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—Como ya te comentamos, el edificio no estaba en Poznań, el edificio está situado y construido bajo en tierra en unas de las ciudades más importantes de Polonia, Gniezco. Esta ciudad es muy importante, si nos ponemos profundos, la ciudad de Gniezco es la cuna del estado. Fue la primera capital del país y también fue coronado Bolesław Chrobry como primer rey de Polonia. Por si no lo sabias estamos en el centro-oeste del país, en el centro regional de la gran Polonia. Gniezco está a cincuenta kilómetros de Poznań —cuenta Eunika. Puedo llegar a pensar que está empezando contar por aquí, para que comprendamos bien porque eligieron ese lugar para hacer el edificio y tener retenida a Nadzia.

—¿Entonces para que nos alejamos de allí si tenemos que volver de nuevo? No lo llego a comprender.

—¿No has llegado a pensar que si nos hubiéramos quedado a los alrededores, nos hubieran encontrado fácilmente? —Se queda en silencio por si quiero decir algo, pero sigue al ver que no hablo de nuevo —Bueno prosigo entonces. Hay varias leyendas en la ciudad de Gniezco, aunque solo te contare sobre una de ellas.

>> Hace ya más de mil años vivió un rey que gobernaba sobre las tierras que rodean el río Vístula en su desembocadura. Cuando el rey falleció, todas sus posesiones fueron heredadas a sus tres hijos: Lech, Czech y Rus. El reino no era lo bastante grande para dividirlo en tres partes, por eso mismo decidieron ir a buscar nuevas tierras.

Lech, al ser el mayor de los tres se convirtió en el nuevo jefe. Como era evidente sus dos hermanos se pusieron celosos de ello y a menudo había discusiones por quién era el mejor para ser el líder.

Viajaron por varios meses, hasta que ascendieron a una colina de verdes praderas. En la cima de esta, había un gran árbol sobre el cual un agila blanca volaba sobre él.

La frase de Lech al ver el águila fue esta: "¡El águila es un buen signo de Dios!". El hermano mayor trepó hasta llegar a la copa del árbol, pudo ver un nido de águilas blancas en una de las ramas. Una de ellas voló hasta él y no le permitió acercarse más. Lech siguió trepando más alto y pudo observar grandes extensiones alrededor de la colina.

Hacia el norte vio mucha agua. Hacia el oeste vio una llanura infinita y fértil; hacia el sur, colinas en las que las ovejas, vacas entre otros animales podrían pastar y finalmente al oeste había un maravilloso bosque.

Lech descendió hasta volver de nuevo con sus hermanos y contarles que había visto.

Aquí los caminos de los tres hermanos se iban a separar. Czech quiso ir al sur, Rus decidió irse al este. Mientras que Lech permaneció allí convirtiéndose en el primer duque de Polonia. Las personas comenzaron a construir un pueblo en la colina. Lech eligió al águila blanca con sus alas desplegadas como emblema. Llamaron al pueblo con el nombre de Gniezco, es decir "nido" en la lengua eslava antigua. La ciudad se convirtió en la capital que todos conocerían como Polonia.

Mientras tanto Rus, el cual partió hacia el este; fundó la "Rus de Kiev", más tarde conocida como Ucrania.

Czech que decidió quedarse más al sur, en la región Bohemia; fundó la republica Checa.

Cuenta también la leyenda o la historia; que años después los tres hermanos se volvieron a encontrar, no muy lejos de Gniezco y bautizaron ese lugar como Poznań, ciudad de su reencuentro >>.

—¿Cómo sabes tanto sobre la historia de Polonia? —Estoy verdaderamente asombrado —¿Tienes algún pariente de aquí o como me explicas que sabes tanto sobre lo que acabas de contar?

—Tú tienes tus habilidades, yo tengo las mías —me comenta con algo de reproche en su tono de voz —. A parte de todo eso, siempre me he interesado de que país viene mi nombre.

Verdad, todos nuestros curiosamente son Polacos.

—Lo que todavía no comprendo del todo es porque me cuentas una de las leyendas de la ciudad.

—Para que te culturices un poco y aprendas algo más de a qué ciudad vamos a ir y como se formó —me explica Eunika —. Todos los días aprendes algo y hoy no es la excepción. No seas un gruñón de primera y compórtate.

—¿Eso nos ayudara a llegar a Gniezco? —No quería sonar borde ni mucho menos, pero no tenía sentido alguno o eso creía yo.

—Si esperaras a que te explicaran todo sería todo más sencillo, lástima que tú lo complicas todo —no iba a conseguir nada replicando si lo que estaba diciendo ella era la verdad, y para que después se me vengan todos encima, me callo.

—Adelante —señale.

Mis ojos no se mantienen quietos en un punto fijo, no sé qué les pasa, están como descontrolados. Intento que se normalicen y que miren hacia Eunika, que es la que está hablando en estos momentos, ya que los demás están muy atentos a lo que va a decir.

—¿Estas bien hermanito? —me esfuerzo en que mi cerebro le llegue la información de que mire a mi hermana, pero parece ser que va con retardo.

¿De nuevo otra vez? ¡Florián me las va a pagar! Ahora no me he quedado ciego, pero veo borroso.

—Veo borroso, pero el oído lo tengo en perfectas condiciones, Eunika puedes seguir explicando.

Escucho un suspiro de parte de alguna de las personas presentes, no sabía quién había sido, puesto que no distinguía bien quien era quien.

—¿Has entendido bien la historia de los tres hermanos? —Pregunta la peli azul.

—Algo —digo dubitativo.

—Te hablare del águila blanca, la historia de ese emblema —explica Eunika —. Primeramente empezare por el significado de esta.

>>Según la leyenda — como he dicho anteriormente —, el Águila Blanca se originó cuando Lech, él mayor de los tres hermanos, el fundador de Polonia, descubriera un nido de águilas blanca, y considerando un gran presagio, fundó la ciudad de Gniezco —gniazdo, significa nido —. El águila desplegó sus alas y se alzó hacia el cielo, un rayo rojo cayó en sus alas, dándole una vista dorada, por lo que se veía más blanca>>.

>>Según la historia, los nazis encontraron objetos de oro del águila blanca en un histórico pueblo de Polonia, Biscupin, durante la ocupación del territorio polaco en la Segunda Guerra Mundial.

La versión actual del águila fue restaurada por una reparación constitucional en 1927. En el año 1945, el gobierno comunista, excluyó la corona de la cabeza del águila, al ser un símbolo monárquico y era opuesto a la igualdad que defendía el nuevo estado socialista. Agregando más cosas, sustituyeron las insignias de sus alas por estrellas. Años después; en 1990, se volvió a colocar la corona>>.

—¿Y ahora es la misma versión que la primera? No sé si se me ha entendido bien —digo.

—Lo he entendido perfectamente, aunque a veces, haya que "leerte entre líneas" —los presentes se ríen, menos yo —. Y si, volvieron a poner el símbolo original de 1927, con algunos cambios, pero mínimos.

—¿Ese águila aún existe? —Pregunto por curiosidad. Casi nada de lo que me cuentan a veces; y más si es serio, no lo hacen por hacer, debe ser importante.

Eunika sonríe abiertamente, parpadeo unas cuantas veces para ver lo menos borroso posible.

—No tengo ni la menor idea, pero quisiera descubrirlo —hace una pausa, y creo ver que mira fijamente a los demás —; y vamos a descubrirlo.

—Yo no pienso ir a ver si un águila todavía sigue en la cima de una colina. ¿Para qué quieres ir? No nos ayudara en nada, los animales no hablan.

—No hablaran, pero sí que nos va a poder ayudar; o eso creo —susurra lo último muy bajito.

—¿Los demás estáis de acuerdo? —Pregunto a todos los demás que han permanecido callados desde que ha empezado a contar las historias sobre Polonia y sobre su emblema.

Intento forzar la mirada para poder verles bien y Witold me regaña.

—No fuerces la vista, va a ser peor —me advierte —, y respondiendo a la pregunta. Yo si estoy de acuerdo con ella.

Uno a uno fueron diciendo sus respuestas. Todas ellas eran afirmativas y en verdad no me había sorprendido nada.

Resoplo por no hacer cualquier barbaridad, estiro mi cuerpo y mis brazos, cerrando los ojos intentando relajarme.

¡Están locos!

—Mi duda aún no ha sido aclarada —subo un poco mi tono de voz, al darme cuenta que se habían puesto a hablar entre ellos —. ¿Qué tiene el águila que pueda ayudarnos?

Se giran a verme y me miran como si fuese un bicho raro. Hago una mueca rara. ¿He dicho una tontería? No entiendo sus reacciones.

—Vale ya, no me miréis como si me hubiera convertido en un animal —les reprocho —. Os voy a cambiar la pregunta, a ver si con esta no me ponéis mala cara. ¿Cuándo partimos hacia esa colina?

Tenía un presentimiento, el cual era que no íbamos a durar en este hotel más de veinticuatro horas.

—Esta misma madrugada —se me sale una sonrisa.

—¿Por qué sonríes? —Pregunta Witold.

—¿Esta prohibido hacerlo o qué? —He sonado algo borde, pero es que parece ser que no les gusta que este de buen humor, y cuando estoy de un humor de perros, también se quejan. ¿Quién les entiende?

—Bueno, bueno, silencio. Debemos descansar un rato, ya que vamos a viajar de noche y es mejor mantenerlos alerta en todo momento —por primera vez escucho a Dagmara interactuar.

—Y yo que quería disfrutar unos días en un lugar tranquilo —me quejo.

—En serio que eres el mayor quejica que he podido conocer en mi vida —se podría quedar más a menudo callada por favor.

—Aquí parece que todos os podéis expresar libremente menos yo. ¡Bravo! —Me levanto del sofá con todas las miradas posadas en mi persona. Le aplaudí a Dagmara antes de salir de allí.

El cuarto estaba tras una puerta corrediza, me había olvidado de coger la mochila que estaba a un lado del sofá en donde me encontraba sentado yo.

Me adentro en la habitación, enciendo la luz y me giro un segundo para poder dejarla con un hueco abierto.

Cuando me doy la vuelta de nuevo, la figura de una persona me da la bienvenida. Casi pego un bote en el sitio, y lo primero que se me viene a la cabeza es gritar.

—¡Chicos! —Chillo lo más alto posible — ¡Chicos! —Vuelvo a hacer lo mismo. Escucho pasos venir hacia mi posición.

Witold es el que llega primero y abre fuerte y rápido la puerta. En la cara se le nota la preocupación.

—¿Qué pasa? ¿Para qué chillas como un energúmeno? Por si no lo habías notado estamos en un hotel, no en tu palacio —se nota que todavía no ha alzado su mirada para poder ver al sujeto que está delante de mí.

—Míralo por ti mismo —señalo hacia delante.

La persona que estaba en frente de nuestros ojos, se encontraba totalmente desfigurada. No se podía apreciar bien si era un hombre o una mujer. La ropa la traía rasgada, partes de su piel se podían ver con sangre y barro. El flequillo no nos dejaba apreciar bien su cara, además también tenía heridas abiertas por ella.

—¿Tienes alguna idea de quien pueda ser? —Susurro a Witold.

—Ayu-ayu-ayudadme —suplica con poca voz. Witold me mira a mí y yo hago lo mismo con él.

¿Dónde están los demás? Se supone que venían todos juntos. Mire por encima de mi hombro sin siquiera girar mi cuerpo y ahí los vi; escondidos tras la puerta.

¡Qué cobardes que son!

—¿Quién eres? ¿En qué te podríamos ayudar nosotros? —Aún estaba con la mirada fija en los cobardes y en cuanto escuche la voz de Witold, me fije en él.

—Me están persiguiendo y me quieren matar —me quedo atónito.

—A nosotros también, aunque no sé muy bien, si nos quieren vivos o muertos —mis palabras parecían un chiste, pero eran reales.

El cuerpo del sujeto estaba temblando muchísimo y estaba inestable, parecía que si no se sentaba en alguna parte, se iba a desplomar de un momento a otro.

Witold igualmente lo había visto, de inmediato reacciono y avanzo hasta la persona. Pensaba que le iba a hacer sentarse en le iba a sentar en la butaca que estaba en la habitación, pero como casi siempre me equivoque.

Daban pasos muy cortos por la persona desconocida aun, pasaron por mi lado para poder llegar a la puerta. Creo saber dónde la lleva.

Cuando salgo de la habitación los demás todavía siguen allí sin saber qué hacer y mirando perplejos hacia la dirección por la que se ha ido Witold y la persona desconocida.

—¿Qué hacéis ahí parados como unos pasmarotes? ¡Moveos! —Indico alzando un poco mi voz para que reaccionaran y fueran a la "sala" donde creo que podría haberle llevado.

Esto es increíble, siempre que tenemos un plan, algo o alguien nos lo chafan de una manera u otra y lo tenemos que atrasar.

—¿Y esa cara Zarek? —Bufo en respuesta a la pregunta de Alenka.

—No te preocupes hermanita.

Ninguno de nosotros entro en la sala, nos quedamos a unos pasos. Witold, estaba hablando con la persona y justo ahora le estaba preguntando el nombre.

—¿Cómo te llamas? —Witold no hablaba muy alto por si se asustaba. Nosotros estábamos atentos a la respuesta para poder saber quién era.

—Halina, Halina Wrona —no me suena ni el nombre, ni el apellido.

Contemple la mirada de los demás y ellos tenían los ojos abiertos de par en par.

—¿Sabéis quién es? —murmure. Ellos asintieron — ¿Y porque yo no tengo ni pajolera idea de quien diantres es? —Lo único que saben hacer es encogerse de hombros.

—¿Qué haces aquí y quién te hizo eso? —Pregunto con un tono duro Witold — ¡Chicos, salid!

Los chicos fueron entrando a la sala dejándome allí solo, parado, sin mover mis pies del suelo para seguir a los demás.

—Zarek, tú también. Halina nos va a contar porque y quien le hizo esto —no me moví, seguía inmóvil — ¿Zarek? Te estoy llamando joder, ven de una vez.

Tenía algo en mente de lo que podía pasar en breves. Mis ojos se estaban volviendo rojos.

¿Me extrañabas? ¿Este hombre no se cansaba nunca de interactuar conmigo por la mente? A mí me estaba estresando.

Yo que venía con buenas intenciones a darte información de primera mano, pero lastimosamente no la quieres, así que me despido que bien sabe jugar sus cartas.

—Ni se te ocurra —él ríe — ¿Que podrías decirme que me interesaría?

Pues que le ha pasado a esa chica que en estos precisos momentos está sentada en uno de los sofás de tu habitación del hotel donde os encontráis —a veces daba miedo como sabía dónde me encontraba.

¿Qué le habéis hecho tú y Jedrek? —No estaba totalmente seguro de ello, pero era lo más probable.

—¿Hemos sido nosotros? —Responde haciendo otra pregunta. Y gruño.

—No te hagas el inocente, que no te sale Florián. ¿Qué le habéis hecho? ¿Torturarle para sacarle información? ¿Qué tiene que ver ella conmigo? No la conozco en absoluto.

—Yo no he hecho nada esta vez, ha sido tu hermanito.

—¿Desde cuándo echas las culpas a otros? Eso es de cobardes.

¿Y tú no eres un cobarde también? Que yo sepa os estáis encendiendo de mí y más tu que los demás.

—Sabes que no me escondo, sé que tú puedes ver donde estoy o sentirlo. Todavía no me queda del todo claro, cuál de las dos opciones es la correcta .Bueno... ¿me vas a decir de una vez lo de la chica o qué?

—Que impaciente dios mío. Jedrek quiere más información sobre ti y de otras cosas que no te incumben saber aún. Halina, sabe más de ti, que tu familia misma, tu hermanastro lo sabía de primera mano, así que sin dudarlo ha ido a por ella.

—¿Cómo es que yo sin conocerla, ella sabe tanto de mí?

—No es una pregunta a la cual le pueda dar una respuesta — ¿enserio?

—¿Y qué me dices del paradero de Nadzia?

—Has tardado en preguntar sobre la mocosa —ríe . No te desesperes, está en buenas manos —suelta una carcajada.

—A tu cuidado nadie estaría a salvo —dije.

—Pues tu hermanastro es peor —aclaró.

Mi cuerpo ya tenía movilidad. Al menos esta "llamada" me había salido rentable, ya que descubrí varias cosas. 

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