Capítulo 15: Vivir de por sí es difícil.

NARRA EVELYN.

Mi madre murió hace menos de dos años.
Supuestamente, una noche se ahogó con papas fritas y pasó al otro lado. Aunque estoy casi segura de que se ahogó con un pan.
Así que mi padre se volvió a casar hace meses.

Mi madre estaba siendo contemplada para ser una protagonista del escritor Matt, como la doctora Akira del hospital HICH, pero las cosas no salieron como él quería, puesto que murió antes de pasar al segundo capítulo, luego se arrepintió de que los otros dos protagonistas formaran un BL en vez de solo amistad y tuvo que deshacerse de la historia. Antes conocida como "Líquidos Transparentes"; un buen tema acerca del suicidio y el abandono de los padres.

Por eso odiaba ser parte de una historia, las cosas siempre debían tener un orden o de lo contrario pasarían muchos problemas: los personajes no tenían desarrollo, la trama no se transforma de forma ideal, la premisa tenía falta de realismo, o el escritor decidía tirar todo a la basura. Pero comprendí que ser escritor no era fácil, vivir de por sí ya era difícil, pero escribir acerca de otras personas sonaba complicado. Te dejabas expuesto a críticas y a plagios, a altibajos y alguna que otra risa, pero ellos encontraban la forma de mantenerse estables y seguir.

Ser protagonista era difícil porque debías ganarte el corazón o el odio de todos, ser escritor eta difícil porque la mente humana tenía límites si no sabíamos cómo usarla, y ser lector era complicado porque leías deseando ser todo y a la vez nada.

He estado pensando todo esto desde que me convertí en una protagonista; no es nada fácil saber que tu día a día depende de una pluma y un pedazo de papel.

—Sabes, Suzuki dijo una vez: "Soy un artista del vivir, mi obra de arte es mi vida". No importa que tan trágica sea tu vida o que tan brillante la vivas, la pintura o la historia se transforma en aquello y se convierte en la "obra maestra" que cada quien ve de diferente manera. Diviértete, Evelyn, no sientas una carga ser un personaje.

—Gracias por escucharme, Mía. Comenzaba a tener muchas dudas de a dónde iba esto desde que tuve problemas por el robo de mi celular —metí mi teléfono a mi bolsa, agradeciendo con una sonrisa a Mía—. No pensé que fueran a recuperarlo.

—No me agradezcas a mí —me tomó de las manos y volteó a ver a Ethan, quien se encontraba dos filas atrás—. ¿Se han peleado o algo parecido?

—Yo no sé qué verga, no me preguntes. El hijo de su puta madre se enoja por todo, es un maldito malagradecido —respondí irritada comiendo mis Cheetos, sentándome profundamente en los asiento grises del autobús.

¡Es que no mames! ¿Yo que le hice para que me empujara por ayudarlo?

—¡Ah, eres divina! —exclamó Mía tallando su cabeza en mi hombro.

Ahora volvíamos a la ciudad... Y Val no me había hablado desde entonces. Ni si quiera Ethan, estaba serio y no le había dirigido la palabra a nadie, como un amargado.

Ser escritor, ser lector, y ser protagonista es complicado... ¿Qué hay de los narradores, Ethan?

~•~•~•~

—Hemos llegado a casa —murmuró Mía poniéndose de pie, ajustando el cinto de su vestido casual. Tomó mis cosas y comenzó a jalarlas por el pasillo sucio.

—Ah, ¡no! Está bien, yo puedo llevarlas —le arrebaté mi mochila y le ayudé a cargar sus miles de bolsas que traían maquillaje y parte del vestuario que había usado.

Creo que he encontrado a una buena amiga. No sabía que también le gustaba ponerse ropa interior blanca a las 3 de la mañana y ver comedias sin sentido hasta que saliera el sol.

—Demian, Erick, y Dave, por favor, ayuden a las chicas a bajar las cosas. Yo me retiraré primero. Nos vemos en la editorial —exclamó Ethan al fondo del autobús, listo para bajar, causando que las chicas del lugar volvieran a notar su presencia y lo molestaran con sus comentarios.

—¿Y esos quienes son? —susurraron todas intrigadas.

Los olvidaron de nuevo.

—¿Ya llegamos? Que bien —el chico de color volvió a tirar otro libro por la ventana, y se bajó tranquilamente del autobús bebiendo leche espesa en cajita.

—Evy, nos vemos el lunes. —Daniela me dió una palmada en mi hombro y caminó rápido intentando ocultar a Lulú, el pollo con confusión de género y que se agarró a vergazos con el Percy. Get me guiñó el ojo, siguiéndola.

—También nos vemos el lunes, niña pene. —Tam bajó del autobús.

Val descendió sin si quiera voltear a verme o dirigirme la palabra. Claro, acosame sexualmente y vete sin más. ¡MACHISTA OPRESOR! MUÉRETE.
MUÉRETE.

NO QUIERO TU PIROPO, QUIERO QUE TE MUERAS.
QUE TE VAYAS DEL PAÍS Y TE LO CORTES.
Y QUE TE DEJES CRECER EL CABELLO Y VIVAS COMO MUJER. ¡VIVA AL MATRIARCADO!

VIVA AL MATRIARCADO.
VIVA.
VIVAAA.
VIVAAAAA.
VIVAAAAAAAS.

Ay, no... Se me volvió a ir la "S".

—Evelyn, ¿en qué piensas o por qué no bajas? Te estamos esperando —interrumpió Ethan mis pensamientos, con una expresión irritable, acarreando a los demás.

—Estaba pensando en qué Val la tiene muy grande —dejé escapar eso sin más, haciendo que los pocos que quedaran en el autobús me miraran que con cara de... "¿Qué verga?"

Ay, amo mis descripciones...

—¿Ah, sí? Deja de pensar en idioteces y apúrate a bajar, ¡ahora! Estás retrasando todo lo que hacemos por andar de coja —rechistó chasqueando la lengua con el mismo tono molesto, dándole un empujón a Dave para que lo dejara pasar.

—Uy, ya se nos puso el anciano —interrumpió Erick entre risas intentando masajear la espalda de Ethan, pero éste lo empujó.

—Nos vemos en las oficinas. Es todo por hoy. —Salió del autobús dando fuertes pisadas.

—No lo escuches Evelyn, está en su menopausia —explicó Mía tomándome de los hombros viéndome directamente a los ojos. Sus ojos son tan azules como el mar que salía en las películas playeras. Eran igual que los de Matt y Ethan.

—Más bien está estreñido. Pero aún así me calienta a la distancia —el metiche de Demian opinó, arrebatándonos nuestras cosas para bajarlas.

—Todo un caballero —dijo Dave tomándolo de la mano.

—No me toques, cerdo.

Estos ayudantes literarios sí que son complicados...

~•~•~•~

Matt.

Los momentos juntos eran divertidos siempre que escribíamos para el público irregular que nos amaba.

—Hemos... —Kei empezó con aquella palabra, metiendo un cigarrillo a su boca.

—Terminado... —Continué, dándole un sorbete a mi té.

—La historia... —Silver entró, tomando asiento.

—Mono no Aware... —Y Percy terminó la oración, cerrando los ojos con una sonrisa de tranquilidad, dejándose caer en el sofá.

—Solo necesitamos que Ethan la narre. —Objeté, y de repente todo se volvió silencioso en la habitación.

Estábamos festejando por el relato corto que escribimos velozmente... En un cuarto oscuro con luces neón tipo antro, bebiendo té para dormir, fumando marihuana, y leyendo poesía de las ridículas, solo para "festejar". No creo que eso era a lo que llamaran celebración, pero para nosotros era lo más cercano a una ahogarnos en el humo.

Cuando Silver, Kei, Percy, y yo nos juntábamos parecía más una reunión de suicidas natos conviviendo. Ups, creo que mi chiste se pasó porque era el único que sabía eso. Discúlpeme, pero escribía humor negro la mayor parte del tiempo.

—¿Qué harían los demás ahora para divertirse? Se siente raro con los "fiesteros" fuera de aquí —volví a hablar, intentando animarlos mientras dejaba el libro que leía encima de la mesa. Me iba a quedar ciego por leer en la oscuridad.

—Am... ¡Yo compré alcohol! Pero es muy fuerte, ya que a nosotros nos cuesta embriagarnos. —Dijo Percy poniéndose de pie con una sonrisa, apretando sus manos con emoción y sus ojos brillantes por una noche de borrachos.

—También podemos fumarnos una más fuerte —Kei sacó una caja llena de hierbas extrañas y ató su cabello negro para verlas mejor. Este tipo sí que entendía el tema.

—Puedo poner música —susurró Silver buscando en su celular, quitándose su gorro de siempre.

Sonreí.

—Iré por los vasos.

—1 Hora más tarde—.

—Vamos a beber... Vamos a beber... —Silver y Kei me sostenían de los brazos insistiendo en que me embriagara. Se les subió rápido con ese, por eso no quería entrarle tan deprisa.

Tomé una botella, aún estresado por la historia. Vamos, debo relajarme, acabo de hacer algo decente. No te deprimas, Matt idiota...

Cuando finalizaba une escrito, llegaba el silencio a atrasarme. Las dudas, la ansiedad... todo parecía perseguirme como demonios alterando mis sueños de escribir mi bestseller, transmitir mi "muerte como escritor", pero eso nunca funcionaba. Cuanto más creía que estaba por llegar a mi meta, sólo reducía un poco para no quedar tan lejos de ella. El esfuerzo tan pequeño me hacía sentir patético, y por un momento quise dejar la escritura. Yo y Kobayashi éramos quienes mantenían la editorial en primer lugar, compitiendo constantemente con los escritores de la editorial Agujero Negro.

—¡Sí, sí, sí, sí! —Percy bailaba de un lado a otro cargando cuentos y tirándolos por todas partes, mientras reía. Estaba muy feliz.

Es correcto, yo también debo estar feliz.
Comencé a tomar una botella tras otra.

—PLUMA, PLUMA, PLUMA. —Kei comenzó a gritar eso dejando su aura oscura de siempre mientras se quitaba la camisa en modo "azotador" y se lanzaba contra la pintura que tenía de Emma Watson. Mi hermosa diosa.

Debería detenerlos... Debería... Ah, ¿qué?

Una sonrisa se formó en mi rostro, mi nariz y mis mejillas se pusieron rojas y calientes, un eructo salió de mi boca. El famoso alcohol estaba haciendo efecto y subía con rapidez.

¿De qué hablaba? ¡DA IGUAL!

—DENME MÁS. SÍ, ASÍ. —di vueltas como loco dejando que todo el alcohol entrara en mi boca, mientras que Silver y Percy me derramaban todo encima.

—¡GIU, GIU! LA MOTA, LA MOTAAAA. —Kei comenzó a bailar algún corrido extranjero con Percy y yo también bailé con Silver. Moviendo las cabezas de un lado a otros mientras alargábamos la última letra.

—¡TODOS JUNTOS! LA MANO ARRIBA. ABAJO, ABAJO, ABAJO —Percy bajó lentamente como si fuera alguna clase de bailarín profesional—. Hey... ¿quién me está tocando una nalga? —susurró... preocupado.

—30 minutos más tarde—...

—Y... ¡Entonces el Príncipe Feliz fue desechado! —Percy lloraba a todo pulmón tirado encima de las piernas de Silver, con su playera manchada de vomito. Era un niño pequeño—. ¡Pero la golondrina se quedó a su lado por amor! ¡Se quedó con él! Igual que...

—WAAAAAA, ¡no entiendo nada! LOS ODIO. —Silver lloraba mientras abrazaba su zapato y besaba su pie.

—La vida es un cúmulo de decepciones que se prepara lentamente para darte un golpe y evitar que te levantes. Te agarra desprevenido y te mete algo por el culo, hasta que despiertas varado en un mundo desconocido y solo te quedan dos cosas; llorar, o pararte. Ah, pero primero debes sacar eso de tu culo. —Interrumpió Kei seriamente, de nuevo con su aura oscura, tirado sobre la mesa con un montón de hierbas encima de él y un porro en su oreja.

—Mi novio me terminó pensando que era heterosexual cuando tenía 17 años, y mi novia me botó pensando que era homosexual a los 18. Y la arrendadora me corrió al saber que era escritor y aún no tenía nada para pagar la renta. Oh, vamos, ¿no puedo ser ni bisexual ni escritor? Sofá me la vivo con citas de una nocheeee —sollocé con lágrimas echándome otra botella.

—Me apresuré para venir y ayudarlos, y están aquí, tirados, divirtiéndose sin siquiera ver la hora. Lo esperaba de todos ciertamente, menos de ustedes. —La molesta voz de Ethan sonó seguida de que abrió la puerta. No supe si era lo que me fumé o de verdad sus ojos azules parecen rayos—, ya pasan de las 4 am.

—Yo ya me iba, tengo que sacar la semilla de mi culo —Kei se levantó con cuidado y tomó su maletín, soltando su cabello—. Ah, y también debo dejar de ver Rick y Morty.

—Vamos, vamos, antes de que Ethan diga más —Dave se puse de pie ayudando a Percy, quien aún estaba chillando sin control y tambaleando. Se detuvo un momento enfrente de Ethan, viéndolo demacrado.

—¡Tú, Ethan, dime! —Percy lo tomó del cuello, de manera amenazante—. ¡¿Quién era el chico, eh?! ¡¿Por qué quiero abrazarlo tanto y no dejarlo?!—gritó nuevamente, casi escupiendo en su rostro. Mañana no recordaría nada por la resaca, yo tuve amnesia colectiva varías horas después de una noche así.

—¿Por qué no le preguntas a Matt? —rechistó Ethan, volteando a verme como si estuviera extremadamente molesto con algo.

¿Qué pasó ahora?

—Jaja, estás bien fumado, niño. Ya hasta estás viendo colibrís. Solo déjalo, Percy. —Dave lo arrastró hasta sacarlo de la habitación, apartando a  Ethan del camino trastabillando en la entrada.

Ethan y yo nos miramos fijamente, solos.

Traté de ponerme de pie y él se acercó para recoger las botellas y las cosas que tiramos, los papeles destrozados y unos cuantos cristales que podría pisar. Me pasó una botella de agua y yo la tomé con rapidez para volver a estar sobrio, pero fue en vano. Aún me sentía mareado y con mariposas asquerosas en el estómago.

—Ups, creo que sí me dió algo fuerte lo que traía Kei. —Reí un poco intentando matar el silencio, pero él siguió recogiendo basura en incomodidad.

Generalmente no se callaba cuando estas cosas pasaban, solo me estaría diciendo que no ingiera cosas raras y que cuidara más mi salud, se preocuparía por ello. Me llevaría al baño y estaría conmigo toda la noche hasta que despertara mejor al día siguiente y perdiera explicarle como me sentía. Incluso llegó a correr a varias personas de mi cama cuando yo no recordaba ciertas cosas.

A veces él le hace de mi madre y a veces yo le hago de su padre. A veces solo somos buenos amigos. Otras veces familia. Pero nunca hemos sido solo "Escritor y Narrador".

—¿Pasó algo, Ethan? —pregunté nuevamente, saliendo por la puerta tambaleándome. Él salió también para ayudarme.

No respondió.

—¿No vas a decir nada? —insistí dirigiéndome a mi habitación con él detrás.

Comencé a deshacer mi cama para poder acostarme. Me daría una ducha, pero me conocía y sé que probablemente me terminaría resbalando y cumpliría mi meta de pasar a la otra vida, y aún no quería eso hasta que acabara unas historias y pudiera mis últimos deseos. Palpé las cobijas, sabiendo que me arrepentiría si las ensuciaba con todo lo que llevaba puesto.

—¿Me ayudaaaas con la ropaaaa? No quierooo... acostarme así...

—Matt... —volteé al oírlo llamar mi nombre.

—Dimere —me quité el zapato que quedaba, preparado para entrar en mi hermosa cama cuando él me quitara las demás cosas encima.

—¿Estoy muerto?

Su susurro creó un nudo en mi garganta, causando que lo único que pudiera hacer fuera buscar por una excusa rápida para esa clase de pregunta entre mi mente confundida y mi yo ebrio. ¿Qué diablos estaba haciendo?

—¿Eeeeh? ¿Estás bromeandooo? Yo te creé, eres un narraaaador —una risa nerviosa se dibujó en mi rostro, deseando que lo fuera borrada.

Estoy tan mareado, necesito dormir... Todo gira como un trompo.

—Tú noooo estás... —me interrumpió.

—¡NO ME JODAS! —su grito aumentó el dolor, y sus ojos azules se volvieron intimidantes por lo que aún estaba en mi sangre. Parecía un monstruo atormentándome—. ESTOY MUERTO, ¡¿NO ES ASÍ?!

¿El escritor no puede renunciar?

•••••••••••••••••••••••••••••••••••

No, el escritor no puede. \:v/

Lo sé, tardé nuevamente. Ya di el nombre de mi enfermedad así que me ahorro con explicarlo nuevamente.
Aún así, una disculpa.
También una gran disculpa por este giro de trama, pero es necesario para la clase de historia que quiero.

¿Y qué tal? :u

¿Qué tal su día? ¿Ya respiraron?

¡NOS LEEMOS PRONTO! <3

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