... tu y yo...
— ¿Tus fotos? —Cuestionó Tao yendo de regreso.
— ¡Sí! ¡Sus fotos! —Rió Kai forzosamente— Era eso.
— Yo pensé que se trataban de...
Xiumin interrumpió al desconcertado Tao.
— ¿Creíste que tomé tus fotos? ¿Por qué querría ver algo como eso? — Se asqueó.
— ¿Por eso discutían? —Suspiró Suho.
— Ah... Si... —Sonreí confundido—. No quería que vieran esas cosas. —Les seguí la corriente.
Por un instante realmente pensé que BaekHyun era conocedor de aquella oscura situación, pero por lo visto seguía siendo el chico ingenuo de siempre. A pesar de que el álbum de fotos efectivamente JongIn lo había escondido, fue precisamente lo que Baek creyó... Fue lo que alguien normal hubiese creído. ¿Es que acaso son más vergonzosas mis fotos de niño que mis revistas +18?
La puerta del living se abrió y todos los presente guardamos silencio.
— ¡Estamos de regreso!
Mamá hizo acto de presencia saludando con una sonrisa intachable.
— ¿Por qué se callan todos? ¡Cómo se nota que estaban hablando de mi! — Ingresó Chen con bolsas en manos y una mirada recelosa hacia todos nosotros. Aunque claramente solo estaba bromeando.
— Como si no tuviéramos una vida más importante que la tuya. —Gruñó Tao sumergiéndose en su celular, con evidente fastidio.
— Tú ni si quiera tienes vida propia, así que puedes ahorrarte los comentarios. — Sonrió mi hermano.
Tao se colocó de pie mirándolo indignado.
— Basta... Chen. No comiences... —Advirtió mi madre conforme pasaba de largo a la cocina junto con BaekHyun. Casi parecía que este último trataba de huir. Se sintió amenazado en cuanto pasó en medio de estos dos. Alguna bala podría desviarse hacia su persona y prefería evitar.
— Quien no tiene vida eres tú. Dirigiendo la de otros... ¡Deberías preocuparte por la tuya propia! Bien miserable que la haces. —Refutó el mayor de los Byun con altivez.
Kai dejó a KyungSoo jugando con Luhan y tomó asiento al lado de Xiumin, quien enamorado observaba la discusión.
Chen dejó las bolsas en el suelo y depositó las manos en su cintura.
— Desde un principio debiste abstenerte de buscarme la palabra.
— ¿Ah si? ¿Y qué harás al respecto? —Cuando noté como se aproximaban el uno hacia el otro, me coloqué de pie para ir a intervenir con calma. Sehun siguiendo mis acciones, porque el resto estaba muy entretenido.
— ¡Te voy a enseñar un par de cosas, muchachito! — Sostuve a Chen para hacerlo retroceder.
— Que poco hombre eres, niño. ¡Éntrale! ¡Aquí estoy! Cómo ansiaba este momento. —Sehún lo atajó mientras Tao pataleaba en busca de irse a los golpes con el otro, quien tampoco se contuvo y comenzó a lanzar golpes al aire.
— ¡Pelea de gatos! — Exclamó Xiumin desde su asiento.
— ¡Hey! ¡Deténganse!
— ¡Me crispas! ¡Verás como voy a hundirte así como hiciste conmigo! —Gritó mi hermano ya fuera de sus casillas.
— ¡Tú te hundiste solo! ¡Eso es para que aprendas a quién moverle el culo!
— ¡Ahora si te voy a conectar esa nariz!
Mientras tanto, en la cocina, los gritos sonaban ligeramente amortiguados por la puerta que la separaba hacia el salón, aunque igual podían distinguirse los insultos.
BaekHyun medía las cantidades de los ingredientes que utilizarían para hacer un pastel conforme mi mamá serenamente lavaba algunos platos sucios. El chico estaba tenso, y no podía concentrarse en la lista que tenía entre sus dedos.
Miraba de vez en cuando a la mujer, con incomodidad, hasta que esta se dio cuenta.
— ¿Pasa algo, cariño?
— Están... Discutiendo mucho allá afuera —hizo una pausa—. ¿No deberíamos interferir?
— No es necesario. Que arreglen sus diferencias... Hasta que no vea sangre no voy a interferir.
Al joven le corrió un escalofrío por toda la columna vertebral y trató de poner toda su atención en los ingredientes.
— ...Les caerá el karma a tí y tu grupo de mentirosos... ¡Porque así son los del club de drama! ¡Unos completos doble cara por excelencia! ¡Todos están enfermos de la cabeza y como lo saben se esconden tras de esa máscara de inocencia! ¡Pero se les volteará la tortilla hijos de puta!
— ¡Ni voz ni voto tienes para hablar mal de nosotros! ¡Ustedes fueron quienes comenzaron jugando con fuego y ahora pretenden no quemarse! JÁ... —Sonrió con amargura— Siempre creyéndose los importantes por ser 'cantantes' y menospreciando a los demás. ¿¡Pero sabes una cosa!? Conflictos tenemos todos. ¡Y hasta que no aprendan a asimilarlos, manejarlos, y controlarlos, no serán capaces de dominarlos así como el club de drama lo hace!
— ¡No trates de defender lo indefendible!
— ¡No te hagas el sabiondo! ¡Nadie es perfecto!
— ¡No necesito ser perfecto para...!
— ¡BASTA! —Interrumpí enojado.
Ambos se mordieron la lengua mirándose fijamente.
— Hipócrita.
— Egoísta.
— ¡Suficiente! —Aseveró Sehun también cansado de toda esa pelea mal buscada.
— Un momento... ¿Ya se conocían desde antes? —Capté.
— Por desgracia... —Musitó Chen soltándose lentamente de mi agarre para acomodarse la ropa.
Tao hizo lo mismo. Ambos tratando de recobrar la calma.
— ¿¡De verdad!? —Exclamé sorprendido.
— Si, pero fue hace mucho tiempo —exhaló el pelinegro—. Cuando tu hermano era una puta. Bueno... A menos que aún siga siendo.
El silencio reinó en la estancia, todos pasmados por las palabras del muchacho. Kai se levantó para tratar de acercarse y mediar con nosotros dejando a un Xiumin disgustado y preocupado.
Por evidentes razones, Chen fue el más afectado. Le dio la espalda con la cabeza gacha y salió prácticamente corriendo hacia su habitación. Tao se mostró apenado pero no se inmutó.
— Cruzaste la linea. — Musitó Sehun desaprobatorio, logrando hacer que el chico se sintiera aún mas victimario.
Negué con la cabeza, enojado, apenado, impotente. Kai fue el primero en correr escaleras arriba para buscar a mi hermano.
— Siempre hiriendo a los demás. —Negó el gemelo mayor, molesto con su hermano por haber lastimado al amor de su vida.
— ¿Qué está pasando? —Luhan se había aproximado hacia su doctor, jalando de su brazo para hacerse notar.
El mayor bajó la mirada hacia él y le acarició los cabellos.
— Cosas de adultos, Lú. Ven... — Le invitó tomándolo de la mano—. Vamos a revisar las cosas que compraron para decorar el árbol de navidad.
— ¡Si!
Tomé asiento en el sofá, suspirando con pesadez mientras lavaba mi cara a secas con ambas manos, producto del fastidio que ahora cargaba encima.
— Lo lamento, Chan.
Levanté la mirada hacia él.
— No es conmigo con quien debes disculparte. Comprendo que tengan diferencias y les cueste tolerarse, incluso comprendo que discutan, pero joder... Esto se les escapó de las manos —mantuvo la cabeza gacha—. No se que habrá sucedido con ustedes en el pasado pero viene siendo hora de que liberen los rencores.
— Yo... Quisiera hablar con Chen y... Disculparme. —Mencionó esto último casi entre dientes, pues aunque no fuese su fuerte, quería intentarlo.
— Me temo que eso no va a ser posible ahora —interrumpió Kai ya de regreso—. Está encerrado en su habitación. Ni si quiera a mi me responde.
Y eso que JongIn era con quien Chen tenía más confianza.
— ¿Y bien? ¿Quién ganó?
Salió mi madre de la cocina con una sonrisa en los labios. Tras de ella BaekHyun abrazaba un bol en el cual paseaba su dedo para luego llevárselo a la boca, probando de la mezcla. Xiumin y Luhan se aproximaron para robarle un poco.
— ¿Por qué esas caras largas? ¿La pelea no salió bien? —Comentó insensible.
No hubo ninguna respuesta.
— ¿Donde está Chen?
— Se encerró en su habitación. informo Kai.
— ¿De nuevo?
— Fue mi culpa, señora. Excedí el limite y le falté el respeto.
Miré a Tao un poco sorprendido por su valentía. Nuevamente hubo un pequeño silencio incómodo.
— Bueno, debe aprender a ser un buen perdedor. Quizás lo que le hayas dicho sea la verdad que tanto ha estado intentando reprimir.
Mi expresión endureció. No quería creer eso de mi hermano. De ninguna manera.
Me preocupaba. Desde muy pequeño Chen había sufrido de esas depresiones. Por suerte había logrado superarlas, y no quería verlo decaer nuevamente. Quería estar para él, hablar, encontrar la manera de entenderlo y apoyarlo, pero aún cuando subí las escaleras hacia su alcoba, siempre obtenía el mismo silencio. La puerta cerrada con pestillo y la luz apagada se podía observar por debajo de la puerta.
Iba a tocar la madera con los nudillos nuevamente pero la voz de mi madre interrumpió.
— ¡ChanYeol! ¡Baja!
— ¡Un momento mamá...!
— ¡Tienes visita!
Suspiré apartando mi mano de la puerta. Sin más nada que hacer ahí, bajé las escaleras de regreso al living. Todos estaban ayudando a decorar el árbol de navidad, colocar el pesebre, y algunos otros adornos. Algo que resaltaba un poco entre toda esa familiaridad, fue una presencia ajena, pero no desconocida. Alguien que identifiqué de inmediato pero que a la vez me costó asimilar.
Ella estaba sentada platicando con mi mamá. Kai y Sehun también escuchaban atentos su relato y celebraban su presencia. Pronto BaekHyun se acercó a ella entregándole un vaso con jugo.
— Muchas gracias. —Gesticuló con una suave sonrisa.
El chico asintió dándose la vuelta. Fue el primero en notar mi presencia, seguido por ella y los demás.
— ¡Park ChanYeol! —Exclamó entusiasmada.
— Im NaYeon... —Pronuncié aún en trance terminando de bajar las escaleras.
BaekHyun y Kai tuvieron que hacerse a un lado para dejarla pasar cuando se apresuró para alcanzarme. Yo la recibí con los brazos abiertos y en un estrecho abrazo fundimos el encuentro de hacía ya varios años reprimíamos.
— ¡ChanYeol, cuanto tiempo!
— Lo mismo digo... —Sonreí frotando su espalda.
— ¿Cómo es que estás más alto? ¿O son ideas mías?
Cuestionó cuando nos separamos, sin disimulo alguno observando cada aspecto de mi. Un poco incómodo me llevé una mano a la nuca.
En ello, se escuchó el sonido de algo romperse, así que todos volteamos a ver a los niños.
— ¡Luhan, mira lo que hiciste! —Exclamó Xiumin.
— Pero... KyungSoo quería...
— Déjalo, no es su culpa. —Participó Lay en defensa de los dos mas pequeños.
Una esfera rota yacía a los pies de D.O, por lo cual Tao se aproximó a tomarlo en brazos.
— Esos niños son adorables. —Musitó NaYeon muy sonriente.
— De acuerdo, chicos. Los dejo para que platiquen sobre sus asuntos... —Se colocó mamá de pie para cedernos el asiento e ir a encargarse del desastre.
Muy contenta se aferró a mi brazo y prácticamente me arrastró hasta el sofá. Yo solté una leve risa, enternecido por su misma alegría.
— También es bueno volver a verte. —Ironicé.
— ¿¡Se nota mucho!? —Me miró preocupada, pero nuevamente solo sonrió mostrando sus dientes de conejo que le hacían ver tan adorable—. Te extrañé un montón. ¡Cuéntame de tu vida!
Me encogí de hombros tomando una bocanada de aire, en busca de donde empezar.
— Pues como sabrás, desde hace un buen tiempo trabajo con la familia de JongIn...
— Cierto. Su familia es dueña de un Ciber Café. Ayudabas con... las cosas de computadora y eso.. ¿No? —Cuestionó inexperta en el tema.
— Así es. Aún sigo en ello, pero a parte conseguí un trabajo como tutor... de los hijos de un doctor, viejo amigo de mi madre.
Ella me miró sorprendida y contenta de enterarse sobre lo que hacía con mi vida. Era bien sabido que Im NaYeon siempre había amado a los niños. Volteó para mirar a aquellos quienes se entretenían con los adornos de navidad y les señaló disimuladamente.
— ¡Son ellos! —Sin que fuese una pregunta, asentí— Creí que eran tus familiares. Quizás tus primos menores —se cruzó de brazos riendo fascinada con ello—. Son varios... ¿Cinco niños? ¿Seis?
— Siete, de hecho. '
No se si me había caído levadura pero en ese instante me inflé como un pastel, orgulloso de mis niños como si fuesen de mi propia sangre. Ella pareció más contenta aún al percatarse de mi expresión.
— Mírate... Hasta te brillan los ojos —suspiró ilusionada sin apartarme la vista de encima—. Siempre supe que serías un buen padre. Sobretodo cuidando de... esos dos.
Hizo muecas con el rostro para señalar a mis dos mejores amigos, visualizándolos en el suelo tratando de arreglar unas luces. Kai revisaba donde estaba el corto circuito y Sehun le discutía afanoso. Al parecer estaban en desacuerdo con sus métodos, jalando el cable de un lado a otro.
— Uno aprende a quererlos así... mensos. —Bromeé.
Ambos soltamos una carcajada.
Nos conocíamos desde hacía mucho tiempo. No podría decir que pertenecía a nuestro 'grupo', pero fue nuestra compañera de clases por casi toda la vida. Aunque Sehun y Kai de vez en cuando compartían con ella, yo era el más cercano. Claro, no lo fui siempre. Digamos que, ella era mi amor platónico desde primaria.
Para mi buena o mala suerte, ella siempre lo supo. Desde muy pequeño fui bastante obvio: persiguiendola a todos lados, regalándole cada dibujo, juguete, comida, animalito o flor que me encontraba. Pero también fui rechazado toda mi infancia. Era comprensible, puesto a que era el niño gordo y nerd del salón. A ninguna niña en realidad yo le agradaba.
Superando la pubertad poco a poco comencé a adelgazar, a crecer, ejercitarme, y posterior a ello, lograr ganar una que otra mirada por parte de las chicas. Entre ellas, incluida Im NaYeon. Lamentablemente, para ese entonces, a pesar de que me seguía atrayendo, no volví a tener interés romántico en ella y la mantuve siempre como una compañera de clases. Llámenlo rencor, pero sentí que, si yo no fui para ella en aquel momento, tampoco lo era ahora. Y así me mantuve por el resto de los años.
— ¿Y tú? ¿Cómo te va en Canadá? No volví a saber nada de ti. Solo vi una vez a tu mamá en el supermercado y me comentó que estudiabas medicina.
— ¡Si! Me especialicé en pediatría.
— Creo que era de esperarse el que estudiaras algo abocado a los infantes.
— Si. Realmente me encanta mi trabajo.
— ¿Huh? ¿Ya te graduaste?
— Estoy haciendo mis pasantías. —Sonrió orgullosa.
Me alegré enormemente por ella, porque había podido cumplir con su sueño y al parecer le iba de maravilla.
— Estás a un paseo de graduarte. ¡Felicitaciones!
Se ruborizó levemente y con una sonrisa asintió.
— Gracias —exhaló avergonzada—. Tú... Me dijeron que no estas estudiando.
— Escogí trabajar para poder ayudar a mi familia —agregué sin necesidad de sentirme abochornado al respecto—. Escogí por mi mismo sustentar el futuro de mi hermano y asegurarme de que tenga una buena educación. Así como ayudar a mi madre —ella me escuchaba atenta—. Fue una decisión un poco difícil al momento, viendo que tenía muchos sueños por delante y como todo joven aplicado quería entrar en una universidad. Pero en ese instante la decisión para estudiar una carrera universitaria resultaba limitante; o era Chen, o era yo. No era seguro que ambos pudiéramos cursar una carrera profesional. Es bien sabido que la educación universitaria aquí es mucho más costosa que en otros países —ella asintió—. Pero al final de todo sinceramente no me arrepiento de mis decisiones.
— ¿Chen ya es universitario?
— Si. Es estudiante de música en una universidad de Artes.
— ¡Eso es fantástico! Cuando pequeño siempre estaba cantando por aquí y por allá. ¿Recuerdas que se hacía guitarras con cajas de cereal, cilindros de cartón y pabilo?
El simple recuerdo me hizo reír como si lo tuviese frente a mis narices. Ella fue contagiada por ello también.
— Lo recuerdo. Cuando pintaba invitaciones para su concierto y nos invitaba a escucharlo cantar las canciones infantiles que se sabía.
— ¿El hacía eso? Y me imagino que tú lo ayudabas.
— Claro. ¿Quién crees que repartía los 'volantes' por el vecindario?
— Que buen hermano eres —Negó risueña— ¿Y dónde está Chen ahora?
— Está en su habitación. Vendrá más tarde.
— Entiendo... —Asintió sin pensarlo demasiado.
— ¿Y qué te trae de regreso?
— Las fiestas de sembrina. Vine a pasar las navidades con mi familia materna. Regreso a Canadá dentro de un mes.
— Desde que te fuiste es la primera navidad que pasas con tu mamá ¿Cierto?
— Así es. Necesitaba estar con ella. No es fácil alejarte de la persona con quien te criaste y emigrar a otro país.
— Eso es comprensible.
— ¿Qué opinas tú sobre eso? Sobre... ir a estudiar en el extranjero..
Me sorprendió un poco su pregunta, pero no hubo necesidad de pensarlo demasiado.
— Bueno, una oportunidad como la que tu tienes no es algo de lo que todos puedan gozar alguna vez en su vida, así que es prudente considerarlo. Igual no tienes por qué quedarte toda tu vida allá, si lo que fuiste es a estudiar. Si deseas regresar luego, sabes que aquí tendrás las puertas abiertas, no solo de tu familia, sino tus amistades. Y estoy seguro que tu mamá comprende que necesitas levantar vuelo, formar tu futuro propio, y para ello fue necesario salir del país... bien, eso puedes recompensarlo siendo una profesional exitosa.
Se quedó un instante con los labios semi abiertos, queriendo decir muchas cosas con una mirada, pero al final gesticulando unas cuantas.
— Siempre has sabido que decir dentro de esa cabeza tonta tuya. ChanYeol... Es bueno que pienses así.
— ¿Por...?
— Yo originalmente venía con una noticia para ti.
Levanté mis cejas con curiosidad, dejándola continuar.
— Conseguí una beca para ti. Quiero que vengas conmigo a estudiar en Canadá.
Bueno, se que todo debe resultar engorroso para ustedes luego de que me perdiera por tanto tiempo y sus cabezas van a explotar como la mía estuvo a punto¿? Pero no se preocupen. En un par de capítulos planeo hacer un recuento de todo lo que se supo, se sabe, se supone y se descubrió.
Gracias por sus buenas vibras a todas esas personas que se preocuparon tanto por mi en mi ausencia. Resumiendo lo sucedido; estuve completamente absorbida por mi proyecto, durante el cual estuve inspirada y los dedos me picaban por querer escribir. Luego de entregarlo y ya de vacaciones, estaba tan exhausta que mi mente no podía pensar más. Cuando me recuperé del trance, me frustré puesto a que se me había olvidado todo. Tuve una especie de amnesia post-traumática¿? Ah, exagero.
Pero bueno, lo que hice fue tomar una libreta y anotar TODO, absolutamente todo. Para ello incluso tuve que releer mi propia historia y tomar apuntes. Así fue como toda la musa volvió, más los mensajes de apoyo que me dieron, me entusiasmé demasiado y pude continuar.
Déjenme decirles que ya he pensado en casi todo y... como que no le falta mucho al fic para terminar. Estoy contenta por ello y a la vez nostálgica.
Sobre las depresiones, pues estoy conviviendo con ellas, ya hasta nos hicimos comadres.¿? Es que la situación en Vzla no está facil y a veces siento que está destruyendo incluso a mi familia. Pero bueh... pa' lante comandante.
No los entretengo más. Hasta la proxima. Si lo que me resta de vacaciones me resulta productivo, tratare de actualizar otro cap antes de comenzar clases.
Se les quiere más que a un hijo mongólico.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top