1: Al borde.
Estamos al borde del abismo,
lejos de la luz del día,
pedimos constante ayuda,
en un grito ahogado,
nadie quiere o puede oírnos,
nada de lo que hagamos sirve,
porque no hay corazón viviente,
siempre están ausentes
dentro de sus miserables mentes.
Estamos solos en un mundo,
lleno de personas inservibles,
nosotros somo invisibles,
ante sus ojos vendados,
por el presente y el pasado.
Solo nos quedan fantasmas,
a quienes les tememos,
a ellos recurrimos,
cuando no podemos.
Nos atragantamos con nuestra propia voz,
queriendo forzarnos a alcanzar,
una superficie que parece de cuentos,
porque no pueden salvarnos,
no tienen sentimientos,
siempre suben su volumen,
si estiran su mano sólo nos hunden,
no hay almas vivas en el desierto,
solo una persistente brisa de lamentos.
Entonces quedamos nosotros,
mis fantasmas y yo,
míos porque son parte de mí,
los he creado con el pasar de los años,
con los miedos de antaños,
los tormentos del engaño,
la tristeza de los santos,
y el dolor de los pecados.
Habitan en todos los espacios,
son sabios e imaginarios,
se alimentan de lo que me queda,
y cuando ya no exista en esta tierra,
seré como ellos.
Somos lo mismo,
uno o una, es lo de menos,
humanos, espectros,
personas, entidades,
ya no importa,
somos iguales.
Nos fundimos en el desespero,
por hallar a alguien que comparta,
las mismas dolencias de la experiencia,
que esta vida nos dejó.
Estamos al borde del abismo,
al borde de la perdición.
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