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Un nuevo comienzo

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Narrador Omnisciente

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Hace 9 años... 

Septiembre, 2020

Ninguno de los dos podía creer lo que estaba pasando, ambos habían sido aceptados en una de las universidades de arte más prestigiosas de Europa. Tanto esfuerzo durante tantos años de trabajo había valido la pena, por fin estudiarían en el lugar de sus sueños y lo mejor, lo harían juntos.

Nathaniel y Marc habían obtenido bastantes oportunidades por su primer proyecto, quien hubiese imaginado que aquel comic les abriría tantas puertas.

Ambos ya se habían graduado de la preparatoria y estaban más que listos para emprender ese importante viaje hacia Londres, sede de la reconocida universidad.

-Simplemente no puedo creer que esto en verdad esté sucediendo.

-¿Tú crees que yo no? Esto es lo mejor que nos ha pasado. Tú estudiarás literatura y yo arte, será increíble Marc.

-Estoy seguro de eso, mis padres están emocionados y muy orgullosos por esto.

-Los míos tambien, mi mamá se puso a llorar de la felicidad cuando le di la noticia.

-¡Esto es un sueño! Nos haremos grandes en ese lugar.

-¡Lo sé! Quien quiera ser un gran artista estudia allí.

-Mañana iremos a Londres... No lo puedo creer.

-Londres... Será increíble.         

•  •  •

Marc abrazaba a su madre con fuerza, tenía algunas lágrimas en los ojos, después de todo era probable que no la viera en un largo tiempo. Su padre no se quedó atrás y lo abrazó con fuerza, pequeñas lágrimas caían por sus ojos al ver a su adoración a punto de partir del nido.

Así se encontraban dos familias más, la familia Dupain-Cheng y la familia Kurtzberg. Marinette también había sido aceptada en aquella universidad y eso no era sorpresa, ella tenía mucho talento.

La voz de una mujer en un llamado hizo presencia por aquella parte de la estación, indicaba que era momento de abordar. Un último abrazo fue la despedida final y los tres jóvenes ingresaron al tren junto al resto de pasajeros con el mismo destino.

Una vez dentro del tren Nathaniel tomó la mano de Marc en un acto inconsciente y caminaron juntos hacia su asiento, para nadie era un secreto que ambos se gustaban prácticamente desde que se conocieron, pero eran los únicos que no parecían estar al tanto de aquel hermoso sentimiento.

Se sentaron es sus respectivos lugares y se prepararon para el largo viaje que les esperaba.

Su nueva vida estaba comenzando.

(...)

Londres, al fin habían llegado a su destino. Vaya que era una ciudad hermosa y estaban deseosos de recorrerla.

Los tres jóvenes se encontraban caminando por la estación buscando la salida o mejor dicho seguían a Nathaniel para encontrarla.

El pelirrojo había estado un par de veces en aquella ciudad, gracias a quien en su tiempo fue su expareja, pero nunca había permanecido allí por un tiempo demasiado prolongado, aunque estuvo lo suficiente como para "sobrevivir" y no perderse.

Al salir, encontraron un autobús con la insignia y los colores de la universidad a la que asistirían, ellos no eran los únicos estudiantes internacionales. Comenzaron a acercarse para preguntar si podían abordar y se dieron con la sorpresa de encontrarse con un rostro conocido, Luka Couffaine.

Aquel joven de mechones turquesa habían ingresado a la universidad el año pasado. Él era parte del comité de bienvenida y traductor para los estudiantes franceses que no se sintieran muy cómodos hablando ingles.

-¡Luka! 

Ambos azabaches se emocionaron al ver a su amigo y no dudaron en ir a abrazarlo, Luka correspondió el abrazo con gusto y alegría, a pesar de que aun mantenía comunicación con su mejor amigo y su "amor imposible" extrañaba demasiado verlos en persona.

-Los extrañe mucho chicos. Bienvenidos a Londres, espero vernos seguido en el campus. Déjenme ayudarlos a subir, ¿tienen sus identificaciones?

Ambos asintieron, se las mostraron y luego de revisarlas por fin abordaron el autobús. Nathaniel por otra parte hizo lo mismo luego de que sus amigos subieran. Él no se llevaba mal con Luka pero tampoco eran amigos demasiado cercanos. Practicamente su única conexión era Marc, el cual tenía una amistad muy cercana con Luka  desde incluso antes de que Nathaniel conociera al azabache con ojos esmeralda.

Subió al autobús y se sentó al lado de Marc quien le había guardado un lugar. Pasaron algunos minutos y por fin emprendieron rumbo hacia la universidad.

Llegaron luego de poco más de media hora de viaje e inmediatamente fueron a registrarse en dos grupos diferentes, los estudiantes que se internarían en el campus, o en otras palabras quienes vivirían en la universidad y los estudiantes que solo irían al campus a estudiar.

Ambos azabaches se internaron en la universidad, ya que no consiguieron un departamento cercano. En cambio, Nathaniel, tuvo la suerte de conseguir un lugar en el cual quedarse gracias a su familia, él viviría durante esos años en el penthouse de un hotel muy reconocido que se encontraba cerca de la universidad, un hotel perteneciente a la familia Bourgeois. El pelirrojo no tenía idea de como su familia le consiguió aquel lugar, o al menos no quería pensarlo, pero era mucho mejor que vivir en la universidad.

Marc tuvo la suerte de que su compañero de habitación fuera su mejor amigo, al parecer el antiguo compañero de cuarto de Luka había conseguido un departamento el cual compartía con su novia.

Marinette, como suele suceder, no tuvo tanta suerte. Su compañera era una chica que estudiaba arte dramático, ¿Cuál era el problema? La chica culpaba a Marinette de que su mejor amiga se haya ido.

•   •   •

Ya habían pasado un par días desde su llegada y justo ahora los cuatro amigos se encontraban sentados al rededor de una mesa en la cafetería mientras almorzaban y platicaban un poco.

-Sigo sin creer que estas viviendo fuera del campus.

Comentó Luka, aun procesaba la idea de que Nathaniel en verdad viviera solo en una ciudad extraña.

-Yo sigo sin creer que a ustedes les tocara en la misma habitación.

Respondió mirando con algo de molestia a ambos chicos.

-Ustedes tuvieron suerte, mi compañera de habitación es muy... intensa y no me agrada para nada...

Marinette confesó su sentir, en verdad no le agradaba aquella chica de cabello cobrizo era demasiado fastidiosa, arrogante, y lo peor, le recordaba a cierta castaña mentirosa.

-¿Te refieres a Jessica? -preguntó Luka.

-¿La conoces? -en su rostro se vio reflejada la sorpresa al escuchar al mayor.

-Claro que si, es muy buena chica. Tienes razón, es algo intensa pero cuando la conoces te das cuenta de que es alguien extraordinaria. No te estreses con ella, en verdad extraña a su mejor amiga.

-¿Como se llamaba su mejor amiga? -cuestionó Marc con curiosidad.

-Lila, Lila Rossi.

Aquel nombre hizo que Nathaniel casi escupiera el batido que estaba bebiendo. Marinette no tuvo una reacción diferente, ella casi se ahoga con un trozo del emparedado que estaba comiendo.

Las increíbles habilidades de Lila para mentir le habían ayudado a conseguir una beca en la universidad, mentir era como actuar, así que ella era una "diosa de la actuación", apodo que le pusieron sus compañeros de carrera.

Marinette no sabía que había pasado con Lila luego de sus primeros años en preparatoria, simplemente aquella castaña había desaparecido antes de que comenzara el último año por "una gran oportunidad", lo cual seguramente era una mentira para no estudiar, y resulta que ella había conseguido una beca en arte dramático.

-De hecho, mi antiguo compañero de habitación es el novio de Lila.

Dijo Luka con total tranquilidad, no tenía idea de todo el conflicto interno que había desatado en la cabeza de la chica que se encontraba a su lado.

-No sabía que Lila tuviera esas habilidades -mencionó el pelirrojo- me sorprende que ella haya comenzado a estudiar aquí antes que nosotros.

-Esto es increíble... 

Marinette estaba algo desconcertada, no se esperaba algo así y mucho menos de una persona que no había trabajado tanto como ella para poder ingresar a esa prestigiosa universidad. Ella decidió concentrarse en su comida, lamentablemente no pudo continuar al divisar a lo lejos a aquella castaña quien era acompañada con un grupo de chicas.

-Yo... Ya me tengo que ir.

Marinette se levantó, tomo sus cosas y corrió dejando a sus amigos muy confundidos por aquel comportamiento. Está claro que ella no iba a llegar lejos, en medio de su "escape" hacia su habitación, ella, chocó con una chica de cabello rosa y piel morena. Micaela Mitre.

-Cuanto lo lamento -Marinette se disculpaba con la chica mientras se levantaba.

-¡Mica! -un grito llamó la atención de ambas chicas.

Aquel chico de mechas turquesas se acercaba corriendo hacia ambas y al llegar le extendió una mano a la joven de cabello rosa.

-¿Te encuentras bien?

La morena se levantó con ayuda de Luka y solo asintió.

-¿Quien es ella?

Los tres amigos, que acababan de llegar al campus, cuestionaron con curiosidad al ver que Luka conocía a esa chica.

-Ella es Micaela, estudia en mi facultad. Mica es una talentosa cantante y además una excelente pianista.

La chica solo se alejó un poco y se ocultó detrás del mayor.

-Oh... Y tambien es un poco tímida. Micaela, ellos son mis amigos de París, el pelirrojo es Nathaniel, la chica con la que caíste se llama Marinette y por último él es...

-¡Tú eres Marc! ¿No es así? ¡Eres el mejor amigo de Luka!

La timidez se había ido de aquella chica en el instante en el que reconoció al mejor amigo de su novio, en verdad estaba emocionada de conocer al azabache del que tanto le habían platicado. Marc, a primera vista, parecía ser un completo amor de persona.

-A-así es... Yo soy Marc.

Cuando la chica se dio cuenta de que probablemente había asustado al azabache, regresó a su estado de timidez, susurró algo en el oído de Luka y luego se despidió con una sonrisa de sus, posibles, nuevos amigos.

-Ella es... Tan linda -susurró el pelirrojo.

Aquella chica le había parecido muy bella y estaba dispuesto a cumplir con aquella promesa que le había hecho a Marc. 

"Promete que dibujaras todo lo que llame tu atención, aunque Ladybug sea alguien increíble no es la única fuente de inspiración en este mundo":

No era quien para romper su promesa, además había pasado demasiado tiempo desde que dibujaba a una chica, más precisamente al rededor de 2 años.

-¿De donde la conoces?¿Ella es la chica de la que tanto platicabas?¿Hace cuanto se conocen?¿Estudian juntos?

Marc sabía que su amigo se encontraba en una relación, pero él no le brindaba muchos detalles con la escusa de que "Cuando se conozcan se llevarán muy bien y tú mismo le preguntarás todo lo que quieras saber".

-Primero, nos conocimos en la facultad. Segundo, sí, ella es la chica de la que te hablaba. Y tercero, ya te respondí con la primera pregunta.

-No comprendo nada...

Marinette sentía que se encontraba en un universo completamente diferente al no entender ninguna de las palabras que mencionaban sus amigos.

-Tranquila Mari, ya habrá tiempo de explicarte todo. Ahora les sugiero ir a verificar sus horarios y recuerden que tienen que asistir al taller de inglés para que se les facilite el idioma.


•  •  •

Sus primeras semanas en la universidad habían sido algo difíciles, aun aprendían y se acostumbraban a su nuevo entorno, organizaban sus tiempo y mejoraban su inglés.

El fin de semana había llegado, y no uno cualquiera. Esta vez no tenían tareas o trabajos para hacer, o al menos no eran muy complicados como para pasar todo el fin de semana encerrados en la biblioteca, como se les había hecho costumbre.

Ambos jóvenes planearon salir y conocer Londres, Nathaniel quería que Marc apreciara la ciudad y así tal vez obtenga un poco de inspiración, pues últimamente ya no tenía muchas ganas de escribir.

-Recuerden regresar antes de que la universidad cierre sus puertas o si no, Marc, se quedará afuera.

Luka había sido preciso y redundante con aquella indicación, pues él había vivido aquella situación de la que tanto advertía.

-¿Estás emocionado por conocer Londres?

La pregunta sonaba completamente absurda, pero aun así la hizo. Nathaniel era consiente del brillo y emoción que se hacían notar en los ojos esmeralda de su amigo, estaba más que claro que necesitaba salir del campus.

Una vez afuera de la universidad comenzaron con su paseo por la ciudad. Una vez con ambos pies fuera del lugar, Marc, salió corriendo sin mirar atrás. Nathaniel se encontraba sorprendido por aquella acción, rio en lo bajo y comenzó a perseguir al pelinegro.

Ambos se detuvieron después de haber recorrido una gran distancia, se miraron con una sonrisa mientras intentaban recuperar el aire.

-Sé que hay bastantes lugares con árboles y plantas en la universidad, amo la naturaleza, pero en verdad me hacía falta caminar por una ciudad.

-¿Caminar? Literalmente saliste corriendo.

-Lo sé pero tú entiendes a lo que me refiero.

- Estamos igual, yo tambien deseaba salir y "caminar".

-Pero tú sales de la universidad y vas a tu departamento, yo prácticamente me la pasé encerrado ahí dentro desde que llegamos. Es tan injusto.

-No creas que es así, yo solo salgo hacia mi departamento y regreso a la universidad. Yo tampoco tuve tiempo de caminar por las calles de Londres.

-Entonces... ¿Qué estamos esperando?

Marc animó con una sonrisa y un tono de voz entusiasta. Era cierto que él era un chico tímido y algo "inseguro", a ojos de los demás, pero en verdad era alguien que resultaba ser muy extrovertido y algo juguetón con las personas en las que guardaba una gran confianza, sin mencionar que al pasar los años su personalidad había dejado esa conducta algo "antisocial".

(...)

No habían recorrido mucho y tampoco tuvieron tiempo de pasear por los lugares turísticos, pero su caminata había resultado reconfortante y muy agradable para ambos.

Los dos chicos se encontraban sentados en el banco de un parque no muy lejano al río Támesis, de hecho lograban observarlo desde su lugar.

El pelirrojo se encontraba dibujando en su libreta, retrataba con entusiasmo y una sonrisa en el rostro el perfil de su acompañante quien se encontraba en completa calma, el azabache tenía una sonrisa ligera en sus labios que brillaban levemente por los rayos del sol que poco a poco desaparecía. Apreciar la serenidad del azabache era realmente reconfortante.

Por otro lado, Marc, no era consiente del dibujo de Nathaniel, pues se encontraba perdido en su propio mundo. Había pasado mucho desde que escribía algo y el paseo había sido de gran ayuda para que la inspiración regresara y diera paso a una pequeña historia de amor que él escribía con entusiasmo.

Algo tenían en común a pesar de hacer distintas cosas, ambos reflejaban sus más profundos deseos en aquellos delicados trazos en sus libretas.

-¿Ya terminaste tú dibujo de Micaela?

Marc preguntó de la nada, había terminado de escribir así que decidió hacerle plática a su acompañante.

Nathaniel cerró su libreta al escuchar aquella dulce voz, no quería ser descubierto. Se quedó congelado por un momento y reaccionó justo cuando el azabache lo miró algo extrañado por aquella repentina acción cuando intentó ver su dibujo.

-Amm... Si, ya lo terminé.

El pelirrojo sonrió de manera incómoda y apartó su libreta.

-¡Mira! -sacó su teléfono celular y comenzó a buscar aquel dibujo.

Sin duda estaba nervioso, pero Marc decidió ignorar ese hecho pues sabía que a Nathaniel no le gustaba mostrar sus dibujos hasta que estén concluidos.

-Lo hice en digital para probar una nueva técnica técnica. ¿Qué opinas?

-¡Está increíble! Retrataste a Mica de una manera única, estoy seguro de que amará el dibujo.

-¿T-tú crees?

Nathaniel se sentía halagado, Marc no solía expresar mucha emoción a menos de que algo le haya gustado en verdad o haya llamado su total atención.

-Tienes que enviarme ese dibujo, se lo mostraré a Luka de inmediato.

-En un momento te lo envío.

El ánimo y toda la emoción que se encontraba en Nathaniel había desaparecido al escuchar ese nombre, Luka.

Él no tenía ningún problema con el chico de mechones turquesa, pero sin duda había algo que lo incomodaba en la relación que tenían él y Marc. Pero... ¿Qué era? Simple, hubo un tiempo en el que Luka le gustaba mucho a Marc, y Nathaniel era muy consiente de que ese sentimiento de cariño aun podía permanecer en su acompañante.

-A Luka y a Mica les encantó tu dibujo.

Marc sonrió de forma inocente mientras cerraba sus ojos, tenía un leve rubor en sus mejillas y el pelirrojo no pudo dejar de ver cada acción del azabache, quien se encontraba con la mirada perdida en su teléfono manteniendo una animada conversación por mensaje con Luka.

-Marc...

Nathaniel rompió el silencio.

-¿Si?

Dejó de lado su teléfono y miró a su amigo al escuchar un tono algo serio.

-Cuando... ¿Cómo te diste cuanta de que...? O mejor dicho ¿cómo supiste que querías a alguien?

Marc se sintió algo sorprendido por la repentina, y algo extraña, pregunta pero de todas formas sonrió al "entender" a lo que se refería su amigo.

-No te sientas incómodo, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites. Y respondiendo a tu pregunta... Simplemente lo supe cuando examiné por completo mis emociones. Comprenderse a uno mismo es algo... Complicado.

Nathaniel se encontraba un poco más relajado, había querido hablar del tema hace mucho pero el miedo siempre se terminaba apoderando de él.

-No te angusties Nath... El amor no tiene porque juzgar a alguien, pero... si me parece algo malo de tu parte.

Al escuchar las últimas palabras, el pelirrojo, se quedó sorprendido, confundido y algo desconcertado.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

-No puedo creer que te guste alguien que ya tiene pareja.

¿Pareja?, eso fue lo que pensó Nathaniel, sacudió la cabeza y miró con confusión al azabache.

-¿De qué crees que te estoy hablando?

Ahora el confundido era Marc, inclinó levemente su cabeza hacia un lado sin dejar de mirar al pelirrojo y solo respondió con timidez.

-¿A ti no te gusta Micaela?

Cuando recibió aquella respuesta dada de una forma tan inocente, Nathaniel, comenzó a reír y comprender que todo había sido un malentendido por parte de Marc, quien ahora se encontraba más confundido por la repentina reacción del pelirrojo.

-¿Qué?¿Qué dije?

-¿Creías que estaba enamorado de Micaela?

-Sí...

Volvió a responder con timidez.

-Eso.. Eso no es, creo que no entendiste lo que quería decir.

-Eso creo -Marc soltó una pequeña risa al comprender el malentendido- Perdón, estoy muy distraído últimamente.

-No te preocupes porque estamos igual.

-¿Qué es lo que en verdad querías preguntarme?

-Bueno... Yo quería saber... ¿Cómo es que tú te diste cuenta... d-de que eras...

Al instante Marc comprendió a lo que se refería y solo sonrió con sinceridad para completar la frase que el pelirrojo era incapaz de pronunciar por miedo.

-¿Cómo me di cuenta de mi orientación sexual?

-S-si..

-Oh Nathaniel... No te sientas incómodo en hablar sobre ese tema, es algo que debe dejar de ser un tema prohibido. 

-Ah... Lo sé pero... Siento que si comenzamos a hablar sobre el tema yo tal vez te puedo incomodar con mi ignorancia y me da miedo que te molestes conmigo.

-Por supuesto que no... Ahora dime... ¿Quién es el chico que te hace dudar~?

Una vez más, Nathaniel, presenció aquella personalidad juguetona que tenía el de ojos esmeralda, ojos que no podía dejar de mirar en ese momento.

-¿Es alguien de tu facultad?¿Un profesor quizá?

Justo en ese momento, Nathaniel le hacía honor a su apodo, parecía un verdadero tomate.

-¡Marc! ¿Cómo puedes decir esas cosas?

Ante la reacción Marc solo se echó a reír, cuando Nathaniel se enamoraba parecía ser un verdadero manojo de nervios que siempre se encontraba completamente vulnerable.

-Lo siento... Es solo que es lo que suele pasar.

-No... No hay alguien en especial, solo me dio curiosidad saber ese aspecto de tu vida.

-Oh, ya veo... Bueno, creo que conversamos muy poco al respecto, pero no está demás recordar esos tiempos.

Nathaniel se calmó y asintió ante las palabras del azabache.

-Sé que yo era muy joven cuando me di cuenta, era un niñito de 13 años que comenzaba a descubrirse a si mismo. Sabes que mi primer interés "romántico" fue Luka, nuestra amistad había durado tanto que comencé a darme cuenta de que lo quería de otra forma y así fue como me di cuenta de quien era en realidad.

-¿C-cómo lo asimilaste?

-Al comienzo quise negarlo pero... luego me di cuenta de que no tenía nada de malo y comencé a aceptarme a mi mismo. Dicen que lo más duro a enfrentar es la familia, y si, en parte tienen razón pero yo creo, por mi experiencia, que lo más difícil es enfrentar lo que dirán los demás, los amigos, conocidos y todos en general. Porque... aunque no queramos aceptarlo lo cierto es que lo que diga la sociedad siempre nos va afectar. Incluso en cosas de las que ni nos damos cuenta...

-¿Tenías miedo?

-Por supuesto que lo tenía, era un completo desastre. ¡Parecía un gatito asustadizo!... Y tuve la fortuna de que mi mamá estuviera siempre ahí para mi, mi suerte era increíble pues cuando salí del closet mi familia me trató como siempre y me aceptaron como era.

-Eres muy afortunado.

-Lo sé... Mi primo decía que era muy obvio -rio levemente- tal vez sea cierto, creo que al comienzo siempre doy esa impresión.

-Bueno...

Marc miró con intensidad a Nathaniel, estaba ansioso por saber que diría.

-Tengo que admitir que la primera vez que te vi... Fuera de lo que sucedió... Me pareciste una persona verdaderamente...

Nathaniel dejó de hablar justo cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de decir, un tono carmesí se apoderó de sus mejillas y solo apartó la mirada. No quería que Marc lo mirara en ese momento.

-Creo que es momento de que regresemos o te quedarás fuera.

El pelirrojo evitó el tema, sacó su teléfono y miró la hora, efectivamente era el momento de irse.

-No puedo creer que tardamos tanto, solo me quedan 15 minutos.

No era demasiado tarde, pero las puertas de la universidad se cerraban a las 7:00 p.m los fines de semana.

Nathaniel y Marc se levantaron y comenzaron a correr, para su infortunio habían llegado tarde y la universidad ya se encontraba cerrada. Miraron a su alrededor y notaron que no eran los únicos que se habían quedado fuera. Algunos estudiantes intentaban llamar la atención de los guardias de seguridad para poder entrar, pues no tenían un lugar en donde quedarse a dormir esa noche y trepar la cerca no era una buena decisión pues la parte superior se encontraba electrificada.

-Esto no puede ser...

Marc no sabía que hacer y Nathaniel encontró una posible solución, una solución que era muy obvia en la que el azabache no había pensado.

-¿Y si te quedas en mi departamento por esta noche?

Los ojos esmeralda se abrieron con sorpresa.

-No quiero incomodar Nath, encontraré la forma de entrar.

-Marc, sabes muy bien que no abren las puertas bajo ninguna circunstancia.

Las palabras del pelirrojo eran ciertas, hace una semana había ocurrido algo similar, casi diez estudiantes habían llegado tarde y no les abrieron hasta que llegó la mañana siguiente.

El azabache examinó la situación y decidió aceptar la propuesta.

-Te debo una Nathaniel.

-Para están los amigos...

Ambos se alejaron de la universidad y caminaron algunas calles hasta llegar al hotel. El botones los dejó pasar y ambos caminaron hacia el ascensor. Marc se encontraba asombrado y algo temeroso, nunca había estado en un lugar así.

Subieron hasta el último nivel, el azabache fue guiado por el pelirrojo hasta su actual departamento. El pelirrojo introdujo el código de acceso y ambos se adentraron al lugar.

-Guau... Tú departamento es increíble.

-Lo sé, tuve la misma reacción cuando llegué.

-¿Cómo conseguiste este lugar?

-Mi mamá me facilitó eso.

-Y yo creí que tenía unos padres maravillosos.

Nathaniel rio bajo ante la reacción de Marc y se limitó a seguir con la mirada al pelinegro quien parecía un pequeño niño explorando un lugar que nunca había imaginado.

-Dormirás en mi cama.

-¡¿Qué...?! ¡No! Ya hiciste suficiente por mi, me niego a dormir en tu habitación.

-Lo harás o te quedarás afuera de la universidad temblando de frío, esa será mi condición. Dormirás en mi cama o sino regresarás a la calle.

-No conocía ese lado de ti Kurtzberg.

-Pues ahora sabes que soy así. Vamos a mi habitación.

Marc dudaba en quedarse, sabía que ahí estaría seguro pero se sentía algo incómodo al recibir aquella condición. Siguió con inseguridad a Nathaniel hasta su habitación sin tener otra opción.

-Creo que te puedo prestar algo de ro-

-¡NO! Ya hiciste demasiado, además yo puedo estar cómodo con la ropa que traigo.

Nathaniel suspiró y solo asintió, quería ayudar a Marc pero se dio cuenta de que solo lo estaba incomodando.

-Está bien... Ponte cómodo...

Nathaniel miró una vez más a Marc quien se había quedado inmóvil en la puerta de la habitación. El azabache se encontraba levemente sonrojado y allí fue cuando se dio cuenta de que no aclaró algo MUY importante. Nathaniel una vez más era un completo tomate.

-N-no te preocupes... N-no dor-miremos juntos.

Marc se sintió un poco más aliviado y soltó un suspiro liberador al escuchar esas palabras, estaba algo nervioso y aunque suponía que no dormirían juntos, de todas formas la respuesta de Nathaniel lo tranquilizó.

-Ya me había asustado.

Ambos rieron y el ambiente se relajó.

-Puedes dejar tus cosas en donde desees... Yo dormiré en el sofá.

-¿Por qué yo no duermo en el sofá?

-Porque el sofá es mucho más cómodo que la cama. Créelo o no, pero durante toda mi estancia dormí más veces en el sofá que en mi cama.

-¿En serio?

-Sip, este sofá es realmente cómodo.

Nathaniel se sentó en el sofá que se encontraba a un lado de la habitación, no muy lejos de la cama y de una ventana.

-Ahora tengo una escusa para dormir aquí.

Marc rio y al poco tiempo su risa fue contagiada a Nathaniel.

-Ahora si, ponte cómodo. Yo iré a cambiarme.

-Está bien.

Marc se quitó la chaqueta negra que traía, dejando ver la camiseta roja sin mangas que tenía puesta. Se acercó a la ventana y observó la vista que podía apreciar desde aquel lugar tan alto.

-Es hermoso... -susurró mientras seguía contemplando la ciudad.

Nathaniel miraba con atención a su acompañante, una vez más era testigo de aquella mirada que reflejaba emoción, curiosidad y alegría, un complemento perfecto para aquellos bellos ojos esmeralda.

-Vaya que es hermoso -pensó en voz alta.

Se sonrojó al darse cuenta de lo que había salido de sus labios. El pelirrojo no mentía, su vista era hermosa, frente a él se encontraba un azabache con un cuerpo bastante atractivo para cualquiera, el cual solo estaba cubierto con una camiseta sin mangas y unos pantalones de mezclilla, sin mencionar que su cuello era adornado con una gargantilla.

-Creo que es momento de...

-¿Dormir? -Marc interrumpió al pelirrojo- Ni creas que dormiré a estas horas, recién van a ser las ocho, me niego a dormir tan temprano.

-Tú ganas, ¿Qué quieres hacer?

(...)

Habían pasado poco más de dos horas y el momento de dormir había llegado.

Marc ya se encontraba rendido, se había acostado e inmediatamente cayó en un profundo sueño. Cuando Nathaniel se dio cuenta, cubrió su cuerpo con una manta.

El pelirrojo regresó al sofá y desde ahí miraba con algo de intensidad al azabache. 

Las luces se habían apagado y el lugar se encontraba en completo silencio. Nathaniel tomo su libreta y hojeó las paginas hasta llegar al último dibujo que había hecho.

Suspiró de forma tranquila y una vez más miró al "bello durmiente"

-La primera vez que te vi... La "decepción" que mostré en ese momento... En realidad era asombro y sorpresa... Y cuando por fin te conocí, cara a cara y sin suposiciones... Oh Marc, me pareciste alguien demasiado hermoso y desde entonces me fue imposible dejar de mirarte. Me di cuenta de que la belleza que traías no solamente era exterior, tu corazón estaba tan lleno de bondad que no dejaba de lamentar haber herido los sentimientos de alguien como tú.

Nathaniel dejó la libreta a un costado y se levantó para acercarse hacia la cama deteniéndose justo a un lado.

-Cuando esa pequeña "relación", que tomamos como juego, comenzó y terminó, verdaderamente me sentí extraño y comprendí que desde la primera vez que te vi, en el fondo, supe que te quería. Me dolió verte al lado de otros hombres mientras crecíamos y trabajábamos juntos. Hasta hace algunos días no me había dado cuenta de lo que realmente sentía y por fin logré comprender.

Miró con atención las facciones del azabache que eran levemente iluminadas por los rayos de luna que se asomaban por la ventana, aquella imagen derretía su corazón. Su piel sin imperfecciones de leve toque canela, su cabello oscuro y sedoso, su largas y delicadas pestañas y sus labios algo abultados de bello color. Marc se veía tan pacífico durmiendo, tan tranquilo y sereno. Nathaniel sonrió y volvió a suspirar.

-¿Qué es lo que me has hecho Marc Anciel?

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