Astrid y yo seguimos a Desdentao entre los árboles, mientras dejamos a Tormenta descansar en el acantilado.
Me adelanto y dejo a Astrid algo atrás. Desdentao se ha metido en un claro en el que hay un pequeño lago. Miro entre la maleza y me quedo quieto cuando veo la escena.
Desdentao suelta un gruñido y el otro dragón, que digo, dragona blanca que estaba bebiendo agua del lago, levanta la cabeza y le mira con unos ojos azules muy grandes.
Cuando veo a la dragona me quedo en shock. Es como Desdentao.
Una mano en mi hombro me sobresalta y es Astrid que está tan alucinada como yo. Se pone a mi lado con la boca abierta mientras mira a los dragones.
—¿Lo estás viendo Astrid? Él no es el único.
—Es increíble.
Nos quedamos en silencio y vemos como Desdentao quiere interactuar con ella. La dragona se queda muy quieta y le mira con desconfianza.
Salgo de la maleza, porque necesito maravillarlo más de cerca.
—Hipo, no. Espera.
Astrid me sigue fuera y nos acercamos a ellos sigilosamente.
—Es como un furia nocturna.
—No. No es exactamente como Desdentao. Diría que es una furia luminosa.
—Más bien, furia diurna.
Pienso en el nombre de Astrid y tiene más sentido que el mío.
—Sí, creo que tu nombre es mejor, seguramente.
Seguimos mirando todos sus movimientos hasta que la furia diurna se da cuenta. Se separa rápidamente de Desdentao y nos mira gruñendo.
Antes de que nos de tiempo detenerla, echa a volar y desaparece en el cielo envuelta en una de sus ráfagas. Nunca he visto algo así.
—¿Acaba de desaparecer?
—Por Odín, este dragón es impresionante.
Desdentao corre tras ella y se sube hasta la copa de un árbol y mira al cielo, haciendo un sonido triste. ¿Acaso a Desdentao le ha gustado la dragona?
—Desdentao, baja aquí campeón.
Pero Desdentao no me hace caso y sigue encima de la copa del árbol mirando el cielo.
—Creo que Desdentao se acaba de echar una novia.
Miro a Astrid y mi mirada cambia a una preocupada cuando vuelvo a mirar a Desdentao. Parece que sí que le ha gustado la furia diurna.
—¡Desdentao! ¡Baja venga, volvamos a casa!
Desdentao mira hacia a mí por un momento, y luego vuelve a mirar al cielo.
Me desespero un poco, porque es la primera vez que Desdentao no me hace caso.
—¡Desdentao a casa ahora!
Astrid envuelve mi brazo derecho con los suyos.
—Hipo, no lo agobies. Ya volverá, no te preocupes. Vámonos a casa, ya vendrá.
Miro a Astrid y tiene una mirada preocupada pero sincera. Creo que tiene razón. Debería dejarle algo de espacio. Ha presenciado un encuentro muy fuerte con esa dragona y necesita estar solo.
Astrid me guía del brazo hasta por dónde hemos venido y mientras nos vamos veo la figura de Desdentao desapareciendo con las hojas de los árboles.
Llegamos a la aldea montando en Tormenta. Bajamos y vemos a los chicos acercarse.
—¡Hipo! Te estaba buscando. ¡Barrilete por fin ha tenido a sus bebés!
Astrid me coge de la mano para darme ánimos. No estoy de humor para eso en este momento. Y eso que me emocionaba verlos.
—Ha tenido unos 4 creo. ¡Estoy tan emocionado por mi Barrilete!
Astrid lo interrumpe.
—Patapez, creo que Hipo no está de humor para eso ahora mismo.
—¿Qué no? ¿Y por qué? Él también estaba esperando esto.
—Creo que se refiere a que ha pasado algo con Desdentao, carapez. No ves que no está aquí.
Por una vez Patán Mocoso, ha sido hábil.
—Es verdad. —dicen los gemelos a la vez.
—¿Dónde está? —pregunta Patapez.
Miro a Astrid y le doy a entender que se lo cuente a los chicos.
—Hemos encontrado una especie de furia nocturna, solo que es blanca y cambia en algunos aspectos.
Todos se quedan boquiabiertos. Patapez de pronto se pone a dar saltitos de alegría.
—¡No me lo puedo creer! ¡Necesito verlo! ¿dónde está?
Astrid me vuelve a mirar y esta vez decido hablar yo.
—Se ha ido. Ha desaparecido de la nada al lanzar una ráfaga.
—Y a Desdentao le ha gustado tanto, que todavía sigue allí esperando que vuelva. —sigue Astrid.
—Ahhh, así que por eso no está aquí. Ya me extrañaba que Desdi no estuviera pidiéndome más de esos pescados de esta mañana. —Chusco se saca uno de su pelo-barba. Qué asco.
—Eso no importa idiota. No te das cuenta de que hay una especie nueva y que se parece a Desdentado. —le dice Brusca quitándole el pescado y se lo da a un trueno-tambor que pasa por su lado.
—No sé si habrán más como ella.
—¿Ella? con razón, le ha gustado tanto. —dice Patán mientras se ríe.
Intento disimular mi decepción y mal humor. Pero no lo consigo.
—Por supuesto que le ha gustado. Tiene cierta relación con su especie y para una dragona que se le presenta, prefiere irse con ella que con su mejor amigo.
Suelto la mano de Astrid y sin despedirme me voy en dirección a casa. Mamá estará en la Gran Sala cenando. Esta noche no tengo apetito.
Llego al umbral de la puerta cuando oigo la voz de Astrid.
—Hipo, ¿necesitas hablar?
Me giro hasta que la encaro y queda casi a mi altura. He llegado a ser un poco más alto que Astrid estos últimos años.
—Hipo, sé que te sientes abandonado porque Desdentao al conocer a la furia diurna se ha interesado por ella y no te presta atención. Pero esto es normal, son dragones y es su naturaleza. Además comprende que Desdentao también necesita buscarse una novia ¿no crees?
Pienso en las palabras de Astrid y tiene razón. Estoy siendo egoísta. Tengo que estar feliz y desearle lo mejor a Desdentao. Mientras sepa que sigue aquí a mi lado y esté bien, con eso me basta.
—Tienes razón. Estoy siendo un idiota. No he pensado en lo que Desdentao quiere. Sólo en lo que quiero yo.
Astrid me coge de la mano y me la aprieta.
—No te preocupes. Dale tiempo.
Levanto mi mano y le meto el pelo por detrás de la oreja. Llevo mis labios a su frente y le beso suavemente.
—Gracias milady. Eres la mejor.
Dejo mi frente apoyada con la suya y cojo su otra mano. Aquí, con ella es donde quiero estar. Con ella me siento más fuerte y más seguro de mí mismo. Ella es la única que hace resaltar mi verdadero yo.
Me separo de ella y le cojo ahora de una mano, poniendo mi palma sobre su dorso. Quiero decirle que quiero casarme con ella.
—Astrid yo...
Un grito con mi nombre me interrumpe y nos hace sobresaltar a los dos. Astrid se gira para poder ver quién es el que grita. Bocón se acerca corriendo como puede con su pata de palo y los demás detrás.
Astrid y yo nos acercamos a ellos deprisa.
—¿Qué pasa Bocón?
Bocón coge y suelta aire, y se decide a hablar.
—Tu madre ha estado fuera y...
—¿Y qué? dilo ya Bocón.
—Hay más cazadores que amenazan con acabar con nuestros dragones.
~~~
¡Hola a todos! Os traigo el siguiente capítulo de esta historia 😊 debo decir que aunque sea de mi invención, me está saliendo bastante convincente y hasta a mí me deja con ganas de más 😙
Gracias a los que estáis leyendo esta historia. Sois los que me animáis a seguir escribiendo ❤️ nos leemos x
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top