nueve.


Aún siento algo por ti, Maya...

—Maya...

—Necesito entender qué sientes por mí...

—¿Maya?

—Solo quiero entender, ¿qué clase de juego estás jugando...

—¡Maya!

Aquella repentina voz me sacó de mis pensamientos haciéndome percatar que me hallaba sentada junto a mis padres quienes ahora se encontraban mirándome con expresiones de confusión en sus rostros.

Les dediqué una mirada a ambos antes de soltar un profundo suspiro. Una vez más mi mente me obligaba a revivir lo que había pasado anoche, de la misma forma que lo hizo toda la noche impidiéndome conciliar el sueño como creía que ya había superado.

Pero realmente me lo merecía esta vez. Me merecía cada pizca de culpa que rondaba por mi cuerpo desde el momento en que Lucas y yo nos separamos de aquel beso. Del beso que le había correspondido.

—Lo lamento —murmuré ante sus miradas que no se apartaron nunca de mí.

—¿Qué pasa, niña? —preguntó mi papá frunciendo el ceño.

—N-Nada... solo...

—¿Te sientes bien, mi amor? —cuestionó ahora mi madre tomando mi rostro con su mano para inspeccionarlo—. Luces pálida y tienes los ojos muy hinchados.

Me aparté de su agarre—. No es nada mamá... dormí hasta muy tarde, debe ser eso.

Eso y que pasé toda la noche llorando también.

—Le dije a tu madre que no era buena idea dejarte ir a esa fiestecita una noche de escuela —se apresuró a intervenir Shawn.

—Llegó a casa poco después de medianoche, los dos sabemos que está acostumbrada a dormir más tarde que eso Shawn, así que no creo que sea eso —aclaró mi madre—. Maya, ¿pasó algo anoche?

Sentí ganas de vomitar tan solo de escuchar la pregunta de mi mamá. Mis ojos se cristalizaron obligándome a apretar mi mandíbula para evitar que estas salieran de mis ojos pero no estaba segura cuanto más podría mantenerlas dentro, no luego de sentir sus profundas miradas sobre mí.

El zumbido del timbre del apartamento los obligó a enfocar sus miradas a la puerta permitiéndome cerrar mis ojos y limpiar rápidamente las lágrimas que habían corrido por mis mejillas ante aquella acción sin que pudieran siquiera notarlo.

—Yo voy.

Dijo mi papá poniéndose de pie para caminar hasta la puerta y abrirla revelando a la persona detrás de esta.

Todo pasó tan rápido que ni siquiera tuve tiempo para entrar en pánico sobre quién podría encontrarse detrás de la puerta, pero les puedo asegurar que estaba realmente aliviada de estar observando a Zay detrás de esta, sabiendo que las probabilidades de que se tratase de la última persona a la que quería ver hoy eran enormes luego de haber ignorado todos y cada uno de sus mensajes y llamadas tras haber huido de él anoche.

—Qué tal, Zay —Shawn sonrió—. Hace tanto que no vienes. Pasa.

—Gracias, Sr. Hunter —él sonrió también.

—Vamos, ya hablamos de esto...

—Tienes razón, lo siento —soltó una ligera risa—. Gracias Shawn.

—Me alegra tanto verte Zay —fue ahora mi madre quien lo saludó—. Te hemos extrañado por aquí.

—Sí, he estado ocupado con las prácticas y eso... —respondió rascando su nuca.

—También estamos felices de que estés aquí porque tú nos puedes decir si pasó algo anoche. Maya ha estado actuando extraño toda la mañana y sabemos que fuiste con ella.

Zay abrió la boca claramente nervioso ante la pregunta de mi papá y sin dudarlo, giró para dedicarme una corta mirada que le respondí con ojos suplicantes que afortunadamente lo hicieron entender, por lo cual respondió lo siguiente.

—No, no pasó nada raro. Incluso nos mensajeamos esta mañana recordando lo divertido que estuvo, ¿no?

Simplemente sonreí y asentí. Ambos me escanearon con la mirada una última vez antes de intercambiar un par de miradas extrañadas y finalmente, sonrieron.

—Bueno, me alegro que te hayas divertido —dijo mi mamá—. Y ahora que esto está aclarado puedo irme. Tenemos entregas hoy en la pastelería y se me está haciendo tarde —exclamó levantándose de la mesa para colocar sus platos en el fregadero.

—Yo también me tengo que ir niña, tengo una reunión con los editores —agregó Shawn haciendo lo mismo—. Pero Zay está aquí y él puede hacerte compañía mientras terminas tu desayuno.

—Sí, por supuesto —respondió Zay tomando asiento a un lado mío.

—Solo no te demores mucho, mi amor, también se te está haciendo tarde para la escuela —continuó depositando un beso en mi cabeza—. Te amo.

—Que tengan un buen día chicos.

—Gracias Shawn. Ustedes también.

Dijo Zay antes que ambos salieran y al apenas cerrarse la puerta, él giró para mirarme de nuevo borrando cualquier rastro de sonrisa de su rostro.

—Siento haber venido sin avisar —finalmente habló.

—No pasa nada... pero creo que también deberíamos irnos.

Supliqué levantándome de la misma manera que mis padres lo hicieron segundos atrás y caminando hacia la sala para tomar mi mochila sabiendo que no era capaz de hablar con nadie, ni siquiera con él.

—Espera, Maya —suplicó poniéndose también de pie—. Estoy aquí por un motivo. Quería hablar contigo.

—No me siento muy bien Zay —confesé para caminar hacia la puerta tomando la perilla—. Así que podríamos irnos por fa...

—Maya, te vi besándote con Lucas anoche.

Soltó sin más logrando que me congelara de pies a cabeza frente a la puerta.

No, no, no, esto no podía estar pasando. No, simplemente no podía. Esto tenía que ser alguna especie de mal sueño, una pesadilla, lo que sea pero no podía ser el mundo real.

Tan solo me tomó un par de segundos antes de que las lágrimas invadieran mis ojos obligándome a bajar la mirada, totalmente avergonzada de mí pero aun siendo incapaz de girar y mirar a Zay.

Ya de por sí me sentía como una basura, me odiaba como nunca lo había hecho, me repetía que era la peor persona en este planeta así que, ¿cómo se suponía que podría confrontar a alguien más? Ya de por sí era mi peor enemiga.

—Maya —repitió tras darse cuenta que no diría una sola palabra—. Lamento soltarlo de esta manera... practiqué mil formas de decírtelo camino aquí pero ninguna era lo suficientemente amable así que pensé que lo mejor era solamente decirlo y ya porque sé que hay una explicación para eso.

—¿Amable? —solté una ligera risa siendo por fin capaz de levantar la cabeza—. No merezco que me traten así, Zay. Soy la peor persona en este mundo y merezco que me trates como tal.

Finalmente me armé de valor para girar y mirarlo fijamente a los ojos por primera vez desde que llegó. Él parecía también batallar por mantenerla unida a la mía y no lo culpaba, ¿cómo se supone que podía ser amigo de alguien como yo? Si es que aún quería serlo.

—No tienes que ser tan dura contigo, Maya. Estoy seguro que sea lo que sea que eso fue tiene una explicación.

Negué—. No. No hay ninguna explicación, Zay. Es exactamente lo que viste. Besé a un chico mientras estoy con otro —asentí sintiendo las lágrimas rodar de nuevo por mis mejillas—. Engañé a Josh con Lucas. Eso es lo qué pasó.

—¿Pero por qué lo hiciste? —inquirió caminando hacia mí—. ¿P-Por... cómo es que pasó? ¿Lucas y tú están...?

Mi respiración comenzó a acelerarse. Si ya de por sí me sentía como la peor persona de este planeta, saber que le había estado mintiendo a mi mejor amigo todo este tiempo me hacía sentir mucho peor. Si es que eso era posible.

—Lucas y yo casi nos besamos hace dos semanas. Vino a casa el día después de haber estado en detención. Charlamos y antes de que pudiéramos notarlo estábamos por besarnos. No lo hicimos. Él se apartó. Pero después hablamos de lo que había pasado y ambos acordamos que ninguno de los dos sintió que había estado mal. Estábamos intentando averiguar nuestros sentimientos por el otro y entonces llegó Josh y todo se fue a la basura. Discutimos mucho y acordamos que estábamos equivocados. Fue entonces que Josh y yo empezamos a salir. Pensé que Lucas y yo éramos historia de nuevo pero resulta ser que él aun siente algo por mí. Es por eso que me besó anoche... y yo le correspondí.

Confesé sintiendo un peso monumental que había estado cargando, desaparecer de mi cuerpo. Por primera vez en dos semanas había sido completamente honesta con alguien. No más verdades a medias. No más mentiras. No las podía seguir soportando. Habían sido todas las mentiras las responsables de todas las malas decisiones que había tomado hasta ahora.

La mirada de Zay se perdió en el vacío, obviamente estaba procesando todo lo que acababa de escuchar. Pero cada segundo que permanecía en silencio lograba que mis lágrimas corrieran con mayor intensidad que de alguna extraña manera había conseguido retener mientras hablaba.

—Y ese es el verdadero motivo por el que empezaste a actuar tan extraño, ¿no es así?

Asentí enteramente avergonzada de mí—. Lo lamento, Zay. Soy la peor amiga de este mundo. Soy la peor novia. Soy una horrible persona.

—¿Riley sabe sobre esto?

No tuve que decir nada. A Zay simplemente le bastó con mirarme a los ojos para saber la respuesta y sintiendo que mis piernas no podían más, tomé asiento en el sillón ocultando mi rostro bajo mis manos.

No crean que no había pensado en Riley. No solo había besado a su ex novio, sino que ahora había engañado también a su tío. Era la peor amiga en este planeta y no sabía si sería capaz de perdonarme todo lo que había hecho estas últimas semanas. Mucho menos después de habérselo ocultado.

—Maya, yo sería la última persona en juzgarte en este planeta. No luego de saber que te gustó por dos años enteros.

—¡No me gustó, Zay! —alcé la voz—. Nunca me gustó Lucas. Solo creí que me gustó.

—Maya, nunca le dije nada a nadie pero yo nunca me creí ese cuento de que creíste que te gustó Lucas porque te habías convertido en Riley. Yo sé que lo que ambos sintieron por el otro fue real. Solamente se creyeron la primera historia que alguien les dijo para terminar con ese estúpido triángulo sin que nadie saliera herido.

Mis lágrimas cesaron ante las palabras de Zay. Giré para observarlo de nuevo y él tomó asiento a un lado mío. No, no necesitaba algo más para pensar de lo que ya lo hacía.

—Yo sé lo que sentí, Zay.

—Bueno, entonces quizás tú no, pero yo te puedo asegurar que a Lucas en serio le gustaste. La verdadera Maya. ¿Sabes cómo lo sé? —exclamó más acelerado—. Porque cuando aun estaba en Texas, Lucas hablaba de ti de la misma forma que hablaba de Riley. A veces incluso más que de ella. La belleza rubia, ¿recuerdas?

La belleza rubia. Lo recordaba.

—Él siempre me decía lo divertida que eras, que disfrutaba pasar tiempo contigo, que siempre lograbas hacerlo sonreír, que sentía que tenía la necesidad de protegerte. Maya, sólo tenía catorce años pero ambos sabemos que eso suena a alguien enamorado.

Sentí la necesidad de apartar mi mirada. Hasta ayer aquellos pensamientos existían únicamente en mi cabeza, eran solo especulaciones de cosas que no tenía manera de probar. Que no tenía hasta ahora. ¿Así que todo este tiempo estuve en lo cierto?

—Eso no cambia el hecho de que lo besé estando con Josh.

No lo hacía. No importaba lo que había pasado dos años atrás. Todo había cambiado desde entonces. Hubiera sido bueno saberlo en ese entonces pero ahora no cambiaba nada. Aún había engañado a Josh.

—No sé porqué lo hiciste Maya. Pero no puedes regresar el tiempo y cambiarlo. Pasó y tuvo que pasar por algún motivo.

—No lo sé —las lágrimas regresaron a mí—. Zay, en serio me gustaría decirte porqué pero no puedo. No sé porqué lo hice. Por un momento olvidé que estábamos ahí y sentí que habíamos vuelto a Texas y que necesitaba hacer que pasara lo que no pasó entonces. Fui tan estúpida.

—Yo creo que él sintió lo mismo. De hecho pienso que fue por eso que lo besaste —señaló haciéndome fruncir el ceño—. Creo que ambos tenían un asunto pendiente y tarde o temprano tenía que resolverse.

—Eso no justifica lo que hice.

—¿Cambió lo que sientes por Josh?

Negué sin una sola pizca de duda—. Me gusta Josh de la misma forma que me ha gustado desde hace ya tres años. ¿Piensas que estaría así si no lo hiciera? No puedo creer que le hice esto a él. Mucho menos que luego de hacerlo fui y lo besé como si nada hubiera pasado. Él no merece nada de esto y no quiero perderlo.

Las lágrimas corrieron con gran intensidad por mis mejillas causando que Zay se acercara a mí para limpiar algunas de estas.

—¿Y cambió lo que sientes por Lucas?

Suspiré con pesadez—. Nunca he sabido lo que siento por Lucas, Zay. No lo hice hace dos años, no hace dos semanas, no lo hago ahora.

Zay suspiró también y luego de tan solo un par de segundos, me sostuvo entre sus brazos permitiéndome por primera vez dejar que las lágrimas corrieran realmente como no lo habían hecho hasta ahora. No sabía lo mucho que necesitaba un abrazo hasta que sentí sus brazos alrededor mío.

Pero nada me hacía sentir mejor. Seguía sintiendo la misma culpa que antes. El mismo odio. El mismo miedo. Topanga tuvo razón aquella fiesta de año nuevo: no estaba siendo nada sencillo.

•••

—Creo que es hora de que me vaya yendo...

Dijo Zay haciendo que me incorporara para tomar asiento luego de que había pasado no sé cuanto tiempo ya recostada con mi cabeza sobre su regazo —pero sabía perfectamente que podría tratarse de las últimas horas— mientras él se levantó del sillón, tomando su chaqueta del suelo y volviendo a colocarse esta.

—Gracias por quedarte conmigo.

Sonreí observándolo tomar ahora su mochila del otro sillón junto a él. Sip, luego de lo miserable que terminé gracias a nuestra charla, sabía que no había manera posible de que fuera a clases sin hacer más que obvio que algo me ocurría y lo último que necesitaba era a Farkle o Smackle preocupándose por mí. Y muchos menos toparme con Lucas luego de lo ocurrido.

Afortunadamente para mí, Zay se ofreció a quedarse conmigo todo este tiempo y aquí estábamos, seis horas más tarde aun sentados en mi sala de estar.

—Sabes que me quedaría si fuera por mí pero...

—Sé que no puedes faltar a más prácticas —dije antes que él pudiera—. Lo digo en serio, no tenías que haberte quedado pero aún así lo hiciste y en verdad lo aprecio.

—Haría cualquier cosa por ti, Maya —respondió—. Para eso están los mejores amigos.

No pude mantener mi sonrisa luego de escuchar sus últimas palabras. Él y el resto pudieron haberme perdonado por ocultarles todos esos secretos pero eso no significaba que me sintiera menos culpable de haberlo hecho en primer lugar. Mucho menos por el hecho de que aún seguía ocultándole algunos secretos a la persona a la que supuestamente llamaba mi mejor amiga desde que tenía memoria.

—¿Estás segura de que lo vas a hacer? —preguntó luego de permanecer en silencio y sin dudarlo, asentí.

—Llamaré a Josh y le diré que necesito hablar con él.

—Todo va a estar bien, Maya —me animó—. Estás haciendo lo correcto.

—Lo sé.

Algo parecido a una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras oculté mis manos en mis bolsillos. No estaba segura si estaba haciendo lo correcto pero sí lo estaba en que aquello era lo que debía hacer.

Zay me devolvió aquella sonrisa y caminó hacia la puerta para abrirla, sin embargo, antes de dar un paso fuera de mi apartamento, giró para observarme de nuevo claramente batallando entre decirme aquello que estaba por decirme o no.

—En verdad creo que deberías hablar con Riley y contarle todo. Es tu mejor amiga. Merece escuchar todo de ti.

Bajé mi mirada. Zay tenía razón. Por supuesto que lo sabía y sabía que debía empezar a hacer bien las cosas y para lograrlo, lo primero que debía hacer era dejar de ocultarle cosas a mi mejor amiga.

—Lo haré. Haré eso antes de hacer cualquier otra cosa.

Zay sonrió de nuevo, esta vez, más grande que antes—. Bien —suspiró—. Supongo que nos veremos mañana.

Asentí de nuevo regalándole una pequeña sonrisa viéndolo irse esta vez en serio. La puerta se cerró y me tomó un minuto ordenar mis ideas de nuevo ya que lo que estaba por hacer muy probablemente terminaría con una de las mejores cosas que me había pasado en la vida entera.

Le había mentido a Zay. No estaba segura de lo que estaba por hacer pero sabía que debía hacerlo, así que —no queriendo pensar de más mis pensamientos— tomé mi celular y comencé a subir las escaleras para dirigirme a mi habitación.

Me senté sobre mi cama una vez dentro de esta, cerrando mis ojos por un segundo para intentar calmar mi respiración y cuando los abrí, estos se enfocaron inmediatamente en mi guitarra. Ahora no solo veía a Riley en ella. Veía a Riley, Lucas, Josh, aquella fogata y ese estúpido beso y por primera vez, me sentí segura sobre qué debía hacer, tanto que rápidamente busqué a aquella persona en mi lista de contactos antes que las dudas me consumieran de nuevo.

Uno, dos, tres.

Es el número de veces que escuché al celular timbrar antes que la llamara fuera atendida y de alguna extraña manera, sentí una especie de calma apoderarse de mí de tan solo escuchar su respiración al otro lado de la línea.

Ha pasado mucho tiempo, Maya.

Una sonrisa llena de paz se dibujó en mi rostro al escuchar su voz—. ¿Qué tal todo Matthews? ¿Se encuentra bien?

Sí, Maya, estoy bien. Supongo que debo hacerte la misma pregunta... ¿qué ocurrió?

Me conocía perfecto. Esta definitivamente no era la primera vez que lo llamaba desde que se habían mudado a Londres. Todos estos meses habían sido horribles para mí pero hubieron ciertos momentos que me hicieron buscar ayuda en la única persona que sabía tenía todas las respuestas que necesitaba.

Estaba deseando que también las tuviera ahora.

—¿Recuerda la vez que escribió la palabra naturaleza en la pizarra y le pegó con un palo un par de veces y nos dijo que quería prepararnos para lo que venía?

Lo recuerdo.

—¿Cree que nos preparó bien? —pregunté tímidamente—. ¿Cree que luego de eso estamos listos para cualquier cosa que la naturaleza nos traiga?

¿Josh ya te pidió que fueras su novia?

Apreté mis ojos al escuchar su pregunta. No solo sabía sobre Josh y yo sino que además sabía que él estaba planeando pedirme que fuera su novia lo cual significaba que Josh había hablado con él sobre mí. Sobre nosotros.

—Él le dijo.

Rió—. Quizá actúe como la sabiduría andante para ti pero aún sigue siendo mi hermanito menor. Aún me pide consejos de vez en cuando.

—¿Me pedirá que sea su novia?

Eres una chica muy inteligente, Maya. Creo que tú sabes muy bien esa respuesta así que por qué no mejor continuas con tus preguntas.

Tenía razón. Sabía la respuesta y eso era lo que más me dolía.

—¿Aún cree en el perdón?

Aún.

Suspiré sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas que no podía controlar—. ¿Y Josh?

Una larga pausa se hizo escuchar al otro lado—. Creo que eso depende de Josh, Maya, pero sé que le enseñé muy bien aquello. ¿Tú lo perdonarías si él hubiera hecho lo que tú le hiciste?

Una primera lágrima corrió por mi mejilla. Nunca llegué a pensar en eso y no estaba segura. Estaba segura que no merecía su perdón así que quizá no lo haría si estuviera en su lugar. Pero yo no era Josh. Definitivamente no era él. Él nunca hubiera hecho algo así en primer lugar.

¿Lo que sea que ocurrió te ayudó a aclarar tus sentimientos por Lucas?

Soltó luego de no obtener respuesta de mi parte solo logrando que frunza el ceño. ¿También sabía sobre eso? Eso significa que... ¿Josh no estaba del todo seguro sobre cómo había reaccionado ante mi confesión el día de nuestra primera cita que tuvo que acudir a su hermano por ayuda? ¿Se sentía inseguro sobre eso?

—¿Riley sabe algo de esto?

No. Pienso que tú deberías ser quién le diga.

—Lucas me besó. Me besó en serio esta vez y yo le devolví aquel beso. Y me arrepiento de haberlo hecho más que cualquier otra cosa en toda mi vida.

¿Y eso por qué?

—Porque no quiero perder lo único de lo que he estado segura por mucho tiempo en mi vida por algo que ni siquiera logro entender y nunca lo he hecho.

Sentí mi voz quebrarse mientras las palabras salían de mi boca. Una vez más estaba hecha un desastre y esta vez no había ningún Zay para ayudarme.

¿Recuerdas los votos de tus padres? —preguntó de repente.

—Sí, eso creo.

Tu madre dijo algo sobre la vida que has llevado hasta ahora y si te preguntas si sabe que está haciendo con ustedes.

—Lo recuerdo.

Sé que tú sabes que la vida se preocupa por ti, Maya. Se preocupa tanto que cada decisión que tomas es parte de algo más grande, más increíble, algo que está destinado a suceder... incluso cuando sientas que no has tomado la correcta. Llamaste para pedir mi consejo y aquí está: habrá momentos en los que creas que tomaste malas decisiones y tal vez lo hayas hecho, pero eso es parte de la naturaleza, la naturaleza humana. Cometemos equivocaciones. No somos perfectos. Pero lo bello de ser humano es que ninguna de nuestras equivocaciones es un error, solo terminan siendo lecciones y yo sé que tú puedes aguantar muchas de ellas.

De alguna manera pude dibujar una sonrisa en mi rostro ante sus palabras. Entendí aquello que quería decirme y sabía que él era la única persona que podía conseguirlo.

—Gracias, Matthews. La vida está siendo un poco dura sin sus lecciones para guiarnos.

La vida sabe que estás lista para enfrentar lo que sea que venga de otro modo no estaríamos hablando ahora. Confío en ti, Maya. Tomarás buenas decisiones de ahora en adelante.

—Creo que lo haré. Y ahora sé que lo primero que debo hacer es contarle todo a Riley.

Ahí lo tienes.

Aunque no pudiera verlo ahora, sabía que estaba sonriendo de la misma forma que yo lo estaba haciendo.

Tenía razón. Eramos diminutas piezas de un rompecabezas mucho más grande y todo había ocurrido por alguna razón. Pero así cómo no sabía lo que iba a ocurrir o porque había ocurrido, no sabía cómo reaccionaría Riley a todo aquello y no estaba lista para perder a otra persona. No lo estaba en lo absoluto.

•••

El suspiro más largo de mi vida se escapó de mi labios mientras colgaba aquella llamada. Tan solo era capaz de preguntarme qué tan diferentes serían las cosas si el Sr. Matthews aun estuviera aquí.

Lo sabía. La respuesta era bastante sencilla en realidad: nada de esto habría pasado y en este preciso momento, deseaba eso más que otra cosa en mi vida. Sí, Josh y yo quizá nunca hubiéramos llegado a ser algo pero al menos no lo lastimaría como sabía que lo haría una vez que le dijera la verdad. Así como sentía que pasaría cuando le dijera a Riley la verdad. No obstante, sabía que no podía seguir aplazando lo inevitable, era tiempo de que asumiera las consecuencias de mis errores por una vez en la vida y sin querer pensarlo más veces, busqué esta vez en mi lista de contactos por su nombre.

Riles.

No fue tan difícil, su nombre seguía estando antes que todos a pesar de que fuera ella la última persona con la cual había sido honesta en el último tiempo.

Sentí mis manos temblar, ni siquiera estaba segura de cómo es que lo haría, ni siquiera estaba segura si podría decirle todo antes que las palabras comenzaran a hacerme falta, no estaba segura de nada más que...

toc, toc.

Fruncí el ceño al escuchar aquellos golpes en mi ventana comenzando a pensar que mi mente estaba comenzando a jugar conmigo pues no podía tratarse realmente de alguien tocando a mi ventana.

toc, toc.

Ahí estaban de nuevo y supe entonces que eran reales, haciendo que mi cuerpo se congelara por lo que parecieron ser eternos segundos. Giré mi cabeza tan aterrada como lo estuve cuando Zay me dijo que me había visto besando a Lucas, solo para hallar aquel par de ojos verdes mirándome intensamente.

Tragué saliva para volver mi vista al frente, incapaz de sostener su mirada. ¿Por qué? ¿Por qué demonios me estaba pasando esto? ¿Por qué cuando estaba por hacer lo correcto por primera vez, Lucas se aparecía en mi ventana?

—Maya —dijo a través de la ventana cerrada—. Solo quiero cinco minutos y nada más.

Solo me bastó oír su voz para que mis ojos se cristalizaran, aun manteniendo mi mirada en el suelo haciendo todo lo posible por evitar mirarlo a los ojos de nuevo.

—Vete —grité con la voz cortada haciendo que esta fuera casi imposible se escuchar.

—No lo haré. Por favor. Cinco minutos y si no quieres verme nunca más, te prometo que no lo harás.

Negué sabiendo perfectamente que era una terrible idea abrir aquella ventana, dejarlo entrar una vez más. Nada bueno vino de eso y estaba segura que nada bueno podría venir de hacerlo esta vez.

—Por favor.

Repitió él ahora con la voz cortada, y por algún motivo, aquello hizo que una primera lagrima se escapara de mis ojos.

La vida sabe que estás lista para enfrentar lo que sea que venga.

Las palabras de Matthews hicieron eco en mi cabeza mientras limpiaba aquella lágrima. No estaba segura de aquello, pero quizá tenía razón, y quizá Zay también la tenía: todo lo que había pasado entre Lucas y yo era parte de un asunto pendiente que era hora de terminar de una vez por todas, así que sin más, me levanté de mi cama, caminé hacia la ventana y abrí esta sin pensar en nada más.

Lucas entró a mi habitación y mientras lo hacía, me dirigí al otro rincón de mi habitación pensando que lo mejor era mantener la mayor distancia posible entre nosotros. Al menos de ese modo podía asegurarme que nada volviera a pasar entre nosotros.

Un corto silencio se creó en la habitación y pude sentir su intensa mirada sobre mí mientras yo mantenía la mía lejos de él.

—Lamento venir de este modo —finalmente fue capaz de decir—. Pero sabía que no habría otra manera de que me dejarás entrar.

—Estoy a cinco segundos de echarte por donde viniste así que porque no mejor me dices lo que venías a decirme y te vas para siempre.

Las palabras salieron de mi boca con tanta dureza que me volvieron imposible moderarlas y apenas fui capaz de darle una corta mirada al final de mi oración, lo suficiente para percatarme de su mirada rota.

—Siento tanto... demasiado, lo qué pasó anoche, Maya. Siento haberte atacado. Siento haberte llamado mentirosa. Siento haberte dicho que me gustabas. Siento haberte forzado a decírmelo también —suspiró—. Y en verdad siento tanto haberte besado.

Abrí mi boca intentando recuperar el aliento y por primera vez, fui capaz de unir mi mirada con la suya, atónita de haber escuchado lo que había escuchado. Por un segundo hasta creí que mi mente me estaba haciendo escuchar aquello solo para evitar escuchar lo que realmente me había dicho, pero el silencio que se creó luego de que terminara de hablar me hicieron entender que había sido verdad.

Abrió su boca también, y pude ver en sus ojos que se estaba conteniendo de decir algo más que apretó sus manos frente a él. Continué en silencio, no solo porque no sabía que responder, sino porque sabía que realmente quería decir algo más.

—En verdad lo siento, Maya —murmuró para tomar una bocanada de aire antes de continuar—. Pero no me arrepiento de lo qué pasó.

Y ahí estaba. Era todo lo que necesitaba escuchar para girar y darle la espalda. El silencio nos envolvió a los dos una vez más mientras que mis latidos comenzaron a acelerarse del mismo modo que lo hicieron el día anterior.

—Es cierto todo lo que dije ayer... aún siento cosas por ti y ese beso solo hizo que lo confirmara... me gustas —suspiró—. Me gustas y sé que no puedo pedirte que sientas lo mismo pero... sentí que debía ser honesto contigo. Dejar de huir y decirte lo que merecerías escuchar desde el inicio... desde que me preguntaste porque intenté besarte en Texas.

Las lágrimas salieron sin control alguno. Entonces era verdad... a Lucas en serio le gustaba la verdadera Maya.

—Es un poco tarde para eso —susurré, girando para observarlo de nuevo, apenas y siendo capaz de encontrar sus ojos, mucho menos luego de escucharlo decir lo último.

—Lo sé —asintió—. Y no espero que las cosas cambien luego de esto, yo solo... solo quería ser honesto, si esta es en verdad la última vez que hablaremos.

—¿Así que en verdad solo te irás? —cuestioné, frunciendo mi ceño confundida.

—¿No es eso lo que quieres?

Replicó, robándose todo pensamiento de mi mente. Sí, en verdad quería eso, quería que Lucas desapareciera de mi vida y dejara de desordenar mis emociones pero... algo no parecía estar bien con eso. Algo que no lograba entender.

Un silencio de nuevo, él asintió tomando aquello como mi respuesta y se dirigió a mi ventana, trepando en ella, haciéndome creer que en verdad se iría sin más. En verdad lo creí los cinco segundos en los qué pasó a través de esta antes de entrar de nuevo a toda velocidad y girar para encontrarse frente a frente conmigo.

—Si es esta la última vez que habláremos, ¿me responderías lo que te pregunté anoche? —soltó sin aliento—. ¿Aún sientes algo por mí?

De algún modo conseguí unir mi mirada con la suya, solo haciendo que la mía se humedezca. Sabía que había sido una mala idea haber aceptado escucharlo. Todo había sido de algún modo bueno para ser verdad hasta ahora, que había tenido que liarme de nuevo. No obstante, una parte de mí sentía que debía contestarle esta vez, porque si esta en verdad sería la última vez que hablaríamos, sabía que lo lamentaría el resto de mi vida.

—No estoy segura —de algún modo hallé la fuerza suficiente para hablar—. Sabía que me gustabas cuando estábamos en Texas. Y luego de la cabaña de esquí enterré mis sentimientos intentando convencerme que lo había sentido no había sido real —suspiré—. Y sé que te correspondí el beso ayer así que, no lo sé, quizá, muy dentro mío, una parte de mí aún siente algo.

Una sonrisa llena de calma se dibujó en su rostro al escuchar mi respuesta. No estaba mintiendo. Pero tampoco estaba segura si estaba siendo honesta. Quizá por primera vez lo estaba siendo porque sabía que debía existir algún motivo por el cuál le había correspondido su beso. Quizá solo era uno que no quería aceptar.

—Entonces tal vez no estaba destinado a suceder —mencionó con la misma expresión en su rostro.

Asentí—. Quizá.

Él asintió también, y por un ligero segundo retrocedió como si estuviera a punto de irse de nuevo. Pero una vez más, aquello solo duró ese corto segundo simplemente que esta vez, acortó distancia conmigo tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de retroceder.

—O tal vez sí lo está —exclamó—. Piénsalo, Maya, tuvo que pasar todo esto para que por fin admitiéramos lo que sentimos en verdad y ambos estamos de acuerdo que existe algo... que siempre lo ha hecho.

Negué velozmente—. No, no haré esto de nuevo —intenté retroceder pero no había más espacio para que lo consiguiera—. Dijiste que te irías.

—Y lo haré —aclaró ante mi evidente tono desesperado—. Siempre y cuando me mires a los ojos y me digas que en verdad piensas que esto, lo que sea que es, está destinado a terminarse para siempre.

Mis ojos parecieron no tener problema para hallar los suyos esta vez, sin embargo, las palabras eran las que estaban más que lejos de salir, lo sentía, un nudo en la garganta que me impediría responderle esta vez, del mismo modo que lo había sentido las veces que me había tomado del rostro antes.

Y ahí estuvo.

Más rápido que nunca y apenas durando un par de segundo, las manos de Lucas me tomaron del rostro apegándome más a él y haciendo que nuestros labios se unieran, un tanto más agresivamente que ayer que me hizo imposible soltarme de su agarre, y, sin dudarlo en lo absoluto, lo empujé lejos de mí.

Deseaba poder decir que pude observar la confusión en sus ojos por más que solo un par de segundos antes de explotar como nunca antes lo había hecho en mi vida, pero ese no fue el caso, no luego de que aquella voz se escuchara al otro lado de mi ventana.

—¿Qué mierda, Maya?

Giré antes de ser capaz de procesar lo que había ocurrido y ahí estaba, observando sus grandes ojos marrones mirarme con una mezcla de desconcierto y furia.

Estaba ahí. En verdad estaba ahí. Mi mayor pesadilla desde ayer se había vuelto realidad. No importaba más cuanto perdón le hubiera enseñado el Sr. Matthews, nada nunca haría que Josh me perdonara luego de verme besar a Lucad.

Todo estaba terminado.

••••

Perdónenme la vida, estudio arquitectura.
Pero no tienen nada de que preocuparse, ya tengo toda la historia escrita hasta el epílogo así que no más pausas de casi un año.
La recta final ha comenzado.
-valeequi.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top