Epílogo
Desde aquel mediodía, mi bisabuelo no ha sido el mismo, su rostro se ha vuelto más tristón, casi no nos regala sonrisas y tampoco habla en exceso. Casi todo lo que dice son frases cortas y vuelve a su silencio.
Solo los que estábamos en palacio fuimos al velatorio y a cementerio. Queríamos hacerlo en "familia" y que no hubieran muchas personas.
Pasaron los días, los meses y Cibor seguía completamente igual, ahora no solo es que no hablara, se negaba a comer.
Al principio le dejábamos tranquilo, pero poco a poco estaba quedándose más delgado y así no podía seguir, así que mi madre lo "obligó" a comer. Solamente le decía: "te dejare el plato aquí, come". Al principio el plato se quedaba allí frío, pero con el pasar de los días, al final terminó comiendo.
Algo nos cambió ese día a todos, sabíamos que Florián no había sido una buena persona a los ojos de todo el mundo, pero en verdad no fue tan "malvado", nos dio una aventura que vivir y muchas experiencias a lo largo del viaje que hicimos.
Por otra parte, mi vida ha estado más tranquila, aunque siempre pensando en muchas cosas que a veces me reventaba la cabeza tanto pensar. Sobre todo lo que me susurro al oído Florián en su último aliento.
Los secretos de la familia, al final terminan en un misterio sin ser descubiertos.
Y tenía razón, ¿qué secreto guardaba mi familia que jamás lo descubrí?
No lo sabría yo, sin embargo quizás diferentes generaciones próximas a las mías podrán hacerlo, esta no será mi aventura.
Hasta siempre, Zarek Chlebek.
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