Capítulo 2. Los niños

Kris y yo nos sentamos en la mesa del comedor. Él trajo un vaso de jugo de frutilla para mí; a pesar de que yo me ofrecí a ayudarlo, se encargó de ello sólo y volvió a mí. Tomó asiento en frente y cruzó sus brazos sobre la mesa, mirando sonriente pero pensativo el vaso de cristal. Yo lo observé, bajé la mirada a la bebida y luego de agradecer, sin otra opción, lo tomé llevándomelo a los labios para beber un par de tragos, sin embargo la vista de YiFan no persiguió el vaso, y permaneció clavada en la mesa.

— ¿Por qué aceptaste este trabajo? Además de que recibirás una paga, no es demasiado fácil.

Dejé el jugo nuevamente sobre la mesa y me relamí los labios antes de tomar la palabra, sin levantar la mirada.

— Me siento a gusto haciéndolo. Es mi manera de pagarle al doctor por lo que hizo por mi familia.

Nuestras miradas se encontraron, y como si pudiera leer su mente, continué.

— Aunque ya no está en vida, merece descansar sabiendo que haré todo lo posible por cumplir la promesa que le hice. De esta manera incluso yo estaré tranquilo.

— ¿Cuál fue la promesa? ...¿Cuidar de sus hijos?

—...Y encontrar a su madre.

Completé yo. Los ojos de YiFan se abrieron como luna llena y acabó arrugado el ceño. Parecía preocupado. Se afincó en sus brazos recargando en ellos el peso de su cuerpo, y se inclinó hacia adelante.

— ¿Cual?

— ¿Eh?

Le miré confundido. Por supuesto que la madre de los niños. Comprendía que KyungSoo tenía una madre distinta, así que era por lógica que debía encontrar a su madre, ya que se supone que era la amante mas reciente.

— ¿La mamá de quién? —Se veía más serio cada vez.

Me mantuve en silencio enarcando las cejas con clara interrogancia.

Kris negó con la cabeza lanzando un suspiro. Se acomodó en su asiento recargando se ahora en el espaldar mientras se cruzaba de brazos.

— Hay tres mujeres —comenzó a hablar y yo le miré atento—. De las cuales sólo dos están vivas o eso suponemos —ante mi clara expresión de sorpresa y curiosidad, Kris volvió a cruzar los brazos sobre la mesa—. Tao y Baekhyun son los hijos del primer matrimonio. Lay, los gemelos y Luhan son del segundo. Y D.O de una tercera mujer.

Viendo que el menor sólo tenía un año de vida, resultaba el más reciente en lo que encuentro con su madre se refería. Así que me atreví a preguntar.

— ¿Dónde está la mamá de KyungSoo?

— Trabaja en el extranjero —Permanecí en silencio. Mi expresión no era más ni menos— Abandonó a KyungSoo, tal parece. —No me dijo los detalles, pero estaba bien. Quizás no era momento de oír el resto—. Aunque aún sigue en contacto con nosotros, no se le ha visto por aquí.

— ¿Qué hay de la mamá de Tao y BaekHyun?

Kris hizo una leve mueca como si lo pensara a fondo a pesar de tener la respuesta a su libre albedrío.

— Ella está muerta. Fue asesinada, hace 14 años.

Me mordí el labio inferior frunciendo el ceño cuando espetó con severidad. Una cosa era decir que alguien había fallecido, pero la palabra 'asesinato' causaba controversia al instante. Mi respiración se volvió irregular pese a las dudas que surcaban por mi cabeza. Estaba vuelto un mar de sensaciones, pensamientos, incomodidades y ansias. Quería soltar tantas preguntas, pero no importaba cómo, las cosas eran confusas.

— Los niños... —continuó sus explicaciones— todos tienen problemas. Bueno, a excepción de Suho... o por lo menos él demuestra ser un niño muy sano. Pero así como está el niño más sano, está el más enfermo. Aunque realmente no sé si es el peor, pero parece ser el más afectado.

Mientras él estaba pensativo, la cabeza me picaba por saber todo. Quería que terminase de decirme lo que tenía que saber.

— ¿Quién?

— Baekhyun... tiene problemas. Y a pesar de que Lay es esquizofrénico, y Luhan tiene TID, considero que Baek necesita ayuda.

Un momento ¡¿Qué?! ¿Esquizofrenia? ¿TID? Y... ¿Qué carajos era TID? Mis ojos demostraban pánico, o en realidad era impotencia.

— ¿Ellos están siendo tratados?

Kris negó ante mi pregunta. Yo me tensé. Tenía que acomodar mi cabeza y colocar las cartas sobre la mesa.

— ¿Qué... qué le ocurre a Baekhyun?

Me maldije por tartamudear pero las palabras se me atoraron cuando intenté exhalar un poco de oxígeno. Pensar que Lay y Luhan estaban enfermos de semejante manera, y resultaba que Baek era peor... me ponía los pelos de punta.

— No lo sabemos. Nunca lo he escuchado hablar ni he visto su rostro. No es alguien que me tenga confianza como para dirigirse a mí. Detesta el contacto físico y vive encerrado en su alcoba. Al principio pensé que era tímido pero luego de hablar con su padre, este me contó unos pequeños detalles que me hicieron comprender, que necesitaba ayuda. Y por mucho que intenté acercarme, hasta ahora no lo he conseguido y por ende tampoco se deja ver con un psicólogo.

Kris me miraba con seriedad, el asunto no era un juego, sin embargo yo no lo veía tan mal, puesto a que hay personas con una gran timidez. A pesar de ello, tomar en cuenta que tiene 17 años es suficiente para pensar que algo no va bien, pues los adolescentes pre-universitarios están sumamente expuestos a la sociedad. De ahí mi posterior cuestión:

— ¿Cómo es en la escuela?

— BaekHyun no va a la escuela desde hace un año. Pero incluso para la escuela Baek se llevaba su máscara. Al principio fue una controversia hasta que el doctor Alam le explicó a la directora el por qué y la condición de Baekhyun. Indudablemente fue víctima de mucho Bullying.

Dejé que suspirara antes de proseguir con mi interrogatorio.

— ¿Por qué BaekHyun es así?

Exhausto como si hubiera corrido una maratón, volví a tomar de la bebida un largo trago que me hizo estabilizar un poco más. El rubio se tomó su tiempo para responder, dejando al respiro un silencio algo apesadumbrado.

— La mamá de BaekHyun fue violada y asesinada frente a sus ojos cuando sólo tenía tres años.

Sentí una terrible opresión en el pecho llevándome la diestra a la boca para cubrirla asombrado, aún intentando asimilar sus palabras. En mi cabeza no cabía aquello. Siendo tan pequeño; una víctima y además un testigo de pelos y señales. ¿Qué clase de tortura era esa para un bebé?

— Hasta ahora, no sabemos con exactitud qué fue lo que ocurrió además de eso. Baek es el único que lo sabe, y no ha dicho ni una palabra al respecto. Muy difícilmente habla —Se llevó una mano a los cabellos suspirando. Comprendí que debía ser difícil para él llevar el tema—. Fue secuestrado junto a su madre y acabó siendo el único sobreviviente. Tenía varias costillas rotas, su rostro estaba severamente golpeado y parecía un muñeco de trapo sin emociones. Estuvo en rehabilitación mucho tiempo y solo logró recuperarse un poco, salvo que era más tímido que nunca.

—¿Qué ocurrió con el agresor?

— Está en la cárcel de por vida. —Concluyó con un semblante más tranquilo. Me miró condescendiente, seguramente sabiendo que era una carga un poco grande para mí, puesto que llegar vacío y ser llenado de tanta pesadez debía agotarme. Sostuve mi vaso y le di los últimos tragos a la bebida.

— Al parecer Baek no lo recuerda, así que lo mejor será sólo intentar sacarlo de su timidez y hacerle ver la vida de otra manera, evitando que reviva aquellos momentos.

Yo asentí dejando el vaso vacío sobre la mesa y relamiendo mis labios haciendo una lista imaginaria sobre todo lo que me había explicado. Luego de ordenarme proseguí pescudando con serenidad.

— ¿Qué me dices de los demás? Tao, Xiumin, Suho...

— Tao tiene un temperamento difícil de llevar y es un obsesivo compulsivo —Suspiró haciendo una mueca pero esta vez se veía un tanto más divertido—. Ama los bolsos, en especial la marca Gucci. Y... está enamorado de mí.

Puse los ojos en blanco cuando Kris reía para sí mismo y parecía disfrutar aquel hecho. Carraspeó acomodando el cuello de su camisa para volver los pies sobre la tierra.

— Xiumin tiene demasiada energía y le gustan los videojuegos. Suele hacer travesuras así que ten cuidado —Me advirtió con seriedad. ¿Qué tan peligroso podía ser un niño de diez años?—. Suho es el niño ejemplar. Hace sus deberes, colabora, ayuda a los demás. Podría ser tu cómplice en mi ausencia.

Gracias. Me hacía estar más tranquilo de saber que al menos uno de los niños estaría de mi lado mientras... ¿Que?

— ¿Tu ausencia? —Enarqué una ceja—. ¿Vas a salir... o algo?

Él sonrió apenado y se llevó una mano a la nuca para frotarlo con incomodidad. Parecía avergonzado, quizás debió decirme desde un principio.

— Salgo mañana por la tarde a China. Mi madre está enferma y quisiera estar con ella. Tal vez solo serán un par de meses.

¿Cómo decirle que no? Yo había atravesado por una situación semejante, y en esos momentos solo quieres guardar las esperanzas de toda mejoría junto a tu ser querido. Junto a la persona que padece. Y más aún si era tu madre quien se encontraba en tales condiciones. Solo pude asentir comprensible. No pensaba recriminarlo ni nada por el estilo, así que no quería verlo avergonzado por ello.

— Ve tranquilo. Yo me quedaré con los niños —siempre he sido de pocas palabras, sin embargo darle algo de aliento y confianza no estaba de más—. Tu madre debe ser una mujer fuerte, conociéndote... así que se repondrá. No hay duda de ello.

Me pareció ver como las mejillas de Kris se ruborizaban a penas tenuemente y un brillo surcaba en sus oscuros orbes. Me otorgó una amplia sonrisa agradecido y se colocó de pie, siguiendo más atrás yo sus mismas acciones.

— Muchas gracias. Volveré con buenas noticias y... discúlpame por esto.

Volvió a hacer otra de sus venías exageradas, y yo agité rápidamente mis manos para avisarle de que no debía volver a hacer semejante escena.

— Está bien. Ya deja de hacer eso.

Lo tomé de los hombros para ayudarlo a incorporar. Ambos soltamos una leve risa y nos hicimos cómplices en el asunto.

— Debo ir a empacar mis cosas para mañana —se quejó torciendo una mueca en sus labios—. Y no he dormido en 58 horas.

Le miré sorprendido.

— ¿Cómo puedes seguir de pie? Deberías ir a descansar.

Coloqué una mano tras su espalda preocupado por su salud mientras lo invitaba a que se retirase a su receso de una buena vez. Por mí no había problemas en encargarme del resto del día.

— Tengo mucha resistencia, estoy bien.

Se excusó con vergüenza, y negué violentamente frunciendo un poco el ceño.

— Independientemente de ello... —le tomé de la muñeca cuando estuvo a punto de tomar el vaso vacío. Él me miró entre sorprendido y confundido a lo cual solo respondí con una mirada recriminatoria—. Encargarme de esto no me será difícil.

El me sonrió y asintió dándose por vencido respecto a mis atenciones.

— También deberías ir a tu habitación y desempacar. Tu pieza es la última puerta a mano derecha, luego de subir por las escaleras —hizo una seña con la mano en forma de despedida—. ¡Duerme bien! ¡Y gracias!

Dijo amablemente, como siempre, antes de retirarse de la pieza. Sonreí para mí mismo. Era un joven bastante agradable y congeniábamos muy bien. Ambos sabíamos cubrirnos las espaldas, así que mi estancia en ese lugar, al menos por parte de YiFan, no me la haría pesada, y eso me llenaba de confianza. Había conseguido un nuevo amigo, o si acaso yo lo sentía de esa manera.

Al terminar de lavar los trastos sucios, los cuales solo era el vaso que yo tenía y un par de vasijas, tomé mis pertenencias y subí las escaleras. La planta alta se trataba de un pasillo abierto con puertas de madera pulida, que hacían juego con la principal. De tres de ellas se oían algarabías, pero era natural. Los niños debían estar en su mundo. Tal vez me dignaría a echarles un ojo cuando acabara en mi alcoba.

Volteé a ver en la dirección anteriormente especificada por el rubio, encontrando una puerta cuya llave estaba puesta sobre el cerrojo. Abrí con esta e ingresé guardando la llave en mi bolsillo antes de encender la luz.

La pieza estaba perfectamente acomodada y olía demasiado bien. Estaba impecable; había una cama matrimonial... ¡¿Para mí solo?!... Un estante vacío, una mesa auxiliar. Un escritorio con una lamparilla a un costado. Un televisor pantalla plasma en la pared. Sin contar el sofá hallado bajo la ventana, donde quedaba una perfecta vista hacia uno de los laterales del domicilio. Además, un baño adjunto. ¿Era esto acaso un hotel?

Tragué en seco agradecido mentalmente por las comodidades y me adentré cerrando la puerta tras de mi. Deposité mi equipaje sobre la cama, y lo primero que me dispuse a hacer fue sacar mis consolas. Tres Laptop, de las cuales dos estaban en el suelo y una sobre el escritorio. Así fue como comencé a 'llenar mi habitación de cables', tal como siempre hacía referencia mi madre. Cuando mis aparatos electrónicos, consolas portátiles, CPU, reguladores, estuvieron adornando una de las paredes de mi pieza, fue que me sentí más tranquilo y pude dar el "Segundo comienzo".

Inicié por la ropa, guardándola en el armario y luego en los estantes mis libros de Física, Ingeniería, Ciencias, Tecnología, Informática, entre otros de ciencia ficción y los de entretenimiento. En la repisa más baja coloqué mis videojuegos, y en la más alta de todas, un par de portarretratos; en uno de ellos estaba mi hermano menor cuando se graduó de secundaria, y el otro era una foto familiar que incluía a mi madre y... a mi padre.

Bajé la mirada con cierto resentimiento y decidí ignorar aquello. Después de todo ese hombre me había dado la vida, y era lo único que le agradecía.

Me tiré a la cama boca arriba, mirando el techo de la pieza como si fuese la mar de interesante. El rompecabezas no estaba del todo completo y solo pocas piezas encajaban.

El doctor Byun Ah Ram por lo visto había tenido varias mujeres. Por desgracia el futuro que habían tenido ellas no era el más sutil. La primera fue asesinada, y uno de sus hijos resultó testigo de los hechos. Tuvio cuatro hijos con una segunda mujer, y uno último el cual al parecer no era su hijo de sangre, pues tenía el apellido de otra persona. La tercera mujer abandonó a su bebé y se lo encargó a él como si fuese su responsabilidad, criándolo como a su propio hijo.

Siempre veía sonreír al doctor. Escuchaba mis problemas como si fuese un padre para mí, pero nunca habló de él. Y eso me hace sentir egoísta. No tenía idea de que sus hijos tuviesen tales condiciones, ni que su familia pasase por este tipo de situaciones tan infortunas.

Eran los pensamientos que se tejían en mi mente.

Observé mi reloj de muñeca que marcaba las diez de la noche. Así que me levanté de la cama tomando fuerzas para continuar lo que había empezado, recordando la advertencia de Kris sobre la hora de dormir de los niños.


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