doce.


Un suspiro casi imperceptible se escapó de mis labios al terminar de colocar la combinación de mi casillero haciendo que este se abra. Solo habían pasado un par de días en los que había faltado a clases pero todo alrededor mío se sentía tan extraño.

Pensar cuánto podían cambiar las cosas en tan solo un par de días aun no lograba cerrar en mi cabeza, pero necesitaba acostumbrarme a cómo solían ser las cosas tan solo unas semanas atrás, aunque eso pareciera imposible.

—Hola Maya.

Una sonrisa de lado apareció en mi rostro al escuchar el sonido de aquella familiar y alegre voz saludarme, haciéndome girar sin ningún tipo de duda.

—Hola chicos —hice mi mayor esfuerzo por devolverles aquella misma alegría con la cual Farkle me había saludado antes.

—Me alegra que por fin hayas regresado —habló de nuevo.

—¿Cómo te sientes? —cuestionó Smackle esta vez.

—Eh...

—Zay nos dijo que te habías estado sintiendo un poco mal y por eso no podíamos visitarte a tu casa —explicó él ahora.

—Hubo mucho frío la noche de la fogata así que tal vez...

—No, no fue nada eso, yo...

No dejé que Smackle terminara su frase, solo logrando que ambos intercambiaran miradas confundidas con el otro. Había sido lindo de parte de Zay haberme cubierto con ellos pero no iba a seguir con las mentiras y los secretos. Farkle y Smackle eran mis amigos y en serio quería ser honesta con ellos también.

—Han pasado muchas cosas estos días.

—¿De qué hablas? ¿Nos quieres contar?

Abrí mi boca lista para hablar, pero apenas e hice eso, la campana comenzó a sonar provocándome sentir una especie de alivio. Aún no estaba segura si era capaz de confesarles todo sin soltar en llanto y unos minutos antes de que la primera clase comenzara, quizá no era el mejor momento para hacerlo.

—Sí, en verdad quiero hacerlo, pero quizá después —exclamé cerrando mi casillero—. Deberíamos ir a clase.

Tanto Farkle como Smackle me dedicaron largas miradas de desconcierto hasta que finalmente ella asintió, finalmente encaminándonos al salón de clases.

—Bueno, nos alegra que hayas vuelto, Maya —habló Smackle de nuevo.

—Sí, porque hemos estado hablando con algunos amigos de Josh desde la noche de la fogata y nos dijeron que podían darnos un recorrido por el campus y presentarnos con algunos de sus profesores hoy —agregó Farkle.

—Y estábamos pensando que tal vez podrías decirle a Josh para que nos acompañen también.

—Creo que será divertido y es una buena oportunidad para causar buenas impresiones.

Inevitablemente me detuve, causando que ambos imiten mi acción y nuevamente, me dedicaran ese par de miradas confusas debido a mi repentina acción.

—Suena increíble chicos pero Josh y yo, no... no estamos más juntos.

Solté siendo incapaz de controlar las palabras que salieron de mi boca y en un instante, sus rostros cambiaron de confusión a asombro y no los culpaba, lo último que habían visto había sido a mí y a Josh siendo más felices que nunca tan solo dos días atrás, porque realmente lo éramos, incluso cuando yo estaba sufriendo a causa de Lucas.

—Oh, entonces podemos... podemos cancelarlo —murmuró Farkle luego de unos segundos de puro silencio.

—No, no pasa nada chicos —repliqué apresurada—. Aún pienso que deberían ir.

Farkle negó—. No, está bien Maya, podemos...

—En serio —lo interrumpí de nuevo—. Aunque no estemos más juntos, acordamos que seguiremos apostándole al juego a largo tiempo así que, estoy bien.

Sonreí, haciendo mi mayor esfuerzo por asegurarles que no tenía problema alguno con que salieran con los amigos de Josh porque realmente no lo tenía, eran muy buenos en verdad.

—¿Estás segura que estás bien? —inquirió Farkle con un tanto de timidez e inmediatamente asentí, aun sonriente.

—Lo estoy.

Farkle me devolvió aquella sonrisa para finalmente adentrarse en el salón donde permanecimos desde el momento en que me detuve, y me dispuse a imitar su acción de no ser porque Smackle inesperadamente tomó mi mano, provocando que la mirara confundida.

—En verdad lo siento, Maya —balbuceó—. Sé cuanto te gustaba.

Mi confusión lentamente desapareció y fue reemplazada con la misma sonrisa que apenas unos segundos atrás se había esfumado, mientras que Smackle batalló por hacer lo mismo solo siendo capaz de dibujar una casi imperceptible.

Entendí que tan importante era este momento, lo cual solo me hizo sentir mejor. Smackle siempre tuvo problema entendiendo sus sentimientos, así que, que ella sintiera empatía real por mí y que sea capaz de expresarla se sintió como una señal para mí. Si ella era capaz de hacerlo, entonces había esperanza de que yo pudiera hacer las paces con mis propios sentimientos.

Ella dejó ir mi mano y ambas nos adentramos al salón al mismo tiempo que el sonido de la segunda campana anunciando el inicio del primer período se hizo escuchar.

Escaneé el lugar con la mirada en busca de un asiento vacío y fue entonces que esta halló a Zay quien inmediatamente dibujó una sonrisa en su rostro y me indicó para tomar asiento a su lado, algo que, sin dudarlo en lo absoluto, hice.

No obstante, al hacer aquello, mis ojos se enfocaron inmediatamente en el frente volviéndome inevitable no mirarlo atravesando la puerta.

Se detuvo ahí por solo unos cuantos segundos que para mí, se sintieron como una eternidad. Tiempo en el cual nuestros ojos no hicieron más que permanecer unidos con los del otro, sin expresión alguna, antes que finalmente retomara su camino tomando asiento en el único lugar disponible en todo el salón.

—Finalmente terminé de calificar sus proyectos y me alegra ver que lo único que necesitaban era un incentivo.

Informó el Sr. Byrne, mostrando los papeles que sostenía en su mano antes de leer el primero de estos que se hallaba sobre el resto.

—Smackle y Minkus, sobra decir que... diez —mencionó mientras entregó el papel a Smackle—. Carpenter y Green, nueve punto cuatro...

Suspiré apoyando mi cabeza sobre mi mano, sabiendo de antemano que pasaría un largo tiempo hasta que el Sr. Byrne llamara a mi nombre. No solo estaba el hecho de que él haría literalmente lo que fuera porque Lucas y yo reprobáramos, pero el día que habíamos hecho el proyecto ni siquiera nos dirigíamos la palabra, claro, eso hasta que lo hicimos e inevitablemente discutimos, así que era más que obvio que no habíamos hecho nuestro mejor trabajo.

Sin embargo, nada pudo prepararme para...

—Hunter y Friar —anunció, haciéndome levantar la vista hacia él—. Supongo que lo único que necesitaban los dos era a la persona correcta.

Mencionó al entregarme el papel para continuar con los nombres y el desconcierto de mi rostro pronto se convirtió en incredulidad pura.

Nueve punto dos.

Nunca había sacado más de siete punto nueve con él y no podía concebir que la primera vez que lo hacia fuera con un proyecto con Lucas, un proyecto que ambos hicimos tan rápido como pudimos solo para que pudiéramos alejarnos del otro lo más pronto posible.

Levanté la mirada solo para hallar la de Lucas, observándome con la misma mezcla de desconcierto e incredulidad. Nuestros ojos se unieron de nuevo por lo que nuevamente se sintió como una eternidad, esta vez durando más que solo un par de segundos.

—Muy bien, hoy comenzaremos con el Día D...

La voz del Sr. Byrne hizo que nuestras miradas se separaran para que le dedicara una nueva mirada al nueve punto dos escrito en rojo sobre el papel que sostenía en mis manos mientras que él continuó hablando pero lo único que fue capaz de hacer mi mente, fue repetir una y otra vez lo que él había mencionado antes:

La pareja correcta.

•••

El resto del día transcurrió "normal" —si es que eso aún existía para mí— finalmente le conté todo a Farkle y Smackle, incluyendo todo lo que había pasado entre Lucas y yo, todo desde nuestro primer casi beso semanas atrás. Ambos estaban bastante sorprendidos, como lo imaginé, y es que no había forma en la que pudieran siquiera imaginar lo que estaba pasando a sus espaldas, pero me aseguraron entender por qué había mantenido todo en secreto así cómo también que harían todo lo que pudieran por hacerme sentir mejor.

Siendo honesta, lo que más me había sorprendido no había sido el que no les importara que hubiera ocultado tantos secretos de ellos, sino el hecho de que a Farkle parecía no importarle lo que había pasado entre Lucas y yo.

Dos años atrás, parecía ser como si él quisiera que Lucas escogiera a Riley, tanto que incluso la expuso frente a todos en la fiesta de año nuevo, justo cuando Lucas y yo tuvimos una conexión real por primera vez. Ahora entendía que no había hecho aquello porque quisiera lastimarme, sino porque no quería que Riley sufriera, así como ella no quería que yo lo hiciera y yo no quería que ella lo hiciera, y todos sabíamos a dónde nos había llevado eso.

Pero ahora me había dicho lo mismo que Riley: Riley no estaba más aquí así que no tenía nada de malo que tuviera sentimientos por Lucas, sentimientos que ahora no estaba segura que siguiera teniendo y estaba comenzando a creer que él tampoco. O no tan fuertes como me había dicho a mí o a Zay.

Luego de nuestras interminables miradas esta mañana, estaba completamente segura que aprovecharía la primera oportunidad que tuviera para hablarme. Pero no lo hizo. No compartíamos más clases hoy pero si en verdad estaba tan desesperado por disculparse conmigo como le había dicho a Zay que lo estaba, entonces estaba segura que lo haría en la primera oportunidad que tuviera. Para eso me había preparado mentalmente. Pero conforme pasaban las horas, comencé a pensar que todo era mentira. A él no le importaba más y si no lo hacía, a mí tampoco debía hacerlo.

—Aquí tienes, mi amor.

Dijo mi mamá al asentar un smoothie en la mesa de Hunter's en la que me hallaba sentada sola. Levanté la mirada del dibujo en el cual había estado trabajando desde el momento en el que había llegado al lugar mientras esperaba a que la práctica de Zay y la reunión del club de ciencias de Smackle terminaran, para que pudiéramos pasar tiempo juntos.

—Gracias mamá —sonreí a ella.

—Es lindo —agregó dándole un pequeño vistazo a mi dibujo—. ¿Qué es?

—No estoy segura en realidad, pero tenía ganas de dibujar y esto fue lo primero que vino a mi mente.

—Bueno, es lindo que estés dibujando de nuevo, mi amor —dijo para suavemente tomar mi mentón—. Y estoy feliz de que te sientas mejor.

Continué sonriendo, asegurándole que en verdad me sentía mejor luego de la tarde que me abrazó mientras lloré hasta quedarme dormida.

—Bueno, será mejor que regrese a la caja. Disfruta tu smoothie, mi amor.

Sonrió también para hacer lo que me había dicho, dejándome sola de nuevo y lista para enfocarme de vuelta en mi dibujo, pero, al girar mi cabeza para hacerlo, mis ojos inevitablemente se enfocaron en la entrada del lugar volviéndome imposible no mirarlo al encontrarse él parado en esta.

Solo uní mi mirada con la suya por unos cuantos segundos esta vez, antes de que regresara esta a mi dibujo que continué haciendo, juntando la fuerza y calma suficientes para finalmente hablar.

—¿Así que solo planeas quedarte ahí parado sin decir nada, Huckleberry?

Habían pasado días, quizá semanas desde que había llamado a Lucas de esa manera, pero no me importaba más nada, no como a él que no dijo palabra alguna y permaneció estático en la puerta por más que solo un par de segundos.

—Es solo que prometí alejarme de ti.

—Y aún así aquí estás.

Repliqué, levantando la mirada de mi dibujo por primera vez. Él aún permaneció quieto, jugueteando con sus manos en un acto de nerviosismo mientras aparentaba estar batallando por decir algo.

—He querido hablarte desde el primer período, Maya pero simplemente no sé qué decir o cómo decirlo —explicó, finalmente aproximándose a mí.

—¿Y eso qué tiene de nuevo? —solté en un tono sarcástico—. Quizá todo esto se pudo haber evitado si hubieras sido directo desde el principio.

—Lo sé —murmuró—. Y lamento eso. Lamento muchas cosas.

Solo fui capaz de mirarlo por un instante más al escucharlo disculparse. Que él hiciera eso había causado que un tsunami de cosas malas pasaran tan solo dos días atrás y era muy pronto aún para que ello no provocara que mi corazón se estremeciera.

—Eso me has dicho.

—Y lo he dicho en serio. Todo lo qué pasó ha sido mi culpa, Maya.

No pude evitar regresar mi mirada a él al escucharlo decir aquello. Una extraña fuerza me obligó a hacerlo y fue entonces que vi en sus ojos lo que había visto en el espejo la noche que había hablado con Riley a las tres am: culpa.

Riley, Josh y Zay me habían dicho que no debía culparme por lo que había pasado pero, simplemente no podía no hacerlo, y ahora que veía lo mismo en Lucas no pude evitar preocuparme. Sabía que tan enfermizo y horrible era ese sentimiento y no se lo deseaba a nadie. Ni siquiera a él.

—No todo —murmuré—. Y lo lamento también.

Negó de inmediato—. No, no tienes por qué disculparte. Tú no hiciste nada mal.

—Sí, lo hice —insistí—. Te canté esa canción y te correspondí el beso. Nunca me hubieras besado si no te hubiera cantado esa estúpida canción donde literalmente te supliqué qué me dijeras lo que sentías por mí.

—Bueno, no me hubieras cantado nunca esa canción si no hubiera hecho todo un escándalo de lo qué pasó entre tú y Josh en primer lugar —replicó, con un tono más acelerado.

—¿En serio vamos a discutir por quién es más culpable de los dos?

—Sí, porque los dos sabemos que soy yo así que no sé porque insistes en culparte a ti.

—¡Porque no quiero que te culpes a ti! ¡¿De acuerdo?!

Grité, probablemente ganándome una que otra mirada y claramente desconcertando a Lucas. Yo, por el otro lado, suspiré cerrando mis ojos y haciéndome de la idea que en verdad había salido aquello de mi boca.

—Sé lo horrible que es culparse por algo, Lucas —expliqué, incapaz de seguir mirándolo a los ojos—. La culpa es un sentimiento enfermizo y lo sé porque me he culpado por muchas cosas en mi vida: el divorcio de mis padres, nuestro triángulo con Riley... todo esto.

—Yo sé eso Maya —exclamó en un suave tono—. Me culpado también por muchas cosas. Sabes que no soy la misma persona que era allá en Texas —lo sabía.

—Supongo que tenemos más en común de lo que pensamos.

Lucas suspiró—. ¿Y aún así quisiste quitarme un poco de culpa? ¿Después de todo lo que hice?

—Todos a mi alrededor me perdonaron por haberles mentido, ocultado secretos, traicionado su confianza y la única forma que tengo de devolverles eso es hacer lo mismo contigo. O al menos eso es lo que quiero creer.

—No lo merezco —respondió apresurado.

—Tampoco yo. Pero creo que tenemos que perdonarnos a nosotros mismos. Si todos lo hacen... ¿por qué nosotros no?

Y un nuevo silencio se creó. Uno mucho más largo. Era fácil decirlo, no tanto como hacerlo, pero había tenido ya bastante tiempo para pensarlo. Riley, Zay, Farkle, Smackle, Josh. Todos ellos me habían dicho que debía hacerlo y eso debía significar algo.

—Sabes, desde que te conozco, jamás pensé escucharte decir algo así.

—Hay mucho que no sabes sobre mí, Huckleberry. He cambiado.

—Lo sé. Yo también lo he hecho desde que Riley se fue.

—Las personas cambian a las personas.

—El secreto de la vida —asentí—. No sabes cuanto deseo que nada de esto hubiera pasado. En verdad me hubiera gustado conocer a esta nueva Maya.

—Bueno, quizá todo pasó por este motivo. Es eso lo que pensabas, ¿no?

Las cejas de Lucas se contrajeron en lo que parecía ser un ceño fruncido al mencionar lo último. No estaba segura si creerlo, igual. Lo único que sabía es que quería que lo fuera. Todas esas lágrimas, sufrimiento e ira no podían ser por nada. Me rehusaba a creer que sí.

—¿T-Te... te importaría si vamos a caminar?

Balbuceó, causando que ahora sea yo quien haga la misma expresión de antes. No le debía nada más. Lo había escuchado, lo había dejado disculparse, me había disculpado yo. Simplemente podíamos terminar todo entre nosotros en ese momento, pero entonces, ¿cuál era el punto de todo lo que había pasado? ¿Por qué pelearíamos, haríamos las paces y volveríamos a pelear si simplemente nos alejaríamos del otro para siempre?

—Claro.

•••

La brisa primaveral rozó mi rostro mientras Lucas y yo continuamos caminando bajo el mismo silencio que se había creado desde el momento que habíamos abandonado Hunter's. No es que no tuviéramos nada de que hablar, es solo que no sabíamos cómo hacerlo más. El último mes todo lo que habíamos hecho había sido discutir y antes de eso, no habíamos hablado en meses. Sin mencionar que tan solo dos días atrás nos habíamos besado y confesado tener sentimientos por el otro.

Y a pesar de eso ahí estábamos: caminando juntos y sin decir nada, pero, ¿qué se supone que le dices al ex novio de tu mejor amiga que te gusta y es el responsable de que hayas terminado con el amor de tu vida?

—Hablé con Riley el otro día.

Finalmente dijo él, lo cual agradecí internamente. A pesar de haber accedido a esta caminata, jamás hubiera sido capaz de empezar una conversación. Una conversación normal para variar.

—¿Ah sí?

—Sí —murmuró—. No habíamos hablado en más de un mes.

—Lo sé. Ella me dijo —clarifiqué—. ¿Y sobre qué hablaron?

Lucas tomó una bocanada de aire—. Yo... yo quería contarle lo que había pasado entre nosotros. No estaba seguro si tú lo habías hecho ya pero, no lo sé, sentí como si al no hacerlo le estuviera mintiendo.

—Lo sé. No le había dicho nada hasta que... —simplemente no era capaz de ponerlo en palabras—. Pensé que se pondría furiosa, se sentiría engañada, algo, pero... no lo hizo. Me dijo que estaba bien con eso. Que estaba bien con que nosotros estuviéramos juntos.

—También me dijo eso —agregó—. Y que tú y Josh terminaron.

Rodé mis ojos mientras que un bufido sarcástico se escapó de mi boca—. Así que lo sabes.

—No me hubiera acercado a ti si ustedes dos seguían juntos. No podría soportar causar más problemas entre ustedes. Nunca fue esa mi intención, Maya.

—Bueno, no tienes que preocuparte más por eso —exclamé, frotando mis brazos por un instante.

—Aún así, lamento mucho aquello.

—¿Podemos dejar atrás las disculpas, Huckleberry? Ambos cometimos errores y seguir pidiendo perdón un millón de veces no va a cambiar el hecho de que lo hicimos.

Lucas suspiró—. Es solo que no soy muy bueno con eso del perdón como tú lo eres. Mucho menos cuando se trata de mí.

—Sí, bueno, si algo aprendí es que uno de los perdones más difíciles es a uno mismo, pero cuando lo haces, la vida te recompensa de alguna forma u otra —una inevitable sonrisa apareció en mi rostro—. Solía estar molesta conmigo todo el tiempo. Luego me perdoné y Shawn llegó, y lo acepté porque no estaba más molesta. Sabía que merecía ser feliz y lo soy.

—En verdad me alegra que seas feliz, Maya. Lo mereces.

Me detuve, no solo porque nos habíamos topado con una estación de metro sino por lo que Lucas había dicho. Había sinceridad en su voz, de la que no había escuchado venir de él en tanto tiempo y... me gustaba.

—Creo que ambos lo merecemos.

Simplemente respondí y sin decir más, ambos comenzamos a bajar las escaleras de la estación, sin una idea clara de a dónde nos dirigíamos.

Era verdad lo que había dicho. Luego de Riley se fuera, había sufrido mucho, tanto como Lucas lo había hecho. Lo sabía porque él me lo había dicho. Me lo había dicho la primera noche que hablamos. Hablamos y de algún modo me sentí mejor, tal como me sentía ahora y eso solo logró que el pensamiento que había vivido en mi mente toda la mañana se repitiera a si mismo de nuevo: lo único que necesitaba era a la persona correcta.

—¿A dónde vamos? —cuestionó él al hallarnos en la plataforma.

—No estoy segura. Lejos, espero.

Lucas asintió y antes de que algún silencio pudiera crearse entre nosotros, el metro apareció en nuestro campo visual, perdiendo velocidad hasta finalmente detenerse. Intercambiamos miradas antes de abordarlo y afortunadamente para nosotros, había suficiente espacio para que ambos pudiéramos tomar asiento junto al otro. Las puertas se cerraron y el metro comenzó a acelerar bajo nuestro silencio y profundos pensamientos.

—¿Puedo preguntarte algo? —soltó Lucas de repente.

—¿No es eso lo que acabas de hacer? —repliqué causando que él dejara escapar una risa casi imperceptible.

—¿Aún te gusto?

Suspiré, sin esperar aquella pregunta pero aún siendo capaz de mantener su mirada. Sabía que tarde o temprano tendríamos que hablar de ello, simplemente no esperé que fuera tan pronto.

—Eso creo —solo fui capaz de decir—. ¿Y yo?

Lucas asintió, sin pensarlo dos veces—. Sí, me gustas.

Conocía su respuesta. La había dejado en claro el otro día, pero aún así, tuve la necesidad de preguntar, sabiendo que el escuchar nuestras respuestas no cambiaría el hecho de que sabíamos que lo hacíamos. Nos gustábamos. Y aquí estábamos.

—No espero que estemos juntos, Maya. Creo que lo que dijiste antes es verdad. Hemos cambiado. Y creo que lo que nos gusta del otro es aquello que siempre nos ha gustado pero... hay mucho más que deberíamos conocer, y en verdad me gustaría poder conocer a esta Maya. Si estás de acuerdo, claro.

Miré fijamente a Lucas por largo rato intentando ordenar mis pensamientos. Ya nos habíamos dado la oportunidad de conocer al otro, pero eso era cuando no teníamos sentimientos involucrados. Ahora los teníamos, y temía que eso pudiera cambiar las cosas como alguna vez lo hizo, ahora que sabía que él me hacía sentir bien.

Pero no tenía nada que perder. Dos veces había vivido sin Lucas y había estado bien. Solo que esta vez, era más fuerte, estaba mejor y tenía a personas que se preocupaban por mí y que harían cualquier cosa por hacerme feliz, así qué... ¿qué más podía perder al intentarlo?

—Me gustaría mucho eso, Huckleberry —una sonrisa se dibujó en su rostro ante mi respuesta—. Deberíamos empezar desde cero y dejar atrás todo lo qué pasó entre nosotros.

—Entonces... hola, soy Lucas, eres muy linda. Deberíamos salir.

No pude evitar reír, una risa que Lucas inmediatamente imitó.

Era verdad. Era eso lo que le había dicho cuatro años atrás cuando nos habíamos conocido, inocentes a todo lo que nos esperaba a los dos: las risas, las bromas, las charlas, las lágrimas y los sentimientos, en ese entonces tan solo éramos un par de niños de trece años buscando su lugar en el mundo.

Ahora tenía dieciséis, la edad a la que Riley y yo deseábamos nunca llegar y tal como lo predijimos un año atrás: no podíamos controlar lo que nos pasaba. Riley se fue y con ella, todo cambió. Pero ahora sabía que la vida me amaba. Me había dado mi familia, amigos a quienes les importaba de verdad, una oportunidad de experimentar cómo se sentía el amor y ahora esto.

No tenía idea de cómo terminarían las cosas entre Lucas y yo. No podía tenerla. Un año atrás, no podía siquiera imaginar mi vida sin Riley o que incluso pudiera ser feliz sin ella. Pero aquí estaba: sin Riley y feliz como nunca.

Matthews tenía razón: la vida se preocupaba por mí. La vida sabía que podía con ella sin mi mejor amiga, lo único que necesitaba era a la persona correcta para enfrentar esta nueva vida, y Lucas era esa persona. Ahora sabía que todo lo que había pasado simplemente lo había hecho para que pudiéramos hallar el camino de vuelta al otro y hacer al otro feliz.

Felices dulces dieciséis para mí.

Esta era mi vida ahora.

Y era maravillosa.

••••

Y aquí lo tienen, el tan esperado final.
No me despediré aún, aun queda una sorpresa más de esta historia.
-valeequi.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top