Estrella: Palos De Bambú
Los entrenamientos empezaron un día después de nuestra incomoda llegada. Solo podíamos descansar al anochecer. Solo podíamos hablar cuando estábamos a salvo en nuestra habitación. Hablábamos con los muchachos a la hora de la cena. En escasas conversaciones pudimos conocernos mejor. Cada uno tenía una historia que contar, un pasado de trabajo, pero de tranquilidad.
El primer año fue aprender combate cuerpo a cuerpo. Pensaba que mi entrenamiento en el castillo me haría sacar ventaja, sin embargo no es así. Me he perfeccionado en la arquería y la espada, pero no en este tipo de combate; lo bueno es que aprendo rápido. Mi pareja es Luke, el chico de cabello negro, de rostro afilado y jovial. Él tampoco tiene experiencia en el combate, aunque sus ganas de aprender lo recompensan. Todos los días aprendemos nuevas formas de herir al otro sin ningún tipo de remordimiento o culpa.
La pareja de Emura es Philip, un chico de cabellera rubia y ojos amables. Pero un maldito bastardo sanguinario en los entrenamientos. Haim quiere partirle la cara, pero si lo hace lo flagelarían. Philip es bueno en cierto punto, hace bromas y de vez en cuando ayuda en la cocina junto a Vidal. Ellos dos son buenos amigos y ayuda a Vidal a mejorar, ya que él es un chico gentil que odia la violencia, Trixie es su pareja de entrenamiento. Ella a un ritmo pausado va abriéndose con Emura y conmigo. En las noches practicamos algunas posiciones de combate, claro, cuando no nos sentimos cansadas y adoloridas.
Es una tristeza que no puedo saber nada de mi familia, ni una sola carta podemos escribir o recibir. Nuestro contacto con la civilización es únicamente cuando un solo día a la semana nos dan clases de estrategia de y armas, y su distintos tipos de peligrosidad. Cuando no entrenábamos en la arena, nos tocaba expediciones en el bosque; nos quedábamos allí semanas, aprendiendo como sobrevivir en la naturaleza solo con una daga y una soga. Mientras entrenamos en el río y como no morir en el intento.
—Muy bien señoritas —habla Tao con daga en mano—. El día de hoy vamos a ver su equilibrio y sobre todo la paciencia —nos mira a todos a los ojos—. ¿Ven esas varas de bambú clavadas en el río? Ustedes se quedaran allí parados por dos días, sin importar si llueve o se los lleva la corriente.
Tao señala uno a uno para que se queden parados en un solo palo de bambú. Todos parados con hambre, magullados y heridos nos quedamos el tiempo que el maestro nos ordenó. Al pasar los dos días, empezamos los entrenamientos con varas de madera encima de los palos de bambú por otros dos días más. Cuando llegamos al recinto, nos dieron permiso para comer. En ese momento me olvidé de mis modales y me dispuse a comer toda la comida que hubiera en ese maldito lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top