Aquel día era viernes, por lo que tuve que dejar a mis padres solos para ir al instituto.

El día fue muy normal. Josh había ido a clase y se sentó a mi lado, como de costumbre. Esta vez no me habló.

Cuando el timbre sonó indicando que teníamos que irnos a nuestras casas, me fui directamente, sin despedirme de de mis amigas. No me importaba en absoluto despedirme o no de ellas.

Me monté en mi descapotable rosa y conducí dirección a mi casa. Aparqué y mi sorpresa fue notoria al verlo verlo a "Él" ahí, parado enfrente de mí puerta.

Sentí como un frío recorría recorría todo mi cuerpo, el mismo frío que te hiela en invierno. Al fin pude moverme, me bajé del coche y caminé hacia él con paso decidido.

- ¿Qué haces aquí?- Pregunté con indiferencia.

- Quiero hablar contigo-. Se sorprendió al verme de arriba y abajo.

- ¿Qué miras?- Pregunté incómoda.

- Nada, sólo que...antes no vestías de esta manera.

- Las personas cambian-. Espeté tratando de que las lágrimas no se derramaran por mis mejillas.

Nos quedamos un momento en silencio sin saber que decir ya que por mi parte no tenía nada que decir.

- ¿Me escucharás?- Preguntó.

Asentí con la cabeza levemente mientras dirigía mi mirada hacia el suelo.

- Esta tarde a las cinco, por Skype-. Dije firme y me metí en mi casa dejándolo atrás.

La comida fue muy tranquila hablando de todo lo que hice mientras estaban de viaje de negocios. Nunca hablábamos de su trabajo por la sencilla razón de que era aburrido y querían desconectar aunque fuera por un segundo.

- Espero que no organizaras fiestas-. Dijo mi padre medio en broma.

- No lo hice-. Respondí sonriendo.

Después de comer le dije a mi madre que yo fregaba los platos y los cubiertos para que ella pudiera descansar. Ella me lo agradeció sin antes depositar un beso en mi frente.

Cuando terminé miré el reloj, eran las cinco menos diez. Me dirigí hacia mi habitación y cerré la puerta con seguro para que nadie me pudiera molestar. Sucesivamente, encendí el ordenador y entré en mi cuenta de Skype. "Él" ya estaba conectado.

- Bueno, te escucho-. Dije para incitarle a hablar.

- Bueno, yo...no sé por donde comenzar...

- ¿Qué tal si te pregunto el porqué me dejaste?

Hizo una mueca de desagrado pero mi sorpresa fue cuando me lo contó.

- Estaba pasando por un momento no muy bueno en mi vida. No me conocías mucho y sentía que si lo hacías te alejarías de mí-. Explicó nervioso.

- No te entiendo, ¿puedes ser más explícito?

- Había un chico unos dos años mayor que yo...era mi mejor amigo-, hizo una breve pausa para tragar saliva-, me dijo que se sentía sexualmente atraído por ti y sin pensarlo dos veces le pegué hasta dejarlo sin conocimiento.

- ¿Lo mataste?- Pregunté asustada.

- No, le dejé una semana en coma. Cuando despertó empezó a buscarme para darme mi merecido, por eso te dejé-. Explicó.

- ¿Ejecutó su búsqueda?

- Si no lo hubiera hecho no estaría buscándote.