Capítulo 12. Inmortales
ADVERTENCIA: Alto contenido religioso... sin fines de ofender a nadie o menospreciar alguna creencia. Así que les pido eviten comentarios racistas y/o/u/aeae/ arenosos. Además les recuerdo que esto es ciencia ficción, chicos.
Podía percibirse un olor a arrogancia y soberbia por toda la casa, aquel ambiente que avisaba la llegada de alguien inmortal.
- ¿Chen?
Me asomé al living y efectivamente se trataba de mi hermano menor. Chen. 17 años, cree que el mundo gira alrededor de él.
- ¡Hyung! -Sonrió con esa hermosa sonrisa que siempre me dedicaba.
Comenzó a caminar hacia mí con los brazos abiertos. Así que lo esperé de igual forma, notando una colita que iba detrás de él, la cual procuré dejar pasar sin darle mucha importancia.
- Se te extraña mucho en la casa -mencionó dulcemente cuando por fin pudimos unirnos en un apretado abrazo-. Más porque mamá ahora me manda a hacer todos los deberes a mí solo -Se separó a penas un poco mostrándome su puchero fingido.
- ¿Ah sí? Pobrecito... -Mencioné con sarcasmo y palmeé un poco su hombro derecho. Él me sonrió y soltó un suspiro separándose por fin de mí.
- ¡Por dios! ¡¿Qué es esa cosa?! -Se exaltó horrorizado señalando en dirección al sofá.
Observé a KyungSoo quien estaba serenamente observando toda la escena con su dedito pulgar en la boca.
- No le digas así. Es solo un bebé indefenso. -De acuerdo. Esa ni yo me la creí.
Le sonreí al aludido y me acerqué a él. Al percatarse de mis intenciones, dejó de babearse la mano para extenderme ambos brazos y ser cargado de una vez.
- ¿Un bebé indefenso?... -se llevó las manos al pecho algo indignado y desconcertado-. Siento mucha inmoralidad en él.
-Estás exagerando.
Chen bufó ofendido y rodó los ojos acomodando su flequillo.
- ¿Te ofrezco algo?... Para tomar... comer, lo que sea... -Mecía a D.O dándole algunas palmaditas en la espalda conforme lo dejaba jugar con la cadena que se hallaba alrededor de mi cuello.
- Sorpréndeme.
- ¡Yo me ofrezco!
Ambos bajamos la mirada hacia aquella criatura que se encontraba a las espaldas de mi hermano. Ese mismo rabillo que había estado persiguiendo al joven.
- Ah, tu. El niño afortunado que dejó entrar a casa una divinidad -estuve a punto de golpearme la frente con la palma de mi mano, de no ser porque estoy acostumbrado a que mi casa sea convertida en una iglesia y este sujeto el Mesías-. Ve y tráeme un Lavernoya Merlot Rosado. -Hizo un ademán con la mano para que se marchara a la cocina.
- Tú ni si quiera bebes eso.
- Escuché su nombre por ahí... -Me miró con recelo.
- ¿Qué es eso? -Preguntó Xiumin inocente.
- Un vino. -Sonrió Chen.
- ¿Y qué? ¿Vas a convertirlo en agua?
Me miró seriamente y luego enarcó una ceja.
- No me subestimes, ChanYeol.
Iba a reprochar pero las manos de Chen fueron tomadas por unas más pequeñas, captando la atención de ambos.
- Por ti, amado mío... te traería el centro de la tierra... que aunque me queme las manos valdría la pena complacer a tal magnificencia.
Hubo un momento de silencio, pero no demoré en romperlo con una fuerte carcajada que salió del centro de mi estómago. Siendo expulsada de tal manera que la espalda y pulmones comenzaron a dolerme, y tuve que llevar las manos a mi abdomen por inercia. Joder... ¿De dónde había sacado semejante palabrería?
Chen lo observaba con lástima, y asintió soltando un suspiro.
- Tranquilo niño. Soy demasiada carne para tu parrilla.
Bajando las escaleras directo al salón, hizo acto de presencia el hermano mayor de la casa, venía leyendo un libro de expresión corporal y otras cosas que estudia para sus clases de actuación. Pero lo que más me sorprendió fue su expresión de extrañeza y disgusto hacia lo desconocido; en este caso, mi hermano menor.
- ¿Quién eres tú? - Preguntó deteniéndose en el último peldaño de la escalera.
- ¿Y tú eres?
- Yo pregunté primero.
- Yo de segundo... ¡bravo! ¿Y eso qué? ¿Te guindo un muérdago? - Contraatacó Chen.
La tensión del ambiente comenzó a caer sobre los hombros de todos los presentes. Tenía olor, sabor... era prácticamente visible.
Xiumin y yo retrocedimos un paso en defensa propia. No queríamos salir lastimados, y de no ser porque tenía a KyungSoo en brazos, este hubiese hecho todo lo contrario a nosotros, ya que se veía entusiasmado y expectante por lo que se venía a continuación. Me vi tentado a interrumpir, pero debía aceptarlo, quería saber cómo acabaría eso. Prácticamente mi antiguo 'archienemigo': Chen, se estaba enfrentando cara a cara con mi actual 'tormento': Tao.
Este último caminó la distancia restante hacia su foráneo, notando como lo escrutaba con la mirada sin disimulo alguno.
- Te urge un cambio de ropa porque así definitivamente no sales ni a jugar muñecas. ¿O si? -Sonrió burlón.
- ¿Te intereso?
- ¿Disculpa? -Sonrió indignado.
- Estás disculpado. Si... sientes que mi presencia te opaca, pero deberías dejar de preocuparte por mi vida y buscar la tuya propia. -Habló Chen lo más sereno posible.
- Pero que engreído. -Rio con ironía.
- Y a ti te falta autoconfianza.
- Por lo menos yo no soy un narcisista de primera.
Me hermano menor soltó una suave risa que descolocó a todos los presentes. Negó con la cabeza y Tao levantó su mentón con ímpetu.
- Te equivocas cariño. Ni si quiera me conoces -el más alto enarcó una ceja sonriendo con altivez antes de dejarlo proseguir-. Tengo el suficiente autoestima para saber que soy único y especial a mi manera, cosa que me gusta demostrar siempre. Ello motiva a las personas a verme de la misma forma que yo lo hago. Porque si no te quieres a ti mismo, nadie más te hará el favor.
Hubo un corto silencio que pareció eterno. Me sentí algo avergonzado.
Chen solía tener conflictos cuando pequeño, conflictos internos referentes a esa conexión con sí mismo que aún no hallaba. Puede traducirse como inseguridad, desequilibrio con su yo interno, estaba desalentado con la vida. Extraordinariamente cuando fue alcanzando la adolescencia, se convirtió en alguien más seguro, capaz, alegre, y siempre buscando irradiar a los demás esa confianza que nos hacía sentirnos complacido a su alrededor. Por supuesto, pronto aquello comenzó a irse al otro extremo. Quería ser idolatrado, venerado, digno de admiración, lo cual le llevó a recibir desprecio. Y aunque sé muy bien que no pretende ser superior a otros, los individuos tienden a juzgar esa impresión.
- Dime... -Volvió a retomar la palabra el susodicho-. ¿Cuándo fue la última vez que sentiste seguridad de ti mismo, sinceramente?
Tao permaneció mudo, enfurruñado y tratando de digerir las palabras del joven que al parecer habían tenido peso en él.
- Será mejor que se haya ido para cuando regrese -esta vez me miró a los ojos con aire fulminante. Indiscutiblemente tensé mi musculatura-. No creo que tengas permitido meter este tipo de gentucha en casa ajena. -Amenazó antes de retirarse a sus aposentos.
Solo pude asentir apenado y bajar la mirada algo preocupado por esa situación. ¿Por qué ese repentino ataque? Nadie dijo nada por un momento. Chen solo lo observó irse y Xiumin embobado cada vez parecía amar más a ese joven.
D.O de pronto comenzó a aplaudir algo inexpresivo llamando la atención de los presentes. A raíz de eso, me dirigí hacia mi hermano.
- Chen... ¿Qué fue toda esa escena?
- Hm... No hablemos de ello por ahora -se vio cabizbajo y preocupado. Tal vez estaba reflexionando un poco sobre sus actos porque no sé qué otra cosa estaría pensando. De repente su expresión cambió a una más sonriente pero serena a la vez-. ¿Y bueno? No creo que hayas querido que venga hasta acá solo para presumir de tu nueva familia.
- No es mi nueva familia. -Para entonces no sabía si reír o llorar. A veces Chen podía ser bastante posesivo.
- ¿Entonces?...
- Verás... Es un caso un poco delicado. No podría explicarte todo porque ni yo mismo se los detalles. Así que...
Noté la expresión de póker que mi hermano tenía en su rostro, pero no era por mis comentarios. Al bajar la mirada, pude encontrarme con un serio e interesado Xiumin quien esperaba a que continuase, pero algo más llamó mi atención. Estaba sujetado de la mano de mi hermano sin pudor alguno. Tuve que parpadear un par de veces oscilando mi mirada entre la del más alto y el más pequeño antes de suspirar y tomar cartas en el asunto.
- Xiumin, por favor, vete a tu habitación. -Hablé calmado y con serenidad.
- ¡¿Qué!? ¿Por qué? -Exclamó mirándome con enojo.
- Porque hablaremos temas de grandes... -la típica y efectiva excusa-...que no puedes escuchar.
- ¡Pero está D.O! -Le señaló acusador mientras el bebé le miraba con desprecio.
- Él también se irá a su habitación. Es hora de su siesta. Y tú... -Le observé amenazante-...Tú y yo tenemos asuntos que resolver. Así que vamos...
Intenté tomarlo del brazo para llevarlo conmigo escaleras arriba, sin embargo esquivó mi agarre, cosa que me hizo resaltar una vena en mi frente.
-Volveré por ti cariño. Cruzaré batallas impenetrables, surcaré los mares, y traspasaré las murallas solo para regresar a tu lado, amor mio... -Hablaba mientras era literalmente arrastrado por mí para alejarlo del pobre joven que era víctima del acoso de un pequeño infante.
Retiré a los dos escuincles de ahí. Metí a un adormilado bebé en su cuna y dejé a Xiumin en su habitación, a regañadientes, pero logré poner un poco de orden al fin. Posteriormente bajé las escaleras con cierta prisa junto a mi acompañante, Lay. Estaba algo apresurado porque tenía algunas cosas que hacer y... debía ser cortés en presentarle a mi hermano, quien estaba distraído observando algunos retratos cuando nosotros nos acercamos.
Al percatarse de nuestra presencia, volteó inmediatamente acercándose también, con una deslumbrante mirada.
- Así que tú eres el niño médium. -Tomó la palabra antes que cualquiera, extendiéndole la mano al aludido.
- Si. Yo... no sé. -Tartamudeó inseguro e incómodo conforme estrechaba la mano foránea.
Lay, un adolescente de 14 años; sereno, amable, humilde, tímido y reservado. Totalmente lo opuesto a Chen. El primer impacto que sus burbujas recibieron fue como un trueno, sin embargo, los opuestos congenian. Yo solo deseaba internamente que Chen no metiera la pata y que mis planes funcionaran. Estaba decidido a encontrar la manera de ayudar a Lay.
- Te presento a Chen. Él es mí...
- Su hermano menor y ÚNICO... -Hizo énfasis en esa palabra. Yo solo puse mis ojos en blanco-...de su misma sangre. -Recalcó por si no se había entendido.
Al menor no le importó demasiado aquellas palabras, incluso creo que no le estaba prestando demasiada atención ni conocía de sus intenciones. Es más... solo se dedicaba a escrutarlo con la mirada, tratando de descifrar si ese muchacho era de confiar.
- Mi hermano tiene ciertos conocimientos que pueden serte de ayuda -continué yo rompiendo el silencio-. Él también ve cosas que nadie más puede percibir. Por eso le pedí que viniera para platicar un poco contigo y si le resulta posible, estoy seguro de que querrá ayudarte. Tal vez así puedas sentirte más seguro. -Deposité una mano sobre su hombro para hacer énfasis en mis palabras.
Él pareció mirarme avergonzado, pero acabó sonriéndome de manera un poco dormilona para finalmente asentir con su cabeza, ya más decidido con respecto a todo este asunto.
- Gracias, ChanYeol. -Musitó.
- Cuando quieras. ¡Diviértanse!
Salí casi corriendo hacia las escaleras. Incluso creí haber escuchado desde ellas el fuerte volumen de la TV proveniente de la habitación de Luhan. Estaba tomando su relajo pero las cosas tampoco podían ser de esa manera.
- Toma asiento Lay -ambos jóvenes en la sala del living se sentaron en el sofá más grande, siendo uno de ellos el más cohibido. Incluso en la postura se notaba-. ChanYeol me comentó que fuiste diagnosticado con esquizofrenia.
- Así es. -No alargó su respuesta, así que el mayor tuvo que buscarle la vuelta.
- Es normal, si... -asintió pensándolo detenidamente-. O mejor dicho, 'común'.
- ¿Hm?
- Muchas personas creen en las ciencias exactas. Alguien con una capacidad para ver lo que otros no, solo puede significar dos cosas; está loco, o tiene facultades. Por supuesto esta segunda alternativa muchos la ignoran. -Musitó eso último para sí mismo, como si fuese su frustración interna.
- ¿A qué te refieres con facultades? ¿Son poderes? ¿Cómo esos médium que ChanYeol mencionó? -Se mostró un poco más interesado.
- No necesariamente. Nosotros lo llamamos 'gente con facultades', personas 'meduim'. Pero a fin de cuentas... todos lo somos. -Levantó sus hombros como diciendo lo obvio.
Los ojos del menor brillaron por un instante, con cierta emoción y encanto.
- ¿En serio?
- Si. Verás... ¿Sabes lo que es el chakra? -El otro negó con la cabeza- Se trata de un núcleo donde se almacena energía en el cuerpo del ser humano -Chen señaló su entrecejo, justo sobre la nariz-. Se dice que tenemos aquí el chakra del tercer ojo. Es como un bombillo que ilumina cosas ocultas. Tú decides si aprender a encenderlo o mantenerlo apagado.
Ahora el joven parecía entenderlo mejor, por ende asintió con entusiasmo.
- Hay varios chakras en el cuerpo, pero ya eso depende de la religión de la persona. Por ahora, centrémonos en este tercer ojo -volvió a tocarse el ceño como recordatorio-. Funciona para percibir cosas que van más allá de la vista ordinaria. Y no con esto me refiero a "ver fantasmas"-hizo las comillas con sus dedos- sino a tomar conciencia de que existen problemas que solo pueden ser resueltos si cambiamos nuestra formas de pensar. Problemas que van más allá de la ciencia -ésta vez señaló el pecho de Lay-. Soluciones espirituales.
- Así que yo... tengo... un estado de conciencia superior al de otras personas. -Mencionó dudoso, llevándose una mano al pecho.
El experto se sorprendió notoriamente, y no lo disimuló. Lay no era un niño cualquiera, las palabras empleadas eran justo lo que Chen quiso decir con todo ese palabrerío loco.
- No pudiste haberlo dicho mejor -soltó una suave risa, y Lay correspondió el gesto complacido y halagado-. Así es. Pero solo te falta aprender a manejarlo y desarrollarlo como es debido. En otras palabras, lograr que sea una aptitud que tengas a tu favor, y no en contra de tu bienestar. Para ello, necesitas controlar tu mente y tus emociones.
- Oh... No sé cómo hacer eso. -Lo pensó detenidamente.
- Tomará tiempo -afirmó Chen-. Yo te aconsejo, empaparte de información para comenzar a controlar tus miedos, estudiar el fenómeno, fortalecer tus creencias religiosas de modo que puedas darle una 'figura' a aquello a lo que te enfrentas: de esa manera tomarás más seguridad y control de tu mente. También ayudan algunas sesiones de meditación -hizo una pausa en la que se encargó de sacar algunos libros de su mochila-. Te gusta leer ¿no?
- Si... -demoró un poco en responder. Parecía extrañado y curioso a la misma vez-. ¿Cómo lo sabes? -Musitó.
- Te prestaré estos libros -ignoró su pregunta-. Hablan sobre la mente, el cuerpo o materia, el alma y espíritu. Son temas muy interesantes que además te llenarán de información. Así podrás tratarte a ti mismo. ¿Me explico? -Lay asintió- Sé que te van a gustar y te ayudarán bastante con esta aptitud que has adoptado.
El menor tomó los libros ojeando sus portadas, y luego volvió la vista hacia quien se había convertido, y consideraba, un maestro.
- ¿Tu ya los leíste?
- Hace mucho tiempo. -Alegó con altivez.
- ¿También... tienes facultades?
- Así es, pero no como tú. Yo no puedo ver... digamos que no he desarrollado muy bien esa capacidad. Yo siento. Tengo el sentido tan agudo, que puedo incluso captar el futuro -Lay pareció sorprenderse y al mismo tiempo observarlo como si Chen realmente estuviese completamente loco, pues incluso se estaba yendo por lo absurdo, pero el joven decidió terminar la idea-. No es como que viajo al futuro. Son las llamadas "premoniciones".
- Oh, ahora comprendo. ¿Y puedes saber lo que va a ocurrir conmigo?
- Pues... -lo pensó un poco permaneciendo con los ojos puestos sobre el más chico- ...presiento que lograrás grandes cosas. Tienes un alma muy bondadosa. Transmites mucha luz.
- ¿Tratas de decirme que soy una lámpara? -Le observó con recelo.
- Para nada. Me refiero a que irradias paz y armonía. Y aunque es bueno, también atrae a aquellos entes que no han visto la luz.
- Estoy confundiéndome. -Hizo una mueca de desagrado llevándose la diestra a la nuca para frotarla en lo que intentaba atar las cosas en su cabeza.
- Dime algo... ¿A qué religión perteneces?
- No lo sé. En realidad no conozco mucho de religiones, solo pequeñas cosas sobre el catolicismo. Solo creo en Dios y le tengo fe, pues... es el creador supremo.
- Entiendo. Pues... te diré algo. Pertenezco a una religión llamada "Espiritismo". Es una doctrina que trata a la vida después de la muerte.
- ¿Cuál es la diferencia?
- Que yo soy inmortal, pero no un Zombie -Lay soltó una audible carcajada antes de que Chen le acompañase en el gesto y continuase entretenido con aquella conversación. Era la primera vez que daba una clase tan larga, pues no solía hablar con muchas personas respecto a sus 'visiones y creencias locas'-. Pues el catolicismo habla sobre la resurrección; que se refiere a volver a la vida luego de estar muerto. Por el contrario, en la creencia espiritista habla sobre la reencarnación; que es el hecho en el que un espíritu vuelve a tomar una figura material en un cuerpo diferente. En otras palabras, volver a nacer -realizó una pausa esperando a que Lay pudiera digerir sus definiciones, aunque con lo poco que lo conocía, estaba claro que no le sería difícil ubicarse-. La biblia católica dice que Jesús resucitó luego de muerto...
- Como un Zombie.
- Exacto. Tal parece que nos quieren hacer creer que realmente existirá un apocalipsis zombie y toda la cosa -bromeó un poco-, pero en mi religión se cree, que lo que realmente vieron esas personas no fue más que su espíritu. Tal como lo que tú ves... y no puedes tocar.
Analizó rápidamente antes de su posterior pregunta.
- ¿Por qué todos pudieron verlo?
- Hmm... Porque era un espíritu avanzado, superior al de todos nosotros, y logró manifestarse por última vez.
- Wow...
Los ojos de Lay brillaron. Por primera vez a Chen se le encogió el corazón. Fue como si hubiese rescatado a un niño desamparado en medio de un campo de guerra. Lo había acogido y adoptado. Ahora incluso le veía mejor semblante, algo más vivaz. Como si hubiese encontrado su razón de existir.
- El espiritismo opina que el infierno no es más que este mismo mundo en otro plano. Donde las almas que no han pagado por sus pecados, no pueden ver la luz hacia el 'paraiso'. Así que permanecen penando en la tierra -dicho esto, concluyó-. Por ello buscan esa luz, esa paz en medio de la oscuridad, para aferrarse a ella y pedir ayuda. Como esa claridad que irradias...
- ¿Quieres decir que tratan de comunicarse conmigo... para pedir auxilio?
- Algunas si... otras solo quieren hacer daño.
- Como poseer un cuerpo... -Musitó para sí mismo algo indeciso.
- Entiendes rápido. -Asintió el mayor convencido de que era el mejor maestro del mundo.
El menor abrazó fuertemente aquellos libros contra su pecho.
- Creo... que yo también comenzaré a creer en esa extraña religión.
Chen rio suavemente.
- No necesariamente debes hacerlo. Yo digo pertenecer a esa religión, pero también tengo mis propias creencias e hipótesis. Incluso hay cosas en las que no estoy de acuerdo. Pero para eso... hay que leer mucho -tocó un par de veces con el dedo índice su cabeza-. Quería preguntarte, Lay... ¿Qué te hace pensar que eres médium?
- Verás... me han sucedido tantas cosas extrañas.
- Soy todo oídos.
- ¿No vas a dejarme salir? -Retó Xiumin mirándome indignado conforme se cruzaba de brazos- Esto no es por Luhan. Lo haces porque no quieres que vea a tu hermano.
- Deja de acosar a mi hermano.
- Lo sabía. ¡¿Por qué no puedes aceptar nuestro amor?!
Esta persistencia debía venir de familia, pues se me hacía como un Déjà vu.
- Chen está ocupado en unos asuntos, necesita privacidad.
- Sólo está hablando con Lay. ¿Por qué él puede y yo no?
- Porque tienen muchas cosas en común. -Me rasqué el cabeza pensativo. Esto era muy incómodo. De por sí el pequeño era bastante obstinado, no sabía cómo liderar ahora que... - ¿Tanto te gusta mi hermano?
- ¡Si!
Me sorprendí. Ni si quiera titubeó al responder. Incluso sus llameantes pupilas casi me hicieron erizar la piel. Casi.
- Pues... ¿Qué pasa si le digo que no eres un buen niño? ¿Hm? Que tratas mal a los menores, que no haces caso y eres muy altanero... ¿Eh? No creo que vaya a gustarle alguien como tú.
Sonreí maquiavélicamente cruzado de brazos mientras lo miraba desde las alturas. Su expresión de sorpresa alimentaba mi superioridad, pues al parecer había dado en el blanco.
Ya lo sé... yo también estaba siendo infantil, pero era inevitable.
- No te atreverías...
- Oh, sí. Si me atrevería.
Gruñó desviando la mirada, como si buscara un agujero por el cual escaparse.
- ¿Qué... Qué quieres que haga? -Recurrió a los bajos trucos, pues no tenía de otra.
- Comenzarás a ser mejor hermano de ahora en adelante. Cuidarás de Luhan, y Suho... y le darás tregua a Tao -por el momento era con quienes peor se la llevaba-. Ya que todos vivimos en la misma casa, hay que llevarnos bien.
- Y tú permitirás que Chen se enamore de mí.
Aquello me dio gracia, pero... ¿A quién engaño? Era tierno pensar que ese pequeño quería conquistar el corazón de mi tan difícil hermano menor. Y se me hacía divertido de presenciar. Así que no veía el problema.
- Es un hecho. Pero lo harás bajo tus propios medios.
Le extendí la mano y no demoró en estrecharla, como siempre amaba cerrar tratos conmigo.
Salí de la habitación cerrando la puerta. No sé cómo logré convencerlo de que permaneciera en su habitación, pero lo hizo.
Por otra parte el inconveniente con Luhan se había resuelto luego de que los hiciera pedirse perdón el uno al otro.
Y no tenía más que hacer, pues mi obstáculo de hoy había sido superado exitosamente. Por lo cual entusiasmado por volver a la planta baja, deseoso de saber cómo marchaban las cosas, me topé con una delgada y no muy alta figura fisgoneando entre las barandillas de la escalera hacia donde aquellos dos chicos platicaban. Baekhyun estaba sentado en uno de los escalones encogido de hombros como un gato asustado.
Me acerqué silencioso bajando las escaleras hasta ubicarme a su lado de cuclillas. Estaba tan sumido ese chico que no se percató de mi presencia hasta que susurré.
- ¿Por qué te escondes?
Gran error. Muy grave error, ChanYeol.
El menor dio un salto colocándose de pie debido al repentino susto y en seguida trastabilló resbalándose con el peldaño. Mis ojos se abrieron de sorpresa. Y todo pasó en cámara tan rápida, que no sé cómo logré actuar al respecto.
En un fugaz movimiento mi brazo se interpuso firmemente entre su espalda y el tramo escaleras abajo. Con la misma fuerza y a una velocidad de vértigo lo atraje hacia mi cuerpo, pero debido a la inclinación, ambos pudimos haber caído de no ser porque mi mano desocupada se mantuvo firme sosteniéndose del barandal.
Baekhyun me miró directamente a los ojos, asustado, sin terminar de digerir todo lo que había ocurrido en cuestión de segundos. Sus pies apenas se sostenían del filo del peldaño, al parecer lo que más le aterraba era tocar el escalón siguiente, pues bajó la mirada y al darse cuenta de que sus dedos estaban a punto de rozar la madera, entonces se aferró un poco más a mi camiseta, intentando juntar su pie derecho con el izquierdo.
Todo aquello me descolocó. Tal era su trauma que inevitablemente tenía marcados los escalones en su mente. Me pregunté si tal vez por eso perdió el equilibrio. Al no haber tenido la agilidad suficiente para saltar al segundo escalón más abajo, fue que tropezó posterior al susto.
Soy un idiota.
- Lo lamento, BaekHyun. -Esta vez estaba más apenado que nunca, y me sentía angustiado por toda mi imprudencia.
- Tú siempre estás disculpándote. -La voz de Lay esta vez me hizo asustar a mí.
Avergonzado ayudé al chico entre mis brazos para que cómodamente pudiera ponerse de pie a mi lado en el escalón, pero en seguida lo primero que hizo fue esconderse como pudo tras mi espalda. Casi me hace caer a mí también así que nuevamente tuve que sostenerme del pasamano, ampliando una sonrisa forzada para recordarles que todo estaba en orden.
- ¿Están bien? -Inquirió Chen algo extrañado y preocupado. Como si tratase de gritarme "¡¿Qué mierda estás haciendo, Park ChanYeol?!"
- Si, si... no es... no ocurre nada. -Tartamudeé. No sé por qué estaba tan nervioso al responder, pero es que los hechos previos me dejaron sin aliento.
- Baek... creo que esto es tuyo.
Lay se acercó a las escaleras recogiendo un block de dibujo que inmediatamente identifiqué. No me había percatado antes de su existencia, pues estaba tan concentrado en... que se yo... y lo había dejado pasar.
Chen se asomó por el hombro de su compañero ojeando la página. Sus ojos se abrieron con incredulidad.
- ¡ChanYeol! ¡Es idéntico a ti!
Sentí el cuerpo del bajito temblar tras mi espalda, y no pude evitar sentirme culpable.
Entonces... BaekHyun estuvo dibujando todo este tiempo un retrato... ¿sobre mí? Por eso no quería que lo viera. Y ahora cruelmente había hecho que lo descuidara, y la verdad había sido revelada.
Me sentí terriblemente mal. Debería dejar de ser tan impertinente, pero acercarme a Baekhyun lo hacía inconscientemente. Tal vez aún guardaba la esperanza de que pudiéramos acercarnos más pero... ¿Por qué? Creo que estoy pidiendo demasiado. Que egoísta.
Me resigné a ignorar aquel hecho, como si intentara demostrarle al chico que realmente yo no había oído nada. Era tonto, pero solo evadí el asunto.
- Chen. Quiero presentarte a BaekHyun. Es el segundo hijo en la descendencia de los Byun.
Mi hermano me observó desconcertado por el repentino giro de la conversación, pero por suerte no persistió y saludó cordialmente a la persona que aún se ocultaba tras de mi anatomía.
- ¿Qué tal? Soy Chen. He venido para alegrar sus días.
Yo rodé los ojos y Lay fue el único que rio por ese comentario.
Volteé a ver a mi compañero, pero me resultó casi completamente inútil. Mantenía oculto su rostro en mi espalda, y la única reacción que conseguimos de su parte, fue que extendiera su brazo hacia el frente señalando escaleras abajo.
- Ahm... ¿Pueden regresarle la libreta a Baek? -Bajé la mirada avergonzado.
En silencio Lay tomó el objeto en cuestión y tranquilamente subió las escaleras hasta donde estábamos, otorgándole en seguida el block de dibujo a su correspondiente propietario.
- Aquí tienes, Baek.
Lentamente se separó de mí atendiendo a su hermano menor. Pero en el momento en que sus dedos tocaron las hojas, escapó corriendo escaleras arriba...
...de dos en dos.
Observé sus pies; sus tobillos y la planta de los mismos. Había cicatrices, muchas. Poco visibles pero ahí estaban.
Un sabor amargo se instaló en mi boca y suspiré encogiéndome de hombros.
- ChanYeol... -Musitó Chen quien observaba todo desde abajo.
Volteé a verlo. Sus energías no eran las mismas de siempre. Parecía más serio y apesadumbrado. Pero como siempre esbocé una de mis mejores sonrisas para despreocuparlo.
- ¿Qué ocurre con ese chico? -Me preguntó ensimismado mientras caminábamos hacia la parada de autobuses.
- ¿Qué chico?
- BaekHyun -no me dejó hablar- ¿qué es?
- ¿Hm? -Fruncí el ceño. No entendía a qué quería llegar.
- ¿Él te gusta?
- ¿Qué? -Más que una pregunta, fue una exclamación.
¿De qué cojones estaba hablando este tipo? No puede gustarme. BaekHyun no me gusta. Le aprecio como un hermanito menor, al igual que todos en esa casa. Pero claro, no era algo que podía decirle con esas palabras a Chen cuando este sujeto arde en celos.
- Él no me gusta. Simplemente... yo... ¡Ahg! ¡No lo sé! -Fruncí el ceño desviando la mirada antes de guardar las manos en los bolsillos de mi abrigo. Que frustrante. Ni yo podía contestar esa pregunta-. Solo no me gusta. Por dios. Soy dos años mayor que él y...
- Esas no son excusas, Park. -Me manoteó el brazo pero me inmuté.
- ¿Y qué? ¿Qué te hace pensar eso?
- ¿Por qué estás tan a la defensiva?
Perfecto. Ahora discutíamos a todo volumen en plena calle.
- ¡Solo te digo que no me gusta! ¡No pienses eso de mí!
- ¡Ni que fuera un pecado, idiota!
- Para mí si es un pecado.
- ¿O es acaso que le tienes lastima?
- ¿Lastima? ¡Yo solo quiero poder ayudarlo!
Chen resopló cruzándose de brazos, mirando hacia el frente bastante pensativo.
- No lo sé. Cuando algo se me mete en la cabeza, soy muy testarudo.
- No me digas... -Musité poniendo los ojos en blanco.
- A lo que me refiero es... -Tomó aire guardando silencio en lo que volteaba a verme-...puedo notar esa mirada que le das cuando está cerca y como te acongojas. Eres tan cuidadoso con él. Y no es que con los demás no lo seas pero... pareces muy interesado en ese chico.
- Tsk -chasqueé la lengua-. Te dije que solo intento ayudarlo y claro que me preocupa. Me preocupo por todos.
El menor frunció el entrecejo y volvió la mirada al frente. Pasaron al menos unos minutos cuando tocó el tema pero de manera diferente. Estaba muy pensativo y eso me preocupaba. Cada que Chen se veía de esa manera, era porque estaba maquinando cosas que posiblemente presentía o sentía. Como si captase pequeños detalles que nadie más notaba, y a juzgar por su expresión. No eran nada buenos. Así que esperé, no diré que pacientemente porque sería mentira... pero esperé a que comenzara a hablar de una vez por todas.
- Ese chico... me pone los pelos de punta.
- ¿BaekHyun? -fue estúpida mi pregunta pues sabía que estaba hablando de él. Lo que no me cabía en la cabeza, era... ¿Por qué le erizaba la piel?
- Está lleno de pesadumbre. Me agobia. Es como si llevase mil sacos encima y no fuese consciente de ello. Como alguien que te hace una broma y reemplaza los libros de tu mochila con ladrillos sin que te des cuenta.
Me quedé en silencio reflexionando un poco. Tratando de analizar como el joven lo hacía. Y de cierto modo comprendía a lo que se refería con ello.
- Inconscientemente sufre. No sabe que lo hace, pero lleva un pesar muy oculto. Cual su sombra que lo persigue a todas partes. Sin embargo... -esa palabra me reconfortaba un poco. Era casi un sinónimo de "A menos que" o "A pesar de todo"-...no es una persona de malos sentimientos. Guarda esa pequeña esperanza. Solo le hace falta... ¿Cómo decirlo?... conocer lo mejor de la vida. Y se dará cuenta de que vale la pena vivirla.
No pude decir nada al respecto. Tampoco sabía si era el momento indicado para chismear sobre lo que Tao me había platicado y ese oscuro pasado que BaekHyun guarda.
- ChanYeol... -Pronunció mi nombre por milésima vez- ...¿Lo quieres?
- ¡Ya deja de hacer tus raras preguntas!
- ¡No te estoy preguntando si te gusta! ¡Es solo de 'querer'! ¡De preocuparte por el! ¡De guardarle estima!
Bufé desviando la mirada como ya había hecho muchas veces. Guardé silencio. En realidad no tenía que pensarlo demasiado pero me daba tanta vergüenza afirmarlo que hasta mis orejas estaban rojas. Rechiné mis dientes absolutamente enrojecido antes de tomar aire y prácticamente mascullar.
- Si...
- ¿Si qué?
- Ahg... ¡Que si lo quiero! ¿Contento?
Pensé que iba a burlarse de mí, pero se mantuvo serio, con la mirada algo perdida.
- Protégelo, ChanYeol. No lo dejen solo. No vayas a dejarlo solo... -me señaló con su mirada- ...se nota que eres alguien muy importante para él.
- No voy a hacerlo -fruncí la curvatura de mi nariz algo enfurruñado-. ¿Por qué lo dices?
- Baek es una persona... propensa a cometer suicidio.
Quería agradecerles nuevamente y por milésima vez por todo el apoyo que he recibido, esas hermosas personas que comentan; Los leo a todos sin excepción, esos que me siguen, quienes pintan la estrella, quienes guardan en lista de lecturas y por supuesto aquellos que se pasan por mi perfil a dejarme algunas palabras de aliento. Me hacen muy feliz.
¿Saben? Últimamente ando en dilemas. Porque en mis ratos libre a veces imagino mucho y ya he creado como 9 historias diferentes en mi cabeza que me encantaría escribir y poder publicar. Tengo un ChanSoo, HunHan, otro BaekYeol. También muchos Oneshot. Ahg... me parecen tramas tan interesantes.
Pero me he propuesto a no subir ninguna historia hasta que no complete esta, porque sino no tendré tiempo. *Crying*
En fin... yo se que ustedes las leerán cuando me digne a subirlas. ¿Verdad que si? JAJAJA.
Bueno, nos vemos en la próxima. Wait for me.
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