Capítulo 14. Cómplices
¿Realmente... me gusta este chico?
Al reparar sobre mis pensamientos, acabé apartándome de él como alma que lleva el diablo. Que incluso no sé cómo llegué a colocarme de pie bajo una velocidad vertiginosa.
Sus grandes y acuosos orbes me observaban anonadados, incluso parecía que en cualquier momento rompería a llorar. Y me maldije. Porque jamás debí haber actuado así. ¿Qué le diría? ¿Qué ocurriría ahora? ¿Cómo reaccionaría? ¿Nuestra efímera pero grata relación se rompería después de esto?
Nuestros rostros parecían competir por cual adoptaba un color rojo más fuerte, que incluso con cada segundo que pasábamos mirándonos, este carmín se volvía más intenso, provocando que nuestros pómulos delataran la vergüenza del momento.
Pero también tenía tantas preguntas que hacerle. ¿Por qué había actuado así? ¿Realmente él también tenía intenciones de besarme? ¿O fui yo quien malinterpretó todo eso? Que frustrante resultaba el asunto, pues estaba claro que el único que debía y podía hablar ahí era yo.
Las fibras de mi cuerpo comenzaban a alterarse, e involuntariamente hacía cualquier tipo de seña que pudiese negar o borrar los acontecimientos pasados, en un intento por explicar solo con ademanes y expresiones lo que mis palabras no podían.
— Lo... Lo lamento mucho BaekHyun —enarcó sus cejas desconcertado, como si no comprendiese el porqué de mis palabras. Creí que con esa simple frase podría explicarlo todo, pero no estaba resultando—. No fue mi intención. Lo juro. Yo... no sé qué me pasó. No quería besarte, ni si quiera sé por qué lo hice.
Su expresión cambió totalmente a una desilusionada que me atravesó el pecho como una flecha encendida en fuego.
Tragué en seco por milésima vez esa noche, como si me deshiciera de esas palabras que estaban de más decir.
Lo vi bajar la mirada, frunciendo sus labios para contener esas lágrimas que acumulaba. Al verlo así, fui casi inmediatamente hacia él, como aquella última vez que lloró frente a mí. Deseaba consolarlo, protegerlo, pero mis intenciones fueron anuladas al ver que con un fugaz movimiento esquivaba el contacto que se avecinaba entre nuestras pieles. Ni si quiera me miró a los ojos. Parecía enojado, pero desconocía la razón.
— Baek... —Traté de tomar su mano pero nuevamente me ignoró apartando la suya propia y abrazando las piernas contra su pecho de modo que pudiera esconder el rostro entre sus rodillas.
Titiritaba sorbiendo su nariz.
Lo había hecho llorar.
Lo había lastimado de nuevo como tanto miedo me daba poder hacerlo.
No quería verlo así pero no había nada que pudiera hacer. En ese momento yo era otro patán más, navegando en la misma barca de Kris.
Una pequeña silueta se escondía entre las barandas de la escalera, husmeando en los acontecimientos de esa noche. Resignado a tomar su leche esa madrugada, subió escaleras arriba con sumo silencio para fingir que nada había ocurrido.
[...]
Esa noche no pude dormir. Me preguntaba si BaekHyun había logrado conciliar el sueño, pues yo no. Mi cabeza estaba a full maquinando y luchando contra mí mismo. Quería poder entenderme pero yo era mi propio enemigo. Yo estaba en mi contra.
Me reacomodé quedando de costado hacia mi lado derecho donde se encontraba mi guitarra recargada al armario.
Recordé esa vez que había cantado una canción y había sido descubierto por el castaño. Desde entonces verlo reír se había convertido en uno de mis paisajes favoritos. Esos hermosos y finos labios ensancharse con aquel dulce gesto, parecía una obra maestra de la naturaleza.
Y yo era el responsable de haberlo desparecido.
Me acomodé boca abajo esta vez, presionando mis labios contra la almohada mientras mis ojos se quedaban embelesados en un punto ciego.
¿Qué carajos había ocurrido esa noche? Me había repetido esa pregunta una y otra vez en mi cabeza. La había respondido una y otra vez, y aún no lograba resolverla.
Desconocía las intenciones de BaekHyun, pero tal como me lo había demostrado, tal vez yo... ¿si le gustaba?
No, imposible. ¿Yo? Ni si quiera nos conocemos muy bien como para que él piense así de mí. Tal vez solo sea mero capricho o atracción. Entonces... ¿A mí también me atraía?
Tomé la almohada y escondí completamente mi rostro en ella tratando de asfixiarme a mí mismo. Si dejaba de respirar entonces también mi cerebro dejaría de trabajar y podría dormir en paz... eternamente.
Era preocupante. Ahora quien resultaba tener intentos suicidas era yo.
Acomodé mi cabeza de lado y volví a echar maquinar.
De nuevo, ese miedo por lo que BaekHyun podría hacerse a sí mismo, ese miedo porque alguien lo hiriese, estaba comiéndome por dentro. Me gustaría poder encerrarlo en el último cuarto de la torre más alta, y ser el dragón que custodie los alrededores para que nadie pudiera acercarse a él, nadie pudiera hacerle daño.
Pero no solo afuera Baek corría peligro, sino también dentro. Dentro de la habitación y dentro de sí mismo. Estaba acorralado por todas partes. ¿Y yo qué haría? Solo era el inútil dragón que trataba de proteger a la princesa... ese mismo que al final de la historia sería asesinado por quien se convertiría en su príncipe. Mis intenciones serían mal interpretadas. Quería protegerlo de la vida exterior, incluso de mí mismo, para que luego venga alguien a rescatarlo... ¿Rescatarlo de qué? ¿De los egoístas y sobreprotectores deseos de un dragón?
Con esta infantil y trágica historia, mis ojos comenzaron a cerrarse, sumergiéndome bajo los deseos y miedos más reprimidos de mi subconsciente.
Las bolsas bajo mis ojos no pasaron desapercibidas por nadie esa mañana, y la única respuesta que repetía una y otra vez fue "Estuve trabajando toda la noche". Si bien mis pequeños subordinados sabían que aparte de ser su guardián, también tenía otras obligaciones de las cuales me encargaba en mi tiempo libre. Así que solo me respondían con un:
"Supe de alguien que murió por estrés". Las alentadoras palabras de Lay.
"Si necesitas ayuda, no dudes en decirme. Pero... me pagarás parte de tu sueldo, ¿no?" Suho.
"Nadie te obligó a tomar este trabajo". Tao.
"Prrffff...." KyungSoo haciendo sonidos con la boca.
"En vez de trabajar, deberías jugar conmigo en tu tiempo libre". Xiumin me mostraba una carátula de videojuego con una sonrisa maliciosa.
Para mi sorpresa BaekHyun hizo acto de presencia al golpe del medio día. Todos quedamos algo pasmados al notar no solo sus ojeras, sino que sus ojos estaban hinchados, seguramente por haber estado llorando toda la noche. Nadie dijo nada pues conociéndolo bien, no desearía que invadieran su espacio personal, y por supuesto tampoco obtendrían respuestas de su parte.
[...]
— ¿¡Qué mierda ocurrió con BaekHyun anoche?! —Fui cruelmente estampado contra la pared de la cocina mientras Tao me sujetaba fuertemente del cuello de mi camiseta. Planeaba ahorcarme.
Al principio me sorprendí, pero mi mirada severa también puso de su parte. Mis manos sujetaron las impropias sin hacer el mayor amago para que me soltara, pero invitándole a aflojar el agarre.
— Podemos dialogar como personas normales, Tao...
— ¡Se trata de BaekHyun! ¿Sabes lo delicado del asunto?—Hizo una pausa observándome con rencor y odio, muy diferente al trato que estos días me había ganado de él. Ahora todo iba en retroceso—. No creo que, el que ambos amanezcan con el rostro demacrado, sea pura coincidencia.
Mi cuerpo se tensó, pues ahora que él pensaba de esa manera, no me dejaba muchas alternativas para evitar revelar el extraño acontecimiento de anoche. Pero debía ser valiente, todo había sido mi culpa. Por mucho que no quisiera volver a caer en los dilemas que esa velada no me habían dejado dormir bien, ahora mismo volvía el tiempo atrás y recordaba los sucesos.
Me provocaban un severo dolor de hombros.
Fruncí el ceño enojado, con nadie más que conmigo mismo. Agaché la cabeza y poco después tomé la palabra.
— Es mi culpa... —Musité.
— Si, eso pensé.
— BaekHyun y yo nos... besamos, ayer.
— ¿¡Ustedes qué!?
— No —interrumpí corrigiendo mis palabras—. Fui yo. Yo lo besé sin su consentimiento.
— ¿¡Estás loco!? —Me asió con mayor fuerza del cuello de mi camisa, como queriéndome hacer entrar en razón.
— Lo lamento. —Fruncí mis expresiones faciales con amargura.
— ¿¡Por qué demonios hiciste eso!? ¡Debe haber una explicación! ¡ChanYeol... no me digas que...! —Me miró entre sorprendido y decepcionado, en realidad no sabía cómo descifrar su expresión tan abatida. Solo se, que en esos momentos Tao pretendía realizar las preguntas que tanto miedo me daba cuestionarme a mí mismo.
Antes de que pudiera responder, un fuerte grito nos sacó de nuestro desenfrenado encuentro.
— ¡No, Tao! ¡Detente!
Me sorprendí aún más al ver que Luhan ingresaba en la cocina corriendo hacia donde estábamos nosotros para actuar a mi rescate.
Se guindó del brazo de su hermano mayor intentando que me soltara. Aunque su fuerza resultaba tan inútil en el caso, lo agradecí enormemente.
— ¡No interfieras en el amor!
— ¿Eh? — Tao y yo lo miramos confundidos.
— ChanYeol y BaekHyun se aman.
— ¡¿Qué?!... Yo...
— ChanYeol ¿eso es cierto? —Me observó con una mirada un poco más apacible pero sin quitar la sorpresa de su rostro.
— Te... Te equivocas. Es que...
— Yo lo vi. ChanYeol le dio a BaekHyun el beso del verdadero amor porque BaekHyun lo necesitaba—soltó el brazo del mayor puesto que le resultaba tan difícil, así que decidió aferrarse a cualquier otra parte de su cuerpo que le invitara a rendirse—. ¿Verdad?
— ¿Te gusta BaekHyun?
— Dile, dile ChanYeol.
Ahora ambos pares de ojos estaban puestos sobre mí. No pude disimular mi sonrojo en ese momento, incluso había comenzado a transpirar. Si antes trataba de pensar las cosas con calma, ahora estaba prácticamente contra la espada y la pared. Mi corazón latía tan rápido, que incluso me impedía escuchar con claridad el bombardeo de preguntas que ambos personajes me lanzaban sin piedad.
— A mi... no me gusta BaekHyun.
Tao me miró confundido, pero no dijo nada, a espera de que pudiese explicar un poco más allá de esa simple afirmación. Por otra parte el pequeño parecía desilusionado.
— Pero... anoche... —Balbuceó el pequeño.
— Ya lo sé. Y me disculpé con él, pero no pensé que lloraría por haberlo besado.
De pronto mis palabras se ahogaron cuando el agarre en mi camiseta se ciñó aún más, provocando que llevara mis manos rápidamente a tomar las adversas.
— ¡No! ¡Suéltalo! ¬—El niño tiraba de la camiseta de su hermano.
— ¿No tienes idea de por qué BaekHyun se puso a llorar? —Mofó con una sonrisa irónica conforme rechinaba los dientes enfurecido.
Demoré en responder, más por la falta de oxígeno. ¿Ese chico en serio pensaba matarme?
— Supongo... que fue su primer beso.
Me soltó bruscamente logrando que perdiera un poco el equilibrio pero por suerte estaba recargado a la pared y no resultó ser mucho peligro.
— ¡ChanYeol! —Luhan corrió hacia mi abrazándome con sus cortos brazos por alrededor de mi cintura, intentando protegerme de aquel agresivo chico.
Mi expresión no demostraba victimismo ni mucho menos. Con una expresión solemne levanté la mirada hacia el chico, esperando soltase todo lo que tenía que decirme.
Su respiración estaba un poco agitada, y sus penetrantes ojos negros no se apartaban de mi persona, amenazante y escrupuloso.
— ¿De verdad crees que por eso ha estado llorando toda la noche? ¿Porque robaste su primer beso? —Apretó sus puños—. Te disculpaste con él, ¿no? —Sin necesidad de asentir con la cabeza, mi silencio otorgó—. Hay que ver que eres un completo idiota.
— ¡No le digas así! ¡Él...! —Callé a Luhan depositando una mano sobre su cabeza. No quería que un niño me defendiera y yo quedarme de brazos cruzados, mucho menos cuando el pequeño tenía una idea totalmente diferente y fantástica sobre los sucesos.
— Sé que lo que hice está mal. Y me arrepiento. Solo espero que pueda perdonarme.
— Tú no comprendes —se encogió de hombros agachando la mirada con impotencia—. La razón por la que BaekHyun lloraba no es por haberle arrebatado su primer beso, porque... ¿quién mejor para experimentarlo que con la persona que te gusta?
— ¿La persona... qué?
— A BaekHyun le gustas, Hyung... —Bajé la mirada hacia Luhan, quien me hablaba algo entristecido—. Pensé que lo habías besado porque tú sientes lo mismo por él.
— No. Yo... a mí no me gusta BaekHyun de esa manera.
— ¡¿Entonces por qué demonios lo besaste?!
— ¡Fue solo un impulso! ¡Ya me disculpé, maldita sea! —Exclamé irritado.
Luhan se sorprendió. Era la primera vez que actuaba de esa manera frente a uno de los niños, y más diciendo palabras tan hirientes.
El hermano mayor se mantuvo sereno de pie frente a mí, sin apartar la mirada en ningún momento. Cerré los ojos suspirando ceñudo por todo aquel ajetreo que ya me sacaba de mis casillas.
— No debiste haberlo hecho sin razón alguna, grandísimo patán —exhaló caminando hacia la puerta de salida—. Después de todo... Kris tampoco difiere mucho de ti.
— Significa que... —Interrumpió el niño— ...¿no podrá romperse el hechizo?
— ¿¡Que hechizo Luhan!? ¡Déjate de babosadas! ¡Despierta! ¡Nada de esto es un cuento de hadas ni una película de princesas! ¡Es la vida real! —Tao comenzó a gritar desesperado—. Amar no es más que lastimar y ser lastimado. Aprende eso para cuando llegue un imbécil a intentar...
No pude soportarlo más. A una velocidad de vértigo fue mi turno de atacar. Mi mano cubrió su boca de una manera poco sutil, acorralándolo contra el marco de la puerta.
Clavaba mi mirada en sus sorprendidos orbes, que pronto adoptaron nuevamente una expresión severa. Levantó sus manos a punto de agredirme pero fui más rápido sosteniéndolo de las muñecas, para ello teniendo que descubrir su boca. En ese instante no medí mi fuerza escuchando un leve jadeo provenir de los labios del azabache.
Esta vez fui yo quien le soltó con brutalidad, dejando a un desconcertado chico en su lugar.
— Te agradecería por las buenas... que cierres tu maldito hocico de una vez. Tu problema es conmigo; dejaré que me insultes, incluso que me golpees todo lo que quieras. Pero con Luhan no te involucres. —Tensó su cuerpo con impotencia, mordiéndose la lengua para no decir cualquier otra cosa que pueda ser usada en su contra.
El silencio se hizo extremadamente pesado en ese lugar. Todos ensimismados en nuestro propio pesar. Ni si quiera el parlanchín de Luhan decía palabra alguna, pues se limitaba a limpiar sus silenciosas lágrimas con las mangas de su suéter.
— ChanYeol... —el azabache interrumpió esta vez con una voz más apacible— ...no puedo obligarte a que correspondas a BaekHyun. Pero te pido que aclares tus sentimientos contigo mismo y luego con mi hermano.
Mi neutral expresión no cambió en ningún momento. Pero atendí completamente a sus palabras tomándolas en cuenta. Por supuesto que conocía mis errores y mis límites, y estaba dispuesto a liberar a BaekHyun de este meollo.
No quería lastimarlo, pero de cierta forma quizás Tao tenía razón. "Amar es lastimar y ser lastimado", porque por mucho que no quieras herir a la persona que aprecias, de una manera u otra, por esa misma barrera de sobreprotección que colocas a su alrededor, terminas siendo tú el victimario.
— Ah, una última cosa —habló cabizbajo antes de salir de la cocina—. La semana próxima es el cumpleaños de BaekHyun, por si te interesa saberlo.
Dicho esto se retiró dejando una estela de pesadumbre que incluso había barrido el suelo con el poco ánimo que tenía esa mañana. Me había llenado y vaciado en un santiamén.
Exhalé profundo y sonoro para descargar todo ese pesar, dejándome caer de cunquillas en el suelo. Recargué mis antebrazos sobre las rodillas y bajé la cabeza. Estaba volviéndome loco.
— ChanYeol, ¿estás bien? —La temblorosa y llorona voz de Luhan me hizo dar un respingo, levantando la mirada hacia él quien se acercaba a mi persona. Por un momento se me había olvidado que seguía ahí.
— Ah, Lulú. Lamento que hayas tenido que presenciar esta discusión.
Me coloqué de pie en seguida, no sin antes detenerme a su altura para limpiar la humedad de sus mejillas.
— Entonces... ¿El beso del verdadero amor no existe? —Estuvo a punto de romper a llorar nuevamente luego de esas palabras, pues sentí como su voz se quebraba.
— ¿Hm? No, no... —traté de esbozar una de esas naturales sonrisas que usualmente llevaba por ahí, pero ésta se vio un poco forzada—. Tao solo lo dijo porque se siente un poco triste. Es todo.
Acaricié sus cabellos recibiendo como recompensa una sutil sonrisa un poco nostálgica.
La semana comenzó a transcurrir muy pesada pero rutinaria a la vez. Preparar a los niños para ir a la escuela, limpiar un poco la casa, cuidar de KyungSoo, preparar la comida... aunque para esto último Tao me ayudaba en ocasiones.
Sin embargo, lo diferente de todo esto, era que mi relación con BaekHyun, o lo que sea que teníamos, se había estropeado. Si antes ya no me evitaba tanto, pues ahora era un completo extraño para él. Ni si quiera me miraba al rostro, ni me tocaba, ni permanecía en el mismo lugar que yo por demasiado tiempo. Y no lo culpaba, pues yo también inconscientemente comencé a alejarme de él.
Ya no le demostraba cuanto me importaba, tampoco cuanto me preocupaba, pues prefería mantenerme callado que volver a hacerlo llorar. Solo estaba ahí por una razón; cuidar a los hijos del doctor, la cual ahora no comprendía en lo absoluto.
Pero ¿qué haría? No podía simplemente rendirme y dejar a estos niños a la deriva. Dudaba de mis verdaderos propósitos en ese lugar. Tal vez lo mejor sería esperar a que llegue YiFan para que se hiciera cargo de ellos. Sin embargo tampoco podía quedarme de brazos cruzados por ahora. Necesitaba más respuestas. Más indicios.
Una noche, mientras secaba los platos recién lavados de la cena, cierto individuo apareció en el lugar.
— ChanYeol —hizo mención pero no respondí al llamado—. ¿Puedo hablarte un momento? —Se posicionó a mi lado.
— Hazlo.
Fue lo único que respondí antes de recibir un puñetazo en el brazo, que lejos de dolerme, me hizo dar un respingo volteando a ver a mi agresor, con mi cara de pocos amigos.
— ¡¿Qué mierda ocurre contigo?! —Exclamé mirando iracundo a aquel pelinegro sujeto.
— ¡Deja de hacerte el inflexible! No va con tu rostro de virus feliz.
Rodé los ojos tratando de ignorarlo por completo para continuar con lo mío. Tao suspiró bajando la mirada hacia sus brazos, los cuales estaban cruzados sobre el mesón donde se encontraba el lava vajillas.
— Quiero que vuelvas a ser el mismo —depositando los vasos en los gabinetes superiores, volteé a penas de soslayo para observarlo por un instante, pero no alegué nada. Él se llevó una mano a la cabeza despeinando un poco sus cabellos con frustración—. Haz estado distante últimamente. No solo con BaekHyun, sino con todos. Y eso no es normal cuando siempre estas irradiando paz y armonía por ahí.
— Sigo siendo el mismo.
— ¡No, no lo eres! —Interrumpió cabreado—. ¿Qué ocurre contigo?
— Solo he estado algo pensativo, es todo. —Hablé en un tono prudente mientras proseguía secando unos vasos de vidrio.
— Si es por lo que dije aquella vez... —desvió la mirada enrojecido— ...discúlpame. ¿Sí?
— Soy yo quien tiene que pedir disculpas. —Musité inexorable.
— No debí tratarte así. Puedo entender cómo te sientes, de verdad lo hago —esta vez me sorprendió volteando a verme abatido—. Es solo que... todo esto de Kris me tiene crispado —ahora lo observaba atento, algo culpable al respecto—. Me he dado cuenta que es un completo tonto. No sé qué va a ser de mi ahora.
Trataba de esquivar mi mirada, parpadeando repetidas veces para intentar no hacer notar las lágrimas que se acumulaban en sus fauces.
— En serio... perdóname. Fui demasiado lejos.
Negué con la cabeza.
— Con la única persona que debes disculparte es con Luhan. Creo que heriste sus ilusiones más que las mías.
— ¿A caso tú también tienes ilusiones?
Ambos nos dimos una fugaz mirada que generó una chispa de recelo.
Volví a guardar silencio para terminar con mi trabajo e irme a dormir de una jodida vez. Me sentía saturado.
— El punto es... —volvió a interrumpir— ...que, si estas tomando distancia con BaekHyun por mi culpa, quiero que sepas que no te guardo rencor, y tampoco creo que seas una mala persona. —Esto último lo mencionó entre dientes pero logré oírlo.
— No lo hago por eso. Yo... —exhalé decidido a dar la cara— ...estoy muy apenado con Baek por lo que ocurrió. Verlo llorar... realmente me hizo sentir como el villano de una película.
El joven permaneció en silencio. El ambiente no era tan cargoso esta vez y, por la tranquilidad que emitía, pensé que podía comprender de lo que hablaba.
— ¿Has intentado hablar con él?
Volví a negar.
— No sé cómo hacerlo. A demás, él también está evitándome. Supongo que debe sentirse incómodo.
— Debe estar muy triste —hubo un largo silencio apesadumbrado. Hasta me pareció que suspirábamos con pesar al mismo tiempo—. Tal vez no lo rechazaste de la manera correcta.
Eso me hizo pensar un poco más. Esa noche... apenas pude pronunciar algunas palabras que desde un principio pudieron ser mal interpretadas. No hubo mucha explicación de mi parte. Creo que todo ocurrió muy de pronto.
— Ya pasado mañana es su cumpleaños —me informó pensativo. Yo extendí la toalla y la puse a secar. Posteriormente recargué el peso de mi cuerpo en el mesón y me crucé de brazos mirando a la nada, también reflexivo—. Nunca hacemos fiestas de cumpleaños aquí. Solo se compra un pastel y se soplan las velas ya que, como sabrás, ninguno de nosotros somos muy amigables como para tener amigos —hizo una pausa—. Nos tenemos a nosotros y eso nos es suficiente.
— Hm...
— Sin embargo, quería hacerle algo especial a Baek esta vez —le vi sonreír con optimismo—. Se lo ha ganado enormemente. Creo que ha avanzado mucho.
— Lo ha hecho. —confirmé con un asentimiento de cabeza.
— Se merece algo genial por su progreso. ¿Qué tal si le regalamos algo?
Sabía por dónde iba eso. Necesitaba de mi dinero. Exhalé dándole permiso a que el mundo me golpease con todo.
— Suéltalo.
— Estaba pensando en obsequiarle un teléfono celular.
Abrí mis ojos como luna llena quedándome totalmente congelado.
— Creí que sería una buena oportunidad y motivación para BaekHyun. ¿Qué dices?
— ¿Para qué necesita un celular? Aunque atienda la llamada no podrá platicar.
— Pero puede enviar mensajes. Puede funcionar. ¿Qué dices?
Bien, eso era cierto. ¿Qué tal si de ese modo fuese mucho más efectivo relacionarnos con BaekHyun? Aún no teníamos la certeza de que fuese a responder un mensaje, pero valía la pena intentarlo. A demás esa motivación a la que Tao se refería, era ese empujón hacia modernizarse un poco a través de las comunicaciones.
— No creo tener todo el dinero como para comprar un celular. —Solté preocupado, pero sin duda alguna mucho más ilusionado al respecto.
— No te preocupes, tengo mis ahorros. Pero necesito que colabores conmigo.
— Muy bien... ¿Cuál es el plan?
Bien... se que no es un capítulo largo ni muy interesante, pero es que en realidad estaba escribiendolo y quedó demasiado, pero demasiado extenso. Así que mi buen amigo KookieBoy me sugirió dividirlo en dos partes. Y eso hice. Por ende aquí les traje esta especie de adelanto. Calculo que estaré subiendo el capítulo 15 para el martes o miércoles. ¡Hasta entonces!
Gracias por el apoyo y por comentar. Sin ustedes no hubiera sido posibles esas 100k visitas. Les estoy muy agradecida. Se les ama, no lo olviden.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top