Capítulo 15
Cuando me encerré en mi habitación puse el cuaderno en la página del dibujo que mi madre me había regalado y lo puse en mi escritorio, reposando el cuaderno en la pared para que lo pudiera mirar cuando estuviera metida en la cama. Luego fui a por un cepillo y un recogedor y barrí los trocitos de cristal. Luego me puse una tirita donde me hice la herida recogiendo con las manos los cristales y me fui derecha a mi cuarto.
Abrí mi propio cuaderno para intentar dibujar algo aunque fuera lo más mínimo pero no me podía quedar con los brazos cruzados. Nada venía a la mente para plasmarlo en el cuaderno.
Estuve como una media hora intentando pensar en qué dibujar hasta que una pregunta apareció en mi cabeza. ¿Cuál es el estado actual donde nos encontramos "Él" y yo? Al tratar de responderla me vino una idea brillante para plasmarlo en el cuaderno de mis dibujos.
Era casi un milagro que mi mano empezara a dibujar y dibujar sin un fin. Era una gozada sentir el papel con mi mano mientras ésta recorría cada esquina de la hoja. Pero a la vez era un poco desconcertante, ¿"Él" es quién me hace dibujar? ¿Sigue siendo "Él" mi musa? "Él" me hacía sentir muchas cosas a la vez, unas de ellas era que me hacía sentir la mejor pintora del mundo, junto a "Él" dibujaba todos los días. Me hacía brillar, pero ese brillo se apagó cuando me dejó.
Paré de dibujar ya que con las ansias se partió la punta del lápiz y tenía que ir a la papelera que se encontraba entre mi cama y mi ventana.
Mientras sacaba punts al lápiz, inconscientemente miré por la ventana. En una de las ventanas de la casa de enfrente pude ver a "Él" con sus cascos puesto y visiblemente inmerdo en un libro que estaba leyendo en aquellos momentos. Aquella escena me obligó a pensar en la primera vez que lo conocí. Estaba en el parque intentando dibujar una preciosa rosa roja, quería dibujarlo exactamente como lo veía.
Me senté en el cesped frente a la rosa y empecé a dibujarla. De vez en cuando levantaba la vista para ver aquella rosa y volvía la vista a mi cuaderno.
- Los pétalos no me salen bien-. Grité mientras unas lágrimas salían por mis ojos unas cuantas lágrimas.
Sin darme cuenta fijé mi vista a mi derecha y allí lo vi, con sus cascos e inmerso en un libro. Mis lágrimas cesaron y no pude evitar sentirme un poco tonta ya que no sabía si me había escuchado gritar por no poder dibujar correctamente unos pétalos.
En mi cabeza sólo podía escuchar mi voz diciendo lo guapo que era y lo bien que quedaría retratado en un dibujo. Pensé en dibujarlo, por lo que me senté al lado de la rosa y empecé s dibujarlo en la página siguiente a la de la rosa. Quería mirarle disimuladamente pero se ve que lo de disimular no era lo mío y justo cuando lo estaba mirando "Él" me miró también. Ese momento fue cuando nuestras miradas chocaron por primera vez.
Al ver que me estaba mirando, aparté la mirada muerta de la vergüenza, podía sentir como mis mejillas ardían, por lo que noté que me había puesto roja como un tomate.
Levanté un poco la mirada y vi como se quitaba los cascos y cerraba el libro, no sin antes de poner el marcapáginas por la página donde se había quedado.
- Oye-, dijo y sabía que se estaba dirigiendo a mí, por lo que lo miré olvidando lo colorada que me vería-, ¿por qué me estabas mirando?
- Me llamaba la atención el libro que estás leyendo y quería leer desde aquí el título del libro-. Mentí, sabía que con esa mentira me pillaría y podría ser que se cabreara.
- Entonces, ¿estás apuntando en ese cuaderno el título?- Preguntó con aquella bonita sonrisa que él tenía y seguía teniendo.
- Em...pues...-, no sabía que decir-, sí-. Me di una bofetada mental por lo que dije.
Sin mediar otra palabra, él se acercó a mí y se sentó a mi lado derecho y vio lo que tenía en mi cuaderno, es decir, vio el dibujo que estaba haciendo de él. En aquellos momentos ningún músculo de mi cuerpo se movía aunque mi cerebro les mandaba las órdenes, pero éstos no hicieron caso.
- Bonito dibujo-. Dijo mientras me sonreía.
- No es bonito, no está acabado y no creo que lo acabe-. Fue lo único que alcancé a decir antes de guardarlo todo en la mochila.
Cuando me disponía a irme de allí, sentí como alguien me agarraba del brazo impidiendo que me fuera de allí. Cuando me di la vuelta me sorprendí al verlo reteniendo mis pasos.
- Mañana estaré por aquí si quieres terminarlo-. Dijo mientras me sonreía y soltaba mi brazo de manera suave para no hacerme daño.
Yo no hice otra cosa que irme y como una tonta aparecer al día siguiente. Cuando me vio me sonrió y bueno, nos fuimos conociendo hasta que llegó nuestro primer beso.
No pude evitar sonreír como una tonta al recordar todo aquello y me di cuenta que no llegué a terminar aquel dibujo y eso me entristeció.
Lo volví a mirar desde mi ventana por última vez y decidí irme a mi escritorio para terminar aquel dibujo.
Os recuerdo que los dibujos están a la venta y que si queréis algunos podeis hablar con FlightOfFantasy. ¡¡Gracias por leer!! 😀😀
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