⫸Que⫷

Te Amo~

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Narrador Omnisciente

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Tres meses, ese era el tiempo que nuestros protagonistas llevaban juntos.

Ahora ambos se encontraban sentados bajo la sombra de uno de los árboles del campus. Cada uno perdido en su propio mundo lleno de arte.

Marc escribía con esmero una pequeña poesía sobre la soledad, una tarea para una de sus tantas clases. Nathaniel no estaba haciendo algo diferente, bosquejaba con detalle una silueta femenina tomando de guía la fotografía que le habían entregado.

Ninguno de los dos tenía clases hasta dentro de media hora así que, como siempre, aprovechaban el tiempo estando juntos.

-Tomatito~

Llamó de forma cariñosa al pelirrojo y este soltó una pequeña risa, le gustaba escuchar ese bello apodo.

-¿Si Bonito?

-¿Cómo crees que esté Marinette?¿Crees que esté teniendo algún problema?

-No lo sé... Espero que Mari no tenga demasiados problemas con la transferencia.

-Es una lástima que tenga que irse.

-Sí... Aunque aún faltan algunas semanas.

El silencio regresó al ambiente, ambos intentaban no pensar demasiado en aquel doloroso tema. Marinette regresaría a París y continuaría sus estudios allí.

Un nuevo mal estaba asechando la ciudad del amor. Cuando creyeron que la maldad había terminado, luego de unos años, había regresado. Ellos no lo sabían y tampoco entendían porque su querida amiga regresaba si existía peligro. 

Marinette tenía una responsabilidad en París y debía dejar de lado sus estudios en aquella universidad soñada por el bienestar de sus seres queridos. No le fue difícil hacer una transferencia entre las universidades y justo ahora se encontraba en París organizando todos los documentos para poder regresar.

Marc cerró su libreta y la abrazó, soltó un pequeño suspiro y luego miró a Nathaniel con una sonrisa. Observaba como este estaba completamente concentrado en su dibujo. 

Admiraba como Nathaniel se esforzaba en mejorar cada día más y más con el arte, le encantaba apreciar todo el talento que tenía su novio. Sabía que en el futuro él llegaría a ser uno de los artistas más reconocidos.

Volvió a abrir su libreta y comenzó a hojear hasta llegar al final en donde se encontraba un bello dibujo que Nathaniel le había hecho el día en el que ambos comenzaron su relación de forma oficial.

Cada que podía miraba aquella pequeña obra de arte, le era inevitable sonreír cada vez que miraba el dibujo. Le traía hermosos recuerdos.

El carmín comenzó a apoderarse de su rostro tiñendo sus mejillas, sonrió bobamente y tocó sus labios al recordar el primer beso. Se había enamorado perdidamente y tenía la fortuna de ser correspondido, ¿Qué más podía pedir?

Nathaniel miró de reojo al azabache y se encontró con una tierna imagen. En realidad, para él, todo lo que hacía Marc era tierno y adorable.

-Recuerdo cuando nos conocimos.

Comenzó a hablar y el azabache lo miró atento.

-Tú eras más alto que yo y ahora...

Nathaniel dejó su libreta a un lado, se levantó y se paró delante de Marc, lo miró desde lo alto con una sonrisa.

-Soy más alto que tú.

Marc dejó su libreta junto a la de Nathaniel y se puso de pie con una molestia fingida mostrando un tierno puchero en su rostro.

-Veo que tu cuerpo no fue lo único que creció, también lo hizo tu ego.

No existía una gran diferencia además de un par de centímetros, aun así era una divertida escusa para poder burlarse un poco de la "baja" estatura del azabache.

Nathaniel rio ante la pequeña escena que estaba armando Marc. Su novio en verdad era alguien muy lindo.

Marc fingió más molestia ante la risa del pelirrojo, se paró sobre las puntas de sus pies e intentó igualar la estatura de su pareja. No lo logró y casi se cae intentándolo.

Nathaniel reaccionó rápido y sujetó a Marc evitando que resbalara.

-Ten más cuidado cariño.

Marc rodeó el cuello de Nathaniel con sus brazos y se acercó con una sonrisa inocente. Nathaniel conocía bien aquella expresión.

El "pequeño" Marc le iba a pedir algo y él no podría negarse por más que lo intentase.

-¿Me das un beso~?

Una vez más, Nathaniel, le hacía honor a su apodo. Estaba completamente sonrojado tras escuchar aquellas palabras en un tono demasiado dulce y algo atrevido. Marc podía parecer sumamente tierno, adorable e inocente pero la realidad era otra.

El azabache sabía perfectamente lo que causaba en su novio cuando usaba aquel tono de voz tan dulce junto a su mirada inocente. Marc Anciel tenía control absoluto sobre su "Tomatito".

Nathaniel apartó la mirada y sujetó con algo de fuerza la cintura de Marc para apegarlo más a su cuerpo.

Juntaron sus frentes y sonrieron. Nathaniel se encontraba perdido en los bellos ojos de Marc, le encantaba ser el único en poder apreciar tal obra de arte desde tan cerca.

Cerraron sus ojos y juntaron sus labios para tener el contacto que tanto habían deseado. Fueron delicados y suaves movimientos en los que se expresaban el amor que tenían por el otro.

Poco les importaba ser vistos por alguien, no es como si estuvieran haciendo algo malo de todas formas.

Un pequeño grupo de chicas pasaban por ahí y les fue inevitable no ver como la pareja se demostraba su afecto sin pena alguna. Todas sonrieron al ver la tierna escena. Una de ellas se dio cuenta de lo indiscretas que estaban siendo así que se alejaron de inmediato.

Fue entonces que los enamorados rompieron el contacto, se miraron y sonrieron. Ambos se encontraban algo sonrojados y tenían un brillo único en los ojos.

Nathaniel escondió el rostro de Marc en su pecho con un abrazo, sabía que su novio se veía extremadamente hermoso cuando se sonrojaba y no tenía intención alguna de que un chico o chica que pase cerca lo viera y se enamorara.

Según el pelirrojo, cualquiera que viera a su bello chico sonrojado se enamoraría con facilidad. Él mismo es prueba de ello.

Hace 4 años... 

Habían pasado un par de semanas desde que ambos comenzaron a trabajar juntos y su primer comic había llegado a las manos de una empresa editorial y se habían contactado con ambos chicos.

Luego de algunas reuniones junto a su profesor de arte, sus padres y un abogado lograron establecer un contrato para poder obtener ganancias y más reconocimiento con su maravilloso trabajo.

Al haber finalizado con la firma del contrato ambos jóvenes decidieron pasear para festejar aquel logro.

Marc se encontraba completamente nervioso, si bien estaba alegre se sentía avergonzado por haber parecido inseguro al firmar el contrato. Temía haber dado una mala impresión.

Constantemente pensaba en todo lo malo que podría llegar a pasar, le aterraba pensar que no lograría hacerlo bien. Aquel miedo había nublado por completo la cabeza del azabache con todos aquellos pensamientos negativos, ni siquiera le prestaba atención a su entorno y fue entonces cuando chocó contra un poste de luz del parque en donde estaban.

Nathaniel reaccionó a tiempo y logró sujetar su brazo para que no cayera, tiró de él para proporcionarle equilibrio pero usó demasiada fuerza y ambos cayeron. 

Nathaniel gruñó al chocar contra el concreto, pero la historia fue diferente para Marc, él había caído sobre Nathaniel que había amortiguado su caída.

Al darse cuenta de la posición tan comprometedora en la que se encontraban, Marc, se levantó de inmediato y cubrió su rostro con vergüenza.

El pelirrojo se levanto unos segundos después y sacudió su ropa para limpiar todo rastro de polvo.

-L-lo sien-to... No estaba mirando y...

Era clara la presencia del nerviosismo en aquellos tartamudeos que soltaba el azabache, se sentía tan avergonzado por haber tenido una situación así con su amigo.

-¡Hey! No te preocupes, fue solo un accidente. Puede pasarle a cualquiera.

Nathaniel quiso animar a Marc, sabía que su amigo podía ser bastante tímido, sobre todo cuando era víctima de su torpeza.

Se acercó con cuidado al chico, tomó sus manos con delicadeza y las quitó de su rostro. Se encontró con la mirada del pelinegro y sonrió.

Aquellos ojos esmeralda brillaban de manera única, sus labios se encontraban formando un leve puchero y sus mejillas se encontraban completamente sonrojadas por la vergüenza.

Después de admirar aquel semblante por unos segundos, Nathaniel, soltó las manos y miró hacia otro lado intentando cubrir su rostro.

Sentía el calor recorrer sus mejillas, su corazón se aceleraba y su cerebro le devolvió el recuerdo de hace algunos instantes.

Marc apoyándose en su pecho, sus rostros juntos y todo el peso del azabache sobre él luego de aquella caída.

Se sonrojó aun más e intentó quitar aquel pensamiento de su cabeza, lamentablemente no funcionó.

Los recuerdos de todas aquellas veces que había estado junto a Marc, las sonrisas y las hermosas miradas aceleraron los latidos de su corazón. Miró de reojo al chico y notó la preocupación que este tenía.

Respiró hondo y logró tranquilizarse un poco. Miró al azabache con una sonrisa y ambos decidieron ignorar aquel asunto.

•   •   •

Los días habían pasado y una vez más se encontraba dando vueltas en su cama intentando conciliar sueño.

Esto había comenzado desde que firmó el contrato con su editor y creía que era por la presión de entregar el nuevo número pronto.

Desgraciadamente ese no era el caso. 

Aunque no quisiera admitirlo, el dueño de aquel pensamiento era Marc. No había podido dejar de pensar en él y el único momento en el que se tranquilizaba era cuando tenía que trabajar en el comic.

Pero no podía hacer eso ahora.

Se levantó de su cama, entró al baño y mojó su rostro con la intención de poder aclarar sus ideas.

Cada día se preguntaba porqué Marc rondaba siempre en su cabeza, sobre todo aquella imagen del chico sonrojado.

-¿Cómo puede ser tan lindo?

Susurró para si mismo. Fue entonces que se dio cuenta de lo que había dicho.

Se sorprendió ante aquellas palabras y luego intentó repetirlas de otra forma.

-¿Marc me parece lindo?

Se preguntó mientras miraba su reflejo. 

Una vez más su cabeza se vio inundada de recuerdos con el chico.

-Claro que sí... Él es muy lindo.

Dijo seguro. Había entendido algo de todo aquel rompecabezas en su mente.

Pensó nuevamente en las palabras que acababa de decir, regresó a su cama y se recostó.

Su corazón se aceleró al repetirse una y otra vez que Marc Anciel era lindo.

Nathaniel se encontraba muy confundido, no sabía que era o que pasaba, nunca se había sentido así.

Aun era joven y tenía mucho que vivir, esa era la razón de no reconocer aquel sentimiento.

No sabía que era.

Pero esperaba averiguarlo.

Presente...

Los enamorados entrelazaron sus manos y comenzaron a caminar para poder ir a sus clases. Les gustaba caminar por un pequeño jardín que estaba en el campus.

Una vez estando ahí se percataron de la presencia de algunos estudiantes de fotografía y algunos estudiantes más que parecían estar posando frente a las diferentes cámaras.

-Creo que están practicando.

Mencionó el pelirrojo y sujetó su mano con fuerza para retirarse. No es que no quisiera estar ahí, Nathaniel había visto a alguien a quien quería evitar.

Lamentablemente no se alejó a tiempo.

-¡Marc~!

Un tono meloso escapó de la boca del castaño.

El nombrado volteó con curiosidad y logró identificar a su amigo entre la multitud.

-¡Matteo!

El chico se acercó corriendo hacia la pareja y abrazó al azabache mientras miraba con indiferencia al pelirrojo.

Ambos habían tenido un cambio drástico en su relación. Desde que Matteo supo de la relación del pequeño azabache dejó de importarle mantener buena cara frente a Nathaniel. Antes solo lo hacía para intentar ser su amigo pero ambos en el fondo sabían que se odiarían a muerte.

Nathaniel tiró suavemente de la muñeca de Marc y este se apartó del abrazo para luego ser tomado de la cintura por el pelirrojo.

A Nathaniel no le agradaba para nada lo confianzudo que podía llegar a ser el castaño con su querido Marc. Desde el comienzo tuvo una mala impresión y aun creía firmemente que Marchetti, como a veces lo llamaba, estaba con Marc solo por su belleza. Y era aun más consiente que quería tener una relación con el azabache.

-¿Qué haces aquí Marchetti? No recuerdo haberte visto por aquí antes.

Habló con un tono desafiante mientras tomaba con un poco más de fuerza y de manera posesiva la cintura de Marc.

-Estoy ayudando a una amiga, Kurtzberg. Además, el campus es de todos.

Marc no era tonto, sabía perfectamente que ambos chicos no se llevaban para nada bien. Era consiente de los constantes celos de Nathaniel cuando Matteo aparecía. Y mentiría si dijera que no le gustaba que su Tomatito fuera algo posesivo.

Aun así, el azabache fingía no darse cuenta y ambos chicos parecían creerlo así debido a la expresión inocente que tenía.

-Matteo, por favor, estábamos por buen camino.

Se escuchó la voz algo molesta de una chica.

-Lo lamento Amelia, es solo que vi a mi amigo y fue inevitable venir.

-¿Amigo?

La chica miró con curiosidad a ambos chicos y su mirada se quedó por unos instantes en las manos de ambos que se encontraban entrelazadas.

-Oh... Hablas de ese "amigo". Un gusto, déjenme presentarme apropiadamente. Mi nombre es Amelia Williams.

Marc observó con atención a la chica, tenía un lindo y corto cabello cobrizo, pecas esparcidas en su rostro y bellos ojos marrones. A primera vista, Amelia lucía realmente bella.

-¿Williams?

Preguntó Nathaniel que parecía tener curiosidad sobre el apellido de la pelirroja.

-Así es, ¿por qué lo preguntas?

-De casualidad tú conoces a Daniela Williams.

-¡Por supuesto! Ella es mi hermana menor, ingresó este año a la universidad, ¿tú la conoces?

-¡Sí! Ella en verdad tiene un gran talento.

-Vaya... Me alegra saber que no le va mal en sus clases. Por cierto... ¿tú eres...?

Fue entonces que ambos se dieron cuenta de que habían cometido el error de no presentarse, se miraron apenados y decidieron hacerlo.

-Yo soy Nathaniel, Nathaniel Kurtzberg. Y él es...

-Marc, ¿o me equivoco?

La pelirroja había interrumpido a Nathaniel para probar suerte y decir el nombre del azabache para asegurarse de recordarlo.

-Sí, yo soy Marc Anciel.

Marc se había puesto algo nervioso e incluso incómodo por la repentina mención de la hermana de aquella bella pelirroja, pero se sorprendió al escuchar su nombre sin que él se haya presentado ante la chica. En verdad le parecía algo extraño.

Nathaniel no pensaba diferente, aquella chica parecía ser muy cercana a Matteo y al parecer él le había hablado de Marc, SU Marc. Borró todo rastro de amabilidad en su rostro e incrementó la fuerza en el agarre para alertar a su novio.

-Es un gusto conocerlos.

Ajena de toda aquella situación, Amelia mantenía una sonrisa en su rostro. Aquellos chicos le habían parecido muy lindos, hacían una hermosa pareja y no iba a perder la oportunidad.

-¿Puedo preguntarles algo?

Ambos asintieron intentando concentrarse en las palabras de la chica y no solo en sus celos.

-¿Puedo tomarles unas fotos para mi proyecto?

-¿Qué? -dijeron los tres chicos al unísono.

Ninguno de los tres esperaba aquella pregunta, y todos tenían distintas reacciones plasmadas en sus rostros.

Nathaniel se encontraba sorprendido, hubiera esperado cualquier otra cosa menos que le pidieran fotografiarlo junto a su hermoso novio, para él no era mala idea pero presentía que podía ser algo vergonzoso para Marc porque él era demasiado tímido y algo inseguro frente a personas nuevas, además él no disfrutaba demasiado ser fotografiado.

Vaya que Nath no estaba equivocado, Marc estaba teniendo una extraña combinación de sentimientos, entre ellos la sorpresa y los nervios. Él y las cámaras no tenían la mejor relación de todas, aunque él fuera hermoso se sentía demasiado inseguro cuando alguien intentaba tomarle una foto. En su galería solo existían fotos de paisajes, algunos gatos, dibujos de Nathaniel y, por supuesto, fotos de Nathaniel. Ni siquiera se dejaba fotografiar por su novio, a penas y dejaba que lo dibujase porque le encantaba verse en el arte de Nathaniel, pero de eso no pasaba.

Matteo, por otra parte, lucía bastante indignado y algo molesto. Él había sido escogido por Amelia para ser su modelo para el proyecto de fotografía de la chica y en absoluto esperaba ser remplazado de la nada por el bello chico y su novio el tomate. Lo que él esperaba, y lo que había planeado al comienzo con su amiga, era que ella le pidiera a Marc ser parte de la sesión de fotos junto a él para que así el azabache se diera cuenta de que Matteo Marchetti era la mejor opción, o al menos esa era su intención.

Amelia no se arrepentía de sus palabras y esperaba con ansias la respuesta de la pareja. Ella sería muy feliz si ambos aceptaban. Sabía que Matteo estaría molesto pero después de todo ella tenía la última palabra. Había escuchado de parte del chico que Marc Anciel era como un ángel caído del cielo y vaya que no bromeaba. Cuando vio a Marc frente a frente quedó encantada con su belleza, incluso se sintió insegura porque el chico era demasiado bello para ser real.

Al comienzo estaba dispuesta a ayudar a Matteo con su loco y ridículo plan de conquistar el corazón del azabache pero cuando hace algunos minutos vio como sus amigas miraban descaradamente a una pareja y ella quería saber que ocurría, observó una escena demasiado tierna. Aquellos chicos se estaban besando, mostraban su afecto sin que les importara algo y después de haber conocido a Marc supo que sería ridículo intentar separarlo de su novio.

Sentía algo de culpa y lastima por Matteo y su querida hermana, Daniela. Matteo podía encontrar a alguien más porque tenía la mala fama de ser un "picaflor", pero su hermana era un caso distinto. Ella escuchaba todos los días a su preciosa Daniela hablar de forma dulce e idealizada sobre el pelirrojo. Decía que era el chico más talentoso y extraordinario que había conocido, que era muy amable y generoso, pero sobre todo le repetía constantemente lo guapo que era y lo mucho que deseaba estar con él creyendo que sus sentimiento podrían ser correspondidos.

Al comienzo planeaba ayudar a Matteo para que su hermanita no sufriera de gran manera su "primer amor" pero cambió de opinión al ver a la hermosa pareja.

Lo correcto era decirle a Daniela que perdiera las esperanzas porque "su príncipe azul" ya tenía el suyo. Y Amelia Williams no era quien para interponerse en el bello romance, al contrario, haría lo posible para que nadie salga lastimado por los pensamientos egoístas de Matteo y Daniela.

-¿Y?¿Qué dicen?

-Ahm...

Marc lucía algo inseguro y solo se apegó más a Nathaniel buscando protección.

-Lo siento -respondió el pelirrojo- Aunque nos gustaría, no creo que sea correcto. Matteo era tu modelo y además...

-No me gustan las fotografías.

Respondió Marc con algo de valor para poder expresarse.

-Lo entiendo... De todas formas, muchas gracias.

La pelirroja se decepcionó, pero lo entendía, solo sonrió y miró con dulzura las tiernas interacciones de la pareja.

-Nos iremos, gracias por todo.

-Fue un placer conocerte Amelia.

La pareja se despidió y se retiraron. Nathaniel abrazaba a Marc con un brazo sujetando su hombro y Marc se apegaba al más alto mientras ambos caminaban desapareciendo entre la multitud de estudiantes.

-Supongo que me tendré que conformar con el modelo de cuarta.

-¡Oye!¡Teníamos un plan!

-Lo sé, pero no puedo interponerme entre una pareja tan linda.

-¡Pero que hay de Daniela!¡Su corazón se romperá!

-Esa niña debe aprender que no todo lo que quiere lo va obtener. Ahora ayúdame o me conseguiré un modelo más guapo.

-Quiero ver que lo intentes.

-Esta bien.

Amelia se encogió de hombros y se alejó con su cámara.

-¡Espera! No lo decía enserio.

•   •   •

Marc tenía una hora libre ese día, el profesor de aquella hora había tenido una emergencia así que no pudo presentarse.

El azabache caminó con entusiasmo hacia la facultad de su Tomatito, quería esperarlo para que pudieran almorzar juntos.

No podía entrar así que se sentó en una banca de piedra que estaba cerca de la puerta principal del edificio. Se puso sus audífonos y sacó su libreta para aprovechar en escribir algo, él y Nath querían retomar su primer proyecto, el comic. Querían retratar a una Ladybug adulta viviendo nuevas aventuras.

Estaba completamente perdido en su pequeño mundo de letras y no se dio cuenta del repentino acercamiento de un grupo de chicos que practicaban deporte.

Uno de aquellos atrevidos puso su mano sobre una de las hojas de la libreta del azabache para llamar su atención y este solo levantó la mirada confundido.

No era la primera vez que algo así sucedía, normalmente lo molestaban por sus preferencias sexuales o para decirle que parecía una mujer. Cosas que lo incomodaban al comienzo pero con el tiempo aprendió a ignorarlo y a defenderse.

-Hola, angelito.

Marc miró al chico sin expresión alguna y solo apartó su libreta para cerrarla.

-¿Escribías sobre mi?

-Ya quisieras Smit.

Subió el volumen de la música que escuchaba, tomó sus cosas y se levantó para dejar de ser presa de aquellos chicos que solo querían hacerle la vida imposible.

-¿Por qué te haces el difícil?¡Yo sé que te gusto!

Marc solo suspiro y se tragó su enojo para no hacerle daño a su hígado.

Lamentablemente aquel "gorila" se acercó y sujetó con fuerza el brazo de Marc.

-¡Suéltame!

-No, hasta que admitas que te gusto y me prefieres antes que tu noviecito ese.

-Eres un idiota si crees que eres mejor que su novio.

La voz repentina de una chica se hizo presente.

-Ni siquiera yo caería tan bajo acosando solo para llamar la atención de la persona que me gusta.

Marc se sintió aliviado al escuchar voces conocidas, eran Matteo y Amelia que venían a su rescate.

-¿Por qué no descargas toda tu frustración por estar en la friendzone practicando en tu batería? Oh, espera, ni siquiera estás en la friendzone. Simplemente eres un tonto rechazado que se pone en ridículo para llamar la atención de este precioso chico.

Pequeñas risas se escucharon por parte de los acompañantes del brabucón, este solo soltó su agarre y se fue refunfuñando.

-Me debes una, dulzura~

Matteo se acercó con rapidez para tomar a Marc de los hombros y acercarse peligrosamente a su rostro mientras el azabache solo cerró los ojos esquivando la mirada de su amigo. Aquellas acciones lo avergonzaban demasiado, y no evitaba sentirse algo incómodo cuando escuchaba ese apodo.

-¡Él no te debe nada!

Un grito de molestia por parte de Nathaniel hizo presencia.

Matteo solo abrazó a Marc y lo apegó a su cuerpo.

-¡Yo lo salvé! No es mi culpa que no hayas estado ahí, pasas demasiado tiempo con él, yo también quiero.

-Pero yo soy su...

-¡No! Tú no lo salvaste Matteo, Marc es capaz de hacerlo, nosotros solo lo ayudamos un poco.

Una pequeña discusión entre la pelirroja y el castaño daba comienzo mientras Marc intentaba cubrir sus oídos porque ambos hablaban demasiado cerca de su rostro.

Nathaniel intentó tomar la mano de su novio para sacarlo del medio pero su brazo fue tomado por alguien más y Marc se quedó congelado.

Una chica de cabello cobrizo, igual al de Amelia, largo y lacio sujeto en una trenza, pecas en su rostro y ojos marrones. Fue entonces que al ver el parecido la reconoció, ella era la dichosa Daniela.

-¡Nath! Tenemos un proyecto, debemos apurarnos si queremos ser los primeros en entregarlo.

La chica tenía una voz algo chillona e irritante, o al menos eso pensaba Marc. Para nada le gustó ver como aquella chica tomaba posesivamente el brazo del pelirrojo.

Amelia y Matteo detuvieron su discusión al percatarse de la presencia de la menor.

El castaño se percató de lo que le sucedía a Marc y solo lo abrazó apegándolo más. Marc no se oponía porque su mente estaba en otro lugar en ese momento.

-¡Oh! ¿Es él, Matteo?

Daniela preguntó con curiosidad al ver como su amigo abrazaba tan cariñosamente al azabache.

-Claro que sí, este es Marc, el hermoso ángel del que te hablé.

-Vaya que es lindo.

Solo Amelia supo identificar los sentimientos cargados en aquella frase. Conocía muy bien a su hermana, ella se creía la persona más hermosa y tierna que existía en el mundo y para vista de muchos así era, pero Marc. era obvio que el chico la había hecho dudar y se sentía celosa.

El azabache vestía de manera hermosa, resaltaba los dotes de su cuerpo y aquellas curvas que cualquier mujer envidiaría. Una cintura hermosa, caderas algo anchas y sus piernas no se quedaban atrás. Pero lo más resaltante era su rostro, uno tan bello, tierno e inocente, con hermosas esmeraldas como ojos, labios abultados con un brillo natural.

Marc Anciel era sin duda alguna la persona más hermosa que todo aquel grupo había visto, claro que a ojos de Marc la joven pelirroja era mucho más bella.

A pesar de la envidia que Daniela comenzaba a sentir por la belleza del chico se sintió tranquila al saber que Matteo tenía la mira en él. Nadie se resistía a los encantos de Marchetti y a sus ojos parecía que ese "ángel" también había caído.

La chica se sentía algo nerviosa e intimidada por estar al lado de alguien que parecía haber caído del cielo, pero no podía darse el lujo de lucir insegura al estar por fin con el chico que adoraba.

Si tan solo supiera lo que ocurría entre el "ángel" y el chico de sus sueños.

Aun con el agarre de la chica en su brazo, Nathaniel tomó fuerza y tomó la mano de su novio para alejarlo de los brazos de Marchetti.

-Creo que lo estás incomodando.

Dijo con algo de molestia.

Tiró con algo de fuerza de la mano de Marc y este casi se cae. Nathaniel se soltó del agarre de la pelirroja y logró frenar la potencial caída de su novio. Aprovechó en abrazarlo mirando desafiante a Matteo.

La libreta del azabache cayó al suelo haciendo notar algunas de sus hojas dejando que el viento arrastrara el dibujo que Nathaniel le había hecho, terminando este a los pies de Daniela.

Aunque ella se había molestado un poco cuando el pelirrojo la apartó para ayudar al azabache, no vio eso como algo "romántico" o "tierno". Creía que ella era la persona que le gustaba a Nathaniel, lamentablemente su mundo de sueños se vino abajo al ver el dibujo.

Se agachó para recogerlo y lo vio con algo de molestia.

No quería pensar lo que podía ser, intentaba autoconvencerse de que no era lo que creía y que tal vez el azabache había usado su belleza para hacer que Nathaniel lo dibujara.

No estaba demasiado lejos de la realidad.

Matteo tomó inmediatamente el dibujo arrebatándolo de las manos de Daniela y apreció el dibujo. De alguna manera estaba celoso del talento del tomate, envidiaba poder plasmar tal belleza y tener de musa a Marc Anciel.

Marc se separó con rapidez de Nathaniel, recogió su libreta y se acercó a Matteo para poder recuperar aquel preciado dibujo. El castaño se lo devolvió sin problemas.

-Vaya que Kurtzberg sabe retratar tu belleza.

Dijo en un tono coqueto enfatizando en las últimas palabras. Nathaniel se molestó y tomó la mano de Marc para apegarlo a su cuerpo y abrazarlo por la cintura.

-Claro que sé como plasmar la belleza de MI ángel.

Las dos hermanas miraban a la pareja, la mayor se enterneció y emocionó un poco al ver los celos de Nathaniel y la menor se desconcertó al escuchar aquellas palabras.

-Nath... Te pedí muchas veces que me dibujaras y veo aquí que dibujaste al ángel de Matteo.

Interrumpió intentando "corregir" lo que el pelirrojo había dicho, pero lo único que recibió fue una mirada de confusión por parte del pelirrojo y una mirada de advertencia por parte de su hermana.

-Que siga soñando si cree que mi Bonito será suyo.

Y con aquellas palabras sus últimas pizcas de esperanza se desvanecieron.

-Hablamos más tarde sobre el proyecto Daniela, iré a almorzar con Marc. Adiós a todos.

Nathaniel avanzó tomando la mano de Marc y este último solo se despidió moviendo la mano porque el paso del pelirrojo era acelerado.

Amelia rio internamente al ver el rostro de su hermanita, le había advertido que el pelirrojo no estaba buscando a alguien pero Daniela decidió no escuchar y justo ahora se enteraba de su cruda realidad.

Nathaniel no solo tenía pareja, sino que era gay y para colmo tenía de novio al chico más hermoso que había visto en toda su vida.

No quería que esto se quedara así pero al ver la mirada fría de su hermana decidió quedarse en su lugar guardando silencio.

•   •   •

Habían pasado ya un par de semanas desde que Marc se sintió verdaderamente celoso y Nathaniel no dejaba de molestarlo con eso.

Juraba que los celos de su novio eran los más tiernos del mundo. Primero, el azabache mantuvo un puchero y una expresión entre molesta y triste durante unas horas. Luego se puso a escribir un pequeño poema sobre sus sentimientos.

Ese poema hablaba específicamente de los celos y el miedo que sentía Marc. Nathaniel lo había leído mientras el azabache había ido por algo de comer.

Por último, y su parte favorita, Marc había estado algo posesivo y mucho más mimoso de lo normal. Eso le encantó al pelirrojo, fue la mejor semana que había tenido, llena de los besos de su novio y los mimos que recibía constantemente mientras que exigía más de su atención.

Nathaniel no dudaba en recordarle a Marc lo tierno que se veía siendo celoso y eso solo lograba colorear de rojo las mejillas del azabache.

Justo en ese momento ambos se encontraban en el departamento del pelirrojo, estaban abrazados recostados en la cama decidiendo si aceptar la invitación o no.

Daniela cumplía años en unos días y había organizado una fiesta con todos sus amigos y conocidos en general. Esta se llevaría a cabo en una discoteca popular de la ciudad. Lugar que el padre de las hermanas Williams había rentado por el capricho de su hija menor.

Marc no deseaba ir pero Daniela no había sido la única en invitarlo. Amelia, Matteo, el odioso gorila de Smit e incluso Nathaniel lo había invitado.

Nathaniel quería ser cortés y poder convivir con sus amigos de la facultad, pero tampoco quería incomodar a Marc si este no quería ir.

-¿Tú quieres ir, Tomatito?

-No iré si tú no quieres.

-No quiero que no te diviertas por mi culpa.

-No pienses eso, soy muy feliz a tu lado, además la fiesta es en unos días.

-¡Ves! Sí quieres ir... Ya no quiero que dejes de divertirte por mi tonta timidez.

-¡Hey! Tu timidez es adorable, además me divierto mucho contigo.

Marc hizo un puchero y se quedó en silencio. A veces en verdad odiaba ser tan inseguro frente a extraños y odiaba más perjudicar a Nathaniel por eso.

Estaba batallando consigo mismo para poder decidirse y creía que ya era hora de dejar sus miedos atrás y vivir su juventud.

(...)

Nathaniel se encontraba concentrado esperando a que sea hora para salir de su clase, esa tarde saldría junto a Marc al cine y luego caminarían a las orillas del río.

Para poder matar el tiempo estaba garabateando en su libreta, hace un rato que había terminado lo encargado por el profesor y no encontraba otra forma de entretenerse.

En algún punto sus garabatos tomaron sentido y mientras rebuscaba en su memoria plasmaba con entusiasmo la imagen de sus recuerdos en la libreta.

Había recordado a Reverser. 

Mentiría si dijera que no había soñado con Reverser y Evillustrator. A veces imaginaba que hubiera pasado si ambos villanos se hubieran conocido. La mente loca de Nathaniel imaginaba un bello romance y a veces era tentado a decirle a Marc para que escribiera sobre ello pero se arrepentía al instante y se mantenía callado.

Sacudió levemente la cabeza para borrar aquellos pensamientos y concentrarse en su dibujo, sacó algunos marcadores y comenzó a detallar su boceto.

Se concentró tanto en su arte que no notó cuando una curiosa pelirroja se acercó a ver que hacía.

La chica miró atenta el dibujo, le parecía curioso lo que dibujaba Nathaniel y se preguntaba quien era la persona a la que retrataba Nathaniel.

-¿A quién dibujas?

Aun centrado en su dibujo Nathaniel respondió sin darle demasiada importancia a la persona que le había hablado.

-Es Reverser.

Confundida por aquellas palabras, Daniela intentó entender. Fue entonces que recordó que el chico era francés y allí habían superhéroes y supervillanos. Al ver el dibujo con más atención entendió que Reverser era un supervillano.

-¿Por qué dibujas a un supervillano?

-Porque es lindo.

Respondió aun metido en sus pensamientos. Admitió así en voz alta que la versión "malvada" de su novio era lindo.

Daniela abrió los ojos sorprendida y una vez más examinó el dibujo reconociendo a la persona, era nada más y nada menos que Marc Anciel como supervillano.

-¡Listo!

Levantó el dibujo orgulloso por el resultado, más tarde le mostraría aquel dibujo a Marc para ver su reacción.

-Es algo simple pero estoy satisfecho.

Nathaniel sonrió y cuando iba a cerrar su libreta la mano de Daniela lo detuvo.

-¿Por qué tu... tu novio es un supervillano?¿Es mala persona?

A la pelirroja le dolió decir aquella palabra, "novio", no le gustaba ni pensarlo, mucho menos decirlo.

-Claro que no, él no es mala persona, en ese momento fue dominado por sentimientos negativos y perdió el control.

-Oh... De todas formas me parece incorrecto que alguien pierda el control de sus sentimientos.

Al darse cuenta de lo que la chica trataba de hacer, Nathaniel decidió defender a su novio.

-Bueno, si piensas así entonces supongo que yo tambien puedo ser considerado mala persona.

-¿Qué?

Daniela se sorprendió ante aquellas palabras e intentó asimilar lo que el pelirrojo había dicho.

-Tal como lo oyes, yo también perdí el control de mis sentimientos y también me convertí en un supervillano.

-Imposible... Tú eres una muy buena persona.

-Marc también lo es, de hecho él fue consumido por sus sentimientos negativos por mi culpa.

-¿Y... él te hizo perder el control tambien?

-No, yo me enojé por alguien más, la verdad no me importa demasiado lo que me pasó a mi... Pero me duele haberme enojado con él por una tontería. Afortunadamente ya me perdonó y somos felices.

Nathaniel no quería que su día se arruinara y recogió sus cosas, en verdad se detestaba cada que recordaba la estupidez por la que se había enojado y lastimado a Marc.

-Entonces...

Lamentablemente Daniela dijo algo más antes de que pudiera irse.

-Tú estás con él solo por lástima, porque él no es capaz de controlar sus emociones y tú solo te sacrificas para que él no sea supervillano... Vaya que ese "angelito" no es tan santo. Siento lástima por ti, no puedes ser feliz por él.

Aquellas palabras lo enfurecieron y lo que más lo desconcertó fue la fingida inocencia con la que tiró aquel veneno.

Apretó sus puños y suspiro saliendo con rapidez de la clase, no planeaba enojarse más.

Salió del edificio con rapidez y se encontró con su pareja esperándolo con una sonrisa. Su enojo se esfumó de inmediato y corrió para abrazar a Marc.

El azabache no dudó en corresponder el abrazo sintiéndose el más feliz del mundo con aquel acto tan simple.

-¿Te fue bien, Tomatito?

-Ahora estoy mucho mejor.

-¿Pasó algo?

-No te preocupes por eso... La clase estuvo bien pero al terminar sucedió algo, pero contigo ya no me siento molesto. ¿Tu clase estuvo bien?

-Sí, me fue bastante bien... ¿Recuerdas la propuesta de Amelia?

-Sí, ¿te dijo algo?

-Ella preguntó si podíamos ser parte de un nuevo proyecto.

-¿Tú que opinas?

-La verdad... Me gustaría participar.

Nathaniel se sorprendió con aquella respuesta, sonrió al mirar la ilusión que tenía Marc con participar del proyecto. Ahora que existía más confianza con la pelirroja supuso que a su novio no le molestaba.

-Entonces hagámoslo. Quiero unas hermosas fotos con mi precioso chico.

Marc sonrió ante la reacción de Nathaniel, él tambien quería inmortalizar bonitos momentos junto al pelirrojo.

-Por cierto, tengo algo que mostrarte.

Nathaniel tomó la mano del azabache y caminaron juntos hacia la cafetería del campus para poder comer.

El pelirrojo rebuscó en su mochila y sacó su libreta, comenzó a hojear hasta que encontró el dibujo más reciente que había hecho.

Marc regresó a su mesa con dos batidos en mano y cuando se sentó miró con atención la libreta de Nathaniel.

-¿Ese es...?

-Sí... Estaba garabateando y el recuerdo convirtió esos rayones en Reverser.

Al ver con más detalle el dibujo de su persona como supervillano sintió un pequeño escalofrío recorrer su cuerpo. Había pasado tiempo desde que pensó en Reverser. No le molestaba pero aun así era un recuerdo algo amargo.

Aun así sonrió al ver el esmero de Nath en el dibujo, si no supiera quien era el del dibujo habría creído que era un retrato abstracto de una persona hermosa. Sonrió al darse cuenta de que había reconocido su belleza de manera indirecta.

Marc sabía que era hermoso, se lo recordaban de manera seguida, pero muy pocas veces esas palabras salían de su propia boca, ni siquiera lo pensaba con frecuencia. 

-Hasta como supervillano eres lindo.

Las dulces palabras del pelirrojo lo sacaron de sus pensamientos e hicieron que se sonrojara levemente.

-Podría estar temblando de miedo y aun así pensar que el "villano" es la persona más hermosa que he visto en mi vida.

Marc golpeó sin mucha fuerza el brazo del pelirrojo. Esa había sido una extraña manera de dar un cumplido. Sus mejillas se calentaron y se concentró en su batido para no pensar demasiado.

Con algo de vergüenza se imaginó en ese tiempo, la idea loca de Nathaniel y Reverser enamorados le resultaba muy interesante o quizá Evillutrator y él. Tal vez podría escribir algo relacionado para un reciente trabajo que le habían encargado. Una pequeña historia de cinco capítulos en las que retrate un romance imposible. Se sonrojó aun más con la idea y ese color carmín en sus mejillas llamó la atención de su novio.

-¿En qué piensas. Bonito?

Sacudió su cabeza y le dio pequeños golpecitos a sus mejillas para poder aclarar su mente. Miró a Nathaniel y solo sonrió negando.

-Tu dibujo...

-¿Te gusta?

-Sí... Me dio la inspiración que necesitaba para un trabajo.

-Me alegra ser tu fuente de inspiración.

De un memento a otro Nathaniel beso la mejilla del azabache pintando su rostro una vez más de color carmín.

-Eres tan lindo Marc~

El nombrado solo fijó su mirada en la mesa y se levantó lentamente.

-T-tengo q-que ir a-al baño...

Salió corriendo de la cafetería, quería mojar su rostro y no parecer un tomate andante por las coquetas palabras del chico que lo volvía loco.

Se detuvo frente a un lavabo y con ayuda de sus manos comenzó a refrescarse. Se miró al espejo y se encontró con la imagen de su rostro con sus aun pintadas mejillas. Mordió su labio inferior y sonrió al sentir su corazón latir con rapidez.

Le encantaba sentirse así.

Secó con cuidado su rostro con una toalla de papel y salió del baño con una sonrisa.

-Hola, ángel.

Se detuvo en seco y su sonrisa desapareció a escuchar la irritante voz de Daniela.

-¿Sabes? Me parece curioso que sonrías de oreja a oreja cuando no tienes motivos para hacerlo.

Marc cerró sus ojos y suspiró de forma pesada para continuar su camino, pero para su mala suerte Daniela se paró frente a él.

-Es triste que Nathaniel no pueda ser feliz porque tú te convertirías en un supervillano.

-No se de que hablas.

A pesar de su enojo decidió mantener la calma e ignorar las palabras de la menor.

-Él dijo que solo estaba contigo por lástima.

Marc frenó sus pasos y sintió su corazón detenerse por un momento. Daniela había logrado su cometido sembrando la duda en el chico.

-Él nunca diría algo así.

-¿Seguro?

La voz desafiante de la pelirroja hizo que la inseguridad del azabache saliera a flote. Aun así intentó calmarse, recordando las bellas palabras de Nathaniel y todos los preciosos momentos. Si fuera lástima él lo habría descifrado, porque estaba familiarizado con el sentimiento, Marc Anciel sabía cuando le daba lástima a alguien y para nada sentía eso con Nathaniel.

-Estoy absolutamente seguro, ¿y te digo porque?

Daniela se sorprendió al ver el repentino cambio de actitud del chico.

-Yo sé que el me quiere, y mucho más que eso, sé que él me ama y yo tambien lo amo.

-Apuesto a que ni siquiera se han dicho esas palabras.

-No tenemos que decirlas para saber que es así. Pero... Tal vez tengas razón, creo que es momento de decírselo. Gracias por el concejo.

Marc caminó con firmeza de regreso a la cafetería, se sentía tan seguro de sus sentimientos y le gustaba haber podido defenderse. Daniela tenía un punto, él aun no le había dicho a Nathaniel cuanto lo amaba, a veces al pelirrojo se le escaba ese apodo tan cariñoso y Marc se emocionaba cada que lo llamaba "Amor".

Quería expresarle al pelirrojo que él tambien sentía amor y que no pensara que la relación era unilateral.

Después de tantos años de haberse conocido, tanto tiempo de haber estado enamorado. Ya se sentía listo y seguro de decirle cara a cara cuanto lo amaba.

(...)

Los dos chicos salían entre risas del cine, la película les había encantado y no dejaban de recordar los momentos y escenas que más disfrutaron.

Se encontraban caminando con tranquilidad a orillas del río Támesis. El cielo era hermoso y la luna aun más. Era uno de esos pocos días en los que las estrellas se hacían notar por todo el firmamento.

Estaban tan cerca de llegar al lugar en donde ambos abrieron sus corazones y confesaron los sentimientos que por tanto tiempo habían guardado.

El pelirrojo miró de reojo a Marc y él parecía pensar lo mismo, a ojos del más alto se veía muy lindo esa noche. Debido al frío el azabache llevaba una sudadera negra y sobre ella una chaqueta del mismo color, tenía puestos pantalones de mezclilla y una de sus bellas gargantillas negras decorando su cuello.

Se detuvieron justo en el lugar que ambos tanto apreciaban. 

Una vez más se encontraban tomados de ambas manos y se miraban sonrientes. Se acercaron lentamente y fue cuando el pelirrojo decidió hablar.

-¿Sabes, Marc Anciel? Ha pasado un tiempo y quería decirte algo importante. Me gustas.

Juntaron sus frentes y Marc sonrió al recordar el día que ambos se confesaron. Nathaniel había hecho una referencia directa a lo que se habían dicho aquel día.

-Mi bello y dulce Marc, tú me encantas, me gustas mucho Marc.

-Tú tambien me gustas Nath... Lo haces desde hace tanto, estoy perdidamente enamorado Nathaniel.

-Mi hermoso chico. Ya no puedo soportarlo.

Nathaniel se acercó con rapidez y besó con dulzura al azabache. El contacto era delicado y suave, ambos movían sus labios en una perfecta sincronía. 

El pelirrojo sujetó la cintura de Marc apegándolo más y él rodeó su cuello teniendo la misma atención.

Con su lengua, Nathaniel, delineó los labios contrarios sin romper el contacto, pedía permiso y Marc se lo concedió abriendo lentamente su boca para que ambas lenguas se encontraran y comenzaran a jugar.

La calidez del contrario los invadía y se sentían únicos estando juntos.

Se separaron luego de un tiempo por la necesidad del aire, se vieron mientras suspiraban y sonrieron sintiéndose cómplices. Sus labios estaban rojos y algo hinchados. Sonrieron y se abrazaron.

-Te quiero tanto Marc.

-Yo... Yo te amo Nathaniel.

Marc escondió su rostro en el espacio entre el cuello y hombro de su novio mientras sonreía avergonzado.

Nathaniel se sorprendió ante aquellas palabras y sonrió en grande mientras su corazón latía con fuerza.

-Yo tambien te amo Marc, te amo demasiado.

Tomó con cuidado el rostro de Marc obligándolo a mirarlo, notó el precioso sonrojo del chico y se acercó una vez más a sus labios uniéndose una vez más.

•   •   •

Marc estaba sentado en la cómoda cama mientras conversaba con Matteo en una llamada confirmando por decima vez que sí iría a la dichosa fiesta de Daniela.

Nathaniel se encontraba en el closet arreglándose mientras Marc lo esperaba. Cortó la llamada y se levanto para mirarse en el espejo.

No deseaba llamar demasiado la atención en la fiesta, no quería que Daniela se sintiera "amenazada" por su belleza natural.

Tenía pantalones de mezclilla de un color azul oscuro, una camiseta sin mangas y sobre ella una sudadera crop top de color rojo, claro que no podía faltar una gargantilla adornando su cuello.

Nathaniel salió en silencio y vio al azabache mirándose curioso en el espejo, se acercó lentamente y lo abrazó por detrás.

-Te ves hermoso.

-Y tú te ves muy guapo.

Nathaniel llevaba una camiseta morada, una chaqueta de cuero y pantalones oscuros.

Marc besó la mejilla de su novio y se alejó caminando hacia la salida del dormitorio.

-Es algo tarde, Daniela se molestará si tardamos.

El pelirrojo solo sonrió y caminó detrás del chico, tenía la intención de divertirse esa noche junto a su novio.

(...)

Eran poco más de las 9 de la noche, la fiesta había comenzado algo temprano y ellos acababan de llegar.

El lugar estaba relativamente lleno de distintos estudiantes de la universidad y gran parte de ellos pertenecían a la facultad de arte. Otra gran parte pertenecía a la carrera de arte dramático y otro grupo que hacía presencia en número eran los estudiantes de música.

A lo lejos Marc reconoció a su mejor amigo, con el que se había visto hace algunas horas. No esperaba verlo ahí.

Nathaniel había ido a saludar a algunos compañeros así que Marc podía ir con tranquilidad a ver a su amigo.

Matteo, quien tambien estaba en el lugar vio al bello chico y comenzó a caminar hacia él. No esperaba ver como Marc se lanzaba a los brazos de Luka. Sabía que eran buenos amigos pero no esperaba que tanto.

Daniela por otra parte vio a Nathaniel solo, pensó que había venido solo así que se acercó sin pena alguna.

-¡Nath! Me alegra que hayas venido.

-Feliz cumpleaños Daniela.

Nathaniel no estaba demasiado incómodo, al final la pelirroja seguía siendo la cumpleañera. Luego de haber cumplido con el saludo quería ir en busca de Marc, pero no esperaba que la chica lo siguiera.

-¿A donde vas, Nath?

-Solo estoy buscando a...

Ambos se sorprendieron al ver al azabache siendo el centro de atención de muchos de los presentes, se encontraba junto a Luka y a Matteo mientras cantaba junto a ambos chicos la canción que sonaba en ese momento.

Una canción que aparecía en un antiguo álbum de Jagged Stone, no era precisamente la voz del cantante, era una desconocida y nadie sabía a quien le pertenecía la misteriosa voz del chico que cantaba aquella canción.

Era bastante popular así que no paraba de sonar en las fiestas.

A Marc le encantaba la canción así que la cantaba sin pena alguna junto a sus amigos.

No esperaba que los demás lo escucharan y les prestaran atención.

Nathaniel sonrió al ver a su novio divertirse junto a sus amigos y sintió enamorarse de la dulce voz de Marc.

Daniela, por otra parte, no se encontraba para nada feliz, se suponía que ella debía ser el centro de atención y resulta que ese diablillo, como ella le decía, estaba acaparando todo lo que le pertenecía.

La canción finalizó y Marc se escondió entre los brazos de Luka al escuchar los aplausos de los presentes.

-¡Tienes que cantar otra vez!

Amelia se acercó sonriente y abrazó a Marc para que pierda la vergüenza.

Marc sabía que no era demasiado bueno pero le agradó que lo hayan reconocido por hacer el "ridículo" durante un par de minutos.

Nathaniel se acercó a Marc y los cuatro chicos y Amelia se la pasaron juntos gran parte de la fiesta.

(...)

La música sonaba con intensidad, Marc veía como la mayoría bailaba junto a sus amigos, él y su pequeño grupo se encontraban sentados en una de las mesas conversando.

-Quiero saber cuantos años tienen.

Amelia había repetido la pregunta un par de veces y todos decidieron responder para no hacer que se moleste.

-Los tres estamos a punto de cumplir 20 años.

Respondió Nathaniel.

-Yo ya tengo 20.

Respondió Matteo.

La pelirroja escuchó las respuestas y sonrió al saber que todos eran "legales". No iba a perder la oportunidad de divertirse con sus amigos y vivir la noche de sus vidas.

-Disculpen mi atrevimiento pero... ¿No desean tomar un trago?

Ninguno se esperaba la pregunta. Matteo ya había consumido alcohol antes así que no tenía problema. Luka, si bien no era algo que hacía a menudo podía hacerlo tambien, había salido junto a sus amigos a beber un par de veces.

Nathaniel y Marc habían probado el alcohol antes pero nunca lo habían bebido junto a extraños y mucho menos en una fiesta. Claro que no eran del todo "inocentes" en ese aspecto, sobre todo Marc que tenía una tolerancia al alcohol increíble.

Amelia miró a la pareja y preguntó con la mirada.

-No veo porque no.

Respondió el azabache de forma inesperada.

Ninguno planeaba exagerar, solo dejarían que la bebida hiciera efecto para que pudieran divertirse un poco más aquella noche. No tenían demasiado porqué preocuparse, estaban entre amigos y además el evento era privado.

Se prometieron cuidarse entre todos y cada quien pidió lo que llamó su atención.

Era una experiencia nueva y la estaban disfrutando.

Daniela los miraba desde lejos, ella tambien estaba bebiendo junto a un grupo de sus amigos, pero los celos y el alcohol no eran una buena combinación. Se acercó a un chico que era conocido por sus "aventuras", le pidió el favor que le debía y se sentó a ver que todo ocurriera.

Le había pedido al chico que pusiera "algo" en la bebida del diablillo, quería que este hiciera el ridículo y así espantara a Nathaniel. Un plan algo tonto pero no perdía la esperanza en que funcionara.

Marc estaba distraído riendo junto a sus amigos y no se dio cuenta de lo que había hecho el rubio.

Tomó un sorbo y se sentó al sentir curiosidad por el sabor. Continuó bebiendo y poco a poco la sustancia hizo efecto en su cuerpo. Sus mejillas se pintaron de un leve tono carmesí y comenzó a sentirse mareado.

Nathaniel notó que el chico no lucía bien y se acercó para preguntar que sucedía. No esperó que el azabache se apoyara en su pecho y lo abrazara con fuerza.

-¿Estás bien, bonito?

-Y-yo... Tengo calor.

Matteo se acercó al ver a Marc en ese estado e inmediatamente supo lo que sucedía. Aunque estaba algo ebrio intentó decirle al tomate lo que le sucedía a su ángel.

El azabache no lucía borracho así que el castaño confirmó su temor.

-Creo que...

Intentó hablar pero un pequeño mareo lo detuvo.

-Creo que le pusieron algo a su bebida.

Señaló la copa vacía y luego al sonrojado Marc.

-Será mejor que lo lleves a descansar.

Nathaniel se vio preocupado por lo que sucedía, no podía creer que alguien le haya hecho algo así a su querido Marc, de seguro había sido un chico que buscaba aprovecharse, pero él no lo permitiría.

Con cuidado ayudó a Marc a sentarse adecuadamente y luego se levantaron. Una vez de pie el azabache abrasó al pelirrojo exigiendo más cercanía.

Luka ayudó a Nathaniel a llevar a Marc fuera del lugar.

-Llévalo a descansar Nath, él no se ve nada bien.

-No te preocupes Luka, mi departamento está cerca, lo llevaré ahí y lo cuidaré.

-¡Chicos! -Matteo apareció de la nada- Encontraré al bastardo que le hizo eso a nuestro ángel.

-Yo te ayudo, pero primero deja de beber.

Luka y Matteo ingresaron nuevamente a la fiesta mientras que Nathaniel subía a un taxi junto a Marc.

(...)

Había sido un camino algo tedioso pero al fin se encontraban en la habitación del pelirrojo, caminaba de un lado a otro pensando en como fue que le hicieron eso a su dulce chico.

Marc, por otro lado, estaba recostado hecho bolita en la cama, había comenzado a sudar y el calor se había incrementado en su cuerpo, además había algo que lo preocupaba y no sabía que hacer.

-¿Puedo tomar una ducha?

Nathaniel negó la petición del azabache, a penas y podía pararse y caminar, temía que se pudiera resbalar mientras se bañaba.

Suspiró y se acercó a Marc, besó su frente y se recostó junto a él para abrazarlo.

-Todo estará bien, tranquilo.

-Nath... Yo... Yo no me siento bien.

El pelirrojo abrazó con cariño al chico y lo apegó más a él, quería protegerlo de todo y eso iba a hacer.

Aviso: Lo que sigue es contenido que para algunos no es de su agrado, pueden omitir esta parte ya que no influirá en el desarrollo de la historia.

-Nathaniel... Yo...

El nombrado tomó las manos del azabache y las beso, atrajo el cuerpo contrario y lo recostó sobre él.

Marc se sonrojó aun más y soltó un pequeño quejido y al instante cubrió su boca con ambas manos.

El pelirrojo se sorprendió al escuchar aquel pequeño ruido y miró al avergonzado Marc.

-¿Estás bien?

Intentó moverse para verlo mejor pero al hacerlo escuchó otro quejido un poco más sonoro. Marc se apoyó en su pecho con su manos y se separó un poco, fue entonces que se dio cuenta.

El azabache tenía una erección, un bulto se hacía notar en su entrepierna y el pelirrojo no dejaba de mirar.

Dedujo que lo que habían puesto en la bebida de su novio era alguna clase de afrodisiaco. Quería decirle que estaba bien pero su lado "pervertido" imagino cosas al lado de su adorable novio que nunca diría en voz alta.

Se sonrojó inmediatamente cuando el azabache lo miró a los ojos.

-Tengo calor, Nathaniel.

Sin duda el alcohol y lo que sea que haya consumido, combinados hacían estragos en su razonamiento, Marc no controlaba lo que decía y temía meter la pata si decía algo que no debía.

El pelirrojo acarició su mejilla y se acercó a besarlo. Dejó que sus deseos tomaran el control, si bien podía dejar que Marc solo se diera una ducha de agua helada no podía arriesgarse a que se lastimara si se caía.

Todo comenzó con pequeños besos para ayudar al chico a tranquilizarse, sin embargo ambos se encontraban bajo el efecto del alcohol y eso incrementó el sentir de sus cuerpos. Los besos poco a poco subieron de tono mientras se abrazaban con algo de fuerza.

Nathaniel no dejaba de pensar en lo que había pasado y estando medio consiente, la única solución "lógica" fue ayudar a su novio con su problemita.

Intercambió posiciones y dejó a su novio recostado en la cama bajo su cuerpo. Lo miró sonriendo intentando reunir su valor para pedir permiso de tocarlo.

-Marc... Yo...

Se vio interrumpido al sentir los labios contrarios sobre los suyos. Notó lo necesitado que parecía estar Marc a consecuencia del afrodisiaco.

-Que vergüenza pedirte esto pero... ¿Me puedes "ayudar", Tomatito?

Una vez más escuchó un tono dulce y la mirada inocente de su novio, no podía resistirse ni aunque lo intentase. Tampoco iba a intentar resistirse.

-Déjame calmar tu dolor, Bonito.

Una vez más unieron sus labios y comenzaron a devorarse dejando que el deseo los consumiera. 

Poco a poco, aun tímido, Nathaniel dejaba besos en el rostro de Marc, bajaba con cuidado y al llegar a su cuello quitó la gargantilla con sus manos y comenzó a besar aquella zona.

Marc acariciaba el cabello del pelirrojo mientras disfrutaba de aquel contacto. Nathaniel había besado su cuello antes, pero esta vez se sentía diferente. Su corazón latía rápidamente y nuevas sensaciones recorrían su cuerpo. Soltaba pequeños jadeos y algunos suspiros, pero por la vergüenza intentaba cubrirlos con su mano.

Nathaniel escuchaba aquellos jadeos ahogados muy cerca de su oído y le encantaba saber que Marc se estaba sintiendo bien por lo que hacía. Poco a poco sintió incomodidad en su entrepierna. A penas estaban empezando y él ya necesitaba con urgencia probar a su novio.

Dejó un sonoro beso cerca a una clavícula dejando una pequeña marca que se tornaba de color rojo. Orgulloso miró el rostro de Marc y le quitó la sudadera con cuidado. Tuvo miedo de hacer lo mismo con la camiseta porque aun no sentía ser digno de desvestir al chico.

-No seas tímido, Tomatito~

Sonrió ante aquellas palabras, acerco sus manos a la camiseta y la retiró del cuerpo del azabache revelando así el dorso desnudo de su novio. Paseó sus manos delicadamente por toda aquella superficie. Sentía que tocaba lo más suave del mundo. Le encantó acariciar la piel desnuda de Marc. Sujetó su cintura y se acercó para comenzar a besar el pecho del contrario.

Quería que su amado se sintiera lo mejor posible así que intentó hacer de todo para poder provocar algo de placer en el cuerpo contrario. Acarició con sus dedos los pezones de Marc ocasionando que soltara un jadeo al sentir contacto en aquella zona sensible.

Comenzó a besar al rededor de aquellos botones y al ver que Marc esperaba más comenzó a lamer uno de ellos mientras pellizcaba juguetonamente el otro.

-Ah~

Marc ahogó aquel gemido mordiendo su labio inferior, no esperaba que aquel acto provocara esa reacción en su cuerpo.

Se sentía bien, demasiado bien. Su cuerpo continuaba subiendo su temperatura y quería sentir más para poder calmarse.

En un movimiento rápido atrajo a Nathaniel y lo besó mientras intercambiaban posiciones.

-No es justo... Tú aun tienes la ropa puesta.

Marc quitó sin pena alguna toda la ropa que cubría el dorso de Nathaniel y lo miró deseoso. Se aferró al cuerpo contrario y se sintió encantado al sentir el calor corporal de su novio.

Volvieron a besarse mientras acariciaban al otro.

El azabache apoyó su cabeza en el hombro del pelirrojo mientras sentía como los bultos en sus pantalones tenían algo de contacto. Se sentía bien y quería saber que tan bien se sentiría si los juntara para que tuvieran más contacto.

Apoyó sus manos sobre el pecho de Nathaniel y lo besó mientras bajaba sus manos lentamente hacia los pantalones de su novio. Desabrochó los botones y bajó el cierre, se separó del beso y miró descaradamente su descubrimiento.

Nathaniel no se quedó atrás, recostó a Marc e hizo lo mismo, solo que él si había logrado quitarle los pantalones a su novio.

-Vaya que eres atrevido Bonito.

-Lo mismo digo Tomatito.

Marc enredó sus brazos en el cuello de Nathaniel y él continuó jugando con los pezones del azabache. Esta vez había una diferencia, sus erecciones chocaban entre si por los distintos movimientos. Se sentía jodidamente bien y ambos parecían tener la misma idea.

El pelirrojo se sentó y el azabache lo hizo tambien entre las piernas del más alto quedando frente a frente y con sus miembros intentando escapar de la ropa interior. Nathaniel ya se había quitado los pantalones y tenía la intención de deshacerse de la ropa interior de ambos.

Marc uso la misma técnica de hace algunos momentos, distrajo al pelirrojo con un beso mientras acercaba sus manos al miembro del contrario. Acarició de forma curiosa sobre la tela y se alejó sonriendo al escuchar un jadeo por parte de Nathaniel.

No esperaba que ese acto provocara que el pelirrojo practicamente arrancara la ropa interior de ambos y juntara ambos miembros con sus manos.

-Nath~... ¡Ah~!

Nathaniel movía sus manos jugando con sus erecciones, se sentía demasiado bien y amaba tener aquel contacto tan íntimo con su amado. Pero sin duda su parte favorita era escuchar los ruidos obscenos que soltaba Marc sin poder contenerse.

Marc en verdad lo estaba disfrutando, dejó caer su cabeza hacia atrás dejándose consumir por el sentimiento de placer al sentir como su novio lo masturbaba. 

Quería más, mucho más. Necesitaba más contacto, le estaba encantando sentirse así. Agradecía al idiota que había puesto esa cosa en su bebida, si no fuera por él tal vez no estaría viviendo una de las mejores noches de su vida.

Entre los rápidos movimientos de mano de Nathaniel ambos miembros comenzaron a cubrirse de presemen. Marc quiso hacer sentir bien a Nathaniel también así que él comenzó a tocar ambos miembros, pero sobretodo se centró en el contrario.

-¿Te gusta, Tomatito~? Porque a mi me encanta.

Nathaniel se sentía a morir, ver a Marc actuando de manera tan inocente mientras hacía algo tan obsceno como masturbarlo lo estaba volviendo loco y no quería pensar demasiado en que pasaría después. Se dio el lujo de imaginar que podría pasar esa noche, cerró sus ojos y dejó caer su cabeza hacia atrás disfrutando todo lo que hacía el azabache.

Imagino a su bello Marc bajo él respirando agitadamente mientras aun gemía su nombre. Sintió un cosquilleo en su parte baja y fue demasiado tarde cuando intentó advertirle a su novio.

Abrió los ojos y se encontró con una imagen verdaderamente excitante. Marc miraba sus manos cubiertas de semen buscando la manera de limpiar las gotas de aquel líquido que habían terminado en su rostro.

Pero lo que lo terminó matando fue ver la sonrisa pícara en el rostro inocente del azabache, sacó lentamente su lengua y lamió uno de sus dedos para limpiar la sustancia blanquecina.

-No hagas eso.

Nathaniel tomó las muñecas de Marc y las apartó de su rostro, aunque le había gustado ver lo que había hecho, le avergonzaba mucho ver que su amado hiciera algo así.

 -Será mejor que comiences a comer más piña, Tomatito~

Marc rio levemente al ver a su novio sonrojado, se limpió las manos con unas toallas de papel que estaban en la mesita de noche y miró una vez más a Nathaniel.

Una vez más sintió el dolor en su entrepierna así que se apegó de nuevo al cuerpo del pelirrojo.

-Yo...

Tenía algo de pena de decir lo que quería, pero literalmente se había desnudado frente a Nathaniel así que se tragó su vergüenza.

-Yo aun no me he venido, Tomatito, dijiste que me ayudarías. Todavía tengo mucho calor.

Nathaniel tomó la cintura de Marc y sonrió ante sus palabras, lo recostó debajo de él y se dispuso a complacer al azabache como tanto quería.

Acarició una vez más el cuerpo de Marc, paseaba sus manos por su cintura hasta que llegó a sus caderas. Se levantó y sacó algo de uno de los cajones de la mesita de noche. Un pequeño embace que parecía ser una crema, además sacó de aquel cajón un par de preservativos.

-Ventajas de vivir en un hotel.

Marc rio levemente ante el comentario y decidió relajarse, el dolor comenzaba a intensificarse y no pensaba con claridad.

Nathaniel abrió aquel embace y echó un poco del líquido transparente en tres sus dedos y muy cerca de la entrada del azabache.

-Prometo no lastimarte, Bonito.

-Confió en ti y lo sabes.

El azabache abrió sus piernas con timidez intentando cubrir su rostro avergonzado. Nathaniel sonrió ante aquellos tiernos actos y se arrodilló entre las piernas de Marc. Acercó uno de sus dedos y lo metió lentamente ocasionando que el azabache gruñera.

Era una sensación extraña, le dolía un poco pero entre todo ese dolor había algo que le gustaba. Sintió como el pelirrojo comenzaba a mover su dedo dentro de él. Se sentía tenso pero al pasar unos momentos comenzó a disfrutarlo.

Al notar que Marc ya no sentía dolor metió el segundo dígito, quería preparar de forma adecuada a su amado para que disfrutara lo que vendría más adelante.

Roció un poco más de lubricante y metió su tercer dedo simulando penetraciones.

Marc respiraba con algo de dificultad, le encantaba sentir como Nathaniel hacía un desastre de él tan solo con sus dedos. Fue en ese momento que agradeció que su novio tuviera dedos largos, en verdad se sentía demasiado bien.

Gimoteaba de vez en cuando, cerraba los ojos y se concentraba solo en las sensaciones que recorrían todo su cuerpo.

Al ver que la preparación había surtido efecto y había dilatado apropiadamente la entrada de su novio quitó sus dedos obteniendo como respuesta un pequeño quejido.

Abrió el preservativo y se lo colocó. Estaba nervioso, no quería lastimar o ser demasiado brusco con el bello chico. Respiró para calmarse y se acercó a los labios contrarios para volver a pedir permiso de continuar.

-Me detendré ahora si no te sientes listo.

-No te preocupes por mi, quiero esto tanto como tú.

Nathaniel sonrió y dejó un piquito en los labios de Marc. Con ayuda de su mano se adentró lentamente en el interior de su amado. Sintió como las paredes anales apretaban su miembro y escuchó un sonoro gemido.

Marc sintió como el calor se apoderaba de su cuerpo, sintió algo de dolor pero casi no lo notaba por la nueva sensación que estaba experimentado. Era placer, pero uno diferente al que había sentido. Su corazón se aceleró y obedeciendo a sus instintos movió sus caderas buscando más aquella sensación.

-Nath... Ah~...

El pelirrojo dejó que su novio se aferrara a su cuerpo mientras disfrutaba del calor. Le estaba encantando demasiado ser uno con el chico que amaba y a penas habían comenzado. 

Sintió como Marc movía sus caderas, tomó aquella señal como una petición para que comenzara a moverse.

Tomó las caderas del azabache y comenzó con lentos movimientos para que ambos se acostumbraran. Quería ser cuidadoso, no podía darse el lujo de perder el control aunque eso fuera lo que más deseara.

Con cada estocada la habitación se llenaba de los gemidos y jadeos que soltaba Marc. Él estaba abrazando con fuerza a Nathaniel, se sentía increíblemente bien tener a su Tomatito moviéndose de aquella manera en su interior.

La velocidad incrementaba con cada movimiento, ambos se miraban a lo ojos mientras que juntaban sus labios. Sus corazones latían de manera acelerada y su respiración comenzaba a agitarse. 

-Oh~... A-ah~... ¡Nathaniel!

En uno de los tantos movimientos de Nathaniel, llegó a tocar aquel lugar que hizo que Marc perdiera el control ocasionando que gimiera mucho más alto liberando su semen.

Aquel orgasmo tensó todo el cuerpo del chico y sin darse cuenta apretó con sus músculos el miembro de Nathaniel provocando que él también eyaculara.

Ambos se abrazaron mientras intentaban regular sus respiraciones. Se miraron sonrojados y sonrieron al darse cuenta de que en algún punto habían llegado a perder el control dejándose segar por el placer.

Pero eso no iba a terminar ahí.

Ninguno se sentía satisfecho aun. El alcohol había causado aquel efecto en sus cuerpo y no se irían a dormir hasta saciar su deseo.

Cambiaron a una posición algo más cómoda. Marc apoyaba su pecho en algunas almohadas mientras elevaba descaradamente su trasero dejándolo a merced del pelirrojo.

Nathaniel cambió de preservativo, vertió lubricante y sujetó las caderas del azabache quien las movía juguetonamente.

Una vez más penetró al menor y esta vez se dejó dominar por el deseo moviéndose con rapidez en el interior de Marc. Él apretaba con fuerza las almohadas y ahogaba sus gemidos en las mismas.

La habitación estaba inundada de los ruidos obscenos, el choque de pieles y los gemidos que ambos soltaban sin poder contenerse.

Una vez más Marc perdió la cordura al sentir que era atacado una y otra vez en el lugar que lo volvía loco. Gritaba sin vergüenza el nombre de Nathaniel y lo acompañaba con gemidos.

Al escuchar los alaridos de placer el pelirrojo incrementó la velocidad asegurándose de llegar en la profundidad de su novio para poder provocarle todo el placer que buscaba. Adoraba sentir como el dulce chico lo apretaba y pedía por más.

Observó atento como Marc apretaba entre sus manos sus almohadas con cada penetración, arqueaba su espalda y perdía el control.

Ambos sintieron una corriente recorrer su espina dorsal y un cosquilleo en su vientre. Habían llegado al clímax.

-Marc...

-Nathaniel...

Unas últimas estocadas bastaron para que ambos llegaran al orgasmo y eyacularan sintiendo completamente satisfechos y cansados por lo que acababan de hacer.

Se recostaron mirándose frente a frente. Sonrieron con los rostros sonrojados.

Habían imaginado su primera vez algunas veces pero aquellos sueños no se asimilaban a la realidad. Habían compartido cuerpo y alma con el otro haciéndose uno. Les llenaba de felicidad saber que habían hecho el amor con la persona correcta.

Nathaniel tomó la mano de Marc y besó el dorso de esta.

-Mi bello príncipe... Esta será una noche que ni en mil vidas lograré olvidar.

Marc sonrió avergonzado ante las dulces palabras del contrario.

-Compartir nuestro amor es lo que llenará de felicidad el resto de mi vida. Y esta noche juramos ante la luna...

-Ser uno por el resto de nuestras vidas.

Sonrieron juntando sus frentes.

-Te amo~

Dijeron al unísono mirándose con ojos llenos de amor.

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