38
Quizás unos meses atrás me hubiera carcomido por dentro al hacer lo que acabo de hacer apenas hace unas horas; dejar a una persona en contra de su voluntad atada.
Miloslaw sin decirle nada, pensó rápidamente y cogió la lanza para que cuando llegara Florián y sus hombres no la encontraran.
Nos encontrábamos en una furgoneta todos, lo que no sabía era de donde la habían cogido. ¿Eran capaces de robar una furgoneta? ¿Sería prestada? Y si es esa la opción, ¿Quién nos la prestaría? Yo en este lugar no conozco a nadie.
Como me conocía casi a la perfección y no se me iba a quitar la duda de la cabeza, preferí preguntarles.
—¿De dónde habéis sacado la furgoneta? —Por dentro estoy rogando que digan que la han robado.
Nadie contesto. Mi mirada iba de unos a otros y todos apartaban sus miradas para no contestarme.
—¿Nadie me va a contestar? ¿Os ha comido la lengua el gato? —Oí un gruñido en la parte delantera de la furgoneta.
—¿Por una vez en tu vida puedes fingir tener algo de paciencia? —Me reclama Rafal.
—He esperado por muchas semanas algunas explicaciones que aún no han llegado —no solo se lo estoy recriminando a él, sino que va para todos —. No os cuesta nada decirme de donde habéis sacado este vehículo.
Escuche un resoplido.
—En el mismo hotel que nos hemos hospedado —por menos de veinticuatro horas, yo no diría casi que nos hayamos "hospedado" —se podían alquilar coches, y por pura coincidencia, también esta furgoneta, que nos venía como anillo al dedo —Bogdan se calla para que hable, pero yo no emito ningún sonido; por eso mismo sigue hablando —. ¿Estas satisfecho con las respuesta? —Dijo en un tono burlesco.
—¡Bogdan, maldita sea! ¿Qué te dijimos? Luego no te enfades porque él te las devuelva, tú te lo buscas solito. ¡Deja de provocarlo!—Le recrimina Rafal.
—¿Cuánto queda para llegar a la colina? —Pregunto bostezando. Sé que había cambiado de tema, pero quería saber cuando llegaríamos.
Tengo un sueño tremendo, no duermo hace un par de horas y no podemos ni descansar. Me siento agotado y sin fuerzas.
—Duerme un rato, descansa Zarek, lo necesitas —oigo un gruñido. ¿De nuevo Bogdan? ¿No se cansa?
—Bogdan una más y te dejo en la carretera y te las apañas tu sólito para dirigirte a alguna parte; ya me estas empezando a hartar.
—¿Es una amenaza?
—Es una advertencia. Te estas comportando como un niño de dos años, de los que solo quieren llamar la atención.
Poco a poco cierro los ojos y me sumerjo en un profundo sueño que parece muy real.
En lo alto de la colina se encontraba un árbol, aun águila sobrevolaba custodiando dicha colina. El águila volaba bajo y muy despacio, como si estuviera inspeccionando todo el lugar.
El águila blanca descendió hasta posar sus patas en la hierba de la colina, hizo una especie de reverencia.
Creo que esa fue la señal para poder ver más allá del simple paisaje.
Entre tantas ramas que tenía el árbol, se encontraba el gran nido de águila, se podía apreciar un par de huevos de color dorado. Todo el mundo pensaría que serían crías de águilas, pero no lo son. Eran los ansiados antídotos que necesitaban para poder curar a sus padres y su bisabuelo.
Poco a poco fui abriendo los ojos, no sé cuánto habría dormido, pero al menos me había bastado para saber dónde estaban los malditos antídotos que nos ha dado más de un dolor de cabeza descifrar en qué lugar estaban o si estaban en diferentes sitios.
—Has dormido poco —me habla en susurros Rafal. Mis ojos dan con los suyos a través del espejo.
—¿Cuánto he dormido? —Hablo en el mismo tono de voz que Rafal para no despertar a los demás.
—Entre quince y veinte minutos más o menos. ¿Has soñado algo? —Entrecierro los ojos —. Te has movido un poco más de lo normal. ¿Ha pasado algo? —Niego al segundo.
—Efectivamente ha sucedido algo —digo bastante serio. Miro por el espejo a Rafal y aunque en estos momentos está con la mirada fija en la carretera, para que no tengamos un accidente, veo su cara de indecisión. Intuyo que me quiere preguntar sobre el sueño, pero no se atreve —Hazme la pregunta que estas ansiando hacerme Rafal, te la responderé sin ningún pudor.
—¿Qué has soñado? ¿Qué ha aparecido en tu sueño o debería decir mini sueño? —Bromea en lo último y yo rio.
—He soñado con la colina, el águila blanca y unos huevos dorados —la furgoneta se queda en silencio por varios minutos, hasta que finalmente, él vuelve hablar.
—¿Qué crees que hay dentro de ellos? ¿Más águilas? —Sin contestar en palabras, le asiento y gesticulo un no con mis labios.
Rafal al principio frunce un poco el entrecejo porque no lo llega a entender, hasta que yo hago un gesto con las manos refiriéndome a alguien que está en los asientos detrás de mí.
— "Está despierto" —Le hago referencia a Bogdan. Este chico se piensa que somos dos pares de idiotas.
Ojeo ambos lados y veo a mi hermana y Julek dormir plácidamente, aunque se veían algo incomodos. Giro un poco mi cuerpo para poder ver cómo están los demás, están casi iguales que los dos que tengo a mis lados.
Vuelvo a posicionarme mejor y veo por el espejo de nuevo a Rafal mirarme y yo solo le sonrío de lado.
—¿Te gusta escuchar conversaciones que no te incumben? —Sin decir el nombre, él sabe que va para él la pregunta. De todos los que íbamos en la furgoneta, solo estábamos tres despiertos —Deja de gruñir que no eres un cerdo.
Vuelvo a escuchar de nuevo el mismo sonido. ¿No se cansa de gruñir?
—¿Qué consigues con hacerte el dormido? ¿La información la querías para guardártela o para ir "corriendo" a donde tú amo y decirle todo? —Rafal no me había reprochado ninguna de las preguntas que le acababa de decir a Bogdan. Y me preguntaba el porqué. ¿Acaso sabía que no era de fiar?
—No voy a ir a decirle nada a Florián —su tono de voz era de enfado.
—¿Enserio? Pues déjame decirte una cosa. ¡No te creo ni una sola palabra!
—Ni yo —me respalda Rafal.
—¿A él no le vas a reprochar nada, Rafal? —Él nombrado solamente se ríe.
—Solamente ha dicho la verdad, no se ha metido contigo Bogdan. Deja de victimizarte. Tu eres el único que ha fingido estar dormido para escuchar la conversación que estábamos manteniendo Zarek y yo.
El de pelo morado no volvió a pronunciarse y se quedó callado, mientras yo estaba mirando al frente. A estas horas ya estaba amaneciendo. Rafal tuvo que apagar las luces del coche.
A la media hora de estar mirando al frente, me remuevo incomodo en mi sitio, no tengo casi espacio. Entre mi hermana y Julek que están casi encima de mí, no puedo moverme bien. Los dos se quejan casi a la vez cuando intento acomodarme y eso me hace reír.
—Ellos son los que están más cómodos y se quejan. Increíble —digo en susurros.
—¿Incomodo? —Me habla desde el asiento de piloto Rafal, divertido.
—No lo sabes tú bien —le comento —. ¿Queda poco? —pregunto.
—Sí, unos diez o quince minutos. Hemos tardado menos tiempo porque no había muchos coches circulando. ¿Puedes ir despertándolos?
—Claro que si —Asiento —. ¡Bellas durmientes, a despertarse! —Alzo la voz para que todos vayan despertando. Zarandeo un poco a los dos que tengo a mis lados para que vayan espabilando —. Alenka —susurro en el oído de mi hermana, ella se remueve, pero no abre sus ojos. Que difícil va a ser despertarla.
—¿Alguno ya se ha despertado? —Pregunta Rafal.
—Creo que no —intento mirara hacia la parte de atrás, pero con el cuerpo de Julek no puedo —, y tampoco es que pueda girarme para poder ver —rio.
—Vuelve a hablar más alto —me dice.
—Bellas durmientes, es hora de despertarse. Estamos llegando a nuestro destino, si no queréis quedaros aquí en la furgoneta, empezar a abrir esos ojos mientras hablaba empecé a dar palmas.
—Calla, quiero seguir durmiendo —habla con voz de dormido Witold.
—Uno que sabemos que se queda —le comento a Rafal con gracia.
—Y no va a ser el único —la furgoneta va disminuyendo la velocidad y poco a poco se para.
—¿Ya hemos llegado? —La pregunta era algo obvia, pero yo pregunto por sea caso.
—Efectivamente —me lo confirma.
Rafal apaga el motor del coche y sale. Yo estoy entre dos personas que no tienen ni la más mínima intención de querer despertar. La puerta corredera de atrás, por el lado de Alenka se abre.
—Vamos Zarek, sal — ¿Cómo quiere que salga?
—Si quieres salto por encima de mi hermana para aplastarla —digo con algo de ironía. Intento apartar el cuerpo de Julek para que apoye su cabeza en el cristal —. Tendría que haber dejado a estos dos que se sentaran justos, así no se me complicaría tanto salir de aquí.
—Haberlo pensado antes cerebrín —se burla.
—Sujeta a mi hermana —le pedo. El hace lo que le indico y echo mi cuerpo para adelante, poniéndome de pie. Salgo casi haciendo malabares de la furgoneta.
Una vez fuera de ella me estiro como dios manda, mientras que Rafal cierra la furgoneta para que nadie pueda entrar en ella, ya que si alguno quiere salir puede hacerlo. Aunque observando todo a mí alrededor no veo a ninguna persona por estos lares.
—¿Hacia dónde debemos ir? —Todavía seguimos parados sin querer avanzar hasta que sepamos a donde tenemos que dirigirnos.
—Solo caminemos hacia alguna dirección y quizás hallemos la colina —me dice serio.
Empezamos a caminar, pero cuando intente mirarle para poder preguntarle algo, Rafal no estaba a mi par.
¿Dónde se ha metido este chico?
—¡Rafal! —Grito — ¿Dónde se ha metido este hombre? —Hablo para mí mismo en voz alta.
—Estoy aquí —se le escucha algo sofocado y cansado. Posa su mano en mi hombro y respira con dificultad.
—¿Has corrido?
—Si.
—No hacía falta que corrieras, podrías haber andado. Que has conducido bastantes horas ya. Y te hubiera esperado —me mira con interrogación —. He visto tus gestos.
—Antes de perder más tiempo, que por cierto, no es mucho. Avancemos —cambia radicalmente de tema y se centra en lo esencial.
Empezamos a andar por el camino que había tomado yo. Íbamos atentos mirando todo lo que nos rodeaba a cada paso que dábamos. En un momento creí que oía pasos, pero al darme la vuelta para poder cerciorarme de ese hecho, no había absolutamente nadie. Estábamos solos.
Lo más curioso era el silencio de la mañana. ¿Dónde estaban los pájaros piando? No los escucho por ninguna parte, es demasiado extraño y debo decir que da miedo. Lo único que agradecía que no era de noche. Ya sería muy escalofriante.
—¿Ves algo fuera de lo normal? —Me hace la misma pregunta qué me hice yo mentalmente hace segundos atrás.
—Todo es extraño aquí —digo sinceramente.
—¿Dónde se esconde la colina? ¿Se debería de ver, no?
—¡Chicos! —gritan desde la lejanía.
—¿Has escuchado eso?
—¿Nos acaban de llamar? —Pregunta descolocado.
Frenamos y nos giramos a la misma vez para poder ver a la persona que nos había gritado a todo pulmón, pero de nuevo no se encontraba nadie. No estaba entendiendo nada. ¿Acaso son imaginaciones nuestras las voces?
—Vamos a seguir adelante —simplemente asentí.
Después de un largo rato, que parecía que la caminata hasta la colina no llegaba nunca, llegamos. En momentos pensábamos que nos habíamos equivocado de ruta, ya que ni siquiera se encontraba algún letrero que indicara el lugar donde debería estar tal colina.
El sol nos estaba dando de lleno mientras nosotros terminábamos de subir a la cima. Este día es el más raro de mi vida y con creces, ninguno va a superar el de hoy.
—Estas vistas son preciosas —una vez allí arriba nos permitimos contemplar todo lo que nuestros ojos pudieran observar. De repente sus ojos se posan en algo y frunce el ceño.
—¿Qué acabas de ver? —Pregunto mientras dirijo mis ojos negros como el carbón hasta donde él estaba mirando.
Bajo la copa del árbol, resguardándose del sol de este día tan raro, se encontraba el ya famoso. Águila blanca. Su cabeza estaba bajo sus alas, solo se podía apreciar el cuerpo. En la posición en la que se encontraba, no parecía tan "enorme".
Intente moverme para poder observarlo mejor, pero Rafal me lo impidió cogiéndome del brazo.
—¿A dónde crees que vas? —Me mira con toda la seriedad del mundo.
—Me voy a acercar al águila, tranquilo no sucederá nada —si en el sueño ha dejado que vea los huevos dorados. ¿Por qué ahora me haría algo?
—Voy contigo —siento a Rafal temblar de miedo. Este se piensa que yo no estoy aterrado, pero eso no es cierto. Estoy más que acojonado.
—Quédate aquí, volveré con los huevos dorados y nos iremos sanos y salvos. Lo prometo.
—No hagas promesas falsas Zarek —advierte.
—Déjame —señalo con un movimiento mi brazo para poder dirigirme hacia el águila. Él la quita a regañadientes y da unos pasos para atrás.
—Sabes que estoy en desacuerdo, pero adelante. Me quedare aquí.
Sin decir nada más avanzo con cautela, acercándome al águila. Intentaba hacer el mínimo ruido para no alarmar al animal, lastimosamente fallo en el intento. Él rapaz saca su cabeza entre sus alas y se queda mirando en mi dirección. No se mueve, no hace ningún movimiento y no sé cómo lo tengo que interpretar. ¿Tengo que temblar de miedo?
Ahora estaba debatiendo internamente conmigo mismo. ¿Salía corriendo o me acerba al ave?
No me dio a pensar mucho más, puesto que el águila extiende sus alas y vuela hasta colocarse en frente de mí. Por inercia retrocedo.
Una vez sus patas están situadas en la hierba, se acerca a mí. Abro mucho los ojos a la expectativa de lo que piensa hacer.
Extiende una de sus alas y me quedo maravillado por como los rayos del sol hacen que le dé un toque dorado en ella y seguramente si extiende la otra, tendría el mismo efecto.
Hasta que no me fijo bien en sus plumas no me doy cuenta de que entre ellas hay un pergamino enganchado.
Con el chillido del ave, mis ojos van a los suyos y de vuelta al pergamino. ¿Qué diantres quiere que haga? ¿Qué lo coja? ¿No me hará nada?
¡Vaya paleto que estoy hecho!
Alargo mi mano izquierda para poder llegar al papiro, el águila no hace ningún movimiento. Se queda lo más quieto posible.
El manuscrito esta enrollado con una cuerda fina de color dorado de nuevo y con el mismo cordel está sujeto al ala. Con ayuda de mi otra mano deshago el nudo con el cual está enganchado.
Una vez en mis manos lo desenrollo, leo por encima y no entiendo nada, está escrito en polaco. Mi mente fácilmente segundos después lo traduce y me quedo bastante sorprendido.
"La única persona que puede llegar a tener en manos el pergamino que esconde el águila blanca tras las alas, es la misma que puede adquirir los tres antídotos y un poder oculto"
¿Eso quiere decir que el único que podía ir y cogerlo era yo? ¡Que privilegio y que honor!
¿Quién habrá escrito a puño y letra las palabras escritas aquí?
Para los que no sepan, hace unos días, El mundo de Zarek quedó en el segundo puesto en los premios Sunrise Awards Winter Edition 2019 en la categoría Dark stars.
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